EDITORIAL X Alan (Economía)
La violencia en el país no cesa y cobra una víctima más en la Universidad Autónoma de Nuevo León… “¿Hacer algo yo?, naa ¿por qué?, ¿y qué voy a hacer? yo sólo soy un estudiante, mi obligación es ir a clases y hacer mis tareas…echarle ganas al estudio para yo salir adelante” En los últimos 6 años, los mexicanos hemos padecido un brutal proceso de desensibilización y pérdida de solidaridad, el cual no solamente es causado por el actuar de los criminales. Las convivencias públicas con militares y policía militarizada, aunadas a la prensa sensacionalista, han reducido las pláticas cotidianas sobre el crimen al guión simplista y prejuicioso de “los buenos contra los malos”, nublando el criterio y volviendo incuestionable la política del gobierno. México sangra cada vez más fuerte y ésto en ningún sentido debe serle indiferente a la Universidad. Más aún, ésta debe refrendar su compromiso social y ser una institución participativa y solidaria con las causas populares, debe servir a la sociedad y no servirse de ella. Una Universidad que es apática y que guarda silencio ante las problemáticas sociales vigentes traiciona su razón de ser, su esencia, sus principios… es inservible, pues se convierte en una mera fábrica de mano de obra. La violencia debe discutirse en la UANL desde todos los enfoques disciplinarios posibles para formular críticas sensatas y propuestas efectivas. Debe debatirse sobre las causas fundamentales de la violencia: la educación, el desempleo, la pobreza, etc. No sólo debe hablarse de las víctimas, sino también de los favorecidos por el entorno de violencia. De mantenerse el estado actual de cosas, las muertes de César, Miriam, Adrián, Luis, Hiram, Fidencio, Diego, Gabriela y Lucila, y las desapariciones de Roy, José y David seguirán impunes y pasarán a la historia como frías estadísticas de la “Guerra contra el Narco”… Cuestionemos lo incuestionable.
Estudio y Lucha es la publicación periódica de la Asamblea Estudiantil de la UANL No. 5 Febrero 2013 Esta edición de E&L la editan: Alan De Anda Víctor Olivares estudioyluchauanl@gmail.com /AEUANL
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Palabras de la Asamblea Estudiantil en FIME
(21/01/13)
X Lucía (Filosofía)
Nos quieren enterrar, pero se les olvida que somos semillas. Sabemos que nada puede ser igual, pero podemos conservar las huellas de los otros así como algunos más pueden conservar nuestras huellas. Aquello que queda, aquello que cargamos en nosotros de los ausentes. Somos las huellas de las voces que se han ido. Algo que fue, que ha sido, algo que (quizá) sigue siendo. Esa evidencia parcial, minúscula, mínima, a veces imperceptible de lo que fue una vida, de lo que sería si no hubiese sido arrancada. ¿Por qué evocar la ausencia? Porque uno somos todos. Porque no queremos estar aislados en individuos, porque queremos vivir en plural, en colectivo. La libertad y el amor, si algún sentido tienen, no podemos entenderlas de otro modo que no sea en comunidad. No es porque somos estudiantes, no es porque somos jóvenes. Las presencias de hombres, mujeres y niños de toda edad, siguen convirtiéndose en ausencias, ausencias que no dejaremos caer en el olvido. Todos estamos aquí y sin saberlo, sostenemos un sistema que cambia de caras y nombres como camaleón. Pero su derrumbe es inminente y ya podemos escucharlo; aunque estemos rodeados de asfalto y de cera en los oídos, no queremos tener asfalto en los corazones, no queremos evadirnos ni estamos dispuestos a olvidar. Escuchamos las huellas, tratamos de comprender qué es lo que pasa y qué carajo pasó. Nos alcanzó la historia mal contada y censurada, el eco de la que jamás fue escrita. Aprendemos que la verdad desnuda es una herida, que nadie nos quitará el dolor, pero de ahí naceremos cada día. Estamos para que no vuelva a pasar. Hablamos porque las cosas han sido calladas, porque tenemos la palabra. Éste, éste de aquí, es nuestro mundo. Éste es nuestro mundo. No el mundo que nos inventa la televisión, los anuncios panorámicos o los políticos. Construimos memoria para no hundirnos en el olvido que nos quieren imponer. No son y no somos cifras, no son y no somos daños colaterales. No somos acarreados de nadie. No somos criminales. Y ésta, no es nuestra guerra.
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El Fenómeno Deportivo y la Nostalgia del Espíritu Perdido X Víctor (Medicina)
Hace algunos días, mientras estaba esperando el camión frente a la Ciudad Universitaria, me encontré con una escena común pero con la que nunca me había puesto a reflexionar como lo hice posteriormente esa noche. Y es que después de ver a decenas de personas, jóvenes en su mayoría, cruzar la avenida Universidad temerariamente, sin importarles mucho el tráfico a esa hora; con banderas, mantas, cantos; corriendo, ayudando a otros a cruzar el borde de concreto que separa la avenida. Sombra tras sombra que se proyectaban por la luz de los automóviles detenidos. No pude evitar cuestionarme lo obvio: ¿A dónde iban esos chavos? ¿Por qué tanta pasión, tanto gozo y euforia? Se dirigían al partido de fútbol en el Estadio Universitario, iban a apoyar a los Tigres. Y comenzando a cavilar un poco, comencé a imaginar una escena similar pero algunas décadas tiempo atrás (quizá 1970) en esta misma ciudad, en ese mismo sitio sólo que en lugar de banderas colores azul y amarillo y jerseys oficiales de mil pesos, ondeaban banderas rojinegras y cantos de consigna contra los administradores corruptos. ¿En qué momento una abrumadora mayoría de los jóvenes regiomontanos, a través de los años, dejamos de sentir pasión por nuestro país, amor por nuestra familia, preocupación por nuestra ciudad? ¿Cuándo perdimos esa identidad como seres políticos y sociales, como ciudadanos, y cambiamos todo eso por una camiseta? ¿Qué beneficios trae consigo idolatrar a un equipo deportivo? Gastar miles de pesos en boletos, suscripciones y demás parafernalia mercadotécnica, utilizando una parte de nuestras quincenas en las celebraciones por la victoria (o derrota) de éste. ¿Es la sensación de pertenencia? Saberse que uno es parte de un conjunto masivo de individuos, con los que compartimos sueños, esperanzas y la misma alegría cuando nuestro equipo vence al otro; sentir que somos parte de algo que casi asemeja ser una religión (sin muchas obligaciones morales). ¿Por qué hacerlo, invirtiendo parte de nuestro tiempo únicamente hacia la imagen de un pequeño grupo de personas, habilidosos definitivamente (aunque en el caso particular de los Tigres, esto último puesto en duda algunas veces), pero que son propiedad de una compañía, parte de una marca registrada?, ¿y por qué no hacerlo, sentirlo, con el desarrollo de nuestro barrio, por ejemplo? Tal vez porque
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sencillamente ya no nos sentimos parte de ello. Perdimos en algún lugar del tiempo esa noción de pertenencia con la comunidad. Antaño, los jóvenes Universitarios discutíamos en las aulas, pasillos, en casa de algún amigo, cafés y parques, sobre la victoria electoral de Salvador Allende, la situación de Cuba, sobre la guerrilla en Sudamérica, de los caídos en Ciudad Madera; sentíamos aún rabia y desconsuelo de lo ocurrido en el trágico año de 1968, ignorando ingenuamente que la tragedia se repetiría poco tiempo después. Leíamos y hablábamos de la política social nacional, comentábamos lecturas prohibidas como aquel célebre manual de Guevara. Imaginábamos que el cambio llegaría de un momento a otro. Ahora entre las discusiones más acaloradas está el tópico sobre cómo va la liguilla (cambiaron “guerr-” por “ligu-”), de describir maldiciendo esa o aquella jugada en un partido clave; es saberse de memoria los nombres de los jugadores, por cuáles equipos ha pasado cierto jugador antes de llegar a su equipo actual, su ficha técnica. Si eres “tigre” o “rayado”, es uno de los cuestionamientos regionales más comunes en el escueto repertorio de preguntas cuando conoces a una persona. Ya no te preguntan (o muy rara vez lo hacen) sobre las noticias de la economía internacional, si conoces la obra de cierto filósofo contemporáneo o cuál es tu opinión sobre la política de salud estatal. A lo mucho llegan a preguntarte si ya leíste a Paulo Coelho ó 50 sombras de Grey. Pienso que después de tantos golpes trágicos, desmoralizantes; de la coacción y la brutal represión sistemática, fuimos desvaneciéndonos. Nos dispersamos, individual y colectivamente. Quedamos perdidos entre sí aferrarnos desesperadamente a lo que comenzaba a darnos una identidad propia y trascendente o resignarnos a la inevitable “armonía” que las facciones de poder buscaban mantener siempre indeterminadamente; y nuestro espíritu permaneció en el limbo. Para no asfixiarse, éste instintivamente buscó allegarse una que otra bocanada de aire, de sentido, que finalmente encontró en distintas partes: el gozo y prometida paz de la religión, hallando consuelo entre los marginados e incipientes grupos de cristianos protestantes en la ciudad; esto, ya que tenían memoria: la Iglesia de Roma era parte del conservadurismo que tanto se combatió. Sin embargo, otros tantos se resignaron amargamente y volvieron al paternal brazo de la santa iglesia.
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Y la gran mayoría incluyendo a todos los casos anteriores, creo yo, encontró parte de este sosiego en la exaltación compartida entre miles de personas, estén o no presentes en el mismo recinto deportivo…en el fútbol soccer. Como nota final: una pequeñísima minoría de contestatarios, jamás desistió en la lucha y mantuvo latente su espíritu crítico. Su alma combativa no les permitiría nunca abandonar la resistencia contra el corrupto y decadente sistema; habrían de permanecer en una pequeña trinchera, compartiéndola quizá, junto a otros espíritus combativos. Haciéndole frente a un enemigo que se escondía (y aún lo hace) bajo búnkeres jurídicos, y utiliza bombas de racimo. El sistema se encargó de que el resto, las masas, se concentraran en los paliativos comentados antes, y finalmente, de que no se volviera a saber nada de los subversivos nunca; ni de su carne, ni su espíritu. Al menos eso se esperaba de lo último…
¡Déjame vivir! X Maye (Psicología)
Cuantas canas verdes no le habré sacado a mamá en aquellos años, cuando no entendía que yo era joven y reprimía cualquier acto de diversión que pretendía tener: “¡Pero qué barbaridad! ¿Saldrás con esa falda tan pequeña? ¡Nomás andas provocando chamaca revoltosa! Y se quejan de que les dicen cosas o las levantan”. Nunca pudimos ponernos de acuerdo, tan diferentes que éramos. Bueno que más da, ya a mis 34 eso no importa mucho, ojalá no hubiera importado hace 15 años, donde quería hacer tantas cosas, viajar y sentir cuando joven, ahora soy ‘libre’, tengo que trabajar mucho porque a mi esposo no le alcanza, mantener a mis 2 hijos y algún día terminar mi carrera inconclusa. Ojalá hubiera podido sentir cuando joven los placeres de la vida y no esperar a ser ‘mayor y madura’ para comenzar a vivir y…¡Oh…esperen! Afortunadamente ha sonado el despertador, hora de despertar de este horrible sueño y… ¡VIVIR!
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¿Por qué el Rechazo de los Normalistas Rurales a la Reforma Curricular? X Keka (Neuropsicología)
Ante esta cuestión trato de responder de forma muy concreta y simple el porqué la resistencia de los compañeros normalistas ante la tan mentada ‘reforma curricular’; para ello aclaremos primeramente qué es una reforma curricular. La reforma curricular es una modificación al plan de estudios de una carrera, por ejemplo, si yo estudio Ingeniería Civil y ahí llevo ‘Resistencia de Materiales’ como asignatura en ‘x’ semestre, mediante una reforma curricular se puede quitar, sustituir o mover de semestre tal materia. Ahora bien podemos pensar ¿por ésto tanto pedo? Es preciso saber que a nivel de las Normales (en donde las modificaciones a planes dependen de la SEP del D.F. sin importar la zona donde se encuentren) las reformas se realizan desde una oficina en un lugar recóndito de la capital (a diferencia de la UANL: si en su plan hay un regadero, pueden ir a decírselo a su director). De modo que los brillantes pedagogos de nuestro Distrito Federal dijeron “¿Y si a las Normales les metemos a huevo de segunda lengua el ‘ingleís’?”, ¡y zas! se hizo la reforma. Y ustedes dirán “Ah, entonces estos normalistas no quieren aprender ‘ingleís’”. Pues tampoco, porque imagínense que están estudiando para ser maestros en una normal rural, entonces irán a dar clases a las zonas rurales, y resulta que deben aprender inglés en lugar de una lengua indígena que les ayudará en su formación; es como si a un Lic. en Enseñanza del Inglés le meten náhuatl en su plan de estudios. Veamos un poco más allá; no es sólo el decir ‘no queremos llevar inglés’: los compañeros normalistas piden que se contextualicen las reformas y a la vez romper el paradigma centralizado; es decir, que se deje de decidir en una ciudad cómo deben hacer las cosas las demás ciudades. En lugar de que la SEP siga viendo qué hacen en Finlandia para aplicarlo aquí, voltee a ver qué pasa en México y sus comunidades rurales ajustando sus planes de estudio a ello; saber asimismo que un normalista rural tiene necesidades de herramientas pedagógicas particulares de acuerdo a su condición y así como se adaptan
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planes de estudio para educación especial, se entienda el contexto de las zonas no conurbadas. Frente a estos conflictos pensamos que son muy complicados o se piden cosas que no se pueden dar, pero debemos voltear a ver como Universitarios las necesidades de otros compañeros estudiantes que luchan por el derecho de una educación integral y no agachan la mirada tras una orden de gente que decide por ellos. El conflicto actualmente aparece por el arresto entrampado a causa de la resistencia a esta reforma de parte de los normalistas, que han sido liberados por faltas de prueba y ya se ha publicado que la segunda lengua de las normales rurales será indígena o inglés opcional. ¡Luchemos de la mano Normales y Universidades!
A dos manos X Raúl (Sociología)
Es preciso que la palabra cargue, una vez más, sobre su espalda, aquello que es necesario conservar en este camino que es la historia. Esta acción de transportar los hechos de un punto inicial a otro punto que habita en lo impredecible es aquello que llamamos memoria. Sea ésta un acto indiscutiblemente humano, que exige repensar de forma crítica todo lo acontecido en este camino. Se nos pide despertar cada mañana con una disposición “incuestionable” a cerrar un ciclo que va del alba al ocaso. Sin embargo, ésta exigencia no contempla las transgresiones de la historia que superan la cotidianeidad. Omite la importancia de romper un eterno retorno que es tan violento que nos deja arrinconados en apenas un pedazo del mundo, seguro en apariencia pero tan oscuro como la más peligrosa ceguera, como la más confortable caverna. Entonces la palabra con su memoria a cuestas es un destello que debería iluminar nuestro sendero. Para nosotros, que utilizamos indiscriminadamente la palabra en su prosa y en su poesía, resulta infinitamente doloroso saber de los decesos de aquellos que la comparten. Es aquí donde la memoria debe mantener con vida la narración de aquellos caminos trazados, interrumpidos abruptamente, que no deben orientarse al horizonte del olvido. Es entonces preciso este diálogo, este crisol de ideas para que la palabra nos salve de la penumbra, para que la palabra compartida edifique un futuro en el cual puedan reposar nuestros sueños. Dialoguemos, pues. ~8~
Sobre la Lucha Estudiantil, la Autonomía y las Tareas Actuales. (Fragmento) X Víctor (FIME)
Es bien sabido lo extenso, complicado e importante que ha sido la discusión en torno a la 'autonomía' que desde hace varias décadas se ha suscitado. Este fue sin duda uno de los importantes temas de discusión de los estudiantes de las décadas de los años 60's y 70's, discusiones que estaban vinculadas directamente a luchas concretas, que tuvieron lugar en la Universidad, y en este sentido, es que hay que abordar la discusión, retomada desde las necesidades actuales del movimiento y la realidad en la que se desarrolla. Sin embargo no podemos olvidar que esta discusión se ha extendido a extensos sectores del movimiento social contemporáneo sobre cuestiones tan importantes e interesantes como el movimiento desarrollado por las comunidades indígenas rebeldes de Chiapas, Guerrero y Michoacán, por mencionar solo los más conocidos en la actualidad. Estas experiencias deben conducirnos, en este punto en particular, a considerar la 'autonomía' (de cualquier movimiento genuinamente democrático) como un fenómeno más amplio que la mera independencia de los partidos políticos, el Gobierno o cualquier otra institución o resorte de la maquinaria de poder. Tomando en cuenta este punto, discutamos propiamente el fenómeno de la 'autonomía' desde el punto de vista del estudiantado. Al decir estudiantado refiero, de manera general, tres aspectos característicos de un fenómeno social de nuestra sociedad moderna: a) El estudiantado considerado como un amplio sector social abstracto, es decir, considerado como la suma total e integrada de los elementos concretos que le componen, esto es, cada una de las niñas, niños, adolescentes, jóvenes dedicados a la producción-reproducción de toda la actividad pedagógico-cultural de nuestra actual sociedad. En este aspecto, el estudiantado es un ente impersonal, indefinido, complejo y dinámico, como toda abstracción teórica y es, al mismo tiempo, un hecho social claramente determinado y particular. b) El estudiantado considerado como individuo concreto, es decir, el niño que asiste al pre-escolar, la niña que cursa la primaria, el adolescente secundario y pre-Universitario y la juventud que se apropia de los conocimientos más profundos de la psicología, la filosofía y el derecho, la juventud Universitaria propiamente dicha. Este es una persona concreta y particular, es un evento que se percibe a sí mismo, que se reconoce cómo existencia individual y corresponde precisamente al individuo concreto cómo el compañero Pepe, Pablo, David, la compañera Maye, o cualquier estudiante hoy presente y ~9~
c) El estudiante que adquiere conciencia no únicamente individual, sino social, es el estudiante que constantemente se cuestiona su rol dentro de la sociedad, en el cual caben dos categorías bien diferenciadas entre sí: 1) El estudiante con una conciencia individualista aguda, y con una percepción social extraviada, enclaustrado en su actividad individual concreta; por ejemplo, el estudiante preocupado principalmente por metamorfosear su carrera profesional -aquí se habla propiamente del sector estudiantil Universitario- en una mejor oferta mercantil en el mundo laboral. Esta categoría de estudiante reduce sus fuerzas a la iniciativa individual, a la búsqueda de condiciones de vida menos desfavorables a nivel particular, se arroja atrevido a la búsqueda de la "comodidad" pasiva, a la mutilante actividad de la profesión impuesta, cuyo único propósito es precisamente perpetuar esas insignificantes "comodidades": mejores horarios de trabajo, tiempo para el ocio y la recreación, vacaciones, acceso a ciertas cadenas de servicios y bienes sociales siempre realizados a medias, siempre cómo promesa vacilante, este es el horizonte de un pequeño grupo que tiene acceso real en esta amplia categoría, los más terminan frustrados ejerciendo empleos no solamente no Universitarios, sino mal pagados y sin el prestigio social del licenciado, desempleados, o en trabajos de oficina insoportables y bajo el yugo de la imposición patronal intolerante a la iniciativa creadora. Por otro lado, están 2) los estudiantes que adquieren conciencia de las posibilidades individuales del sector anterior, y no solamente las realiza y las acepta, sino que constantemente lucha no ya individualmente, sino que busca la alianza y la sociedad, inicia y se inicia en la lucha colectiva. Teóricamente, este sector del estudiantado desarrolla la tendencia hacia la ruptura con el orden de cosas establecido, y con todo el aparato educacional desarrollado por éste. Este sector no plantea la estrecha realización de la comodidad individual, sino la transformación de toda la actividad de esta fracción social, y de la participación consciente y activa de éste con en el conjunto de la sociedad. La esencia de este sector es el elemento movilizado, la fuerza rebelde y consciente que sabe combinar la realización personal-profesional con el compromiso histórico y social activo, es el estudiante echo hombre y mujer militantes. Este último sector es el que debe buscar extenderse hasta ser la totalidad del estudiantado.
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