HISTORIA ARGENTINA M. E. Alonso - E. C. Vázquez
1880-1930 LA ECONOMÍA PRIMARIA EXPORTADORA: DEL RÉGIMEN OLIGÁRQUICO A LOS GOBIERNOS RADICALES
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Dirección editorial Diego Barros
Autoría María Ernestina Alonso Enrique Carlos Vázquez
Coordinación general y edición Germán Frers Corrección Cecilia Biagioli Amelia Rossi Jefatura de Gráfica Victoria Maier Diseño de tapa e interior Estudio Ágreda DG Diagramación Estudio Ágreda DG Fotografía Graciela García Romero - Archivo Gral. de la Nación - Imágenes del sur - Cedinci - Archivo Aique
Alonso, María Ernestina Historia argentina : la economía primaria exportadora : del régimen oligárquico a los gobiernos radicales : 1880-1930 / María Ernestina Alonso y Enrique Vázquez. - 1a ed. - Buenos Aires : Aique Grupo Editor, 2013. v. 1, 136 p. ; 24x19 cm. ISBN 978-987-06-0591-1 1. Historia Económica Argentina. I. Enrique Vázquez. II. Título CDD 330.982
Documentación fotográfica Clara Nerone Producción industrial Pablo Sibione Fotografías de tapa Arriba: Inmigrantes bajando de un barco en 1900 (Archivo General de la Nación). Abajo y en contratapa: Los seguidores de José F. Uriburu manifiestan su apoyo al golpe del 6 de septiembre de 1930 (Archivo General de la Nación).
LIBRO DE EDICIÓN ARGENTINA ISBN 978-987-06-0590-4 (O. C.) ISBN 978-987-06-0591-1 (V. 1) Primera edición
© Aique Grupo Editor S. A. Francisco Acuña de Figueroa 352 (C1180AAF). Ciudad de Buenos Aires. Teléfono y fax: (011) 4867-7000 E-mail: editorial@aique.com.ar // Web: www.aique.com.ar Hecho el depósito legal según ley 11723. No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11723 y 25446. Esta edición se terminó de imprimir en noviembre de 2013 en Impresiones Sud América. Andrés Ferreyra 3767/69, Buenos Aires, Argentina.
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Historia, memoria, relato “No hay que hacerse ilusiones. El hombre no se acuerda del pasado; siempre lo reconstruye. El hombre aislado es una abstracción. La realidad es el hombre en grupo. Y el hombre no conserva en su memoria el pasado de la misma forma que los hielos del norte conservan congelados los mamuts milenarios. Arranca del presente y a través de él, siempre, conoce e interpreta el pasado”. Lucién Febvre, Combates por la historia, 1936.
La memoria histórica es el resultado de una construcción: los integrantes de una sociedad deben seleccionar primero qué quieren recordar y qué prefieren olvidar; luego, deben ordenar esos recuerdos y, finalmente, tienen que elaborar un relato que les dé algún sentido a esos recuerdos. Por estas razones, toda memoria es parcial, porque recoge una porción del pasado y la recrea, ordenada y narrada de acuerdo con los puntos de vista y las intenciones de quien o de quienes recuerdan. La elaboración de la memoria histórica es un acto colectivo y su resultado es un saber compartido. Todos los individuos y grupos que conforman la sociedad participan en esa construcción: construyendo la memoria histórica en el núcleo familiar, el grupo de amigos o en los lugares de trabajo, de estudio o de recreación, narrando sucesos del pasado cercano o remoto. Algunos, como los periodistas y comunicadores sociales, los dirigentes y militantes políticos, los investigadores de las ciencias sociales, los artistas, tienen la posibilidad de contribuir en la construcción de la memoria a través del ejercicio de su profesión o de su arte y transmitir a una gran cantidad de personas sus ideas acerca de qué debe ser recordado y qué debe ser olvidado. En la sociedad coexisten diferentes memorias, porque las personas vivieron experiencias diferentes, tienen intereses diversos y defienden distintos valores. Las memorias no tienen nunca una forma definitiva, no se cristalizan. Se trata de relatos que siempre están siendo reelaborados. Porque las circunstancias del presente cambian, y las preguntas que le hacemos al pasado para entender el presente también cambian. La memoria entonces, más que un relato acabado, puede ser un vehículo de permanente interrogación. Los autores
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SECCIONES Y HERRAMIENTAS
Las voces de los contemporáneos En la reconstrucción de la historia se amalgaman las voces de los propios protagonistas de los hechos del pasado, la de los contemporáneos que transmitieron sus vivencias y sus puntos de vista a las generaciones más jóvenes, y la de los historiadores interesados en comprender y explicar los hechos y procesos sucedidos. Por esto, en esta serie de libros, en cada uno de los capítulos, el lector “va a escuchar” las voces de los historiadores que han reconstruido la historia de cada período estudiado y son los autores del relato puesto a disposición para ser puesto en interrogación, modificado y c ompletado. Y a l final de cada capítulo, encontrará una selección de documentos históricos de la época en los que podrá “escuchar las voces” de contemporáneos de algunos de los sucesos analizados y leer en las palabras de los protagonistas, algunos de los debates de la época y las diferentes posiciones que cada uno asumió.
Contenidos expandidos Algunos contenidos de este libro están acompañados por sugerencias complementarias de los autores. En las columnas de algunas páginas, el lector puede remitirse a documentos escritos o audiovisuales, entrevistas y otros contenidos abiertos y libres disponibles en la web para complementar las lecturas, mediante enlaces reducidos y c ódigos QR (quick response o “código de respuesta rápida”, que remite directamente al contenido web desde cualquier dispositivo de lectura óptica al que se le instale un programa de lectura correspondiente). Los encontraremos en la página con la siguiente estructura:
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Índice
1880-1930. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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La definición del proyecto de Nación Argentina” (1880 – 1916). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 La construcción de “la Nación Argentina” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 El liberalismo económico de los gobiernos oligárquicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 Los gobiernos radicales: continuidades y cambios (1916 – 1930). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Capítulo 1 ORGANIZACIÓN DE LA ECONOMÍA PRIMARIA EXPORTADORA Y DIVERSIFICACIÓN DE LA SOCIEDAD Nuevas demandas del mercado internacional y crecimiento “hacia afuera”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 Comercio exterior, inmigración e inversiones extranjeras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 La expansión de la agricultura de cereales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 La introducción de técnicas y maquinaria agrícolas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 Colonos, aparceros y arrendatarios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 La expansión de la ganadería. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 La desmerinización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 La nueva producción vacuna: la diferenciación entre terratenientes criadores e invernadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 Los frigoríficos: el enfrentamiento entre productores ganaderos y empresas industrializadoras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 Los cambios en la producción industrial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 La expansión de las exportaciones: el crecimiento urbano y la cuestión agraria . . . . . . . . . . . . . . . 24 La inmigración extranjera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 Localización y ocupaciones de los inmigrantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 La distribución regional de los inmigrantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 El proceso de urbanización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 El desarrollo de los sectores medios y obreros urbanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 Vivir en la ciudad: los conventillos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 La huelga de inquilinos de 1907 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 Del centro a los barrios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 La elite tradicional. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 Los reclamos de los agricultores arrendatarios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 El “Grito de Alcorta” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38 Fuentes históricas: Las voces de los contemporáneos: Sobre la inmigración europea. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41 Informe de Guillermo Rawson sobre las condiciones de vida en los conventillos de Buenos Aires a fines del siglo XIX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41 Las ventajas de la llegada de inmigrantes y de su naturalización según Sarmiento . . . . . . . 42 Opinión del diario La Prensa sobre un proyecto de ley para naturalizar a los extranjeros a comienzos del siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 Las condiciones en que viajaban los inmigrantes europeos a la Argentina a principios del siglo XX según Roberto J. Payró . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 El fracaso de la política de colonización agrícola según el diario La Prensa . . . . . . . . . . . . . . 45 El Manual del inmigrante italiano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46 Discurso de un diputado italiano sobre la inmigración en la Argentina a comienzos del siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
Capítulo 2 LA ORGANIZACIÓN DEL RÉGIMEN OLIGÁRQUICO “Paz y Administración”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49 La “República restrictiva” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
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Índice
El control de los cargos de gobierno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52 El fraude electoral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54 Los fundamentos ideológicos del régimen oligárquico: el liberalismo conservador . . . . . . . . . . . . 55 El impacto del positivismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 El proyecto educativo: la Ley de Educación Común. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58 La “tradición patria” en las escuelas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 La construcción de la “nacionalidad” argentina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Fuentes históricas: Las voces de los contemporáneos: El proyecto oligárquico y sus opositores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 Discurso de Julio Argentino Roca ante el Congreso Nacional al asumir la presidencia de la Nación en 1880 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 Manifiesto de la Junta Revolucionaria en 1890 del 26 de julio de 1890 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 Primer manifiesto electoral del Partido Socialista en 1896 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 La ley 1420 y el debate sobre la laicicidad de la educación común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67 Domingo Faustino Sarmiento se opone a la educación religiosa en las escuelas . . . . . . . . . . 67 El diputado Pedro Goyena defiende la educación católica en las escuelas . . . . . . . . . . . . . . . 67
Capítulo 3 LA CRISIS DEL RÉGIMEN DE EXCLUSIÓN POLÍTICA La crisis económica de 1890. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 La inflación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 Especulación financiera y corridas bancarias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 La Unión Cívica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 La “Revolución del Parque” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 El PAN y las estrategias del roquismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 La Unión Cívica Radical: abstención e intransigencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 El primer partido político moderno. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78 Las bases sociales y el programa de la UCR. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79 La organización política de los sectores populares. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 Las asociaciones de inmigrantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 La fundación del Partido Socialista. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 Los orígenes del movimiento obrero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82 Los intentos por restablecer el orden oligárquico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 Frente a la oposición política: la reforma electoral de 1902 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 Una estrategia electoral de incorporación controlada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Frente a la cuestión social: reformas legislativas y represión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 La Argentina del Centenario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Los debates sobre la ampliación de la participación política. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 La “ley Sáenz Peña”: hacia la democracia ampliada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91 Fuentes históricas: Las voces de los contemporáneos: Luchas obreras y legislación represiva a principios del siglo XX. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 Ley Nº 4144 de Residencia de 1902 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 Mensaje de Julio Argentino Roca al Congreso Nacional pidiendo que apruebe la ley de Residencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 Crónica del diario La Prensa sobre un conflicto entre la policía y obreros portuarios del barrio de la Boca en 1902 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 El presidente Manuel Quintana justifica la aplicación de la ley de Residencia . . . . . . . . . . . . 93 La central obrera U.G.T. defiende la huelga general como método de lucha . . . . . . . . . . . . . . 93 Distintas posiciones frente al sufragio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 La Federación Obrera Regional Argentina (FORA) frente a las elecciones del 11 marzo de 1906 . . 94 El presidente Roque Sáenz Peña alienta a los ciudadanos a votar en 1912 . . . . . . . . . . . . . . . 95
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Índice
Capítulo 4 LA AMPLIACIÓN DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA Los desafíos planteados por la ampliación del régimen político . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96 La construcción de la ciudadanía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96 Los resguardos constitucionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 Democracia política y cuestión social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 El primer gobierno de Hipólito Yrigoyen (1916–1922). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Las relaciones con los grupos conservadores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Las relaciones con los sectores medios urbanos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102 El sistema de patronazgo estatal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103 La función política de los comités . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103 Las consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 Las transformaciones en la producción agrícola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 Las transformaciones en la producción ganadera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 Las transformaciones en la producción industrial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 Las reformas legislativas a favor de los sectores medios urbanos y rurales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 El enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y el Congreso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108 La expansión del empleo público . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 La Reforma Universitaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 Las relaciones con el movimiento obrero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112 La “Semana trágica” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114 La “Patagonia rebelde” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115 El gobierno de Marcelo T. de Alvear (1922-1928) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116 Las dificultades para mantener los apoyos electorales tradicionales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116 Crisis política y división del radicalismo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117 La economía en tiempos de Alvear. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118 Las inversiones estadounidenses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118 El conflicto entre criadores e invernadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119 La creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120 Movilidad social y cambios culturales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122 El segundo gobierno de Hipólito Yrigoyen (1928-1930). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124 La redefinición de los apoyos sociales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124 La reorientación de la política económica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125 Los debates sobre el petróleo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126 El impacto de la crisis económica mundial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127 La prensa opositora. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128 El golpe cívico-militar de 1930 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129 Fuentes históricas: Las voces de los contemporáneos: Los conflictos obreros durante la primera presidencia de Yrigoyen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Manifiesto de la FORA durante la “Semana Trágica” en 1919 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Crónica del periódico La Protesta sobre la “Semana Trágica” en 1919 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Crónica de la revista Caras y Caretas sobre la “Semana Trágica” en 1919 . . . . . . . . . . . . . . . . Crónica del periódico La Vanguardia sobre fusilamientos a trabajadores en huelga en la Patagonia en 1922 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Discurso de Manuel Carlés, fundador de la Liga Patriótica, en homenaje a las Fuerzas Armadas luego de los fusilamientos a trabajadores en huelga en la Patagonia en 1922 . .
130 130 130 131 134 135
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
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HISTORIA ARGENTINA | 1880 –1930
Avenida de Mayo desde Perú hacia el Congreso, el 25 de Mayo de 1910.
Reform Reforma partici participac minor minorías
Revolución política Revolución política contra sistema contra sistema de de gobierno oligárquico gobierno oligárquico Fundación Fundación Fundación deldel Fundación Partido Socialista deUnión la Unión Partido Socialista de la Cívica (PS)(PS) Cívica Radical Radical (UCR) (UCR)
de LeyLey de res contra contra ex activis activistas
‘69‘69 ‘71‘71 ‘72‘72 ‘73‘73 ‘74‘74 ‘75‘75 ‘76‘76 ‘77‘77 ‘78‘78 ‘79‘79 ‘81‘81 ‘82‘82 ‘83‘83 ‘84‘84 ‘85‘85 ‘86‘86 ‘87‘87 ‘88‘88 ‘89‘89 ‘91‘91 ‘92‘92 ‘93‘93 ‘94‘94 ‘95‘95 ‘96‘96 ‘97‘97 ‘98‘98 ‘99‘99 ‘01‘01 ‘02‘02 ‘03‘03 ‘04
EXPORTACIONES LANA EXPORTACIONES DEDE LANA
EXPANSIÓN AGRICULTURA CEREAL EXPANSIÓN DEDE LA LA AGRICULTURA DEDE CEREAL EXPANSIÓN EXPORTACIONES CEREALES: TRIGO Y MAÍZ EXPANSIÓN EXPORTACIONES DEDE CEREALES: TRIGO Y MAÍZ ECONOMÍA PRIMARIA EXPORTADORA ECONOMÍA PRIMARIA EXPORTADORA
AVANCE FRONTERA SUR AVANCE DEDE LA LA FRONTERA SUR EXPANSIÓN GANADERÍA VACUNA EXPANSIÓN DEDE LA LA GANADERÍA VACUNA
AproximadamenAproximadamente 1.600.000 te 1.600.000 habitantes habitantes en en todo el país todo el país
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Se registra alrededor Se registra alrededor de de 300.000 inmigrantes 300.000 inmigrantes
EXPANSIÓN EXPORTA
Se registra alrededor Se registra alrededor de de 850.000 inmigrantes 850.000 inmigrantes
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CIONE
INTRODUCCIÓN
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1880-1930 El radical El radical Hipólito Hipólito Yrigoyen Yrigoyen es es elegido elegido Reforma Reforma presidente presidente de de electoral electoral la República –Ley Sáenz la República –Ley Sáenz Peña– voto Peña– voto obligatorio obligatorio y secreto y secreto
Reforma electoral: Reforma electoral: participación participación minorías minorías
el alista a de residencia LeyLey de residencia contra extranjeros contra extranjeros activistas políticos activistas políticos
El radical El radical Marcelo Marcelo T. T. de Alvear de Alvear es es elegido elegido presidente presidente
Hipólito Yrigoyen Hipólito Yrigoyen es elegido es elegido presidente presidente porpor segunda segunda vezvez Golpe cívico militar Golpe cívico militar obliga a renunciar obliga a renunciar al presidente al presidente constitucional constitucional y sey se apodera apodera deldel gobierno gobierno
División de la División de la UCR: UCR: Yrigoyenistas Yrigoyenistas y y Antipersonalistas Antipersonalistas
SISTEMA GOBIERNO OLIGÁRQUICO – DEMOCRACIA RESTRINGIDA SISTEMA DEDE GOBIERNO OLIGÁRQUICO – DEMOCRACIA RESTRINGIDA
HACIA UNA HACIA UNA DEMOCRACIA DEMOCRACIA AMPLIADA AMPLIADA
99 ‘01‘01 ‘02‘02 ‘03‘03 ‘04‘04 ‘05‘05 ‘06‘06 ‘07‘07 ‘08‘08 ‘09‘09 ‘11‘11 ‘12‘12 ‘13‘13 ‘14‘14 ‘15‘15 ‘16‘16 ‘17‘17 ‘18‘18 ‘19‘19 ‘21‘21 ‘22‘22 ‘23‘23 ‘24‘24 ‘25‘25 ‘26‘26 ‘27‘27 ‘28‘28 ‘29‘29 ‘31‘31
PORTA
CIONES DE CARNE VACUNA CONGELADA
de huelgas PicoPico de huelgas en centros urbanos en centros urbanos
Huelga universitaria: Huelga universitaria: Reforma universitaria Reforma universitaria
Se registra alrededor Se registra alrededor de de 1.600.000 inmigrantes 1.600.000 inmigrantes Huelga rural (“Grito de Alcorta”) Huelga rural (“Grito de Alcorta”) Aproximadamente Aproximadamente 7.800.000 habitantes 7.800.000 habitantes en en todo el país todo el país
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“Semana “Semana trágica” trágica” en en Buenos Aires Buenos Aires
“Patagonia trágica” “Patagonia trágica” en Santa Cruz en Santa Cruz Debates Debates porpor la la nacionalización nacionalización deldel petróleo enCongreso el Congreso petróleo en el deNación la Nación de la Creación Creación de de Yacimientos Yacimientos Petrolíferos Petrolíferos Fiscales (YPF) Fiscales (YPF)
Comienza crisis Comienza unauna crisis económica mundial económica mundial
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HISTORIA ARGENTINA | 1880–1930
La definición del proyecto de “Nación Argentina”
Presidentes y vicepresidentes argentinos entre 1880 y 1916 1880-1886: Julio A. Roca y Eduardo Madero 1886-1890: Miguel Juárez Celman y Carlos Pellegrini. 1890-1892: Carlos Pellegrini asumió la presidencia por renuncia de Juárez Celman. 1892-1898: Luis Saénz Peña y José Evaristo Uriburu. 1898-1904: Julio A. Roca y Quirno Costa. 1904-1910: Manuel Quintana y José Figueroa Alcorta. En 1906 Figueroa Alcorta asumió la presidencia por muerte de Quintana. 1910-1916: Roque Sáenz Peña y Victorino de la Plaza. En 1914 Victorino de la Plaza asumió la presidencia por muerte de Sáenz Peña.
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Durante la segunda mitad del siglo XIX, las exportaciones de lana, carnes y cereales se convirtieron en el factor dinámico de la economía argentina. De acuerdo con los requerimientos de la división internacional del trabajo, la economía del país se especializó en la producción de productos primarios para la exportación y la Argentina se integró al mercado internacional capitalista como periferia proveedora de alimentos y materias primas a los centros industrializados europeos. Como consecuencia de la consolidación de este modelo económico, se afirmó el dominio de los terratenientes exportadores sobre el conjunto de la sociedad. Los intereses comunes entre los terratenientes exportadores y los capitalistas extranjeros fueron la base de una alianza social que también se expresó en el plano político. Estos sectores sociales constituyeron una elite que controló el Estado y organizó un régimen de gobierno oligárquico que excluyó a la mayoría de la sociedad argentina de la participación política. De acuerdo con los principios del liberalismo político que habían inspirado a los redactores de la Constitución Nacional, a partir de 1880, los grupos dirigentes establecieron un régimen político basado en las reglas de la democracia, cuyo fundamento era la elección de representantes por medio del sufragio de los ciudadanos. Sin embargo, en la práctica, solo una minoría era la que ejercía el poder político mientras que la mayor parte de la población del país se hallaba excluida de toda posibilidad de participar del nuevo orden. Estas características definieron como un régimen oligárquico al sistema de gobierno que estuvo vigente en la Argentina entre 1880 y 1916. El régimen oligárquico estuvo basado sobre un estricto control del acceso a los cargos de gobierno y de la administración pública y sobre el habitual recurso del fraude electoral. El carácter voluntario y no secreto del voto facilitó la tarea de asegurar los principales cargos de gobierno para los grupos vinculados con el Partido Autonomista Nacional, dominado por los notables de la minoría privilegiada. También contribuyó a la exclusión el hecho de que la mayoría de los trabajadores fueran inmigrantes extranjeros. Si bien todos ellos gozaban de los mismos derechos civiles que los argentinos, no podían ejercer sus derechos políticos si no se nacionalizaban y adquirían la ciudadanía argentina. La negativa o el desinterés de la mayoría de los inmigrantes por nacionalizarse facilitó el mantenimiento del régimen oligárquico.
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INTRODUCCIÓN
La construcción de “la Nación Argentina” En 1887, Bartolomé Mitre publicó su Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana y l a cuarta y d efinitiva edición de su Historia de Belgrano y de la independencia argentina. En 1893,Vicente Fidel López dio a conocer el último tomo de su Historia de la República Argentina. Su origen, su evolución y su desarrollo político hasta 1852. Los gobernantes y los miembros de la minoría privilegiada de la época consideraron estas obras como las bases de la historia del país y a partir de ellas fueron dando forma a una versión oficial de la historia de “la Nación Argentina”. La elite dirigente pensaba que los estudios históricos de Mitre y López habían establecido para la memoria colectiva las acciones de los “próceres” fundadores de la “nacionalidad argentina”.Y que, por esta razón, habían contribuido a establecer como valores propios e inmutables aquellos principios que habían guiado a los “padres fundadores de la patria”. Sobre la base de estas obras, desde 1880 en adelante, se afirmó cada vez más una versión oficial de la historia que establecía que “la Nación Argentina” había nacido como obra de las “clases ilustradas”, que habían impuesto legítimamente a u na población de escaso desarrollo un sistema de formas institucionales propias de las naciones “más civilizadas” de la época. Para Mitre y para López, “la Nación Argentina” ya se hallaba configurada desde tiempos coloniales y se había ido desarrollando desde 1810 en adelante orientada por las acciones de aquellos hombres de principios liberales, conscientes de la necesidad de encuadrar a las fuerzas sociales rebeldes dentro de marcos institucionales. De acuerdo con este razonamiento, además, el proceso de formación de “la Nación Argentina” no había terminado. En cada época de la historia, era necesaria la guía de los hombres de principios liberales para realizar los cambios políticos que aseguraran el progreso. Esta era la misión — según entendían postergada desde 1826— que se atribuyeron los constituyentes en 1853, los vencedores de Pavón en 1862 y los gobernantes de 1880 en adelante.
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El mito sobre los orígenes de la “Nación Argentina" Las nacionalidades hispanoamericanas como las conocemos en la actualidad —”ser argentino”, “ser mexicano”, “ser chileno”, “ser peruano” o “ser uruguayo”, por ejemplo– surgieron durante la segunda mitad del siglo XIX. Y fueron resultado de los procesos de organización y unificación de Estados centralizados modernos en diversas regiones de América latina. En la República Argentina, como en otros países latinoamericanos, los grupos sociales que dirigieron esos procesos fueron construyendo un “mito sobre los orígenes de la Nación Argentina”. Ese mito les permitía presentarse como continuadores de una “misión histórica” y legitimaba frente a toda la sociedad sus decisiones sobre qué poblaciones formarían parte de la nueva nación y cuáles quedarían excluidas, y sobre la forma de organizar el régimen político, la economía y la sociedad en su conjunto.
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HISTORIA ARGENTINA | 1880 –1930
El liberalismo económico de los gobiernos oligárquicos Cuando Julio A. Roca asumió la presidencia, explicitó que su gobierno no iba a intervenir en favor de ninguna de las actividades económicas particulares: “Mi opinión es que el comercio sabe mejor que el gobierno lo que a él le conviene; la verdadera política consiste, pues, en dejarle la más amplia libertad. El Estado debe limitarse a establecer las vías de comunicaciones, a u nir las capitales por vías férreas, a fomentar la navegación de las grandes vías fluviales, a levantar bien alto el crédito público en el exterior y a proteger la inmigración...” Sin embargo, fue durante la administración de Juárez Celman cuando la política liberal alcanzó su máxima expresión. En los últimos años de su gobierno el Congreso votó innumerables leyes otorgando concesiones a las empresas extranjeras, sobre todo en lo referente a los ferrocarriles, y el Estado comenzó a desprenderse de algunas líneas que hasta entonces había administrado. La política de concesiones se extendió a otros campos de la actividad estatal. Tal vez el caso que alcanzó mayor resonancia fue la enajenación de las Obras de Salubridad de la ciudad de Buenos Aires en 1887. Durante el debate que tuvo lugar en el Senado, el ministro Wilde explicitó la teoría sostenida por el gobierno: “Que son malos administradores (los gobiernos) es una idea que en política, tiene el carácter de un axioma; que los gobiernos son siempre, en relación con los progresos, un elemento de retardo es un axioma que nadie niega y que puede todavía demostrarse”. En el mismo sentido se había expresado el presidente Juárez Celman en su mensaje al Congreso de ese año: “Por lo tanto, lo que conviene a la Nación, según mi juicio, es entregar a la industria privada la construcción y explotación de la obras públicas que no sean inherentes a la soberanía”.
El presidente Juárez Celman en una reunión oficial en el Hipódromo Argentino.
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INTRODUCCIÓN
LOS GOBIERNOS RADICALES: CONTINUIDADES Y CAMBIOS (1916-1930) En los primeros años del siglo XX, el régimen oligárquico debió enfrentar la oposición de la Unión Cívica Radical, un nuevo partido político que se había consolidado denunciando el fraude electoral, y la creciente movilización y protesta de los sectores populares urbanos y rurales. Frente a estas amenazas, el grupo dirigente se dividió con opiniones diferentes sobre cuál debía ser la respuesta del gobierno ante estos reclamos. Un sector era partidario de mantener el orden vigente y continuar la represión. Otro, cada vez más numeroso, sostuvo la necesidad de promover una reforma política y establecer un régimen representativo. Este último sector pensaba que el gobierno no podía seguir sosteniéndose en la exclusión política y la represión, y que su posición sería más sólida con el apoyo de un nuevo partido conservador que integrara a los sectores populares. En 1910 triunfó la posición reformista y asumió la presidencia Roque Sáenz Peña. Desde el gobierno, Sáenz Peña impulsó dos leyes que se sancionaron en 1912. Una ordenaba la confección de un nuevo padrón electoral y la otra establecía el voto secreto y obligatorio y un nuevo sistema electoral. En los años siguientes, el radicalismo se convirtió en el movimiento político más importante del país y, en 1916, Hipólito Yrigoyen fue elegido Presidente de la República. Entre 1916 y 1930, los gobiernos radicales presentaron a la sociedad argentina un programa muy amplio y poco preciso, basado en la defensa de los ideales democráticos consagrados en la Constitución Nacional de 1853. En los hechos, las políticas aplicadas por los presidentes radicales significaron, en relación con las orientaciones de los gobiernos oligárquicos, algunas continuidades y algunos cambios. Desde el punto de vista económico, los gobiernos radicales se propusieron continuar el proceso de expansión de la economía primaria exportadora que se venía afirmando desde la segunda mitad del siglo XIX.
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Presidentes entre 1916 y 1930 El radicalismo se impuso en las elecciones presidenciales de 1916, 1922 y 1928. En 1922 concluyó la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen y, al término de su mandato, le sucedió el radical Marcelo T. de Alvear. En 1928, Yrigoyen fue elegido presidente por segunda vez pero, en 1930, un golpe militar le impidió concluir su mandato.
Mesa electoral callejera durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen.
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HISTORIA ARGENTINA | 1880 –1930
capítulo
1
LA ORGANIZACIÓN DE LA ECONOMÍA PRIMARIA EXPORTADORA
NUEVAS DEMANDAS DEL MERCADO INTERNACIONAL Y CRECIMIENTO “HACIA AFUERA”
Una de las primeras exposiciones organizada por la Sociedad Rural Argentina que defendía los intereses de los terratenientes exportadores más poderosos.
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A mediados del siglo XIX, el desarrollo de la industrialización en Gran Bretaña y en el continente europeo definió una nueva división internacional del trabajo. Los países industrializados, o centros capitalistas, comenzaron a demandar de los países productores de materias primas, o periferias capitalistas, insumos para sus industrias y alimentos para su población. La economía argentina comenzó comenzó a o rganizarse como complemento de las economías industriales europeas, particularmente de la inglesa. En las últimas décadas del siglo XIX, las exportaciones de cereales y carnes se convirtieron en el factor dinámico del desarrollo económico y la economía argentina adquirió un claro perfil de economía primaria exportadora, es decir, estuvo centrada en la producción de productos primarios para la exportación, especialmente alimentos, antes que en la elaboración de manufacturas industriales destinadas al consumo del mercado interno. El afianzamiento de este modelo de desarrollo económico “hacia afuera” fortaleció el dominio sobre el conjunto de la sociedad del grupo de los capitalistas agrarios. Este grupo estaba integrado por los latifundistas exportadores y por sus socios extranjeros dedicados a la elaboración y la comercialización de los productos primarios. Este dominio se manifestó, además, en el establecimiento de un régimen político fuertemente restrictivo y en el control del gobierno por parte de una elite política representante de los intereses de los grupos de mayor poder económico y social.
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CAP. 1 | LA ORGANIZACIÓN DE LA ECONOMÍA PRIMARIA EXPORTADORA
Comercio exterior, inmigración e inversiones extranjeras La decisión de los terratenientes pampeanos de orientar sus producciones económicas hacia la satisfacción de la creciente demanda de alimentos por parte de los países industriales, se correspondió con una sostenida expansión, durante varias décadas, de las exportaciones de cereales y carnes. A la vez, esta expansión estuvo profundamente relacionada con el impacto de la revolución tecnológica sobre la navegación y e l costo de los transportes y, en el caso particular de la Argentina, también sobre la industria frigorífica que permitió la conservación de productos perecederos, como las carnes. Pero la nueva integración de la economía argentina al mercado internacional no se efectivizó solamente por medio de la expansión del comercio. Otros dos aspectos de ese proceso fueron, además, las grandes corrientes migratorias y los movimientos internacionales de capitales que se registraron entre 1875 y 1914. Hacia 1860, la escasez de la mano de obra en la zona pampeana planteaba un serio obstáculo para iniciar la explotación de las tierras. El problema no podía resolverse esperando el crecimiento vegetativo de la población existente, y la población de otras regiones del país también era escasa y se caracterizaba por su inmovilidad. Esta dificultad fue superada a partir de la incorporación de fuertes contingentes migratorios provenientes del exterior. Entre 1857 y 1914, el saldo inmigratorio neto fue de 3.300.000 personas. De ese total, el 90% se radicó en la región pampeana, pero solo una cuarta parte —alrededor de 800.000— permaneció en las zonas rurales. Los capitales extranjeros llegaron principalmente desde Gran Bretaña: en los primeros años del siglo XX, los capitales ingleses representaban el 81% del total de las inversiones extranjeras en el país. Entre 1885 y 1890, el período en el que se registró el ingreso del mayor flujo de capitales británicos, los principales destinos de las inversiones fueron préstamos al gobierno (35%), ferrocarriles (32%) y c ompañías colonizadoras de tierras (24%). Después de 1890 se notó una disminución sustancial del flujo de capitales hasta los primeros años del siglo XX. A partir de entonces y hasta 1914, entre las nuevas inversiones disminuyeron los préstamos al Estado, se mantuvieron las colocaciones en ferrocarriles y en compañías de tierras y se registró un notable incremento de las inversiones en el sector bancario y en frigoríficos.
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Los debates frente a la necesidad de atraer inmigrantes Los dirigentes de la época tenían diferentes puntos de vista acerca de las consecuencias de promover la inmigración masiva de extranjeros. Antes de 1880, Juan Bautista Alberdi sostenía que el mejor modo de impulsar el progreso era “traer a los inmigrantes más capaces”. Y proponía: “En Europa no es oro todo lo que reluce. Hay que buscarlos en Inglaterra, Suiza, Holanda, Bélgica y Alemania, por sus aptitudes cívicas. Tomad en cambio un puñado de mulatos de Panamá o del populacho de Nápoles o de Roma y no oiréis más que gritos y blasfemias, es decir falta completa de respeto”. Décadas después, Luis Melián Lafinur reflexionaba: “Una política inmigratoria inspirada en ideologías ingenuas y en apotegmas falaces ha facilitado hasta no hace mucho la invasión de la capital por esa enorme población parasitaria cuyo destino natural estaba, en todo caso, dentro de los campos desiertos, y que enquistada en la metrópoli, contribuye a la descomposición política, al materialismo brutal, a la corrupción del gusto y a la decadencia de las costumbres”. • |
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HISTORIA ARGENTINA | 1880 –1930
La generación del 80: Política y economía (F. Pigna, M. Dino y C. Mora).
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1870
1890
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Ver
La expansión de la agricultura de cereales Hasta los primeros años de la década de 1870 la producción de trigo no resultaba suficiente para abastecer de harina al mercado interno. A partir de 1880 la situación había cambiado: la producción de las colonias agrícolas satisfacía completamente la demanda nacional. Desde entonces las exportaciones de cereales crecieron constantemente hasta representar, hacia 1910, algo más del 50% del total de las exportaciones argentinas. La expansión de la línea de frontera y la expulsión de los indígenas junto con el avance del ferrocarril, que redujo considerablemente los costos del transporte de las cargas, facilitaron la incorporación de nuevas tierras para el cultivo. Además, los gobiernos que se sucedieron a partir de 1880 tomaron una serie de medidas que favorecieron el desarrollo de la producción agrícola destinada a la exportación, tales como la construcción de depósitos, elevadores y silos, obras que permitieron mejorar las condiciones de comercialización de los cereales. En las décadas siguientes, las empresas comercializadoras de cereales tendieron a la concentración y llegaron a formar monopolios. Después de 1890, un conjunto de factores determinaron el aumento del precio internacional del trigo. Rápidamente, el trigo desplazó al maíz y se convirtió en la producción agrícola más importante de nuestro país. La producción del trigo se expandió en Santa Fe —que se fue convirtiendo en el granero del país— y también en Córdoba y Entre Ríos. En Buenos Aires, en cambio, el trigo no tuvo el mismo éxito: fue cultivado en algunas zonas aisladas y quedó relegado por la producción ganadera, que fue la más importante de la provincia. La expansión cerealera tuvo lugar en un período en el que los precios internacionales de los productos agrícolas tendían a b ajar, pero el volumen físico de las exportaciones aumentó tan considerablemente que compensó la tendencia descendente de los precios.
1899
Desarrollo de las exportaciones de trigos, según un grabado de la época.
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CAP . 1 | LA ORGANIZACIÓN DE LA ECONOMÍA PRIMARIA EXPORTADORA
La introducción de técnicas y maquinaria agrícola La expansión de las exportaciones de cereales generó los capitales suficientes como para invertir en la incorporación de nuevas técnicas y maquinarias agrícolas. A su vez, la introducción de nueva tecnología contribuyó a aumentar el volumen producido. Debido a la escasez de mano de obra para la cosecha, hacia fines del siglo se avanzó rápidamente hacia la tecnificación de esta labor agrícola.
Propaganda de maquinarias agrícolas, publicada en la revista Caras y Caretas en 1912.
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La Sociedad Rural Argentina La Sociedad Rural Argentina (SRA) fue fundada en 1866 por un grupo de los más importantes terratenientes del país dedicados, en esa época, a la cría del ovino. La revista Anales, editada por la SRA, proponía desde sus páginas la modernización de la producción agropecuaria. Con ese objetivo difundía las nuevas técnicas y las innovaciones; como, por ejemplo, la mestización del ganado lanar, nuevas formas de organizar la estancia y cómo solucionar algunos problemas de crianza. La SRA desde sus orígenes se mostró preocupada por el escaso desarrollo de la agricultura en el país. Su lema era “Cultivar el suelo es servir a la patria”. Sin embargo, se opuso a todas las políticas que el Estado emprendió para promover la agricultura, porque entendía que eso significaba perjudicar al ganadero para beneficiar al labrador. En 1875 realizó la “Primera Exposición Anual”. Progresivamente fue adquiriendo más importancia y se sumaron muchos ganaderos. También comenzó a desempeñar tareas de asesoramiento técnico al gobierno sobre cuestiones rurales. • | Alfredo R. Pucciarelli, El capitalismo agrario pampeano, 1880-1930.
Peones trabajando en el campo.
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Colonos, aparceros y arrendatarios Inmigrantes, arriendos y alfalfa En 1892, el estanciero Benigno del Carril recomendaba a otros estancieros el siguiente método para obtener alfalfa: “La tierra se divide previamente en potreros alambrados de 1600 a 2000 hectáreas, y enseguida se subdivide en lotes amojonados y numerados de 200 hectáreas, sin alambrado intermedio. Estos lotes se arriendan a chacareros italianos con elementos y recursos propios, a razón de $4 m/n la hectárea, por el término de tres años, con la obligación de dejar el terreno sembrado con alfalfa al finalizar el contrato, siendo obligación del establecimiento proporcionar la semilla de alfalfa”. • |
En las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba, el desarrollo de la agricultura de cereales estuvo asociado con la instalación y el desarrollo de las colonias agrícolas, de inmigrantes primero, y las organizadas por las compañías colonizadoras vinculadas con los ferrocarriles, más tarde. En general, estos colonos accedieron a la propiedad de parcelas de tierra de entre 33 y no más de 50 hectáreas, que fueron vendidas por los terratenientes, por los Estados provinciales, o por las compañías colonizadoras según los casos. En la provincia de Buenos Aires, en cambio, en una primera etapa, la expansión de la agricultura de cereales fue provocada por el aumento de las exportaciones de carnes. Para mejorar la calidad de los ganados fue necesario —entre otros factores— disponer de praderas sembradas con alfalfa, cultivo forrajero que se utilizaba para la alimentación de los animales. Para obtener pasturas artificiales, en un primer momento, los terratenientes bonaerenses utilizaron dos sistemas: el sistema de aparcería o mediería y e l sistema del arriendo. Los estancieros dividían sus latifundios y entregaban parcelas de una extensión variable, según la disponibilidad de capital con que contaran los interesados en trabajar la tierra, que en su gran mayoría eran inmigrantes. Las tierras explotadas a través de contratos de aparcería o mediería tenían alrededor de 50 hectáreas.
Colonos en estación de Chascomús.
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CAP . 1 | LA ORGANIZACIÓN DE LA ECONOMÍA PRIMARIA EXPORTADORA
Según este sistema, el terrateniente aportaba el capital fijo y el capital variable necesario para la producción y el productor directo aportaba su trabajo y el de su familia más algunas herramientas. En compensación, el agricultor recibía la mitad del producto de la cosecha, que era considerada propiedad del terrateniente dueño de la tierra. En cambio, las parcelas entregadas a través de contratos de arriendo tenían entre 50 y 100 hectáreas. En este último caso, el arrendatario se comprometía a pagar al terrateniente un arriendo o canon en dinero y disponía del capital suficiente para, además, poner en marcha la producción. Los contratos obligaban tanto a los medieros como a los arrendatarios a realizar una rotación trienal de cultivos y sembrar primero lino, luego trigo y por último, alfalfa. De este modo, en ambos casos, los riesgos que significaba poner en producción la tierra virgen recaían sobre los productores directos. Después de los tres años, cuando la alfalfa estaba crecida, los contratos de aparcería no eran renovados y los campos se destinaban a l a producción de vacunos. En el caso de los arrendatarios, en general, los terratenientes les daban la opción de comenzar un nuevo ciclo trienal en otra parcela. Muchos aparceros y sus familias permanecieron en las zonas rurales y se emplearon como mano de obra asalariada de los productores medianos y grandes, pero muchos otros emigraron para probar suerte en ocupaciones urbanas. La mayoría de los arrendatarios de entre 50 y 100 hectáreas no tuvieron posibilidad de acumular capital y permanecieron en esa condición; solo una parte minoritaria logró acceder al arriendo de parcelas de entre 100 y 200 hectáreas. A partir del 1900, cada vez más terratenientes ganaderos decidieron diversificar su producción y comenzaron a organizar la explotación agrícola por su propia cuenta y riesgo, a través de empresas capitalistas que contrataban mano de obra asalariada.
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Máquina de vapor utilizada en los trabajos agrícolas (1910).
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La expansión de la ganadería El desarrollo del capitalismo en el sector agrario El capitalismo se expandió en el sector agrario porque logró resolver, con cierto grado de eficiencia, cinco problemas simultáneamente: impuso la generalización de relaciones mercantiles en un nuevo mercado estructurado para satisfacer, fundamentalmente, los requerimientos del intercambio con el exterior; impuso, a través de la importación de manufacturas industriales, la adopción de nuevos criterios tecnológicos y la introducción de bienes de capital; logró eliminar algunos de los obstáculos sociales que el régimen de tenencia de la tierra oponía a la libre inversión del capital; creó condiciones propicias para disolver o subordinar ciertas formas de producción no capitalista e integrar a otras que, a pesar de mantenerse como tales, fueron puestas al servicio del proceso de valorización del capital; creó y controló un nuevo tipo de mercado de trabajo, estacional y permanente, destinado a proveer de mano de obra asalariada a las empresas capitalistas en proceso de consolidación. • |
La desmerinización La producción de ovinos fue la más importante de la ganadería argentina hasta fines del siglo XIX. Su importancia estuvo relacionada, hasta la década de 1870, con las exportaciones de lana y, en los años siguientes, con las primeras exportaciones de carnes enfriadas y congeladas para consumo de los mercados europeos. Durante esos años, la cría de ganado vacuno se fue corriendo hacia las tierras nuevas del sur. De este modo, los vacunos abrían las tierras vírgenes de pastos duros y los mejores campos quedaban preparados para la posterior cría de ovejas. Las nuevas exigencias del mercado internacional impulsaron la desmerinización, que consistió en el reemplazo de ovinos merinos por animales de raza Lincoln. Estos últimos permitían obtener una carne de mejor calidad y un tipo de lana más adecuada a los requerimientos de la demanda externa. La crisis del precio de la lana, en la década de 1860, impulsó estos cambios y favoreció la concentración de la producción de ovinos en propiedades cada vez más grandes.
Alfredo R. Pucciarelli, El capitalismo agrario pampeano, 1880- 1930.
Inmigrantes irlandeses dedicados a la cría de ovejas en el norte de la provincia de Buenos Aires.
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