Eres la mejor cosa que me ha pasado, Cada día se me hace más largo si no estás junto a mi. Cada mañana me despierto pensando que aún no me has olvidado, que deseas con ansiedad nuestro reencuentro. Aún me acuerdo cuando nos conocimos, aquella preciosa tarde de Junio. Cuando te ví por primer vez pensé que seriamos muy amigos pero no me imaginé hasta que punto. Parecías el típico chico calladito al que no le gusta que le agobien, ni ser el centro de atención. Tenía la sensación de que me costaría ser amiga tuya, ya que al principio no nos hablábamos mucho. Fue pasando el tiempo y empecé a cambiar de opinión. Empezamos a ser amigos. Hablábamos cada vez más y cada vez me resultabas más interesante. Empezaste a soltarte y ha hablar con todos, aunque tuve la sensación de que conmigo hablabas más. Te convertiste en el centro de mi atención. Cada vez que hablabas el mundo desaparecía y solo estábamos tu y yo. Tu sonrisa me enamoraba y me enamora. El verano se me pasó demasiado rápido y con él se fueron todos aquellos momentos especiales, y tu. Aunque siempre estés en mi pensamiento no es lo mismo estar a muchos kilómetros que estar a pocos centímetros. Tuve tantas sensaciones agradables aquel verano, fueron las mejores. Me acuerdo de aquel día de Julio en el que estábamos tu y yo solos ya que todos se habían ido de paella. Todo el día juntos. Comimos juntos en el río y estuvimos toda la tarde bañándonos en él. Cuando se empezó ha hacer de noche y el Sol estaba en su punto más bajo, tu y yo estábamos mirando como se ponía en un banco del parque. Tuve la sensación de que éramos uno y nadie nos separaría nunca. No sé si tuviste la misma sensación pero por lo que pasó después creo que sí. Cenamos juntos en aquel banco del parque. No parábamos de hablar hasta que me besaste y me dijiste que me querías. Me hiciste feliz. Te dije que yo también te quería. Nos miramos a los ojos y noté que una descarga de 10.000 voltios me recorría. Me abrazaste y me dijiste a la oreja que me querías. Pasamos juntos la noche sentados en aquel banco del parque, abrazados uno al otro. Fue el mejor día del verano, el mejor de mi vida. Cada mañana me despertaba y tenía un mensaje tuyo “Buenos días princesa”. Me acuerdo que manteníamos en secreto nuestra relación pero no duró mucho. Cada tarde bajábamos todos juntos al río. Siempre bajábamos tu y yo los primeros. Algunas veces bajaba alguien con nosotros pero muy pocas veces. Bajábamos una hora antes que nadie, solo para tener un rato para estar solos. Nos bañábamos, hacíamos guerras de agua… en fin, nos lo pasábamos demasiado bien. Cuando salíamos a secarnos estábamos uno al lado del otro, cogidos de la mano. Me acuerdo de aquel beso que me diste por sorpresa mientras hacíamos guerra de agua. Todo era secreto hasta que bajaron antes de lo previsto y nos pillaron abrazados. No sabíamos que responder y entonces se dieron cuenta y todo dejó de ser secreto. Siempre escuchábamos nuestra canción, All you need is love. Nos la sabíamos de memoria. Fue la primera canción que escuchamos juntos, aquella noche en el banco del parque. All you need is love, me decías y yo te contestaba, Love is all you need. Adorábamos a los Beatles y todas sus canciones nos encantaban. Me sentía como si estuviera flotando en medio del espacio y deseaba que eso nunca acabara. Eran nuestros momentos, cuando podíamos escapar de la realidad y soñar con un mundo mejor, un mundo en el que tu y yo estuviéramos solos. Teníamos nuestros pequeños secretos. Nuestras cosas, esas que nadie sabía y que nos hacían felices al recordarlas. Esas largas conversaciones por la noche que nadie nunca leía, esas palabras que hacían que me fuera a dormir con una sonrisa. Las tardes juntos cuando todos estaban de paella, de viaje etc. Nuestra historia empezó siendo un secreto y acabó siendo tan real como la música. Nuestros pequeños regalos y nuestros pequeños días, esos en los que el Sol se ponía antes. Esos días en los que nos sentábamos a ver como se ponía sentados en nuestro banco del parque, mirando a las montañas, abrazados. Aquel 2 de Septiembre fue tan duro que me acordaré toda la vida. Amaneció con un Sol radiante. Solo quedábamos tu y yo, todos los otros habían vuelto a la capital. Fui a buscarte y me abrió tu madre. Estabas preparando la maleta. Yo también me iba. Esperaba pasar todo el día contigo. Nos fuimos hasta nuestro banco del parque. Cantábamos All you need is love como el primer día. Comimos en nuestro banco. Los ancianos nos miraban y nosotros abrazados les dedicábamos una sonrisa. Era todo perfecto. Hasta que empezó a anochecer, teníamos que volver a casa. Vimos nuestra última puesta juntos, allí, abrazados. Mi madre me llamó: tenía que volver pero yo no quería. Volvimos juntos. Me acompañaste hasta la puerta de mi casa. Te dije adiós y nos besamos. Fue como el primero. Me caían lagrimas de los ojos y me dijiste: No llores princesa, no es un adiós, es un hasta luego. Cuando te fuiste mi corazón se rompió. Te quería cerca pero, todos tenemos que volver. Sentía que todo se había acabado hasta que por la noche empezó a vibrar mi móvil. Eras tu. Mi corazón empezó a latir. No te había perdido. Todas las noches hablábamos hasta aquel 16 de Septiembre. Me fui a dormir pronto y no ví tu mensaje. Cada día hablábamos menos y yo no podía con ello. Me había imaginado un futuro junto a ti, riendo, cantando, haciendo locuras…. en fin, siendo felices. No sé si podré aguantar más sin verte pero espero que nunca me olvides. Espero que nos podamos ver pronto en aquel banco del parque, aquel en el cual éramos felices.