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"BRÚJULA", ALEJANDRO SAKUDA Y LA AEG
from Revista Brújula #100
by AEG PUCP
Cuando aceptó suceder a Guillermo Velaochaga en la presidencia de nuestra asociación, Alejandro Sakuda sabía muy bien las responsabilidades que -en varios sentidos- asumía. Guillermo había organizado e institucionalizado la asociación con una visión muy clara de lo que esta debía representar, hacia adentro y hacia afuera de la universidad. Alejandro retomó la conducción hacia la consecución de estas metas, logrando desarrollos significativos, entre los cuales destacan, por su continuidad y proyección, las actividades tendientes a procurar en los egresados y graduados un sentimiento de pertenencia a su asociación y, a través de ella a la propia universidad. Destacan en este orden de cosas, los almuerzos anuales de egresados y graduados, verdaderos días de fiesta institucional, oportunidad en la que se siguió reconociendo a las promociones que alcanzaban el momento jubilar de los 25 y 50 años desde que dejaron las aulas. A la par que esta actividad, cuya preparación demandaba muchísimo tiempo, esmero y laboriosidad, con semejante ahínco se inició la preparación del homenaje anual a exalumnos distinguidos. Vale decir, la asociación bajo la presidencia de Sakuda apostaba por darle fuerza al sentido de pertenencia de quienes tenían el vínculo académico y profesional con la universidad y que, de un modo u otro, llevaban su impronta y compromiso ético al entorno social.
La revista que hoy tenemos frente a nuestros ojos, en su diseño y primeras ediciones, fue concebida y editada por Alejandro. No resultaba extraño que un periodista notable aportara precisamente una revista que -hasta hoy- sigue siendo nuestro vínculo editorial, nuestro medio de expresión y de opinión. Allí están los artículos que sobre la realidad nacional hacían presencia en Brújula. El mundo cultural que acompañaba cada momento en sus reflejos más preclaros. Una miscelánea de asuntos diversos que coincidían finalmente en el interés de los lectores, a quienes se pretendía constantemente auscultar para que la programación de cada número fuera efectivamente de su agrado. Siendo así el resultado final era efectivamente una contribución a la formación continua