DREAMWISHMAKER “La Última Revolución”. (por “Akremorfin” & “Dreamwishmaker”) Pasé mucho tiempo intentando redactar este artículo, el tema daba vueltas en mi cabeza, no era la duda, sino el temor de cargar con la responsabilidad de la palabra. A veces olvidamos el poder que se ejerce en la expresión, puede ser que entre el olvido y el temor omitimos el impacto de nuestra participación en la escena política y social, por medio de ese miedo que ha intentado implantarnos aquella figura obscura que lidera el sistema en algún lugar recóndito del planeta. La marca de la bestia. Actualmente vivimos bajo una situación muy delicada, una atmósfera de violencia, peligrosidad, altos niveles delictivos, una serie de fenómenos sociales que continuamente desgastan a la nación, bajo el yugo del poder, la corrupción, la falta de oportunidad, el temor, la ignorancia; pero que sin duda está dispuesto a superar el dolor, a levantarse, sacudirse el polvo, luchar contra la adversidad, concientizar sobre el rol de México en el mundo, por consiguiente nuestro rol como hombres, como ciudadanos, como seres humanos; como sociedad mexicana frente a los cambios del mundo. México ante el mundo brilla intermitentemente, un país lleno de contrastes, podrás encontrar en él al hombre más rico del mundo y al más pobre también, la ironía y lo bizarro en su máximo esplendor, aunado a un folclor y una gama de clichés que hastía hasta al más pasivo. Un México dividido por la ignorancia, la falta de
educación, por la religión, las posturas políticas e incluso dividido por los medios de comunicación, el poder mediático; en México se debate más de lo que se dialoga para brindar soluciones en pro y del bien común. El mundo observa a la República Mexicana con cautela, algunas con ojos perversos, con gran interés en los ramos del sistema (económico, político, social y religioso), miradas que muestran atención plena por el contexto político-social en el que se encuentra nuestro país, por pretender un cambio, entre ellos un “cambio verdadero”. Un México de matices extraños, escenarios opuestos que día a día alteran la realidad de nuestra gente. “Política ficción”, dice por ahí el innombrable de Dublín, máximo jerarca que se esconde tras un partido político que se dice “revolucionario” cuando en realidad ha sido “dictador”. La bestia ha imperado a través del terror, de la enfermedad, de la guerra, de la muerte; en esta época lo sigue haciendo. Es sorprendente saber la cantidad de personas que mueren a diario alrededor del globo terráqueo debido a la supresión del sistema, a la represión de los líderes políticos y económicos del planeta por medio de instrumentos del mal ¿En dónde ha quedado la justicia? ¿En dónde la libertad?
El planeta Tierra está cambiando, una ola de movimientos sociales han venido acelerando el proceso de transformación humana. El espíritu ha de ser por siempre libre, cuya libertad le corresponde a la paz, la felicidad, la sabiduría, el amor; una serie de virtudes que hacen del hombre verdaderos humanos. El 2011 fue un año de conflictos, clave en cuanto al cambio de rumbo social se refiere, imposible no hablar de la “primavera árabe”, aunque ello lo haremos más adelante. Si bien es cierto que ya ha habido movimientos sociales atrás, conflictos, diferencias, choque de ideales, imposiciones doctrinales, religiosas, políticas, lucha de clases, emancipaciones, independencias, revoluciones y guerras, es también cierto que se debe a su propia naturaleza, a los opuestos encontrados, al débil y al fuerte, al pobre y al rico, al bien y el mal, al amo y al esclavo, a todas esas figuras arquetípicas que constituyen el modelo universal. Podríamos preguntarnos entonces ¿a qué lado pertenecemos? ¿Cuál es nuestra naturaleza divina? ¿Cuál es nuestra causa, nuestra lucha, nuestra razón de ser? ¿Cuál es nuestro papel ante lo que sucede en el mundo? También es cierto que el bien y el mal son más