6 minute read
CHI KUNG
RECOMENDACIONES PARA LA PRACTICA DEL CHI KUNG
RECOMENDACIONES PARA LA PRÁCTICA Observar determinadas reglas de conducta facilitará un mayor progreso y redundará en mejores y mayores beneficios. Destacamos algunas de ellas: -No crearse falsas expectativas ni ideas preconcebidas, hay que practicar con diligencia. -No practicar si se está emocionalmente alterado. -Evitar exponerse al viento o practicar en condiciones climatológicas adversas. -Mantener controlados los sentidos para no distraerse. -Regular la actividad sexual y la dieta, mejorando la calidad de los alimentos. -Usar ropa cómoda y holgada, evitando cinturones que dificulten la respiración. -No practicar ni con el estómago vacío ni demasiado lleno. -Tragar siempre la saliva que se produce durante la práctica. -Practicar con regularidad, seguridad y paciencia. -Preferir siempre la calidad antes que la cantidad. Es mejor practicar cada día unos minutos que hacerlo esporádicamente y dedicarle mucho tiempo. Asimismo, es mejor conocer solo unos pocos ejercicios y realizarlos bien que conocer muchos y ejecutarlos de manera errónea.
Advertisement
Según la Medicina Tradicional China la salud se puede ver alterada básicamente por dos motivos: por los factores patógenos externos y por los factores patógenos internos. Los primeros vienen siendo las inclemencias del tiempo (viento, humedad, sequedad,…) y los segundos sería la gestión no adecuada de nuestras emociones: la ira, la euforia, la preocupación, la tristeza y el miedo. En el caso de las emociones, que es lo que nos trae hoy aquí, si esta gestión inadecuada se prolonga en el tiempo, puede llegar a provocar un desequilibrio energético y eso a su vez algún problema de salud. A fin de recuperar ese equilibrio energético en nuestro cuerpo, existen incontables ejercicios de Qigong, cada uno de ellos destinado a trabajar sobre uno o más de los conocidos cinco elementos o arquetipos: Madera, Fuego, Tierra, Metal y Agua. Estos elementos tienen un movimiento energético determinado y se entiende que todo aquello que tenga un movimiento energético similar a ellos, se encuentran relacionado entre sí. Así entonces podemos ver la relación que existe entre la ira, que su energía es expansiva y se asemeja a la de la Madera, que actúa de la misma manera. Vemos la euforia que se comporta como el Fuego, de manera ascendente. La preocupación como la Tierra, ascendente y descendente a la vez. La tristeza como el Metal, condensado. Y por último el miedo como el Agua, que es descendente. Durante toda nuestra práctica tenemos que mantener una postura relajada pero erguida, con los pies ligeramente abiertos hacia fuera y separados entre sí a la distancia de nuestra cadera, las rodillas un poquito flexionadas, el mentón retraído, los hombros bajos y las axilas ahuecadas. Vamos a hacer cuatro ejercicios, cada uno de los cuales corresponde a uno de los elementos antes citados. El quinto, la Tierra, lo utilizaremos como “separador” entre cada uno de los otros cuatro, ya que es el movimiento estabilizador. TIERRA – PREOCUPACIÓN Una vez que hayamos adoptado la postura indicada anteriormente, a la vez que realizamos una inspiración, subiremos las manos por delante de nosotros hasta la altura de los hombros y seguidamente, durante la espiración, las volveremos a bajar realizando el mismo recorrido hasta que se coloquen por delante de nuestro ombligo. Con los dedos índices y pulgares dibujaremos un triángulo, y todos los dedos menos los pulgares apuntarán hacia el suelo. En este momento nos hemos colocado en la postura estática con la que podemos estabilizar nuestro cuerpo, nuestra respiración, nuestras emociones, ésta es la postura del elemento Tierra. Con este ejercicio estamos preparándonos para el trabajo que vamos a realizar a continuación. Mantendremos esta postura durante varias respiraciones completas, prestando atención a las mismas y realizándolas de manera lenta y relajada, pero sin forzarla en ningún momento. METAL – TRISTEZA Desde la postura anterior, subiremos las manos por delante del cuerpo hasta la altura de nuestro pecho, quedándose a una distancia aproximada de un palmo de éste. Las manos se colocarán en la “postura de rezar”, con las palmas enfrentadas entre sí, pero sin que lleguen a tocarse entre ellas. Entonces en el momento que se inicie la inspiración, separaremos las manos hasta la anchura de los hombros, manteniendo el enfrentamiento de las palmas, y al llegar la espiración, volverán a acercarse. Nuestra intención ha de estar principalmente en separar las manos, ya que cuando una persona está viviendo un estado de tristeza o de depresión, tiende a cerrarse de hombros y respirar con mayor dificultad. De esta manera favorecemos la apertura de la caja torácica y la entrada de oxígeno. Cuando acabemos la última repetición, desde la “postura de rezar”, volveremos a llevar las manos a la altura del ombligo, para adoptar la postura del elemento Tierra. AGUA – MIEDO Éste es el ejercicio que resulta un poquito más exigente a nivel físico. Desde la postura anterior y mientras espiramos, vamos a ir flexionando las rodillas hasta colocarnos en cuclillas. Los talones en todo momento se encuentran en contacto con el suelo y las rodillas siempre siguen la línea de los pies, es decir, nunca se acercan entre sí. Los brazos no se mueven y la espalda se intenta mantener lo más recta posible. Cuando llegue la inspiración, iniciamos la subida poco a poco hasta casi estirar las piernas del todo. En esta ocasión nuestra intención se encuentra en la subida, ya que cuando una persona padece miedo o pánico, la energía del elemento Agua se “hunde” y de esta manera ayudamos a que vuelva a equilibrarse. Tras realizar la última repetición, nos volvemos a colocar en la postura del elemento Tierra. MADERA – IRA Desde la postura de Tierra, colocamos las manos con las palmas mirando hacia arriba, separadas las muñecas del ombligo a una distancia de un palmo. Vamos a imaginar sostenemos en las manos una esfera y que éste se encuentra delante de nuestro pecho. Entonces, mientras inspiramos, vamos a subir las manos hasta la altura de los hombros, como si acariciásemos esta esfera por la parte exterior. Al llegar la espiración, las manos van a hacer el recorrido inverso hasta llegar delante del ombligo. En esta ocasión nuestra intención va a estar en mantener sujeta esta esfera, en comprimirla con suavidad tanto en la subida como en la bajada. Cuando se sufre de ira o de rabia, la energía se escapa en todas direcciones y de esta manera ayudamos a evitarlo. De igual forma, con la subida y bajada de los brazos, las costillas flotantes realizan un pequeño masaje al hígado, que es uno de los órganos que se ve más afectado cuando se convive con la ira. Como en los ejercicios anteriores, al realizar la última repetición, se vuelven a adoptar la postura del elemento Tierra. FUEGO – EUFORIA Y ahora ya pasamos al último, al ejercicio del elemento Fuego. Este es el único ejercicio de la serie que contiene dos lados. Empezaremos por el lado izquierdo. Para ello, giraremos ligeramente nuestra cintura hacia la izquierda y colocaremos ambas manos palma contra palma sin llegar a tocarse, estando la mano izquierda arriba y la derecha debajo. En el momento de la inspiración ambas manos se separan, la izquierda va hacia arriba y la derecha hacia abajo, sin que la primera supere la altura del hombro y la derecha no baje más del ombligo. Al llegar la espiración se vuelven a acercar, coincidiendo a la altura del corazón. Lo repetiremos tres veces y después cambiaremos de lado, girando la cintura ligeramente hacia la derecha y alternando la posición de las manos. La intención de este ejercicio se encuentra en el acercamiento de las manos, especialmente en la mano que se encuentra por encima, ya que la euforia provoca que la energía vaya hacia arriba y así nos ayuda a devolverla a su equilibrio. Una vez realizada la última repetición, volvemos a la postura del elemento Tierra y seguidamente subimos los brazos hasta la altura de los hombros a la vez que se realiza una inspiración, y se vuelven a bajar durante la espiración hasta la posición de firme.