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Yosse Huble Sarcasmo en la fiesta de Tedio ..................Pag Alex Firefly

SARCASMO EN LA FIESTA DEL TEDIO

Alex Firefly Guatemala

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En todo el llano, don Orgullo era el hacendado más influyente de todos; no era tan recto como don Respeto el criador de caballos, o el doctor Honor o doña Integridad la maestra de la escuela, pero en el pueblo era gran señor por su porte elegante y su elocuencia al hablar. Sus aventuras amorosas eran legendarias, fruto de una de sus conquistas fue el jovene inquieto Sarcasmo; hijo de Inconformidad, una revoltosa que presumía de revolucionaria y a menudo armaba líos en el mercado de la plaza. Sarcasmo heredó el porte del padre pero tenía la boca de su madre, por sus comentarios cáusticos varias veces terminó ante el cañón de un revólver; y aún enfrentando a la muerte sonreía con las botas y el sombrero bien puestos. Durante muchos años cortejó a la señorita Ironía y ya se hablaba de matrimonio entre ambos cuando una tarde Sarcasmo viopasar a dos muchachas rumbo a la iglesia. Las dos le interesaron pero una de ellas, la mayor, le arrebató el corazón con una mirada. De inmediato preguntó a uno de sus amigos quienes eran esas damas y le respondieron: —Esas son las hermanas Irreverencia e Hipocresía. Ándate con cuidado si te les acercas, Irreverencia es a todo dar. Pero Hipocresía, la menor, es conflictiva como ninguna. —Tomaré tu consejo, no vaya a ser que esa chiquita me muerda. Rió Sarcasmo y esa misma noche fue a dar serenata a Irreverencia. Ella nunca abrió la ventana de su balcón pero al poco rato un sirviente llegó con un mensaje escrito supuestamente por la joven, en este se leía: 13

“Te veo mañana en la fiesta de cumpleaños de Tedio el boticario, no faltes, me gustas”. Así Sarcasmo se fue satisfecho, seguro de ir a recoger el premio de su flirteo al día siguiente. Tedio era un hombre algo irrelevante en el pueblo, nunca sonreía o tenía una opinión concreta sobre algo, pero tenía muchos amigos pese a todo. Se le ocurrió que lo mejor era celebrar su cumpleaños en el patio de la iglesia y el padre Religión no se opuso. El padre no era mal tipo, pero le costaba decir que no; lo peor era cuando se le pegaban las viejas beatas doña Ignorancia y doña Represión, que también eran amigas de Tedio, así ponían de cabeza el pueblo con las ideas más estúpidas que pudieran imaginar. Estos cuatro personajes fueron los primeros en llegar a la fiesta, Sarcasmo apareció poco después; coqueteando un poco con Represión. A él le gustaban las dominantes y no era de los que dicen las cosas directamente, por lo que Represión lo tenía en buena estima al no ser tan pesado como cuando su padre don Orgullo hablaba. Los invitados siguieron llegando hasta que media hora después apareció Irreverencia. Sarcasmo pensó que se veía algo menos atractiva que el día anterior pero no pudo mucho cuidado, ella lo saludó con un beso repentino y Tedio se retorció de celos al verlos. Así supo Sarcasmo que el anfitrión también pretendía a la dama. El compadre Cobardía llegó poco después y puso a funcionar la radio, la intención era comenzar un baile pero doña Represión llegó a toda prisa y dijo: —¡No, no! Eso es muy vulgar, además estamos en el patio de la iglesia. Lo mejor es que pongamos unos nocturnos de Chopin y nos sentemos todos a deleitarnos con la belleza de la música. ¿Verdad, padre Religión? El cura se encogió de hombros porque no quería contradecir a la mujer y además le complació ver que a Tedio se le alivió el gesto al ver que el baile se cancelaba. Tedio evitaba hacer cualquier tipo de movimiento brusco y de interactuar mucho con los demás. “Todo sea por los feligreses”, se dijo el cura y se sentó a sostenerse la quijada con un puño mientras doña Represión sintonizaba la estación de radio que transmitía música soporífera de piano todo el día.

Media hora luego, todos seguían en silencio escuchando la música hasta que Sarcasmo se atrevió a decir al oído de Irreverencia, con una expresión sombría:

—Oí que esta tarde habrá un jaripeo en la plaza, menos mal que nosotros vinimos a esta fiesta y nos estamos divirtiendo como locos.

Doña Conformidad, la tía de Sarcasmo que también asistía a la fiesta, logró escucharlo y lo reprendió exclamando:

—¡Sarcasmo, por Dios! Si aquí no la estamos pasando mal, la música es muy bella y nos estamos relajando del ajetreo diario...No hubieras venido si esto te iba a aburrir, pero nosotros estamos muy contentos y yo me divierto mucho en este cumpleaños de Tedio. Terminó diciendo con una gran sonrisa y dando palmaditas de alegría. Irreverencia agregó de inmediato: —¡Ay, sin duda, doña Conformidad! Esta fiesta sale de la norma, es alimento para el espíritu. ¡Estoy encantada de estar aquí, con gente tan culta e interesante! Sarcasmo se le quedó mirando sorprendido, si bien el comentario de Irreverencia no sonaba del todo sincero, tampoco parecía no ir en serio. Estaba aún confundido por esto cuando doña Represión sentenció de forma retadora: —Solo los aburridos se aburren. Todos asintieron en silencio menos Sarcasmo, que se volvió a mirarla con gesto de incredulidad. Rápidamente, Servilismo, el poeta del pueblo, opinó:

—¡Absolutamente cierto, mi queridísima Represioncita! Nada más burdo que esos indeseables que se entretienen con actos barbáricos, vulgares, ¡inhumanos! Nosotros somos felices aquí, ¡aquí! En el seno de la más bella y pacífica convivencia. ¡Viva nuestro amigo Tedio que nos ha brindado una tarde deliciosa en buena compañía y con sana diversión!

Se escucharon varios aplausos desperdigados y Tedio se levantó para agradecer. Irreverencia aprovechó el ruido para soltar unas risitas y dio un codazo a Sarcasmo para decirle en voz baja, mientras señalaba a doña Ignorancia y a su buen amigo don Engaño:

—¿Ves a esos dos? Según Ignorancia, llevan diez años comprometidos, no sabe que Engaño lleva cinco años casado con una mujer de nombre Crimen y viven juntos en las afueras del pueblo. Es tan tonta que Engaño le dijo que estaba retrasando la boda para ahorrar dinero para una gran boda y ella hasta fue conmigo a la ciudad para escoger un vestido caro que, según cree, su novio podrá pagar.

—Menos mal que tiene amigas como tú.

Replicó Sarcasmo seriamente. En ese momento llegó doña Conformidad con tazas de café y la música paró para dar lugar a la charla, entonces Irreverencia rápidamente se volvió el foco de atención al animar la plática con sus agudos comentarios:

—¡Lo que me gusta de esta fiesta es queno vino mi vecina Crítica! Es medio loca, en un momento dice algo como consejo y en otro te condena. No saben cómo me cuesta sonreírle cada vez que la veo. El pueblo sería tan bonito si ella no viviera aquí...

El compadre Cobardía se atrevió a decir:

—Yo la verdad...antes la confundía con esa otra muchacha...Calumnia, la que estuvopresaporandarenmalospasos;semehacenmuyparecidas.Dicedoña Integridad que Crítica es buena pero tiene su mal carácter, pero a mi las dos morras me caen mal. Entonces habló Envidia, excompañera de escuela de Irreverencia y de hecho una vieja amiga: —¡Ay, amiga! ¿No será que Crítica te cae mal porque es hija del alcalde Superación? Yo creo que es por eso anda tan creída, por el cargo de su padre dice lo que se le antoja. Irreverencia se volvió a la otra joven y dijo:

—¡Para nada, amiga! Yo creo que tú te imaginas eso porque sigues enamorada de Esfuerzo, el hermano mayor de Crítica. Pero no deberías sentirte así, tú tienes una bendición al tener al guapo Celos como tu prometido.

Celos, el feo y acomplejado novio de Envidia, tragó en seco y se volvió a ver a su compañera sentimental casi con odio. Otra vez, doña Conformidad metió su cuchara palmoteando: —¡Claro!, ¡van a ser los novios más lindos del mundo! Al inicio todos los matrimonios son difíciles pero luego uno se acostumbra y se da cuenta de que no se necesita mucho para ser feliz. Vanidad, la mejor amiga de Envidia y quien estaba sentada a su lado, replicó: —Yo, cuando me case, será por amor. El amor para mi, es lo más importante del mundo. Yo siempre le digo a Envidia y a Celos que yo no podría vivir sola. Yo quiero un esposo, hijos, nietos, una casa muy grande. Pero yo no entiendo por qué ningún hombre se fija en mi. Yo tengo muy claro lo que quiero, pero creo que nadie ve en mi lo yo soy en realidad... Una vez que Vanidad comenzaba a hablar de sí misma, no paraba. Doña Represión llegó alarmada a tratar de hacerla moderarse y así Sarcasmo aprovechó el momento para escurrirse hasta la radio y poner algo movido. En un descuido, sacó a bailar a Envidia solo para provocar a Celos y divertirse al fin un poco. Celos, furioso, quiso ir a quejarse con Tedio; pero no lo encontró. Todos comenzaron a preguntar por Tedio y así en poco tiempo se dieron cuenta que ahí tampoco estaba Irreverencia. En ese momento, escucharon un carruaje acercarse y de ahí bajó la verdadera Irreverencia preguntando por su hermana Hipocresía. Ignorancia se le acercó boquiabierta y le respondió: —¡Ave María purísima!, ¡pues pensamos que tú eras tu hermana y estabas aquí! Irreverencia la apartó de un empujón, y entró a los terrenos de la iglesia con un talante algo hombruno mientras decía: —¡Apártense vacas ciegas! Si la Hipocresía y yo no nos parecemos en nada. Tras ella fueron todos preocupados, algunas mujeres persignándose, hasta que llegaron a la sacristía. Ahí se encontraron a Tedio con los pantalones bajos hasta los tobillos y a Hipocresía con la falda subida hasta el pecho. Uno tendido encima de la otra. Ante el espanto de los testigos, Hipocresía se volvió a mirar al muchacho que la llevó a la fiesta y dijo cubriéndose la boca como con pudor tardío: —Lo siento mucho, Sarcasmo... El joven, con las manos en los bolsillos y una media sonrisa, replicó: —No se imaginan lo mucho que esto me duele.

Acerca del Autor Alex Fire�ly es un escritor e ilustrador de Guatemala. Maneja el proyecto "Deus Est Machina" y ha publicado novelas gráficas como "Nada en la oscuridad". 17

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