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LOS EDIFICIOS EDUCATIVOS COMO ACTOS CONSTRUCTIVOS

APRENDIENDO DE COLOMBIA

Por MSc. Arch. Urb. Raúl Martínez

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Colombia ha crecido como uno de los líderes en espacio público, infraestructura educativa e instalaciones culturales, mostrando al mundo cómo la arquitectura puede ayudar en cierto sentido a la regeneración de espa- cios abandonados. Los países de América Latina también han reflexionado sobre el impacto de este tipo de proyectos, sobre cómo cambiaron la forma de ciudades de manera positiva y sobre el impacto en la salud física y mental de las comunida- des y distritos involucrados. En general, una lección valiosa que alienta a los arquitectos a innovar conceptualmente sobre el impacto que pueden tener en las generaciones futuras.

“En general, una lección valiosa que alienta a los arquitectos a innovar conceptualmente sobre el impacto que pueden tener en las generaciones futuras.”

En México la infraestructura educativa también está cambiando, mejorando como lo ha hecho nuestro vecino, sin embargo, hablando desde un punto de vista personal, las ciudades pequeñas de México no han hecho frente a estas tendencias de forma concreta. Sería un artículo basto y extenso si hablamos del escandaloso brote de edificios educativos y organizaciones/instituciones privadas y el impacto negativo que tienen en la calidad de la educación en general, no todo son números y regular el desarrollo de este tipo de instituciones debería ser mejor controlado.

Para efectos de éste artículo, mencionaré solo algunos de los impactos negativos del brote de arquitectura educativa que enfrentamos hoy. La infraestructura educativa se ha convertido en un negocio bien reconocido y no es una sorpresa encontrar a alguien que sea “dueño de una escuela”, desde jardines de niños hasta escuelas primarias privadas y universidades. Pero, ¿qué pasa con la calidad de la arquitectura? ¿El impacto de esos edificios en su contexto? ¿Se les pide que cumplan con un propósito específico hacia sus comunidades además de ofrecer algún tipo de educación? ¿Tienen en cuenta el impacto en su usuario final (el estudiante)? La mayoría de los proyectos se hacen con prisa, la calidad no es un tema importante para estos desarrollos, ofrecer áreas adecuadas para el aprendizaje también está fuera de discusión, y para muchos de ellos las áreas abiertas (si es que las hay) son exclusivas para vehículos. ¿Es esta una forma contemporánea de hacer edificios educativos que permitan a los estudiantes ser y aprender cómodamente?

Los arquitectos colombianos, por ejemplo, visualizan los edificios educativos como una arquitectura pública que podría funcionar como un instrumento político para materializar sus posiciones en contra de la idea preestablecida de bienestar social a través de ciertos edificios. En contraposición proyectan edificios que reconocen el valor de las comunidades y sus importantes contribuciones a las ciudades. Los proyectos se convierten en acciones urbanas concretas que apoyan su contexto, espacios lúdicos que conectan a las personas a través de áreas inclusivas, sin mencionar los potenciales ecológicos y ambientales que ofrecen a su entorno.

Giancarlo Mazzanti, Frank Locker, Espacio Colectivo Arquitec- tos entre muchos otros nos están mostrando cómo cambiar el paradigma de la edificación educativa impuesto años atrás.

“Frank Locker ha estado asesorando a la Secretaría de Educación de Bogotá, guiando a arquitectos sobre el modelo de una nueva infraestructura escolar, capaz de enfrentar los constantes cambios de la sociedad colombiana. Se busca así dejar atrás el modelo rígido de la escuela del siglo XX, en el que el profesor impone su poder por sobre los alumnos, para avanzar hacia una arquitectura flexible que responda a la necesidad de una educación más abierta e igualitaria.” (Begoña Uribe, Archdaily, 2015).

MSc. Arch. Urb. Raúl Martínez

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