LA LUCHA DE LA JUVENTUD CONTRA LA GRAN COSTUMBRE Reflexión y Crítica del Estudiantil en de 1968 a 1973
Severo Iglesias José Luis Godínez
Monterrey, Nuevo León, México Marzo 1980
Movimiento Nuevo León
A la Universidad Aut贸noma de Nuevo Le贸n A Javier Barros Sierra A Jos茅 Revueltas
ÍNDICE I.
Advertencia
II.
Nuevo León: El escenario
III.
Se trata de una vieja historia…
IV.
V.
a)
Monterrey, 1936
b)
Ideología de la Patronal en 1936
c)
Ideología del Gobierno Federal en 1936
d)
Política patronal respecto a los obreros
La UNL en 1968
a)
Proyectos aristocratizantes
b)
Perspectivas del movimiento estudiantil
La UNL en 1969-1970
a) El ideario de la UNL b) La autonomía VI.
La UNL contra el elitismo
a) Dislocación de la dirección universitaria b) El sabotaje a la representación democrática c) La imposición VII.
Después de la imposición.
VIII.
UANL: Cronología general
Sobre el Autor: Severo Iglesias es un autor indispensable en el pensamiento filosófico nacional. Egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, realizó sus estudios de Historia en el Colegio de México. Fue director fundador de la Facultad de Filosofía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, participó activamente como dirigente y teórico en el movimiento universitario de la UANL. Se ha desempeñado como catedrático, asesor y funcionario en diversas universidades e instituciones de nuestro país, impartiendo innumerables cursos y conferencias. Transcripción de la versión original: Alan De Anda, 2015.
I. Advertencia. “Parece que la victoria de la violencia es completa… pero ¿ha terminado la batalla?” Bertold Brecht.
El presente material es una reflexión y una crítica del movimiento estudiantil de la UANL de 1969 a 1973. Se terminó de escribir en agosto de 1973. Lo publicamos 7 años después porque las consideraciones que se desprenden de este estudio, darán a los activistas la claridad necesaria para detener y enfrentar la embestida fascista que en estos momentos pretende acabar con cualquier signo de Democracia en nuestra Universidad. Los forajidos que tomaron la Universidad en 1972, se han encargado de anestesiar la conciencia de los estudiantes y trabajadores sobre las conquistas más importantes del movimiento universitario, mismas que aquí son analizadas desde una clara perspectiva marxista.
Viene pues este escrito a romper la “conspiración del silencio y la amnesia impuesta y autoimpuesta por quienes se han apoderado de nuestra Universidad. Necesario es mencionar, que los autores no solamente se encargaron de escribir este libro, sino que participaron activamente en los movimientos que aquí se estudian asumiendo una posición honesta y valiente. Causa por la cual fueron expulsados de la Universidad y del Estado. Por último, si este libro se lee con atención, constituirá, sin exageración alguna, el primer logro del movimiento que está por iniciarse para derrotar a la barbarie fascista que domina nuestra Universidad desde hace ya 7 años. E.G.R.
II. Nuevo León: El escenario. Los datos no significan nada separados de su contexto, es cierto; hemos de reaccionar contra el mito de la estadística, por su conducto se escamotean las concreciones, es cierto. También es cierto que sin el conocimiento general de la situación económica no se puede actuar racionalmente sobre ella; también es cierto que en los ataques a la estadística escondemos muchas veces nuestra ignorancia. Es cuestión de aprender a leer los números. 1. Empresas y exenciones fiscales. La industria de la transformación, que representa el 14% de la industria nacional1, en 1972 tenía: Número de establecimientos
10,500
1 COFIDE. Boletín 55, febrero 1973; SIC. Anuario Estadístico 1968-1969. Cuadros 15.57, 15.61.
Personas ocupadas
155,000
Capital invertido (millones de pesos)
18,000
Valor de la producci贸n (millones de pesos)
20,970
Las sociedades mercantiles presentaban el siguiente panorama en 1969:
Giro
N煤mero
Capital (millones de pesos)
Total
416
500.2
Comerciales
87
63.4
Industriales
76
21.9
Otras
253
414.9
Las sociedades an贸nimas en 1969:
Giro
N煤mero
Capital (millones de pesos)
Total
398
498.4
Comerciales
78
63.1
Industriales
73
21.6
Otras
247
413.7
El 29 de diciembre de 1964 se creó la Ley de Fomento Industrial y Desarrollo Económico que establece la formación de un “organismo público descentralizado”, la Comisión para el Fomento Industrial y el Desarrollo Económico (COFIDE), encargada de lograr todas las facilidades necesarias a los inversionistas, entre ellas las relativas a las exenciones fiscales. En el artículo 12 de la citada ley se asienta que toda empresa industrial que se establezca gozará de franquicia fiscal durante un máximo de cinco años en los siguientes renglones:
i.
Reducción del 25% en los impuestos sobre ingresos mercantiles.
ii.
Exención de impuestos en toda traslación de dominio (en la adquisición de inmuebles e instalaciones).
iii.
Exención de impuestos sobre derechos de inscripción de bienes en el registro público de la propiedad, de la estructura constituida o sus reformas.
Estas empresas tendrán franquicias adicionales si:
i.
Transforman recursos de la entidad (25% adicional de la exención).
ii.
Fabrican mercancías que no se produzcan en Nuevo León (50% adicional).
iii.
Establecen nuevos hoteles o centros turísticos (50%).
Según el artículo 16, cuando la industria no permita una operción “rentable” en los primeros cinco años, se le concederá exención por un tiempo mayor (no debiendo exceder de diez años), y estas empresas podrán ser beneficiarias de una reducción de impuestos mercantiles que ascienda hasta el 75%.2 2 NAFINSA. Mercado de Valores. Tomo XXVI, No. 28, pp. 670.
Para observar los efectos de estas medidas, apuntemos que en 1966 había 151 empresas exentas de impuestos, además de las 51 exportadoras que tradicionalmente han gozado de ese privilegio. Por estos conceptos, el Gobierno del Estado dejaba de percibir la suma de 50 millones de pesos (equivalente al 13% del presupuesto de egresos de 1966). 2. La población. En 1970, la población total de Nuevo León era de 1,695,000 habitantes, de los cuales el 76.5% radicaba en zona urbana. En todo el Estado existían 491,00 trabajadores. Los trabajadores laboran en las siguientes ramas económicas: Rama
Número
% del Total
Total
491,829
100%
De la Transformación
145,705
29.6%
Servicios
110,255
22.4%
Agricultura, ganadería, etc.
85,149
17.3%
Comercio
57,582
11.7%
Construcción
33,493
6.8%
Otras
23,936
4.9%
Transportes
20,200
4.1%
Gobierno
10,402
2.1%
Extractiva
2,441
0.5%
Energía eléctrica
1,784
0.4%
Petróleo
882
0.2%
Posición de los trabajadores en el proceso productivo:
Posición
Número
% del Total
Total
491,829
100%
Obreros
309,360
62.9%
Trabajan por su cuenta
70,847
14.4%
Jornaleros
48,787
9.9%
Patrones o empleadores
27,285
5.5%
Ayudan familia sin retribución
18,502
3.8%
Ejidatarios
16,698
3.4%
Otros
350
0.1%
Hacia 1966, el 87.4% de la población ocupada en Monterrey no tenía una escolaridad mayor de seis años y el 23% no tenía ningún grado de educación.3 3. Distribución del ingreso. La distribución del ingreso personal aparecía así en 1969:4 Personas que declararon ingresos
464,604
100%
Hasta 199 pesos mensuales
34,892
7.5%
De 200 a 499
80,344
17.3%
De 500 a 999
157,541
33.9%
De 1,000 a 1,499
92,033
19.8%
3 SIC. Anuario citado. Cuadros 2.23, 2.24; Centro de Investigaciones Económicas de la UNL. El Salario Mínimo en Monterrey. 1965 p.47. 4 COFIDE. Boletín 32.
De 1,500 a 2,499
55,140
11.9%
De 2,500 a 4,999
28,314
6.1%
De 5,000 a 9,999
11,529
2.5%
10,000 o más
4,811
1.0%
Según el cuadro anterior, el 78.5% de los trabajadores no reciben ingresos mayores a 1,500 pesos mensuales. Además, los datos acusaban (hacia 1965) que el 23% de los trabajadores que reciben ingresos inferiores al mínimo son trabajadores marginados (ocupados en actividades casi improductivas y de manera eventual), el 39% de éstos eran obreros, el 24% empleados y el 12% trabajadores domésticos. En ese mismo rubro, el 71% de los trabajadores que tenían una edad menor de 20 años no ganaba el mínimo y el 59% de los trabajadores mayores de 50 años también estaba por debajo de él. El porcentaje de cesantías ascendía a 18 en la industria de la construcción y a 4.5 en la industria manufacturera. La situación general no ha mejorado en los últimos años. Todo lo contrario, dada la desocupación, el incremento de los precios, los impuestos, la situación ha evolucionado en sentido contrario a los ingresos de los trabajadores.5 En tanto, la productividad individual promedio en el estado era, 1966, de $36,260 anuales. Compárese con el salario anual de los trabajadores y se observa el monto de la plusvalía.6 Tomando como base la distribución del ingreso nominal, los economistas clasificaron en 1960 a la población de Monterrey en los siguientes términos:
5 CIE, UNL. Op. cit. p.10 6 NAFINSA. Op. cit. p. 10
Clase socio-económica
Ingreso mensual
%
Indigente
Hasta 300 pesos mensuales
1.4
Pobre
De 301 a 750 pesos
21.6
Pobre “en transición”
De 751 a 1,000
11.4
Media insolvente
De 1,000 a 2,000
33.2
Media solvente
De 2,001 a 3,000
14.5
Alta privilegiada
Más de 3,000
17.9
4. La educación. Del total de la población de 10 años de edad o más (1,150,643 habitantes), 10.6% son analfabetas. Asimismo, 401,605 niños estudian escuela primaria. La educación post-primaria presenta el siguiente cuadro (1969):7 Total
93,904
100%
Secundaria
47,826
51.0%
Profesional
13,665
14.6%
Preparatoria
8,942
9.5%
Comercial
8,820
9.4%
Subprofesional
5,311
5.7%
Normalista
3,606
3.8%
Otras
3,428
3.7%
7 CIE, UNL. Op. cit. p. 10
Vocacional
2,248
2.4%
De la población en edad de cursar educación superior (de 18 a 24 años, 118,902 en 1965), solo el 8.7% tenían acceso al nivel profesional. El acceso de las diferentes clases sociales a la educación media y superior, presentaba el siguiente cuadro en 1965:8 Clase socio-económica
Bachillerato
Profesional
Normal
Total
100%
100%
100%
Indigente
0.0%
0.0%
0.0%
Pobre
0.0%
0.0%
0.0%
Pobre “en transición”
6,7%
3.6%
20.0%
Media insolvente
23.3%
14.3%
10.0%
Media solvente
26.7%
21.4%
45.0%
Alta privilegiada
43.3%
60.7%
25.0%
5. La vivienda. De un total de 292,153 viviendas, 162 012 eran ocupadas por propietarios y 130,141 por inquilinos. Los ocupantes de ellas se distribuían 8 Rangel G., César. Nivel y formación de los recursos humanos en el área Metropolitana de Monterrey. Un análisis cuantitativo del sistema escolar. CIE, UNL, 1967, p. 105; SIC. Compendio estadístico 1970. Cuadros 2,9, 2.10.
de esta manera:9 Casas por # de cuartos
Ocupantes
1 cuarto
104,993
572,589
2 cuartos
83,149
494,639
3 cuartos
42,731
256,092
4 cuartos
29,288
174,076
5 cuartos
13,621
80,048
6 cuartos
7,497
44,834
7 cuartos
4,276
26,067
8 cuartos
2,488
16,067
9 cuartos
4,110
30,277
De estas viviendas, contaban con agua entubada: Agua entubada
Viviendas
Ocupantes
Dentro de la vivienda
152,400
873,546
Solo en el edificio
53,938
316,507
Llave pĂşblica
31,074
191,696
No tienen
54,741
312,940
9 SIC. Anuario citado. Cuadros 4.1 a 4.9
III. Se trata de una vieja historia... Una falsa fisura entre el gobierno federal y la “iniciativa privada” ha sido el índice que ha movido a varios grupos políticos a adoptar la lucha de presión; y ha sido el eje alrededor del cual se han acomodado las diversas tendencias de las corrientes universitarias, en una forma tácita o expresa. La simulación de falsas discrepancias en el poder, o la errónea interpretación que los movimientos populares han hecho respecto a la naturaleza de tales fisuras, han generado una de las técnicas preferidas de la provincia. La izquierda ha hablado de “sectores” dentro del poder. Se les clasifica en relación con el imperialismo (burguesía proimperialista, nacionalista, intermediaria), en relación con el régimen político-económico mexicano (sectores democrático, progresista, reaccionario) e incluso se llega a hablar de fisuras por simples diferencias personales o de grupo entre el presidente en turno y algún descontento con la repartición de posiciones en el gabinete. No es aquí el lugar para hacer un examen teórico y concreto de estos problemas. Los retomamos porque precisamente en el caso de Nuevo León se han entendido tradicionalmente las cosas así; los problemas universitarios son motivados por una contradicción entre un grupo industrial ultrareaccionario y el gobierno federal, representante de los intereses nacionales. Cuando el movimiento sustenta su actividad sobre este esquema, su táctica se convierte en el juego de “presionar-apoyando”: se apoya al grupo local para presionar al gobierno federal o se apoya al gobierno federal para presionar al grupo local. Un ejemplo de lo segundo ha sido el movimiento de 1971-1972. En cualquiera de los dos casos, la capacidad transformadora de los acontecimientos se ve minimizada al nivel de la presión y, muchas veces, desciende al plano inferior de la oposición gubernamental. Por supuesto, el movimiento universitario no puede fundamentar su actividad en tales fisuras, ni reducirse a la presión o la oposición. Sin embargo, descartando las falsas oposiciones basadas en una clasificación de los sectores enunciada, es un hecho que ha habido períodos en que el
grupo empresarial local ha tenido discrepancias con el gobierno federal (bástenos recordar el movimiento de 1936, el movimiento de 1962 contra el libro de texto gratuito, y el movimiento actual dirigido contra la “estatización” de la economía, el supuesto “control de precios”, la semana de cuarenta horas, etc.). Tales diferencias, no precisamente las basadas en la clasificación de arriba, son las que, convertidas en índices, hacen al movimiento caer en simples tácticas de presión. Importa ver, entonces, la naturaleza de este fenómeno en virtud de la necesidad de explicar los condicionamientos socio-económicos que dan origen a una conciencia del movimiento castrada desde su misma raíz. Se trata de una vieja historia. El desarrollo del capital en México a partir de nuestra separación de la corona española no se sustenta en manos de un grupo burgués revolucionario sino en un grupo conservador de la burguesía, creciendo ligado a la especulación con tierras, la usura, etc., en lugar de dirigirse hacia actividades productivas que impulsaran el desarrollo económico (recuérdese los intentos de desarrollar la industria hacia 1830 con el Banco de Avío y la posición de Mora, para señalar el caso. Los estímulos que el capital tenía eran pocos: en la primera fase del México independiente la carencia de un proletariado que laborase en actividades industriales, los créditos privados otorgados al Estado, la desastrosa situación de las comunicaciones, el acaparamiento de la propiedad terrateniente, el sistema crediticio usurario, los hábitos de la iglesia para inmovilizar la riqueza social. Vendrán luego los problemas con Estados Unidos, la pérdida de la mitad del territorio; la Reforma provocará un desánimo en el desarrollo económico; la invasión francesa. En la República Restaurada algunas industrias ligeras recibirían un buen impulso pero los problemas del mercado interior y las comunicaciones obstaculizarán el despegue económico. En el fondo de este tortuoso proceso se despliega el régimen feudal que se fortifica cada vez más (con las características particulares que adopta en cada país o región) y la naciente burguesía prefiere dedicar su capital a actividades que le reportan grandes ganancias pero no crean riqueza social.
La salida que encuentra el Porfiriato a estos problemas es la inversión extranjera, dificultando más aún el desarrollo. El clima turbulento de la Revolución de 1910, las imprecisiones de la ideología manejada, la inestabilidad política de la primera época del México “revolucionario”, ahuyentan más todavía a los inversionistas. México llegó a la revolución de 1910 con una clase burguesa sin la capacidad económica suficiente para acometer empresas al nivel de n régimen capitalista, y poco interesada en invertir productivamente el reducido capital con que cuenta; con una economía propia tan precaria que no bastaba siquiera para inyectar capital al campo y desarrollar la reforma agraria. La lucha sindical, que había logrado cierta consistencia poco antes del mismo estallido armado de la revolución burguesa, fue vista por los patronos de aquella época como si fuese revolucionaria y eso aumentaba más aún los temores hacia la inversión; su miopía política les hacía creer que el artículo 123 constituía un ataque a la burguesía industrial y que el 27 violaba la propiedad privada. Mientras tanto, el Estado piensa por los patrones: la reforma agraria era la mejor manera de desarrollar el capitalismo en el campo; su necesidad era urgente dado que el capital nacional era reducido y estaba sometido a la competencia del capital extranjero, quedando solo el campo rural para desarrollar riqueza libremente; por otra parte, estaba la necesidad táctico-política de ganar a su favor a los campesinos, aumentando su fuerza frente a los obreros, la pequeña burguesía y los terratenientes feudales. Ese estado naciente veía a las libertades sindicales como una necesidad táctico-política dado el avance del movimiento obrero, para someterlo a su control y era, además, una necesidad económica. De esa manera se aguijoneaba a quienes contaban con capitales para su inversión en actividades productivas; recuérdese los problemas del contrato colectivo, el seguro social, la jornada de trabajo, etc., y las observaciones de los diputados al congreso de 1917 respecto a esos
derechos, señalando su repercusión positiva para el desarrollo de la economía. 10 Se trataba, sin duda, de una burguesía que, pensando como patrones y no como clase social que se sitúa dentro de una estructura en posición dominante, no reconoce al Estado que piensa por ella bajo la forma de “nación”. Privando esta situación, se gesta aquella discrepancia que se dio en Nuevo León entre el gobierno de Cárdenas y la organización patronal.
a. Monterrey, 1936. 5 de febrero. Huelga en la “Vidriera Monterrey”. Desfila la patronal protestando porque la Junta Central de Conciliación y Arbitraje declaró “existente” el movimiento huelguístico. La Cámara de Comercio toma el acuerdo de manifestar al gobernador de Nuevo León acerca de la “situación caótica” de la economía regiomontana, “amenazar” con suspender las contribuciones, adoptar “medidas” con los funcionarios que despachan a favor de los obreros y nulificar su acción. 6 de febrero. Paro general del comercio y la industria. El Comité de Defensa Proletaria exige disolución de los “camisas doradas”, bandas fascistas que han implantado el “terror blanco” en Monterrey. 8 de febrero. Lázaro Cárdenas señala que “la petición formulada por un sindicato, seguida de un movimiento de huelga… no son hechos que rebasen el marco de nuestras instituciones”. 9 de febrero. Los sindicatos revolucionarios de Monterrey, realizan una manifestación contra la patronal. 11 de febrero. Cárdenas conferencia con el Centro Patronal de Monterrey. 10 Severo Iglesias. Sindicalismo y socialismo en México. Ed. Grijalbo, México, 1970. pp. 57-58, 85, 96.
14 de febrero. El Sindicato Único de Trabajadores de la Vidriera gana el recuento contra el grupo integrante de la CGT (vieja central obrera de origen anarcosindicalista que ahora militaba al lado de los patrones). 19 de febrero. Carta del Centro Patronal de Nuevo León al presidente. 27 de febrero. Dice Cárdenas: “Nada justifica la existencia de los grupos de ‘camisas doradas’, ni de cualesquiera otras asociaciones con que se pretende substituirlos para escudar una obra notoriamente antirrevolucionaria. En tal virtud ya me he dirigido a todas las autoridades ejecutivas del país para que impidan, dentro de la órbita de sus facultades, la labor disolvente de esos elementos”. 1 de marzo. El gobernador de Nuevo León, Morales Sánchez, ordena cerrar las oficinas de los dorados. 11 de marzo. Memorial de los empresarios mexicanos a Cárdenas. 14 de marzo. Cárdenas contesta al memorial de los capitalistas. 15 de marzo. Termina huelga de Vidriera. Los trabajadores logran sus demandas.
b. Ideología de la Patronal en 1936. “La clase patronal, por propaganda injusta y por criterio político que en muchos casos ha llegado a convertirse en sistema, ha sido excluida de los asuntos públicos…” “Que existe propaganda comunista en México, es innegable; que los propagandistas del comunismo tratan de hacer prosélitos en nuestras masas, es lógico; que éstas, si no tienen apoyo firme y resuelto de los poderes públicos que sostenga decididamente el régimen legal existente, están sujetas a ser víctimas de la propaganda, es seguro.”
“Y la gran mayoría del pueblo mexicano, que no comulga con estas ideas, porque son exóticas en nuestro medio…” “…En nuestro sistema constitucional, el equilibrio entre el capital y el trabajo y la armonía entre los distintos factores de la producción se obtienen por medio de la legislación positiva en materia de trabajo… Cualquier agitación que desborde estos cauces, que ignore o ataque el sistema legal establecido, es esencialmente comunista en sus tendencias y en sus propósitos finales.” “Los industriales de Monterrey, señor Presidente, somos en gran mayoría mexicanos. Muchos de nosotros, la mayor parte quizás, hemos salido de las filas de los trabajadores. Hemos nacido en esta tierra, aquí han nacido nuestros hijos. Por lo mismo tenemos un íntimo, un profundo interés por el porvenir de la patria.” Las organizaciones nacionales empresariales decían: “Una vez rota la disciplina, las masas son ‘elemento de la naturaleza’ que se desbordan ciegamente y no respetan autoridad ni gobierno, ni leyes ni instituciones… ¡Y quién sabe hasta dónde llegaría el movimiento anárquico, ya sin los frenos que todavía sujetan a las masas!”.
c. Ideología del Gobierno Federal en 1936. “México no es comunista. En México no existe una sola manifestación de comunismo. La petición formulada por un sindicato obrero, seguida de un movimiento de huelga,… no son hechos que rebasen el marco de nuestras instituciones.” (8 de febrero). “El Gobierno de la República ha venido pugnando por el mejoramiento, ha venido señalando este mejoramiento y un mayor entendimiento entre el capital y el trabajo… sabe perfectamente que este movimiento solamente representa la lucha de carácter económico entre el capital y el trabajo…” (9 de febrero).
“La clase patronal está obligada a cuidar que sus actividades no se conviertan en lucha política, pues eso sería conducir al país a una contienda armada… la exigua actividad de los comunistas no constituye peligro para la administración pública ni para el orden constitucional establecido.” (11 de febrero). “El concepto moderno de la función del Estado y la naturaleza misma de la legislación del trabajo, en amplitud universal, requieren que los casos de duda sean resueltos en interés de la parte más débil. Aplicar el criterio sustentado por ustedes, sería tanto como nulificar el derecho de huelga, mutilando así en la realidad de los hechos la Ley Fundamental del país, que expresamente ve en los movimientos de resistencia un medio de restablecer el equilibrio entre el capital y el trabajo.” “Las huelgas son fenómenos propios del reacomodo de los factores de la producción. Se presentan cuando las justas aspiraciones de mejoramiento que por una u otra circunstancia no se pueden expresar, encuentran ambiente propicio para transformarse en demandas concretas. Si se resuelven con espíritu comprensivo y justiciero, a la postre producen beneficio a la economía general.” “No es deseo del gobierno que empresario alguno renuncie a sus derechos y entregue los elementos de producción que posee. Pero debe considerarse que si bien esos elementos se encuentran bajo el dominio de personas determinadas, que los administran para su provecho, en un sentido más amplio y general, las fábricas, la propiedad inmueble, incluso el capital bancario, integran el cuerpo de la Economía Nacional; y el interés social se lesiona cuando los propietarios se abstienen de ejercer correctamente sus funciones, escudados en un concepto anacrónico de la propiedad. Es entonces cuando el Gobierno, legítimo representante de los intereses de la sociedad, debe intervenir para evitar perturbaciones en la economía nacional.” Respecto a la ley que establece la obligación de pagar el séptimo día (17 de febrero de 1936), “independientemente de los casos numerosos en que se ha tratado de eludir el cumplimiento de la nueva disposición, el
comercio responde a un alza general de precios destinada a nulificar la importancia económica de la ley y a derogarla así prácticamente, obteniendo de paso un aumento ilícito en las ganancias.” (14 de febrero de 1936)11
d. Política patronal respecto a los obreros. La actividad económica, que por su propia naturaleza está vinculada a la iniciativa personal, no es de suyo función del Estado. El lema “cooperación de clases”, fórmula de “convivencia social”, beneficia a patrones y trabajadores. La organización sindical desvirtúa sus finalidades naturales y se convierte en elemento nocivo cuando es usada como instrumento de la lucha de clases, o para fines políticos, o cuando lesiona derechos esenciales de la comunidad. La posición de la religión (León XIII) contra el sindicalismo “violento” y “revolucionario” que intenta destruir las bases de la sociedad actual, conduce a la concepción del sindicato como un “instrumento de armonía” de los factores de producción. El desarrollo de la industria es obligación “patriótica” de todos y un deber de “justicia social”. El obrero debe poner “especial interés al desempeñar su labor”. La causa básica de que no se dé a los trabajadores un “salario justo”, es la “poca productividad” de los obreros. “El salario ha de ser igual a la subsistencia diaria de un obrero sobrio y honrado, ha de permitirle llevar una vida digna y humana y no ha de asegurarle sólo su propio sustento sino también el de su familia.”
11 Rosendo Salazar. Historia de las luchas proletarias. México, 1938. V. 2, pp. 179.
No es el camino de la huelga el que conduce a lograr mejorías en los salarios sino el de la cooperación, la dedicación en el trabajo y la legislación “positiva”.12 Se trata de una política patronal que no desea arriesgar ni un ápice de su poder, negándose a usar las tácticas burguesas del Estado mexicano, temerosa de cualquier movimiento que se produzca. Así, el burgués piensa como patrón, como “señor” de sus trabajadores, con un espíritu paternalfeudal que acepta dar concesiones si eso le reporta una mayor disciplina y obediencia de los trabajadores, pero no permite que se las arranquen (disfrazando esa relación servil de una “obligación moral” e insistiendo en que la mejoría de los trabajadores no depende de la obligación constitucional sino de la moralidad del patrón). A nivel de la conciencia (no así en la realidad del trabajo industrial diario) subsiste la “prestación personal” del trabajo y se insiste en que los sindicatos y las organizaciones en general no han de abolir esa “individualidad” del obrero en la que, por otra parte, se basa su mejoría (por medio de los “incentivos” que el patrón da a los trabajadores que desempeñan mejor sus labores y aumentan la productividad del trabajo con un rendimiento mayor). Tal es la política general de la patronal y tales son los motivos de la fundación de los sindicatos “independientes” controlados por el sistema empresarial. Esos restos de una conciencia social correspondiente a formaciones económicas anteriores se proyectan sin el impedimento de una reforma agraria (que nunca ha habido en esta zona), ni conmociones revolucionarias anteriores que hubieran podido educar a los trabajadores durante el movimiento de la revolución burguesa de 1910 (como sucedió en algunas zonas agrarias del país o las regiones de los movimientos sindicales en la época de la revolución). Después de la segunda guerra, el éxodo hacia la ciudad proporciona un ejército de mano de obra barata y sin conciencia, campesinos que por un bajo salario laboran conservando su ya ancestral enajenación a la 12 Centro Patronal de Nuevo León. El Salario. Monterrey, 1961.
propiedad rural, ven al patrón como alguien que les hace un “gran favor” al darles trabajo y a la ciudad como un nuevo mundo donde vivir, sin preguntarse sobre sus fundamentos y conservando las formas de pensar características de la vieja situación rural. De allí el localismo ya proverbial en todos los modos de vivir de los habitantes de esta zona, manifestado a nivel comercial en el “regiomontanismo” y el “orgullo” por la ciudad. Esta estrechez de miras regional se trueca incluso en una limitación de la visión geográfica del mundo, mostrada en el escaso interés que la población manifiesta respecto a los problemas que se generan en otras partes del país o internacionalmente (excepto en grupos estudiantiles). En el trabajo cultural la estrechez de miras conduce al encumbramiento de la mediocridad, haciendo publicidad a las personas que se dedican a la “creación” cultural (por lo demás casi inexistente en la región) no por el hecho de que no se considere la obra de un personaje como valiosa sino por el exclusivo criterio de que el autor es originario de la región o comulga políticamente con el grupo patronal o el organismo político que domina en un momento dado (esto incluso ha invadido el campo del movimiento de izquierda misma; es la forma preferida de proyectar a los militantes del PCM). El localismo llega incluso a penetrar hasta en las formas más tenues de la psicología de la población; por ejemplo en el lenguaje, extraño a todo lo nuevo, (incluso los nombres propios que son tomados en el extranjero y aplicados a los niños provocan mofa) los modos de vivir (al grado tal que mismo “snobismo” que se observa en otras ciudades del país, se cohíbe frente a la presión psicológica de una población que ve todo lo nuevo con una buena dosis de extrañeza), la presión de la moralidad, las formas del trato social, etc., integran toda una malla de formas de vida cotidianas que enredan la conciencia y le maniatan dentro del localismo característico de esta región. Y ese localismo (exceptuado en las secciones sindicales que pertenecen a sindicatos nacionales, como los electricistas, mineros, ferrocarrileros y petroleros), hace ver todo lo extraño como “rojo”. Rojo es todo lo de afuera. De allí se nutre también la pobreza del espíritu creador e inventivo y la baja preparación de la intelectualidad, maniatados por un bajo poder de asimilación de los avances del pensamiento en otras partes.
Aunado a esto, aparece otra tendencia: la surgida por el nacimiento y la situación de la ciudad principal de Nuevo León. El dominio de la naturaleza de la zona, implicando un serio esfuerzo, y el relativo aislamiento de ella respecto al resto de la república durante un considerable tiempo posterior a su fundación, encuentran su justificación y la base de su “valor moral” en el localismo de la conciencia, sus costumbres y actividades separatistas (agregando a esto las mismas prácticas sectarias de los colonizadores de la zona y su aislamiento de los grupos indígenas, etc.). Una profunda enajenación a la posesión, al tener (por reducido que sea el monto de lo que tiene) constituye la base de esa actitud ante las cosas. Obsesiona un afán por tener cosas “que duren”, propiedades de valor económico, no bienes superfluos; no se arriesga para lograr algo, se contenta con conservar lo que tiene y obtener un incremento por otros medios. El hombre “trabajador”, el que se “mata trabajando”; es el modelo ideal al que se aspira (en tanto los detentadores del poder económico llegan a ver que eso cuadra perfectamente con sus intereses). El espíritu pragmático, implícito en estas formas de vivir y pensar, condena todo trabajo teórico. En la política se reduce toda la actividad a la maniobra, la transacción y la practicidad, sin medir consecuencias históricas del hacer. El utilitarismo de esto conduce, por su parte, a la condena de todas las actividades “superfluas” que no producen resultados prácticos y utilizables amanualizadamente (el arte y el conocimiento teórico son vistos como actividades de “poca perspectiva”). Y esto no solo es privativo del espíritu empresarial y el pragmatismo cotidiano, sino incluso dentro de la misma Universidad que mira los trabajos de las artes plásticas, de la filosofía y las letras como ajenos al profesionalismo. Lo nuevo visto como algo que no encuentra de un golpe su aplicación práctica y espera su confirmación por la realidad, es tenido, en este proceso del pensar pragmático como algo superfluo. En el ambiente de la educación, la misma Universidad es vista solo como una productora de hombres “útiles” (incluyendo en esta postura a la gran mayoría del profesorado de la UANL). La profundización intelectual, el diálogo crítico, el examen sereno y objetivo, se someten al “análisis”
interesado, ya maniatado por los requerimientos prácticos a los que va a servir. Se comprende ahora por qué en el estudio profesional se descartan grandes temas de las ciencias en cuestión por el solo hecho de que no se ve la relación directa con el ejercicio práctico de la profesión. El profesionalismo, incluso, es maniatado por las normas y usos del trabajo que se estilan en la empresa, la oficina, o la institución donde el egresado va a trabajar al terminar su carrera. El vacío de la vida que no se delimita frente al ser social ni frente a las tareas intelectuales, es llenado con “valores” que le permiten camuflagear la sordidez de su vida no distinta de aquel que no ha pasado por la Universidad. Así, el afán de competencia y la ambición monetaria del profesionista son disfrazadas bajo el objetivo de “legar algo a la familia”, justificando más aún el pragmatismo y el utilitarismo de pensar. En tal virtud, la burguesía se conforma con defender sus intereses de “iniciativa privada”, y pensar como patrones. Su incomprensión, efectiva o encubierta, respecto al sindicalismo les conduce a sostener una conciencia de inmovilidad social y asustarse de todo cambio. Sienten pavor por todo intento de participación política de los trabajadores, reprimiendo todo intento de protesta u organización independiente de los obreros. Para asegurar su control fundaron los “sindicatos independientes”. En éstos, aparte del catolicismo, requisito previo para obtener una plaza en el trabajo, se somete a los obreros a un fuerte adoctrinamiento en las asambleas, el cursillismo y otras formas de proselitismo religioso. Todo lo anterior, trasladado al terreno de la conciencia de los trabajadores, se traduce en una falta absoluta de conciencia de clase. El mismo movimiento espontáneo de los trabajadores, determinado por las condiciones económicas de su existencia, es controlado por esta conciencia que priva en la zona (el caso es que un gran porcentaje de los trabajadores del estado no recibe ingresos mayores del salario mínimo, pero esa situación no los empuja a la protesta y a la lucha por obtener una mejoría). La conciencia que “llega desde afuera de la clase” (la conciencia revolucionaria que debiera contenerse en un partido de los trabajadores),
encuentra bloqueado el camino por el cerrojo de esa conciencia que ha perdido el “instinto” de rebelión (amén de que tal partido no existe y los partidos que se dicen revolucionarios, el Partido Comunista y el Partido Popular Socialista, no tienen ningún acceso a los trabajadores). El predominio de valores sentimentales (moralidad del catolicismo) aunado a los valores económicos predominantes (individualismo competitivo exacerbado, predominio de los intereses familiares sobre los sociales, vigencia de sentimientos de autoridad y respeto sobre todo lo viejo y reaccionario), actúan de rechazo sobre la conciencia y la actividad de los trabajadores. En éstos prolifera fácilmente el envenenamiento por el dominio del oficio que se ejercita en el lugar de trabajo (característica del sentimiento gremial y resabio de una conciencia histórica ya superada en la mayor parte del sistema capitalista). Esta sobrevaloración por el oficio milita contra la aparición de una conciencia de unidad y organización (la unidad se da temporalmente solo a nivel de utilitarismo inmediato, cuando los intereses directos de los trabajadores se ven amenazados). Se trata de una conciencia retrasada, perteneciente a formaciones económicas anteriores, pero perviviendo en las formaciones e instalaciones industriales modernas. La primera fase de una conciencia obrera embrionaria (la determinación frente a la máquina) no aparece siquiera, el trabajador cree dominarlas con sus herramientas y su fuerza. Esta falta de conciencia obrera en los sindicatos controlados por la patronal llega a descender a límites insospechados. No hay conciencia de clase, ni de la estructura y la organización obreras, mucho menos conciencia histórica respecto a la función del trabajador en la sociedad. Más todavía, el trabajador no se autoconcibe como motor de la sociedad, llegando hasta ignorar que puede entenderse como un “factor” de la producción (como se define en la Constitución del país). Lejos de eso, al trabajador de esas empresas se le manipula su conciencia hasta hacerle pensar que es un “ente-nado” de la sociedad y ha de agradecer el favor del patrón al permitirle trabajar.
El darse cuenta de la explotación no llega fácilmente, (aunque no implicaría todavía la explicación respecto al saber cómo y por qué se explota al trabajador). El paternalismo y ese tipo de relaciones sindicales no permite definir los términos de las relaciones sociales y todo queda en un impulso nebuloso. La existencia de teorías y un movimiento de conciencia que permitiera llegar a eso ha sido impedida por el mismo movimiento de la izquierda de la localidad, esencialmente practicista y reacia a toda disputa ideológica seria. Si a pesar de todo lo anterior, en algún grupo obrero se concretiza el impulso de protesta condicionado por las deplorables condiciones del trabajo, se proyecta la acción como un decir, un reducir la protesta al hablar; pero el paternalismo de un lado y la represión por otro caen con todo el peso de su concreción y se imponen prácticamente. Finalmente, todo conduce a un repliegue (si puede hablarse así, porque nunca ha habido un despliegue), a la petición sumisa, a solicitar la concesión graciosa. Los derechos contenidos en la misma Ley Federal del Trabajo son vistos por muchos como “exagerados” y por otros como francamente “socialistas”. Ante una protesta incipiente, con brotes constantes a lo largo de todas las empresas de la patronal, rodeado por una realidad social hostil, el obrero prefiere ahogar “el darse cuenta” con tal de conservar el trabajo, interiorizando las condiciones de la conciencia atrasada por medio de la autorrepresión de todo impulso de protesta. Se trata de la pervivencia de formas de conciencia sorrespondientes a formaciones socioeconómicas anteriores, coexistiendo con formas de producción y trabajo modernas (como la industria maquinizada), que no permiten examinar ni evaluar la conciencia de los trabajadores y de la misma burguesía con métodos y teorías simplistas, exigiendo un examen minucioso que se atenga a las condiciones concretas del problema. Todo ese rodeo que hemos dado no permite aproximarnos al problema planteado: las discrepancias entre el sistema de dominio de la patronal y del Estado Nacional tienen ese fondo de conciencia al que hemos esquematizado. No se descartan las discrepancias que surge entre un
gobierno y una “iniciativa privada” en virtud de una política financiera o de fomento económico que no complace absolutamente a los empresarios, tampoco se descarta la posibilidad de fricciones circunstanciales respecto a la repartición del poder. Pero no son éstos últimos aspectos lo que determina el ritmo a seguir en una política determinada; éstos son aspectos causales que se dan alternativamente a las condiciones socioeconómicas prevalecientes. Finalmente, una aclaración de rigor: este esquema general es solo una aproximación al problema; se pretende apenas abrir el examen del asunto, no terminarlo. Además, como lo habíamos dicho, la política universitaria no puede fundamentarse en coyunturas o aspectos circunstanciales de las condiciones. Se exige el conocimiento de los aspectos estructurales de las condiciones socioeconómicas y las formas de la conciencia que permitan edificar una línea política objetiva. Para terminar, es fácil entender ahora la oposición de la iniciativa privada y la hostilidad que el ambiente presenta a la transformación de la Universidad, a la que no se le permite ningún cambio. Y, a la vez, se puede observar la importancia que la UANL adquiere para el desarrollo de la democracia en Nuevo León.
IV. La UNL en 1968. El crecimiento de la protesta estudiantil en Nuevo León a partir de 1961, año en que comienzan a perfilarse las limitaciones al libre ingreso a la Universidad, alcanza su más alto nivel en 1968 (movimiento contra el Gobierno Federal en apoyo a la UNAM). En el lapso que va del ’61 al ’68, la
lucha esporádica va dejando paso a una lucha relativamente organizada; la demanda económica, académica y administrativa, va cediendo su lugar a la protesta social y política.
a. Proyectos aristocratizantes del Gobierno del Estado.
Eduardo Elizondo, representante de empresa conectado a los altos círculos económicos de Nuevo León, ocupa la rectoría de la UNL en 1965. Usándola como trampolín político asciende a la gubernatura en 1967. Hacia marzo de 1968, cuando ya se palpaba el ambiente detonante de la rebelión estudiantil del ’68, mide fuerzas con la Universidad convirtiéndola en campo de experimentación política.
Sabiendo que todo intento de aumentar los costos económicos de la educación universitaria provocaría la contestación inmediata de los estudiantes, propone un proyecto aristocratizante basado en el aumento de cuotas y un sistema de préstamos para los estudiantes. La “originalidad” y “conveniencia” del plan Elizondo no eran circunstanciales ni tampoco es cosa de una simple posición reaccionaria, sino producto de un plan preconcebido por el sistema Bancos de Comercio. Manuel Espinosa Iglesias, presidente de la citada organización, había ya propuesto el plan en el acto inaugural de la Universidad Anáhuac.
Mencionando los esfuerzos del gobierno en relación con las necesidades educativas, Espinosa Iglesias señalaba que era conveniente la intervención de los “particulares” en la educación, dado lo pesado de esta tarea. “…Es preciso -decía- que la iniciativa privada intervenga en la forma más decidida posible”. El plan consistía en:
1. Anular la educación gratuita. “Un buen principio -seguía diciendo Espinosa-, que muchos por fortuna ya siguen, es que las gentes de recursos cubran una porción razonable del costo de educar a sus hijos. No se justifica que quien tiene posibilidades económicas pague doscientos pesos al año de colegiatura en los estudios profesionales, cuando a la universidad le cuesta quince veces más… Sería conveniente, por tanto, que las personas acomodadas con hijos en las universidades privadas o planteles del Estado, pagasen no solo las colegiaturas fijadas, sino el costo real de su educación”.
2. La participación censataria en la educación superior. Después del malabareo con los “esfuerzos del gobierno”, las “personas acomodadas” y la pobreza de las universidades, habló de las “benéficas repercusiones” de su proyecto: 1) Reduciría la “brutal presión” sobre las instituciones gubernamentales, 2) El subsidio universitario favorecería a los “necesitados”, 3) Podrían perfeccionarse los canales actuales de comunicación entre estudiantes y autoridades universitarias, así como entre los estudiantes y el resto de la sociedad, en especial las empresas”.
3. La esclavitud por la vía del endeudamiento. Otra de las medidas que reforzarían la educación superior, a juicio de los banqueros, era el establecimiento de un sistema de préstamos para que los estudiantes costearan sus gastos. Los bancos privados, “con una garantía bastante alta” del gobierno, darían créditos que se pagarían al terminar la carrera.
4. Las consecuencias del sistema crediticio. El plan serviría para “inducir al estudio de ciertas profesiones”, reduciendo el “desperdicio de talentos”. Sería un sistema de coexistencia entre instituciones particulares y públicas, apoyándose mutuamente. Las
escuelas serían “genuinos” centros de “entrenamiento” y estudio, “remansos de la paz y el orden”13 En el caso concreto del Tecnológico de Monterrey, ese sistema de créditos es un buen instrumento para el control sobre los estudiantes, reporta intereses a los bancos y los empresarios obtienen trabajadores calificados en instituciones de enseñanza superior a quienes pagan sueldos bajos mientras se les obliga a permanecer en esos trabajos hasta pagar la deuda. Elizondo hizo publicar el “Anteproyecto de ley que crea el Instituto de Préstamos para la Educación Superior”, acompañado de un reglamento. Sus puntos nodales eran: 1) La formación de un “instituto descentralizado” que centralizaría las finanzas de la UNL y se encargaría de proporcionar créditos a los estudiantes de bajos recursos; 2) El instituto sería gobernado por un consejo compuesto por once personas: El rector de la UNL (nombrado por el gobernador), el Director de Educación Pública de Nuevo León, un representante del gobernador, dos de los campesinos, dos de los sindicatos obreros, dos del “sector popular” y dos del “consejo estatal de la ciudadanía”. Se consideraría “elegible para préstamo total a todo aquel solicitante que tuviera un ingreso familiar per cápita no mayor del 40% del salario mínimo” (artículo 5to. Inciso d). Se buscaba que el estudiante cubriera todos los costos de la educación y se trataba de disfrazar el aumento de cuotas bajo la creación del mencionado instituto. El consumismo introducido en la UNL, con el lema bancario “estudie ahora, pague después”, pretendía anular la educación gratuita, someter al estudiante a una “esclavitud por deudas” y experimentar con su sistema corporativo de gobierno a través del cual la UNL era entregada a un aparato extraño a la Universidad. Los líderes sindicales (“blancos”, “rojos”, ¿cuáles?), los “representantes campesinos”, el “consejo estatal de la ciudadanía” (formado sin que siquiera los ciudadanos se dieran cuenta), el gobernador con tres votos (su 13 Véase “El Correo Económico”. Núm 111, junio 10 de 1968.
representante, el rector y el Director de Educación), y los representantes del “sector popular” usurparían la función rectora que corresponde a los universitarios. Si el “sector popular” es distinto al sindical y al agrario, “¿Qué es pueblo para usted, señor gobernador?”, preguntaban los estudiantes en 1968. La manifestación estudiantil hizo retroceder al Gobierno. Los estudiantes rechazaron todo aumento de cuotas escolares (actualmente se pagan $45.00 por mes, y el proyecto Elizondo proponía se aumentasen a $365). Criticaron esta política aristocratizante señalando que el mismo sistema de préstamos resultaba inoperante dado que solo “gozarían” de él totalmente quienes no tuvieran un ingreso mayor del 40% del salario mínimo (en tal caso, una persona que tiene tal nivel de vida no tiene ninguna posibilidad de llegar siquiera a educación secundaria). Asimismo, puntualizaron sobre las falacias de la “autonomía económica” de la UNL, interpretada por el Gobierno como la total sustentación de las necesidades económicas de la Universidad por parte de los estudiantes y de sus familias. Resultaba, por demás, absurdo y contradictorio hablar de “autonomía” cuando el gobernador se reservaba la facultad de designar al rector y el citado instituto adquiría el rango de una empresa descentralizada. Al contrario de lo propuesto, los estudiantes entendían que la autonomía universitaria presupone la dotación, sin condiciones, de suficientes recursos para la Universidad. En su contenido medular, esa ley restaba toda personalidad a la UNL al someterla a la tutela de un organismo ajeno a ella y se dirigía a impedir la entrada de los estudiantes de bajos recursos, regalando la Universidad a los “privilegiados” a quienes decía atacar.14 Este intento de privatizar la Universidad de Nuevo León justificó la apertura de tres universidades (La Universidad de Monterrey, formada por 14 Presidium del Consejo Estudiantil de la UNL. Carta al gobernador Eduardo A. Elizondo, marzo 25 de 1968. Sucesos 1822, 4 de mayo de 1968.
la agrupación de varios colegios católicos e institutos maristas, la Universidad Regiomontana, propiedad de un exrector de la UNL que se ha dedicado a comerciar con la educación superior, y el Centro de Estudios Univrsitarios, de la misma filiación). Con ello se dio un golpe a la “función rectora” de la Universidad de Nuevo León respecto a la educación superior y media superior (como lo establece la Ley de Educación de Nuevo León). Esas universidades, sin control de ningún tipo, apoyan solapadamente todo intento de represión contra la UANL, esperando que sus aulas, “donde sí se estudia”, se llenen con los que desertan de ella.
b. Las perspectivas del movimiento estudiantil en 1968. El movimiento de 1968 incorporó en Nuevo León al ochenta por ciento de los universitarios a las manifestaciones callejeras y las reivindicaciones universitarias. Pero, a la vez, el 2 de octubre, como en el movimiento estudiantil nacional, hizo cundir la desorientación política, a la vez que la clase en el poder comenzó a poner en práctica sus planes para aplastar la revuelta. Dados los históricos acontecimientos de 1968, urgía una reflexión sobre los rumbos. Por entonces, Prometeo15, periódico de los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras, insistía en lo siguiente: “Los crímenes del 2 de octubre de 1968, en Tlatelolco, han marcado el cierre de una fase histórica en la lucha estudiantil. A los ojos de todos se demostró que el movimiento no podía continuar sin un plan a largo plazo, sin una táctica que sirviera de guía para la acción en el contexto de la correlación de fuerzas políticas y económicas del país. El 2 de octubre señaló que el estudiantado, con su sola fuerza, no puede conquistar las demandas que abran la puerta de México al camino democrático; mostró que es necesaria su unificación con las clases y sectores sociales que tienen la capacidad económica y política para realizar no sólo las 15 Varios. Las perspectivas del movimiento estudiantil. Prometeo, Núm 4, febrero de 1969.
transformaciones democráticas que se necesitan sino las transformaciones estructurales que se van perfilando en la conciencia del movimiento”. “El programa del estudiantado no se ha terminado de hacer. Sus tradicionales intereses universitarios (laboratorios, bibliotecas, edificios, etc.) recibieron el impulso de nuevas demandas (aumentar el cupo, abrir las puertas de la Universidad al pueblo, reducir cuotas, etc.) y se van integrando en la formación de un programa político (democracia, justicia, garantías individuales, etc.). No se puede esperar que el programa esté confeccionado terminantemente. Ningún programa que pretenda reflejar la situación realmente existente y que responda a los intereses de los estudiantes, puede cerrar la puerta a nuevas consignas que van apareciendo en el movimiento mismo. Sin embargo, pese a estas consideraciones, se ha entrado en una fase donde es preciso determinar con algún rigor científico, atendiendo a las condiciones sociales, económicas y políticas del estudiante, sus métodos para llevar a cabo ese programa, su táctica de lucha. Conviene aclarar, de antemano, que distinguimos la “táctica” de las “formas” y las “medidas prácticas” de la lucha. Por la táctica, entendemos el método para llevar a cabo el programa; por “formas” entendemos las diferentes luchas que, de acuerdo con distintas necesidades, se realizan (por ejemplo, la lucha académica por mejores planes, programas de estudio, etc.; las luchas por proyectar la Universidad hacia el pueblo, aumentar el cupo, etc.; la lucha económica por la reducción de cuotas, bajas tarifas camioneras, cafeterías, etc.; la lucha política por la participación en el gobierno Universitario, por la autonomía de las sociedades de alumnos, por la democracia y la libertad en el país, la paz en el mundo, la liberación de México, etc.; y otras que son formas de una sola lucha estudiantil). Por las “medidas” entendemos las soluciones concretas y la elección de armas determinadas para la lucha (mitin, manifestación, huelga, “parlamentarismo”, violencia, etc.). “Considerando los éxitos y fracasos del movimiento, intentaremos precisar las bases de la táctica del estudiantado que le permitan proyectarse históricamente y darle forma a su acción para beneficio del pueblo, la patria y él mismo:”
“1. El éxito más importante del movimiento ha sido la aparición del estudiantado como sector social y político específico. Tradicionalmente se le había negado la capacidad de dirigirse por sí mismo (inclusive todavía en estos momentos, algunos partidos de derecha e izquierda siguen sosteniendo tal cosa). Se ha demostrado que sus dirigentes, en términos generales, poseen la capacidad de dirección suficiente para elevar las demandas de la base estudiantil al nivel de la protesta y esto es más valioso si consideramos que las direcciones estudiantiles son las únicas que se eligen democráticamente en el país, frente al control charrista de la clase obrera y el campesinado. Está formado este sector por individuos reclutados de diferentes clases pero forma un sector que no deja de tener sus objetivos propios (como el sector campesino; no es una clase homogénea pero eso no le impide tener un programa propio). Sus demandas académica, sociales, y este programa político que se va perfilando acusan rasgos ideológicos especiales que es preciso explicitar. Esto, como decimos, ha sido rechazado por algunos partidos políticos y el gobierno. Sobre todo, a este último, le preocupa la formación de esos “rasgos ideológicos especiales” y esa organización independiente, porque el estudiantado es el único sector social que no ha gozado de la “mexicana alegría” de la democracia, el mito de la “revolución mexicana” tampoco se ha convertido en credo juvenil y esto perturba la tranquilidad ideológica de la “nación”. “En esto, el estudiantado no puede engañarse. Los llamamientos a la unidad nacional que se han hecho últimamente por la burguesía y el gobierno no deben ser atendidos. La intención de estas consignas es conservar la “noche ideológica donde todos los políticos son pardos”, e impedir la proyección del movimiento. Por otra parte, lo que es inadmisible es que la unidad nacional se trata de fundamentar con base en el terror y sin un previo programa de liberación nacional.” “Su tarea táctica inmediata, a nuestro juicio, es la salvaguarda de esa independencia organizativa y la elaboración de ese programa ideológico que ya se perfila.”
“II. Pero ese triunfo logrado ha de asegurarse y determinar las maneras en que puede proyectar su poder. Ha de asegurarse sosteniendo la independencia de las sociedades de alumnos respecto a las autoridades y los partidos políticos, que han demostrado no estar a la altura de las demandas que el pueblo exige.” “La democracia existente en las sociedades de alumnos debe mantenerse y hacerse consciente de manera que la dirección tenga la participación de la base y ésta vigile estrictamente los actos de sus líderes.” “Pero si bien es urgente asegurar esa independencia, es preciso entender cómo puede proyectarse históricamente y qué medidas tomar para ello. El estudiantado es un sector social que no puede ser presionado económicamente, no participa directamente en la producción sino que forma parte de los trabajadores intelectuales. Esa es la gran ventaja de que disfruta, pero esa es también su gran desventaja puesto que tampoco puede presionar en ese sentido a la “nación” (no se le puede correr del trabajo, aplicarle cláusula de exclusión; negarle el riego, la tierra, etc.; pero tampoco puede detener el proceso productivo con sus huelgas). Su ventaja le permite proyectarse todo lo que quiera, su desventaja limita su lucha y lo obliga a determinarse respecto a las fuerzas que integran el eje de la política nacional. Solamente uniendo su lucha con la clase obrera, los campesinos y las capas medias, puede cobrar esa proyección porque eso le permitiría conectar su poder con la presión económica para sus objetivos inmediatos y, por otra parte, colaborará no en la presión sino en la revolución económica.” “Es claro que algunos grupos del estudiantado, cuya extracción de clase no está conectada al pueblo trabajador, no colaborarán en esta tarea, pero en una mayoría se puede lograr eso. En este aspecto, su primer paso ha de ser, a no dudar, el pertrecharse de una teoría de vanguardia que le permita presentar soluciones a los problemas económicos, sociales y políticos de nuestra época.” “Su segunda tarea es, pues, asegurar su triunfo tomando medidas para garantizar su independencia y proyectarse históricamente, fundiendo
su lucha con el pueblo trabajador como condición para lograr sus objetivos”. “III. Su tercer tarea es, a nuestro modo de ver las cosas, rescatar la universidad para sus fines propios. La Universidad es el último reducto de la democracia en el país y es preciso asegurar ese valor tomando las medidas al respeto, fortificando o creando lazos de unión entre las partes del cuerpo universitario (los profesores y los alumnos), pero sobre todo, haciendo respetar la autonomía universitaria. Por supuesto, ésta incluye la autonomía académica que permite la libre determinación de planes y programas de estudio, la administrativa que determina su dirección o autoridad de por sí, la orgánica en cuanto que tenga la libertad de darse las leyes y reglamentos que considera pertinentes para sus fines y el respeto al recinto universitario, como persona moral que es, sujeto de derecho y como institución científica y cultural”. “Es claro que la autonomía por la autonomía misma no tendría sentido. Cobra valor en cuanto se consideran labores de investigación, formación de profesionistas, transmisión y fomento de la cultura y su labor social con el pueblo, como sus tareas básicas. La Universidad recibe la influencia directa de las empresas nacionales e incluso la intromisión del capital extranjero a través de “ayudas” de diferentes fundaciones. La preocupación de las autoridades es formar profesionistas aptos para trabajar, aumentar la productividad del trabajo, etc., descuidando la labor de investigación y desarrollo de la ciencia como tarea básica. Su labor social se ha restringido a la labor de los departamentos de extensión que no se dirigen a la finalidad para la que fueron creados: llevar la Universidad al pueblo (en labores culturales, ayuda médica, educativa, etc.). La labor humanista se ha ido perdiendo, el “humanismo” se ha reducido al estudio de algunas materias a las que se apellida “humanistas”, olvidándose que el humanismo universitario tiene un sentido eminentemente práctico dirigido hacia la elevación de la calidad humana, la iluminación del camino del mundo hacia libertad con la ciencia y la cultura y el establecimiento de lazos de unión entre los hombres para lograr la paz”.
“La Universidad no puede ser la torre de marfil que han pensado muchos, ha de tener proyección social y ha de tener relación con la economía nacional también desde el momento en que de allí salen los profesionistas y los hombres que tradicionalmente han dirigido a la sociedad. Pero eso no significa que deba estar sometida a los intereses de los empresarios y se tergiversa su esencia como Universidad. Ni un aislamiento de la sociedad, ni tampoco un sometimiento a los intereses de la economía en turno, sino una adecuada conservación de sus finalidades propias, una proyección social, un valor político como reducto de la democracia y uno económico como formadora de profesionistas. No nos pasa desapercibido el hecho de que una transformación radical de la Universidad no puede realizarse sin una transformación radical de la sociedad; pero en este caso mucho se podría hacer si el estudiantado tuviese participación directa en los gobiernos universitarios, si las direcciones de las escuelas estuviesen integradas por comisiones paritarias de maestros y estudiantes. De nada serviría demandar el rescate de la Universidad y el cumplimiento de sus propios fines si no se tomaran las medidas para llevar a efecto tales cambios”. “La tercer tarea es, pues, rescatar la Universidad para los fines propios (desarrollo de la ciencia y la cultura, proyección social, sentido democrático y valor económico), tomando las medidas que garanticen una verdadera autonomía universitaria”. “IV. Siendo un poder, debe ejercer su fuerza para poner la balanza política a favor de las clases trabajadoras, de quienes puede esperar apoyo para la conquista de sus demandas y participar activamente en la formación de los gobiernos del país, así como en la construcción de una nueva sociedad”. “No siendo una clase social sino un sector, no puede mover la rueda de la historia, pero puede ayudar a desbalancear el poder. Se han vivido cincuenta años de un falso equilibrio de clases que sólo ha reportado beneficios a la burguesía. Basta echar un vistazo a la distribución del ingreso nacional, como a los acontecimientos políticos de esta época, para
darse cuenta de ello. El estudiantado ha cobrado la virtud de desnivelar ese poder, de despertar la conciencia de algunos sectores de la población y remover la anquilosada conciencia colaboracionista, así como sus posiciones han amenazado con terminar ese falso equilibrio internacional que ha sido llamado “coexistencia pacífica”, complemento de la “guerra fría”. “Por otra parte, ese poder debe ejercerlo para colaborar en las tareas de formación de gobiernos que respondan a los intereses económicos, sociales y educativos del pueblo, como medio que permita la expansión de la Universidad hacia alturas superiores. Su participación en la discusión y formación de nuevos tipos de sociedades es evidente si consideramos que, gozando de una relativa libertad académica y teniendo en sus manos la posibilidad de conocer la realidad de nuestro tiempo a través de la investigación científica, puede iluminar a los pueblos en alguna forma para el trazo de los caminos hacia sociedades más libres”. “Su cuarta tarea es el ejercicio de su poder para poner la balanza a favor de las clases desvalidas, en la formación de gobiernos democráticos y la transformación estructural de la sociedad”. “V. Si bien se debe rechazar todo intento de unidad nacional fundamentada en las bayonetas, eso no implica que los intereses de la patria sean ajenos al estudiantado y deba sectarizarse al grado de sentirse independiente de manera absoluta respecto al ser social.” “Una autonomía respecto al ser social es absurda, quiera o no ésta es una sociedad determinada y es parte de ésta. Su existencia, su trabajo y su acción forman parte del ser social, y junto con los otros sectores integra la población que habita este territorio. Evadimos llamar a esta población con el nombre de “nación”, que la mayor parte de las veces ha sido un simple hombre porque si se supone que designa los intereses de una comunidad de hombres, eso no corresponde a la realidad de las cosas. Cada clase social vive de acuerdo con sus intereses y el país no ha cobrado una independencia económica y política que le permitan pasar a condiciones superiores en diferentes aspectos. Para nadie es desconocida la penetración
del capital extranjero, la desigual distribución del ingreso nacional, etc., señales de que esa comunidad homogénea de intereses no existe. El estudiantado no puede apoyar a una patria que no tiene y que no es defendida por quienes hacen el llamado a la unidad nacional. Pero ese mismo hecho le condiciona a ir a la búsqueda de una patria independiente y le obliga a unir sus intereses si no con una nación mítica sí con los sectores y clases sociales que deseen lograr esa liberación.” “El intento de presentar a la lucha estudiantil como movimiento al servicio de intereses extranjeros ha fracasado porque ninguna persona honesta (y es preciso que la población reconsidere que los niños y los jóvenes son lo menos maleado de nuestro tiempo), para ninguna persona honesta, decíamos, existe posible disyuntiva entre servir a la patria o someterse al extranjero. La honestidad fuerza a tomar el camino de la patria y la discusión no cobra mayor importancia.” “La quinta tarea es la integración de una comunidad que desee luchar por una patria independiente, rechazando los mitos tras los que se esconden los intereses extranjeros mismos.” “VI. La siguiente tarea de importancia es remover organizadamente la conciencia del mundo. Es decir, ejercer el papel de inteligencia que ha comenzado a desplegar.” “El mundo ha ido entrando en causes de “normalidad” donde las verdades más elementales se tergiversan, a una conciencia sometida a una tecnificación no científica, a una mecanización automatizante que no logra la liberación del hombre respecto a sus necesidades sino el soborno de los trabajadores para hacer presa su conciencia de la inseguridad en el trabajo, el bienestar, etc., y comprarla al mismo tiempo con algunas migajas. Se ha tratado de hacer aparecer al ejército y la policía en todos los actos de la vida pública para “normalizar” la conciencia y que la elevación de los ejércitos al poder no provoque sobresaltos. Asímismo, se ha canalizado la protesta hacia cauces donde no solamente no se logra nada positivo para la solución de los problemas sino que se la usa como medio para fortificar el poder de las clases poseedoras.”
“Una conciencia vergonzante se ha ido apoderando de los hombres y las viejas generaciones. Cuando no se muestran incapaces de resolver los problemas de la paz, del hombre, y la educación del mundo, se muestran poco dispuestos a hacerlo, salvo honrosas excepciones. Los problemas del mundo no pueden ser resueltos con los métodos improvisados que se han usado. Es preciso que la conciencia científica y el pensamiento revolucionario se enseñoreen del mundo y el estudiantado representa el embrión de eso.” “La conciencia enajenada se ha comenzado a subvertir y eso tiene una gran significación histórica. Los gobiernos de nuestros países se fundamentan en el poder económico, político y militar de las clases poseedoras, pero también tienen una base importante en la conciencia de los hombres, en el apoyo inconsciente dado por los hombres (en el voto fraudulento, en el silencio cómplice, en las traiciones del oportunismo que solo se moviliza para obtener prebendas personales y de grupo, etc.)” “El estudiantado está ejerciendo ese papel de inteligencia, frente a una intelectualidad que no acaba de comprender la gravedad del momento. Y no se conforma con desplegar esa tarea de manera académica (eso compete a sus tareas respecto a la Universidad) sino en forma práctica, en el movimiento social mismo.” 3 de octubre de 1968
V. La UNL en 1969-70 En septiembre de 1969 se inicia un movimiento de protesta contra la rectoría de la UNL, demandando la construcción de algunos edificios, y cambios administrativos en algunas escuelas. Para el 2 de octubre de 1969, inusitadamente, el gobernador Elizondo turna al congreso una reforma a la ley orgánica de la UNL, en la que se concede al Consejo Universitario la facultad de designar al rector que sería en adelante el representante de la Universidad; asimismo, se concedía que los directores fuesen electos por
las Juntas Directivas de las escuelas. A esto se llamó pomposamente “autonomía” y el estudiantado que asistió a la manifestación del 2 de octubre volvió a su casa con la idea de que la UNL era autónoma. Para el 26 de noviembre, el congreso aprueba el decreto. La maniobra parecía favorecer a todos los participantes en los problemas universitarios: al gobernador Elizondo, por sus pretensiones de ocupar un alto puesto en el gobierno federal, a los grupos universitarios militantes porque veían en esa “autonomía” la posibilidad de maniobrar ilimitadamente dentro de la Universidad sin la tutoría del gobierno. Los militantes del PCM (Partido Comunista Mexicano) capitalizando las cosas a su favor se negaron a discutir proyectos de autonomía universitaria presentados por directivas de varias escuelas, conviniendo en movilizar a los universitarios en apoyo del decreto elizondista. Mostrando una incomprensión completa sobre el sentido del movimiento del ´68, afirmaron que “el movimiento estudiantil lograba así una de sus primeras conquistas.” Encerrar al movimiento en las cuatro paredes de la Universidad, centrar su actividad en pos de la participación en la administración universitaria, aparecían como el “éxito” fundamental frente a la victoria universitaria del ´68, reducida desde el ´69 a un “hecho del pasado” y contribuyendo así a iniciar el proceso de amnesia que padece el movimiento hasta la fecha. El resultado era fácil de prever: los militantes del PCM seguidos por “simpatizantes” que veían en la situación una posibilidad de “ascender” en la carrera por los puestos burocráticos, quedaron dueños de la situación. Y no es que la autonomía fuera, en sí, algo ajeno a los derechos estudiantiles. Pero dadas las condiciones y los términos de la maniobra significaba, indudablemente, sacar al movimiento del cauce político que tomaba. La segunda parte de la maniobra consistió en restar toda movilidad al estudiante. Los mismos militantes del PCM, bajo consigna de “dar a la ‘opinión pública’ una ‘buena imagen’ de la UNL”, se opusieron a toda protesta reivindicatoria de los jóvenes, dirigiendo todo su esfuerzo hacia la “tranquilidad” y el apoyo irreflexivo a las “autoridades universitarias”.
El cerrojo se terminó de poner centrando toda la atención de los universitarios alrededor de un proyecto de ley orgánica que sería dirigida al Congreso local para su aprobación. Proyecto que racionalizaba definitivamente la necesidad de “no presentar problemas” para que, con la opinión pública ganada, el Congreso se viera obligado a aprobar la ley. La novedad sustancial del proyecto universitario era la integración de una Asamblea Universitaria, compuesta por tres representantes maestros y tres representantes alumnos de cada escuela que fungiría como autoridad máxima de la UNL. Se asentaba también que las Juntas Directivas de cada escuela se compondrían por los maestros y un número de estudiantes igual al 50% de aquellos (en la vieja ley los estudiantes solo tenían 3 votos contra la totalidad de maestros); así como la obligación del gobierno del estado de no dedicar menos del 12% del presupuesto de egresos a la UANL.16 Para octubre de 1970, los dirigentes de la UANL presentaban un cuadro de sus “realizaciones”: “reestructuración administrativa y académica de las escuelas”, el “inventario” de los bienes de la UANL, el “proyecto-presupuesto-programa” de ingresos y egresos de la Universidad, “primeros pasos” para la construcción del Centro de Cálculo Electrónico, las “brigadas universitarias” de “beneficio rural”, el 2mejoramiento de la calidad del magisterio”, el “inventario de carreras técnicas de nivel medio”, instalación de la Preparatoria No. 9 y la construcción del edificio de la escuela de Matemáticas.17 El recuento de actividades de una Universidad gobernada por esa vieja izquierda no tendría mayor discusión si todo quedara en los “hechos” que enumeramos. Dos razones, sin embargo, nos obligan a hacer precisiones al respecto: primero, gran parte de los “hechos” son deliberadamente falsos y, segundo, dada esa imagen de la actividad universitaria dirigida por los grupos revolucionarios, se da el pretexto para
16 Véanse los artículos 11° y 39° del proyecto. 17 Universidad. Órgano oficial de la UANL. No. 17, octubre de 1970.
un ataque reaccionario sin que la Universidad tenga ningún respaldo ni fuerza interior. Luego aclararemos esto. La “reestructuración” administrativa y académica a la que aluden fue completamente inexistente. Las escuelas siguieron dominadas por los “directores” y éstos conservaron su misma forma de organización del personal administrativo. ¿O quizá llamaban “reestructuración” administrativa a la repartición voraz de los puestos de dirección universitaria como sucedió en los departamentos de la Torre de Rectoría, entre los militantes del PCM sin más razones que las de formar parte de un partido?, ¿O incluía la “reestructuración” del “chambismo” que se hizo proliferar en los simpatizantes de izquierda, conformados con aceptar trabajos de “maestros” en en escuelas sin otra meta que conservar puntos de presión y presupuesto asegurado como sucedió en las preparatorias 1, 3, 9 y en la escuela de Filosofía? El soborno de que se hizo víctima a los líderes estudiantiles, otorgándoles concesiones y “chambas” acabó de consumar la “reestructuración”. Respecto a la “reestructuración” académica hemos de señalar que en todo ese período no se hizo ninguna transformación. Y más aún, en el caso de la escuela de Filosofía, se opusieron a una simple reforma al plan de estudios. La construcción del edificio (Matemáticas), el inventario, el presupuesto, no dan motivo a discusión. Son actividades normales en toda universidad. El “mejoramiento” de la calidad del magisterio fue también, a todas luces falso. La UANL padece desde hace mucho tiempo por la falta de maestros bien preparados y que dediquen su tiempo completo a la Universidad; prácticamente no existe la investigación y, en general, el maestro es un simple repetidor de los libros de texto. Los “primeros pasos” del Centro de Cálculo no llegaron ni a gateos. Este se formó por la administración del Rector Leal Flores en 1972. La preparatoria número 9, fundada en julio de 1970 para dar cabida a los nuevos aspirantes al bachillerato, fue establecida a instancias de una presión estudiantil. La administración universitaria intentaba formar una preparatoria nocturna “popular” para justificar así su oposición al aumento de cupo. Nunca se supo en que consistía su carácter “popular”, lo único que se dijo era que se
formaría con profesores honorarios, dado que no había presupuesto para pagarles. El Frente Estudiantil de Acción Preparatoriana, ajeno a la administración universitaria, construyó de hecho la escuela realizando la inscripción sin la anuencia de las autoridades quienes no tuvieron otra salida que declarar formada la Preparatoria número 9.18 Respecto al inventario de las carreras técnicas a nivel medio, no hay gran cosa que decir. Se trata de un asunto que no compete directamente a la Universidad. La creación del Organismo Planeador de la educación en Nuevo León, a instancias de las autoridades de la UANL revela de cerca la voluntad de ayudar al gobierno a resolver los problemas que éste no ha querido afrontar abiertamente. La Comisión de Planeación Educativa tendría las funciones siguientes: explorar y diagnosticar sobre las necesidades de técnicos y profesionistas en la región, diversificar las actividades educativas, creación de escuelas “técnico-medias” entre secundaria y preparatoria y entre ésta y la educación profesional, diversificación de alternativas a nivel profesional, “atendiendo a sus posibilidades e intereses ocupacionales”.19 Sobre las “brigadas universitarias”, éstas fueron más o menos “días de campo” a costa de la UANL; en los cuales se presuponía la distancia entre el “universitario” y el “hombre de campo”. Yéndose a las zonas rurales como turistas que van a “darse cuenta” de la miseria y la situación social de los campesinos.20
a)
El ideario de la UANL en 1969-1970.
El ambiente que campeó en la Universidad en este período fue, para la conciencia del grupo dirigente de la UANL, un ambiente de 18 El mismo periódico oficial de la UANL informaba de estos hechos. Universidad. Número 12. Julio de 1970. 19 Universidad. Número 12. 20 Universidad. Número 7. Mayo de 1970.
“transformación”. Por todos lados y en relación con todos los aspectos se hablaba de transformación. Se consideró que la “Universidad no responde a las necesidades de la sociedad actual”. Era necesario transformarla a través de un “movimiento permanente” enunciado en la reforma administrativa y académica. El contenido de esta reforma, decían, es la “democratización de la estructura orgánica”, entendiendo por esto “que los estudiantes y maestros participen activamente en los órganos de gobierno más altos de la Universidad”. “Por otra parte”, la reforma comprende la transformación de planes, programas y métodos de estudio “en consonancia con el desarrollo científico contemporáneo”. El desarrollo de la investigación no ha de omitir “las necesidades que fija el desenvolvimiento material y cultural de nuestro país”. La UANL debe “comunicarse” con la sociedad, realizar trabajos de “campo” e investigaciones “de aquellos planes y proyectos que la industria y el medio rural soliciten”. Nótese la forma oficialesca de la siguiente declaración que esconde uno de los misterios fundamentales de la conciencia universitaria de este tiempo: “Es pertinente enfatizar -decían en el periódico oficial- que la Universidad debe sufrir una amplia transformación que acabe con aquella imagen de ser simplemente un medio difusor de cultura general, y, más tarde, un centro de creación de profesionistas. La Universidad debe pugnar por ser, a la vez una institución responsable de la salvaguardia de la cultura de la humanidad, la creadora del profesional capacitado que el desenvolvimiento de la sociedad exija”. La Universidad ha de “transmitir” los conceptos filosóficos y políticos que permitan al estudiante comprender que su “preparación” es “producto” de la sociedad y “debe poner su inteligencia al servicio de la misma”.21 21 Universidad. Número 1. Febrero de 1970.
En casos más concretos, como en los cursos de verano, donde se invitó a los intelectuales del Distrito Federal, se dijeron cosas como éstas: “Los valores humanos han de ser restituidos, pero los verdaderos valores, no aquellos que están comprometidos con un sistema social o con una política de producción. No tiene justificación alguna la destrucción del hombre por el hombre. Es inhumana la explotación de los de abajo por los de arriba”. “Hablar de cultura, impulsar la cultura, hacer cultura, es humanizar al hombre, es emprender el camino hacia la reivindicación humana”. “La interrogación es: ¿Será sectaria una universidad que acepta todas las corrientes del pensamiento?...¿Habrá intenciones aviesas al proyectar a la comunidad la voz de la cultura y un poco de humanismo?”.22 Se trataba, sin duda, de formar una universidad “contemporizante”, en dos sentidos: primero, conformándose con ponerla a la altura de la ciencia y la técnica contemporáneas, una modernización y actualización de la UANL y, segundo, una contemporización, una transacción con la estructura de la sociedad actual. La conexión con la sociedad, incluso, se reducía en la conciencia de los dirigentes a su “practificación” poniéndola a trabajar con base en necesidades de la industria y el “medio rural”. La democratización de la UANL fue reducida al “activismo” de los maestros y estudiantes y a la participación de éstos en los puestos y la responsabilidad de la Universidad. A una Universidad contemporizadora solo podía corresponder una participación transaccionista y el estudiante se veía encerrado cada vez más dentro del claustro universitario, al hacerlo copartícipe del servicialismo en que se trataba de mantener a la UANL. La necesaria determinación, clara y sin cortapisas, de la función y la misión de la Universidad fue reducida a la “comunicación” con la sociedad. De allí que la función haya sido reducida al servicio y éste se haya proyectado en la forma de brigadismo dominguero. Y la falta de perspectivas cobra proporciones estratosféricas cuando critican la Universidad que se conforma con transmitir cultura y formar 22 Universidad, Número 14. Agosto de 1970.
profesionistas y proponen la creación de una Universidad que transmita cultura y forme profesionistas capacitados. El pensamiento desplegado en círculo vicioso, característico ya de esas posiciones partidarias, vuelve a aparecer cuando sostienen que la Universidad ha de transmitir conceptos (cosa que no altera ningún marco del pensar de la vieja Universidad, pues de los que se trata no es de transmitir sino de dar los instrumentos para llegar a los conceptos), que el estudiante ha de comprender su educación como producto social (ya ni siquiera presentan la perspectiva de comprender la socialidad de todo hacer humano), para llegar a encerrarse finalmente como un servidor de la sociedad (cosa que no altera nada la función que el profesionista actual cumple).
b)
La autonomía.
Reducida la posibilidad de emitir un voto para designar al rector y los directores de las escuelas, la autonomía no era sino una caricatura de libertad. “Materializar” esa autonomía, decían los dirigentes, requiere de tres aspectos básicos: “libertad de enseñanza y expresión”, democracia en las “relaciones universitarias” y la legislación adecuada.23 Ninguno de los grandes problemas medulares de la libertad universitaria fue discutido en ese período. La autonomía del pensamiento fue reducida a la libertad de enseñar, y ésta fue usada como escudo del personal docente contra la impugnación estudiantil. La libertad de aprender no fue siquiera mencionada. La democracia en las “relaciones universitarias” es solo una frase confusa, de la que se deshicieron tan pronto como el proyecto de ley de los universitarios estuvo redactado (noviembre de 1970); en ésta se dejó al estudiante a expensas de los grupos magisteriales que, con los intereses económicos asegurados, y legalizado ahora su privilegio para sostener indefinidamente el poder en su escuela, veían toda transformación “estructural” de la UANL como atentatoria 23 Universidad, Número 17.
contra los “derechos” de las escuelas insulares. Así, la autoridad máxima (fuese el Consejo Universitario, la Rectoría o la Asamblea Universitaria) esa sólo una junta de intereses particulares, confederados y ayuntados únicamente por la conservación de las prebendas (los estudiantes conservaban sólo un tercio de la representación). En este mismo sentido, el atraso y la ignorancia respecto al régimen universitario hacían pensar a una gran mayoría que la autonomía total sólo se lograría si la UANL llegara a tener finanzas propias y, por lo tanto, habían de darse los pasos necesarios para llegar a ello y “terminar con la presión del gobierno sobre la Universidad”. El mismo señor Manuel Barragán, presidente del Patronato Universitario (institución ajena a la UANL, pero que usa su nombre para realizar sorteos y rifas entre la población, allegarse fondos y sostener el estadio deportivo), decía sin ambages que la autonomía de la UANL “constituye una consoladora ficción y mientras nuestra Universidad no cuente con un patrimonio monetario -que por ahora o considero utópico-, suficiente para bastarse por sí sola, mediante los intereses anuales que tal patrimonio produzca, dicha autonomía no existe mas que en la imaginación de algunos de los universitarios”. “Por otra parte”, decía Barragán, “la autonomía de la Universidad debe estar subordinada a los intereses de la sociedad a la que debe servir”.24 Para enero de 1971, las presiones del Gobierno del Estado, sobre todo la negación de un subsidio suficiente, las presiones de los militantes del PCM a través de la Secretaria General, el inicio del porrismo en la escuela de Leyes, obligan a Oliverio Tijerina a renunciar. Es electo el ingeniero Héctor Ulises Leal Flores como rector. La oposición sistémica del Gobierno contra la UANL se manifestó enseguida. De 30 millones que el Gobierno otorgaba a la Universidad en 1968, subió a 42 en 1969 y 44 en 1970. Para 1971, el Gobierno se cobra el aparente aumento del 70, que se hizo aparecer como un “préstamo no 24 Universidad, Número 7.
reembolsable”, reduciendo el presupuesto de 71 a 35 millones. Esto, aunado al crecimiento de la población escolar, significaba una asfixia de la UANL y convertía toda declaración sobre la autonomía en una farsa. (En 1970, el Gobierno dedicaba el 9.61% del presupuesto de egresos a la UANL, para 1971 esa partida representa el 6.93%). “¿Cómo debe entenderse la autonomía -decía Ulises Leal- si la Universidad tiene que pedir permiso para aceptar un alumno”?25 “Salir a la calle -decía el Rector Leal-, pedir y aún demandar lo que por derecho nos corresponde, es una lección de civismo, que los universitarios hemos aprendido, y deseamos comunicar a todos los sectores de la población”. Tras la manifestación universitaria del 25 de marzo de 1971, el Gobierno lanza el guante el día 26, haciendo publicar la Ley Orgánica, con dispensa de trámites, por medio de la cual se entregaba la UANL a los empresarios. Un organismo corporativo, de corte netamente fascista, gobernaría la UANL y sería denominado “Asamblea Popular de Gobierno”. Se integraría ésta por diez representantes de los obreros y empleados organizados, cuatro de la Liga de Comunidades Agrarias, un representante del Patronato Universitario, uno del Patronato prolaboratorios y talleres de la UANL, ocho de la prensa, la radio y la televisión, tres alumnos, tres maestros, un representante de la industria, uno del comercio, uno del Congreso local y cuatro representantes de los “profesionistas organizados”. La patronal, los líderes charros y el resto de las instituciones burguesas controlarían la UANL. Se trataba de convertir la Universidad en la antiuniversidad. El cinismo del Gobierno llegó al grado de acomodar a un ventrílocuo, representante de locutores, como miembro de la Asamblea “Popular”). Al margen de cualquier principio del derecho positivo mexicano (pues incluso se le dan facultades ejecutivas al “poder legislativo”), la ley se impuso por medio de una violencia incontenible. 26
25 Universidad. Segunda época. Número 5. Marzo de 1971. 26 Periódico Oficial. T.CVIII, número 25, 25 de marzo de 1971.
El Consejo Universitario se opuso abiertamente a la ley el 29 de marzo. Comenzó la huelga y la resistencia contra la imposición. La solidaridad de las universidades del país se manifestó claramente. La misma manifestación del 10 de junio en México llevaba entre sus consignas el apoyo a la UANL. La Asamblea “Popular” nombra al coronel Arnulfo Treviño Garza como rector. Se presiona a los maestros y trabajadores en general reteniendo los salarios, se imponen directores a las escuelas nombrados directamente por la Asamblea. La policía toma Ciudad Universitaria y Colegio Civil; arrestos y golpeados. Hacia el 29 de mayo, González Casanova, rector de la UNAM, da su apoyo público a la UANL. “Las Universidades son hoy el detonador de la dictaduras”, decía. Los enemigos de la UANL actúan “como si se quisiera, con toda esa violencia en el uso de la lógica y el derecho, excitar a los universitarios, y en particular a los jóvenes, para usar otros tipos de violencia”. La autonomía no es sólo la facultad de gobernarse a sí misma, la cual exige el respeto y la no intervención del Gobierno en sus asuntos, “así como de las empresas y corporaciones del sector público y privado, o de cualquier otra fuerza externa…” El 30 de mayo llega Bravo Ahuja, secretario de educación, como “mediador”. Se reúnen siete exrectores de la UANL, redactan un nuevo proyecto de ley que es aprobada el 5 de junio. El gobernador Eduardo Elizondo renuncia y augura a la UANL “una paz temporal que nada significa”, una “paz aparente y transitoria” que conducirá a la institución a “un abismo del que difícilmente podrán rescatarla las generaciones venideras”. El Congreso local designó a Luis M. Farías como gobernador sustituto. Se promulgó la nueva Ley Orgánica de la UANL donde se establecía una Junta de Gobierno que surgiría del mismo Consejo Universitario (arts. 10 y 13). El Consejo Universitario tendría la misma composición (se integraría por el director, el consejero maestro y el consejero estudiante). Se dejó a este órgano la facultad de reglamentar el funcionamiento de las Juntas Directivas de las escuelas. De acuerdo con la ley, se eligió a Ulises Leal como rector de la UANL. Para septiembre, el Consejo determinó que “para fines eleccionarios” las Juntas Directivas
serían paritarias (compuestas por un número de estudiantes igual al de los maestros). Desde el inicio de las gestiones de la nueva administración se manifestó la oposición sistemática. El Consejo aprobó el pase directo de la Preparatoria a la Facultad. La escuela de Medicina se negó a recibir 600 jóvenes, lo cual determinó la formación de las “Aulas Anexas” de Medicina. Pronto se sumaron esto los ataques del PCM en las preparatorias 1, 3 y 9, y las presiones de Ingeniería Mecánica. Para marzo de 1972, comienza el proceso de reforma (preparatoria 2). Los grupos dirigentes de Mecánica, Química y Civil desintegran el Área Común de Ingeniería (el Consejo determina la formación del Colegio de Ingeniería y Ciencias). A partir de abril comienza el despliegue de fuerza de los grupos de choque armados, la persecución del Rector y su administración. Hacia agosto, pasan a la etapa de la imposición de “directores” (Preparatoria 2, Filosofía, Preparatorias 3, 6 y 7). A partir de septiembre se recurre abiertamente a la provocación, usándola como instrumento para despliegue de fuerza patronal en octubre. En diciembre se impone un “rector” y se fortifica su aparato de dominio. *** El problema del subsidio y el patrimonio universitarios nos ilustra el tipo de presiones y enredos a que ha sido sometida la UANL por parte del Gobierno. El argumento usado preferentemente en las presiones contra la Universidad, a nivel de la “opinión pública”, consiste en acusarla de “malos manejos” económicos. La UANL cuenta, aparte del subsidio del Estado y la Federación, con un patrimonio formado por propiedades inmuebles donadas por la Federación. Tal patrimonio, del que los universitarios no reciben ningún informe, es entregado a un “instituto descentralizado” (integrado por el Gobernador, el presidente del Patronato Universitario y el Rector). Actualmente, la UANL no posee sino un diez por ciento de la totalidad de esas propiedades y no ha recibido más de dos millones de pesos anuales por concepto de sus ventas (mientras que los cálculos hechos por quienes conocen de ello indican que la suma total del beneficio habría de ascender a 750 millones). Así como funciona ese “instituto”, así
funciona el Patronato Universitario y el Patronato pro-laboratorios y talleres: la UANL no tiene ninguna injerencia en ellos, no rinden informes a la comunidad universitaria acerca de sus gestiones y por medio de ellos se realizan jugosos negocios. Como el mismo Ulises Leal lo manifestaba públicamente, parte de las presiones que se ejercieron en su contra se debieron a su negativa a enajenar las propiedades de la UANL. Otro aspecto interesante respecto a los manejos económicos de la UANL, ha sido la intervención de fundaciones extranjeras que con sus “ayudas” controlan la formación de profesionales. Durante los acontecimientos sucedidos en el Hospital Universitario, los estudiantes tuvieron acceso al archivo y revisaron la correspondencia entre la Fundación Kellog y la dirección de la escuela de Medicina. A través de ella quea clara la entrega de la citada escuela a los consorcios de Estados Unidos.27
VI. La UNL Contra el Elitismo. “La Universidad es del pueblo y no es conducta universitaria desoir su reclamo para tener un acceso a la educación superior… las limitaciones están latentes, pero en la medida en que reformemos académica y 27 Véase Pólemos, periódico independiente, junio de 1972. En el texto de una carta de la Kellog dirigida al doctor Ugartechea, decía: “En tu carta del 21 de enero, tú informaste que habías ya recibido nuestro cheque No. 40181 de diciembre 21, por U.S. $20,000, pagable a la Universidad de Nuevo León, para una parte del costo de la instalación de la Unidad de Biología Reproductiva”. La respuesta contenía cosas como esto: “Nuestra Universidad está viviendo en este momento la peor de sus crisis políticas de toda su vida y nuestra escuela de Medicina es una de las más afectadas por esta crisis… el Rector de la Universidad ha tratado de imponer por la fuerza un incremento en los estudiantes de primer grado… sin ninguna clase de selección razonable, también ha tratado de imponernos un director… considerando el cheque que has enviado y que ha retenido el Dr. Ugartechea. Yo creo que en este momento no es conveniente por ningún motivo dar este cheque a la Tesorería de la Universidad, porque es un riesgo, dado que ese dinero podría ser retenido o usado para otros propósitos (sic).”
administrativamente nuestra institución, en esa misma medida lo lograremos”. “Una Universidad encerrada no garantiza el progreso y la solidaridad. La reforma universitaria debe iniciarse ya; la ciencia y la tecnología deben formar humanísticamente al hombre, y éste a su vez identificar su formación con los requerimientos populares”. “Los estudiantes universitarios no deben permanecer ajenos a los problemas que aquejan a la sociedad; su identificación con el pueblo debe establecerse a partir del momento en que se ingresa a las aulas universitarias”. Con estas palabras, Ulises Leal inauguraba la nueva época de la UANL.28 “El camino de los universitarios está trazado en la busca de la reforma universitaria, -insistía Leal-, ya que así podemos tener un contacto directo con la realidad social, pues entendemos que esto permite participar en la transformación de las estructuras; quienes utilizan el seno de nuestra Casa para invitarnos a estar con el pueblo sin hacer nada por él, los entendemos de dos maneras: o se trata de aquel que honestamente busca reivindicación, o son los mismos grupos que buscan oponerse a la reforma y al cambio sirviendo a los demás grupos reaccionarios, haciendo uso, desde luego, de expresiones de un radicalismo que en nada compromete pero sí produce beneficios personales”.29 “Entendemos que la crítica destructiva es debida a una mentalidad de convencionalismos, y se supone que con ella se están poniendo escollos a un supuesto contrario que ni siquiera ha pretendido serlo. Si nos pronunciamos por el cambio, ello incluye nuestra enérgica oposición al concepto tradicional de considerar a la Universidad como un instrumento que permita satisfacer intereses políticos personales o partidistas. Esto ya lo hemos afirmado y ahora lo reiteramos: la Universidad debe ser 28 Universidad. Tercera época. Número 1. Septiembre de 1971. 29 Desplegado a la comunidad universitaria. 18 de abril de 1972.
independiente de la lucha política; su función no es facilitar el alcance de una posición, sino llevar la cultura al pueblo”.30 “En cuanto más se abra la Universidad al pueblo y luche por los intereses de los marginados, más se hace objeto de ataques por parte de quienes ven amenazadas sus posiciones de dominio. El Estado debe convertirse en defensor activo de la autonomía… Soslayar esa obligación por la fuerza de los intereses es dar carta de ciudadanía a la violencia… La violencia en las universidades no es un problema estudiantil, sino la crisis de la sociedad que se hace evidente en las universidades cuando intentan dejar de ser elitistas”.31
a)
Dislocación de la dirección universitaria.
En los núcleos más importantes de la UANL se había afianzado la idea de la transformación de ésta. Para la reorganización académica, en particular, llegaba a ser muy importante la administración, como medio idóneo para realizar aquella prácticamente. El primer paso que los grupos reaccionarios se propusieron dar para detener este proceso fue la desarticulación de la administración de rectoría. Se dieron a la tarea de atacar a la persona y el cargo del rector Ulises Leal. Desde las más absurdas acusaciones políticas hasta los insultos y difamaciones más bajos se usaron para restarle estabilidad a la dirección de la UANL. Conociendo la tendencia antiautoritaria que se había perfilado en el movimiento estudiantil anterior que luchaba contra la imposición gubernamental en la Universidad, se acusaba de “autoritarismo”, “despotismo”, etc.; sabiendo que la UANL había servido de trampolín político a varios rectores para llegar a la gubernatura del Estado (sobre todo en el caso de Elizondo), se bordó alrededor del rector la farsa de su pretendida aspiración a tal puesto (llegándose a formar públicamente 30 Desplegado a la comunidad universitaria. 8 de mayo de 1972. 31 XIV Asamblea de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior. Periódico Excelsior. 25 de octubre de 1972.
desplegados en la prensa para “desentrañar” sus “pretensiones”). Habiendo hablado Echeverría de la reforma educativa, era fácil que la transformación académica de la UANL fuera identificada dolosamente como un servicio al gobierno federal y a la dirección universitaria como imposición del presidente. El asalto a la torre de rectoría en mayo de 1972, las constantes provocaciones, secuestros al personal de la administración, a los líderes del Sindicato, hicieron lo demás. Esta táctica del antidemocratismo tuvo efectividad en la medida en que se cortó la relación de la base universitaria con la dirección de ésta. Sembrar el desconcierto, la desconfianza y el “grillerismo” heredado de situaciones anteriores, fueron los objetivos inmediatos de la reacción. Se estableció todo un sistema de “tabúes” y “prohibiciones” contra la conciencia de los universitarios militantes y simpatizantes con la situación de la UANL. Se implantó un estado de amordazamiento de la conciencia y la expresión que impidió decir lo que realmente se pensaba (como el rechazo a todas las formas del “enfermismo” que ya se palpaba desde 1971 y que, sin embargo, no pudo ejercerse por una autorepresión de la expresión). Todo un enredo de malos entendidos servía de base a la confusión imperante en la conciencia. El caos “administrativo” era una débil manifestación de un profundo caos de la conciencia que sostenía las acciones antiuniversitarias. Una buena parte de la opinión universitaria vio a la dirección universitaria de Leal Flores sólo como un peón del “ajedrez presidencial”. Se pensó que Ulises era de derecha, dado que no había accedido a repartir su administración conforme a la distribución de los grupos políticos acostumbrados, (con su conocida actitud de “a la cabeza del movimiento o fuera de él”, el PCM había quedado fuera y se había parapetado en las preparatorias 1,3 y 9). Muchos simpatizantes de “izquierda” se alejaron. Se pensó que la dirección de la UANL y el movimiento del Sindicato de Trabajadores de la UNL eran la misma cosa; lo hecho o dicho por el STUNL se adjudicaba a rectoría, y visceversa. No hubo una definición clara de la dirección frente a los actos de provocación de parte de grupos partidarios
de una violencia “enfermiza” y se pensó en la connivencia de la dirección con tales grupos (igualmente sucedió con los “posesionarios” de tierras) Por supuesto, no todo se debía a lugares comunes y malos entendidos. La represión policíaca en aumento, la desmoralización que causaba en el movimiento la transacción de los militantes del PCM con la derecha, el acobardamiento y el silencio interesado de algunos grupos que solo esperaban la oportunidad para aparecer como una “tercera posición” “mediadora” en el conflicto, propiciaban que la libertad de expresión se hiciera cada vez más rara. Todo esto, soportado por la represión más exacerbada de los grupos armados que impedían incluso el libre tránsito en la Ciudad Universitaria, y la “cacería de brujas” desatada por el ataque constante y sistemático de los periódicos de la localidad, fomentó la desconfianza, la apatía, el desconcierto y la división entre los universitarios partidarios de la transformación de la UANL. Para muchos, el “ulisismo” llegó a ser un tabú. Los ataques a la dirección universitaria, personalizados en el rector de la UANL, se reforzaban con la tesis de que la Universidad es una estructura, “no importan sus personas” Una tesis acertada, sin duda, pero convertida durante el proceso en un instrumento de la reacción para desarticular la administración autónoma de la UANL. Los grupos internos, parapetados alrededor de algunas escuelas que son consideradas como propiedad sectaria de ellos, se sumaban a este ataque esperando que al final su posición política y económica dentro de la Universidad se viera favorecida. Eso propició que varios miembros del Consejo, ignorando el mecanismo que la reacción usaba para subvertir la UANL, dejaron de asistir a las sesiones de este organismo por temor a que se les motejara de “ulisistas” Igualmente, grupos magisteriales y estudiantiles que en determinada circunstancia se ponían en contra de la política reaccionaria antiuniversitaria, cohibían su acción tan pronto como los periódicos daban noticia de su movimiento y se les encajonaba en el “bando ulisista” A nivel de los grupos estudiantiles la campaña tenía ya hondas raíces. No hubo, en este período un movimiento estudiantil de importancia,
su dirección corrió la misma suerte que el rectorado. Los “comités de acción”, debilitados en sus cimientos al no encontrar las formas democráticas de ligarse y movilizar a la base universitaria, sufrían el mismo destino de la dirección general del movimiento democrático, su desconexión de la comunidad universitaria. En muchos casos tales “comités de acción” se vieron infiltrados por provocadores, otras veces llegaron a sostener tesis políticas desencuadradas de la situación universitaria, desentendiéndose de la problemática por la que atravesaba la UANL, con el pretexto de que este movimiento era un movimiento “burgués” y que “la Universidad ya dio todo lo que había de dar a la revolución” En otros casos, se hizo escarnio de las personas de algunos, presentándolos en la prensa como drogadictos y delincuentes. Asimismo, varios de tales comités fueron penetrados por la drogadicción y reducidos, por la vía del embrutecimiento, a la pasividad. En general, la desconfianza y el desconcierto que se sembró impidieron la integración del movimiento estudiantil, suspendiendo el funcionamiento de una democracia universitaria desde sus mismas raíces.
b)
El sabotaje a la representación democrática en la UANL
Dispuestos, por consigna previa, a desprestigiar la administración de Ulises Leal, los dirigentes de Mecánica y Medicina, confiaron en poner al Consejo Universitario a su favor y hacer contrapeso a la política democrática en la UANL. Integrado por los decanos en su fase preliminar, de acuerdo con la nueva ley orgánica, es reconocido como “autoridad máxima”, para restarle fuerza al rector. (Octubre de 1971) Habiéndose procedido al nombramiento de los directores de las escuelas, los consejeros maestros y consejeros estudiantes, y observando que, en general, se simpatizaba con la línea que la UANL iba tomando alrededor de la reforma, el pase directo a la facultad, la defensa de la autonomía, la democratización de su vida interna, su conexión con el pueblo, su apoyo a los movimientos tendientes a transformar el país, la
reacción intenta sabotear la formación del Consejo retrasando el nombramiento de los consejeros o directores, o imponiéndolos antidemocráticamente (como en el caso de Medicina), para intentar presentar a la dirección universitaria como “antidemocrática” y “dictatorial”, al “gobernar sin el Consejo, representante de la comunidad universitaria” Esta campaña no dio resultando a la reacción, aunque cinco de las 27 escuelas se retardaron en sus nombramientos. El Consejo, con las naturales variantes y tendencias en la composición de órganos de esta clase, marcó la tendencia hacia una realización práctica de las consignas que habían servido de contenido en la lucha universitaria anterior. De tal suerte, para junio de 1972, a la consigna antirectoral se agrega el desconocimiento del Consejo Universitario como autoridad de la UANL. El Consejo, de hecho, comenzaba a transformarse en un organismo de dirección democrática (aunque limitado por las dificultades para ejercer atribuciones ejecutivas), dejando de ser sólo un organismo de consulta y cobrando la capacidad de tomar acuerdos directos sobre los problemas. Esta política respecto al Consejo, carente de principios, no recibió el reconocimiento de la comunidad universitaria. Entonces intentaron convencer a la “opinión pública” de que ellos poseían la representación “democrática” Para ello, convocaron a una reunión del “consejo auténtico”, formado por directores impuestos por la violencia (preparatoria 2, 3 y Medicina) y tres escuelas más. (Septiembre de 1972). Esta línea tampoco les dio resultado. El cuerpo de principios que enmarcaba las actividades del Consejo, expresado en documentos públicos, podría sintetizarse así: “La Universidad nació paralelamente a la gestión del mundo moderno estando siempre al tanto de los avances históricos. Nuestra época, con su desarrollo económico, técnico y social, le reclama el acceso de todos los jóvenes que desean disfrutar de sus beneficios y aportar su esfuerzo al progreso humano. Es así como la Universidad dejó de ser una institución elitista al servicio de una minoría, para convertirse en la Máxima Casa de
Estudios dispuesta a responder positivamente a los requerimientos de la población” “Estos cambios y estas necesidades obligan a la Universidad a la realización inaplazable de una Reforma en sus estructuras académicas, administrativas y legales. De otro modo, la Universidad no podrá responder al llamado que la sociedad le hace” “La Universidad, pues, como institución, no sé realiza independientemente de una época, sino que está sujeta al progreso socioeconómico del país y a través de ella la sociedad forma un personal profesional capacitado técnica y científicamente para el mantenimiento y desarrollo de las actividades productivas de la comunidad” “El Estado, al proporcionar los recursos materiales necesarios a la Universidad, realiza una función social respecto a la educación superior, siendo así la Universidad una institución ligada estrechamente a la vida del país, es una obligación del Gobierno y de la población en general, proporcionarle los recursos necesarios así como garantizarle plenamente el ejercicio positivo de sus funciones” “Nosotros los universitarios consideramos que las Universidades tienen una triple misión que cumplir. Ser fuentes creadoras de cultura, difusoras de la misma en todos los ámbitos y niveles, promotoras del progreso y, sobre todo, deben ser generadoras del cambio social que hace partícipes a todos los hombres de los beneficios creados y acumulados por el esfuerzo de todas las generaciones”. “Si bien nuestra época se caracteriza por la pluralidad en los modos de pensar, actuar y comunicarse, expresamos que los fines específicos de nuestra Universidad, comprenden los siguientes aspectos: “Docente. Al que corresponde una actitud promotora y receptora que implica la conservación de la cultura, la transmisión fiel del saber y la formación de profesionistas competentes”
“Investigador. Como sistema conduce al hallazgo y al desarrollo de nuevos conocimientos, anulando las figuras arcaicas maestro-alumno, que envuelven relaciones de dominio-sumisión, para traducirse en nuevas formas de división igualitaria del trabajo entre maestros y estudiantes” “Creativo. Que integra los valores teórico, técnico y estético, para lograr, en una actividad interdisciplinaria, la formación de investigadores conscientes de su libertad y responsabilidad con el género humano” “Servicio social. Que organiza el trabajo práctico de estudiantes y maestros a favor de la comunidad, mediante la asesoría directa, y la participación de la Universidad en la educación de todos los sectores del pueblo, proyectando así los beneficios educativos a la colectividad” “Así pues, la Universidad se sustenta fundamentalmente, para el cumplimiento de sus fines, en: la Ciencia (como la búsqueda del conocimiento profundo de la realidad), el Humanismo (como el ejercicio de los logros de la ciencia, del arte y la técnica a favor del bienestar y de la libertad del hombre), la Actitud Crítica (como revisión constante de los conocimientos, haciéndolos marchar acordes al desarrollo social e histórico, creándose con una conciencia opuesta al utilitarismo y orientada a los altos valores del saber)” “La Universidad reclama el derecho de autogobernarse, a través de la autogestión de sus funciones, para lo cual debe poseer la autonomía en el ámbito académico (como el decidir por sí misma sobre su trabajo de investigación y de servicio); en el ámbito administrativo (como el decidir sobre su orden legal y sus formas de funcionamiento y dirección); en el ámbito político (como auto-determinarse con independencia de los órganos del Poder Público y de las instituciones)”32 “El Consejo se pronuncia contra la corrupción existente que impacta en nuestra sociedad, que hace que los campesinos existan en un estado de miseria, que permite que los obreros y trabajadores sean 32 Desplegado, 24 de octubre de 1972. Tribuna, 25 de octubre de 1972
explotados, y que ahora pretende infiltrarse en la Universidad, entre sus componentes, pero particularmente en sus órganos de gobierno, como lo es la Junta de Gobierno y la Comisión de Hacienda. Es de saber impostergable nuestro luchar porque no prolifere en el seno de la Universidad y se destierre permanentemente de nuestra sociedad”33 “La causa generadora de la agresión sistemática a las universidades del país, es una fundamentalmente: impedir el desarrollo de una entidad crítica, democrática y consciente que extienda su influencia hacia la sociedad manejada por la oligarquía económica y política del país. El proceso de esta agresión está ligado al contexto nacional. No se trata de luchas internas por el poder en la Universidad, sino de llevar la división aniquilante y caótica a los recintos universitarios por las clases dominantes que patrocinan este caos, la violencia y la corrupción, a través de sus órganos deformativos (prensa, radio y televisión), y culpan de ello a los auténticos universitarios que defienden la autonomía y la democracia universitarias. Por ello, autonomía y democracia universitarias son enemigas naturales de una sociedad que no es autónoma ni democrática. Por lo tanto, la democracia no puede ser engendrada por las fuerzas que dominan la sociedad, sin que ocurra la violencia generada por la irracionalidad y miopía de aquéllas” “De ahí que la causa fundamental es única, las fuerzas originantes son las mismas en Puebla, Monterrey, Sinaloa y Guerrero. La lucha, pues, va hacia la radicalización”34
c)
La imposición
La Junta de Gobierno, establecida por la Ley Orgánica de junio del 71, fue aceptada por el movimiento universitario con muchas salvedades. Por ello, el Consejo Universitario Constituyente adoptó el acuerdo de dejarla actuar por una sola vez, para echar a andar la UANL, luego de la 33 Desplegado, 16 de diciembre de 1972. Excelsior. 17 de diciembre de 1972 34 Desplegado. Excelsior. 15 de enero de 1972
alteración de todo su orden administrativo, económico y académico, motivada por la ley elizondista y el rectorado del coronel. La misma exposición de motivos de la ley de junio de 1971, dejaba “a la propia comunidad universitaria, por la experiencia y la práctica, la creación y modificación de su orden jurídico interno”, señalando además en su artículo 43 que “todo lo no previsto por esta ley, será resuelto por el Consejo Universitario”. El procedimiento para la elección de la Junta, condicionado por la premura de reiniciar los trabajos en la UANL, no fue meditado y en la composición de ésta se introdujeron algunas gentes que iban a obstaculizar las labores de ésta. Cuatro miembros de ella, de reconocida filiación reaccionaria, comenzaron a actuar por su cuenta poniendo en entredicho la validez de la administración de Ulises Leal, lanzando la proposición de un referéndum para determinar si se aceptaba o se modificaba la administración (13 de junio de 1972). En la medida en que esta fracción no encontraba eco en los demás miembros de la Junta, deciden atacarla negándole toda autoridad y validez, acusándola de “culpable del caos y la violencia” desatados dentro de la UANL; y está invitando a la violencia “puesto que les cierra los caminos legales a los opositores del rector para lograr la remoción de éste” (sic). (20 de septiembre de 1972). Las presiones, los amagos y todo tipo de amenazas, fueron usados contra el resto de los miembros para “convencerlos” de la necesidad de remover al rector. Con esta campaña, los límites entre los grupos de derecha y algunos de la izquierda se hacía menos perceptible: todos se volvían en contra de la Junta pero el lenguaje y la pobreza de conceptos conservaba los problemas en un estado completamente nebuloso del que se servía la reacción para capitalizar la protesta a su favor.
En noviembre de 1972, en sesión del Consejo Universitario, varios miembros de la Junta rindieron declaraciones respecto a las fuertes presiones que el Gobierno del Estado había desatado contra ellos. El Consejo, comprendido que a través de la Junta se intentaba violar la
autonomía de la UANL, y habiendo fenecido las atribuciones de ésta puesto que la Universidad había ya laborado durante un año después de la construcción de la nueva administración, consideró que la Junta había de desaparecer y cesó en sus funciones a los once miembros de ésta (24 de noviembre de 1972). Con esta medida se intentaba terminar con los restos de elitismo que habían perdurado en la UANL, para sentar las bases de una dirección más democrática en su orden interno. Por otra parte, era insostenible que algunas gentes, apareciendo públicamente como miembros de la Junta, hablaran a nombre de la UANL. El artículo once de la Ley Orgánica condicionaba el nombramiento de los miembros a “gozar de estimación general como persona honorable y prudente” Pero el señor Nicolás Treviño, autor de la intriga fraguada por la escuela de Ingeniería Mecánica, incitaba públicamente a la violencia contra el “ulisismo”, el señor Agustín Basave tenía ya un largo historial de corrupción administrativa en la escuela de Filosofía, y el señor Alfredo Piñeiro, de la escuela de Medicina, llamaba a los otros miembros de la Junta “los bandidos emboscados en la Junta de Gobierno” (16 de septiembre de 1972). Este último, además de haber participado en la destrucción de la biblioteca de la Preparatoria 2 (en una danza de salvajismo e irracionalidad el 24 de agosto de 1972), lanzó acusaciones públicas injuriosas y llegó a presentar una acusación judicial contra el rector por supuestos “delitos” y “violaciones a la ley”. La Comisión de Hacienda, que había renunciado con anterioridad ante las presiones externas, entregó su informe al Consejo Universitario el 15 de diciembre de 1972. En tales circunstancias, seis miembros de la Junta de Gobierno desaparecida se ostentaron públicamente, con ayuda de la prensa de la localidad, como la máxima autoridad universitaria (cuando tiempo atrás clamaban por su desaparición), designaron una comisión de hacienda por su parte, a quien el gobernador Farías entregó los subsidios y posteriormente nombraron a Lorenzo De Anda, empleado del municipio, como rector de la UANL, poniendo la institución al margen completo de la legalidad. Con esto, la imposición y la usurpación de funciones habían invadido todo el campo de la Universidad.
Esta usurpación de funciones, patrocinada y alentada por el gobernador Farías, fue la línea de conducta desplegada desde el inicio del rectorado de Ulises Leal. Desde entonces, él reconoció como director de Medicina y el Hospital Universitario al doctor Ugartechea, quien públicamente actuaba con la porra de Medicina y fue expulsado de la UANL por el Consejo Universitario (el 30 de mayo de 1972). La imposición de líderes en los sindicatos, de ya largo historial en el movimiento obrero mexicano, fue puesta en práctica en el STUNL y este procedimiento fue trasladado al nivel de las direcciones de facultades en el caso de la Preparatoria 2 y Filosofía, donde por medio de la represión expulsaron a maestros y estudiantes simpatizantes con la transformación de la Universidad, imponiendo públicamente sus “directores”. (Como dato interesante, en la escuela de Filosofía funge como “director” Tomás González, militante del PCM, exsecretario general de la UANL en el período 69-70, impuesto ahora por los grupos armados). Igualmente sucedió en la Preparatoria 3, Enfermería y otras escuelas.
VII. Después de la Imposición Después de la imposición gubernamental, sigue el juego conocido. Ahora tocaba su turno a la demagogia y la propaganda. Preparándose contra el movimiento universitario, la prensa aprovecha el tabú del
ulisismo; se califica a todos los grupos descontentos de “ulisistas” y se conjura el contraataque. Llegan “cartas perdidas” (SOP, 28 de febrero de 1973) de funcionarios del Gobierno Federal, dirigida al “rector” Ulises Leal. Este ha seguido siendo reconocido como rector por varias escuelas. Para algunos, el juego de la correspondencia es señal de una “evidente conexión con Echeverría” “Es una pugna interburguesa”, seguirán diciendo otros. Las “autoridades” impuestas realizan todo tipo de presiones económicas para rendir al movimiento. Suspensión de salarios, despidos masivos (actualmente ya hay 450 trabajadores sindicalizados despedidos injustificadamente). Se fortifica la defensa de sus posiciones en Ciudad Universitaria reorganizando sus grupos de choque y pertrechándose con armas para custodiar las instalaciones, impidiendo la entrada a los universitarios identificados con el movimiento. Cuando el nuevo “rector” se dispuso a instalarse en las oficinas, los “estudiantes” de Mecánica señalaron que solamente “las iban a prestar” El señor De Anda, quien funge como rector, reconoce que las instalaciones de CU “están en poder y son vigiladas por grupos armados con pistolas y metralletas”35 Después se siguen simulando fisuras en el grupo dominante de la UANL. Se hace creer que el “rector” es “un buen muchacho” (como lo han llamado algunos columnistas de la prensa local) y se difunde el rumor de que él no simpatiza con los grupos armados, con la intención de impedir la definición de un movimiento universitario que termine con esta situación 36. No deja de ser interesante acercarse al pensamiento de quienes actualmente dirigen la UANL. Haciendo caso omiso del estilo panfletario,
35 Excelsior. 1 de febrero de 1973 36 Más Noticias. 15 de marzo de 1973
utilizable por cualquiera, menos por un rector, basta observar algunos fragmentos de su primer “exhortación a la comunidad universitaria”. “Malos mexicanos –dice Lorenzo De Anda- intentan a toda costa enfrentar violentamente a diversos grupos universitarios,… No son esas posturas, supuestamente valientes y realmente cobardes, las que nos llevarán por el orden y la legalidad… La auténtica valentía domina las pasiones, los prejuicios, los falsos ánimos y el atavismo de los hombres para destruirse. Han sido muchas las amenazas de muerte y de daños que hemos recibido por voces cobardes, que temen decírnoslas frente a frente, pero el miedo jamás ha sido nuestro aliado… Sabemos que el hombre, mientras más cultivado puede ser más perverso que el ignorante. Nuestro propósito es hacer que la Universidad produzca profesionales de primera clase… Si el universitario quiere en verdad ayudar a sus hermanos el campesino y el obrero, necesita empaparse de la ciencia. ¡Dejemos ya de exigir tan sólo derechos a la comunidad mexicana! Y pensemos que son muchas las obligaciones que tenemos ante México, y debemos cumplir. Tendremos siempre la Universidad que merecemos. Sea por nuestras acciones o por nuestra pasividad culposa (sic)”37 Es difícil decir tantas cosas de tan bajo nivel mental en un solo desplegado. Seguramente el rector es un ejemplar de esa “clase” de profesionistas a los que aspira. (O quizá haga alusión a la elevación de la “calidad académica” en una escuela de Letras que difícilmente sostiene la asistencia de los estudiantes, pero se atreve a instalar “cursos de maestría”, teniendo por jefe de ellos a un muchacho que es pasante). Después se destruye al Sindicato de Trabajadores de la Universidad de Nuevo León (STUNL). Se echa mano de los militantes del PCM (que habían perdido toda su influencia en él), se les hace aparecer públicamente como “ejecutivo del STUNL”, se realiza un “convenio” con ellos, por medio 37 Excelsior. 12 de enero de 1973
del cual se intenta atraer la opinión magisterial (ausente en este problema universitario), concediendo a los maestros un aumento de salario, El Tribunal de Arbitraje de Nuevo León niega el reconocimiento al ejecutivo electo en el STUNL, dirigido por Maximino Hernández (quien es secuestrado y mantenido cautivo durante varios días). Continúa la ola de terrorismo contra las escuelas. Se asalta la escuela de Enfermería, se expulsa a los trabajadores sindicalizados del Hospital Universitario, tomándolo con cadetes de seguridad pública y las porras de la Universidad, se toma el Centro de Cálculo, el Departamento Médico, la imprenta Universitaria, el edificio del Área de la Salud, la escuela de Música, la escuela de Trabajo Social, la Preparatoria 2 (“anexa”), las Aulas Anexas de Medicina. En una de las intervenciones policiacas, durante el mes de enero, se asesinó en vía pública a un joven estudiante de la Preparatoria 8. Sigue el trabajo de conciencia sobre los universitarios, para reafirmar la amnesia subyacente a la mentalidad de la Universidad posterior a 1968. Se declara por todos los conductos que debe desterrarse la violencia y el ataque, para aminorar los “ánimos” y borrar toda sospecha pública sobre los autores de los constantes atentados contra las escuelas por parte de las porras. “El tiempo se encargará de tender su velo de olvido”, dicen en una de sus declaraciones. Los asaltos a las escuelas van seguidos de la imposición de directores por la voluntad de los grupos de fuerza. Así ha sucedido en las Preparatorias 2, 3, 6 y 7, Filosofía, Psicología, Enfermería, Música y Arquitectura. En el caso de la Preparatoria 2, cincuenta maestros y 600 estudiantes “expulsados” se vieron obligados a trabajar en otro edificio; igual sucedió con quince maestros de Filosofía, Letras y Psicología y la casi totalidad de los estudiantes de Filosofía. A estas escuelas, y a las Aulas Anexas de Medicina, se les ha negado todo subsidio y no se han pagado los salarios de sus trabajadores en todo este período.
La campaña de prensa prosigue. Los columnistas con consigna anti universitaria pueden hablar sin limitaciones e incluso reclamar a la opinión su colaboración como coautores en el aplastamiento de la UANL. Uno de ellos, reconocía que estaban “cerrando los ojos a la realidad”, “enfrascados como estamos en echarle toda la leña posible a Ulises”38 El patrimonio universitario ha seguido siendo pasto del Gobierno y los dirigentes de la UANL. Se han seguido vendiendo los terrenos que la UANL posee en propiedad, con el pretexto de obtener subsidio económico y “otorgar becas a los jóvenes de escasos recursos” Para completar, el saqueo de las finanzas de la UANL. Durante 1972, el Gobierno (federal y estatal) negó el subsidio para la nivelación de salarios. Hacia mayo del 73, la UANL tenía ya un pasivo de 34 millones de pesos (equivalente al 33% de su presupuesto). En julio han recibido 81 millones como partida especial de la federación.
A.I. UANL: Cronología General Mar. 04, 1971. La UANL agota recursos disponibles. El Gobierno del Esta do sostiene que “los estudiantes deben pagar la educación que reciben”
38 El Sol. 16 de marzo de 1973 (columna “cápsulas de cianuro”)
Mar. 25, 1971. Manifestación universitaria exigiendo aprobación del proyecto de ley presentado por la UANL y la regularización del subsidio. Mar. 26, 1971. Ley Elizondista, Asamblea “Popular” de Gobierno. Abr. 12, 1971. El coronel Arnulfo Treviño Garza, con cuerpo de choque, toma posesión de rectoría. May. 08, 1971. Se instala la Asamblea Universitaria. Se acuerda la huelga general contra el gobierno, el coronel y la Asamblea “Popu lar” May. 22-25, 1971. La policía ocupa la Universidad. Represión y arrestos. Violencia organizada contra el Colegio Civil. May. 31, 1971. El secretario de educación del gobierno Federal, Víctor Bravo Ahuja, es enviado por el presidente Echeverría para “mediar” el conflicto. Jun. 01, 1971. Se expulsa de la rectoría al coronel y la Asamblea “Popular” El movimiento toma posesión de la torre de Rectoría. Jun. 05, 1971. El Congreso de Nuevo León, deroga la Ley elizondista. Jun. 06, 1971. Renuncia Eduardo Elizondo a la gubernatura de Nuevo León. El Congreso designa a Luis M. Farías como gobernador sustituto. Jun. 10, 1971. Una manifestación conjunta de miles de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional y la UNAM en apoyo a la lucha de los universitarios en Monterrey es reprimida violenta mente por grupos de choque coordinados y protegidos por el gobierno capitalino y federal, resultando al menos 38 estudiantes asesinados y otros más desaparecidos. Jun. 17, 1971. Se integra el nuevo Consejo Universitario con los decanos.
Jul. 31, 1971. Es designado rector el Ing. Héctor Ulises Leal Flores. Sep. 06, 1971. El Consejo Universitario aprueba la reforma. Sep. 08, 1971. Son convocados los “cuerpos docentes” para el estudio de la reforma. Los maestros de la Preparatoria 3 critican el pro yecto presentado por Planeación Universitaria y el aumen to del cupo argumentando que habrá un “sacrificio de la calidad académica” (Los maestros de esta planta militaban en su mayoría en las filas del PCM) Sep. 10, 1971. El Consejo Universitario aprueba, para todas las escuelas de la UANL, el pase directo de Preparatoria a Facultad. Sep. 13, 1971. El Consejo Universitario aprueba, “para fines eleccionarios”, la composición paritaria de las Juntas Directivas de las escuelas. Se designa una comisión para elaborar un proyecto de reforma académica. Sep. 20, 1971. Rectoría propone la instalación de tres turnos en las escuelas para dar cabida a un mayor número de estudiantes. Sep. 22, 1971. El STUNL apoya el pase automático y la reforma universitaria. La dirección de Medicina rechaza la entrada de 650 jóvenes. Sep. 25, 1971. El señor Piñeyro (miembro de la Junta de Gobierno) pide la renuncia del Rector por “faltas graves”. Los maestros de la Preparatoria 1, en su mayoría militantes del PCM, se su man a la opinión de Piñeyro pidiendo la destitución del Rector “por desacato a los acuerdos del Consejo Universitario” Sep. 28, 1971. Medicina se opone al pase automático argumentando que “carece de base legal”
Oct. 01, 1971. Medicina reconoce al Consejo como “autoridad máxima”. Pide a rectoría informe de sus planes. Oct. 02, 1971. La dirección de Medicina da acceso a sólo 180 estudiantes, pide se “revoque el acuerdo del Consejo Universitario del pase automático”, para que una comisión de la escuela planifique y explique el asunto del cupo. Declara abierta mente su “oposición al pase automático” Oct. 04, 1971. La rectoría presenta datos sobre el problema del cupo en Medicina: Se dispone de 1,014 horas/aula y se usan solo 273 (el 26.92%); en laboratorios de dispone de 546 y se usan 152 (el 27.83%). La escuela puede dar cabida a un número de estudiantes tres veces mayor. Oct. 09, 1971. La dirección de Medicina inscribe solo 180 estudiantes de nuevo ingreso. Oct. 11, 1971. El Departamento Escolar de la UANL inscribe 810. Se instalan las “Aulas Anexas” de Medicina. Oct. 17, 1971. Mecánica y Medicina piden la destitución del Rector “por no acatar acuerdos del Consejo Universitario” Oct. 19, 1971. El director y maestros de la Preparatoria 9 (en su mayoría militantes del PCM) toman la rectoría. Los doctores Ugartechea, Flores y Scheib, de Medicina, acompañados de va rios estudiantes, piden renuncia del Rector y causan daños en la torre de rectoría. Nov. 13, 1971. Junta Directiva de Medicina convoca a elecciones para direc tor, ignorando a los estudiantes de Aulas Anexas. Nov. 17, 1971. Rectoría nombra un interventor en el Hospital Universitario. Medicina nombra a Ugartechea como “director autónomo” (con la mitad de los profesores y estudiantes que compo nen la Junta Directiva). Estudiantes y maestros de Aulas
Anexas eligen al Dr. Ignacio Vela como director de Medicina. Nov. 23, 1971. Un grupo de maestros y la porra de Medicina impiden la entrada del Sub-Director, el Interventor y el Auxiliar del Interventor en el Hospital Universitario. Nov. 26, 1971. La escuela de Leyes elabora un proyecto de reforma académica. Dic. 03, 1971. Estudiantes de Medicina paran labores protestando contra la designación de un interventor en el HU. Dic. 07, 1971. Se crea el Comité de Asistencia Social. Ugartechea pide se entregue directamente el subsidio al HU, no a través de la UANL. Mar. 03, 1972. La Preparatoria 2, aprueba y aplica un proyecto de reforma académica. Abr. 27, 1972. Porra de Medicina, junto con maestros antireformistas de la Preparatoria, agreden a la Preparatoria 2. Abr. 28, 1972. El Consejo Universitario ratifica la reforma universitaria y el pase automático. May. 30, 1972. Agresión a estudiantes de Aulas Anexas, varios heridos. El Consejo Universitario decreta la expulsión de los doctores Ugartechea, Flores y Scheib. Luego de un prolongado examen, acuerda mantener el Área Común de Ingeniería y Ciencias; nombrándose una comisión para su reestructuración académica. Jun. 01, 1972. Mecánica y Medicina desconocen al Consejo Universitario. Jun. 07, 1972. Mecánica toma la torre de Rectoría.
Jun. 16, 1972. Ulises Leal pide intervengan las autoridades contra quienes violentan a la UANL. Jun. 20, 1972. El gobernador Farías entrega solo cinco millones para la nivelación de salarios en la UANL (se requieren por lo me nos 25). Jul. 01, 1972. Heridos en choque entre estudiantes y la porra de Medicina. Los trabajadores del HU paran sus labores y se expulsa a Ugartechea de él. Jul. 14, 1972. El Gobierno Federal niega cualquier incremento al presupuesto de la UANL. Jul. 16, 1972. Secuestran a Fabián Navarro, líder del STUNL, y otros trabajadores. Los porristas los golpean. Jul. 20, 1972. Golpean y balacean a líderes estudiantiles de la escuela de Derecho. Jul. 27, 1972. Estudiantes toman la escuela de Enfermería, pidiendo la des titución del director. Ago. 24, 1972. La porra de Mecánica, los maestros antireformistas de la Preparatoria 2 (quienes se habían negado a cumplir con sus labores desde marzo), dirigidos por Abelardo Perches, asaltan violentamente la citada Preparatoria, imponiendo un “director”. Sep. 03, 1972. Renuncia la Comisión de Hacienda de la UANL. Sep. 09, 1972. Balacean el HU. Sep. 18, 1972. Los grupos de choque, dirigidos públicamente por Ugarte chea, asaltan el HU. Varios heridos de bala, un muerto entre los enfermos. Se detiene a un excombatiente del Vietnam “infiltrado” en los grupos de choque. Abelardo Perches y la porra de Mecánica secuestran al rector Ulises
Leal y al profesor Rodolfo Rosas, Jefe del Departamento Escolar. Sep. 24, 1972. Autoasalto de la dirección impuesta en la Preparatoria 2. Igual sucede con el grupo de choque apoderado de la torre de rectoría. Se busca crear un clima que justifique la represión contra la UANL. Oct. 16, 1972. Durante este día y los siguientes, los comités de las Preparatorias 1 y 9 provocan los ataques de los propietarios de camiones contra la UANL. Represión contra Filosofía. Imposición de un “director”. Nov. 03, 1972. Los sindicatos “independientes” solicitan a Farías una auditoría en la UANL. Nov. 08, 1972. Empresarios y centrales obreras exigen a Farías ejerza ac ción contra la UANL. Nov. 13, 1972. Renuncia el Secretario General de la UANL. Acepta un puesto ofrecido en el PRI. Nov. 15, 1972. Los militantes del PCM forman otro “sindicato” para luchar contra Ulises Leal. Nov. 24, 1972. El Consejo Universitario cesa en sus funciones a la Junta de Gobierno. Dic. 10, 1972. Seis miembros de la desaparecida Junta de Gobierno, apoya dos por el Gobierno del Estado, nombran arbitrariamente una Comisión de Hacienda de la UANL. Dic. 13, 1972. Esas seis personas “destituyen” a Ulises Leal como Rector, por “faltas graves” Dic. 17, 1972. El subsidio (federal y estatal) para la UANL es entregado a la Comisión impuesta.
Dic. 18, 1972. Es declarado rector de la UANL el se単or Lorenzo De Anda, empleado del municipio.