Tea y el misterio de J.R.
Era una mañana de invierno, el viento fluía desde el norte y en ese momentó empezó a nevar. Acababa de llegar del merkaqueso, el supermercado más grande que puede existir. Hay un montón de cosas: patatas, chocolate, y lo que más me gusta...¡el queso!. Me encanta el queso. La verdad es que soy una ratona, una ratona de pelaje gris, con los ojos verdosos y mas bien alta. ¿A qué ratón retorcido no le iba a gustar el queso?. Bueno lo que os iba contando, había llegado del merkaqueso, antes de subir a mi piso, el 5ºA, miré en mi buzón y encontré una carta que ponía: para Tea Stilton de una amiga. Y todo de color violeta. Empecé a recordar a todos mis antiguos amigos y a los de ahora a los que le gustara el violeta, pero podía de ser de cualquier persona. Ya que no averiguaba de quien era, decidí abrirla. Me llevé una gran sorpresa era de...¡Violet!. No sabía para que me había mandado la carta. Al principio pensé que era otra aventura del club de Tea, como cualquier otra historia de esas cinco amigas. Al final, cuando la abrí, me di cuenta de que no era nada de lo que se me había pasado por la cabeza. Dentro estaban papeles de color violeta con una carta dedicada a mí, emocionada empecé a leer. Y decía así: “Hola Tea, no se si te has enterado pero...¡voy a abrir un negocio con mis ahorros!. Está justo aquí, en la isla de los ratones-. Espero que vengas. Besos.” ¡Qué bien, Violet aquí y con un trabajo!- pensaba. Ya sabía que Violet había empezado un negocio con sus ahorros, pero me pregunté que negocio, dónde está. Volví a mirar en el sobre y encontré un papelito con una dirección. Cogí mi bolso de piel de cocodrilo, mi chaqueta de piel (de piel falsa) y salí a la calle. Ya en la dirección que me indicaba el papel, me di cuenta de que era el centro de la ciudad. Pero allí solo veía: tiendas de moda, kioscos, callejones y… ¡un restaurante chino!. Pensaba que aquel restaurante era de Violet porque ella es china. Entré para comprobar si era cierto que ese restaurante era de Violet. ¡Era precioso! Estaba adornado con gatitos (los tradicionales en china), plantas rarísimas, sillas comodísimas... Lo raro era que no veía a Violet por ninguna parte. De pronto alguien me tocó por atrás. Me volví para ver quien era y vi a Violet. Me abalancé sobre ella y le di un fuerte abrazo, estuvimos hablando y ella me preguntó: -Tea, ¿has comido? Yo extrañada le dije que no. Entonces ella gritó... -¡Genial!, vas a ser la primera persona que pruebe mi comida.
Me alegré mucho asi que tomé asiento en una pequeña mesa justo al lado de la ventana y dejé que me sorprendiera con su comida. Rápidamente, me sirvió un coctel con una pinta buenísima. Era la primera vez que pisaba un restaurante chino y de tanta calidad. Le di las gracias. Mientras que yo iba comiendo, ella me fue contando como se le había ocurrido venir aquí. Lo que mas me gustó de la comida fue...¡la bebida!. Tenía los colores de la bandera de China, que por cierto estaba muy fresquita. Me levanté para irme, felicitándola por su comida. Pero Violet me agarró de la mano y me dijo: -Espera todavía queda lo mejor. Me volví a sentar. Entonces encima de la mesa me encontré una rica galleta china. Le pregunté a Violet: -¿Esto que es? Ella me respondió: -Tu cómetela, que dentro lleva una sorpresa. No entendí lo que quiso decir, asi que yo me la comí encantada. Era una galleta pequeña por eso me la metí en la boca de un tirón. Pero cuando quise acordar...¡casi me atraganto!. Notaba algo raro dentro de la boca, intenté cogerlo y era una nota que decía así: -Ayuda a tu amiga, no te quedes de brazos cruzados En ese momento llegó Violet y preguntó... -¿Te ha gustado todo? ¿Qué te pone en la nota? ¿Vas a venir mas veces? ¿Vas a traer a todos tus amigos? ¿Debería quitarlo?..... Yo respondí: -Violet, Violet, Violet.. Pero ella seguía haciendo preguntas, hasta que grité: -¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡VIOLET!!!!!!!!!!!! -¿Qué? - Dijo. -Tranquila, ha estado todo riquísimo, gracias. Y me fui antes de que me volviera a preguntar que me decía el papel de la galleta china. Me fui andando tranquilamente, hasta que abrí la puerta y salí. A partir de ahí, salí corriendo tan rápido como si me persiguiera un gato. Empecé a reflexionar sobre lo que me ponía la nota. No sé si era que Violet me pretendía tender una broma. Lo que si sé que algo malo pasaría. Busqué en internet pero no encontré nada. Entonces se me vino una idea a la cabeza: Tenía que llamar a las demás chicas del club de Tea.
En seguida llamé a Pamela, pero me dio comunicando; después llamé a Colette, no me lo cogió; también busqué el número de Paulina, pero lo tenía apagado o fuera de cobertura y por último, mi única esperanza era Nicky. Sabía que tenía el número de Nicky por alguna parte, pero dónde, no. Rebusqué en mi bolso y por fin ¡encontré el número! Lo marqué en mi móvil y...¡me lo cogió!. Estaba muy nerviosa pero en mi mente cantaba “ALELUYA” porque Nicky me lo cogió y me preguntó: -Tea,¿eres tú? Yo casi sin aliento respondí: -Si, Nicky soy yo -Pero, ¿qué te pasa? -Violet ha abierto un nuevo restaurante chino aquí en la isla de los ratones. -Sí, lo sé. ¡A qué es maravilloso! Intenté responder volviendo a respirar: -Sí, pero tengo un presentimiento muy raro. Nicky se asustó y dijo: -Tranquila llamaré al club de Tea menos a Violet y quedamos en la plaza del barrio. No tardé mucho en llegar, ya que iba en camino hacía mi casa. Es que cuando he llamado a las chicas del club de Tea todavía iba por la calle. Así que solo he tenido que darme media vuelta y coger un atajo. Estuve allí esperando quince minutos. Cuando las chicas llegaron, a pesar de que Colette estaba en la peluquería, Paulina chateando con su hermana María y Pamela (que no sabéis que su tito Rull es guardaespaldas del grupo mas famoso del mundo, los keguahan) estaba de niñera con sus hermanos...¡han llegado!. Ahí es cuando descubrí que esas 5 chicas no tienen límites. Estuvimos hablando y yo les comenté lo de Violet, se quedaron asombradas. Yo, ya que nadie hablaba les dije: -Chicas ¿vosotras sabéis si las galletas chinas tienen razón? -No. - Me respondieron a coro. Entonces en ese momento Paulina saltó y dijo: -Chicas debemos estar en contacto en todo momento. Todas estábamos de acuerdo con ella. Pero saltó Colette: -Sí, estoy de acuerdo. Pero, ¿cómo lo vamos hacer? Nos pusimos a pensar y a mí se me ocurrió una idea. Justamente delante nuestra había un mini-supermercado de Julliet, una amiga mía. Les dije a las chicas: -Vosotras no os mováis de aquí, enseguida vuelvo. Así fue. Le pedí a Julliet 5 walkie talkies. Me los dio y salí corriendo hacia las chicas. Me dijeron:
-¿Para qué has ido a ese mini-supermercado? - Preguntó Pamela Yo metí la mano en la bolsa y saqué los walkie talkie. Nicky me dijo: -Qué gran idea. Le di a cada una su walkie talkies y a partir de ahí sabíamos que siempre lo debíamos llevar encima. Y viéramos lo que viéramos comunicarnos. Nos despedimos y cada una se fue a su casa. Cuando llegué a mi piso como siempre, miré mi correo. Encontré una carta. En el sobre no venía nada puesto. Tomé el ascensor y subí. Ya en mi piso y sentada en mi mesa (mi despacho) abrí la carta. Al principio solo era un papel en blanco, pero, fue pasando las hojas y justamente en la tercera hoja había escrita una nota con recortables (letras de hojas de revistas) No entendía lo que intentaba decir pero lo puse del revés, le di vueltas miré por detrás... sin querer, de tan nerviosa y angustiada que estaba lo rompí en mil pedazos. Lo mejor fue que con las manos le di un montón de vueltas, lo mezclé y al volver a mirar averigüé que ponía. Decía así: “Ja,ja,ja te he escuchado con que esa rica galleta te ha dicho que ayudes a tu amiga, pues espero que no le ayudes, ni vuelvas a pisar ese restaurante por que sino le arruinaré el negocio”. Tenía miedo, pero tenía que ayudar a mi amiga. Me puse a pensar y lo único que se me ocurría era ir al restaurante de Violet. Me fui a la cama con mi pijama, que por cierto me lo regaló Rull firmado por los Keguaham. Bueno, le di vueltas y vueltas a la cabeza. ¡No dormí nada!. Me levanté con el pelaje despeinado, con ojeras y tenía un dolor de cabeza tremendo. Di media vuelta y miré la hora...¡era tarde!. Fui corriendo al cuarto de baño, me peiné, me lavé los dientes y la cara. Corriendo muy veloz cogí mi bolso, mi chaqueta y tomé el ascensor. Bajé a la cochera, me meto la mano en el bolsillo para coger las llaves de mi moto y...¡no están!. Subí de nuevo. Entré en la casa y fui hacia mi despacho, cogí las llaves. Y como el ascensor no llegaba, bajé por las escaleras. Arranqué mi moto. Os preguntaréis porque tenía tanta bulla ¡Llegaba tarde al Eco del Roedor!. Cuando llegué hice todas mis cosas muy rápido, para poder irme a la casa y pensar. Ya en mi casa me puse a reflexionar, sabéis qué, pasé de la nota y fui al restaurante de Violet. Y allí me dijo: -Tea, vienes en el mejor momento -Sí, ¿por qué? - Respondí yo -Te presento a John Riol Ese hombre me daba mala espina. Pero dejé a Violet que continuara hablando. -Bueno es John Riol, pero todo el mundo le dice J.R.
Me hice la despistada, como si me sonara el móvil y me di media vuelta. La verdad es que cogí mi walkie talkie y se lo comuniqué todo a las chicas. Entonces me despedí de Violet y me marché. Me senté en mi despacho agotada. Al abrí el cajón para rellenar un papel del trabajo, encontré una pieza donde ponía J.R. ¡era la pieza que me faltaba de la carta!. Pero... ¡J.R eran las iniciales del hombre que trabajaba con Violet!. Quedé con las chicas del club de Tea, en el mismo sitio del otro día. Desde allí me las llevé al minisupermercado de Stella. Nos compramos un equipo entero de espionaje, con linternas, gafas especiales, un traje realmente chulo... Yo empleé mi tiempo libre en hacer un mapa de toda aquella zona. Después de salir del minisupermercado fuimos a la librería hacer fotocopias de el mapa, que me salió bastante bien. Cuando cada una tenía su mapa, nos repartimos por todo el barrio. Así vigilábamos todos los movimientos de ese tal J.R. Yo entré al restaurante como todos los días, hablé con Violet intentando que J.R me escuchará. Mi primer problema fue que J.R no escuchaba lo que intentaba decir, pero lo conseguí y mi segundo problema fue que...¡Violet no me creía!. Entonces me acordé de la carta que me mando con recortables y le enseñé la firma en ese momento. Al J.R le empezaron a caer unos goterones, cogió un monton de cosas y se fue corriendo por la puerta de atrás. Por suerte Paulina y Colette estaban esperándolo impacientes. Lo agarraron pero se les escapó. Paulina, Colette,Violet y yo salimos corriendo tras el conseguimos alcanzarlo. Soltó todas las que cogió del restaurante. Llegaron Pamela y Nicky, pensabamos que se iba a escapar de nuevo. Pero Pamela hizo una señal que J.R no se lo esperaba. Y depronto...¡Rull apareció por detrás de J.R!. Pero J.R no se dio cuenta. Se dio la vuelta para salir corriendo y...¡se cayó para atrás, porque revotó en la barriga de Rull!. Rull lo cogió y lo esposó. Lo agarró a una reja que había ahí cerca. Llamamos a la policía y llegaron muy pronto. Al verlo nos dijeron: -Si es...J.R -Sí. - Respondí yo extrañada -Es el ladrón más buscado en todo Ratonia. Todos nos quedamos con la boca abierta. ¡Habíamos cogido a un ladrón en 3 días, mientras que la policía no lo había cogido en años! Cuando todos nos recuperamos de lo que nos había pasado le dijimos a Rull: -Gracias tío Rull. Dijo Pamela -Sí, de verdad muchas gracias. Añadió Paulina -¿Cómo te lo podemos agradecer? - Pregunté muy feliz
Él nos respondió a todas: -Muchas gracias, me lo pensaré y ya os lo diré. Fuí al “Ecor del Roedor”. Allí, escribí la historia que a mí y al club de Tea nos había sucedido. Gracias al permiso de mi hermano, pude publicar la historia en el periódico más famoso de todo Ratonia. ¡A la gente le ha encantado! Y además me han pedido que salga en la televisión contando mi historia con las demás. Todo salió perfecto. Como era mi cumpleaños, ese mismo día me cantaron cumpleaños feliz en el plató. A mi hermano Gerónimo le propusieron que su hermana Tea, o sea yo, hiciera una película. Mi hermano Gerónimo me dijo el número de teléfono en el cuál un hombre le proponía que yo hiciera una película. Me puse en contacto con él. Y lo que yo no me esperaba era que fuera el mismísimo Rober Coll, el director de cine que mas “OSCAR” a recibido. Él mismo me lo propuso personalmente, ya que quedé con el en el restaurante de Violet. Yo, claro está acepté. Lo mejor, que gracias a Violet y a su comida, que resultó una buena cena. La comida hizo que Rober Coll dejara que yo eligiera a toda la gente que quisiera que saliera en la película. Y me pareció una buena oportunidad para agradecerle a Rull, tío de Pamela, lo que hizo por nosotras. Violet siguió con su negocio. El gran Rober Coll nos invitó gratis a ver nuestro gran estreno. Nosotros lo hicimos por diversión pero lo que nosotros no nos esperabamos es que recibieramos un “OSCAR”al mejor guión. No me esperaba estar rodeada de tantos famosos, pero al fin y al cabo desde ese momento yo era otra actriz. Os preguntareis que pasó con J.R. La verdad es que yo tampoco lo sabía seguro. A partir de ahora todos los Domingos Rober Coll iba con nosotras al restaurante de Violet. Por suerte siempre que he ido a comer al restaurante nunca me ha vuelto a tocar nada malo en las galletas chinas y mi verdadera amiga Violet me guarda la misma mesa (si yo la llamo antes para que me la guarde, lógicamente).
MARÍA COBOS PACHECO