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cooperativas agro-alimentarias
Si te pierdes…, ¿dónde hay que buscarte? Cuando finalice mi vida laboral, si me quedan fuerzas y la salud responde, me gustaría irme a vivir lejos, a un sitio con mar, a la costa o a una isla. Es un deseo y proyecto que ronda mi cabeza desde hace tiempo, y que seguramente realizaré.
¿Qué haces cuando no trabajas? Me gusta estar ocupado siempre y haciendo cosas. Caminar, nadar, algo de bici, salir con la piragua a dar un paseo por el río Tajo, atender las macetas y las plantas que tengo en casa; en temporada, las faenas del huerto del que disfruto mucho y que me mantiene ocupado, además del placer de poder comer y compartir los frutos que obtengo y recojo
¿Con qué plato agasajarías a un cooperativista? Me gusta mucho la cocina. La elección del plato creo que depende de la época del año y del momento. En invierno apetecen los guisos: un cocido con sus tres vuelcos, un pote de judías blancas con oreja y rabo, migas, gachas, caldereta de cordero… En época de calor, el gazpacho no puede faltar en cualquiera de sus presentaciones Paella, arroces caldosos, arroz con liebre. En entre tiempo: callos, conejo campero, rabo de toro…, y siempre está la socorrida parrilla, los chutes de colesterol, aunque no me gusta abusar de ella.
¿Qué no perdonarías nunca? La traición.
¿Qué es lo que mejor sabes hacer? Me gustan los temas relacionados con la planificación y organización tanto en áreas empresariales como en otros ámbitos. Me encuentro también cómodo en la dirección y gestión de grupos y equipos de trabajo.
Cuéntanos un recuerdo de tu infancia. Lo mal que lo pasé cuando estuve interno en un colegio de curas en Palencia, muy alejado de los míos a los que no tenía posibilidad de ver, viviendo en condiciones extremas para un chaval de doce años, en un ambiente hostil e inhóspito. Supe, no obstante, sacarle partido positivo a la experiencia y aprendí cosas que luego me han sido de utilidad.
¿Qué te hace reír? ¿Con quién te gus taría tomar un buen vino?
La gente ingeniosa, con chispa, el buen humor, la ironía.
Pues poder seguir haciéndolo y disfrutando de de la compañía que tengo cuando lo hago: mi mujer y mis hijos, algún familiar cercano, unos buenos amigos.
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Junio2013 | Nº 82
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