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cooperativas agro-alimentarias

Después el triunfo del Partido Popular en mayo del pasado año que llevo a María Dolores de Cospedal a la presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, ha pasado más de un año desde que la consejería de Agricultura tiene nuevos responsables tras del nombramiento de María Luisa Soriano como responsable de la cartera de Agricultura. Es pronto todavía para analizar los resultados de la labor de la consejera y de su equipo, pero sí podemos ya valorar algunos rasgos de la forma de hacer gobierno, que nos llaman poderosamente la atención y que pueden pesar negativamente en su gestión, de continuar así. Por eso, como organización representativa del cooperativismo regional, con más de 25 años de experiencia y trabajo en la defensa y representación del mismo, hemos percibido en muchas ocasiones que en esta Consejería “se oye más que se escucha”. “Oír” y “escuchar” son sinónimos que solemos utilizar coloquialmente de forma indistinta pero que tienen un significado muy diferente. Según la Real Academia española, “oír” es ¨percibir con el oído los sonidos¨, mientras que “escuchar” es ¨prestar atención a lo que se oye¨, en un sentido más amplio “escuchar” es una acción proactiva (intencionada), que tiene como objetivo entender, comprender al comunicante. Y es precisamente escuchar, y no oír, lo que permite el dialogo y el debate constructivo, necesario siempre, pero imprescindible en los duros y difíciles tiempos, que estamos viviendo. Muchos cambios de responsabilidades y de personas se han producido en la consejería de Agricultura y a todos los niveles, que entendemos necesitarán tiempo para asentarse y adquirir experiencia. La consejera ha cambiado su tarea en la oposición, como diputada portavoz de temas agroalimentarios, por la difícil tarea de gobernar; los nuevos directores generales y jefes de gabinete, con escasa experiencia anterior en parecidos puestos; los nuevos responsables de área y de servicios, todos ellos funcionarios con experiencia, pero

con limitada práctica en sus nuevas responsabilidades. En definitiva, un nuevo equipo que, a nuestro entender, necesita dialogar mucho más de lo que lo ha hecho hasta ahora. Aunque no es el motivo de éste editorial, entendemos que los graves problemas que actualmente acucian a nuestra región exigen tomar unas decisiones ejecutivas de gobierno claras, contundentes, e incluso duras. Pero, hay un pero. Ese gobernar con una mayoría absoluta, aunque implica, y más en estos momentos, repetimos, “gobernar con valentía”, no debe ser entendido por nuestra consejería por “gobernar en solitario”, sin atender a las organizaciones representativas del sector agroalimentario y mucho menos obviarlas como hasta ahora ha ocurrido. Nos cuesta entender que la consejería de Agricultura no reconozca a las organizaciones agrarias y a las representativas de la industria alimentaria el papel que les corresponde en una sociedad moderna y democrática como la española, de ejes vertebradores de la sociedad civil que sirven para canalizar de forma ordenada los interés legítimos de sus asociados: agricultores, ganaderos y empresas cooperativas respectivamente. Por eso, reiteramos una vez más a la Consejería de Agricultura y a su titular nuestra demanda y al mismo tiempo predisposición total al diálogo leal y sereno, al debate constructivo, evitando que los administrados, que a fin de cuentas son la razón de ser de las organizaciones y de toda acción de gobierno, no perciban los “silencios” que se han producido en este primer año de Gobierno. Silencios, por ejemplo, al no haber sido convocado en todo este tiempo el Consejo Asesor Agrario, órgano asesor de la consejería donde participan los interlocutores agroalimentarios; silencios pues no ha habido ninguna explicación de los presupuestos de Agricultura del 2012, ni sabemos que posición tiene la consejería en el debate abierto sobre sobre la reforma de la PAC, para el periodo 2014-2020, ni la posición que ha transmitido al ministerio. Silencios, que entendemos que más allá de “gobernar con valentía” implican “gobernar en solitario”.

Durante éste año Cooperativas Agro-alimentarias ha actuado con responsabilidad, conscientes del necesario tiempo para el nuevo gobierno, de la extrema dificultad del entorno económico y presupuestario. Hemos apoyado el plan de seguros agrarios del 2012, que si bien contiene una fuerte reducción del presupuesto, en su explicación se nos ha garantizado un nivel de apoyo similar al anterior ejercicio, para agricultores y ganaderos, al enjugarse la disminución por la reducción del coste del sistema de retirada de cadáveres de animales, lo que nos parece muy positivo si al final del año se confirma. Todos estamos haciendo esfuerzos, para salir de esta dura situación, y somos conscientes que solo a través del esfuerzo y de la unión de la administración y administrados lo conseguiremos. Por ello, la posición de Cooperativas-agro Alimentarias, aunque hemos votado en contra a la propuesta de la Consejería en el Comité de Seguimiento del Programa de Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha 2012-2020 (que supone una reducción de más de 178 millones de euros, sin explicación ni información previa y que afectaba a líneas estratégicas del cooperativismo regional: Focal, agricultura ecológica, inclusión de los proyectos agroalimentarios como subvencionables en los grupos de desarrollo rural, etc.,) no debe ser entendida como una deslealtad, aunque hayamos sido la única organización con esa postura, sino como una posición divergente en democracia. No es una deslealtad, es la expresión de una de las más antiguas organizaciones agroalimentarias de Castilla-La Mancha en busca de diálogo. Hagamos bueno el lema de que “debatir es compartir” y, cómo no, el más puro lema cooperativo de que “las unión hace la fuerza”, unión y fuerza que nuestros representados agradecerán y que garantizarán el éxito en las políticas que se habrán de poner en marcha para afrontar a las turbulencias del entorno. Urge un rescate al dialogo institucional. Julio-Agosto2012 | Nº 78

editorial

Rescate urgente al dialogo institucional

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