Historia 1930

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HISTORIA ARGENTINA M. E. Alonso - E. C. Vázquez

1930-1955 Industrialización y luchas por la distribución de la riqueza: de la “década infame” a los gobiernos peronistas

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Dirección editorial Diego Barros

Autoría María Ernestina Alonso Enrique Carlos Vázquez

Edición Germán Frers Corrección Cecilia Biagioli Patricia Porchia Jezabel Proverbio Amelia Rossi Jefatura de Gráfica Victoria Maier Diseño de tapa e interior Estudio Ágreda DG Diagramación Estudio Ágreda DG Fotografía Graciela García Romero Archivo Gral. de la Nación - Imágenes del sur Cedinci - Archivo Limbrunner - Archivo Aique

María Ernestina Alonso Historia argentina : industrialización y luchas por la distribución de la riqueza : de la década infame a los gobiernos peronistas : 1930-1955 / María Ernestina Alonso y Enrique Vázquez. - 1a ed. - Buenos Aires : Aique Grupo Editor, 2013. v. 2, 112 p. ; 24x19 cm. ISBN 978-987-06-0592-8 1. Historia Argentina. 2. Enseñanza Secundaria. I. Enrique Vázquez CDD 907.12

Documentación fotográfica Clara Nerone Producción industrial Pablo Sibione Fotografías de tapa Arriba: Familias obreras en un acto peronista de la época (Archivo General de la Nación). Abajo y en contratapa: Manifestación de mujeres frente al Congreso Nacional por la ley de Voto Femenino, 1948 (Archivo General de la Nación). LIBRO DE EDICIÓN ARGENTINA ISBN 978-987-06-0590-4 (O. C.) ISBN 978-987-06-0592-8 (V.2) Primera edición

© Aique Grupo Editor S. A. Francisco Acuña de Figueroa 352 (C1180AAF). Ciudad de Buenos Aires. Teléfono y fax: (011) 4867-7000 E-mail: editorial@aique.com.ar // Web: www.aique.com.ar Hecho el depósito legal según Ley 11723. No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11723 y 25446. Esta edición se terminó de imprimir en diciembre de 2013 en Impresiones Sud América. Andrés Ferreyra 3767/69, Buenos Aires, Argentina.

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Historia, memoria, relato “No hay que hacerse ilusiones. El hombre no se acuerda del pasado; siempre lo reconstruye. El hombre aislado es una abstracción. La realidad es el hombre en grupo. Y el hombre no conserva en su memoria el pasado de la misma forma que los hielos del norte conservan congelados los mamuts milenarios. Arranca del presente y a través de él, siempre, conoce e interpreta el pasado”. Lucién Febvre, Combates por la historia, 1936.

La memoria histórica es el resultado de una construcción: los integrantes de una sociedad deben seleccionar primero qué quieren recordar y qué prefieren olvidar; luego, deben ordenar esos recuerdos y, finalmente, tienen que elaborar un relato que les dé algún sentido a esos recuerdos. Por estas razones, toda memoria es parcial, porque recoge una porción del pasado y la recrea, ordenada y narrada de acuerdo con los puntos de vista y las intenciones de quien o de quienes recuerdan. La elaboración de la memoria histórica es un acto colectivo y su resultado es un saber compartido. Todos los individuos y grupos que conforman la sociedad participan en esa construcción: construyendo la memoria histórica en el núcleo familiar, el grupo de amigos o en los lugares de trabajo, de estudio o de recreación, narrando sucesos del pasado cercano o remoto. Algunos, como los periodistas y comunicadores sociales, los dirigentes y militantes políticos, los investigadores de las ciencias sociales, los artistas, tienen la posibilidad de contribuir en la construcción de la memoria a través del ejercicio de su profesión o de su arte y transmitir a una gran cantidad de personas sus ideas acerca de qué debe ser recordado y qué debe ser olvidado. En la sociedad coexisten diferentes memorias, porque las personas vivieron experiencias diferentes, tienen intereses diversos y defienden distintos valores. Las memorias no tienen nunca una forma definitiva, no se cristalizan. Se trata de relatos que siempre están siendo reelaborados. Porque las circunstancias del presente cambian, y las preguntas que le hacemos al pasado para entender el presente también cambian. La memoria entonces, más que un relato acabado, puede ser un vehículo de permanente interrogación. Los autores

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SECCIONES Y HERRAMIENTAS

Las voces de los contemporáneos En la reconstrucción de la historia se amalgaman las voces de los propios protagonistas de los hechos del pasado, la de los contemporáneos que transmitieron sus vivencias y sus puntos de vista a las generaciones más jóvenes, y la de los historiadores interesados en comprender y explicar los hechos y procesos sucedidos. Por esto, en esta serie de libros, en cada uno de los capítulos, el lector “va a escuchar” las voces de los historiadores que han reconstruido la historia de cada período estudiado y son los autores del relato puesto a disposición para ser puesto en interrogación, modificado y completado. Y al final de cada capítulo, encontrará una selección de documentos históricos de la época en los que podrá “escuchar las voces” de contemporáneos de algunos de los sucesos analizados y leer en las palabras de los protagonistas, algunos de los debates de la época y las diferentes posiciones que cada uno asumió.

Contenidos expandidos Algunos contenidos de este libro están acompañados por sugerencias complementarias de los autores. En las columnas de algunas páginas, el lector puede remitirse a documentos escritos o audiovisuales, entrevistas y otros contenidos abiertos y libres disponibles en la web para complementar las lecturas, mediante enlaces reducidos y códigos QR (quick response o “código de respuesta rápida”, que remite directamente al contenido web desde cualquier dispositivo de lectura óptica al que se le instale un programa de lectura correspondiente). Los encontraremos en la página con la siguiente estructura:

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Índice

Industrialización y luchas por la distribución de la riqueza: de la “década infame” a los gobiernos peronistas (1930-1955).. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

Introducción La década de 1930: viejos y nuevos proyectos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 Los conflictos por la redistribución de la riqueza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

Capítulo 1  LA DÉCADA DE 1930: CRISIS ECONÓMICA Y REORGANIZACIÓN OLIGÁRQUICA (1930-1943) La reorganización del régimen oligárquico y el “fraude patriótico” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 La “década infame” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 Uriburu y el nacionalismo oligárquico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Justo y el “fraude patriótico” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 Ortiz y la necesidad de reformas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 Castillo y la reacción conservadora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 Los partidos políticos y la Segunda Guerra Mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 Las discusiones políticas sobre el imperialismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 Crisis y cambios en la organización de la economía primaria exportadora. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 La crisis del sector primario exportador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 El Pacto Roca-Runciman . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 Las cláusulas secretas del pacto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 El proceso de industrialización por sustitución de importaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24 Los capitales que financiaron la expansión industrial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 El desarrollo de las nuevas industrias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 Migraciones internas y cambios en la clase obrera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 La creación de la CGT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 Las relaciones entre el movimiento obrero y el Estado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 Cultura y sociedad en una época de crisis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 Fuentes históricas: Las voces de los contemporáneos Sobre el golpe cívico militar de 1930 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 Proclama del general José Félix Uriburu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 Acordada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, legitimando el golpe de Estado de 1930 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 La revista católica Criterio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 Un político conservador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 El dirigente radical antipersonalista Marcelo T. de Alvear . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 Carta de renuncia de Manuel Ortiz Pereira al cargo de fiscal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 Sobre el fraude electoral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 Decreto de veto del gobierno de Uriburu a los candidatos de la UCR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 Manifiesto de la Unión Cívica Radical al pueblo ante el llamado a elecciones por parte del gobierno de facto del general José Félix Uriburu . . . . . . . . . . . . . . 36 Pastoral del Episcopado de la Iglesia Católica Argentina poco antes de las elecciones nacionales de 1931 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Denuncia del Partido Socialista por fraude en las elecciones convocadas por el gobierno de Uriburu en 1931 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38 Sobre las inversiones extranjeras en la década de 1930 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38 Discurso de Lisandro de la Torre en el Senado de la Nación sobre la firma del pacto Roca-Runciman . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38 Lisandro de la Torre contra los frigoríficos extranjeros en el “debate de las carnes” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 Julio V. González contra el capital extranjero y sus aliados locales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 Declaración del grupo FORJA ante el monumento al primer ministro George Canning . . . 40 Sobre la crisis económica de 1930 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41 Ángel Perelman: la vida cotidiana de un trabajador en tiempos de crisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

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Capítulo 2  LOS ORÍGENES DEL PERONISMO (1943-1945) El agotamiento del fraude y las restricciones externas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42 La pérdida de legitimidad del sistema político . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42 El impacto de la Segunda Guerra Mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43 El golpe militar de 1943 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44 Las diferencias en el Ejército. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 El proyecto de Perón: desarrollo de la industria nacional y armonía de clases . . . . . . . . . . . . . . . . . 47 El acercamiento al movimiento obrero: una nueva relación entre los trabajadores y el Estado. 47 La nueva legislación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48 La búsqueda del apoyo empresario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49 La oposición de la burguesía agraria y la gran burguesía industrial: de la armonía de clases al conflicto social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50 Alianzas sociales enfrentadas y lucha política . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51 El enfrentamiento entre la Corte Suprema y la Secretaría de Trabajo y Previsión . . . . . . . . . . . . . . 51 La Junta de Coordinación Política y la oposición conservadora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52 La movilización de los trabajadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54 El 17 de octubre de 1945 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56 Fuentes históricas: Las voces de los contemporáneos Sobre el golpe militar de 1943 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58 Proclama de las Fuerzas Armadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58 Sobre los diferentes proyectos dentro del gobierno militar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 El sentido de la “revolución” según el general Perlinger . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 El sindicalismo y el “Estado moderno” según el coronel Perón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 Sobre la gestión de Perón al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 La visión de un dirigente sindical metalúrgico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59 La visión de un dirigente del Partido Comunista Argentino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 La visión de un dirigente sindical socialista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Sobre la detención de Perón y la movilización obrera del 17 de octubre de 1945 . . . . . . . . . . . . . . 61 Los debates entre los dirigentes de la CGT para decidir cómo proceder ante la detención de Perón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 Carta de Juan D. Perón a María Eva Duarte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 El 17 de octubre según un intelectual nacionalista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 El testimonio de un dirigente comunista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 Discurso de Juan D. Perón desde el balcón de la casa de gobierno en la Plaza de Mayo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64

Capítulo 3  LOS GOBIERNOS DE JUAN D. PERÓN (1946-1955) Las elecciones de 1946 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 El Partido Laborista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 La Unión Democrática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68 Los resultados de las elecciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 El primer gobierno de Perón (1946-1952) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 El Primer Plan Quinquenal: industrialización con redistribución progresiva de la riqueza . . . . . . 71 El subsidio a la industria nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 La expansión del consumo interno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72 Los mecanismos de intervención estatal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 La situación de los sectores agroexportadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 Los límites del proceso de industrialización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 La política social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 La reforma constitucional de 1949 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 Las relaciones entre el Estado y los sectores sociales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78 Las relaciones con los sectores capitalistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78 Las relaciones con los trabajadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79 Las relaciones con los sectores medios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80

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La ampliación de la participación política . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 Las organizaciones intermedias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 Los actos públicos y el diálogo directo con el líder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82 El sistema de partidos y el Parlamento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 La reelección de Perón y su segunda presidencia (1952- 1955) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 Dificultades económicas y crisis de la alianza social peronista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 El intento golpista de 1951 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Las elecciones de 1951 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 Las respuestas a la crisis: el plan estabilizador. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 La crisis política y el golpe militar de 1955 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 El enfrentamiento entre el gobierno y la Iglesia católica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 La alianza social antiperonista derroca a Perón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 La cultura de los sectores populares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90 El auge de la radio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91 Los símbolos de la justicia social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 Nuevos hábitos de consumo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93 La intervención del Estado peronista en el ámbito cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 La política universitaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 Fuentes históricas: Las voces de los contemporáneos Sobre las elecciones de 1946 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96 Carta Orgánica del Partido Laborista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96 Un discurso de campaña de Juan D. Perón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96 Respuesta del gobierno argentino al “Libro Azul”, de Spruille Braden . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 El análisis de John W. Cooke sobre el resultado electoral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 Sobre propaganda política y educación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 La “justicia social”, según un libro de lectura para la escuela primaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 Sobre el uso del calificativo de “vendepatria”. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 La opinión del diputado radical Arturo U. Illia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 Eva Perón contra “la oligarquía vendepatria” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 Sobre el sufragio femenino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Reynaldo Pastor contra la aprobación del voto obligatorio para las mujeres en 1947 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Sobre las relaciones entre el gobierno peronista y la prensa opositora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 Una denuncia del periódico radical Adelante...! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 John W. Cooke defiende la expropiación del diario La Prensa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101 Sobre la candidatura de Eva Perón a la vicepresidencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101 Discurso de Eva Perón en el “Cabildo Abierto del Justicialismo” del 22 de agosto de 1951 . 101 El “renunciamiento” de Eva Perón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 Sobre el enfrentamiento entre el gobierno peronista y la Iglesia católica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 Manifiesto de la juventud de la Acción Católica de Córdoba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 El punto de vista de Eva Perón sobre las jerarquías clericales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 Discurso de Juan D. Perón sobre el carácter político del conflicto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 Sobre el golpe de Estado cívico-militar de 1955 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 Crónica del diario La Nación sobre el bombardeo en la Plaza de Mayo el 16 junio de 1955 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106 Discurso de Juan D. Perón llamando a la conciliación luego del bombardeo en la Plaza de Mayo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 Discurso de Juan D. Perón convocando a “la lucha” para defender al gobierno . . . . . . . . . . 108 Sobre la política universitaria del gobierno peronista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 La FUBA contra la ley universitaria peronista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112

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HISTORIA ARGENTINA | 1930 –1955

Asunción de la primera presidencia de Perón y Quijano, 4 de junio de 1946. Golpe militar: el general Pedro Ramírez, presidente. A. P. Justo, presidente por fraude electoral.

El general A. P. Justo organiza la Concordancia.

Ramón Castillo, presidente por muerte de Ortiz.

Golpe cívico militar obliga a renunciar a Yrigoyen y el general J. F. Uriburu se apodera del gobierno.

Muere Hipólito Yrigoyen.

Ricardo Ortiz, presidente por fraude electoral.

REORGANIZACIÓN OLIGÁRQUICA GOBIERNO MILITAR

GOBIERNO CIVIL CON FRAUDE ELECTORAL

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ECONOMÍA PRIMARIA EXPORTADORA CON INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE EXPORTACIONES

Crisis económica mundial. Creación de la CGT.

Pacto Roca-Runciman.

Plan Pinedo.

Debate sobre “negociado de las carnes”.

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1930-1955 Golpe cívico militar autodenominado “Revolución libertadora” derroca a Perón.

Muere Evita.

Creación de la Fundación Eva Perón. Movilización popular del 17 de octubre. Reforma constitucional.

Perón, presidente por segunda vez.

El general Farrel, presidente. Juan Domingo Perón, presidente por primera vez.

Enfrentamiento Perón–Iglesia.

Ley de voto femenino.

GOBIERNO MILITAR

GOBIERNO DEMOCRÁTICO ‘44

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ORTACIONES INDUSTRIALIZACIÓN CON REDISTRIBUCIÓN PROGRESIVA DE LA RIQUEZA

Crisis económica.

Primer Plan Quinquenal.

Creación del IAPI.

Segundo Plan Quinquenal.

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Nacionalización de los ferrocarriles.

Creación de la CGE.

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HISTORIA ARGENTINA | 1930 –1955

LA DÉCADA DE 1930: VIEJOS Y NUEVOS PROYECTOS Presidentes militares y civiles entre 1930 y 1955

Gral. José Félix Uriburu 1930-1932 Gral. Agustín P. Justo 1932-1938 Dr. Roberto M. Ortiz 1938-1942 Dr. Ramón S. Castillo 1942-1943 Gral. Pedro Pablo Ramírez 6/1943-2/1944 Gral. Edelmiro J. Farrell 2/1944-6/1946 Juan Domingo Perón 1946-1952 Juan Domingo Perón 1952-1955

En el año 1930 ocurrieron algunos acontecimientos que tuvieron un gran impacto en la sociedad argentina: la crisis económica derivada del crack de Wall Street de 1929 y el golpe militar encabezado por José F. Uriburu. Esta doble crisis, económica y política, puede considerarse también el punto de partida de transformaciones de más larga duración, cuyos alcances se extendieron más allá de la década de 1930 y marcaron el rumbo del proceso histórico que protagonizó la sociedad argentina durante gran parte del siglo XX. El modelo económico, la conformación de las distintas clases sociales y su relación con el Estado, las formas de participación política y las expresiones culturales, todos los planos de la vida social sufrieron importantes modificaciones. El crack financiero de Wall Street originó una crisis económica mundial que desorganizó el intercambio comercial internacional. Como consecuencia, disminuyó el volumen de las exportaciones de cereales y carnes que la Argentina colocaba en los principales mercados europeos y, a partir de 1930, la economía argentina también entró en crisis. Las diferentes estrategias que impulsaron los sectores capitalistas para superarla originaron un proceso de profundas transformaciones sociales que repercutió sobre el régimen político.

Una vista de la “villa Desocupación”, en Puerto Nuevo, ciudad de Buenos Aires, a principios de la década de 1930.

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INTRODUCCIÓN

Algunos sectores de empresarios, liderados por los grandes terratenientes y comerciantes vinculados con el negocio de las exportaciones de productos primarios, intentaron reconstruir los vínculos económicos con Gran Bretaña, deteriorados por la crisis del sistema financiero internacional. Consideraban que el “destino natural” de la Argentina era producir alimentos para el mercado mundial. Para ellos, sostener el modelo primario exportador del que habían sido los principales beneficiarios era un objetivo central. Sin embargo, otros empresarios creyeron conveniente priorizar el desarrollo de nuevas actividades ante la evidencia de que existían oportunidades de acumular capital invirtiendo en la fabricación de productos industriales que antes de 1930 se importaban de Europa. Desde mediados de los años treinta, los sectores capitalistas exportadores comprendieron que, para sostener el modelo que había hecho de la Argentina “el granero del mundo”, necesitaban promover un cierto desarrollo industrial. El acuerdo entre las distintas fracciones de la burguesía fue posible hasta 1943, cuando una nueva alianza social formada por el movimiento obrero, los empresarios interesados en fortalecer el mercado interno y sectores nacionalistas del ejército comenzaron a ocupar importantes espacios de poder dentro del Estado. Esta nueva alianza social fue la base del movimiento liderado por Juan Domingo Perón, que desplazó del poder a la oligarquía liberal conservadora e impulsó un nuevo tipo de proyecto industrialista.

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La adhesión del movimiento obrero al peronismo La participación de los trabajadores en el peronismo no debe ser explicada a partir del masivo apoyo de los migrantes provenientes de las zonas atrasadas del interior y manipulados desde el Estado, sin experiencia política ni sindical. En los orígenes del peronismo, esta participación debe ser explicada por su contrario, es decir, por la homogeneidad de la clase obrera como fuerza de trabajo explotada en un momento en que culminaba un largo ciclo de acumulación sin redistribución. El apoyo no vino solamente de los obreros sin experiencia política y sindical, sino de los sindicatos y de los dirigentes sindicales tradicionales que fueron los que tuvieron más peso en la formación de la alianza. La adhesión obrera al peronismo fue la elección más adecuada entre las opciones ofrecidas por la realidad: una alianza política que pudiera servir de salida a un proceso de industrialización que en la década de 1930 se llevaba a cabo bajo el control del régimen oligárquico, sin ninguna participación obrera, ni ningún intervencionismo social. • | Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero, Estudios sobre los orígenes del peronismo, 1971.

Obreros trabajando en el taller metalúrgico La Cantábrica, en Morón, provincia de Buenos Aires, en 1940.

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HISTORIA ARGENTINA | 1930 –1955

Los conflictos por la redistribución de la riqueza

Una trabajadora de la sección Empaque de una fábrica de jabón de tocador, en 1938. El trabajo femenino predominaba en el sector textil y en las nuevas industrias de consumo masivo.

Durante la década de 1930, el desarrollo de nuevas industrias que comenzaron a producir muchas de las manufacturas importadas cambió la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires y de otros importantes centros urbanos, como Rosario y Córdoba. También afectó a vastos sectores de la población de la región pampeana y del norte del país. El creciente desempleo en las áreas rurales y los requerimientos de mano de obra de las nuevas industrias instaladas en algunas ciudades motivaron un importante movimiento de migraciones internas. Hacia 1940, el desarrollo industrial había provocado ya un rápido crecimiento numérico y una fuerte concentración de la clase obrera en los principales centros urbanos del país. Esta concentración intensificó las luchas del movimiento obrero por obtener mejoras en las condiciones de vida de los trabajadores. Poco a poco, las organizaciones sindicales se fueron constituyendo en un actor político que estuvo en condiciones de reclamar por una distribución más equitativa de las riquezas que generaba el desarrollo industrial. La adhesión de la mayoría de los trabajadores al movimiento político que lideraba Perón significó una profunda transformación de las relaciones sociales y una importante ampliación del régimen político. La minoría conservadora que controló las instituciones del Estado durante la década de 1930, excluyendo a las mayorías por medio de la represión y el fraude, perdió sus posiciones de privilegio en el plano político.

Fábrica de cocinas Aurora, Buenos Aires, 1943. La redistribución del ingreso a favor de los sectores asalariados impulsó la producción de bienes industriales de consumo durable, como cocinas y heladeras.

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INTRODUCCIÓN

En el régimen peronista, el Estado respondió a las demandas de los trabajadores y de los sectores sociales de menores recursos con formas y contenidos nuevos. Desde entonces, las relaciones laborales y salariales dejaron de ser cuestiones decididas exclusivamente entre los trabajadores y los empresarios en cada fábrica o empresa. A través de leyes, el Estado comenzó a regular el mundo del trabajo. La protección a la industria nacional generó una redistribución del ingreso entre los sectores capitalistas y otros sectores sociales. A través del aumento del empleo y del gasto público y social —en áreas como la educación, la salud y el bienestar y la previsión social—, sectores mayoritarios de la sociedad argentina ampliaron su participación en la distribución de la riqueza generada en el país. El proceso histórico que protagonizó la sociedad argentina entre 1930 y 1955 significó la redefinición del “proyecto de país” impuesto por la oligarquía durante las últimas décadas del siglo XIX y los primeros años del siglo XX.

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El movimiento obrero como actor político En las primeras décadas del siglo XX, las organizaciones obreras habían centrado su lucha contra la explotación capitalista y contra un Estado que se había limitado a reprimirlos o ignorarlos. Sin embargo, desde que Perón ocupó la Secretaría de Trabajo y Previsión, se produjo un cambio decisivo en la actitud del Estado frente a los conflictos entre patrones y trabajadores. El poder creciente que fueron logrando los sindicatos obreros les permitió discutir con los sectores capitalistas, en el ámbito del Estado, acerca de cuál debía ser el rumbo de la Argentina industrial que había comenzado a gestarse en la década de 1930. La irrupción del movimiento obrero amplió las bases sociales del sistema político y provocó nuevos conflictos sociales, cuyo eje fue la discusión sobre el reparto de las ganancias derivadas de la actividad industrial. • |

Trabajadores de la sección Terminación y pruebas de la fábrica de heladeras Siam, en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, en 1950. Por entonces, Siam Di Tella ocupaba más de 3.000 obreros y producía 10.000 heladeras por año.

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HISTORIA ARGENTINA | 1930 –1955

capítulo

1

LA REORGANIZACIÓN DEL RÉGIMEN OLIGÁRQUICO Y EL “FRAUDE PATRIÓTICO”

Los militares contra la democracia

La “década infame”

“No es nuestro propósito primordial derribar un gobierno despótico o incapaz; [...] lo necesario, lo fundamental, es cambiar el sistema; debemos evitar la repetición del actual caos administrativo y suprimir en lo posible el profesionalismo político. [...] La Ley Sáenz Peña, con ser excelente, parece no ser la que mejor se adapte a una población de un 40% de analfabetos”. • | Carta abierta del teniente coronel Pedro Pablo Ramírez, publicada en La Nación el 8 de noviembre de 1930.

El golpe cívico militar del 6 de septiembre de 1930

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LA DÉCADA DE 1930: CRISIS ECONÓMICA Y REORGANIZACIÓN OLIGÁRQUICA (1930-1943)

Los historiadores denominan “década del 30” al período comprendido entre 1930 y 1943. Dado que en esos años la oligarquía recuperó el control del Estado que había perdido durante los gobiernos radicales, algunos investigadores hablan de “restauración oligárquica”. Sin embargo, la idea de restauración no parece del todo apropiada, si se considera la experiencia política democrática vivida por amplios sectores de la sociedad sumada al mayor nivel de organización logrado por el movimiento obrero. Por estas razones, otros prefieren hablar de “reconstrucción” o de “reorganización oligárquica”. Otro nombre que se utiliza frecuentemente es el de “década infame”. Esta denominación la comenzó a utilizar un periodista en aquella época, en la que fue habitual que practicaran el fraude electoral y cometieran actos de corrupción.

Ver

Una imagen del fraude electoral durante la década infame.

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CAP . 1 | LA DÉCADA DE 1930: CRISIS ECONÓMICA Y REORGANIZACIÓN OLIGÁRQUICA (1930-1943)

Uriburu y el nacionalismo oligárquico El 6 de septiembre de 1930 asumió la presidencia el general José F. Uriburu, jefe del primer golpe militar contra un gobierno democrático en la Argentina. Uriburu intentó imponer un proyecto de organización corporativista de la sociedad, inspirado en el fascismo europeo. Durante el gobierno de Uriburu, grupos de ideas nacionalistas, muchos de cuyos integrantes pertenecían a familias de la oligarquía, comenzaron a organizarse con el propósito de constituirse en sostén del general golpista. El nacionalismo oligárquico no tuvo ni se propuso obtener apoyo entre los sectores populares; en cambio, creó una organización paramilitar uniformada, llamada “Legión Cívica”, que intervino en la represión de opositores políticos, como radicales yrigoyenistas, socialistas y comunistas. El nacionalismo oligárquico criticó las formas de representación política de la democracia liberal y propuso tomar como modelo de organización social y política el corporativismo de la Italia fascista. Sin embargo, Uriburu no logró mantenerse mucho más de un año en el poder, porque los sectores oligárquicos que impulsaron el golpe prefirieron retomar la tradicional organización política republicana, basada en los principios del liberalismo conservador.

En mayo de 1931 fue reconocida oficialmente la Legión Cívica Argentina, que se propuso como réplica de las milicias fascistas organizadas por el dictador italiano Benito Mussolini.

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Ver

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LAS VOCES DE LOS CONTEMPORÁNEOS El golpe cívico militar de 1930.

Página 32 . Documentos 1 al 6 .

La Legión Cívica Argentina El 20 de mayo de 1931 quedó constituida, por decreto, la Legión Cívica Argentina, con “carácter de asociación de hombres patriotas que moral y materialmente están dispuestos a cooperar en la reconstrucción institucional del país”. Cinco días más tarde, al conmemorar la fecha patria, Uriburu arengó a los miembros de esa entidad: “Legionarios: como jefe de la revolución, soy vuestro jefe”. Y el 7 de julio, en el discurso anual en la comida de camaradería de las Fuerzas Armadas, puntualizó las finalidades perseguidas con esa institución: “Una considerable fuerza cooperadora del Ejército se está formando en toda la República. Es ella hija y sostenedora de la Revolución, que actuará decisiva y patrióticamente para cumplir su programa. La Legión Cívica, que tanto ha alarmado a los demagogos, es fuerza apolítica y de orden, es columna popular instruida y disciplinada por oficiales, que constituyen una reserva de emergencia, ya que por razones de economía financiera no es posible el llamamiento anual de las reservas de la ley”. • | Nicolás J. Gibelli (dir.), Crónica histórica argentina. Tomo 5, Buenos Aires, Codex, 1968.

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HISTORIA ARGENTINA | 1930 –1955

LAS VOCES DE LOS CONTEMPORÁNEOS

Ver

El fraude electoral.

Página 35 . Documentos 7 al 10 .

La ofensiva de los empresarios

Luego del golpe militar de 1930, los empresarios industriales que, frente a los reclamos obreros, se habían visto obligados a conceder algunas reformas durante el segundo gobierno de Yrigoyen, retomaron la ofensiva. En muchas compañías, como Bunge y Born, Shell Mex y Mihanovich, cesantearon a delegados y dirigentes gremiales. Frente a la represión gubernamental y a la ofensiva capitalista, los trabajadores se defendieron unificando sus organizaciones en una sola central obrera, a la que denominaron “Confederación General del Trabajo” (CGT). • |

La época de Justo

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Justo y el “fraude patriótico” En 1931, la oligarquía impulsó la convocatoria a elecciones generales en todo el país, pero, para asegurarse el control de la situación y evitar que el radicalismo volviera a triunfar, impuso hasta 1943 la práctica sistemática del fraude electoral y la persecución a los opositores. Los conservadores lo llamaron el “fraude patriótico”, porque entendían que el objetivo de “salvar a la patria” justificaba el uso de métodos ilegales. El secuestro de libretas de enrolamiento, la expulsión de veedores de la oposición en los comicios, el voto ilegítimo —utilizando los documentos de personas ya fallecidas—, y la intimidación fueron algunos de los recursos que utilizaron los gobiernos conservadores durante la “década infame”. A pesar de la ilegalidad de estas maniobras, mantuvieron las instituciones políticas de la democracia liberal y convocaron a elecciones regularmente. Los conservadores, los radicales antipersonalistas y el Partido Socialista Independiente, liderado por Federico Pinedo, conformaron en 1931 una alianza electoral que fue conocida con el nombre de “Concordancia”. Esta alianza, que representaba los intereses de los invernadores, el sector más poderoso de la burguesía agraria, ganó las elecciones y logró imponer a su candidato, el general Agustín P. Justo, quien asumió la presidencia en febrero de 1932. El radicalismo, hasta 1935, se abstuvo de participar en los comicios, pero luego aceptó las elecciones convocadas por el régimen oligárquico. Durante todo el período, la conducción del partido radical estuvo a cargo de Marcelo T. de Alvear (Yrigoyen murió en 1933). Alvear representaba al sector antipersonalista del radicalismo, que prefería llegar a un acuerdo con los conservadores antes que enfrentarlos. Esta decisión política restó a la UCR un importante caudal de votos y provocó, en el seno del partido, constantes enfrentamientos y divisiones.

Ver Recuento de votos en la Jefatura de Policía, luego de la elección nacional de noviembre de 1931.

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CAP . 1 | LA DÉCADA DE 1930: CRISIS ECONÓMICA Y REORGANIZACIÓN OLIGÁRQUICA (1930-1943)

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Ortiz y la necesidad de reformas Hacia el final de la década, los grupos dirigentes conservadores advirtieron que, si no se modificaba el funcionamiento del sistema político, si no se ampliaba realmente la participación, la situación se tornaría ingobernable en el corto plazo. Con el propósito de introducir algunas reformas en el régimen oligárquico vigente, en 1938, luego de las elecciones, asumió la presidencia Roberto M. Ortiz. El proyecto de Ortiz no fue democrático, sino que postulaba una transformación desde arriba que, como en 1912 con Sáenz Peña, hiciera más fluida la relación entre el Estado y la sociedad. Ortiz entendía que la Concordancia —el pacto político entre conservadores y radicales antipersonalistas— resultaba insuficiente para representar los intereses de las fuerzas sociales emergentes. Su propuesta era que la vieja política debía replegarse y cambiar. Con ese objetivo lanzó una intensa campaña de captación de los radicales, liderados por Alvear, e intentó acercarse a algunos sectores del movimiento obrero y poner límites al fraude en algunas provincias del interior. Su proyecto político buscaba articularse con el nuevo modelo de desarrollo económico que impulsaba Federico Pinedo. La consolidación de este esquema político dependía del reforzamiento del intervencionismo estatal y del acuerdo político con el general Justo como líder del Ejército. Pero las diferencias y las divisiones entre los dirigentes conservadores impidieron esa consolidación. Hacia 1940, los principales impulsores de estas reformas, Justo, Ortiz y Alvear, habían muerto.

Caricatura publicada por el periódico socialista La Vanguardia, hacia 1938, realizada por Tristán. El dibujo se burlaba de los sectores políticos que apoyaron a todos los presidentes desde el golpe militar que derrocó a Hipólito Yrigoyen.

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La oposición parlamentaria

El Partido Socialista (PS) dirigido por Nicolás Repetto y Alfredo Palacios, y el Partido Demócrata Progresista (PDP) encabezaron la oposición parlamentaria a los gobiernos conservadores. Los socialistas se mostraron contrarios al golpe militar del 6 de septiembre pero, en los hechos, fueron respetuosos de las reglas del juego impuestas, cumpliendo el papel de oposición democrática en un régimen fraudulento. La mayor parte de las leyes sociales propuestas por los socialistas en el Congreso no fueron aprobadas debido a la oposición de los conservadores, que eran mayoría. En 1932, como consecuencia de la no concurrencia electoral del radicalismo, el PDP obtuvo un buen número de diputados y senadores. Su dirigente, el senador Lisandro de la Torre, alcanzó una gran notoriedad con sus denuncias contra los ilícitos de los conservadores, durante el debate de las carnes. Pero, luego de su muerte (se suicidó en 1939), el partido entró en un largo período de decadencia política. Los comunistas fueron duramente perseguidos y reprimidos durante toda la década. El Partido Comunista (PC) no participó en las elecciones de este período, porque fue declarado ilegal por los gobiernos conservadores. • |

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Castillo y la reacción conservadora En 1940, Ortiz se alejó del cargo por enfermedad y fue reemplazado por el vicepresidente Ramón S. Castillo. Con él, los intentos de ampliación del sistema oligárquico cayeron en el vacío. Cada uno de los pasos llevados a cabo por su antecesor fueron desandados; el fraude no solo continuó, sino que se intensificó escandalosamente en varias elecciones provinciales. Con Castillo, toda reforma desde adentro del sistema quedó bloqueada: por el contrario, intentó recomponer los tradicionales esquemas conservadores. El 4 de junio de 1943 un golpe militar derrocó al gobierno presidido por Ramón Castillo y marcó el fin de una etapa.

Portada de la revista socialista Claridad (1937). Frente al “fraude patriótico” que practicaban los conservadores, los socialistas reclamaban la plena vigencia de la Ley Sáenz Peña. Recuento de votos en el Congreso luego de una elección nacional durante la “década infame”.

Los partidos políticos y la Segunda Guerra Mundial Los partidos y las alianzas políticas reaccionaron de diferente manera frente a las dificultades nacionales y los conflictos internacionales. Los dos problemas externos que mayor impacto tuvieron en la vida política argentina durante la década de 1930 fueron la Guerra Civil Española, en 1936, y la Segunda Guerra Mundial, que comenzó en 1939. Durante la Segunda Guerra, los partidos políticos argentinos se pronunciaron a favor de uno u otro bando. Los gobiernos conservadores de Justo y Ortiz, y los socialistas apoyaron a los aliados; en cambio, el gobierno de Castillo apoyó al Eje nazi-fascista.

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Las discusiones políticas sobre el imperialismo Durante el transcurso de la década, el uso de la palabra “imperialismo” se hizo cada vez más frecuente en el lenguaje político. El concepto no era nuevo, pero, en esos años, diferentes sectores sociales redefinieron su significado. Hasta entonces, la idea de imperialismo se asociaba a la política exterior de los Estados Unidos, que se manifestaba tanto en intervenciones militares como en presiones e injerencias sobre los asuntos internos de otros países. A partir de 1930, y especialmente después de la firma del Pacto Roca-Runciman, intelectuales y grupos políticos, desde diferentes puntos de vista, comenzaron a plantear que la relación entre Gran Bretaña y la Argentina era una relación de dominación imperialista. Durante muchas décadas, la asociación de intereses entre los dos países había aparecido como generadora de beneficios que no se discutían. Pero la discriminación de las exportaciones argentinas en el mercado inglés llamó la atención sobre la dependencia de nuestro país de las decisiones económicas inglesas. En la época, políticos e intelectuales de la oposición, como, por ejemplo, los yrigoyenistas de FORJA, a través de los trabajos de Raúl Scalabrini Ortiz, y algunos grupos nacionalistas, a través de historiadores como los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta, aunque desde diferentes posturas ideológicas, denunciaron las consecuencias negativas de la relación con Gran Bretaña. Por su parte, funcionarios del gobierno —que, en general, expresaban la opinión de los grupos conservadores y los sectores económicos más poderosos— frecuentemente declararon los beneficios que nuestro país obtenía de sus estrechas relaciones con los ingleses.

Raúl Scalabrini Ortiz.

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El nacionalismo antiimperialista de FORJA Uno de los grupos radicales opuestos al liderazgo de Alvear fue la llamada “Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina” (FORJA). Los forjistas denunciaron el imperialismo británico, criticaron duramente el Pacto Roca-Runciman, se opusieron al fraude y mantuvieron una actitud neutralista frente a la Segunda Guerra Mundial. Desde su fundación y hasta 1940, FORJA intentó cambiar la orientación alvearista del radicalismo desde adentro, pero finalmente se apartaron de la UCR. Hacia 1945, muchos de sus integrantes se incorporaron al peronismo. Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz fueron dos de los intelectuales más prestigiosos que adhirieron a FORJA. • |

Arturo Jauretche.

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La industrialización en la década de 1930

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Esta fotografía fue publicada el 21 de junio de 1933 en un periódico con el siguiente epígrafe: “Recogiendo una iniciativa de Noticias Gráficas, el bloque socialista del Concejo Deliberante (Buenos Aires) ha resuelto que se destine la suma de 50.000 pesos a los desocupados de Puerto Nuevo, para que los menesterosos de ‘Villa Desocupación’ no carezcan de techo y pan durante el crudo invierno que está azotando al país”.

CRISIS Y CAMBIOS EN LA ORGANIZACIÓN DE LA ECONOMÍA PRIMARIA ExPORTADORA El derrocamiento de Yrigoyen abrió una nueva etapa en la vida política argentina. El golpe militar de 1930 interrumpió el lento proceso de construcción de la democracia política que se había iniciado en 1912. Los avances hacia la legitimación del régimen político se vieron frenados por la reinstalación del fraude y la represión. Finalmente, los grupos conservadores buscaron la reorganización de una república oligárquica. La “década infame” fue un período en el que se produjeron importantes transformaciones en la estructura económica y social argentina. La crisis económica mundial de 1930 desorganizó las relaciones del comercio internacional vigentes, y esta desorganización afectó los términos del intercambio que la Argentina, como periferia, mantenía con los países centrales, exportando materias primas e importando manufacturas. A partir de 1930, algunos sectores de los grupos dirigentes económicos y políticos impulsaron un proceso de sustitución de importaciones de manufacturas industriales, que originó la expansión de la industria nacional y el surgimiento de una nueva clase obrera. También se produjeron cambios en la composición de los diversos grupos sociales que conformaban la sociedad argentina y una profunda crisis en las formas de representación política. El Estado asumió un papel diferente del cumplido en etapas anteriores, interviniendo de manera cada vez más activa en las cuestiones económicas y sociales.

Trabajadores desempleados, imagen tomada en la “Villa Desocupación”, Puerto Nuevo, Buenos Aires, junio de 1933.

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La crisis del sector primario exportador La crisis del capitalismo mundial de 1929 afectó las bases de la economía primaria exportadora argentina. Frente a la crisis, los países centrales extremaron la protección de sus economías y disminuyeron sus compras de materias primas y alimentos a los países periféricos. Gran Bretaña, principal comprador de cereales y carnes argentinos, redujo sus importaciones y, en la Conferencia Internacional de Ottawa —realizada en Canadá en 1932—, estableció acuerdos preferenciales con sus colonias (miembros de la Commonwealth, Comunidad Británica de Naciones) para las compras de materias primas y alimentos. Esta decisión tuvo un gran impacto sobre el funcionamiento del capitalismo agrario argentino: la reducción en las compras británicas provocó una alteración en el sector primario exportador, afectando como consecuencia el funcionamiento de toda la economía nacional. La crisis mundial alteró la balanza comercial argentina y el nivel de renta de los capitalistas agrarios. Estos tuvieron cada vez más dificultades para mantener el nivel de inversiones necesario para superar las debilidades que, desde años atrás, se venían manifestando en el sector primario exportador. Durante el desarrollo de la década fue cada vez menor el ritmo de incorporación de nuevas tierras a la producción agropecuaria de la región pampeana, ya que también eran cada vez mayores las inversiones necesarias en caminos, diques, canales, fertilizantes. También cayó la productividad, porque disminuyeron las inversiones en mecanización y tecnología para mejorar los rendimientos de las producciones agropecuarias. Años antes de la crisis de 1930, era ya evidente el deterioro de los términos del intercambio entre los países centrales y los periféricos: entre 1925 y 1934 los precios de las materias primas cayeron un 40% en relación con los de los productos industriales. Por otra parte, el creciente consumo nacional de alimentos agravaba la situación, y disminuía el excedente disponible para la exportación.

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Desempleo y deterioro salarial El desempleo y la caída de los niveles salariales fueron las principales dificultades que sufrieron los trabajadores durante los primeros años de la década de 1930. El salario real de los obreros, después de disminuir en un 19% entre 1929 y 1932, alcanzó su punto más bajo en 1934. En términos generales, durante toda la década el costo de vida tendió a aumentar mientras que los salarios se mantuvieron o disminuyeron. Solo en 1942 se produjo un leve aumento respecto del costo de vida. Esta situación era reconocida, incluso, por los organismos de gobierno. El Departamento Nacional del Trabajo estimaba que el presupuesto de una familia tipo en 1933 era de $130, mientras que su salario promedio era de $119. La mayor parte de los salarios obreros eran destinados a la alimentación y a la vivienda. Casi el 60% de las familias obreras de Buenos Aires vivían en una sola pieza, generalmente en un conventillo.• |

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LAS VOCES DE LOS CONTEMPORÁNEOS

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Las inversiones extranjeras en la década de 1930.

Página 38 . Documentos 11 al 15 .

Julio A. Roca (hijo) y el príncipe de Gales, en Londres, según una caricatura publicada por la revista Caras y Caretas.

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El Pacto Roca-Runciman Desde 1930, los hacendados invernadores presionaron para que la Argentina firmara con Gran Bretaña un acuerdo para asegurar la cuota de exportación de carnes al mercado inglés en los niveles anteriores a la crisis. El 2 de mayo de 1933, el representante del gobierno argentino, el vicepresidente Julio A. Roca (hijo) y el ministro de Comercio de la Corona británica, Walter Runciman, firmaron un acuerdo que fue conocido como el “Pacto Roca-Runciman”. Además de asegurar cuotas de exportación para las carnes argentinas, este acuerdo reafirmó la relación comercial con Gran Bretaña. Guillermo Leguizamón, abogado de los ferrocarriles ingleses e influyente figura en las relaciones argentino-británicas de la época, calificó el pacto como “el acontecimiento más importante en nuestra historia”. Los principales partidos de la oposición —demócrata-progresistas, socialistas y comunistas— calificaron al pacto como un acto de sometimiento frente al imperialismo inglés. Las cláusulas más importantes del acuerdo comercial fueron las siguientes: la Argentina se aseguraba una cuota de importación no inferior a 390.000 toneladas de carne enfriada, aunque Gran Bretaña se reservaba el derecho de restringir sus compras cuando lo creyera conveniente. El 85% de las exportaciones de nuestro país debía realizarse a través de frigoríficos extranjeros. El 15% restante sería exportado por empresas argentinas, pero siempre que fuera colocado en el mercado mediante buques y comerciantes británicos. La Argentina se comprometía a mantener libres de derechos (sin impuestos) el carbón y otros productos de origen británico. El gobierno también se comprometía a no reducir las tarifas de los ferrocarriles británicos. Además, debía brindar a las empresas británicas de servicios públicos un “tratamiento benévolo y de protección de sus intereses”. El vicepresidente Roca resumió en una frase el pensamiento de la delegación negociadora del gobierno del general Justo: “por su importancia económica, la Argentina se parece a un gran dominio británico”.

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Las cláusulas secretas del pacto El pacto incluyó cláusulas secretas que fueron las bases de acuerdos comerciales y financieros entre nuestro país y Gran Bretaña. En esas cláusulas, el gobierno argentino se comprometía a la creación del Banco Central y de la Corporación de Transportes. El Banco Central se constituyó como una sociedad mixta, integrada por bancos oficiales y capitales extranjeros. La oposición señaló que la creación de esta nueva institución significaba la delegación en los capitales extranjeros del manejo de las finanzas del país, ya que la mayoría de los accionistas y directores del Banco Central eran representantes de los capitalistas extranjeros que no estaban bajo el control del Estado nacional. En 1935, una ley del Congreso Nacional aprobó la creación de la Corporación de Transportes. La ley concedía a empresas de capital británico el monopolio, por 56 años, del transporte urbano de Buenos Aires. La nueva empresa tenía la exclusividad de los transportes de la Capital Federal y podía exigir a los dueños de colectivos privados su ingreso en la Corporación. Con el tiempo, los pequeños propietarios de transportes urbanos, ante el riesgo de quebrar, debieron aceptar incorporarse a la empresa británica.

Un asesinato en el Senado de la Nación El 23 de julio de 1935, mientras Lisandro de la Torre debatía en el Senado con los ministros de Agricultura, Luis Duhau, y de Hacienda, Federico Pinedo, las consecuencias del pacto Roca-Runciman, ocurrió un asesinato. En medio de una discusión, Duhau golpeó a De la Torre, quien cayó de espaldas. Enzo Bordabehere, su compañero de banca, se acercó para ayudarlo pero “un matón a sueldo” disparó y mató a Bordabehere. El 10 de septiembre de ese año, De la Torre presentó pruebas que involucraban en el asesinato al ministro de Agricultura y en un pasaje de su discurso afirmó: “[…] diré que sería absurdo pensar en que el debate sobre la investigación del comercio de carnes pudiera continuar con mi intervención mientras subsistan en mi espíritu las dudas que mantengo acerca de que se trajo a este recinto un guardaespaldas, extraído de los bajos fondos, para gravitar sobre su resultado. Los indicios que existen son tan vehementes, que no me es posible prescindir de ellos. Si lo hiciera, faltaría al respeto y al afecto que debo a la memoria del doctor Bordabehere, y autorizaría a cualquiera a poner en duda la sinceridad de mi indignación”. • |

En la imagen, Lisandro de la Torre hablando al pueblo de Villa María, Córdoba.

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La radicación de empresas de capital extranjero Algunas de las empresas de capital europeo que se radicaron durante la década de 1930 fueron las siguientes: en el rubro alimentos y bebidas, Nestlé (1930, Suiza), Suchard (1933, Suiza) y Ginebra Bols (1933, Holanda); en metales y maquinarias, Olivetti (1932, Italia), Hierromat (1933, Francia) y CAMEA (1934, Francia); en maquinarias y artefactos eléctricos, Phillips (1935, Holanda) y Osram (1934, Alemania); en productos químicos, Duperial (1935, Gran Bretaña) y Electrocolor (1936, Gran Bretraña). Entre las inversiones estadounidenses, las más importantes fueron: en el rubro textil, Sudamtex (1934) y Anderson Clayton (1936) —dos empresas que integraron las etapas de desmontado, hilado y tejido del algodón—, y Ducilo (1937) que se especializó en hilados artificiales. En maquinarias y artefactos eléctricos, Philco (1931) y Union Carbide-Eveready (1937). En productos derivados del caucho, Good Year (1930) y Firestone (1931). En productos farmacéuticos y de tocador, Johnson y Johnson (1931), y Pond’s (1939). • |

El proceso de industrialización por sustitución de importaciones El Pacto Roca-Runciman fue un intento por recomponer la tradicional relación de complementación entre las economías argentina y británica. Sin embargo, no logró resolver los problemas económicos de la Argentina en ese período. El mundo había cambiado y el país no era el mismo que en 1880. Como resultado de la crisis de 1930, los países tradicionalmente consumidores de las producciones latinoamericanas implementaron altas tarifas arancelarias —con el fin de proteger e impulsar el desarrollo de sus propios sectores primarios— o, simplemente, suspendieron las importaciones. En consecuencia, las exportaciones de bienes primarios de los países periféricos cayeron y en las sociedades latinoamericanas esto provocó la falta de divisas suficientes para mantener el nivel de las importaciones. La crisis alteró la división internacional del trabajo, que se había consolidado desde mediados del siglo XIX, y a la que la Argentina se había incorporado como productora de materias primas y alimentos. Frente a estos cambios en la economía mundial, los grandes terratenientes y comerciantes exportadores, nucleados en la Sociedad Rural Argentina (SRA), terminaron por coincidir en sus orientaciones económicas con los grupos industrialistas, asociados en la Unión Industrial Argentina (UIA): ambos aceptaron el desarrollo de la actividad industrial como una solución para los problemas de la economía nacional. Los poderosos hacendados invernadores, representados en el gobierno por el ministro de Agricultura Luis Duhau, aceptaron algunas medidas oficiales —como el control de cambios o el aumento de los impuestos— que indirectamente impulsaban el desarrollo industrial, porque por esa vía se reducían las importaciones.

Una demostración del uso de la máquina de teletipo Olivetti.

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Por su parte, la UIA aceptó otras medidas gubernamentales —como la devaluación— que perjudicaban el desenvolvimiento de algunas industrias, porque entendían que se trataba de “salvar las actividades vitales para el país y que el relativo sacrificio que ellas pueden demandar es no solo una contribución indispensable para el beneficio de la colectividad, sino, además, para los propios intereses fabriles, cuyo desarrollo sería utópico con un mercado interno agotado en su capacidad de adquisición y en sus recursos”. Esta base común en las orientaciones económicas de los sectores capitalistas más poderosos se mantuvo desde 1933 hasta 1943, año en que los conservadores fueron derrocados del gobierno.

Los capitales que financiaron la expansión industrial Durante la década de 1930, el grupo más poderoso de los capitalistas agrarios argentinos, aquellos que tenían antiguas vinculaciones con el capital extranjero (como el Banco Tornquist y Bunge y Born) comenzaron a diversificar y a integrar sus inversiones de capital. Estos capitalistas, nacionales y extranjeros, fueron conformando grupos económicos, cuyas empresas se dedicaron tanto a las actividades características de la economía agroexportadora —la producción agropecuaria, la comercialización y las finanzas— como a las nuevas actividades económicas: la producción industrial y la construcción. Además de las inversiones de los grupos económicos diversificados, el desarrollo de la industrialización estuvo financiado, también, por nuevas inversiones realizadas por capitales extranjeros. Estas inversiones llegaron desde Estados Unidos, Alemania, Francia y, en menor medida, Inglaterra. Dado el alto nivel de las tasas de ganancias que obtuvieron desde el primer momento, estas empresas reinvirtieron sus utilidades y comenzaron, también, un proceso de integración y diversificación de actividades industriales y no industriales.

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Bunge y Born en la Argentina La empresa multinacional de origen belga Bunge y Born comenzó sus actividades en el país hacia fines del siglo XIX con la comercialización de productos y subproductos agrícolas, y en la década de 1920 llegó a ser el principal exportador de cereales. A partir de entonces, inició la adquisición de tierras tanto en la pampa húmeda como en el Litoral y el noroeste, hasta controlar 500 mil hectáreas. Sobre esa base comenzó a desarrollar su estrategia industrial de manufacturar sus propias materias primas. La primera diversificación fue la elaboración de harina, para lo cual instaló, en 1902, Molinos y Elevadores de Granos S. A. , que en 1936 se convirtió en Molinos Río de la Plata. También explotaba el quebracho y el algodón. En la década de 1920 instaló fábricas de envases, de pinturas (Alba Pinturas y Barnices S. A.) y textiles (Grafa, Grandes Fábricas S. A.). En la década de 1930, fundó una química (Compañía Química S. A.) y una papelera, entre otras. • | D. Azpiazu, E. M. Basualdo y M. Khavisse, El nuevo poder económico en la Argentina de los años 80. Buenos Aires, 1986.

Publicidad de la radio Philips portátil, según un aviso publicado en los primeros años de la década de 1930.

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El desarrollo de las nuevas industrias

El “plan Pinedo” Entre 1933 y 1935, Federico Pinedo fue el ministro de Hacienda del presidente Agustín P. Justo. En 1940, Pinedo presentó al Congreso un plan sistemático de medidas industrialistas. En los debates que el plan (que no fue aprobado) originó, Pinedo afirmó: “La vida económica del país gira alrededor de una gran rueda maestra que es el comercio exportador. Nosotros estamos en condiciones de crear, al lado de ese mecanismo, unas ruedas menores —la industria nacional— que permitan cierta circulación de la riqueza, cierta actividad económica, la suma de las cuales mantenga el nivel de vida del pueblo a cierta altura”. • |

Desde las últimas décadas del siglo XIX había crecido en la Argentina la actividad de los frigoríficos —el rubro más significativo de las agroindustrias—, que elaboraban carne para la exportación y proveían al mercado interno. También existían algunos molinos harineros, y envasadoras y empacadoras de frutas y conservas importadas. La innovación en esta rama de la industria fue la producción de galletitas, alfajores y otros bizcochos. La industria textil, que había impulsado la industrialización en las sociedades capitalistas centrales, comenzó su desarrollo en nuestro país por esta época. Los productos textiles constituían, junto con los metalúrgicos, el rubro de mayor volumen de las importaciones de bienes de consumo para la población. La expansión de la industria textil se vio favorecida, también, porque en la Argentina existían las materias primas agropecuarias necesarias como insumos. Durante esos años, la producción de lana y, fundamentalmente, la de algodón, tuvieron un fuerte desarrollo, en especial, en las provincias del noreste. A partir de 1935, la desocupación en los grandes centros urbanos bajó en forma notable debido al empleo de una gran cantidad de mano de obra por parte de las industrias que comenzaron a desarrollarse. También se expandieron los rubros industriales de maquinarias, vehículos y productos químicos y farmacéuticos, que tenían un peso importante en el volumen de las importaciones. Entre 1937 y 1939 se registró un fuerte crecimiento de la importación de artefactos eléctricos y productos derivados del caucho. Esto se debió a la demanda que generó el proceso de electrificación de varias esferas de la vida cotidiana, expresada en el uso de artefactos electrodomésticos, como heladeras, licuadoras, máquinas de coser, lavarropas, y de la ampliación del parque automotor, que requería un volumen creciente de neumáticos.

El ministro de Hacienda Federico Pinedo, el presidente Justo y el ministro de Agricultura Luis Duhau, ante el problema del comercio exterior, según una caricatura de la época.

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CAP. 1 | LA DÉCADA DE 1930: CRISIS ECONÓMICA Y REORGANIZACIÓN OLIGÁRQUICA (1930-1943)

Migraciones internas y cambios en la clase obrera La industrialización que se desarrolló durante los años treinta se localizó solo en determinadas áreas del territorio de la República Argentina: la zona metropolitana de Buenos Aires (integrada por la Capital Federal y el Gran Buenos Aires) y algunos centros urbanos, como Rosario y Córdoba. En otras regiones no hubo desarrollo industrial y, en el noroeste, por ejemplo, incluso descendió en forma significativa el número de talleres artesanales existentes. En La Rioja, de los 1101 talleres que había antes de 1935 quedaron solo 156; lo mismo sucedió en Salta, donde el número de talleres se redujo de 2297 a 241. Esto significó una considerable reducción de las actividades y de la oferta de trabajo para los habitantes de esa región. En algunas zonas agrícolas y ganaderas de las provincias de Santa Fe, La Pampa, Entre Ríos y Córdoba —como consecuencia de la reorganización del sector primario exportador— la actividad económica disminuyó considerablemente, y un gran número de trabajadores rurales quedó, también, sin empleo. Estos cambios económicos provocaron profundas transformaciones en la sociedad argentina. Una de las más importantes se inició con las migraciones internas. Muchos pobladores de algunas zonas agrícolas y ganaderas de la región pampeana y de otras provincias interiores abandonaron sus lugares de residencia ante la falta de trabajo y de perspectivas económicas. La mayoría se dirigió hacia las ciudades del Gran Buenos Aires y del Litoral, en las que se estaban concentrando las nuevas industrias. Durante la década de 1930, el número de argentinos que vivía fuera de sus lugares de nacimiento creció en un 25% respecto de períodos anteriores. La afluencia de una gran cantidad de trabajadores de origen rural a la actividad industrial provocó un profundo cambio en la composición de la clase obrera argentina. Los nuevos obreros, provenientes del interior, tuvieron características diferentes de las de los viejos obreros. Los recién llegados tenían escasa o ninguna experiencia gremial y política. Los viejos obreros, en su mayoría de origen europeo, en cambio, estaban incorporados a la actividad industrial desde principios de siglo, habían organizado una actividad sindical y muchos de ellos participaban en partidos políticos.

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Censo industrial y origen de los migrantes Según el censo industrial realizado en 1935, esta rama de la actividad económica ocupaba a 80.000 trabajadores que constituían cerca del 17% del personal obrero argentino. El 92% de obreros textiles se encontraban en la zona comprendida a 20 kilómetros de la plaza Congreso; y el 87% de la producción textil nacional se fabricaba en la Capital Federal y sus alrededores. Para 1938, Buenos Aires concentraba el 62% de establecimientos manufactureros, el 71% del total de obreros y empleados, el 64% de la fuerza motriz y el 73% del total de la producción. El proceso migratorio movilizó a un gran número de personas de diferentes provincias del país: Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos aportaron el 50% de la población migrante. De La Pampa emigró el 37% de la población. De las provincias por entonces más pobres, como San Luis, emigró el 35%; de La Rioja, el 42%; de Catamarca, el 31%; de Corrientes, el 28%; y de Santiago del Estero, el 26%.  • |

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