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Intervención Director Nacional
Ing. Ángel Ledesma G.
Qué lindo es verlos a todos ustedes, después de habernos servido estos platos maravillosos de la meditación y de la Santa Eucaristía!
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Agradecemos de una manera especial a nuestro querido Padre Marcel Santana, en quien hoy día siento que el espíritu de Dios lo tocó en la homilía. Gracias por tan inspiradas palabras.
Hablar de los cincuenta años de AEA, yo diría que es hablar del itinerario de la acción de Dios, de la Inspiración del Espíritu Santo sobre el Padre Dávila. Es hablar también de esa formación del Padre Dávila como sacerdote católico; y también hablar de que el Padre Dávila se inspiró mucho en el Concilio Vaticano II celebrado entre el año 1964 a 1967.
Recuerdo que el Padre nos mencionaba muchas veces especialmente la declaración Nostra Aetate, en la que decía, la Iglesia nos permite ahora a los cristianos conocer, guardar y promover todo lo de santo y de verdadero que hay en las grandes tradiciones religiosas del mundo; pero como agrega el Concilio, dando fe en nuestra vida de nuestra convicción cristiana. Es decir, el conocer de otras tradiciones no está separado de nuestra fe cristiana.
Y el Espíritu de Dios guio primero al Padre como hemos visto en este video, a que obtenga un doctorado en Sagrada Teología y Teología Dogmática. Pero después, ese mismo Espíritu lo llevó por el conocimiento de las grandes escuelas de meditación contemplativa, y eso es lo que en esencia el Padre nos ha enseñado en estos últimos cincuenta años: a conocer, a amar y a servir a Dios. Primero conociéndolo y amándolo a través de la oración, y luego poniendo en práctica lo que el Espíritu nos suscita en el corazón de cada uno de nosotros.
Recuerdo que ese mismo Espíritu lo inspiró al Padre Dávila para que escriba esos libros que nos ha legado a todos nosotros: Palabra Eterna, Guía al Infinito por las Parábolas de Cristo, Lago Sagrado, Dios Vivencial, Las llaves de tu Reino, Mi hermana la Muerte y el Más Allá; y también sus niveles que son los que nos aúnan, nos congregan para estudiar todo este conocimiento que encontramos en las grandes tradiciones espirituales.
También el Padre, recordemos, el Espíritu lo movió a que nos lleve de peregrinación a Tierra Santa.
Recuerdo la primera vez que fuimos. Él fue antes que nosotros, en el año de 1963. Después lo acompañamos nosotros en el año de 1978, 1982, 1994, y su última peregrinación fue en el año de 1998. ¿Y para qué nos llevaba el Padre a Tierra Santa? Decía, para que se desvele el Evangelio y podamos entender y sentir más al Señor que había hollado con su caminar en aquella tierra.
En estos 50 años el Padre instituyó el voto de oración, que como nos decía el Padre Marcel ahora de noche: es un voto público, es un voto en el que nos comprometemos a amar y a servir a Dios a través de la oración, pero de una oración que no se queda en nosotros sino que se tiene que extender al prójimo. Una oración que se quedara en nosotros sería una oración incompleta, egoísta.
Y así el Padre inclusive, vio la necesidad de hacer que AEA no solamente tenga una relación con la Iglesia lo que lo consiguió a través del Cardenal Pablo Muñoz Vega en 1984 en Quito y después se extendió a Guayaquil, Cuenca y Ambato. También quiso que AEA sea una Asociación de derecho universal reconocida por la Iglesia, esto no se dio, pero como decía el Padrecito Dávila: mi conciencia me lleva a presentar esto a las autoridades, si ellos ven que está bueno y lo acogen, adelante; y si mis superiores disciernen que no es conveniente, entonces mi conciencia está tranquila porque se lo he presentado a las autoridades.
Ese ejemplo también es muy importante, porque el Padre Dávila nos dio un ejemplo de relacionarnos con las autoridades eclesiásticas, y por eso lo seguimos haciendo hasta el día de hoy.
Estos cincuenta años hemos visto que han dado muchos frutos de vida espiritual, de vida, como decía el Padre Marcel con mucho acierto ahora de noche en la homilía: él decía de vocaciones laicales. ¡Qué bonita esa expresión! Gracias, Padre Marcel. Siempre en nuestra Iglesia piden vocaciones sacerdotales, pero en realidad en esta
Asociación si bien ha tenido esos frutos de vida de siete sacerdotes ordenados, pero también tiene frutos laicales. Y esos frutos laicales somos todos los miembros de la Asociación Escuela de Auto-Realización que estamos al servicio de Dios, de la Iglesia y del mundo.
Entonces, celebramos este día con mucha alegría. Siempre hemos visto la mano de Dios y la mano de la Virgen. Y el hecho que haya sido nuestra Asociación fundada un 12 de diciembre -el día de la Virgen de Guadalupe- sabemos, y es para mí una convicción, que la mano de la Virgen ha estado siempre presente en la vida del Padre, ha estado siempre presente en la vida de la Asociación; y tengo la convicción que fue a través de su mano amorosa que se pudo construir este centro, este ashram que está al servicio de todos ustedes.
Muchas gracias.
Vamos a dar paso a que otros queridos hermanos, los directores de Cuenca y de Quito, se dirijan a todos ustedes.