02/2022 La perrita regateadora Página 20 Desear a Jesús Página 24 123 sandías Página 28
Misión: Un camino de doble vía
10 Ser misionero me cambió la vida Andrew McChesney
14 Una visión experimentada Oscar Osindo y Cheryl Doss
16 ¿Rico o pobre? Raian Villacruel Imagen de portada: Everste / iStock / Getty Images Plus / Getty Images
17 Voces jóvenes ¿Cómo defines el éxito? Beersheba Jacob 18 Perspectiva mundial Una luz maravillosa de la Palabra de Dios Michael Ryan 20 En qué creemos: Mayordomía La perrita regateadora Ray Hartwell 22 Fe en acción Un refugio seguro Zachary Kirstein 24 Descubramos el Espíritu de Profecía Desear a Jesús David Williams 26 Respuesta a preguntas bíblicas Pregunta sobre las apuestas 27 Salud y bienestar ¿Es para todos la misión? 28 ¿Puedo contarle una historia? 123 sandías 30 Fe en crecimiento Los cuervos gordos Homer Trecartin
Colorear más allá de las líneas BILL KNOTT
Una de las primeras historias alojadas en la imaginación de mi niñez se relaciona con la misión. La parábola que contó Jesús del sembrador y la semilla (Mat. 13; Mar. 4; Luc. 8) ocupaba un lugar preponderante. Ilustraba con claridad la obligación continua de cada cristiano de ser testigo, —aun a los cuatro años— como alumno de la clase de Escuela Sabática de Infantes. Recuerdo tomar los lápices de color para pintar imágenes del intrépido sembrador que esparcía la semilla en diversos tipos de suelo: la tierra rica y oscura; las briznas verdes de trigo; el suelo duro y gris donde no crece nada; las aves que devoran el grano, y los frondosos cardos que agostan la semilla germinada. Sí, a los cuatro años sabía que era una señal de advertencia. No todas las semillas darían una buena cosecha. El mundo estaba lleno de amenazas, tanto físicas como espirituales. Y al igual que un millón de otros pequeños adventistas que coloreaban las mismas imágenes, me veía como el osado sembrador, –el que siembra toda la semilla– si bien la parábola que Jesús contó jamás lleva a cabo esa conexión. La lección parece clara: sigamos sembrando, por más que solo parte de la semilla dé buena cosecha. Pero entonces, por medio de la gracia y con el tiempo, «dejé lo que era de niño» (1 Cor. 13:11). Comencé a aprender que, en lugar de identificarme tan solo con la tarea heroica de esparcir la semilla, había otras cosas útiles que podía realizar para hacer crecer el reino de Dios. Primero de todo, podía ayudar a espantar las aves ladronas que sobrevuelan los extremos de toda congregación, protegiendo así a los vulnerables de herejías y fanatismos. Podía romper el terreno pedregoso mediante una atención bondadosa y constante de las necesidades reales de los nuevos creyentes: apoyando sus matrimonios, su tarea de padres, y sus nuevas decisiones de estilo de vida. Aun los cardos –«las preocupaciones de esta vida» (NVI)– podían ser arrancadas cuidadosamente mediante una enseñanza sabia y paciente sobre la mayordomía, para los nuevos cristianos. Aprendí que la misión no implicaba hacer una sola cosa –sembrar– sino ayudar a construir un ecosistema de fe en el cual la clara proclamación de la Palabra estuviese a la altura de una atención cuidadosa de los oyentes, y se viese apoyada por una comunidad solícita de creyentes establecidos. No nos atrevemos a decir: «No es culpa nuestra si las aves se comieron la semilla». No nos encogemos de hombros e implicamos que es culpa de los oyentes cuando las deudas y los problemas matrimoniales ahogan sus recientes compromisos con Cristo. Según la parábola de Jesús, estamos también en este campo, y no solo como los afortunados que avanzan hacia la madurez cristiana. Tenemos un pacto con todos los que son alcanzados por la Palabra de Dios, ofreciéndoles un lugar seguro y rico donde puedan florecer. El Señor de la cosecha, el que inicia el proceso al sembrar la semilla en nuestros corazones, no espera menos de nosotros.
Creemos en el poder de la oración, y aceptamos pedidos de oración que compartimos en nuestro culto semanal de cada miércoles por la mañana. Envíe sus pedidos a prayer@adventistworld.org, y ore por nosotros mientras trabajamos todos juntos en pro del progreso del reino de Dios.
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Instantánea
Sandra Björk Ó. Bjerkan graba un podcast de la Guía de Estudio de la Biblia para la Escuela Sabática, en el estudio de Hope Channel Noruega en noviembre de 2021. Ella es integrante de un grupo de jóvenes que participa de esta iniciativa. Fotografía: Tor Tjeransen/Adventist Media Exchange (CC BY 4.0)
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Noticias breves
«En el país se restringieron las reuniones presenciales. Desde que el coronavirus se convirtió en pandemia, casi todas las iglesias de Mongolia han estado cerradas, lo que parece haber llevado a un alejamiento de Dios. Durante esos momentos de tantos desafíos, la fe de muchos miembros se ha debilitado». – Sansartsetseg Altantuul, misionero en la Misión de Mongolia, respecto del primer encuentro en línea del territorio. Debido a la pandemia, en 2020 y 2021 no se pudo organizar el encuentro anual. El evento virtual contó con seminarios centrados en los ministerios de mujeres, la familia, la salud, los niños, los medios y la Escuela Sabática. También hubo un programa de entrevistas, una película, momentos para los niños y ejercicio físico.
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El número de familias atendidas por un pequeño equipo de Escrito Está, el programa en español del ministerio It Is Written, que viajó a Guatemala a distribuir filtros de agua a una comunidad que los necesitaba con desesperación. El equipo ayudó a distribuir los filtros y compartió un mensaje especial. «Dios ama a la gente de Moyuta. No los hemos olvidado. Cada vez que beban esta agua, recuerden a aquel que ha prometido darles el agua de vida. Si beben de ella, ya no tendrán más sed. Confíen en el amor de Jesús».
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gt29 / iStock / Getty Images Plus / Getty Images
En Nueva Bretaña Oriental (Papúa Nueva Guinea), once personas se graduaron de un programa de alfabetización para adultos organizado por la iglesia adventista local, con el apoyo de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales y la Misión de Nueva Bretaña y Nueva Irlanda. El programa ha tenido un impacto significativo en la comunidad de Mandress, al enseñar a los participantes a leer, escribir, contar, multiplicar y dividir. La capacitación también cubrió temas tales como: presupuesto familiar, planificación familiar, violencia de género, protección infantil, salud familiar, medio ambiente y conservación, contaminación, derechos humanos y sistema judicial.
Misioneros Se les preguntó a los misioneros:
¿De qué manera se sintió realizado espiritualmente durante el tiempo que prestó servicios en el campo misionero? 12% Algunas veces 30% Frecuentemente 58% Siempre
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Fuente: Datos suministrados por la Secretaría de la Asociación General, del Estudio Piloto de Misioneros que Regresaron a cargo de Kevin Petrie y el Equipo de Investigación sobre Misioneros, Colegio Terciario de Educación Superior Avondale (2018). 4
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Noticias breves
«Armamos camas en el auditorio. Teníamos muchos colchones que trajimos de las cabañas. Llenamos cada rincón del lugar. Aún estoy hallando colchones en lugares donde jamás pensé que estarían». – Evy Conner, del personal del Campamento Hope, al referirse al momento en que albergaron a 271 viajeros varados debido a los aludes por sobre una ruta cercana. La Radio Pública Nacional de los Estados Unidos se refirió al trabajo del campamento adventista, que se encuentra en Columbia Británica (Canadá). El campamento cobró relevancia en 2021 cuando la región experimentó una serie de catástrofes naturales, lo que incluye incendios forestales y grandes inundaciones. En repetidas ocasiones, el campamento ha ayudado a personas que perdieron sus casas o necesitaban un lugar donde alojarse, algunos incluso a largo plazo.
7,4% El promedio de crecimiento de los bautismos en Samoa en los últimos diez años. Es el más alto en la Unión Misión del Transpacífico. Enfocarse en la comunidad ha sido de ayuda para que la Iglesia Adventista de Samoa alcance esas cifras. Mes por medio, la iglesia dedica un sábado a la obra comunitaria. Los miembros vistan los hogares, oran por las personas y llevan a cabo cultos familiares. Si ven una necesidad, regresan durante la semana para ayudar.
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«Permanecer activo en el club y en la iglesia es fundamental para mantener viva la fe de cada miembro. A esta edad, quieren experimentar un sentido de pertenencia. Quieren sentirse útiles. El programa Desbrava+ está allí para darles un pequeño empuje, para que puedan desarrollar habilidades y seguir siendo parte del club que tanto aman. Al hacerlo, pueden continuar siendo influidos por un ambiente cristiano». –Udolcy Zukowski, director de Conquistadores de la División Sudamericana, sobre una nueva iniciativa que anima a los Conquistadores que cumplen 16 años, a que permanezcan involucrados en las actividades del club y participen de una clase de capacitación en liderazgo, tomen clases del programa regular o aun asuman funciones de apoyo del liderazgo. (->) Noticias de la División Sudamericana AdventistWorld.org Febrero 2022
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Noticia en detalle
ADRA hace más que llenar estómagos vacíos
La agencia está fomentando la seguridad alimentaria en África.
Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales, y Adventist Review
Por ser un proyecto creado para luchar contra el hambre, se podría asumir que el objetivo principal sería llenar estómagos vacíos. Pero el objetivo último de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) es incrementar la resiliencia de las comunidades a las que sirve. Según informaron los líderes de la agencia, un proyecto reciente ha tenido el mayor éxito histórico en 16 países del continente. Cuando la devastación de la pandemia del Covid-19 se hizo evidente, la sede regional de ADRA en África se asoció con el Ministerio de la Mujer y el Departamento de Jóvenes de 16 países para tratar de garantizar que las comunidades no pasaran hambre durante la crisis. La pericia de ADRA y los recursos de la iglesia se asociaron para capacitar a las mujeres y los jóvenes, para que cultiven huertas sustentables, tanto caseras como comunitarias. A su vez, estos voluntarios capacita-
ron a personas de sus comunidades y también les dieron semillas y herramientas, enseñaron clases de cocina, y crearon conciencia sobre la prevención del Covid-19 y la reducción de riesgos. Una y otra vez, los resultados mostraron que las personas pudieron alimentarse y alimentar a sus familias a partir de esas huertas. También ganaron dinero al vender los sobrantes y proveer para sus vecinos. Las técnicas que aprendieron garantizaron que las huertas fueran climáticamente seguras y sustentables. Asimismo, la capacitación adicional que recibieron les enseñó cómo sacar el mejor provecho de su producción. El equipo de ADRA en Zambia se refirió a su participación en el proyecto como «evangelismo de huertas», porque se conectaron con la gente de la comunidad y llevaron la compasión a la acción al servir a otros. Solo en Zambia, ADRA capacitó a noventa jóvenes y mujeres en las zonas más
Yorantha, líder de jóvenes en Zambia, ayudó a enseñar cómo hacer una huerta. ADRA 6
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azotadas por la enfermedad, y esas noventa personas esparcieron la noticia y capacitaron a más de seiscientas personas de sus comunidades. Según Yorantha, una joven de Zambia: «Este Proyecto no se detendrá aquí. Oramos para que Dios continúe dándonos conocimiento y sabiduría, para que podamos ayudarnos mutuamente. Animamos a los que son capacitados por ADRA, para que no se contenten con volver a sus casas sin poner en práctica lo que han recibido. Trabajamos para el desafío. Si no tenemos tierras, también se nos ha enseñado a plantar en una bolsa o en botellas usadas. Nadie tiene excusa. Estamos entrenados para todo. Por ello, agradecemos a ADRA. Que ese espíritu continúe, y que Dios les permita seguir capacitando a mucha gente». Este éxito en cadena fue el mismo en cada país, excediendo los objetivos en más de un 950 por ciento en algunas zonas. Las familias y las comunidades pudieron proveer para ellas y mostrarse realmente resilientes en medio de una crisis global. El proyecto tuvo éxito por muchas razones, según los líderes de la iniciativa. Las sociedades estrechas entre ADRA y los Ministerios de la Mujer y los Departamentos de Jóvenes implicó la combinación de recursos para un mayor impacto. Y fue liderado por la comunidad. El proyecto mostró la importancia de amar al prójimo. «Nos encantó saber que los nuevos agricultores compartieron lo que cosecharon con otros miembros de la comunidad que cayeron enfermos y no podían proveer para sí –informaron los líderes de ADRA–. Muchos también hicieron la milla extra para capacitar a otros».
Noticia en detalle
Adventistas reciben a familias afganas en los Estados Unidos
El Servicio Comunitario Adventista está distribuyendo artículos de primera necesidad.
Evan Knott, Columbia Union Visitor, y Adventist Review
Cuando familias de Afganistán llegaron a los Estados Unidos después de su rápida evacuación de ese país asolado por la guerra, el Servicio Comunitario Adventista (ACS por su sigla en inglés) se acercó para prestar ayuda. El equipo de ACS de la Asociación de Chesapeake respondió a la crisis al recibir a los evacuados en el Aeropuerto Internacional Dulles, a comienzos de septiembre, y les brindó atención emocional y espiritual como parte de su sociedad continua con la Cruz Roja de los EE.UU. ATENCIÓN Y AMOR POR LOS EVACUADOS
La mayoría de los evacuados atendidos eran ciudadanos estadounidenses que regresaron a los EE. UU. debido a la veloz retirada militar. Algunos estadounidenses eran de ascendencia afgana, lo que incluyó individuos que tuvieron que dejar a sus familiares en ese país en guerra. «Son personas que tienen que reiniciar completamente sus vidas –dijo Ignacio Goya, director de ACS en la Asociación de Chesapeake–. Muchos están conmocionados. Estamos aquí en estos momentos de cambio, estrés y soledad. Estamos aquí para mostrarles atención y amor, y para que sepan que no están solos». Los integrantes del equipo de ACS también ofrecieron apoyo a los voluntarios y empleados del gobierno que trabajaron largas horas, muchos de los cuales se sintieron abrumados por lo que estaban viendo. «Nadie se ha detenido a preguntarles cómo se sienten –dijo Goya–. Trabajar en una situación de crisis es estresante. Imaginen tratar de ayudar a una persona tras otra durante diez horas seguidas. Muchos se sienten frustrados porque
Las iglesias adventistas están ayudando a que muchos refugiados afganos se reubiquen en los Estados Unidos. Asociación de Chesapeake
no tienen suficientes recursos para ayudar a los que llegan, así como les gustaría hacerlo. Por ello, los escuchamos y lloramos con ellos, mostrándoles amor y cariño». Los últimos esfuerzos han pasado de brindar atención emocional y espiritual a organizar apoyo a largo plazo para los evacuados. AYUDA PARA LA REUBICACIÓN
Para diciembre, ACS Chesapeake había podido ayudar a 340 familias afganas reubicadas en su territorio (Delaware y la mayor parte de Maryland), brindándoles alimentos y artículos básicos para que reconstruyan sus vidas. «No solo les damos alimentos o un canasto de bienvenida; compartimos el amor de Jesús con ellos –dijo Goya–. De eso se trata ACS; de eso se ocupa la Iglesia Adventista». Las iglesias de la Asociación de Chesapeake respondieron a la solicitud de donaciones de artículos de primera necesidad, como por ejemplo elementos de limpieza, de higiene personal y equipos básicos de cocina. En sociedad con ADRA, ACS de la Asociación de Chesapeake, de la Unión de Columbia y de la División Norteamericana organizaron las
donaciones en canastos de bienvenida y los distribuyeron personalmente en alojamientos temporarios. Para quienes participaron en la distribución de los canastos de bienvenida, la interacción con los refugiados ha sido conmovedora e inspiradora. «Honestamente, esta experiencia ha sido transformadora –dijo Kleyton Feitosa, pastor de la iglesia adventista Living Word en Glen Burnie (Maryland)–. Hemos estado escuchando las historias y viendo imágenes en las noticias, pero se torna real cuando estamos en contacto directo con las familias y vemos sus necesidades». ACS Chesapeake sigue asociándose con agencias del gobierno local para brindar apoyo y ayuda logística a los refugiados. «Como remanente en estos últimos días, nuestro propósito es ser personas que se ocupen de las necesidades de otros –dijo Goya–. Cuando las percibimos, buscamos satisfacerlas y pasar tiempo con ellos para ganarnos su confianza, estando listos para cuando el Espíritu Santo toque sus corazones y podamos invitarlos a seguir a Jesús».
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Noticia en detalle
Más de cien amigos en un estudio bíblico
Empresario brasileño está alcanzando a sus colegas.
Charlise Alves, para División Sudamericana, y Adventist Review
Martinho Ferreira de Moura, asesor de la Asociación de Empresarios Adventistas de Brasil, recuerda que cuando tenía diez años sus padres lo animaron a compartir activamente sus creencias. Cada sábado, distribuía impresos adventistas en el norte de Río de Janeiro. Han pasado décadas desde esa experiencia, pero esas primeras enseñanzas aún ocupan un lugar en su corazón. Como miembro activo de la Iglesia Adventista Central de Río de Janeiro, Moura halló una manera creativa de compartir la verdad de Dios con sus amigos. Moura, un experimentado empresario, ha sido presidente de una asociación de transporte y actualmente es miembro de la Cámara Interamericana de Transporte. Su experiencia laboral ha expandido significativamente su red de influencia y le ha permitido conocer a empresarios de todo el país. Muchos llegaron a ser sus amigos. Dado que la mayoría de ellos vive en otras ciudades, suelen contactarlo en línea. UN MENSAJE QUE COMPARTIR
Cierto día, Moura tuvo la idea de comenzar a enviar breves mensajes
devocionales vía WhatsApp. Escogió «Cada día con Dios», de Gilson Brito. Son mensajes inspiradores de cinco minutos basados en la fe y la Biblia. Al comienzo, envió sus mensajes a un grupo de veinte amigos. Pronto, la iniciativa creció. La lista de contactos de Moura se incrementó casi por seis, alcanzando a 114 amigos de todo Brasil. El grupo recibe el video devocional diario y la iniciativa hasta tiene nombre: Amigos que comparten esperanza con amigos. Moura dijo que muchos de sus amigos tienen preguntas sobre los temas desarrollados en los mensajes. Él dedica tiempo a ayudarlos a comprender mejor la reflexión del día. IMPACTO DE LA INICIATIVA
Fernando Carneiro es también un empresario del transporte. Es uno de los 114 que reciben el devocional diario enviado por Moura. En el mundo empresarial son competidores, pero el respeto y la amistad de veinticinco años supera su desempeño laboral. Carneiro no es adventista, pero le gusta compartir mensajes de Jesús. Decidió comenzar un grupo para reenviar los mensajes a su red de familiares y amigos. Entonces halló
Moura comparte su fe durante una reunión con amigos y colegas. Cortesía de Martinho Moura 8
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que algunos de sus contactos estaban compartiendo esos mensajes con sus propios contactos. «Es gratificante intercambiar experiencias con mis amigos», dijo Carneiro. Pero no se detuvo allí: comenzó a leer la Biblia y a profundizar conocimientos sobre los temas analizados. En particular, le llamó la atención el libro de Daniel, lo que lo llevó a estudios adicionales. REUNIONES EN LÍNEA Y PRESENCIALES
Pronto, el grupo discutió la idea de reunirse en persona. Carneiro asistió, junto con quince de sus amigos. Bajo el liderazgo de Moura, los participantes tuvieron la oportunidad de elegir un tema. «El tema con más votos fue la vida después de la muerte», dijo Moura. Otros temas cubiertos fueron la resurrección, los dones espirituales, el regreso de Cristo, el sábado como día de reposo, el fin del mundo, el Espíritu Santo, la predestinación, los milagros, la salvación y la Ley de Dios. Moura dijo que Gilson Montin, el pastor de su iglesia, suele estar disponible para aclarar las dudas de los participantes y brindar una información más profunda sobre los temas, según sea necesario. La idea ahora es seguir expandiendo el grupo. Moura lo dice así: «Nuestro objetivo es animar a otros empresarios para que compartan el evangelio de Cristo en su área de influencia».
Enfoque de noticias División de África Meridional y Océano Índico
4.262.871 Número de miembros de la División de África Meridional y Océano Índico al 4 de noviembre de 2021
120 Cada sábado, la iglesia adventista District Six en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), sirve 120 platos de comida. Durante la pandemia, la iglesia no pudo reunirse durante largo tiempo. Entonces, los miembros escogieron en cambio ministrar a los que viven en la calle. La iglesia se asoció con la comunidad para ayudar de diversas maneras. Esta interacción mostró a los miembros de iglesia que la asistencia temprana a las familias a menudo previene que una crisis llegue a ser una catástrofe y, en algunos casos, previene que queden en situación definitiva de calle.
«Somos un movimiento con destino. No lo olvidemos. Puede que parezca que este barco, Sion, es azotado de un lado a otro como si fuera a hundirse. Pero alguien vio que este barco llegará al puerto. Mantengámonos unidos. Permanezcamos en el barco, y el Señor nos bendecirá grandemente». –Solomon Maphosa, presidente de la División de África Meridional y Océano Índico, durante una reunión de pastores de la Asociación de Trans-Orange en Johannesburgo, Sudáfrica. Maphosa animó a los pastores para que sigan enfocados en la misión de la iglesia.
«Cuando nos reunimos con los líderes adventistas de Zambia, una de las áreas de mayor preocupación fue la educación adventista. Hay más de 1,3 millones de adventistas en el país, y solo unas pocas escuelas adventistas. Esperamos ayudar a cambiar la trayectoria de cómo se usa la educación adventista para servir al país». –Kyle Fiess, vicepresidente de proyectos de voluntarios de Maranatha Volunteers International, sobre su sociedad con los líderes adventistas de Zambia. En 2021, Maranatha proveyó 232 pozos de agua y 82 «Iglesias de Un Día» en el país, además de los proyectos de expansión y mejoras en la Escuela Secundaria Emmanuel y en la Escuela de Liumba Hill. (^-)
18 El número de niños que se graduó de «El lugar de bendiciones» en Thamaga (Botsuana). Este es uno de los varios centros que coordina Susan Williams, directora de Ministerios de la Mujer de la Unión Asociación de Botsuana, con el apoyo de donantes privados. Los centros brindan educación integral a jóvenes estudiantes de comunidades de Botsuana con escaso acceso a servicios sociales, lo que incluye a niños huérfanos, vulnerables e indigentes.
Maranatha Volunteers International AdventistWorld.org Febrero 2022
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Enfoque
Ser misionero me cambió la vida Los misioneros van a llevar el evangelio, pero en el proceso, encuentran que sus vidas son transformadas. ANDREW MCCHESNEY
Todo el que ha sido misionero –ya sea dentro o fuera de su país– le dirá que «la misión es una calle de doble vía». Uno da a los demás, pero también recibe. Las siguientes perspectivas e historias sobre la obra misionera adventista en diversas partes del mundo lo ilustran. —Los editores.
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E
l fuego de artillería pesada comenzó abruptamente en Juba, la capital de Sudan del Sur. El misionero y médico argentino Peter Fenoy salió corriendo de su oficina en el complejo de la sede de la Iglesia Adventista. Al hacer un entrenamiento en seguridad le habían enseñado cuán peligroso era permanecer en el edificio durante un ataque, ya que allí dentro tenía más probabilidades de salir herido que si permanecía en la calle. Lo más seguro era estar contra el piso, cerca de una pared. Peter vio adultos en el piso y niños corriendo. Escuchó que caían los proyectiles. Buscó a su esposa Natasha. No estaba por ningún lado. «¡Natasha! ¡Natasha!», la llamó. Corrió de regreso al edificio, donde halló que Natasha seguía escribiendo un informe en su computadora. —¿Qué estás haciendo? –exclamó. Natasha lo miró. Su rostro no denotaba emoción. —Si sucede, sucede –le contestó–. Si no, aún no es nuestra hora. Fue entonces que Peter comprendió cuán profundas cicatrices le había dejado de niña la guerra civil en su Osetia del Sur natal, en la ex Unión Soviética. Mientras la artillería caía sobre Sudán del Sur, ella no sentía nada. Su actitud era: «Si me muero, me muero». Peter y Natasha se habían mudado a Sudán del Sur para llevar sanación a personas afectadas por veintidós años de guerra civil. Los tres años allí también ayudaron a que Natasha sanara y superara los traumas de la niñez, entendiendo en el proceso que la guerra no es algo normal. «Cuando fui al África, aprendí qué anormal es la guerra –dijo Natasha–. Jamás había escuchado del trauma que los conflictos armados dejan en una persona y de cómo cambian su personalidad». (Vea la historia completa en página 12). POR QUÉ CAMBIAN LOS CORAZONES
La experiencia transformadora de Natasha se ha repetido en la vida de muchos misioneros, dicen los líderes de la iglesia. Cada misionero que se entrega al Espíritu Santo experimenta un cambio de corazón. Los misioneros van a compartir el evangelio, pero descubren que el evangelio marca una diferencia en sus propias vidas. «Lo que escucho una y otra vez es alguna variación de la expresión: “Esperaba ayudar a la gente, pero en realidad, yo fui el bendecido” –dijo Gary Krause, director de Misión Adventista y quien de chico se crio en el campo misionero–. De hecho, la escucho tan a menudo que es casi un cliché». Para ser misionero, es indispensable estar dispuesto al cambio, dice Oscar Osindo, director interino del Instituto de Misión Mundial de la Asociación General, que ofrece capacitación intercultural a todos los misioneros de la iglesia. Al aceptar el llamado al servicio, un misionero deja una cultura familiar y viaja a lo desconocido, de la misma manera en que Jesús dejó la comodidad del cielo por este planeta oscuro. «Los misioneros al encarnar la vida de Cristo en una cultura diferente, se ven reflejados en otros, y la cruz de Cristo destruye el muro de división con los demás –dijo Osindo–. La sangre de Fotografía: Craig Philbrick
Cristo une a los dos en una humanidad, y el misionero nunca más será el mismo». Miles de adventistas han dejado sus hogares para cumplir la Gran Comisión de Jesús, que dijo: «Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mat. 28:19, 20). En la actualidad, hay unas cuatrocientas familias que prestan servicios a largo plazo como Empleados del Servicio Interdivisión, y otros cientos que participan como voluntarios a corto plazo como parte de Servicios Voluntarios Adventistas. También van como pioneros de Misión Global, alcanzando a los grupos no alcanzados de sus propios países. Están los «fabricantes de tiendas», que usan sus profesiones para trabajar en países con restricciones, los voluntarios del Movimiento de los Mil Misioneros en Asia y los ministerios de apoyo como Adventist Frontier Missions en los Estados Unidos. La mayoría de los misioneros busca crecer y cambiar para cumplir su llamado, –dijo Cheryl Doss, experimentada misionera que acaba de jubilarse como directora del Instituto de Misión Mundial. «Las experiencias que tienen, los desafíos interculturales que enfrentan, las pruebas y tribulaciones que siempre se presentan en el campo misionero, implican que tienen que cambiar o fracasarán –dijo ella–. Así la mayoría llega a tener un corazón servicial, abierto a las necesidades del mundo». Para Osindo, solo los misioneros que resisten obstinadamente, no experimentan cambios, y añadió que los que se resisten «nunca terminan el período de servicio o lo pasan muy mal». Los misioneros que se entregan a Dios y permiten que sus corazones sean moldeados por él tienen historias destacadas, dijo. «Aprenden a confiar más en Dios, y viven para contar historias increíbles», explicó. AdventistWorld.org Febrero 2022
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Natasha y Peter Fenoy
PRIMERA HISTORIA
De guerra en guerra
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atasha Fenoy tenía diez años cuando un bloqueo y la artillería pesada la llevó a huir de su pueblo en Osetia del Sur, una región que se separó de la exrepública soviética de Georgia. El pueblo quedó sin agua, alimento, electricidad y servicios médicos durante la guerra civil de 1991-1992, mientras crecía la presión para que los residentes se rindieran. Cuando todo parecía desesperado, un joven de veintitrés años organizó un convoy de camiones para evacuar a los niños hacia una zona tranquila. Los padres de Natasha la despertaron a las tres de la madrugada para que se uniera al convoy. Para llegar a los camiones, ella y su hermano tenían que cruzar la Sovetskaya Ulitsa central, la «avenida de la muerte», como la llamaban, porque francotiradores vigilaban la calle desde una colina cercana. «Llegamos hasta la calle y esperamos –recuerda Natasha–. Los padres le dijeron a un niño que corriera. Vimos que las hojas caían por los disparos de un francotirador. Esperamos un poco más, y entonces mi madre empujó a mi hermano y le dio la orden de correr». El francotirador abrió fuego cuando fue el turno de Natasha de correr. Sintió el aire caliente cuando la bala le pasó cerca, y percibió que las hojas de los árboles caían. Ella y su hermano quedaron separados de sus padres por un tiempo, pero finalmente llegaron a un lugar seguro. Años después, Natasha conoció a Peter, que por entonces trabajaba con una organización asistencial en Osetia del Sur. Al tiempo se casaron. Los recuerdos de su traumática niñez regresaron después de que Natasha y Peter se trasladaron a Sudán del Sur. El incidente de los proyectiles que caían mientras Natasha permanecía trabajando en su computadora sucedió hacia el final de la guerra civil. Después de un acuerdo de paz firmado en 2005, los niños soldados fueron desmovilizados, y Natasha trabajó con muchos de esos niños traumados. «Leí sobre cómo trabajar con ellos, y aprendí cuáles eran las señales de trauma –dijo–. Me vi reflejada en cada libro que leí y me decía: “¡Increíble! ¡Esa soy yo!»». Al leer sobre el trauma y ayudar a los niños, pudo por primera vez hacer las paces con su propia niñez. Pudo dejar el pasado atrás y encontrar nueva paz en Dios. «Ayudar a las personas en situación de conflicto me ayudó a salir del trauma que había sido parte de mi propia vida», dijo.
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Los misioneros que se entregan a Dios y permiten que sus corazones sean moldeados por él tienen historias destacadas.
Fotografías: Andrew McChesney
SEGUNDA HISTORIA
En lucha contra el COVID
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haron Pittman, que creció como hija de misioneros en Pakistán y después prestó servicios en Guinea, Irak y Madagascar, jamás pensó que el Covid-19 sería uno de sus desafíos misioneros más grandes. Dos oleadas de Covid golpearon la Universidad Adventista de Malaui, amenazando las vidas de los estudiantes y el personal, y empujando la institución a la ruina financiera. Cuando llegó la tercera ola, Sharon, que interrumpió su jubilación para trabajar en la universidad como vicerrectora, se enteró de que había quince estudiantes contagiados y otros cincuenta en cuarentena. El sendero parecía oscuro. Pasándose los dedos por sus cabellos canosos, oró: «Oh, Señor, no creo que esto es lo que tenías en mente cuando me llamaste al servicio misionero». A pesar de treinta y cinco años de experiencia en la educación superior, jamás se había sentido más desprovista de perspectiva y sabiduría espiritual. «Señor –oró con fervor– encárgate tú de los desafíos que el diablo nos presenta». En el vacío, sintió una voz apacible. «Hija mía, yo amo esta universidad más de lo que tú podrías hacerlo –le dijo la voz–. Avanza por fe, y destruiré la tercera ola de la pandemia como lo hice con la primera y la segunda». En ese momento, percibió luz. Todas sus preocupaciones y temores se desvanecieron. Llamó a su equipo para planificar cómo seguir con la ayuda de Dios. Al contactarla para una entrevista, Sharon estaba sentada en una playa en el Lago Malaui, preparándose para presidir la tan esperada Conferencia Nacional sobre Educación Superior de Malaui que había sido pospuesta dos veces debido a la pandemia. «El agua en la playa aquí en el hotel es hermosa, y los monos juegan a escasa distancia de mi silla –se dijo–. El Señor tiene un gran sentido del humor al llamarme aquí. Sabía que era el tipo de jubilación, donde puedo servir y también disfrutar de unos pocos minutos en la playa».
Sharon Pittman
Nerly Macías Figueroa, con algunos de sus estudiantes.
TERCERA HISTORIA
Misionera de por vida
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erly Macías Figueroa extrañaba su hogar en México. Se sentó en una playa arenosa en las Islas Marshall, contemplando las aguas azules del Océano Pacífico. Sentía la seguridad de que Dios la había llamado a enseñar a los niños de Ebeye, pero también quería regresar a su casa. «Señor –oró–, ayúdame a ser una buena maestra y misionera para ti. Ayúdame a no extrañar a mi familia». Después de la oración, se sintió confortada. «Seguía extrañando a mi familia, pero mi mente estaba enfocada en la obra misionera», recordó. Nerly puso su máximo potencial en la enseñanza cuando estuvo en Ebeye, en 2016-2017. Al regresar a México resolvió seguir siendo misionera por el resto de su vida. Después de recibir un título en nutrición, aceptó un trabajo como docente en la Universidad de Linda Vista, una institución adventista del sur de México. La universidad se ha convertido en su nuevo campo misionero, y ella ha notado muchas similitudes entre sus estudiantes actuales y los que tuvo en las Islas Marshall. «Los estudiantes tienen problemas familiares, lo que incluye escasa confianza –dijo–. Les enseño de Dios, de cómo Dios ha provisto en mi caso y cómo puede hacerlo también en el de ellos». Ha visto que los estudiantes cambian al desarrollar una relación con Dios. Los cambios le recuerdan ese día en la playa en el que Dios le brindó alivio y consuelo. «Si están convencidos de que Dios los llama como misioneros, la vida cambiará –dijo–. Jamás serán los mismos». AdventistWorld.org Febrero 2022
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QUINTA HISTORIA
Una vida que vale la pena vivir
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Mkhokheli Ngwenya
CUARTA HISTORIA
Orar por alimentos
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adie parecía estar listo para Mkhokheli Ngwenya cuando llegó a la aldea donde se le había pedido que fuera pionero de Misión Global, en su nativo Zimbabue. Surgió un debate entre los miembros empobrecidos de la iglesia: Querían saber dónde viviría. Finalmente, un anciano de iglesia lo alojó. La vida era difícil. La familia tenía poco que comer, y Mkhokheli, que predicaba y caminaba grandes distancias para hacer visitas domiciliarias, aún no había recibido su estipendio. «Recuerdo pasar todo el día sin comer nada, para solo comer unas gachas de maíz a la noche», contó. Estaba por renunciar, cuando escuchó una pequeña voz que le decía: «Mkhokheli, ¿no te sacrificarás por mí?» Ese fue un punto de inflexión. Su corazón fue tocado y transformado. «Dios, si quieres que trabaje, dale a esta familia algo para comer», oró. Dios respondió su oración. Poco después, llegó un autobús lleno de alimentos, jabón y otros artículos esenciales desde la Escuela Secundaria Solusi. Mkhokheli quedó atónito. «Desde ese momento, comencé a rendir todo a Dios y a depender de él», dijo Mkhokheli, que fue pionero de Misión Global durante tres años y ahora estudia teología en la Universidad Solusi. «Antes de ser pionero de Misión Global, tenía temor hasta de fracasar en el ministerio –dijo–. Pero la experiencia de trabajar en el campo misionero disipó todos mis temores y me inspiró el valor de enfrentar los desafíos que acompañan a trabajar para Dios. Mi deseo es trabajar para Dios como misionero de tiempo completo. Donde él me envíe, iré. Me encanta ver que se establecen iglesias en zonas no alcanzadas».
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aisy, de Corea del Sur, es misionera en el sur de Asia. Allí se sintió perpleja al conocer a una mujer que se rehusaba a ver a un médico, aunque había sufrido una grave quemadura. Sin esa intervención, la mujer por cierto moriría. No obstante, ¿qué podía hacer ella? [Para proteger su trabajo en un país hostil al cristianismo, Adventist World no publica el nombre completo de Daisy ni su lugar de servicio]. Daisy preparó una simple venda para la herida y oró con la mujer. Al día siguiente, regresó para cambiarle la venda y orar otra vez. También oró en su propio hogar, y pidió que sus amigos oraran. Pasó un mes y, para alegría de Daisy, la herida sanó por completo. «Fue un milagro increíble en mi vida misionera –dijo Daisy–. Fue una asombrosa respuesta a la oración». Pero lo que más la asombró fue el cambio que se produjo en su vida durante ese mes. Pensó que estaba ayudando a la mujer herida al orar por ella, pero al hacerlo, también recibió ayuda ella misma del Espíritu Santo. «La oración me acercó más y más a Dios –dijo–, y él me dio una oportunidad de crecer». Daisy está convencida de que Dios la llamó para ser misionera y para que su corazón sea más similar al de él. «Desde que soy misionera, oro más, y he visto muchos milagros –dijo–. Me siento muy feliz de ser misionera, y no puedo imaginarme una vida distinta».
Andrew McChesney es editor del Misionero trimestral en Misión Adventista, con sede en la Asociación General de la Iglesia Adventista en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos.
¿Dónde puedo encontrar más información? Historias y noticias misioneras: AdventistMission.org Oportunidades misioneras a corto y largo plazo: VividFaith.com Servicio Voluntario Adventista: adventistvolunteers.org Pioneros de Misión Global: bit.ly/GMpioneer «Fabricantes de tiendas»: TotalEmployment.org Movimiento de los 1000 Misioneros: 1000mm.or.kr (NSD) or bit.ly/1000MMssd Adventist Frontier Missions: afmonline.org Instituto de Misión Mundial: instituteofworldmission.org
Fotografía: Andrew McChesney
Enfoque
Una visión experimentada Andrew McChesney, editor de la revista trimestral Misión, habló con Oscar Osindo, director interino del Instituto de Misión Mundial, y con Cheryl Doss, quien hace poco se jubiló como directora del Instituto de Misión Mundial, sobre sus experiencias misioneras. —Los editores.
¿Por qué los misioneros cambian durante el tiempo que prestan servicio? Oscar Osindo: Sucede porque no
existe una sola manera de presentar a Cristo a las naciones. Como misioneros, tenemos que hacer que el evangelio sea significativo dentro del contexto de las personas. Los misioneros aprenden nuevas maneras de ser relevantes para las sociedades que los reciben, tanto en forma personal como en su mensaje. En el proceso también experimentan transformación. Acabamos de realizar un seminario de reincorporación [a la cultura de base], y todos los misioneros que están regresando a sus países compartieron cómo los impactó el servicio misionero. En efecto, una de las razones por las que llevamos a cabo estos seminarios es porque el servicio misionero ha cambiado tanto las vidas de los misioneros que ellos experimentan un choque cultural reverso cuando regresan a sus países. Cheryl Doss: En primer lugar, los corazones cambian debido a la disposición de los misioneros de responder al llamado de Dios que
no solo llama: faculta a los que llama. En segundo lugar, por su compromiso a servir doquiera sean llamados. Si Dios los ha colocado allí, pueden confiar en que él los cuidará donde los ha puesto. En tercer lugar, porque vivir y trabajar con éxito de manera intercultural requiere aprender a ver por medio de los ojos de otras personas. Si quieren cumplir con efectividad lo que Dios los ha llamado a hacer, tienen que comprender a las personas a las que sirven y cambiar la manera de hacer su trabajo, para representar mejor el mensaje del evangelio en ese contexto. ¿Perciben alguna tendencia en la manera en que las vidas se ven transformadas? Osindo: En las raras ocasiones en
que la vida del misionero permanece sin cambios, podría deberse a un caso de imperialismo, en el que el misionero siente que su cultura es superior a la de la sociedad que lo alberga. Doss: Una creciente tendencia mundial es la combinación de
diversas culturas como resultado de la migración, globalización e influencia de los medios. Esto ha resultado en tendencias opuestas: la idealización del multiculturalismo y la xenofobia cultural. Los misioneros tienen que aprender cómo mantener su identidad mientras abrazan los cambios. Este aprendizaje es lo que el mundo y la iglesia necesita hoy para hacer frente a tendencias opuestas. Tener corazón de aprendiz, una disposición de adaptarse, y la identidad primaria de ser hijo de Dios –en oposición a la identidad primaria étnica, racial o nacional– tiende a garantizar un crecimiento y un cambio personal positivos para un servicio misionero de éxito. La misma mentalidad puede ayudar a las comunidades y a la iglesia para hacer frente a las tendencias mundiales actuales. Osindo: Ninguna cultura es superior o inferior a otra, y solo el evangelio corrige a cada cultura. Con ello en mente, el misionero es humilde y va al campo misionero como aprendiz antes de ganarse el derecho de sugerir cambios en la vida de otros.
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Raian Villacruel con su familia
Enfoque
¿Rico o pobre? Ser misionero cumple nuestros deseos
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ios usó el campo misionero para transformar mi vida. Cuando me bauticé a los 15 años en 1997, era el único adventista de mi familia, en Filipinas. Sentí el llamado de ser pastor y el misionero que había organizado un mes de reuniones de evangelización en mi aldea me animó a estudiar. No obstante, cuando me registré en la Universidad Adventista de las Filipinas, me di cuenta que llevaría de ocho a diez años para un estudiante pobre como yo, llegar a ser pastor. También decidí que quería ganar más que un pastor. Por ello, opté por un título en inglés que me llevaría solo cuatro años, con la esperanza de estudiar abogacía y llegar a ser un profesional bien pagado. Después de graduarme, no estaba seguro de qué hacer. Los planes de estudiar Derecho no se estaban materializando, y me sentía triste, porque nadie de mi familia se había bautizado, por más que les había dado testimonio durante nueve años. Me sentía pecador y una vasija rota. Entonces recordé que en el pasado había querido ser misionero, al menos por un año, y oré así: «Dios, si me abres la puerta para que te sirva, yo iré». Ese mismo año, en 2006, fui llamado a ser maestro de octavo grado en la Escuela Adventista de Yap en la Misión de Guam-Micronesia, pero antes de ir me casé con mi novia desde los días universitarios. NO FUE UNA VIDA FÁCIL
La vida no era fácil. Recuerdo que un año, cuando esperábamos nuestro tercer hijo, mi estipendio mensual era de 250 dólares, al que se agregaban los 230 dólares que mi esposa ganaba también como maestra. Pero decidimos seguir sirviendo a Dios, confiando en que él proveería. Nuestro corazón se enamoró del campo misionero, y permanecimos en la Misión de Guam-Micronesia hasta 2020, enseñando en escuelas de Yap, Ebeye y Majuro. En medio de todo, Dios me permitió terminar mi Maestría en Educación 16
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en la Universidad La Sierra, y en el presente soy misionero, director y maestro en los Estados Unidos. Al mirar hacia atrás, me doy cuenta de que mi corazón no estaba bien con Dios cuando comencé a servirle. Pero él me aceptó y me moldeó. Durante mi primer año como misionero, se bautizaron mi padre, mi madre y todos mis hermanos. Estaba impresionado. Había trabajado tan duro por ellos, pero Dios me dio el deseo de mi corazón solo cuando me entregué y me enfoqué en su obra como misionero. SEGUIR LA VOLUNTAD DE DIOS
En el pasado, pensaba que servir a Dios me empobrecería, pero Dios me ha dado mucho más de lo que podría desear. He viajado mucho por mi trabajo, incluso para conseguir estudiantes misioneros en diversas partes de los Estados Unidos, y he terminado mi posgrado sin endeudarme. Dios es por cierto dueño de los millares de animales de los collados (Sal. 50:10). He descubierto que, si lo buscamos en primer lugar, entonces todas estas cosas serán añadidas (Mat. 6:33). Démosle nuestra a vida a Dios. Si lo hacemos, la recibiremos de nuevo. «Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir» (Luc. 6:38).
Raian Villacruel sirve como docente y director en los Estados Unidos.
Voces jóvenes
¿Cómo defines el éxito?
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íganme: «¿Cómo definen el éxito?» He formulado esa pregunta en repetidas ocasiones en el último año. Algunas de las respuestas que recibí de los adolescentes y jóvenes fueron: «Éxito es lograr tus objetivos». «Éxito es llegar a ser rico y famoso». «Éxito es hacer realidad tus sueños». Después de escuchar sus definiciones les pregunté: «¿Qué aspecto tiene el éxito?», y entonces les mostré una serie de imágenes. En la primera estaba Neeraj Chopra, quien ganó la medalla de oro en jabalina en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Se lo veía sonriendo a la cámara, mostrando su medalla. Fue alguien que llenó de satisfacción a un país. Les pregunté si eso era éxito. Algunos levantaron la mano, asintieron, sonrieron y dieron una fuerte respuesta afirmativa. Realmente denotaba éxito. La siguiente imagen era de Albert Einstein, uno de los más grandes físicos de todos los tiempos. En el colegio estudiamos su teoría de la relatividad y de mecánica cuántica. Esto produjo una respuesta más débil. No muchos sentían que Einstein era modelo de éxito. Acto seguido les mostré una imagen de una celebridad con varias pilas de dinero a su alrededor. Vi que se levantaron varias manos. Muchos de ellos pensaban que ser rico y famoso realmente es símbolo de éxito. Una de las últimas imágenes que les mostré fue la de Pichai Sundararajan, conocido también como Sundar Pichai. Es el gerente general de Alphabet, la compañía que tiene a Google. Su vida de trabajo duro y logros es inspiradora. «¿Cuál es su definición de éxito?» Les hice la misma pregunta a los estudiantes del primer año de enfermería en el Colegio Terciario Adventista
A veces, quedamos atrapados en nuestras rutinas. Estamos ocupados con nuestras listas, y nos perdemos lo que es importante e irremplazable.
Lowry, mi clase de Escuela Sabática (compuesta mayormente por estudiantes universitarios), y a un grupo de adolescentes y jóvenes en un campamento educativo. Recibí una amplia gama de respuestas. Algunas de las que me llamaron la atención fueron: «Quiero ser tan rico que no tenga que mirar cuánto cuestan las cosas». «Quiero ser tan famoso que no necesite que me presenten». «Quiero construir una casa para mi familia». «Quiero abrir una residencia donde cuidar a otras personas». Un estudiante compartió su plan a diez años, que incluía trabajar en el Reino Unido como enfermero y ahorrar dinero para invertir en tierras y casas. El éxito significa diferentes cosas para personas diferentes. Para algunos, implica ir tachando cosas de una lista. Para otros, es ser feliz, y otros creen que es vivir en paz y tener una vida estable. Después de escuchar diferentes respuestas, les pedí a los jóvenes que se dividieran en grupos y realizaran un gráfico para especificar su historia de éxito. Les dije que incluyeran todos los elementos que serían parte de sus proyectos. Después que dibujaron su historia de éxito, les hice una pregunta más: «¿Dónde está Dios en todo esto?» Hubo un profundo silencio. Eso me hizo preguntarme cómo defino el éxito y si Dios está involucrado en todos los detalles de mi vida. A veces, quedamos atrapados en nuestras rutinas. Estamos ocupados con nuestras listas, y nos perdemos lo que es importante e irremplazable. Nuestra definición de éxito dice algo sobre nuestra identidad y propósito. Refleja quiénes creemos ser, con qué nos identificamos, por qué cosa deseamos ser conocidos, y para qué creemos estar en este mundo. Por ello, permíteme preguntártelo una vez más: «¿Cuál es tu definición de éxito?»
Beersheba Jacob es coordinadora de Recursos Humanos y asistente del vicerrector del Colegio Terciario Adventista Lowry en Bangalore, India. Está casada con Andrew.
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Perspectiva mundial
Una luz maravillosa de la Palabra de Dios Los mensajes de los tres ángeles
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a mención de los mensajes de los tres ángeles inmediatamente parece agitar al pueblo adventista. Una gran mayoría abraza los mensajes como una de las doctrinas que define la identidad de la Iglesia Adventista. Casi todas las declaraciones de misión de la iglesia hacen referencia a Apocalipsis 14:6-12. Aun así, hay zonas extremas dentro del adventismo que lamentan la mención de estos mensajes. En ellas, la reacción va desde la negación completa de la interpretación a la preocupación extrema respecto de la reacción ante su proclamación. Hay quienes se ubican en los márgenes de estos mensajes. El debate tiene que ver con su proclamación. De un lado están los que abogan por una revelación despiadada y provocativa de la bestia y el fuego y azufre que aguarda a los que eligen la marca de la autoridad del diablo. En el otro extremo, hay voces revestidas de lo que parece ser una armadura sofisticada y académicamente superior de nueva luz. Exigen revisar o descartar las antiguas identidades del adventismo y afirman que un suave mensaje que concuerde con la sabiduría colectiva del mundo traerá una gran cosecha en la que una inventada nueva gracia reniega de la necesidad de arrepentimiento, reforma y vida santa. EL ÉNFASIS CORRECTO
SI ESTÁ INUNDADO, NO CRUCE. EVITE AHOGARSE
¿No es tiempo de llamar a un nuevo comienzo respecto de los mensajes de los tres ángeles? Los extremos tienen que acercarse. La proclamación de estos mensajes no es opcional. Por demasiado tiempo han sido interpretados como una mala noticia. Pero no son malas sino buenas noticias. La Comisión de los Mensajes de los Tres Ángeles de la Asociación General está avanzando para energizar este nuevo comienzo. Se llama a todos los adventistas para que oren, estudien y, con urgencia divina, moldeen nuevamente su percepción, preguntando: «¿Veo y abrazo la esperanza de buenas noticias de los mensajes de los tres ángeles?» El consejo divino de Elena White expresa que ambos extremos del debate pueden beneficiarse. Escribe: «La proclamación de los mensajes del primero, del segundo y del tercer ángel ha sido establecida por la Palabra inspirada. No debe alterarse ni la parte más mínima».1 También escribe: «Al entrar en un lugar, no debemos erigir barreras innecesarias entre nosotros y las otras denominaciones, especialmente los católicos, de manera que piensen que somos sus enemigos declarados. No debemos crear prejuicio en sus mentes en forma innecesaria […]. Por lo que el Señor me ha mostrado, sé que se salvará un gran número de entre los católicos».2 Las investigaciones3 señalan que un pequeño porcentaje de miembros no tiene en claro cómo abrazar las doctrinas distintivas de la Iglesia Adventista, lo que incluye los mensajes de los tres ángeles. Si la proclamación de estos mensajes es obra de la iglesia justo antes de la venida de Cristo, ¿no debería cada miembro interesarse en considerar las buenas nuevas de estos vitales mensajes? Uno de los propósitos primordiales de los mensajes es identificar las características del pueblo remanente de Dios. Estas características incluyen: (1) tener la fe de Jesús (Apoc. Ilustración: Courtney Smith / Jacek_Sopotnicki / iStock / Getty Images Plus / Getty Images
14:12); (2) guardar los mandamientos de Dios (Apoc. 14:12); (3) ser guiados por el testimonio de Jesús, que es el Espíritu de Profecía (Apoc. 12:17; 19:10). Para fortalecer nuestra comprensión de estos mensajes, analicemos brevemente cada uno de ellos. EL PRIMER ÁNGEL
Visión general: La iglesia remanente de Dios para el tiempo del fin proclamará la vida, fe, sacrificio, amor, misericordia, gracia, justicia y victoria a todos. Todos sabrán que el juicio de Dios es real y se está llevando a cabo (Apoc. 14:7). Todos serán llamados a dar gloria al Creador y reconocer el sábado como la marca del verdadero evangelio. Por un estudio más profundo: ■ El evangelio eterno: Juan 3:16; Rom. 1:16; 16:25, 26; Col. 1:26, 27. ■ Temer a Dios: Deut. 6:24; 10:12; 1 Sam.12:24; Sal. 33:8; Prov. 16:6. ■ Dar gloria a Dios: Sal. 29:2; 96:8; Rom. 4:20-22; 1 Cor. 10:31. ■ Adorar al Creador: Gén. 2:1-3; Éx. 20:8-11; Deut. 5:12-15; Mar. 2:27; Apoc. 4:9-11. EL SEGUNDO ÁNGEL
Visión general: El segundo ángel anuncia el colapso de un falso evangelio y un falso sistema de adoración. El verdadero evangelio triunfa. La Babilonia del tiempo del fin es un poder religioso apóstata, una triple unión de falsa adoración compuesta por el catolicismo, el protestantismo y el espiritismo. Por un estudio más profundo: ■ Ha caído Babilonia: Apoc. 13; 17:3-7; 18:4-11. ■ Colapso del falso evangelio: Apoc. 18:4-11. ■ Triunfo del verdadero evangelio: Dan. 7:27; Mat. 24:14; Apoc. 14:12. EL TERCER ÁNGEL
Visión general: El tercer ángel advierte que no adoremos a la bestia y su imagen. La bestia representa el papado, y la imagen de la bestia se forma cuando Estados Unidos
sancione e implemente leyes sobre la observancia del domingo. La marca de la bestia es recibida cuando se observa el domingo como día de adoración, porque es ordenado por ley. Como parte final del juicio, el mal y todos los que se aferran a él recibirán su justicia y serán destruidos por el fuego. Es un fuego que no se apagará hasta que solo quede el humo, y sus efectos son eternos. Por un estudio más profundo: ■ Advertencia contra la adoración de la bestia y su imagen: Apoc. 12:17; 13; 18:1-5. ■ Cristo ensalzado y un pueblo preparado: Juan 12:32; Rom. 3:22-26; 8:1-4; 1 Cor. 1:2, 7, 8; 1 Tes. 5:23, 24; 2 Tes. 1:10; Tito 3:5-7; 2 Ped. 3:10-12; Apoc. 12:17; 14:12. ■ Humo de día y de noche: Sal. 37:20; 68:2; Isa. 34:10; Mal. 4:1; Mat. 3:12; Judas 6, 7. BUENAS NOTICIAS
Hace no mucho, mi esposa y yo realizamos una excursión en 4x4 por las zonas agrestes y desérticas del estado de Utah. Con cuidado, fuimos bajando por la ladera de un gran cañón y nos preparamos para cruzar un pequeño arroyo. Justo cuando comenzábamos a sentir que lo peor había pasado, hallamos un cartel en el fondo mismo del cañón. Decía: «SI ESTÁ INUNDADO, NO CRUCE. EVITE AHOGARSE» (véase la fotografía). Nadie criticó a los que proclamaron ese mensaje tan negativo. Todos se detenían a mirar con cuidado el arroyo. Y aunque parecía que el cartel había estado allí por años y el arroyo tenía en ese momento solo unos ocho centímetros de profundidad, en la parte alta del barranco estaban las marcas de un caudaloso torrente. Para todos, ese cartel era una buena noticia. La vieja señal allí en Utah me hizo pensar cómo habrá sido la señal de Noé (véase Mat. 24:37-39). PROCLAMACIÓN: CÓMO COMENZAR
El reavivamiento del compromiso y la urgencia son necesidades
Por demasiado tiempo, esos mensajes han sido interpretados como una mala noticia. Pero no son malas sino buenas noticias. muy grandes de la iglesia. ¿Cómo comenzar? La oración y el estudio de la Biblia tienen que ser nuestra compañía constante. Con el Espíritu Santo, todo es posible. A fines del siglo XX, cuando la fábrica de cereales Kellogg se dio cuenta de que la mayoría de la gente había escuchado hablar de los copos de maíz Kellogg, pero pocos los habían probado, la compañía ideó un eslogan: «Pruébelos otra vez por primera vez». Lo invito a «probar los mensajes de los tres ángeles otra vez, acaso por primera vez». Estudie con urgencia los temas de Apocalipsis 14:6-12, usando la Biblia como la norma infalible de verdad. Complemente su estudio con el Comentario bíblico adventista y visite el sitio de la Comisión de los Mensajes de los Tres Ángeles (threeangels.info), donde hallará muchos materiales útiles preparados por múltiples entidades de la Iglesia Adventista. Lo insto a visitar hoy ese sitio. 1 Elena White, Mensajes selectos (Mountain View, Cal.: Pacific Press Publ. Assn., 1967), vol. 2, p. 120. 2 Elena White, El evangelismo (Doral, Fl.: Asoc. Publ. Interamericana, 1994), p. 418. 3 «2017-2018 Global Church Member Survey Concerning the General Conference of Seventh-day Adventists Reach the World 2015-2020 Strategic Plan: Meta-Analysis Final Report», 2 de octubre de 2018, en línea en https://bit.ly/AdventistGlobalMemberSurvey.
Michael Ryan es presidente de la Comisión de los Mensajes de los Tres Ángeles de la Iglesia Adventista.
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En qué creemos
Mayordomía
La perrita regateadora Dar es una actitud, no solo una acción
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uestra perrita Molly es una terrier blanca con un rasgo gracioso pero que irrita. Ha aprendido el arte del regateo. Es experta. Por ejemplo, toma uno de los zapatos de mi esposa –cuanto más nuevo y hermoso, mejor– y sale corriendo con él. Nada la hace regresarlo a su lugar. De hecho, disfruta de que la persigamos mientras corre a toda velocidad entre los muebles y bajo la cama, con su contrabando. Suele masticarlo, pero lo que más le gusta es que la persigan. Y ha aprendido a regatear. Si volvemos con un juguete de esos que hacen ruido o algún bocadillo especial que le parece atractivo, nos cambia el valioso zapato por lo que le ofrecemos. Algunos usan un versículo de la Biblia para expresar que pueden regatear con Dios. Malaquías 3:10 dice: «Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi Casa: Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde». Aquí está, piensan. Dios ha garantizado el éxito y la prosperidad a todo el que devuelva fielmente el diezmo. Usan este versículo para regatear. Le doy a Dios el diez por ciento y se espera que él me bendiga en abundancia. Lo tratan como una negociación: Dios está en deuda conmigo. ¿Devolvemos el diezmo por lo que creemos que conseguiremos al final del intercambio? ¿Está Dios en
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deuda conmigo? PRIMERO SOMOS BENDECIDOS
El profeta Habacuc enseñó un gozo diferente que el evangelio de la prosperidad que defienden algunos conocidos ministerios actuales. Señala que nuestro servicio a Dios se basa en algo mejor que una negociación espiritual. «Aunque la higuera no florezca ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo y los labrados no den mantenimiento, aunque las ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los corrales, con todo, yo me alegraré en Jehová, me gozaré en el Dios de mi salvación» (Hab. 3:17, 18). El gozo de devolver el diezmo a Dios no se basa en algún tipo de regateo divino. Devolvemos el diezmo y las ofrendas porque, seamos prosperados o no, él es nuestro Salvador y nosotros somos los receptores de su gracia. Y en gratitud a él, reconocemos que todo le pertenece y que solo somos sus mayordomos. Hay muchos cristianos que son fieles en devolver los diezmos y las ofrendas voluntarias a Dios, y a pesar de ello, nunca llegan a ser ricos, ni tienen una mejor casa que sus vecinos, el vehículo más nuevo o un talento especial para las finanzas. Aunque son fieles, no parecen destacarse en el mundo. Y sin embargo, Dios no se olvida
pared o recibir un reconocimiento público. Eso no está mal, a menos que la motivación para dar sea recibir algún tipo de recompensa en lugar del deseo altruista de servir y ayudar a otros. Rees contó una historia más cercana a él en la que una devota feligresa, que solía ser una tranquila y reservada dama de mediana edad, se acercó cierto día al pastor. Dijo que resentía cada centavo de diezmo que había pagado porque quería usar más de sus ingresos para el tipo de ropas que le gustaban. En efecto, también resentía haber dado ofrendas, porque creía que le impedían ir a lugares adonde quería viajar. Pero quería cumplir con su deber y seguir las reglas.1 Parece ser que, en lugar de tener un espíritu de gratitud y de reconocer que ya había sido bendecida, estaba «dando para recibir», para cumplir el requerimiento divino y llegar a ganarse el cielo, por más que resentía el hecho de hacer un sacrificio en el presente. CORAZONES AGRADECIDOS
de bendecirlos. Como promete el salmista: «Joven fui y he envejecido, y no he visto justo desamparado ni a su descendencia que mendigue pan» (Sal. 37:25). Aun cuando Dios promete que la bendición seguirá a la fidelidad, la verdad es que hay una bendición previa, y devolver el diezmo es reconocer que ya hemos sido bendecidos. Devolver el diezmo de Dios es más que un deber o el cumplimiento de una orden. Es más que una transacción divina. Es una expresión de gratitud por las bendiciones ya recibidas sin que hubiéramos hecho nada para recibirlas. DAR PARA RECIBIR
Cuando me inicié en el ministerio, tuve el privilegio de asistir a algunas presentaciones de Mel Rees, por entonces el más destacado maestro adventista de mayordomía y recaudación de fondos. Rees describió una afección que observó en la naturaleza humana, que denominó «Dar para recibir». Dijo que lo vio en algunas iglesias cristianas que llevan a cabo rifas, bingos y otros eventos de recaudación y que la idea era terminar con algo de valor, quizá de mayor valor que la «contribución». Ese mismo concepto va aún más allá, cuando los individuos donan a una causa, esperando reconocimiento público, y quizá logrando que le den su nombre a un edificio, o se vean motivados a ver su nombre en una Fotografía: bruev / iStock / Getty Images Plus / Getty Images
Al hablar del pueblo de Dios en el presente y las bendiciones que ya han recibido, Elena White expresa: «Tienen que pagar diezmos de todo lo que poseen, y dar ofrendas de lo que él da. Sus misericordias y bendiciones han sido abundantes y sistemáticas. Él envía la lluvia y el sol, y hace que la vegetación crezca. Da las estaciones; los tiempos de sembrar y cosechar en su debido orden. La bondad constante de Dios pide más que la ingratitud y el olvido que la humanidad le da. ¿No devolveremos a Dios, y con corazones agradecidos, nuestros diezmos y ofrendas?».2 Ahí está la clave. En lugar de ver nuestras acciones de mayordomía como algún tipo de regateo, reconocemos que es una expresión de una vida agradecida. Al igual que Habacuc, podemos regocijarnos aun si tenemos pocos recursos. Experimentamos gozo en el Dios de nuestra salvación. Y cuando lleguemos al Cielo Nuevo y la Tierra Nueva, será por la gracia abundante de nuestro Salvador, no por haber sido hábiles y aprovechadores negociantes, como hace mi perrita Molly con el zapato de mi esposa. Adaptado de Melvin E. Rees, God’s Plan for Social Security (Mountain View, CA: Pacific Press Pub. Assn., 1970). 2 Elena G. White, Señales de los tiempos, 13 de enero de 1890. 1
Ray Hartwell es director de Vida Agradecida, Mayordomía y Testamentos y Legados en la Asociación de GeorgiaCumberland de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Georgia, Estados Unidos.
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Fe en acción
Un refugio seguro
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i vida tomó un marcado desvío en agosto de 2021 cuando aterricé en Bolivia como estudiante misionero proveniente de la Universidad Adventista Southern en Tennessee, Estados Unidos. Trabajar en «Familia Feliz», un orfanato y escuela con internado, en las afueras de Rurrenabaque, fue por cierto un contraste dramático con mi vida como estudiante de Ciencias Económicas. No me llevó mucho tiempo darme cuenta de que Dios quería que aprendiera muchas cosas. Familia Feliz es un refugio y albergue seguro para niños abandonados, abusados y huérfanos que no tienen donde ir. La institución, administrada por los adventistas, se encuentra en un hermoso campus de más de cuarenta hectáreas donde viven setenta niños y treinta voluntarios. Familia Feliz ha estado operando por más de dieciséis años, y el personal está compro-
metido en colocar a los niños en una residencia donde hay supervisores que les brindan apoyo. Eso ayuda a que puedan finalmente ser colocados en hogares estables.
Página opuesta: El estudiante misionero Zachery Kirstein y algunos de los muchachos que cuida en Familia Feliz. Izquierda: Emiliana y Juan administran la residencia en la que Zahery cuida de doce muchachitos.
ETAPA DE APRENDIZAJE
Cuando llegué a Familia Feliz, experimenté sentimientos encontrados. Tenía miedo, entusiasmo pero también inseguridad de qué estaba haciendo. Sin embargo, cuando vi que los niños, sonriendo, corrían a abrazarme y saludarme, todas mis dudas desaparecieron. Como supervisor de residencia, tengo la oportunidad de amar y ayudar a niños que no pudieron estar con sus padres biológicos, por lo general por razones serias. También ayudo con clases de música, y mis estudiantes cantan en la iglesia una vez al mes. Vivo en lo que se denomina Casa de Leones. Es uno de seis hogares en el campus. Los muchachos ayudan con las tareas e inventan juegos. Eso incluye la rivalidad usual entre hermanos y el desafío de compartir los juguetes, al igual que en un hogar típico. Vivo con doce muchachitos de tres a diez años. Cada uno posee una energía sin límites. Me siento muy agradecido por los experimentados «domadores de leones» de la residencia, Juan y Emiliana, que me ayudan cada día. LA HISTORIA DE ALEX
Cada uno de los muchachitos tiene una historia, pero uno de nuestros «leones» más recientes es Alex. A él le encanta correr, y posee una sonrisa adorable. La policía lo encontró caminando solo después de escapar de un hogar donde lo golpeaban y encerraban a menudo. Siento una conexión especial con Alex; me hace sonreír mientras lo veo crecer y cambiar. «Me gusta vivir aquí –dice Alex–. Lo que más disfruto es ir a la escuela». De eso se trata Familia Feliz. Hace unos meses Alex estaba en un hogar abusivo, encerrado, y era golpeado con Fotografías: Cortesía del autor
Familia Feliz implica establecer conexiones, formar relaciones profundas con niños que tienen una necesidad desesperante de atención y amor.
frecuencia. Por el contrario, hoy está en un ambiente seguro que le permite vivir y crecer en una atmósfera de amor. Ahora asiste a una escuela e iglesia cristianas, y experimenta diariamente un ejemplo hermoso de cómo debería ser una familia. Familia Feliz implica establecer conexiones, formar relaciones profundas con niños que tienen una necesidad desesperante de atención y amor. Logro esto cada día jugando con mis niños, riendo con ellos, abrazándolos e incorporándome en cada aspecto de sus vidas. CRECIMIENTO DEL CAMPUS
Un proyecto actual para lograr el crecimiento del campus es agregar un invernadero. Esto permitiría tener una huerta durante la estación de las lluvias. En esta zona, la estación de las lluvias dura desde diciembre hasta febrero, y llueve abundantemente casi todos los días. Las plantas son anegadas y mueren, y los precios se disparan. Cultivar verduras en un invernadero garantizará un suministro constante de verduras para el
campus y proveerá los medios para comenzar una pequeña empresa de venta de verduras en el pueblo. LA CONDUCCIÓN DE CRISTO
En el tiempo que he pasado en Familia Feliz, he visto que Cristo me ha ayudado a marcar una diferencia en la vida de esos niños. Mi perspectiva de la obra misionera y de ser misionero ha cambiado por completo desde que llegué. Ahora veo la obra misionera como un estilo de vida. Es como vivo: desde las sonrisas que doy a los niños por la mañana, hasta el hombro sobre el cual llorar, y el estar presente allí cuando sus padres han decidido no hacerlo. Cada día es una oportunidad de apoyarme más plenamente en Cristo y mostrar a los niños que los amo y cuido. Para saber más sobre Familia Feliz, ingrese a www.familia-feliz.org.
Zachery Kirstein estudia Ciencias Económicas en la Universidad Adventista Southern en Tennessee, EE. UU. Actualmente es estudiante misionero en un orfanato en Bolivia.
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Descubramos el Espíritu de Profecía
Desear a Jesús
Elena White y la adoración
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n su libro reciente, Desiring the Kingdom [Desear el Reino], James K. A. Smith expresa que «nuestro amor último está en lo que adoramos […]. Es lo que deseo, lo que amo, lo que alienta mi pasión».1 La adoración es más que seguir una liturgia tradicional o contemporánea. La adoración es anhelar, amar y desear a Dios. Algunos a menudo piensan que «deseo» es un nombre profético para Cristo como el Mesías venidero. «Haré temblar a todas las naciones; vendrá el Deseado de todas las naciones y llenaré de gloria esta Casa, ha dicho Jehová de los ejércitos» (Hageo 2:7). La profecía no solo habla del Cristo que iba a venir sino también del anhelo de todos los pueblos de la tierra. Durante muchas edades, la humanidad lo ha deseado. Como escribió el salmista: «Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, Dios, el alma mía» (Sal. 42:1). Elena White comprendía íntimamente esto cuando escribió El Deseado de todas las gentes. Durante décadas anheló escribir una obra abarcadora sobre la vida de Cristo. En la década de 1890, tuvo la oportunidad de hacerlo mientras vivía en Australia. Ese deseo fue producto de su vida devocional, en la que experimentó una adoración profunda en presencia de su Amor y Amigo. Cuando comenzó a escribir en 1892, citó el himno «Cariñoso Salvador»2 en su diario. Cuando concluyó el libro en 1898, una vez más citó un himno: «Oh, qué amigo nos es Cristo».3 Para Elena White, desear a Jesús era la única respuesta razonable al amor de Dios en Cristo. Ninguna cosa la satisfacía más que estar con Cristo. «Todo mi ser anhela al Señor. No me satisfacen destellos ocasionales de luz. Necesito tener más».4 En el prefacio, los editores de El Deseado de todas las gentes expresan: «Es el designio Imagen: British Library
de Dios que este anhelo del corazón humano guíe hacia el único que es capaz de satisfacerlo. Es un deseo de ese Ser, capaz de guiar a él, la plenitud y el cumplimiento de ese deseo. Esa plenitud se halla en Jesucristo, el Hijo del Dios eterno».5 Al leer El Deseado de todas las gentes, a menudo pensamos que el libro presenta una perspectiva histórica de Cristo. El propósito es mucho más profundo, sin embargo. Busca cultivar en el corazón del lector la actitud de adoración. Pregunta: ¿Cuál es el deseo de su corazón? ¿Qué o a quién adora usted? LA PERSPECTIVA DE ADORACIÓN
Sugiero que la iglesia reconsidere la totalidad de los escritos de Elena White, en particular de la serie El Conflicto de los Siglos, como un tratado de adoración. El gran conflicto entre Cristo y Satanás se centra en el tema crítico del amor a Dios o el amor al yo. Desear a Dios es la única respuesta razonable a su amor por nosotros (Rom. 12:1, 2). Los lectores de esta serie han notado en seguida las poéticas primera y última oraciones de toda la obra: «Dios es amor». El primer libro, Patriarcas y profetas, comienza con estas palabras; el quinto libro, El conflicto de los siglos, concluye con un pasaje profundo y doxológico: «Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor».6 White enmarca y centra la narrativa en la adoración. Dos párrafos antes escribió: «Y a medida que los años de la eternidad transcurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, así también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. Cuanto más sepan
los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su carácter. A medida que Jesús les descubra la riqueza de la redención y los hechos asombrosos del gran conflicto con Satanás, los corazones de los redimidos se estremecerán con gratitud siempre más ferviente, y con arrebatadora alegría tocarán sus arpas de oro; y miríadas de miríadas y millares de millares de voces se unirán para engrosar el potente coro de alabanza».7 ¿Cómo incorpora Elena White esta perspectiva de adoración en su tercer volumen de la serie? Como un quiasmo, el centro de la obra es lo más importante, centrándose en desear a Jesús. Comienza el libro al declarar a Jesús como el «Emanuel», Dios con nosotros, la imagen de Dios, y el destello de su gloria. «Vino a nuestro mundo para manifestar esta gloria».8 ¿Cuál es esa gloria? La luz de su amor, su carácter radiante.9 LA MISIÓN DE JESÚS
Jesús vino a alabar al Padre al revelar su carácter benevolente. Oró por sus discípulos: «Yo les he manifestado tu nombre —misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad— para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos».10 Lo más importante es que Elena White declara explícitamente que el propósito de la misión de Cristo era la adoración. «Jesús había venido para enseñar el significado del culto a Dios».11 Cada milagro, cada conflicto, cada acto de misericordia, buscó revelar la gloria de Dios, e inspirar el deseo y el afecto de los corazones humanos hacia Dios en adoración. Invito a la iglesia global a reconsiderar la lectura de Elena White mediante sus propios lentes: el propósito de Cristo sobre la tierra fue revelar el amor de Dios para que nosotros pudiéramos amarlo
El propósito de Cristo sobre la tierra fue revelar el amor de Dios para que nosotros pudiéramos amarlo y desearlo. y desearlo. Esta es una adoración auténtica. Asimismo, debido a que nuestro Señor resucitado vive, él nos da su Espíritu Santo que facilita y da vida a nuestra adoración. Libera nuestra voluntad y agudiza nuestros afectos. Nos atrae a su presencia, despertando en nosotros un deseo por él. Jesús siempre ha sido el Deseado de las naciones. Hoy le pregunta: «¿Lo deseará usted por sobre todas las cosas? ¿Lo adorará?» James K. A. Smith, Desiring the Kingdom (Grand Rapids: Baker Academic, 2009), p. 51. Véase también James K. A. Smith, You Are What You Love (Grand Rapids: Brazos Press, 2016). 2 Himnario adventista del séptimo día (Boise, Id.: Pacific Press Publ. Assn., 2009), no. 421. 3 Ibíd., no. 378. 4 Elena White, manuscrito 20 (1892). 5 El Deseado de todas las gentes (Mountain View, Calif.: Pacific Press Pub. Assn., 1955). 6 Elena White, El conflicto de los siglos (Doral, Fl.: Asoc. Publicadora Interamericana, 2007), p. 657. 7 Ibíd. 8 Elena White, El Deseado de todas las gentes, p. 11. 9 Elena White, El camino a Cristo (Boise, Id.: Pacific Press Pub. Assn., 1993), p. 10. 10 Elena White, El Deseado de todas las gentes, p. 11. 11 Ibíd., p. 64. 1
David A. Williams es profesor asistente de Adoración y Música Sacra en el Seminario Teológico Adventista y codirector del Centro Internacional de Adoración y Música de la Universidad Andrews.
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Respuesta a preguntas bíblicas
Pregunta sobre las apuestas P
¿Son las apuestas malas de por sí, o el problema es volverse adicto al juego?
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Sospecho que la mayoría de los moralistas afirmarían que lo malo es el juego patológico. Muchos cristianos, incluidos los adventistas, consideran que el juego de apuestas está en claro conflicto con los valores cristianos y, en consecuencia, lo rechazan. Permítame describir el problema, considerar los principios bíblicos para rechazarlo y añadir un llamado pastoral. EL COSTO DEL JUEGO
El juego es definido como el intento de ganar dinero apostando o participando de juegos de azar (por ej., carreras de caballos, casinos, loterías, rifas). En muchas partes del mundo, este tipo de juegos ha alcanzado proporciones epidémicas. El problema se ha visto exacerbado por el juego en línea, que permite que los individuos arriesguen sus limitados recursos financieros apostando desde la privacidad de sus hogares. Desafortunadamente, el juego cuenta con el apoyo de grandes segmentos de la población y es protegido y promovido legalmente. El juego compulsivo o patológico produce problemas financieros para el individuo y sus familiares y, muy a menudo, va acompañado de abuso físico y verbal en la familia. También va acompañado de depresión, y tiene un profundo impacto negativo en la salud física y mental. Muchas veces la persona termina en suicidio. Entre otros problemas sociales, el juego incrementa el delito. Se ha calculado que Norteamérica invierte anualmente unos cincuenta mil millones de dólares al año para hacer frente al impacto social negativo del juego.* El elevado riesgo de volverse adicto al juego debería alcanzar para que los cristianos hagan todo lo posible para evitar esa epidemia.
práctica que en primer lugar, se basa en el egoísmo y la codicia. Ambos elementos motivan a las personas al juego. Alimentar el egoísmo va en contra del evangelio cristiano, que enfatiza el amor sacrificado (1 Juan 4:7-9). El intento de incrementar nuestras riquezas a expensas de otros no es una expresión del amor cristiano (Mat. 7:12). En segundo lugar, colocar nuestra esperanza en el azar es un rechazo al cuidado providencial de Dios por nosotros, quien nos guía siempre en su amor (Mat. 6:25-31). Deberíamos buscar cómo aumentar nuestra fe en el Señor al no depender del azar. En tercer lugar, la mayordomía bíblica rechaza el juego porque nos recuerda que todo lo que tenemos le pertenece al Señor, y que deberíamos usarlo para dar gloria a él (Sal. 24:1; 50:9-12; 2 Cor. 8:19, 20). Dios nos da fuerzas para ganarnos la vida mediante el trabajo honesto y, de esa manera, provee para nuestras necesidades, la misión de la iglesia y el beneficio de los demás (Efe. 4:28; 2 Cor. 9:10, 11; 1 Tim. 6:17). El llamado bíblico a la generosidad cristiana debería descartar las rifas, aun cuando suelen ser promovidas con un objetivo noble. CONFIAR EN EL SEÑOR
A menudo experimentamos dificultades que requieren recursos financieros para hacerles frente. Las apuestas pueden tentarnos a hallar una solución simple a nuestras necesidades, pero es un ídolo esclavizante y devastador. La Biblia nos llama a confiar siempre en el Señor, aun en medio de nuestras pruebas más severas. Resistir esta invención demoníaca requiere que fortalezcamos nuestra relación con el Señor mediante la oración y el estudio de la Biblia. La mejor medida contra el juego de apuestas es jamás comenzar a hacerlo. Si por alguna razón usted es un jugador compulsivo, puede necesitar ayuda profesional además de fe en el Señor para vencer esa dañina adicción. El Señor, que dio su vida por usted, puede darle la victoria. * Earl L. Grinlos, Gambling in America: Costs and Benefits (New York: Cambridge University Press, 2004), p. 177. Es probable que esa cifra sea ahora aún más alta.
EL JUEGO Y LOS VALORES CRISTIANOS
La Biblia no presenta una ley contra el juego, pero brinda valores y principios que pueden usarse para evaluar esa 26
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Ángel Manuel Rodríguez se ha jubilado después de trabajar como pastor, profesor y teólogo.
Salud y bienestar
¿Es para todos la misión? ¿O hay que ser empleado de la iglesia? ¿Hay oportunidades para que los profesionales de salud que no son empleados de la Iglesia Adventista participen en la misión de la iglesia? Mis circunstancias y compromisos personales me impiden prestar servicio en el extranjero. La Iglesia Adventista del Séptimo Día posee un sólido énfasis en la salud y el ministerio de salud, desde sus comienzos. La obra y el mensaje adventista de salud son llamados como el brazo derecho del evangelio. Jesús dio el ejemplo en su propio ministerio. Se nos dice que dedicó más tiempo a sanar que a predicar. Gran parte de su trabajo era sanar y cuidar de las necesidades de las personas. Al hacerlo, se ganaba la confianza de ellas y las invitaba a seguirlo.* En su ministerio diario, Jesús fue modelo de solicitud, servicio y sanación integral. Se ocupaba de cuestiones de enfermedad física, y también instaba a los que sanaba a que no pecaran más. Se ocupó de los problemas de la culpa y la vergüenza. Tocaba a los intocables, alimentaba a los hambrientos y encontraba a las personas allí donde estaban. Como médicos, ambos hemos pasado todas nuestras carreras en el servicio y la misión, y es importante que digamos claramente que el evangelismo y el ministerio de salud no son solo para los médicos. Los enfermeros, odontólogos, kinesiólogos, fisicoterapeutas, terapeutas ocupacionales y administradores –todos los que participan de algún modo para dar sanidad– son claves para la misión y llamados a extender el ministerio de sanación de Jesús en cualquier disciplina para la que estén calificados. Todos somos parte de este ministerio combinado que atiende las necesidades físicas y también espirituales de aquellos a quienes servimos. Una persona no necesita estar en la nómina de empleados de la iglesia para ser parte de la misión. Trabaje con la iglesia local apoyando sus programas comunitarios y las tareas de enseñanza, liderazgo y orientación, usando la experiencia y el conocimiento que Dios le ha dado, asignado y Fotografía: bernardbodo / iStock / Getty Images Plus / Getty Images
encomendado. Servir en el ministerio de salud es un maravilloso privilegio. Hemos tenido la oportunidad sagrada de ministrar tanto física como espiritualmente a líderes del mundo, hablar en parlamentos y asambleas legislativas, liderar en ambientes académicos, enseñar a estudiantes y residentes, establecer congregaciones, comenzar y administrar programas de estilo de vida, compartir las buenas nuevas de Cristo, predicar, enseñar y bautizar. Tenemos la responsabilidad sagrada de ser conscientes y sensibles desde la ética, y de jamás abusar de la confianza y la vulnerabilidad de aquellos a quienes servimos. Nunca deberíamos aprovecharnos de los que buscan o necesitan nuestros servicios; tenemos que modelar la compasión de Cristo y respetar las elecciones y decisiones individuales. Por la gracia de Dios, hemos visto a ateos que abrazan a Jesús como Señor, a enfermos que son sanados milagrosamente, y también la reversión de enfermedades no transmisibles mediante la aplicación equilibrada de los principios que Dios nos ha dado para el bienestar y la prevención y aun la sanación de enfermedades comunes. Hemos tenido el sagrado privilegio de caminar con los que ahora han probado la primera muerte, compartiéndoles la bienaventurada esperanza. La mies es mucha; los obreros son pocos. Usted puede marcar la diferencia al servir allí donde se encuentra. Pídale a Dios que cada día le dé una oportunidad de ser su corazón y sus manos. ¡Él no lo decepcionará! * Véase Elena G. White, El ministerio de curación (Mountain View, Calif.: Pacific Press Pub. Assn., 1959), p. 102.
Peter N. Landless es cardiólogo nuclear certificado y director de Ministerios Adventistas de Salud de la Asociación General. Zeno L. Charles-Marcel es especialista certificado en medicina interna y director asociado de Ministerios Adventistas de Salud de la Asociación General.
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¿Puedo contarle una historia? DICK DUERKSEN
123 sandías «
H
ace mucho calor aquí en el verano, y tengo varios grupos trabajando al sol. Están sudados, sucios y cansados, y soy el jefe. Vengo a ver cómo anda el trabajo. Salgo del vehículo, abro la puerta de la caja y llamo a todos para que vengan a ayudarme con las sandías. Durante la ola de calor, les regalé 123 a estos obreros acalorados, cansados y sudados. Creo que Jesús habría hecho lo mismo». «Oh, y me olvidé de mencionar las rosquillas. Creo que cuando Jesús alimentó a los cinco mil, les dio pan, ¿no es así? Por ello, repartí sandías y rosquillas, ¡y les encantó!» Lorin es granjero, gerente de construcción y jefe de varios equipos que trabajan en las líneas de petróleo y gas en Dakota del Norte (EE. UU.) y más allá de la frontera, en Canadá. Es un hombre grande, que intimida por su tamaño. Entonces sonríe, y uno se olvida que es tan grande. Solo se ven las arrugas que le produce la sonrisa, como montañas alrededor de sus ojos. Es un hombre que sabe cómo reírse. *** «Un día de horrendo calor estábamos levantando unas vigas de metal que serían parte del techo de un nuevo edificio –recuerda uno de los obreros–. Las vigas eran tan pesadas que se necesitaban tres personas para colocarlas en su lugar. Pronto quedamos exhaustos. En ese calor llegó Lorin, levantó una de las vigas él solo y la puso en su lugar hasta que fijamos las tuercas. ¡Todo solo! Y mientras lo hacía, se reía y contaba chistes». Es común que uno tenga temor de su jefe, pero los equipos de Lorin no tienen ese problema. Lo aman. Mientras cortaba sandías, les preguntaba por Fotografía: Dick Duerksen
sus familias y los felicitaba por lo que hacían, animándolos, enseñándoles y apoyando a cada uno en forma personal. «Tengo una huerta en casa –dice Lorin con una amplia sonrisa–. No soy muy bueno para eso, pero creo que Jesús habrá tenido una huerta en Nazaret, y por eso tengo una en el patio de casa. Allí es donde camino con Dios. Es el lugar que él ha creado para que yo camine con él y reciba sus mensajes. Aprendo mucho allí entre los tomates». Los tomates de Lorin no son plantas normales. Tienen más de dos metros de altura. El verano pasado, una granizada castigó las plantas. Por lo general, eso habría marcado el fin de los tomates. Pero recuerden que esa es la huerta en la que Lorin y Dios caminan juntos. En lugar de destruir las plantas, allí donde golpeó el granizo, la planta lanzó un nuevo retoño. Creció tanto que Lorin tuvo que tomar un machete e ir abriendo un pasadizo para cosechar todos los tomates maduros. «Dios y yo cosechamos 227 kilogramos de tomates y los regalamos. Algunos fueron para los obreros, otros para personas que pasaron por el lugar y dijeron que tenían hambre. Le pido a Dios que me envíe esas personas, y él siempre se asegura de que cada tomate se consiga una familia». *** Más de doscientos kilogramos de tomates; más de setenta kilos de maíz enlatado; ciento veintitrés sandías; veintisiete kilos de bizcochitos navideños; ocho pasteles de zanahorias y barras gigantes de chocolate. ¡Mucho chocolate! «Solo compro el mejor chocolate, no el barato, sino del bueno –dice Lorin–. Jesús no se habría conformado con un producto de baja calidad, así que compro el mejor que pueda conseguir, y lo regalo con una sonrisa». Siempre hay una barra de chocolate en el camión de Lorin, aguardando que lo regalen. Como ese día en que conducía por un camino rural y vio que un hombre sudaba mientras procuraba ajustar los alambres de su cerco. Inmediatamente percibió que al hombre le faltaba alguna ayuda. Primero, detuvo
su camioneta a la vera del camino, tomó una barra de chocolate y una botella de agua fría, y se las ofreció al granjero. Nadie jamás rechazó las barras de chocolate de Lorin. Los dos hombres rieron por unos minutos, y entonces Lorin le ayudó a reparar el alambrado. «Lo conocen como el Hombre del chocolate –dice riendo un amigo–. Siempre está regalando algo, en especial esas barras gigantes de buen chocolate. Esparciendo sonrisas como lo hizo Jesús en Galilea». «Hago simplemente lo que hizo Jesús cuando la gente acudía a él. Aunque no solía darles lo que ellos pensaban que necesitaban, les dio lo que realmente necesitaban. Les mostró que estaba allí para ayudarlos; que realmente se interesaba en ellos, y les dio más de lo que ellos entendían en ese momento. Los amó auténticamente, y creo que esa también es mi misión. Tener una vida que siga su ejemplo. Ser alguien que da. Alguien que se interesa en los demás». A Lorin se le ha hecho difícil permanecer en Dakota del Norte. Cada año, dirige un par de equipos de construcción en África y en India. Su equipaje va cargado de herramientas. Martillos extras, sierras, taladros y otras similares. Regresa con mucho menos peso. Deja sus herramientas a sus nuevos amigos que tanto las necesitan. Siempre hay otra bolsa especial en su equipaje: Es un recipiente amarillo brillante lleno de afiladoras de cuchillos. Cada noche, Lorin sale al pueblo para afilar los cuchillos de quien lo necesite; o un machete, o un arado. Pero no solo se encarga de afilarlos. Enseña a los demás a usar sus herramientas, y entonces las regala. «Solo trato de hallar sentido en este mundo en que vivimos, y quiero vivir como Jesús vivió. Quiero alcanzar la meta para encontrarme con él».
Editor Adventist World, es una publicación periódica internacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Su editor es la Asociación General, División de Asia-Pacífico Norte de los Adventistas del Séptimo Día®. Editor ejecutivo/Director de Adventist Review Ministries Bill Knott Director de la publicación internacional Hong, Myung Kwan Comisión de coordinación de Adventist World Si Young Kim, presidente; Joel Tompkins; Hong, Myung Kwan; Han, Suk Hee; Lyu, Dong Jin Editores/Directores asociados, Adventist Review Ministries Lael Caesar, Gerald Klingbeil, Greg Scott Editores en Silver Spring (Maryland, EE. UU.) Sandra Blackmer, Wilona Karimabadi, Enno Müller Editores en Seúl (Corea del Sur) Hong, Myung Kwan; Park, Jae Man; Kim, Hyo-Jun Director de plataformas digitales Gabriel Begle Gerenta de operaciones Merle Poirier Coordinadora de evaluación editorial Marvene Thorpe-Baptiste Editores invitados/Consultores Mark A. Finley, John M. Fowler, E. Edward Zinke Gerenta financiera Kimberly Brown Coordinadora de distribución Sharon Tennyson Consejo de dirección Si Young Kim, presidente; Bill Knott, secretario; Hong, Myung Kwan; Karnik Doukmetzian; Han, Suk Hee; Gerald A. Klingbeil; Joel Tompkins; Ray Wahlen; Ex-officio: Paul Douglas; Erton Köhler; Ted N. C. Wilson Diseño y dirección artística Types & Symbols A los colaboradores: Aceptamos el envío de manuscritos no solicitados. Dirija toda correspondencia a 12501 Old Columbia Pike, Silver Spring, MD 20904-6600, EE. UU. Número de fax de la oficina editorial: 1 (301) 680-6638 E-mail: worldeditor@gc.adventist.org Sitio Web: http://www.adventistworld.org/ A menos que se indique lo contrario, todas las referencias bíblicas pertenecen a la versión Reina Valera. Revisión 1995. Usada con autorización. Adventist World es publicada todos los meses e impresa simultáneamente en Alemania, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Corea del Sur, Estados Unidos, Indonesia, México y Sudáfrica. Vol. 18, No. 2
Dick Duerksen es un pastor y narrador que vive en Portland, Oregón, Estados Unidos.
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Fe en crecimiento
Páginas infantiles
Los cuervos gordos N
o he podido confirmar si la historia es verdadera. Sé que cuando escuché que un pastor se la contaba a un grupo de personas recién bautizadas en las alturas de las montañas de Lesoto (en el sur de África), ellas comprendieron el mensaje. En cierta ocasión, un nuevo cristiano acababa de ser bautizado. Había entregado su corazón a Cristo; su vida había cambiado, y sus examigos estaban enojados. Uno de ellos estaba decidido a hacer todo lo posible para que regresara a los viejos caminos. El amigo sabía que la comida favorita del nuevo cristiano habían sido los cuervos. Le gustaban hervidos, al horno, o fritos. De todas las formas. Pero ahora ya no pensaba en ello. No cazaba más cuervos. Y no salía con sus
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examigos después de un día de cazar cuervos. Entonces, el amigo diseñó un plan, uno que, estaba seguro, funcionaría. Era el día del bautismo, y el nuevo cristiano avanzaba por el camino tarareando con alegría varios himnos. Su mal amigo se ocultó, regodeándose, en los arbustos cercanos, hasta adelantarse después de una curva donde el nuevo cristiano tendría que pasar. Sacó un hermoso cuervo gordo de entre sus ropas y lo puso al borde del camino. Entonces volvió a esconderse en los arbustos. El nuevo cristiano llegó tarareando y cantando. Cuando vio el cuervo, siguió caminando sin siquiera darse vuelta para mirarlo otra vez o interrumpir su cántico. Pero en su mente pensó: De qué
manera Dios me ha cambiado; antes me gustaban esas cosas. El amigo estaba decepcionado, pero no se desanimó. Siguió escondido entre los arbustos, desde donde observó el bautismo, y decidió que probaría una vez más en el camino de regreso. Después del bautismo, el nuevo feligrés caminó muy feliz junto a su nueva familia de la iglesia. Todos hablaban, cantaban y alababan al Señor. El amigo tuvo que tener mucho cuidado esta vez. Pero se adelantó entre los arbustos y dejó caer el cuervo una vez más. Esta vez, el miembro nuevo lo miró dos veces y siguió avanzando. Pensó: Qué raro. Jamás podía cazar algo así antes, y ahora que no como cuervos, he visto dos hermosos ejemplares. Ilustración: Xuan Le
HOMER TRECARTIN
Tesoro bíblico: Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. 1 Pedro 5:8
El amigo entre los arbustos notó la segunda mirada y sonrió: «Lo haré otra vez. Ya lo voy a lograr». Cuando el nuevo feligrés llegó a la siguiente curva, había otro cuervo bien gordo. En esta ocasión, el nuevo converso lo empujó con el pie. Se le hacía agua a la boca. Pensó: Los cuervos eran por cierto sabrosos. ¿Por qué será que Dios dice que son animales inmundos? Comenzó a quedarse retrasado, separado del grupo. La próxima vez que vio un cuervo gordo junto al camino, se detuvo, miró a ambos lados, y rápidamente lo tomó y escondió en su ropa. Se lo notaba nervioso. Y de repente, su mal amigo salió de entre los arbustos con una sonrisa de oreja a oreja. La historia del cuervo puede disgustarte bastante, ya que es probable que nunca hayas pen-
sado en comer cuervos gordos. A pesar de ello, puede ser que otra cosa te esté tentando. Sé que, al igual que el malicioso amigo entre los arbustos, Satanás está haciendo todo lo que puede para hacerte pecar. Pedro lo llama un león rugiente, que está buscando a quién devorar (1 Ped. 5:8). ¿No sería maravilloso si pudiéramos garantizar que, una vez que aceptamos a Jesús, todo pronto se vuelve fácil hasta que Cristo venga? Pero tú y yo sabemos que no es así. Nos equivocamos y cometemos errores. Caemos en pecado. ¿Y entonces qué? Cuando un bebé que está aprendiendo a caminar se cae, no le decimos: «¡No lo hagas nunca más! ¡Eres una vergüenza! Si no puedes caminar, ¡deja ya de
molestar!» ¡Por supuesto que no! Y lo mismo sucede con Dios. Dios jamás nos dejará solos. Recuerda que él es nuestra ayuda (Sal. 46:1) y recuerda también que podemos ayudar a los demás. El astuto enemigo, Satanás, al igual que el mal amigo de la historia, está arrojando todos los cuervos gordos que encuentra ante nosotros, nuestros amigos y familiares. Por ello, la próxima vez que veas que alguien está mirando un “cuervo”, procura distraerlo para que mire a Jesús.
Esta historia fue publicada en KidsView de junio de 2016.
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