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Cincuenta Años DE AEA
Pero este Mesías quiere compartir, lo podemos decir en estos términos quizá no sea lo más adecuado, la misma suerte -o la palabra más técnicala misma naturaleza de su creación, que somos nosotros.
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Y compartir la misma naturaleza supone muchas cosas como nosotros lo sabemos. Primero, venir a esta existencia, venir a esta existencia, venir a este mundo, existir en este mundo y existir por la gracia de Dios, porque Dios está actuando ahí también.
Luego, vivir entre nosotros. El término es habitar. Habitual se llama a nivel teológico. El habituamiento, es decir no solamente venir sino estar, estar moviéndose, presente, eso es habitar. Y eso supone también otro término que utiliza mucho la Iglesia que se llama abajamiento, bajar ya no solamente desde su condición divina sino bajar a el encuentro de esta naturaleza; porque podemos decir su condición divina del Todopoderoso, del Rey, pero también supone una convivencia con esta naturaleza. Pero el convivir con esa naturaleza tiene que ser de la manera más hermosa, desde la maternidad.
Entonces desde ahí vemos ya un primer signo, un primer elemento fuerte, que tenemos nosotros que luchar por eso que es la vida, la vida de cada ser humano: porque el mismo Dios quiso habitar, quiso bajar a un vientre para poder nacer desde nuestra propia naturaleza, nuestra propia condición y quedarse habitando. Por eso es que vamos a encontrar a Jesús, aunque los evangelios no hablan con detalle, pero en algunos si se expresan los detalles sobre el habituamiento, por ejemplo, cuando Jesús va a resucitar a Lázaro, pues resucita a su mejor amigo, y ese es el único caso que llora por este amigo. ¿Por qué? Porque habitó en su casa, porque Jesús fue a su casa constantemente a Betania para estar con su amigo y su amiga María, su amiga Martha, quienes siempre lo escuchaban y lo alimentaban y lo cuidaban y dándole su casa; habitar, habituar en su casa, y ese es un elemento.
Pero sabemos que anteriormente Jesús, habitó en una casa muy sencilla, nació en un lugar muy, muy sencillo. No hay muchos niños que andan ya recorriendo las calles. En mi parroquia por ejemplo, hay niños que están ya recorriendo las calles visitando. Miren todavía no iniciamos la Novena de Navidad, pero ya por la cantidad de casas que piden que se visite; hoy visité dos, mañana creo que son tres; entonces se extendió a más tiempo para visitar más casas. ¿Por qué?, porque se quiere recordar el habituamiento, el Señor que habita, habita en un vientre para venir a este mundo y luego, a una casa, a una familia: un padre José, una madre María donde aprende un oficio. Le llaman el hijo del carpintero, y así, le llaman Jesús de Nazaret porque María es de Nazaret, entonces coge ese título de Nazaret por el lugar donde está su familia, donde viven sus abuelos, donde está su hogar, donde Él quiso habitar: en la casa de María. Y luego ya va creciendo, va creciendo. Y luego decide entregar su vida. Y llega el momento de estar en el calvario donde muere, y su madre está allí; María discípula, su madre llora mucho, es evidente ¡su hijo! carne, sangre, todo está allí.
Pero Ella tiene mucho amor, mucha esperanza, esperanza de poder hablar de su Hijo a todas las generaciones, a todas las generaciones. Por eso es que Ella visita todos los lugares del mundo. En el Tepeyac, visita a un indiecito al que le manda una tarea, y le dice anda, anda cumple tal cosa. Y desde allí comienza ya su propio nombre, hace ya algunos siglos. Y luego aparece en otros lugares también montañosos. Aquí mismo en el Ecuador tenemos lugares montañosos, lugares muy distantes, por ejemplo en El Cisne, un lugar muy distante, muy montañoso, muy difícil; la Virgen quiere llegar a los lugares difíciles, quiere llegar a esos hogares difíciles, esos hogares que parecen fáciles pero también a veces nos hacemos los difíciles, pues allí quiere llegar María. Por eso en los últimos años también ha habido muchos videos, mucho testimonio; ya aparecen muchas películas también, sobre la Virgen María, donde realmente se toca esta parte: María que visita, María que llega al lugar más difícil, estando embarazada llega donde su parienta Isabel que también está embarazada y se encuentran, estas dos mujeres que han confiado en el Señor y que quieren aprender de Dios desde la oración.
Por eso, la Virgen María ha querido también ser la Patrona, y es la Patrona de la Asociación Escuela de Auto-Realización, de AEA, de esta comunidad, Ella es la Patrona. No solamente somos devotos a Ella, Ella es la Patrona; con ese término
50 Años de AEA
hay que llamarle.
Y cincuenta años, cincuenta años que ha nacido y que tiene esta comunidad, nos tiene que decir mucho para nuestro tiempo y para el mundo entero: que a pesar de las persecuciones o las adversidades y los problemas, que cada uno es consciente de aquello, que cada uno ha tenido que lucharlo, buscarlo, ir inclusive así como a Juan Diego, que no le querían creer sobre la Virgen, que tuvo que ir a buscar al obispo también. Así también la comunidad de AEA ha tenido que ir a buscar a los obispos, a buscar a la Iglesia para decir: crean, que la Virgen está con nosotros. ¡Esta es AEA! Por eso es que AEA, -voy a utilizar una ilustración que es AEA- AEA es como Juan Diego, como Juan Diego que no se rinde, que va a buscar al obispo y le dice con las flores: Aquí está la Madre que ahora es nuestra Patrona desde hace cincuenta años, y a Ella la tenemos siempre en cada momento en nuestras oraciones. ¡Somos Hijos de María!
Eso es lo que dice AEA, así como Juan Diego: somos hijos de María, y María nos va a decir siempre que no estamos solos, que Ella nos acompaña, Ella es nuestra madre, así como le dijo a Juan Diego.
Así también, María nos dice a cada uno de nosotros que somos sus hijos, y sus hijos predilectos, y que Ella va obrar muchos milagros. Y el primer milagro es esta comunidad de oración, de meditación, de contemplación, fundada por el Padre César y que sigue firme, y tiene que seguir firme a pesar de las adversidades, de las situaciones: va a continuar porque es una obra de Dios, no es una obra de los seres humanos, es una obra de Dios inspirada e impulsada por el Espíritu Santo que también impulsó a María ahí a la montaña de Judea a visitar a su parienta. Y es lo que hace AEA en cada momento, visitar a aquellos hermanas y hermanos que por diferentes causas y diferentes motivos también llegan a la escuela, y se convencen de tal manera de los frutos de la escuela y se quedan en la escuela; y que no solamente ya se utiliza el término escuela sino comunidad, y podemos decir congregación porque es el pueblo de Dios congregado que también realiza votos públicos. Porque eso fue lo que pasó hace unos días atrás con Monseñor Gustavo, que vino y recibió sus votos. Pues eso es un voto público no es privado, es público porque la Iglesia presenta y los recibe con su obispo a lo cual AEA como Juan Diego le abrió su manto.
Vamos a pedir al Señor por esta comunidad de AEA, que hoy también se regocija por los cincuenta años. Hay que estar con mucho entusiasmo, hay que decirle a la comunidad, hay que hablar ya a las familias, hay que motivar más. Estos cincuenta años no pasen así nomás, sino que siga avanzando más, más, más, porque es una comunidad fuerte. Vuelvo a insistir, es una comunidad de Dios desde sus inicios, y sabemos prácticamente no se va a cerrar y que va a seguir firme, y que va a ser como María también, ¿qué hace María al final cuando Isabel exclama? María le dice: mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi Salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Estas últimas palabras son las que tienen que marcar la vida de esta comunidad: Porque Dios puso sus ojos en esta comunidad, en cada una de las familias, porque es una comunidad humilde, una comunidad esclava del Señor -¡eso es esta comunidad!- una comunidad esclava del Señor que le dice siempre sí a Dios en todo momento.
Vamos a rogar a Dios para que siga suscitando vocaciones laicales, -y miren el término que estoy utilizando- vocaciones laicales para el servicio a Dios mediante la meditación, la contemplación; los frutos de AEA, los frutos del Padre César, para que el Señor siga motivando y que vengan muchos a esta comunidad. El Señor conceda más vocaciones laicales que tengan este carisma propio particular y podemos decir también único, porque muchos carismas en la Iglesia son únicos, no se repiten, son únicos; y AEA aquí tiene ese carisma que tiene que continuar junto con la atención de nuestra Madre del Cielo, la Virgen bajo la advocación de Guadalupe.
Que así sea.