Antes de un espectáculo, una competencia, o de abordar un avión, puede escucharse una salutación en inglés que tiene equivalentes en la mayor parte del mundo: «Damas y caballeros ». El saludo abarca a todos, e invita un aire de civilidad, buenos modales y cortesía. Podemos recordar los detalles etimológicos, que conectan la palabra caballerosidad con el significado de algo refinado y aristocrático. Más allá de ello, la palabra siempre denota ser amable, cortés y gentil.
Filipenses 4:5 señala que el pueblo de Dios es llamado a que su epieikes sea conocida a todos. Las traducciones usan palabras distintas, pero epieikes suele traducirse como moderación, paciencia y gentileza. La gentileza de Cristo tiene que ser conocida por todos. Colosenses 3:19 pide a los esposos que no sean ásperos con sus esposas. Encontramos en 1 Pedro 3:4 que las esposas deben ser afables y apacibles. Y aunque usted no esté casado, Efesios 4:2 afirma que todos deberíamos ser humildes, mansos y pacientes, soportándonos en amor.
Una de las expresiones más reveladoras sobre la caballerosidad de Jesús se encuentra en Isaías 42:1-4:
«Este es mi siervo, yo lo sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento. He puesto sobre él mi espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, no alzará su voz ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada ni apagará el pábilo que se extingue: por medio de la verdad traerá la justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra la justicia. Las costas esperarán su ley» Manifestando características dominantes e imponentes, el Mesías trae la justicia con la verdad a los gentiles y la establece en el mundo. Entre las declaraciones de justicia hay dos ilustraciones preciosas de mansedumbre y moderación.
Aunque victorioso, Jesús no lanza exclamaciones ni levanta la voz. Por el contrario, las Escrituras apuntan a una caña cascada, que no tiene ni valor ni propósito y puede ser descartada fácilmente. Al igual que un pábilo a punto de extinguirse, ambos son débiles, desechables y pueden encontrarse fácilmente.
Estar cascada significa que ha sufrido daños. El pábilo a punto de extinguirse muestra que está por perder el fuego. La mínima fuerza puede quebrar la caña o apagar el pábilo, pero Jesús no lo hace. Esas líneas apuntan al más grande Gentilhombre, que es tierno, compasivo y simplemente gentil.
Mateo 11:29 lo clarifica: «Soy manso y humilde de corazón». Cristo es modelo de la gracia bondadosa que necesitamos en cada relación humana. No solo fue hacia los árboles sólidos, las plantas florecientes y los arbustos llenos de frutos, sino hacia las cañas cascadas y los pábilos a punto de extinguirse que Cristo mostró su gentil gracia.
Que el pueblo de Dios pueda mirar a ese Caballero del cielo, para ser llenos de su gracia y así ser damas y caballeros sobre esta Tierra.
10 Gracia abundante
Pilira Zapita
14 Gracia extra
K’dee Crews
de portada:
Worakandecha / iStock / Getty Images Plus
Alvina, de Odesa (Ucrania) agradece la ayuda que le brindó ADRA. El conflicto militar en Ucrania hizo que ella, su hija y su nieto estén como refugiados en Tiráspol (Moldavia).
Bunea Alina, ADRA Moldavia
«AHSRA-Asia es un centro de investigación de la comunidad adventista […] en la que investigadores y estudiosos de toda Asia participan de diálogos significativos sobre investigaciones con seres humanos. Es una comunidad que encarna nuestro compromiso compartido de apoyar a los investigadores adventistas y contribuir al progreso de la causa de la iglesia mediante la investigación».
—Arceli Rosario, rectora de la Universidad Adventista de las Filipinas y presidenta de la sede Asia de la Asociación Adventista de Investigaciones sobre Humanos, en referencia al propósito que cumple la organización. Mediante las investigaciones llevadas a cabo por la entidad, la iglesia puede realizar encuestas globales que aportan datos sobre el desarrollo y mejoras a las iniciativas, programas, servicios y reglamentos de la iglesia. Los planes estratégicos de la iglesia mundial, como por ejemplo «I Will Go» y otras iniciativas, ahora se basan en datos que son producto de investigaciones.
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Totalmente de acuerdo – 26%
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Totalmente en desacuerdo 3%
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N=146.323
Fuente: Encuesta Global de Miembros de Iglesia
Datos de la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones de la Asociación General
«Hoy, estamos verdaderamente agradecidos a ADRA-Islas Salomón por remodelar nuestros decrépitos edificios, para que los estudiantes puedan acceder a instalaciones limpias y acondicionadas».
—Dennis Doro Narakana, vicedirector de la Escuela Secundaria Titiana, al referirse a la compleción y entrega exitosas de las nuevas instalaciones sanitarias en dos escuelas de las Islas Salomón, a comienzos de octubre. Las obras fueron financiadas totalmente por ADRA-Australia e implementadas por ADRA-Islas Salomón, bajo el proyecto «Turn on the Tap». La iniciativa mejora el agua potable, las instalaciones sanitarias y la higiene en las escuelas primarias y secundarias en la zona, y en sociedad con líderes locales, autoridades educativas y empresas, brinda agua potable, baños limpios, productos de higiene femenina y educación para la salud.
«El lanzamiento global de The Hopeful marca un hito significativo en nuestra misión de compartir esperanza. Mediante nuestra propia tecnología de traducción por IA, estamos haciendo que esa historia inspiradora esté a disposición de más personas, en más idiomas que antes. Ese esfuerzo apoya directamente nuestra visión 2030 de alcanzar mil millones de personas con el mensaje de esperanza eterna, y los invitamos a sumarse a nosotros para esparcir este poderoso mensaje a nivel local y general».
—Vyacheslav Demyan, presidente de Hope Channel International, sobre el lanzamiento global de «The Hopeful». El 22 de octubre, Hope Channel lanzó el filme en todo el mundo por Wonder Events. El lanzamiento busca compartir un mensaje de esperanza y sanación, ofreciendo la oportunidad significativa de que los televidentes se conecten y esparzan la historia de la esperanza adventista. (->)
«Hoy, la identidad de la Iglesia Adventista está conformada no solo por sus creencias y misión sino también por cómo nos perciben mediante los elementos visuales y gráficos que nos representan. Esos elementos tienen que ser consistentes en todas las plataformas y dar a la gente una percepción clara y unificada de quiénes somos».
—Rhoen Shane P. Católico, director del Departamento de Comunicaciones y Relaciones Públicas y Libertad Religiosa de la Misión de Davao, Filipinas. Un total de 152 participantes asistieron al evento, que incluyó individuos entusiasmados por escribir, producir videos y gráficos, y crear contenido en general en diversas plataformas, para atraer a un público constante. El evento brindó oportunidades de impactar la misión digital al compartir el evangelio de Cristo de manera creativa.
Más de 150
El número de embajadores de 10,000 Toes (10 Mil Dedos) que se dieron cita para la Cumbre de Medicina de Estilo de Vida en Fiyi, del 27 al 29 de septiembre. El evento se enfocó en la salud, el bienestar y la prevención de la diabetes, combinando actividades físicas, sesiones de capacitación a cargo de expertos, y reflexiones espirituales en pro del bienestar integral. La cumbre también buscó involucrar a los pastores adventistas en puestos de liderazgo como defensores de la salud. Los asistentes participaron en talleres prácticos sobre tratamientos naturales, incluidos los jugos terapéuticos, la hidroterapia, las cataplasmas, la cocina vegetariana y los masajes.
«Noventa y cinco años. ¡Miren la manera en que Dios ha bendecido una idea del corazón de un joven predicador! El ministerio comenzó muy pequeño –en un gallinero–, y ahora alcanza a gran parte del planeta en más de setenta idiomas. Para la iglesia, ha llegado a ser una agencia primordial de evangelización».
—Shawn Boonstra, actual orador y director de «La voz de la profecía», en referencia al 95° aniversario del ministerio que se inició el 19 de octubre de 1929, cuando H. M. S. Richards comenzó a transmitir regularmente mensajes bíblicos en las estaciones de radio de California. Pronto, el joven evangelista pasó a transmitir su programa «El tabernáculo del aire» (luego «La voz de la profecía» en 1937) en forma diaria. El ministerio continúa enfocándose en apoyar el evangelismo de las iglesias locales, produciendo recursos de medios de alta calidad y eventos comunitarios relacionados.
Compañía adventista coreana de alimentos saludables construye
pozos de agua y escuelas
Una compañía adventista de alimentos saludables en Corea del Sur compartió hace poco su misión de servir más allá de las fronteras del país. El informe de Alimentos Sahmyook tuvo lugar durante el Concilio Anual 2024, llevado a cabo en la sede de la denominación en Silver Spring (Maryland, EE. UU.), el 14 de octubre.
RESPONSABILIDAD SOCIAL
Sahmyook ha llegado a ser un ejemplo de «cómo priorizar e integrar la responsabilidad social a las actividades de la iglesia», dijo Soon Gi Kang, presidente de la Unión Asociación Coreana. Los líderes de la compañía contaron cómo implementar un enfoque misionero aun fuera del marco tradicional de la iglesia. Entre ellos, Minhyung Kim, gerente de ventas internacionales de Sahmyook, reportó que los líderes de la compañía «creen que al brindar alimentos nutritivos no solo alimentan a otros, sino que apoyan el bienestar general». Su principal objetivo es «brindar salud al mundo», expresó, destacando que el bienestar físico puede ser un camino hacia el bienestar general, incluido el espiritual.
Como segundo productor de leche de soja de Corea, la compañía ve que la nutrición es tan solo un aspecto de su trabajo, dijo Kim. Explicó que
las empresas pueden crear impactos sociales significativos al priorizar los servicios comunitarios y la educación. «La mayoría de las compañías busca grandes ganancias, pero Sahmyook tiene un propósito que nos motiva –dijo Kim–. Trabajamos para apoyar la educación en Corea del Sur y esparcir un mensaje de salud integral. Esa es nuestra misión».
SAHMYOOK Y «I WILL GO»
Con ese énfasis, Alimentos Sahmyook ha integrado su misión al enfoque estratégico «I Will Go», en especial al tratar de apoyar a comunidades vulnerables. En el área de educación, el apoyo de Sahmyook alcanza a 27 instituciones de Corea del Sur (escuelas, universidades y otros centros de aprendizaje). Al destinar fondos a esas instituciones, la compañía busca sostener un compromiso tangible para mejorar el acceso y la calidad educativa.
VIVIR LA MISIÓN
En un esfuerzo por fomentar una cultura corporativa alineada con los valores espirituales, Sahmyook anima a sus empleados para que vean su trabajo como un llamado, una oportunidad de marcar una diferencia positiva en el mundo.
Alimentos Sahmyook está dejando su marca más allá de las ganancias, dicen sus líderes.
«Nuestros empleados comprenden que su labor va más allá de producir alimentos –dijo Kim–. Ellos son parte de una misión mayor de mejorar las vidas de otros y esparcir esperanza. Ese sentido de propósito energiza a nuestro equipo y brinda significado a todo lo que hacemos »
En el presente, más de 350 empleados participan activamente en iniciativas de servicio comunitario, reportaron los líderes. En Corea, los empleados participan activamente en proyectos locales, efectuando reparaciones domésticas para grupos vulnerables y sirviendo alimento a los ancianos. A nivel internacional, equipos de voluntarios de Sahmyook viajaron a Camboya, Mongolia y Kenia, donde construyeron escuelas y cercos e instalaron pozos de agua y baños.
Alimentos Sahmyook también juega un papel significativo en momentos de catástrofes en Asia y otros continentes. La compañía ofrece asistencia inmediata y apoyo a largo plazo a las comunidades afectadas, distribuyendo ayuda a los necesitados sin tener en cuenta su trasfondo o creencias.
ACERCA DE ALIMENTOS
SAHMYOOK
Fundada en 1982 en Seúl, Alimentos Sahmyook (Sahmyook Sikpoom) produce una variedad de leche de soja y productos vegetarianos. La compañía basa su desempeño en «la expresión del amor por la humanidad mediante la salud en todo el mundo» Según los directivos de la compañía, al priorizar la salud, la educación y el servicio comunitario, Sahmyook ofrece un modelo de responsabilidad corporativa que se identifica con los valores universales de la compasión, el servicio y el bienestar integral.
Fotografía: ADRA Cambodia
Jeanne Damasio, ANN, y Adventist World
Los voluntarios de Alimentos Sahmyook, durante una iniciativa reciente de servicio en Camboya. ADRA ADRA Camboya
Secretario de la AG pide a los líderes que redoblen esfuerzos y enfrenten los desafíos de la misión
Marcos Paseggi, Adventist World
Erton Köhler describe «ventanas de oportunidad» para los misioneros.
El Informe del Secretario en el Concilio Anual de la Asociación General (AG) de los Adventistas del Séptimo Día en Silver Spring, el 13 de octubre, fue «un momento precioso para compartir un panorama de la iglesia y su misión mundial», dijo Erton Köhler, secretario de la AG. Köhler y su equipo informaron sobre el crecimiento de la iglesia y otras cifras pero fueron más allá de las estadísticas para repasar el comienzo de la misión adventista, analizar el estado actual de envío de misioneros, y describir algunas de las posibilidades y desafíos.
QUÉ MUESTRAN LAS ESTADÍSTICAS
Los ingresos a la Iglesia Adventista se han recuperado plenamente después de la pandemia del Covid-19, dijo David Trim, director de la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones de la AG. En 2023, la iglesia recibió a más de 1.465.000 miembros. «En efecto, 2023 tuvo el mayor número de ingresos netos de la historia», dijo Trim.
Al mismo tiempo, más de 836 mil dejaron la iglesia en 2023 (sin contar las defunciones), la tercera cifra más grande registrada alguna vez. En el presente, alrededor del 43 por ciento de los miembros bautizados abandona la iglesia.
La proporción de adventista por habitante equivale a uno por cada 350 habitantes (en 2000 había uno por cada 519 habitantes).
UNA COMPRENSIÓN PROGRESIVA
Al hablar de los comienzos de la misión adventista, Köhler enfatizó de qué manera los líderes y miembros, de mediados del siglo XIX, pasaron por varias etapas hasta que estuvieron listos para abrazar el llamado a la misión mundial. Contó que en 1874, los líderes votaron enviar a J. N. Andrews a Suiza, como el primer misionero oficial.
Según Köhler, a pesar de los magros recursos y la falta de estructura, la iglesia avanzó por fe: «Ninguna crisis tiene que detener el avance de la misión. Dios es el dueño de la iglesia y de la misión. Siempre abre puertas para que la misión progrese».
POR EL PROGRESO DE LA MISIÓN
En la última sección del informe, Köhler hizo referencia a Reenfoque Misionero, una iniciativa de la AG que busca direccionar más fondos y recursos al campo mundial. Este énfasis en el servicio misionero ha requerido hacer ajustes financieros en todos los niveles de la iglesia, reconoció, pero ya está dando resultados tangibles.
Por ejemplo, entre otras actividades, se ha podido efectuar la reapertura de la iglesia adventista de Bagdad (Irak), que había estado cerrada desde 2003. Esto se logró gracias a una familia enviada a prestar servicios en esa zona del mundo. «El Reenfoque Misionero no es un sueño o un proyecto, sino una realidad», expresó Köhler.
TRES VENTANAS MISIONERAS
Ya en el cierre de su informe describió lo que llamó «tres ventanas misioneras » que están presentes en cada región del mundo. Incluyen la Ventana 10/40 (una región del mundo donde vive la mayoría de la población, pero donde los cristianos son minoría), la Ventana Postcristiana, y la Ventana Urbana. «En sus territorios, acaso no tengan un país de la Ventana 10/40, pero sí tienen zonas o grupos de personas no alcanzadas o apenas alcanzadas », les dijo a los líderes. «Es tiempo de reorganizar […] todos nuestros recursos para enfocarlos en la misión», dijo Köhler. Y cuando hagamos frente a los desafíos misioneros, Dios enviará los recursos necesarios. «El dinero tiene que seguir a la misión», y no al revés, añadió. Por ello, «podemos avanzar con serenidad, confiando en el dueño de la misión»
Tor Tjeransen / Adventist Media Exchange (CC BY 4.0)
Erton Köhler, el secretario de la Asociación General, presenta su informe a los miembros de la Junta Directiva el 13 de octubre.
Adventistas en Kenia celebran 150 años de la misión mundial
La Iglesia Adventista de la Asociación del Lago Kenia, perteneciente a la Unión Asociación de Kenia Occidental en la División de África Centro-Oriental, celebró un hito destacado el 28 de septiembre: 150 años de misión mundial adventista y casi 120 años de presencia adventista en Kenia.
El evento especial del sábado tuvo lugar en la Escuela Primaria Gendia, el lugar donde llegó a trabajar el primer misionero adventista a Kenia en 1906, creando una atmósfera de inspiración y reflexión. Los líderes de la iglesia destacaron que el evento honró el rico legado histórico y reveló el impacto duradero de la fe, el servicio y el desarrollo comunitario que sigue floreciendo en la región. Emmanuel Pelote, director del Departamento de Comunicación de la División fue el invitado especial, junto con Robert Muhune, secretario asociado del territorio, y Japheth Ochorokodi, secretario de la Unión. También asistieron representantes de todas las instituciones adventistas de
la Asociación, lo que incluyó a Philip Gai, gerente del Hospital Adventista Kendu, y a Alvin Eliamani, gerente de la Casa Editora África Herald. Asimismo, asistieron pastores, directores de departamento y obreros de la iglesia. El programa, que siguió pautas litúrgicas tradicionales, fue vibrante y elevador, dado que celebró la importancia de 150 años de dedicados esfuerzos misioneros adventistas. Al mismo tiempo, Ingalish Sati, Churchill Nyakinda y Polycarp Akoko compartieron la historia inspiradora de la misión en Gendia. Enfatizaron la manera en que el trabajo pionero de los misioneros estableció el fundamento para la floreciente comunidad eclesiástica que hoy se ve en la zona. Gai también relató la rica historia del Hospital Adventista Kendu (ex Hospital Gendia), destacando su papel fundamental en la salud y la misión espiritual de la región.
Ochorokodi felicitó a la Asociación «por su compromiso continuo con la obra misionera», destacando «el profundo impacto de sus esfuerzos
El evento se lleva a cabo en el lugar donde trabajaron los primeros misioneros en el país.
a la hora de contribuir con la misión adventista y responder a las necesidades espirituales y sociales de la población»
Según los asistentes, el punto destacado fue el convincente sermón de Pelote. Con pasión, repasó la vida de John N. Andrews, detallando los desafíos y triunfos de ese pionero. «Dejen de ser solo miembros de iglesia para abrazar el papel de misioneros en sus comunidades », instó Pelote. Llamó a la humildad y a un enfoque cristocéntrico del liderazgo, pidiendo que permitan que Cristo reine en sus vidas. El evento del 28 de septiembre sirvió como recordatorio del poder transformador de la fe y la importancia de la dedicación continuada a la obra misionera, lo que ha contribuido significativamente a la educación, la salud y el crecimiento espiritual en la región. «Al celebrar la obra adventista en esta región, la misión es un testimonio del legado de esos primeros misioneros, y del compromiso continuo de la comunidad adventista de elevar y empoderar a los que viven en la zona», dijeron los líderes. Después del mensaje de Pelote, Muhune reforzó esos temas. Desafío a la congregación a profundizar su fe y distinguir entre la mera asistencia y el auténtico discipulado. Muhune invitó a los asistentes a pasar al frente, demostrando el deseo de transformar sus vidas mediante un compromiso con el verdadero sendero de la fe y para resistir las distracciones del mundo. Los líderes de la iglesia dijeron que: «Este llamado a la acción mostró que el evento no fue tan solo una celebración sino que marcó un compromiso renovado con la misión, en los años que vendrán»
Benson Okech Ogayo, Asociación del Lago Kenia, y Adventist World
Emmanuel Pelote, director del Departamento de Comunicación de la División de África Centro-Oriental, predica en el evento conmemorativo en Kenia occidental.
Enfoque misionero
Envío de misioneros
revela cambios y posibilidades
Líder de Misión Adventista describe renovado énfasis en la misión de vanguardia.
«Hace poco, el condado Montgomery en Maryland (EE. UU.) fue señalado como el condado de mayor diversidad religiosa de los Estados Unidos », dijo Gary Krause, director de Misión Adventista, el pasado 13 de octubre. Al dirigirse a los miembros de la Junta Directiva de la Asociación General en el Concilio Anual 2024 de la Iglesia Adventista, Krause recordó a los líderes que la sede mundial de la iglesia, donde se llevaron a cabo las reuniones administrativas, se encuentra dentro de los límites de ese condado.
«A menos de veinte minutos de este edificio hay al menos diez templos hinduistas o del jainismo […], y al menos trece mezquitas y centros islámicos. Y aquí cerca de nosotros hay una estación de televisión internacional musulmana»
Debido a los desplazamientos forzados, la migración internacional voluntaria, y la migración interna de zonas rurales a urbanas, la diversidad étnica y religiosa se ha incrementado sustancialmente en muchos lugares, explicó Krause.
UNA JUSTIFICACIÓN DE REENFOQUE MISIONERO
Según Krause, la situación actual brinda una justificación para el reenfoque misionero que enfrenta hoy la Iglesia Adventista en la Ventana 10/40 (una región del mundo donde vive la mayoría de la gente, pero donde los cristianos son una minoría), la Ventana Postcristiana, y la Ventana Urbana. Casi cada región de la iglesia se ha visto afectada hasta cierto punto por ello. Las ventanas de Reenfoque Misionero representan desafíos, pero también oportunidades. Krause compartió algunos datos sobre los misioneros de avanzada: 2500 pioneros de Misión Global, 79 pioneros llamados «fabricantes de tiendas » en la Ventana 10/40, y 774 voluntarios de Servicios Voluntarios Adventistas. No obstante, se podría hacer mucho más, dijo Krause. A manera de ejemplo, mencionó que VividFaith, la secretaría de la iglesia que conecta a los voluntarios potenciales con oportunidades de servicio, cuenta con una lista de más de 17 mil interesados, pero menos de 800 puestos. «Menos de 800 en contraste con 17 mil –dijo Krause–. ¿Se imaginan la energía, la juventud, la creatividad que representa esa cifra de más de 17 mil? ¡Imaginen qué diferencia podrían marcar si se dedicaran a servir! ¡Qué diferencia en las iglesias, escuelas, y comunidades; en el evangelismo, las iniciativas de salud y las entidades que pasan por momentos difíciles! Pero por la razón que sea, no estamos aprovechando esa
mina de oro de talento joven y bien dispuesto», se lamentó Krause.
UN CAMBIO DE PARADIGMA
Ahora que las regiones de la Iglesia están ajustando sus presupuestos para asignar más fondos a los misioneros, la iglesia mundial está procesando nombres de personas dispuestas a asumir los más grandes desafíos. Algunas regiones están incorporando la ayuda de otras. «Ocho Divisiones y Uniones están patrocinando misioneros e iniciativas misioneras en otras diez Divisiones y Uniones », reportó Krause.
Uno de los primeros misioneros de Reenfoque Misionero será Robert Folkenberg III, quien en noviembre se mudó con su esposa e hijitas de Canadá a Dinamarca para dedicarse a establecer una iglesia en esa Ventana Postcristiana secular.
Durante los últimos cuatro años y medio, Folkenberg se había dedicado a establecer una iglesia en Squamish (Columbia Británica), una comunidad conocida por sus elevados niveles de secularismo. «Cuando nos mudamos no había iglesia –dijo en un mensaje de video–. Fue un desafío difícil, pero gratificante, dedicar los últimos años a una iglesia que ahora es una realidad»
Folkenberg explicó que, mediante esa experiencia, él y su familia han llegado a ser «muy apasionados por el potencial y la realidad de establecer iglesias ». Ahora, con la ayuda de Dios, esperan repetir esa experiencia en la Copenhague postcristiana.
Tor Tjeransen / Adventist Media Exchange (CC BY 4.0)
Gary Krause, director de Misión Adventista, analiza el estado del servicio voluntario adventista.
Sección especial
Gracia abundante
Reconozcamos y reflejemos la gracia de Dios
PILIRA ZAPITA
Una vez me preguntaron durante una entrevista: «Si tuviera que elegir un tema sobre el cual predicar, ¿de qué hablaría?» Al instante contesté, mientras se me humedecían los ojos: «La gracia de Dios. No tiene competencia. La gracia».
Años antes de esta entrevista, no hubiera dado esa respuesta. Dios me ayudó a cambiar de paradigma para que hoy la gracia ocupe un lugar destacado en mi vida.
MI EXPERIENCIA PERSONAL
Me llamo Pilira, y soy una legalista en recuperación. Cuando Dios inició en mí esta travesía, la epístola de Pablo a los Romanos ya había cambiado mi vida. Pero este cambio se produjo inesperadamente. Soy adventista de tercera generación, y crecí leyendo Las bellas historias de la Biblia y otros libros de Arthur Maxwell. Mi abuelo materno era pastor, y mi padre fue criado por su tío, que también era pastor
adventista. Mis padres eran cristianos comprometidos y líderes de la iglesia que amaban a Cristo y su pueblo. El cuadro en la sala de mi casa era un gran retrato de Cristo con una corona de espinas. A pesar de su triste expresión, mantenía viva la verdad del amor y la muerte sacrificial de Cristo. En nuestro comedor había una placa que nos recordaba, en cada comida, que «Cristo es la Cabeza de este hogar; el invitado invisible en cada comida; el que en silencio escucha cada conversación».1 Como siempre he amado las palabras, jamás me cansaba de leer la frase y, naturalmente, eso impactó mi vida. Desafortunadamente, no veía a Cristo como compañero y amigo amante, sino más bien cómo: «¡Cuidado con lo que dices! ¡Te está escuchando!» Sin embargo, desde la niñez mi corazón se sintió atraído hacia Dios. Amaba tanto a Jesús que realmente quería agradarle. Con los años reuní un gran conocimiento de las Escrituras, pero sin darme cuenta, me sentí atraída hacia
el mundo del legalismo –con su actitud exclusivista, crítica, de juzgar a los demás y sentirse superior. No me convertí en una persona horrible, pero a menudo pensaba: «¡Dios tiene que amarme mucho, porque soy una joven adventista tan buena!». Dios comenzó lentamente a desafiar mi suficiencia propia y mis condenas hacia los que, creía yo, no eran lo suficientemente buenos porque no concordaban conmigo en toda creencia y práctica. Esos impulsos paulatinos de la gracia alcanzaron un punto culminante cuando un pastor e investigador adventista de la Universidad de África Oriental en Baraton (Kenia) llegó a nuestra iglesia para dar una semana sobre el libro de Romanos. Nos desafió desde el mismo comienzo diciéndonos: «Si comprenden este mensaje, sus vidas jamás serán las mismas otra vez». Y yo, ya adulta, respondí con el cinismo que había cultivado durante años. Hasta le dije a mi esposo: «Es lo mismo de siempre. ¿Qué nos puede decir que no
Aunque llegué a vivir la mentira de que Dios me amaba por lo que hacía, fue transformador saber que en Cristo me envuelve la gracia de Dios.
Para el final de esa semana, había comenzado una nueva etapa de vida: una etapa de comprender progresivamente esa increíble realidad llamada gracia. Por varios meses, clamé al Señor diciéndole: «¿Cómo no lo vi antes?» Más tarde me di cuenta de que algunas publicaciones de la iglesia y los lentes que yo había usado, si bien tenían buenas intenciones, oscurecieron el hecho de que el relato bíblico exclama: «¡Dios está lleno de gracia y te ama con todo su ser!» Mis lentes interpretativos, por el contrario, clamaban: «Guarda las leyes de Dios y él te amará. Si no eres lo suficientemente buena para ganar su favor, él te rechazará». De alguna manera, no lograba ver la Ley como fruto de la relación con Dios y evidencia de la presencia y el poder del Espíritu Santo. La veía como una manera de ganarme su aprobación. Esa experiencia me abrió los ojos a
muchas nuevas realidades, pero solo compartiré algunas.
En primer lugar, en Cristo soy amada, aceptada, estoy segura y tengo la seguridad de la salvación. Aunque llegué a vivir la mentira de que Dios me amaba por lo que hacía, fue transformador saber que en Cristo me envuelve la gracia de Dios. ¡Qué alivio masivo fue saber que no puedo ganarme mi llegada a Dios! De buena gana, intercambié conducta por gracia. Eso inició un proceso de verdadero discipulado: aprender, desaprender y reaprender, con el gozo de ver cómo Dios me revelaba numerosas mentiras que había llegado a creer sobre él, otras personas, la iglesia y el mundo.
A continuación, me sentí atraída al mensaje de Cristo en sus discursos de despedida (Juan 13-17). El cambio de una vida espiritual centrada en las obras, a una centrada en mi relación con Dios, hizo que sintiera deseos de permanecer en Cristo. No pasó mucho antes de que me diera sepamos?» No tenía idea de que Dios estaba por sacudir los fundamentos de mi teología.
cuenta de la realidad de las palabras de Cristo: «Separados de mí, NADA podéis hacer» (Juan 15:5, la mayúscula es mía). A medida que el Espíritu de Dios me puso cara a cara con mi vulnerable vida interior, descubrí que mi única esperanza era apoyarme en la suficiencia total de Cristo. El legalismo me había enseñado inadvertidamente a condenarme y a condenar a otros. Me puso culpa, vergüenza y un sentido subyacente de que no era lo suficientemente buena y que jamás lo sería. Jesús comenzó a remplazar eso con perdón, esperanza, aceptación, honor, seguridad y dignidad, reconociendo que, mientras acuda a Cristo por la fe, puedo tener la seguridad de que ÉL me perdonará y limpiará (1 Juan 1:9); y completará la buena obra que ha comenzado en mí (Fil. 1:6).
UNA CONSECUENCIA INESPERADA
El cambio de paradigma que remplazó una religión imperceptible-
mente legalista tuvo consecuencias que no esperaba, más allá de las que me impactaron personalmente. Una de ellas fue la profunda compasión que el Espíritu de Dios evocó en mí hacia «los que yerran». Algo cambió en mí, dado que me vi en el grupo de «los pecadores » (ver Rom. 3:23, 24); ese grupo de los que reciben pedradas mediante palabras, silencio, acciones y faltas de acción. Había sido ciega al alcance de mi justicia propia y exclusividad. Dios comenzó a prestarme sus lentes para que viera a los demás, en especial a los que pasan por situaciones complejas, por vivir en un mundo caído y quebrantado. Comencé a relacionarme de manera diferente con los que yo sin darme cuenta, había aprendido a proscribir, evitar y catalogar. Algunos creyeron, y aún creen, que soy demasiado tolerante y que justifico el pecado. Lo que no entienden es que mi corazón fue llevado a mirar más allá de las faltas de otros, para poder ver el valor inestimable que los quebrantamientos de esta vida ocultan. Nuestra necesidad de la gracia de Dios es igual, y podemos compartir este don revolucionario tan gratuitamente como Dios lo da y como lo recibimos.
¿QUÉ ES GRACIA?
Algunas palabras y conceptos asociados con el sustantivo hebreo khen, y la palabra griega charis, que se traducen ambos como gracia, son «favor»; «atracción»; «regocijo»; «bondad»; «deleite»; «Dios se extiende gratuitamente […] para alcanzar (inclinarse) a las personas porque desea bendecirlas (estar cerca)» 2 Respecto de Jesús, Juan escribe: «Pues de su plenitud (abundancia) todos hemos recibido, y gracia sobre gracia, [bendición espiritual sobre bendición espiritual, favor sobre favor y un regalo tras otro]» (Juan 1:16).3 Es la generosidad ilimitada, expansiva, libre y plena que Dios derrama sobre este mundo.
EL ESCÁNDALO DE LA GRACIA Y
EL PROBLEMA DE SU AUSENCIA
En un mundo carente de gracia –como lo denomina Philip Yancey4– la idea de recibir algo sin mérito suena inconcebible, absurda y desagradable. La cultura del mundo, impulsada por un amplio espectro de ideologías y religiones que demandan obras para ganar algo, se ríen y consideran imposible el concepto y la realidad de un don que cuesta mucho (todo) al dador, pero que es gratuito para el beneficiario. Basarse en el desempeño es inherente a muchas culturas y religiones. A menudo se internaliza mediante procesos sistémicos que celebran y recompensan a los que trabajan duro, y de alguna forma castiga a los que no parecen hacerlo. Mi objetivo no es criticar esta manera de pensar, sino enfatizar que está tan presente, que aceptar el don gratuito de la gracia de Dios se torna sumamente difícil. No obstante, las Escrituras enseñan claramente: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe» (Efe. 2:8, 9).
Hay entre nosotros numerosos ejemplos de carencia de la gracia, sean personales o sistémicos. Algunos sostienen que la carencia de gracia parece estar más presente entre los que afirman seguir a Cristo, porque la historia ha mostrado que, cuando uno cree que Dios apoya o manda algo, se puede pensar equivocadamente que hay justificación para divisiones motivadas por el odio y para una pasión que llega a matar, figurada y literalmente. Sin embargo, muchos teólogos han sostenido que la gracia es el mejor don del cristianismo al mundo. ¿Cómo reconciliar esto?
No importa cómo se manifieste la carencia de gracia en nosotros, eso nos muestra que la necesitamos. La Biblia afirma que no hay justo, ni aun uno (Rom. 3:10), y que podemos
engañarnos respecto de nuestra verdadera condición (Jer. 17:9). Estos y muchos otros textos bíblicos enfatizan que el problema con nuestra naturaleza caída necesita más que la modificación de la conducta. Solo la gracia y la justicia redentora de Cristo son suficientes para expiar las batallas internas y externas que enfrentamos cada día: contra el orgullo espiritual, la crítica, la ira, la falta de perdón, y el sentimiento subyacente de que tenemos, de alguna manera, que ganarnos la aprobación de Dios.
¿ CÓMO SE EXPRESA LA GRACIA DE DIOS?
Procuremos brevemente responder esta pregunta mediante los lentes de cómo vivió Jesús en este mundo –Dios en carne humana–, henchido de la presencia y el poder del Espíritu. Parece haber un consenso entre los estudiosos de que los cuatro Evangelios apuntan a diferentes comunidades de fe y que, por lo tanto, brindan énfasis diversos. Propongo no obstante que todos enfatizan y concuerdan de qué manera amó Jesús. Su amor fue radical, inclusivo, original, que atrajo a los parias, los marginados y los excluidos (ver Mat. 9:10-13; Mar. 2:15-17; Luc. 7:36-50; Juan 4:4-42).
¡Ellos se sentían cómodos a su lado! Aunque algunos destacan que Jesús no se dedicó a la «política» en el sentido contemporáneo de la palabra, la vida revolucionaria de Cristo fue sumamente política. Note que estuvo en problemas con los poderes religiosos y políticos de sus días, lo que finalmente le costó la vida. Este Cristo contracultural revelado en los Evangelios fue la personificación de la gracia abundante de Dios, y en su conjunto, los Evangelios muestran que Jesús guardó sus reprensiones más duras no a los que erraron, los que luchaban y los marginados, sino a los que habían sido hecho custodios de la gracia de Dios, pero que lo representaban de
manera completamente errónea. En lugar de priorizar las relaciones sobre los reglamentos, la misericordia sobre las exigencias morales, una comunidad solícita en lugar de una crítica y exclusiva, habían distorsionado la representación de Dios. Jesús trajo la visión sanadora del Dios que todos necesitamos conocer y experimentar: ¡Dios es abundantemente bondadoso e inclusivo!
¿CÓMO PODEMOS ENTONCES NO M OSTRAR SU GRACIA?
Comencé este artículo compartiendo cómo aprendí a ser consciente de la gracia. Transformó mi vida; me dio dignidad; quitó un sentido subyacente de vergüenza; y me llevó a vivir desde el lugar del amor permanente de Dios. Con los años, sin embargo, cuando mis conocimientos, comprensión y experiencia de la gracia divina se hicieron más profundos, me di cuenta de que la gracia siempre será muy importante para mí. Noté cuán impaciente puedo ser hacia los que están donde yo estaba antes: los legalistas, exclusivos y críticos hacia los que más necesitan la gracia transformadora de Dios. Aunque mi corazón ha sangrado cada vez más con el sufrimiento horrible, la injusticia, la opresión sistémica, el dolor, la desesperación, la pobreza, el pecado y el mal en sus numerosas manifestaciones, me he dado cuenta de cuánto necesito la gracia para acercarme a los que aún están en proceso de desaprender, aprender y reaprender; con aquellos que, creo yo, deberían actuar mejor. Dado que todos estamos en esa travesía, tenemos el desafío de continuamente dar y recibir la gracia.
En el presente, estoy viviendo el llamado divino a hablar contra la opresión sistémica y las injusticias sociales, en especial mediante los lentes del Espíritu en una vida integral. No obstante, ese mismo Espíritu que
enciende mi pasión por ser responsable ante Dios por cómo trato a otros, también me llama a ser ejemplo de gracia hacia aquellos con opiniones con las que estoy en profundo desacuerdo. La gracia no significa que nunca se puede criticar o no decir las cosas; de otra manera, no hubieran existido sólidas voces proféticas en la Biblia, ni las palabras proféticas de Jesús hacia los líderes religiosos de su tiempo. No obstante, aunque la gracia ofrece corrección, también fomenta un amor inclusivo y abarcador, algo muy revolucionario en un mundo cada vez más polarizado por el poder y los sistemas que perpetúan el odio contra «el otro». Si recordamos que ninguno de nosotros alcanzará la perfección de Cristo antes de alcanzar la vida eterna, nos aferraremos a la gracia de Dios, a la suficiencia que nos da Cristo, a la presencia del Espíritu Santo. Entonces, cuando caigamos, el perdón y la restauración no se verán afectados porque sabemos que nuestras acciones jamás nos harán dignos del amor de Dios. Dios sigue dando su abundante amor, bondad, generosidad y fidelidad. Y está dispuesto a perdonar a todos los que se arrepientan y acepten su amor. Esa perspectiva llena de gracia, y no la legalista que busca el objetivo imposible de ganarse la gracia, es lo que elijo encarnar por el resto de mi vida.
1 Autor desconocido.
2 HELPS Word Studies, https: biblehub.com/Greek/5485.htm
4 Philip Yancey, What’s so Amazing About Grace? Revised and Updated (Zondervan, Grand Rapids: MI, 2023).
Pilira Zapita está cursando un Doctorado en Teología Sistemática en el King’s College de Londres, donde también trabaja como asistente docente de posgrado. Es asimismo profesora invitada del Colegio Terciario Newbold.
Si recordamos que ninguno de nosotros alcanzará la perfección de Cristo antes de alcanzar la vida eterna, nos aferraremos a la gracia de Dios, a la suficiencia que nos da Cristo, a la presencia del Espíritu Santo.
Sección especial
Gracia extra
Cómo tratar con personas «difíciles»
Cuando le preguntan: «¿Cómo trata usted con las personas difíciles?», ¿se le viene una persona específica a la cabeza? Supongo que al menos se acuerda de una persona. Tratar con personas difíciles es un aspecto inevitable de la vida. Por ello, todos pueden beneficiarse al considerar este tema. Solo piense en cuán diferentes serían las relaciones en su hogar, iglesia o trabajo si supiera cómo tratar con las personas difíciles. Al analizar las relaciones, siempre es importante reconocer que no se puede arreglar o controlar a otros. Por ello, este artículo se enfocará en lo que sí se puede controlar, explorando siete pasos prácticos para tratar con personas difíciles.
K’DEE CREWS 1
1. HAGA UN AUTOEXAMEN
Al tratar con personas difíciles, el primer paso es mirarse en el espejo y preguntarse: «¿Soy yo la persona difícil?» Según Pamela Meyer, escritora y experta en la mentira, nos autoengañamos de cien a doscientas
veces por día.1 Leemos en Jeremías 17:9 que «Engañoso es el corazón [la mente] más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo [la] conocerá?»
Una forma común de autoengaño es la proyección, que es cuando pensamos que otros tienen cualidades negativas que nosotros mismos tenemos. Podemos pensar que otros son difíciles porque hemos proyectado nuestra dificultad sobre ellos. Como psicóloga, suelo hallar que mis pacientes proyectan. Se quejan del cónyuge, de un hijo, colega, pastor, porque dicen que son difíciles, mientras ellos son claramente los difíciles. Jesús describe la importancia del autoexamen en Mateo 7:3: «¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo y no le das
importancia a la viga que está en el tuyo?» (NVI). Para ser más directa: «¿Por qué catalogas a tu “hermano” de “dif ícil” y no te das cuenta que tú estás siendo difícil?» Jesús entonces amonesta a sus oyentes en el versículo 5 diciéndoles: «Saca primero la viga de tu propio ojo, entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano». Trabaja primero en tu dificultad, y entonces podrás discernir las dificultades de otros y saber cómo hacerles frente. Eleva una oración con las palabras de Salmos 139:23 y 24: «Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis ansiedades. Fíjate si voy por un camino que te ofende y guíame por el camino eterno» (NVI).
2. ASUMA SU RESPONSABILIDAD
La gente suele decir: «Esa persona me hizo enojar». Esto no es del
todo verdad. La gente puede influir sobre cómo se siente usted, pero nadie puede hacerlo sentir una cosa. En lugar de culpar a otros, hágase responsable de su respuesta, y entonces pregunte: «¿Qué disparador tiene esa persona sobre mí?» Los que tienen mayor madurez emocional son los que son conscientes y asumen responsabilidad por sus actos. Aun si su juicio sobre la persona difícil es correcto, hay cosas que usted sí puede hacer y cambiar.
Cuando la actitud de otro lo incita, no le dé poder mediante su reacción. Las personas difíciles son impotentes
sin su reacción. Cuando era chica, mi hermano mayor nos hacía cosquillas a mi hermana y a mí. Debido a la reacción histérica de mi hermana, él le hacía aún más cosquillas. Al observar esto, yo hacía como si no me daba cosquillas y, con cada fibra de mi ser, procuraba no reírme o retorcerme. Al rehusarme a reaccionar, él perdió poder sobre mí. Lo mismo se aplica al trato con las personas difíciles. No les den poder al reaccionar, ya sea en el momento o más tarde, al seguir pensando en lo que hicieron o en protestar por ello.
3. REDEFINA «DIFÍCIL»
Un paso esencial al tratar con personas difíciles es quitar la calificación de «difícil» que le asignó. Calificar es una forma de juicio, porque tomamos la característica o acción de alguien y la aplicamos a toda la persona. Una clasificación común, que es una palabra de moda hoy, es «narcisista».
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Las personas pueden tener rasgos narcisistas, pero clasificar a alguien como «narcisista» lo describe como si eso es su todo. Es la agenda de Satanás porque esas clasificaciones condenan a otros a lo que se les asigna y puede convertirse en una profecía autocumplida. Lo mismo se aplica cuando decimos que alguien es «difícil». Pueden pensar: «He sido catalogado como “difícil”, entonces, ¿para qué cambiar?»
Las etiquetas también tienden a segregar a las personas sobre la base de la raza («negros » contra «blancos »), religión («conservadores » contra «liberales »), creencias políticas, etc. De igual manera, la segregación se produce cuando la gente cataloga a otros como «difíciles ». Deberíamos preguntarnos, ¿qué haría Jesús en mi lugar? Él luchó contra las clasifica-
4. CONÉCTESE Y ESCUCHE
Una gran bendición de mi trabajo como psicóloga es escuchar las historias de las personas. Al ver tras el velo de sus vidas, crecen en mí la empatía y la compasión, en lugar de la crítica y la frustración. Aunque acaso usted no tenga la misma oportunidad de escuchar las historias de otros todos los días, todos podemos conectarnos, preguntar y escuchar a los demás. No los juzgue, sino escuche y sea
ciones alienantes de sus días, porque miraba el corazón (véase Gál. 3:28).
«La gente se fija en las apariencias [las dificultades], pero yo me fijo en el corazón [las profundas heridas y el quebrantamiento]» (1 Sam. 16:7, NVI; cf. 2 Cor. 5:16). En lugar de una mentalidad de «nosotros» (los no difíciles) contra «ellos» (los difíciles), tenemos que darnos cuenta de que todos somos pecadores «difíciles» destituidos de la gloria de Dios (Rom 3:23), y que tenemos que extender a otros la misma gracia inmerecida que hemos recibido. Hagamos como Dios, y quitemos la etiqueta de «difícil», comenzando ahora. Este artículo se referirá ahora a las «personas difíciles» como aquellos que necesitan gracia extra. Son «personas que requieren gracia extra» (simplificado en: PRGE).
paciente. Como expresa Santiago 1:19: «Todos deben estar listos para escuchar, pero no apresurarse para hablar ni para enojarse» (NVI). Bo Bennett, que escribe sobre pensamiento crítico, ha dicho: «Si usted quiere mucha experiencia en tratar con personas difíciles, tenga hijos».2 Al igual que los niños, los PRGE suelen tener habilidades emocionales y sociales subdesarrolladas. Quizá necesitamos verlos con nuevos ojos, como niños preciosos
que necesitan nuestro amor y atención para continuar con su desarrollo. A los ojos de Dios, todos somos niños, y él quiere que los niños vayan a él.
Conectarse y escuchar no solo crea empatía ante las debilidades de las
5. DEFINA LA DIFICULTAD
Al escuchar, en lugar de catalogar, puede definir mejor el problema que interfiere con su relación. Varias cosas pueden contribuir a interac-
6. FIJE LÍMITES
Los límites son necesarios para tratar con las PRGE y para todas las relaciones. Un gran principio guiador para los límites de la Biblia queda revelado en el carácter de Dios: un equilibrio entre justicia y misericordia (Sal. 85:10; Miq. 6:8; Mat 23:23). El amor humano a menudo suele ser desequilibrado: solemos enfatizar
personas sino también oportunidades de percibir sus fortalezas. Jesús reconoció las debilidades y fortalezas de la gente. Tuvo compasión por sus quebrantos mientras al mismo tiempo cultivaba lo bueno que tenían.
ciones problemáticas. Alguien puede sufrir de un trastorno físico o psicológico o tener una personalidad, estilo de vida, sistema de creencias o cultura diferente a la suya. Al identificar cuáles de esas opciones están causando la interacción difícil, podría entonces determinar la solución apropiada. No existen soluciones mágicas para todos los casos. Hay numerosas variables. Mucho depende de su relación con la PRGE, ya sea un familiar, un miembro de iglesia, alguien con autoridad o un extraño. También debería considerar la frecuencia de sus interacciones y su objetivo para la relación. Si la
Necesitamos hacer lo mismo con las PRGE. Aunque algunas puedan tener desafíos interpersonales, pueden tener otros dones que podrían contribuir con el ministerio. Todos son necesarios en el cuerpo de Cristo (1 Cor. 12:12–27).
relación es con alguien que rara vez ve, su enfoque será muy diferente al que usar ía si es una relación con su jefe, con el cual interactúa a menudo. Por último, necesita considerar qué interacciones puede tener con la PRGE. ¿Pueden responder a los límites que les solicite? Muy a menudo, las personas se frustran con una PRGE cuando se ve que no pueden actuar en forma diferente. Permita que las personas le enseñen quiénes son y qué es lo que pueden hacer, y fije sus propias expectativas de acuerdo con ello.
una y descuidar la otra. Al tratar con las PRGE, la mayoría de los cristianos caen del lado de demasiada gracia (es decir, límites escasos o ausentes) hasta que llegan a un punto de quiebre («he tenido suficiente») y pasan entonces por completo a la justicia (es decir, límites rígidos como, por ejemplo, dejar por completo de relacionarse con la persona). El equilibrio entre justicia y misericordia dependerá de la persona y la situación. Permita que el Espíritu Santo, no su juicio sesgado, lo guíe a la hora de establecer límites. Es necesario lograr el equilibrio entre la justicia y la misericordia; tenemos que hallar el equilibrio entre cuidar de otros y de nosotros mismos. El principio guiador para esto en la Palabra de Dios es amor a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mar. 12:31). No podemos amar a otros si no nos amamos y cuidamos de nosotros. La fatiga por compasión y el agotamiento son inevitables si no hay cuidado propio regular y rutinario. Aun Jesús fijó límites de autocuidado cuando se relacionó con las personas difíciles de su época (por ej., con discípulos que argumentaban mucho, líderes acusatorios, personas necesitadas y quebrantadas, etc.). Jesús a menudo se retiraba de la multitud al desierto (Luc. 5:15, 16), la ladera de la montaña (Mat. 14:23), o un lugar solitario (Mat. 14:13; Mar. 1:35). También halló descanso entre sus amigos de confianza, como lo señala Elena White: «A menudo Jesús buscaba el descanso que su naturaleza humana requería, en la casa de Lázaro en Betania».3 Fijar y comunicar límites es solo parte de la batalla. La parte más difícil es entonces implementarlos y reforzarlos.4
7. BUSQUE CONSEJO
Dado que no existe una solución única para la diversidad de PRGE que encontraremos, necesitamos buscar apoyo y consejo. En primer lugar, busque consejos de Dios.
Mediante la oración, el estudio de la Biblia y la experiencia, el Espíritu Santo puede guiarlo. En segundo lugar, busque el consejo de personas objetivas y de confianza.
En séptimo grado, mi mejor amiga me contó sobre sus desafíos mentales, lo que incluía las autolesiones y los pensamientos suicidas. Me hizo prometer que no se lo contaría a nadie y entonces sus luchas me pesaban tanto que comencé a mostrar indicios de depresión. Al notar esto, mi hermana me preguntó qué me pasaba. El dique que había soportado por tanto tiempo se rompió, y comencé a llorar. Jamás olvidé la respuesta de mi hermana: «K’dee, no eres responsable por las
luchas y la vida de tu amiga». Mi hermana validó mi deseo de cuidar de mi amiga, pero me permitió establecer límites para cuidarme a mí misma. Me pareció que Jesús mismo me estaba hablando, diciéndome: «Veo tu solícito corazón, K’dee, pero yo soy su Salvador; tú no lo eres. Entrégamela a mí». Compartí entonces las luchas de mi amiga con un adulto de confianza en la escuela. No solo me quité un gran peso de encima, sino que las necesidades de mi amiga fueron satisfechas de manera más apropiada
Dios nos llama a ayudar a otros, pero no somos responsables por ellos. Haga lo que pueda y entregue el resto a Dios y a otros.
El valor del premio determina el volumen de dolor que estás dispuesto a soportar.
TESTIMONIO PERSONAL
En conclusión, quiero compartir una historia personal sobre el poder de utilizar los principios de Dios no solo para enfrentar sino para amar a una PRGE. En la escuela secundaria, sufrí acoso escolar y a menudo estaba sola. Aunque fueron años de grandes desafíos, me ayudaron a ser empática, y despertaron en mí el deseo de hacerme amiga de los marginados. En mi posgrado, experimenté mi desafío más grande con una PRGE. La comunidad adventista local toleraba amablemente su presencia en las reuniones sociales, pero nadie quería ser su amigo. Admito que a veces hasta a mí me costaba conservar esa amistad. Un día, ese amigo me contó de su niñez. Habló del rechazo y abandono que había experimentado y cómo probaba a propósito a los demás para ver si también lo abandonarían. Me dijo: «K’dee, sé que te he probado y alejado de mí. Pero tú nunca me has dejado. Entiendo mejor el amor incondicional de Dios gracias a tu amistad. No tienes idea de cuánto significa esto para mí. Lamento ser tan difícil, pero es que ya no sé cómo dejar de actuar así»
No es fácil ser amigos de las PRGE, pero puede ser algo extremadamente gratificante. Aun atesoro ese amigo
querido, y agradezco que esa relación me ha enseñado de Dios y su amor por nosotros. Mi esposo a menudo dice: «El valor del premio determina el volumen de dolor que estás dispuesto a soportar». Valemos el dolor de la cruz. La sanación que experimentó mi amigo, gracias al amor de Dios por medio de mí, vale el dolor de una amistad que presenta grandes desafíos. Espero que usted también acepte el desafío de amar, cuidar y dar sanación a una PRGE. Que Dios lo bendiga dándole paciencia, compasión, gracia, justicia, y un amor que lo equipe para aprender a tratar y amar mejor a las PRGE.
1 Véase Pamela Meyer, Liespotting: Proven Techniques to Detect Deception (New York: St. Martin’s Press, 2011).
2 Véase, asimismo, Bo Bennett, Year to Success: When it Comes to Success, There are No Shortcuts (Sadbury, Mass.: Archieboy Holdings, 2004).
3 Elena White, Hijas de Dios (Boise, Id.: Pacific Press Publ. Assn., 1999), p. 56. Por perspectivas adicionales sobre el cuidado propio en el ministerio, léase el capítulo título «Peligros del exceso de trabajo», en Elena White, Obreros evangélicos (Buenos Aires: Asoc. Casa Editora Sudamericana, 1997), pp. 258-261.
4 Por mayores perspectivas sobre los límites, véase Henry Cloud y John Townsend, Boundaries: When to Say Yes, How to Say No (Grand Rapids, Mích.: Zondervan, 2017).
La doctora K’dee Crews es psicóloga clínica licenciada y directora clínica de Beautiful Minds Medical en Auburn, California, Estados Unidos.
Nadie sabe exactamente cuántos planetas hay en el universo, pero los astrónomos estiman que nuestra galaxia, la Vía Láctea, contiene más de cien mil millones de planetas.1 Sumada a esa cifra, los científicos nos dicen que hay al menos cien mil millones de galaxias en el universo observable, por lo que el número de planetas podría alcanzar billones Esas cifras, sin embargo, se basan en observaciones de una pequeña parte del universo, por lo que el número de planetas probablemente es mucho mayor.2 Lo asombroso es que, además de los planetas, los astrónomos estiman que hay unos cien mil millones de estrellas tan solo en la Vía Láctea, con aproximadamente un total de doscientos cuatrillones de estrellas (¡el número 200 seguido de 24 ceros!).3
Un planeta necesitado
Perspectiva mundial
En algún lugar en medio de este destellante universo, Dios descendió y creó este ínfimo planeta que conocemos como «Tierra»
«Sea la luz –dijo– y fue la luz» (Gén. 1:3). Después de llenar el mundo de luz y de vida, su acto final fue crear «al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó» (Gén. 1:27).
Todo era perfecto, hasta que dejó de serlo. Al elegir el pecado por sobre su Creador, nuestros primeros padres arrojaron este planeta al sufrimiento y la angustia. Fue el primero y único planeta en experimentar la separación que trae la rebelión.
ÉL ELIGIÓ LA GRACIA EXTRA
Al tener innumerables mundos habitados bajo su dirección, Cristo podría haber simplemente extinguido instantáneamente este ínfimo planeta rebelde, pero no lo hizo. Por el contrario, eligió mostrar gracia extra para con sus criaturas al venir a este planeta desagradecido donde viviría y moriría para que un día pudiéramos vivir para siempre con él.
Por ello, una noche, mientras las estrellas que había creado brillaban en las alturas, el Rey del universo nació en un establo lleno de animales y fue colocado en un comedero. No llegó para reinar en un trono dorado. Fue «despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en sufrimiento; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado y no lo estimamos » (Isa. 53:3).
A lo largo de toda su vida, Cristo mostró paciencia, compasión, amor y gracia extra para todos. Aun cuando los que vino a salvar lo clavaban a una cruenta cruz, dejó escapar de sus labios temblorosos las palabras: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Luc. 23:34).
Al colgar entre el cielo y la Tierra, uno de los últimos actos de amor de Cristo fue permanecer en la cruz mientras todos los demonios del infierno lo rodeaban, tentándolo a retirar su insondable gracia de los que escupían su rostro, e ir a su Padre. Pero no lo hizo. Mostrando gracia extra hasta el mismo fin, Cristo dio su vida para que todos los que así lo quisieran pudieran vivir.
UNIDOS EN EL PLAN DE SALVACIÓN
Al ascender al cielo, Cristo no olvidó a aquellos que vino a salvar. El Padre y el Hijo están unidos en el plan de salvación.
«La Biblia nos muestra a Dios en un lugar alto y santo, no en un estado de inactividad, ni en silencio y soledad, sino rodeado por diez mil veces diez millares y millares de millares de seres santos, todos dispuestos a hacer su voluntad. Por conductos que no podemos discernir está en activa comunicación con cada parte de su dominio. Pero es en el grano de arena de este mundo, en las almas por cuya salvación dio a su Hijo unigénito, donde su interés y el interés de todo el cielo se concentran. Dios se inclina desde su trono para oír el clamor de los oprimidos. A toda oración sincera, él contesta: “Aquí estoy”. En todas nuestras aflicciones, él es afligido. En cada tentación y prueba, el ángel de su presencia está cerca de nosotros para librarnos».4
UN NUEVO MANDAMIENTO
¡Qué gracia maravillosa! Pero hay aún más. La noche antes de su muerte, Jesús dijo a sus discípulos:
«Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros» (Juan 13:34, 35).
A lo largo de toda su vida, Cristo mostró paciencia, compasión, amor y gracia.
Una de las maneras más poderosas de revelar amor es extendiendo gracia a otros. ¿Hay algún conocido –un amigo, familiar, colega, miembro de iglesia, vecino o hasta extraño–que necesita recibir gracia extra de parte de usted hoy? A veces puede ser difícil, pero recordemos la promesa del Señor: «Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad» (2 Cor. 12:9).
Hermanos, al ingresar al nuevo año, los invito a sumarse a mí para pedir a Dios esa gracia extra que todos necesitamos, y a permitirle que nos use a cada uno para extender su gracia maravillosa a un mundo que tanto lo necesita.
1 Big Think. «How Many Planets Are There in the Universe?» Big Think Visitado el 3 de octubre de 2024. https://bigthink.com/starts-with-abang/planets-universe/ 2 NASA. «Billions and Billions of Planets» NASA Jet Propulsion Laboratory. Visitado el 3 de octubre de 2024. https://www.jpl.nasa.gov/ news/billions-and-billions-of-planets/ 3 «¿Cuántas estrellas hay en el universo?» Visitado el 3 de octubre de 2024. https://bit.ly/HowManyStarsintheUniverse 4 Elena G. White, El Deseado de todas las gentes (Mountain View, Calif.: Pacific Press Pub. Assn. 1955), p. 323.
Ted N. C. Wilson es presidente de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Se pueden consultar artículos y comentarios adicionales en X (ex Twitter): @pastortedwilson y en Facebook: @Pastor Ted Wilson.
Descubramos el Espíritu de Profecía
Elena White y el mandato de la misión adventista
Un modelo visionario de evangelismo global
Si hay una palabra que describe al adventismo, esa es: misión. Todo el movimiento adventista fue impulsado por un compromiso a proclamar que Jesús vendría pronto. Ese espíritu misionero llevó a muchos de los primeros milleritas a vender sus posesiones para esparcir las buenas nuevas del inminente regreso de Cristo. Creían que, si Jesús vendría en pocos años, el mundo necesitaba saber de ello.
Después del Gran Chasco del 22 de octubre de 1844, el pequeño grupo adventista sabatista mantuvo el entusiasmo millerita por el pronto regreso de Cristo, aunque muchos de ellos abandonaron la fe. Con el tiempo, el grupo entendió que tenían que compartir ese mensaje con el mundo. Los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14, –el llamado final de Dios a sus hijos terrenales– llegó a ser la fuerza que impulsó todas sus acciones.
Ellena White, una fundadora clave del movimiento, surgió como la fuerza más influyente que orientó el mandato misionero de los primeros
creyentes que guardaban el sábado. Su liderazgo visionario inspiró a la iglesia para que adoptara estrategias efectivas para esparcir los mensajes de los tres ángeles en todo el mundo. Como resultado, la Iglesia Adventista ha pasado a ser una comunidad mundial de creyentes, con más de 22 millones de miembros.
DE PERSONAS
ANTIMISIÓN A UNA VISIÓN
MISIONERA MUNDIAL
Puede resultar sorprendente, pero los primeros guardadores del sábado no priorizaron la obra misionera inmediatamente después del Gran Chasco. Defendían la doctrina de la «puerta cerrada» de los milleritas, que afirmaba que nadie podía ser salvo después del 22 de octubre de 1844. La creencia se basaba en la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25), donde la puerta fue «cerrada» cuando el esposo (Jesús) apareció, y dejó a algunas de ellas afuera. Como explicó Miller, la puerta cerrada significaba «el cierre del reino de mediación y la culminación del período
del evangelio».1 Esa comprensión persistió durante varios años.
Para comienzos de la década de 1850, los adventistas guardadores del sábado pasaron de la comprensión misionera de la «puerta cerrada» a la «puerta abierta». Jaime White escribió en la Review and Herald: «Esta PUERTA ABIERTA enseñamos, e invitamos a todo el que tiene oído para oír que venga y halle salvación por medio de Jesucristo […]. Si se dice que somos de la teoría de la PUERTA ABIERTA y del sábado como día de reposo, no lo objetaremos, porque esa es nuestra fe».2 Pero fue la orientación profética de Elena White la que dio a la iglesia un mandato misionero que llegó a ser un modelo de misión exitosa, aún implementado por los adventistas actuales.
ELENA WHITE Y EL CUÁDRUPLE MANDATO MISIONERO
El primer mandato marcó el comienzo de la obra de publicaciones. En noviembre de 1848, Elena White tuvo una visión en Dorchester (Massachusetts), después de la cual instó a su esposo a comenzar a imprimir «un pequeño periódico y repartirlo entre la gente». Anticipó que sería como «raudales de luz que habrían de circuir el globo» 3 En julio de 1849, Jaime White publicó el primer volumen de Present Truth (La verdad presente). Un año después, lanzó
El Instituto Occidental de Reforma Prosalud abrió sus puertas en Battle Creek, Míchigan, Estados Unidos, en 1866, uno de los cuatro mandatos misioneros adventistas.
Advent Review, que pronto se fusionó con Present Truth para convertirse en The Second Advent Review and Sabbath Herald. En ese entonces, las publicaciones eran la forma más avanzada de comunicación. En consecuencia, la Review and Herald se convirtió en una herramienta fundamental de evangelización, esparciendo así la «verdad presente». Hoy día, esa publicación continúa como la Adventist Review, y es leída por millones en todo el mundo, encarnando esa visión de «raudales de luz» que rodean el planeta.
El segundo mandato fue la decisión de organizarse oficialmente. Cuando las personas comenzaron a unirse al movimiento, se hizo evidente la necesidad de organizarse. Para la década de 1860, era condición para ser dueña de propiedades, responder a cuestiones teológicas, apoyar a los predicadores itinerantes, y llevar a cabo la misión con mayor efectividad. Elena White enfatizó la necesidad de un «orden» y un «sistema» en la obra de Dios para dar «el último gran mensaje de misericordia al mundo» 4
El 21 de mayo de 1863, el grupo adventista que guardaba el sábado se organizó como iglesia, con la misión como centro.
El tercer mandato fue el desarrollo del ministerio adventista de salud como herramienta práctica de apoyo a la misión. A comienzos de la década de 1860, Elena White tuvo dos visiones que enfatizaron la salud y el estilo de vida. Su visión de 1863 reveló la necesidad de una reforma prosalud, mientras que la visión de 1865 aconsejó integrar la salud a la misión de la iglesia. «La reforma prosalud es parte del mensaje del tercer ángel y está tan íntimamente ligada a él como el brazo y la mano lo están al cuerpo humano», escribió Elena White.5 Asimismo, abogó por crear instituciones de salud para sanar integralmente a las personas: física, emocional y espiritualmente. Hoy día, el ministerio adventista de
salud es una parte significativa de la identidad y misión de la iglesia, y es el sistema protestante de salud más grande del mundo.
El cuarto mandato de Elena White fue su énfasis en la educación adventista. Todo comenzó con la necesidad de contar con misioneros capacitados. En 1869, cuando un nuevo grupo de adventistas en Europa solicitó un ministro, la iglesia se dio cuenta de la falta de personal calificado. Esto llevó al establecimiento de la Sociedad Misionera, que buscó esparcir el mensaje del tercer ángel mediante misioneros, monografías, libros y folletos.
Elena White también llamó a que los jóvenes aprendieran otros idiomas y trabajaran como misioneros. En 1872, publicó «La educación apropiada», un folleto donde abogó por el establecimiento de escuelas adventistas para capacitar y enviar misioneros.6 En 1874, se fundó el Colegio de Battle Creek para preparar misioneros. «No deseamos esto para hacer un espectáculo, o por reputación –expresó un anuncio en la Review–. Creemos que el Señor viene pronto, y es una gran razón por la que nuestro pueblo debería prepararse para anunciar el mensaje en todas partes ».7
EL IMPACTO DEL CUÁDRUPLE
MANDATO MISIONERO
La cuádruple metodología de la misión adventista, iniciada por Elena White, jugó un papel significativo en el crecimiento de la Iglesia Adventista. El ministerio de publicaciones, la organización oficial, el ministerio de salud, y la educación fueron todos mandatos para la misión. Estos pilares llegaron a ser el modelo de la obra misionera en todo el mundo, resultando en un movimiento adventista global.
La iglesia continúa usando el modelo cuádruple hoy día, en momentos en que la misión sigue ocupando un lugar central en su
La cuádruple metodología de la misión adventista, iniciada por Elena White, jugó un papel significativo en el crecimiento de la Iglesia Adventista.
vitalidad. Sin embargo, es el espíritu misionero de cada adventista lo que puede marcar la diferencia última en el éxito misionero. Como lo expresó Elena White: «Id a trabajar, sintáis el deseo o no. Esforzaos personalmente por traer almas a Jesús y al conocimiento de la verdad. Esta labor será para vosotros un estímulo y un tónico; os despertará y fortalecerá. Por el ejercicio, vuestras facultades espirituales se vigorizarán, de manera que tendréis más éxito para labrar vuestra propia salvación».8 Este compromiso duradero con la misión mantiene a la Iglesia Adventista y sus miembros vivos espiritualmente y activos en sus esfuerzos misioneros mundiales.
1 William Miller, Evidence from Scripture and History of the Second Coming of Christ, about the Year 1843: Exhibited in a Course of Lectures (Tory: Kemble and Hooper, 1836), p. 192.
2 James White, «Call at the Harbinger Office», Review and Herald, 17 de febrero de 1852, p. 95.
3 Elena White, Notas biográficas (Miami, Fl.: Asoc. Publ. Interamericana, 1994), p. 137.
4 Elena White, Testimonios para la iglesia (Miami, Fl.: Asoc. Publ. Interamericana, 2003), t. 1, p. 176.
5 Ibíd., t. 1, p. 427.
6 Véase Elena White, Testimonios para la iglesia (Mountain View, CA: Pacific Press, 1948), t. 3, pp. 147-178.
7 G. I. Butler, «What Use Shall We Make of Our School» Review and Herald, 21 de julio de 1874, p. 45.
8 Elena White, «The True Missionary Spirit», Review and Herald, 10 de julio de 1883, p. 433.
Theodore (Ted) N. Levterov es director asociado del Patrimonio White de la Asociación General.
Fe en acción
El último paso de fe
El bautismo, la duda y una sanación milagrosa
El teléfono sonaba. Era del capellán de un hospital qué me estaba llamando. Una anciana relacionada con los adventistas había recibido el diagnóstico de cáncer de pulmón terminal. Jamás se había entregado a Dios mediante el bautismo, y quería estar segura de estar bien con Dios antes de que la terrible enfermedad le costara la vida. Apunté los detalles de Linda en un trozo de papel, y comencé lo que se transformaría en una misión de varias semanas por contactarla. Ella no respondía. Llamé al capellán, quien insistió que sí, que ella estaba interesada. Su hija me dijo lo mismo. Sin embargo, mi incapacidad de hablar con ella indicaba lo contrario.
Al regresar a casa un sábado al mediodía, sentí que tenía que llamarla una vez más. Finalmente levantó el teléfono.
—¿Dijo usted que es sacerdote católico?
—No, señora –le respondí–. Soy el pastor adventista de la iglesia local. Usted solicitó el bautismo a su capellán, y espero que podamos hablar si esa es todavía su intención.
Linda estaba en casa con su hija. Como no quería perder otra vez la conexión, tragué el almuerzo y me dirigí a su casa.
Linda y yo hablamos de su vida, su relación con Cristo y su historia con la iglesia. Compartió sus alegrías y sus remordimientos mientras yo le gritaba a la oreja. Linda estaba tan sorda que su teléfono y televisión estaban al máximo, y hasta hacían vibrar los objetos de su apartamento. Durante más de un mes, mis llamadas habían sonado en un teléfono que ella no podía escuchar. Después de una hora en su hogar, quedé con la voz ronca, pero con el espíritu muy animado.
¿UNA PÓLIZA DE SEGUROS?
La enfermedad de Linda era tan seria que planificamos un bautismo a mitad de semana. Llenamos el bautisterio, y organizamos un programa simple para ella y su familia. Ese miércoles hablé de Lucas 15 y el hijo pródigo, enfatizando que jamás es demasiado tarde para regresar a casa. Mientras hablaba, Linda se inclinó a su hermana y dijo en voz alta: «No tengo idea de lo que está diciendo». Concluí mi mensaje, oré pidiendo una bendición sobre ella, y nos preparamos para encontrarnos dentro del bautisterio.
Había hecho lo mejor posible para llevarla a Cristo y prepararla para el bautismo, pero ¿era realmente sincera? ¿Pensaba ella que el bautismo era tan solo una póliza barata de seguros para aliviar sus preocupaciones eternas? Yo aún tenía interrogantes.
Linda estaba tan débil que no podía ingresar al bautisterio. Con su consentimiento, la abracé tan suavemente como pude mientras introducía su frágil cuerpo en las aguas. Después de bautizarla y levantarla de las aguas, Linda quedó silenciosa como una estatua, ligeramente inclinada y con los ojos cerrados.
—Linda, Linda, ¿estás bien? ¿Linda, cómo te sientes? –le pregunté mientras los que observaban la escena se ponían nerviosos.
—¡Estoy empapada! –exclamó.
Aunque Linda estaba expresando una obviedad, fue la primera vez que escuchaba algo así en un bautismo. Después de cálidas expresiones y fotografías que conmemoraban la ocasión, cerré la iglesia y me dirigí a mi hogar. Una vez más, me acometieron los interrogantes.
Jamás podemos comprender plenamente lo que sucede en el corazón de una persona, y esas situaciones de «el ladrón en la cruz» añaden un nivel de complejidad (vea Luc. 23:39-43). Siempre quiero creer lo mejor de las intenciones de otra persona, sin minimizar por ello la santidad de los rituales que el mismo Jesús prescribió. Es un equilibrio delicado que asumimos de buena fe. Esperaba haber hecho lo correcto.
DUDAS DISIPADAS
Un par de días después, me comuniqué con la hija de Linda.
—¿Nadie te lo ha dicho? –me preguntó.
—¿Qué cosa? –le contesté–. ¿Cómo está todo?
Como sabía de la condición de Linda, asumí lo peor.
—Pastor, ¡mamá recuperó la audición!
Al día siguiente, visité a Linda para comprobarlo por mí mismo. Y así fue: me senté en su sillón, y allí conversamos sin que tuviera que forzar la voz. La televisión estaba encendida con un volumen aceptable. Sonó el teléfono, y ella respondió. Logró dialogar con sus nietos, acaso escuchando algunas de sus voces por primera vez.
Su gracia fue suficiente: para Linda, y para un pobre predicador como yo.
—Linda –le enfaticé–. Es increíble que Dios le ha devuelto parte de la audición.
—Pastor –dijo sonriendo–. Dios no me devolvió parte de la audición. ¡Me devolvió toda la audición!
A pesar del milagro que había experimentado, Linda tenía dudas persistentes. ¿Cómo podía saber con certeza que Dios había perdonado sus pecados? Abrí mi Biblia en Lucas 5, y juntos, leímos la historia de la compasión de Jesús por el paralítico a quien sus amigos llevaron con tantas ansias hasta el Salvador. Después de que Cristo perdonó al hombre, los fariseos lo acusaron de blasfemia. Su respuesta fue justamente lo que Linda y yo necesitábamos escuchar:
«¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—: A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa» (Luc. 5:23, 24).
Esa tarde, Dios disolvió las dudas de ambos: las mías, respecto de su sinceridad; y las de ella, respecto de los fracasos de su vida pasada. Oramos juntos y, con lágrimas en los ojos, alabamos a Dios por su poder de sanar tanto física como espiritualmente.
Unas semanas después, oficié el funeral de Linda. Así es: nuestro bueno y bondadoso Dios escogió no sanar sus pulmones después de años de fumar, pero sanó sus oídos. En lugar de revertir su avanzada enfermedad, le permitió comunicarse con sus seres queridos mientras se preparaba para decir adiós.
Allí, frente a su familia y amigos, y al capellán del hospital que me había derivado a Linda, tuve el privilegio de hablar del increíble amor de Jesús en Lucas 5, y de la manera en que él tiene poder para sanar y perdonar. Su gracia fue suficiente: para Linda, y para un pobre predicador como yo.
Jarod Thomas es pastor de dos iglesias en los suburbios de Detroit, Míchigan, Estados Unidos.
Respuesta a preguntas bíblicas
El sábado
El
tiempo
y los rituales
P¿Enseña
Colosenses
2:16 que los cristianos no tienen que guardar el sábado como día de reposo?
RLa mayoría de las comunidades cristianas usan Colosenses 2:16 para sostener que el mandamiento del sábado fue abolido. Una lectura cuidadosa de Colosenses 2:16 muestra que esa conclusión carece de apoyo.
CONSIDERACIONES INTERPRETATIVAS
Al aproximarnos al texto, hay varias cosas que deberíamos tener en cuenta. En primer lugar, la Biblia no enseña en ningún lugar que el mandamiento del sábado sería abolido. Por el contrario, Isaías y Jesús indicaron que continuaría siendo observado (Isa. 66:23; Mat. 24:20). En segundo lugar, Jesús y sus discípulos observaron el mandamiento del sábado (Mar. 1:21; Luc. 4:16; Hech. 13:14; 16:13). En tercer lugar, según Colosenses 2:17, Pablo está analizando cuestiones que eran una sombra de lo que Cristo haría por nosotros. Resulta sorprendente que la Biblia jamás describe el sábado como tipo de la obra de Cristo. El hecho de que fue instituido para la familia humana antes de que entrara el pecado en el mundo (Gén. 2:2, 3) excluye esa posibilidad.
LECTURAS POSIBLES
Los estudiosos han presentado diversas interpretaciones de Colosenses 2:16 que no socavan el cuarto mandamiento del decálogo. Una breve lista de algunas de las diferentes opciones ilustrará este punto. Una de las interpretaciones más comunes y defendibles es que el término sábado se refiere a los sábados rituales asociados con las fiestas y que se diferenciaban del sábado semanal (Lev. 23:33). Otros han sostenido que el término sábado debería traducirse como «semana», lo que es lingüísticamente correcto y designa la fiesta de las semanas. Y se ha sostenido que el sábado de Colosenses 2:16 designa una observancia impropia y falsa
del sábado bajo influencias paganas de las tradiciones judías sobre la observancia del sábado. Algunas de esas sugerencias son mejores que otras, pero el punto es que es incorrecto sostener que Colosenses 2:16 solo puede ser leído como un rechazo del mandamiento del sábado.
ACTIVIDADES RITUALES DURANTE LOS MOMENTOS SAGRADOS
Los estudiosos también han mostrado que cuando se presenta la secuencia «fiesta, luna nueva, y sábado», en el Antiguo Testamento designa los sacrificios traídos al Señor durante esos momentos sagrados (por ej., en 1 Crón. 2:4; 8:12, 13; Isa. 1:13, 14). Este es particularmente el caso en Números 28 y 29, donde las ofrendas del calendario están enumeradas de acuerdo con el momento en que eran ofrecidas: las ofrendas sabáticas (Núm. 28:9, 10); las ofrendas de luna nueva (28:11-15), y las ofrendas durante las fiestas (28:16-29:40). La «comida y bebida» de Colosenses 2:16 se referiría entonces a la actividad ritual del oferente al comer las porciones de algunos de los sacrificios (Lev. 7:15). Esta interpretación encuentra apoyo en la frase griega en merei, usada en Colosenses 2:16, que se traduce generalmente «respecto de, en cuanto a», pero debería ser traducida «como parte de», lo que indica que se refiere a algo que sucede durante los momentos sagrados y no los tiempos mismos. Sobre la base de estas observaciones, Colosenses 2:16 podría traducirse: «Por lo tanto, que nadie os juzgue sobre comida y bebida o en cualquier otra parte de un festival, luna nueva o sábado, que son una sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo es de Cristo». Esta interpretación se integra muy bien con Colosenses 2:16 y 17, dejando en claro que es una referencia a las actividades rituales llevadas a cabo durante momentos sagrados y no a los tiempos sagrados en sí. El pronombre relativo «que» o «lo que» en el versículo 17, estaría designando por lo tanto las actividades rituales que eran una sombra de la obra de Cristo.*
* Por un estudio adicional, véase Ron du Preez, Judging the Sabbath (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2008); Roy Gane, Old Testament Law for Christians (Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2017); y Ekkehardt Mueller y Eike Mueller (eds.), The Sabbath in the New Testament and in Theology (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 2023).
El doctor Ángel Manuel Rodríguez se ha jubilado después de una vida como pastor, profesor y teólogo.
Salud y bienestar
Más fuerza sin necesidad de gimnasio
Soluciones simples para un estilo de vida sedentario
Tengo un trabajo sedentario de oficina y no puedo ir a un gimnasio.
¿Cómo puedo mejorar mi fuerza muscular?
La fuerza muscular óptima es fundamental para la salud y el bienestar generales, en particular para las personas con estilos de vida sedentarios. El entrenamiento en resistencia, que incluye ejercicios que hacen trabajar los músculos contra una fuerza, es uno de los métodos más efectivos para desarrollar y mantener la fuerza. Lo bueno es que el entrenamiento en resistencia no necesariamente requiere equipos de gimnasio. Siguiendo periódicamente unas pocas y simples estrategias, aun los que no tienen acceso a un gimnasio pueden mejorar la fortaleza muscular y disfrutar de los numerosos beneficios que brindan a la salud
Los sedentarios tienen un mayor riesgo de desarrollar desequilibrios musculares, posturas inadecuadas y problemas de las articulaciones. El entrenamiento en resistencia mejora la fuerza muscular, la flexibilidad y un mayor apoyo a las articulaciones. Los músculos más firmes ayudan a quemar más calorías aun cuando descansamos, lo que facilita la conservación de un peso saludable.
La fuerza muscular es vital a la hora de conservar la independencia funcional, especialmente a medida que envejecemos. Los músculos sólidos contribuyen a un mayor equilibrio, un riesgo reducido de sufrir caídas, y una mejor capacidad de llevar a cabo tareas diarias tales como cargar las bolsas del supermercado, levantar objetos o incluso subir escaleras.
Para los muchos que no tienen acceso a un gimnasio, el entrenamiento en resistencia puede ser efectivo con ejercicios de peso, el uso de objetos caseros, o equipamiento simple como lo son las bandas de resistencia. Antes de comenzar un programa de ejercicios, consulte a su profesional de salud para evitar lesiones o agravar las afecciones preexistentes. Aquí compartimos algunas maneras de mejorar la fuerza muscular aunque esté en su casa.
1. Ejercicios con pesos: Ejercicios tales como las lagartijas, los saltos y las planchas pueden apuntar a grandes grupos musculares sin la necesidad de equipos ya que usan el peso de su propio cuerpo para crear resistencia, desarrollando la fuerza a lo largo del tiempo.
2. Bandas de resistencia: Son ligeras y asequibles, y vienen con diversos grados de dificultad, permitiendo la progresión mientras mejora su fuerza. Pueden usarse bandas para trabajar los bíceps, las piernas y los hombros.
3. Elementos caseros: Los artículos comunes tales como las botellas de agua, los libros o las mochilas llenas de artículos pueden servir como pesas improvisadas.
4. Ejercicios isométricos: Estos ejercicios requieren mantener la postura durante cierto período, como practicar cuclillas contra la pared o las flexiones. Son excelentes para incrementar la resistencia y la fuerza muscular, en particular para los principiantes.
Una de las claves para mejorar la fortaleza muscular es ser consistente. Procure realizar dos o tres sesiones de resistencia por semana. Con el tiempo, incremente gradualmente la intensidad al añadir más repeticiones, conjuntos de ejercicios y nivel de resistencia.
Además de los beneficios físicos, el entrenamiento en resistencia mejora la salud mental porque reduce el estrés y la ansiedad, estimula la confianza y mejora el humor. El entrenamiento periódico para mejorar la fuerza promueve un mejor sueño, aumenta los niveles de energía y la vitalidad general. En conclusión, no necesitamos un gimnasio para desarrollar la fuerza muscular. Formas simples y accesibles de entrenamiento en resistencia pueden impactar profundamente la salud física y mental. Y si desean disfrutar de la mejor salud plena, tanto física, mental y espiritual, «depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes » (2 Ped. 5:7, NVI)
Zeno L. Charles-Marcel es especialista certificado en medicina interna y director asociado de Ministerios Adventistas de Salud de la Asociación General.
Peter N. Landless es cardiólogo nuclear y especialista en medicina interna y director emérito de Ministerios Adventistas de Salud de la Asociación General.
¿Puedo contarle una historia?
DICK DUERKSEN
Una voz en Navidad
Había esperado meses para la Navidad, marcando cada mañana una rayita en un tronco de la habitación junto a su cama, como para recordarse que tenía casi 12 años. «A los 12 años te conviertes en hombre», le había dicho el papá, y Víctor estaba listo, por más que aún faltaba un mes entero para el gran día. Se acercaba su cumpleaños, y entonces, la Navidad.
Víctor se levantaba cada mañana antes de la salida del sol, y se apresuraba a hacer las tareas que le había asignado su madre. «Alimenta las gallinas. Recoge los huevos. Alimenta al perro. Trae suficiente leña para el fuego». Y más. Mucho más.
Solo un par de horas por día eran realmente «suyas ». Las que usaba para explorar las vecindades allí en Nuevo México, con su perro Patch. En la cima de la meseta más alta, que sus amigos navajos y zuñis llamaban El Morro, había ruinas antiguas conocidas como El Castillo. A menudo trepaba y exploraba las ruinosas paredes de arenisca roja de la cima.
Sabía lo que quería para Navidad. La mamá le había dado permiso para que tuviera un juego auténtico de arco y flechas de los nativos, como el que colgaba en la pared posterior del almacén del viejo Tom en el pueblito de Ramah. Una vez, cuando había ido al pueblo con papá, los había tenido en las manos.
Una mañana, la de su cumpleaños, marcó la última rayita y el número «12» junto a ella. «Ahora soy un hombre», se dijo con una sonrisa.
«Ahora que eres un hombre, seguramente podrás hacer más rápido todas las tareas », se rio la mamá. Entonces, el papá le entregó el sobre que había estado escondiendo en su overol por más de un mes.
Dentro de él había una hoja de papel. En la parte superior estaba el nombre y la dirección de su tío en Albuquerque. Abajo estaba la firma de su tío; en el medio decía «Víctor», y las palabras «Diez dólares ».
—¿Es un cheque, papá?
—¡Claro! Tu tío me lo envió hace semanas y me dijo que te lo diera el día de tu cumpleaños. Dijo que esperaba que encontraras algo interesante para comprarte.
Víctor guardó el cheque en un escondite especial que había tallado entre dos troncos junto a su cama. Lo miraba a menudo, imaginando que lo cambiaría por un nuevo arco con flechas.
Mikhail Nilov
Sabía lo que quería para Navidad.
Esperar hasta que el papá fuera al pueblo el 12 de diciembre fue una de las cosas más difíciles que había tenido que hacer Víctor, pero esa mañana, corrió a amarrar los caballos a la carreta, colocó dos mantas sobre el asiento, y ató veinte sacos de yute al piso de la carreta. La lista de compras de la mamá era larga, pero Víctor solo podía pensar en su arco y sus flechas, y en los 10 dólares en su bolsillo.
El camino a Ramah apenas dejaba pasar la carreta por entre los pinares y a Víctor le tocaba saltar a menudo para quitar alguna rama gruesa del camino. Le dolían los brazos y tenía astillas en las manos, y cuando acamparon para pasar la noche se sentía exhausto.
Cuando llegaron a Ramah, Víctor atendió los caballos y se apresuró a sumarse a su papá dentro del almacén. Pero él no estaba allí, y tampoco el viejo Tom. Ambos estaban afuera mirando el cielo.
SE APROXIMA UNA TORMENTA
«No he visto algo así desde la tremenda ventisca hace unos años –dijo el viejo Tom–. Es mejor que regreses antes de que el viento te llene la carreta de nieve». El viejo Tom llamó a su esposa, que estaba terminando con la lista de compras de la mamá. «Mabel, ¡ven a ver el cielo! ¡Se aproxima una tormenta!»
El viejo almacenero estaba en lo cierto. El cielo se iba cubriendo con nubes que prometían mucho más que lluvia; un viento helado sacudía la carreta.
Víctor estaba tan ocupado cargando las bolsas llenas de provisiones que olvidó buscar su arco y sus flechas. Cada vez que hacía una pausa, el papá y el viejo Tom le pasaban algo más para cargar en la carreta. Ni bien terminaron, Víctor desató los caballos mientras el papá se despedía del viejo Tom. Entonces gritó, agitando el rebenque, y rápidamente se alejaron del pueblo. Ni siquiera se acordó del cheque de diez dólares hasta que llegaron al primer pinar afuera del pueblo.
«Es demasiado tarde –pensó–. Voy a tener que esperar hasta el año que viene».
«Ojalá pudiéramos esperar que pase la tormenta aquí en Ramah –dijo el papá–. Pero mamá está sola con tu hermana, y necesita las provisiones de la carreta»
Víctor pensó un instante, y apuró a los caballos.
Los primeros copos de nieve llegaron a la puesta de sol, y antes de no mucho, la carreta era un montículo blanco que avanzaba sacudiéndose entre los pinos. La nieve espesa y helada volaba en forma horizontal, ocultando el camino bajo una manta helada.
Víctor azuzó a los caballos, mientras soñaba con la estufa de leña de mamá.
Los caballos parecían saber adónde iban, por lo que Víctor los dejó avanzar por su cuenta. Aun así, de tanto en tanto, los guiaba de regreso al camino.
Entonces, un relámpago le mostró la terrible verdad. Había llevado los caballos por un inmenso círculo. Acababan de cruzar huellas que la carreta había dejado una hora antes.
Víctor se volvió al papá para decirle que estaban en problemas, pero papá dormía, congelándose de a poco en el asiento de la carreta.
«Dios –gritó Víctor–. ¡Por favor, despierta a papá!»
Víctor sabía lo que eran las ventiscas, y conocía a Dios. Su texto favorito era el Salmo 23, y aunque ese salmo no hablaba de ventiscas o de un papá desvanecido por el frío, Víctor citó la parte que habla que el Buen Pastor
está a nuestro lado, aunque andemos en valle de sombra de muerte. En el medio del Salmo, una voz le dijo que se detuviera y armara un fuego. «Eso despertará a papá», le pareció escuchar.
Los caballos, ahora tan confundidos como Víctor, se sintieron felices de poder detenerse.
RECUERDA EL CHEQUE
Una noche, sus amigos navajos y zuñis le habían enseñado cómo hallar ramas secas bajo la parte inferior de los pinos. «Allí siempre hay ramas secas; solo asegúrate de tener cerillos », le habían dicho.
Víctor envolvió a papá con otra manta, y saltó a buscar ramas secas bajo un pino junto al camino.
El viento lo desestabilizaba mientras apilaba las ramas secas para hacer un fuego. Pero cuando trató de buscar los cerillos, descubrió que sus bolsillos estaban vacíos.
«Prueba en los bolsillos de papá», le dijo la voz.
En el fondo del bolsillo derecho de la chaqueta del papá, Víctor encontró tres cerillos. Uno estaba quebrado.
«Está bien –pensó Víctor–. Tengo leña y cerillos. Ahora, ¿dónde puedo encontrar un trozo de papel para iniciar el fuego?»
La voz habló otra vez.
—¿Recuerdas el cheque de diez dólares?
¡No, el cheque no! –exclamó Víctor mientras la nieve le golpeaba la cara–. ¡Es mi regalo de Navidad!
—¿Está seco el cheque?
Víctor metió la mano en su bolsillo, pensando que quizá jamás recibiría su arco con flechas. Entonces, vio que el papá se desplomaba sobre el asiento.
—Basta de arcos y flechas –le dijo Víctor a la voz–. Ayúdame a encender el fuego para salvar a papá.
Metió la mano en su bolsillo, hasta que bien al fondo sintió el papel seco de su regalo de Navidad. Ahora podía comenzar el fuego.
El primer cerillo se encendió, pero se apagó antes de que pudiera encender el
extremo del cheque. El segundo estaba húmedo y desarmado. El tercero estaba incompleto, y Víctor lo restregó con mucho cuidado en la suela de su bota. Al instante apareció una brillante llama anaranjada que comenzó muy pronto a devorar el cheque. Víctor colocó el papel encendido entre las ramas y le gritó a la voz.
«¡Ayúdame a acercar a papá!»
Fue difícil, pero pronto, el papá y Víctor estuvieron acurrucados junto al fuego.
—¿Dónde estamos? –preguntó el papá, adormecido por el efecto de su casi congelamiento.
—No lo sé.
—Dios lo sabe. Pregúntale –dijo el papá con voz apenas audible.
—«Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo» –recitó Víctor.
—Camina hasta los árboles de la derecha –le dijo la voz.
Víctor se paró, dio una palmadita al hombro del papá, se ajustó el sombrero, y caminó con dificultad hasta los árboles.
En ese preciso momento, la tormenta se detuvo y apareció la luz de una luna llena. La escena duró tan solo unos segundos, lo suficiente para que Víctor viera la bifurcación al tope de un pino malogrado por un rayo. Víctor conocía ese árbol. ¡Estaba a la vuelta del campo de ellos! Si pudiera llegar hasta ese árbol y entonces caminar unos metros en dirección a El Morro, se encontraría con el alambrado de su propio campo. Desde allí, estarían a un kilómetro y medio de su casa.
«¡Papá! –gritó Víctor mientras corría de regreso hasta el fuego–. Dios nos ha dado el mejor regalo de Navidad. ¡Nos vamos a casa!»
Dick Duerksen es un pastor y narrador que vive en Portland, Oregón, Estados Unidos.
Editor Adventist World, es una publicación periódica internacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Su editor es la Asociación
General, División de Asia-Pacífico Norte de los Adventistas del Séptimo Día®.
Editor/Director de Adventist Review Ministries
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A menos que se indique lo contrario, todas las referencias bíblicas pertenecen a la versión Reina Valera. Revisión 1995. Usada con autorización.
Adventist World es publicada todos los meses e impresa simultáneamente en Alemania, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Corea del Sur, Estados Unidos, Indonesia, México y Sudáfrica.
Vol. 20, No. 12
Navidad en el campo de prisioneros
Gozo en medio de las dificultades
Nota del editor: La versión original de esta historia apareció en la revista Youth’s Instructor del 22 de diciembre de 1953, y fue escrita para una audiencia estadounidense. Ha sido adaptada por razones de espacio y contenido, y también para una audiencia internacional.
No son hermosas, papá?»
La voz de Millie denotaba entusiasmo mientras señalaba con el dedo las decoraciones en la pequeña habitación. Era Navidad, y su hija procuraba añadir un poco de alegría a los alrededores tan sombríos.
El papá sonrió y asintió, con el corazón cargado de satisfacción y dolor al mismo tiempo. Ese año, en el campamento de prisioneros y lejos de su hogar, nada se acercaba a todo lo que les parecía normal.
Habían pasado más de cuatro años desde que Millie, su hermano mayor Dick, y sus padres habían dejado su hogar para ser misioneros en las Filipinas. Habían estado allí menos de un año cuando comenzó la guerra. Cayeron las primeras bombas y, repentinamente, la misión se transformó en una pesadilla. La familia quedó dividida: el papá fue enviado a
un campamento de prisioneros, y Millie, Dick, y la mamá a otro. Por cuatro largos y aterradores meses, estuvieron separados. Finalmente, el papá logró convencer a las autoridades de que les permitieran encontrarse en Manila, y desde entonces, habían estado juntos.
Juntos, pero presos.
Su hogar era un complejo en Manila, donde vivían con otros treinta misioneros. La comida escaseaba, había peligros en todas partes, y todos los días sentían el gran peso de la guerra. La vida, sin embargo, seguía adelante.
Millie, Dick y los demás niños hacían lo mejor para hallar felicidad en las cosas pequeñas. Cierto día, Millie llegó corriendo hasta la habitación, con un destello en los ojos.
—Mamá, ¿tienes un imán? –preguntó con ansias.
—Sí, querida –le contestó–. ¿Para qué lo necesitas?
—Todos los niños los están usando para hallar clavos –explicó Millie–. Dick consiguió unas tablas en unas barracas vacías, y dice que papá puede usarlas para fabricar una mesa y unas sillas. Es excelente, mamá. ¿No te parece?
La mamá sonrió y le dio el imán. «Es una idea maravillosa, Millie. ¿Por qué no comienzas a buscar
aquí entre las tablas del piso?»
Los niños se dedicaron a sus pequeños proyectos mientras el papá trabajaba por hacer que el lugar donde vivían fuera lo más cómodo posible. Construyó muebles para la habitación, y hasta un pequeño lugar donde cocinar fuera de las barracas. Era lindo tener un lugar donde preparar una comida especial cuando conseguían los ingredientes, lo que sin embargo era muy raro. La mayor parte del tiempo sobrevivían comiendo arroz con alguna verdura que podían conseguir por allí.
A medida que se acercaba la Navidad, el ambiente se llenó de esperanza. No sería la fiesta que habían conocido antes de la guerra, pero todos estaban decididos a que fuera un día especial. La mamá había estado guardando algo de lugao (un preparado de arroz glutinoso). Finalmente tuvo lo suficiente para preparar un postre: un tipo de pastel. Le añadió una cucharada de preciosa azúcar, coco rallado, jugo de lima y una pizca de sal. No era mucho, pero en los confines de ese mundo, era una fiesta.
HUMILDES PERO PRECIOSOS
La mañana de Navidad, la familia se despertó con ilusión y
hambre. Los guardias parecían percibir el espíritu navideño y dieron a los prisioneros un descanso de sus rutinas diarias.
—¿Cuándo comeremos? –preguntó Dick por centésima vez. El cinturón era más chico que el que había tenido antes de la guerra, no porque creciera sino porque había perdido peso. A él no le importaban los regalos, sino solo disfrutar de una comida especial.
Por último, la familia se reunió alrededor de la mesa de madera. En cada plato había una pequeña porción de arroz, tan pequeña que casi se mezclaba con la ensalada de hierbas. La sopa, hecha con unos pocos porotos frijoles, agua y una pizca de ajo, no resultaba muy apetecible, pero se la tomaron toda.
Cuando terminaron de comer, mamá trajo el «pastel». Era pequeño, y casi no alcanzaba para cuatro personas, pero disfrutaron de cada miga.
Después de lavar los platos, se dedicaron a disfrutar de los regalos que había en un extremo de la habitación. Cada uno era pequeño y humilde, pero precioso más allá de toda medida.
La mamá entregó el primer presente al papá: un calendario que le había llevado semanas fabricar. La parte principal estaba hecha
con un retazo, y un vecino le había incorporado una ilustración. Ella le había bordado una trenza decorativa en los bordes. Papá lo sostuvo en sus manos, sintiendo el amor y el esfuerzo que se escondían en cada punto de costura. Oró en silencio para que los liberaran antes del final de ese año.
Le siguió el regalo de Dick para su madre. Él y papá habían estado trabajando en secreto para fabricar el palo de un trapeador a partir de trozos de madera. Los ojos de mamá se llenaron de lágrimas mientras los abrazaba. «Ahora no me llenaré las manos de astillas cuando lave el piso», dijo, emocionada.
Entonces, Millie recibió su regalo: un pequeño oso panda que mamá había cosido con mucho esfuerzo a partir de retazos de tela. Los ojos eran dos botones extraídos a un par de zapatos viejos, y estaba lleno de algodón extraído del colchón que usaba la mamá. Millie abrazó fuertemente al oso, sintiendo la calidez del amor de su madre en cada puntada.
Por último, llegó el turno de Dick. Desenvolvió su regalo con manos ansiosas, y su rostro se iluminó de alegría. Era un bate de béisbol, justamente lo que quería.
Papá lo había negociado con otro prisionero y, aunque estaba viejo y lleno de marcas, para Dick era perfecto.
Pero aún quedaba un regalo más. Un paquete pequeño envuelto en papel.
«Es para papá», dijo Millie con timidez.
El papá lo abrió con cuidado, y vio que había un solo cubo de azúcar. Al mirar a su hijita, se le llenaron los ojos de lágrimas. Recordó que una mujer bondadosa se lo había dado a Millie días atrás. Jamás imaginó que lo guardaría para él.
«Gracias, querida –dijo el papá, con la voz llena de emoción–. Pero lo compartiremos»
Dividieron el cubo de azúcar en cuatro piezas pequeñas, disfrutando de esa golosina navideña. No era mucho, pero era lo suficiente.
Y así, con un cubo de azúcar, un bate, un palo de trapeador, un oso panda y un calendario, crearon la Navidad más alegre que alguna vez recordaran.
Romilda Guthrie Hummel escribió este relato en 1953, cuando tenía 16 años y asistía al Colegio de San Diego en California, Estados Unidos.