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Claudio Ullauri
CUENCA, 7 MARZO 2022
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Claudio Ullauri
El Padre Dávila en sus lecciones y libros nos motiva a intensificar nuestras meditaciones. Él era muy afín y devoto del Maestro Yogananda, en sus libros y lecciones permanentemente le menciona como un ser especial.
AEA Cuenca
En AEA Cuenca tenemos una costumbre desde hace más de veinte años, en realizar meditaciones especiales prolongadas: el 24 de diciembre (Navidad), 02 de junio (Día del mahasamadhi del Padrecito Dávila) y el 7 de marzo que se celebra el mahasamadhi del Maestro Yogananda. Normalmente estas meditaciones ininterrumpidas son de ocho de la mañana a doce del día.
En esta ocasión nos delegaron a séptimo nivel el arreglo del altar y preparar el prashad que es una bebida especial para ceremonias espirituales, se prepara con: leche, miel de abeja, guineo, pasas, nueces. Con mucho entusiasmo nuestro grupo de séptimo nivel, arreglamos el cuarto de meditación con flores, guirnaldas y una figura en tamaño natural del Maestro Paramahansa Yogananda en posición del loto con túnica ocre, muy linda, cada discípulo que veía esta imagen se impactaba por lo natural que se veía.
Los asientos en el cuartito de meditación los separamos para seguir el protocolo por la pandemia. En el cuartito de meditación se había realizado con anterioridad unos arreglos, para darle mucha ventilación.
Llegó el lunes 7 de marzo y estuvimos algunos estudiantes desde las 7 de la mañana hasta las 12:30 del día, meditando con profunda devoción, cada hora se alternaba con cantos cósmicos acompañados por el armonio, los estudiantes acuden vestidos de blanco el tiempo que dispongan. Personalmente estuve desde las 7:30 a 12:30, tuve una experiencia extraordinaria, llegando a estados muy especiales de espiritualidad. La primera hora implica un esfuerzo, luego los cantos cósmicos unos 15 minutos y otra hora de meditación y así continuamos. El tiempo no se siente, se llega a un estado de gozo supremo, se persigue la siempre renovada alegría. Los estudiantes llegan a diferentes horas en la mañana y permanecen el tiempo que dispongan, una hora, dos, etc. La paz y el gozo que se percibe, nos hace pensar que es un estado cercano al samadhi. Interrumpimos esta meditación hermosa porque la Escuelita se cierra a las 12:30.
En la tarde la meditación especial inició a las 18:30, el cuartito de meditación se llenó, tuve la bendición de dirigir la meditación que se compartió vía zoom con los hermanos de AEA de otras ciudades, con lecturas sobre el Maestro Yogananda, y tuvimos un kirtán: cantos devocionales que mientras se canta, los devotos pasan con una ofrenda como muestra de devoción y agradecimiento.
Al finalizar la meditación tomamos una “foto del recuerdo” de este momento tan especial, todos de blanco, una sonrisa de gozo y con una linda aura.
Luego pasamos al salón grande, se sirvió el prashad y unos apetitosos dulces ofrecidos con cariño y generosidad por los estudiantes de séptimo nivel, un grupo hermoso de devotos que hemos compartido las lecciones del Padre Dávila y hoy estamos leyendo la “Autobiografía de un Yogui”. Se termina las actividades a las 20:30 y cuando estábamos por salir, mis estudiantes gentilmente han preparado dulces, una torta y un té, para festejar mi cumpleaños que coincide con el mahasamadhi.
Me siento una vez más bendecido por el cariño y la amistad espiritual que compartimos con el extraordinario grupo de hermanos.
Una vez más dimos gracias a la Madre Divina por un hermoso día espiritual que nos colmó de felicidad.