RESUMEN
El Holocausto perdura en la memoria colectiva como uno de los grandes horrores del siglo XX. En la actualidad, uno de los mecanismos con el que perdura su testimonio es la labor de los campos de concentración y su transformación en museos y memoriales que recuerdan a las víctimas y advierten de los peligros del totalitarismo. Entre ellos, Auschwitz-Birkenau se ha convertido en el símbolo paradigmático de esta memoria, y la arquitectura, que trasciende la dimensión física, desempeña un papel fundamental en su recreación escénica, puesto que proporciona un espacio de observación y sentimiento donde se entremezclan las vivencias de los deportados con las emociones de los visitantes. Así, el modo en que la arquitectura condiciona el relato lineal del recorrido turístico pone de manifiesto la importancia de considerar su relación con el mundo en que se inscribe y su capacidad para dejar huella en él. Además, en último término, ofrece la clave para repensar su función en unas sociedades que, olvidando su pasado, estarán condenadas a repetirlo.
SUMARIO 03
01. Arbeit macht nicht frei
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02. Memorial
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03. Silencio
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04. La profundidad de una línea
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05. Referencias
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06. Figuras
PALABRAS CLAVE Auschwitz-Birkenau, memoria, arquitectura, monumento, inmersión.
ABSTRACT
KEY WORDS
In the collective memory the Holocaust lives on as one of the greatest horrors of the 20th century. Nowadays concentration camps and their transformation into museums and memorials aim to give testimony to the suffering of the victims, while also honoring them and warning future generations of the dangers of totalitarism. Among these, Auschwitz-Birkenau has become the ultimate symbol of this conmmemoration, and architecture, trascending its physical dimension, plays an essential role in the recreation, since it provides a space for observation and feeling where the experiences of those deported to the camps blend with the emotions of the visitors. As a consequence, the way in which architecture conditions the linear account of the tourist route emphazises the importance of considering its relation to the world in which it is inscribed, as well as its capacity to leave a mark on it. Ultimately, architecture also holds the key to rethink its purpose in societies that, forgetting their past, will be condemned to repeat it.
Auschwitz-Birkenau, memory, architecture, monument, immersion.
01. ARBEIT MACHT NICHT FREI El valor histórico de un monumento reside en que representa una etapa determinada (…) en la evolución de alguno de los campos creativos de la humanidad. —
Riegl, A, El culto moderno a los monumentos: Caracteres y origen
FIG 1 Y 2. Analogía entre la rebeldía de los deportados encargados de realizar el letrero: letra B invertida; y la aportación tras un análasis restrospectivo del cinismo del lema.
“El trabajo os hará libres”. Estas palabras recibían a los deportados a su llegada al campo de concentración Auschwitz I, en la ciudad de Auschwitz, Polonia. Éste, como tantos otros Lager, se había concebido como un campo de exterminio para la aniquilación de millares de personas originarias de distintos países europeos. Así, los dirigentes iniciaban su grotesca farsa: ofrecían un incentivo que auguraba a los recién llegados una vacua promesa de libertad y esperanza que más tarde el horror y el sufrimiento tornarían en un recuerdo lejano e inasible.
La IG Farben, o Interessen-Gemeinschaft Farbenindustrie AG, fue un compendia de empresas de la industria química. o químicas. Dicha asociación estaba formada por compañías como: BASF, Bayer, Hoechst (incluyxendo Cassella y Chemische Fabrik Kalle), Agfa, Chemische Fabrik Griesheim-Elektron y Chemische Fabrik vorm. 1
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En el año 1941 se construyó la cuarta sede de la IG-Farben1 a aproximadamente 7 km del campo de Auschwitz II-Birkenau, lo que convirtió a la compañía en la primera empresa privada que disponía de mano de obra esclava procedente de los campos de concentración nazis. Además, en el año 1942 se construyó el campo de reclusos conocido como Auschwitz III-Monowitz (Steinbacher 2016), que surgió de la idea de acercar a los “trabajadores” con el fin de optimizar el tiempo y, a la vez, mejorar el rendimiento y la eficiencia de la producción, pues los trabajadores llegaban de Auschwitz I y II agotados tras caminar los 7 km que separaban la fábrica de los Lager, lo que iba en contra del interés económico de la compañía. El hecho de emplear mano de obra forzada en determinados ámbitos del campo podría indicar que el objetivo primordial era obtener un rédito económico. No obstante, debemos
entender el contexto y la circunstancias que rodean la maquinaria creada por las SS en Auschwitz: el totalitarismo, cuyo origen, según Hannah Arendt (1998), se fundamenta en el antisemitismo y en el imperialismo. En el centro del ideario nazi la exterminación del Otro se anteponía a muchos otros propósitos, de tal manera que el fin último de los campos de Auschwitz era, en realidad, aprovechar la ineludible aniquilación de los prisioneros para generar un beneficio económico que quedaba supeditado a la ideología supremacista, y no al revés. Así, el trabajo se concebía como un método de exterminio que, además de acabar con la vida de los prisioneros, ofrecía ciertas ventajas a nivel de producción. En Los orígenes del totalitarismo, Arendt (1998) explica que la esencia del totalitarismo reside en una propaganda de terrorismo o, como indica Adriana Cavarero (2009, 10) en sus análisis sobre la violencia, de un “terror que ha perdido su objetivo, que pertenece a la escena congelante del horror”: el “horrorismo”. Es precisamente aquí, en Auschwitz, donde el horrorismo se lleva a un extremo perverso que culmina con la deshumanización absoluta del sujeto, con una completa desnudez —literal y figurada— como medio para conseguir el auténtico propósito de los Lager, que Primo Levi (2011) define como aniquilación. Por ello, cuando Levi habla de campo de aniquilación lo hace desde dos aproximaciones distintas y simultáneas: por un lado, desde la concepción del campo como una máquina de matar y
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la organización del asesinato en masa, es decir, la máquina ideada para el exterminio; y, por otro lado, desde una perspectiva más compleja, como coincide Cavarero (2009), que concierne al proceso de deshumanización del sujeto. De esta forma, el campo trata de nulificar a los individuos para arrebatarles su condición de sujetos, de tal manera que terminen por constituir una masa anónima de no-hombres cuya muerte no es una muerte. Ése es el interés último de los campos de concentración de Auschwitz: la transformación del hombre de espíritu en un sujeto que existe, pero no vive (Levi 2011); “un hombre vacío, reducido al sufrimiento y a la necesidad, falto de dignidad y de juicio, porque a quien lo ha perdido todo fácilmente le sucede perderse a sí mismo; hasta tal punto que se podrá decidir sin remordimiento su vida o su muerte prescindiendo de cualquier sentimiento de afinidad humana; en el caso más afortunado, apoyándose meramente en la valoración de su utilidad”, lo que Levi (1987, 14) designa como “Muselmann”2 u “hombres en disolución”. A partir de las nociones anteriores se infiere que el propósito que los nazis otorgaban a los Lager no residía en el interés de la mano de obra barata; de hecho, no se sabe con certeza si la IG-Auschwitz se estableció en ese lugar por las ventajas y posibilidades que ofrecía su
cercanía al campo, si su localización respondía a estrategias de control de los llamados territorios alemanes del este o si tal elección respondía a la presencia de materia prima en las inmediaciones del emplazamiento. En términos de Hannah Arendt (Cecilia Ávila 2014), el trabajo que desarrollaban los prisioneros en la mayoría de los Lager era completamente inútil, y la autora incluso llega a tacharlo de antiútil, dada la situación en la que se encontraba el régimen a mediados y finales de la Segunda Guerra Mundial. Su función última era la desmoralización de los deportados. Esta idea es precisamente la que se trata de otorgar al pseudo-lema Arbeit macht nicht frei, una modificación del original que se encuentra en el portón de acceso del Lager I: Arbeit macht frei3. En Vivir para Contar, Primo Levi (2011) nos invita a pensar la oración en un sentido pleno y en su valor proverbial¬-moral, es decir, incita a trascender el significado del mensaje más allá de lo superficial, pues, en definitiva, no deja de ser una cínica mentira con la que los nazis “daban la bienvenida” de una forma irónica y maquiavélica. En palabras de Levi, su interpretación más acertada era “la libertad que os espera es la muerte” (Levi 2011, 39)”.
2 “Con el término «Muselmann», ignoro por qué razón, los veteranos del campo designaban a los débiles, los ineptos, los destinados a la selección”. Esta es la explicación que Levi da acerca del origen del término musulmán con dicha acepción.
La letra B está remarcada en el lema como una representación y alusión a la b invertida que, en su día, fue un acto de rebelión por parte de los prisioneros encargados de forjar el letrero. un acto de expresión que perdurará como un mensaje de los deportados a las generaciones futuras. La frase Arbeit macht frei fue usada por primera vez en 1873 en la obra titulada con dicho lema, escrita por el autor alemán Lorenz Diefenbach. 3
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02. MEMORIAL
El 27 de enero de 1945 el Ejército soviético tomó los restos de los campos de concentración situados en la ciudad polaca de Oswiecim. Las tropas nazis habían tratado de eliminar la mayor cantidad de pruebas antes de su marcha, entre las que se incluían las cámaras de gas, los crematorios y multitud de documentos que probaban su papel en el Holocausto. Asimismo, se llevaron a los prisioneros en condiciones de caminar hasta el centro de Alemania. La llegada de los soviéticos supuso la liberación de los miles de deportados que habían logrado sobrevivir al horror nazi (Altares 2017) . Dos años más tarde, en 1947, el Parlamento polaco decidió preservar Auschwitz I y II-Birkenau como lugares para el recuerdo y la memoria. Así, en 1952 se fundó el Comité Internacional de Auschwitz con el objetivo de mostrar al mundo lo ocurrido allí, así como de velar por los intereses de los supervivientes del Lager y apoyar a los diversos comités internaciones de Auschwitz.
FIG 19, 20, 21. Las siguientes imágenes corresponden con las fotografías 5068, 5077, 5086, 5088 de la colección del fotógrafo y arquitecto polaco Eustrachy Kossakowski que realizó el día de la inaguración del Monumento Internacional a las Víctimas del Fascismo en AuschwitzBirkenau. En estas imágenes se muestra la acogida que tuvo el memorial por parte de la sociedad.
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En sus orígenes como monumento al recuerdo del Lager Auschwitz I, los bloques se convirtieron en pabellones de exposición para honrar la memoria de las víctimas. Junto ellos se erguían otros dos bloques donde se ilustraba la cronología de los hechos. No obstante, la planificación del monumento fue posterior: en 1957, el Comité Internacional de Auschwitz anunció un concurso internacional para elegir el diseño del Monumento Internacional a las Víctimas del Fascismo en Auschwitz-Birkenau, que consistía en una construcción sobre las ruinas del Lager II-Birkenau. Su objetivo se proyectaba en dos líneas temporales: en primer lugar, en vistas al pasado, para honrar a las víctimas de Auschwitz; y, en segundo lugar, hacia el futuro, para concienciar a las generaciones venideras y advertirlas del horror allí infligido. Sin embargo, pese a que en el concurso se determinaron tres finalistas, el jurado no falló qué propuesta se llevaría a cabo. La cuestión se resolvió en 1967, cuando se decidió que el Monumento no podía diseñarlo un único artista, sino que debía ser fruto de la
combinación de varias propuestas presentadas en la década anterior, cuyos autores eran escultores y arquitectos de Polonia e Italia. Entre ellos se encontraban Pietro Cascella, Jerzy Jarnuszkiewicz, Julian Palka, Giorgia Simoncini, Tomaso Valle y Maurizio Vitale (Murawska-Muthesius, Pietrasik and Toniak 2010). En In Fitting Memory Sybil Milton (2018) establece de tres períodos que definen la cronología de la memoria en relación con los monumentos y el Holocausto. El primero es el inmediatamente posterior a la guerra, en el que los monumentos se erigieron para conmemorar a las víctimas de aquella época. El segundo corresponde al inicio de los años sesenta, cuando se produjo un cambio de paradigma que llevó a concebir los monumentos desde dos perspectivas temporales diferenciadas: conmemorar el pasado y advertir para el futuro. Por último, la tercera etapa tuvo lugar a partir de los años ochenta, con la búsqueda de la interacción con el público y de un componente didáctico que trascendiera la cuestión política y abriera el espacio a la creatividad artística. Como consecuencia, en la línea de la segunda etapa, en este monumento se emplearon formas estilísticas que lo dotaban de una mayor expresividad. Además, en contraposición a las tendencias realistas imperantes en la época, se observa una inclinación a lo abstracto en detrimento de las figuras antropomórficas. En términos estructurales, el monumento se compone de una enorme plataforma marcadamente horizontal que posee escalones de nivel irregular, y que se localiza en las ruinas de las cámaras de gas y los crematorios. La simbología de la construcción evoca la imagen de los sarcófagos y las tumbas, y los elementos verticales sirven de paralelismo con las chimeneas de los crematorios. Por otro lado, su emplazamiento entre las dos cámaras señala el final de la línea de ferrocarriles y la llegada a una zona de muerte. Así, el monumento se alza tras un espacio de transición ocupado por veinte tablas de piedra que en veinte lenguas distintas rezaban el siguiente mensaje:
“Cuatro millones de personas sufrieron y murieron aquí a manos de los asesinos nazis entre los años 1940 y 1945”. Sin embargo, tras considerar la inexactitud de tal cantidad, la inscripción actual se limita a recordar esa dualidad temporal con las siguientes palabras: “Que este lugar donde los nazis asesinaron a un millón y medio de hombres, mujeres y niños, en su mayoría judíos de diversos países de Europa, sea para siempre para la humanidad un grito de desesperación y de advertencia”. La trascendencia del monumento y su valor conmemorativo y testimonial fue ratificada por la UNESCO en 1979, cuando se declaró Patrimonio de la Humanidad. Asimismo, la fecha de la entrada del ejército soviético a los campos de Auschwitz se ha convertido en el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, celebrado el 27 de enero. Estos hechos ilustran la trasformación de Auschwitz en el símbolo del horror nazi y el sufrimiento de sus víctimas, y ponen de manifiesto que se trata de un lugar que ha trascendido su inteligibilidad física para convertirse en un espacio de memoria, denuncia y unión frente al totalitarismo y su violencia.
FIG 22, 23 Y 24. Materialidad y elementos a destacar del Monumento Internacional a las Víctimas del Fascimo.
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03. SILENCIO
Como consecuencia de las ideas anteriores, Auschwitz-Birkenau representa en la actualidad un punto de atracción turística al que miles de personas acuden para conocer y rememorar los acontecimientos que un día ocurrieron allí. No obstante, lejos ya de aquel momento, ¿queda algo de lo que hubo en el pasado o, por el contrario, no tiene nada que ver con aquello que desató el sufrimiento y acabó con la vida de un millón de personas? En Educar contra Auschwitz, Primo Levi afirma que Auschwitz no lo impresionó al visitarlo en 1965; de hecho, tacha el lugar de “poco reconocible” y explica que no muestra más que “lamentables vestigios”: cabellos, anteojos, peines, zapatos, muñecas. “Eso no es más que un museo, algo fijado, reordenado, artificial (...). En cambio, he experimentado un sentimiento de violenta angustia al penetrar en el Lager de Birkenau” (Levi en Forges 2006, 109). Sin embargo, es innegable que adentrarse en el que fue el campo de concentración nazi más grande sitúa al visitante en el contexto de la barbarie: Auschwitz consigue estremecer a quien lo recorre, de ahí que lo describan como “un lugar trágico, incómodo, tenebroso, abominable, sobrecogedor, escalofriante y difícil que transmite desasosiego, realismo, sentimiento y mucho respeto”. Cabe preguntarse, por tanto, qué tiene Auschwitz que, a pesar del notorio cambio proclamado por Levi, consigue despertar tal angustia y desesperación.
En el museo aparecen objetos personales de los prisioneros que se contemplan a cierta distancia y a través de una vitrina: gafas, maletas, pelo, peines, ropa, zapatos. Transmiten realidad y cantidad, multitud. EP1
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[EP Experiencia Personal]
El monumento situado en el Lager Auschwitz II-Birkenau, que para Alöis Riegl (1903) posee un “valor rememorativo intencionado”, define de manera apropiada cómo se entiende hoy este espacio vacío. Además, se complementa con un campo de exterminio minuciosamente diseñado al que Riegl otorga un “valor rememorativo histórico”, ya que representa un hecho ocurrido en el pasado. Por otro lado, debemos considerar un tercer enclave de valor rememorativo intencionado en el conjunto de piezas arquitectónicas que conforman la visita al campo de concentración de Auschwitz y Birkenau: el Museo Estatal AuschwitzBirkenau. Dicho conjunto se estructura según una narración y establece un diálogo con el
visitante; se trata de una conversación entre el espacio y el cuerpo, entre los acontecimientos y la propia experiencia del visitante, y su empatía. Esos hechos y esa máquina de matar se han convertido en un escenario vacío que se llena con los llantos de desesperación y las emociones de la gente que acude a él. Existe ahora ese valor añadido, ese sentimiento que produce el lugar y que trasciende cualquier lenguaje arquitectónico. Por ello, el campo de concentración está diseñado para recrear un modo de vida determinado, para reconstruir espacios en los que la privacidad y las relaciones sociales no existían. Actualmente estos espacios característicos consiguen transmitir al visitante esas ideas; se trata de espacios minúsculos, fríos, donde tanto las dimensiones como la capacidad están estudiadas para que no exista la intimidad. Si bien este memorial cuenta con tres partes que crean una narrativa conjunta, también traza un recorrido que proporciona al visitante distintas experiencias, desde el contexto —más teórico y preparativo—, hasta los elementos que señalan la magnitud de los hechos, y la experiencia del propio lugar. El proceso varía gradualmente en torno al contacto espacio-cuerpo y se torna cada más próximo e inmersivo. La vinculación entre el cuerpo y el ambiente generado crea relaciones, acciones y afectos. Y, a su vez, éstos dotan al cuerpo de unos vínculos sensibles que humanizan la arquitectura, lejos de verla como cuatro frías paredes de piedra. Los elementosEP1 reales e históricos del lugar se perciben ahora desde el simbolismo, y forman parte de una experiencia háptica relativa al recorrido y al sentido del lugar. “El espectador adquiere una actitud activa y fenomenológica, la cual aviva sus sensaciones” (González-Varas 2014, 48). Más adelante, en la visita a los distintos barracones y a Birkenau, se puede apreciar otra especie de elementos más relacionados con la actividad desempeñada en el campo: agujeros en muros de hormigón provenientes de disparos —el muro de la muerte—, arañazos en las paredes de las cámaras de gas, camas, escritorios.
La Einfühlung (...) tiende, de hecho, a la “reavivación” de los objetos mudos e inertes gracias a su implicación en las emociones sentimentales del usuario, desarrollando una actitud que aspira principalmente a reconocer en términos “psicológicos” el universo de las cosas construidas, reduciendo el fenómeno de la arquitectura a una percepción in-mediata de las imágenes. (...) La correspondencia entre el elemento arquitectónico y el estímulo fisio-psicológico lleva a una organización formal que se inspira preferentemente en el universo natural, renunciando, pues, a cualquier carácter “objetivo” del arte.
— Pizza, A. Arte y arquitectura
moderna
Por último, hay elementos envolventes cuyas características acentúan aún más la expresividad de la narración y, por tanto, la propia experiencia del espacio que integran: vallas de alambre de espino rodeando el perímetro de Auschwitz, barracones de piedra, pasillos pétreos estrechos, celdas de castigo de 90x90 cm, habitáculos sin luz, puertas de un metro y medio de altura, cabañas como dormitorio casi a la intemperie con camas de madera. Las víctimas y la tragedia se reflejan en los objetos personales apilados, en los vacíos de las camas, en un Birkenau desierto y de grandes dimensiones, y en las fotos de los prisioneros colocadas en los pasillos de los barracones. Así, el memorial se encarga de congelar los hechos como algo pasado, involucrando al visitante en esos escenarios vacíos, como si su cuerpo estuviera caminando por un pasado pausado. Esa condición de omitir y congelar busca la construcción de una ausencia, de lo que hubo y por una razón ya no hay. Se llega a una conclusión determinante que convierte los actos acaecidos en Auschwitz-Birkenau en faltos de humanidad y adjetivados con violencia. Esto convierte a los curiosos en transeúntes de lugares pasados en los que sólo tienen que callar. Es precisamente una tarea de historiadores y arquitectos producir esta emoción; el objetivo es transmitir los conocimientos que la hacen posible, y es en la soledad y el silencio donde la toma de consciencia es más fuerte. Se podría decir que los encargados de crear estos ambientes quieren que los turistas adquieran una empatía que vaya más allá de sentir algo ajeno como propio, de conocer lo sucedido mediante la experiencia y con un fuerte componente de personificación.
inicialmente por el filólogo y psicólogo alemán Theodor Lipps , experto en cuestiones de arte y estética. Este concepto podría traducirse al español como “endopatía” o “empatía estética”, que designa la fusión de visión y sentimiento que se produce cuando el sujeto proyecta sus sentimientos sobre el objeto intuido. Se podría decir que esta empatía característica sería la más acertada a la hora de nombrar el objetivo de historiadores y arquitectos, que buscan acentuar y aproximar al sujeto a toda la simbología creada para generar esta profunda emoción. En tal proceso entran en juego los factores que modelan esa comunicación ineludible a distintos niveles cognitivos para que las partes se perciban como un conjunto. Por ello, se pueden entender las envolventes y sus estados como agentes reactivadores del propio elemento arquitectónico. Esta idea se puede aplicar a todo Auschwitz, con sus marcas de dolor, de ausencia, de deterioro y del paso de los años, y así entender el campo como un escenario vacío, silencioso, pero lleno de energías interconectadas que generan sentimientos y situaciones invisibles, pero perceptibles. Energías invisibles, pero perceptibles. La empatía que se crea entre la persona y el lugar es realmente una de esas fuerzas: la fuerza del pasado y la fuerza empática reavivan una energía en la persona. Es un flujo que acompaña al visitante desde que entra al Lager hasta que sale. Es, en último término, una fuerza que, cuando sea recordada, seguirá perdurando.
“Einfühlung” es el término sugerido 10
04. LA PROFUNDIDAD DE UNA LÍNEA
Ocurrió. En consecuencia, puede volver a ocurrir: esto es la escena de lo que tenemos que decir. Puede ocurrir y puede ocurrir en cualquier lugar4. — El paso del tiempo es importante para la humanidad porque ésta rige su cosmovisión según una idea de cronología temporal: vivimos en el presente, pero miramos hacia el pasado de forma continua y lo tomamos como referencia. El futuro, en cambio, se proyecta para mejorar y progresar; no sabemos qué nos depara y debemos luchar para mantenernos firmes y que la memoria permanezca viva. De acuerdo con el director del Museo Estatal de Auschwitz Birkenau, el Dr. Piotr M. A. Cywiński, “el mundo se mueve hoy en direcciones inciertas. Por eso necesitamos, cada vez más, apoyarnos en los fuertes pilares de nuestra memoria” (La Vanguardia 2017). Así, hacemos que los monumentos cobren vida, que permanezcan presentes y que, con ello, no se olviden.
Desde las palabras de Primo Levi podemos entender como bien dice, si ocurrió en un pasado puede que se repitan hechos como las que sucedieron en Auschwitz a lo largo de la historia. 4
5 “no permitir que ese momento se convierta nunca en pasado, de que se mantenga siempre presente y vivo en la conciencia de la posteridad” (Riegl 1903, 67).
En este libro examina las reconstrucciones de las que los visitantes no han sido informados, pero, además, plantea la exageración patente hasta en la placa del monumento a Auschwitz que propone el Gobierno polaco. 6
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Según el Diccionario académico (2014), la memoria es ‘la facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado’. Por lo tanto, para que haya memoria y ésta sea lo más verídica posible, los acontecimientos deben documentarse y recordarse sin falsear la realidad, para lo que es imprescindible conocerla bien. El caso Auschwitz es un claro ejemplo de cómo algo devastador se convierte en un lugar para preservar la memoria de una atrocidad. Según Riegl (1903), hablando en términos de monumentos y tomando Auschwitz I-Birkenau como objeto de estudio, entendemos que, frente al valor de antigüedad, el Lager adquiere un valor histórico que mira al pasado sin desvincularse del presente, marcando su pertenencia a él. De este modo, el monumento no presenta señales del paso del tiempo, por lo que parece inequívocamente ligado al presente5. Tal aproximación plantea una serie de cuestiones: ¿después de la masacre quedó todo tan perfecto como lo encontramos ahora? ¿Desde la apertura del Lager en 1940 se ha conservado así? ¿Hasta qué punto es real y
Levi, P., Superviviente de Auschwitz
hasta qué punto se trata de una reconstrucción ambiental? Conviene, por tanto, trazar una comparación con la realidad para saber cómo eran los campos de concentración y cómo evolucionaron, y así desmontar esa serie de verdades alteradas con el tiempo. Resulta crucial saber cómo es el lugar hoy para considerar cómo su construcción de la historia y la memoria impregna a toda persona que visita el Lager. En Educar contra Auschwitz: Holocausto y memoria Jean François Forges (2006) estudia la serie de reconstrucciones efectuadas en los Lager, que incluyen las torres de vigilancia, las ruinas, el muro de ejecuciones del bloque 11 y las chimeneas. Estos elementos existían en el pasado, pero en muchas ocasiones no se ha informado a los visitantes de que son meras reconstrucciones6. La representación de la realidad hace que el visitante se vea inmerso de forma más o menos profunda, y tener en cuenta estos aspectos es importante a la hora de realizar la visita. En el recorrido por el complejo AuschwitzBirkenau el factor espacio-tiempo resulta determinante, de ahí la necesidad de explorar cualquier análisis desde una perspectiva espacial que abarque desde la emblemática entrada bajo el lema “Arbeit macht frei” hasta el monumento conmemorativo de Birkenau. El Lager cuenta con dos partes claramente diferenciadas, pero interrelacionadas: Auschwitz I y Birkenau. Si se hace un examen más profundo, puede apreciarse que presentan aspectos dispares, por lo que un recorrido lineal sería el apropiado para enfatizar similitudes y diferencias y crear una suerte de continuum que perdura en la memoria del visitante. De esta forma, desde la entrada hasta la salida el recorrido —con guía o sin ella— se fija en la mente de manera lineal. Además, el itinerario avanza desde los rasgos más generales hacia los más concretos, y termina con la tortura
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LEYENDA I
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IMPORTANCIA RECORRIDO
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IMPACTANTE EXPECTATIVAS REAL
1. PUERTA ENTRADA. ARBEIT MACHT FREI 2. EXPECTATIVA INICIAL. PRIMER BARRACÓN. BLOQUE 4 3. HISTORIA GENERAL 4. MAQUETA CÁMARA DE GAS 5. TAZAS, PLATOS... 6. ROPA 7. GAFAS 8. PELO 9. MALETAS
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ZAPATOS
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ELEMENTOS ORTOPÉDICOS
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FOTOGRAFÍAS
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CAMAS
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CELDAS
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CÁMARA DE GAS
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HORNO CREMATORIO
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VÍA DEL TREN
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CÁMARA DE GAS DERRUIDA
IMAGINACIÓN: ESPACIO-CUERPO
de personas. ¿Casualidad? No demasiada. Está preparado de tal forma que la visita se endurezca gradualmente. En cuanto al tiempo, el estipulado para el recorrido depende de los intereses de los visitantes, aunque desde el Museo recomiendan unas tres horas y media para familiarizarse con el terreno de los dos antiguos campos (Auschwitz-Birkenau: Historia y Presente 2010). Al final, el tiempo se desvirtualiza y se convierte en algo personal y único, con diferentes valores. Desde el principio se distorsiona: al llegar a la puerta de Auschwitz I, frente a la inmediatez con la que una víctima del Lager caminaba dos o tres metros, un visitante dedica una media de tres minutos a observarla antes de avanzar unos 150 metros en línea recta mientras contempla bloques idénticos. Comienza entonces la inmersión: el tiempo se para en la mente de los recién llegados, que sólo aprecian la magnitud del espacio que recorren, con nieve, con sol o con lluvia. Por primera vez sienten la distancia sin verla en el mapa, y perciben el tiempo de manera distinta, más pausada. El recorrido del museo se basa en proporcionar una imagen general de cómo era el Lager durante su época de funcionamiento. En la entrada, los bloques de 45x15 m se han acondicionado para las diferentes exposiciones, pero el interés y la perspectiva del visitante determinan la percepción que éste tiene de ellos. El primer bloque del itinerario es el 4EP2, que ofrece nociones de historia, datos generales y una preparación psicológica que nadie percibe. En él el tiempo se alarga, la piel se eriza y las salas parecen albergar mucho más de lo que contienen. El siguiente es el 5, y el aumento de la intensidad es palpable: objetos personales, maletas, gafas, pelo. Se magnifican las distancias, los pasillos parecen más angostos y el tiempo se alarga al observar los miles de zapatos. Ante la carga emocional del bloque 5, el bloque 6 pierde cierta capacidad de impacto. Posteriormente, desde la entrada al bloque 7EP3 se vislumbran hileras de marcos colgados con fotos de víctimas que incitan al visitante a fijar la atención en la estancia e imaginar cómo se dormía en aquel lugar. Hay paja por el suelo, literas de madera…; y en las fotos, la mirada de víctimas concretas, de carne y hueso. El último bloque es el 11, que se caracteriza por espacios estrechos y laberínticos en los que se suceden las celdas y pueden palparse el dolor y la agonía. Tanto este bloque como el muro de la muerteEP4, localizado a la salida, parecen los más largos, aunque todos los bloques poseen las mismas dimensiones. Desde ahí, casi en silencio absoluto, se pasa al crematorio y la cámara de gas, donde se ven hornos y se imagina a las víctimas chillando y arañando las paredes hasta dejar
esas huellas aún hoy perceptibles. El tiempo que se pasa ahí es breve: un par de minutos es un espacio corto comparado con lo demás, pero que se hace muy largo. El agobio hace desear que pase rápido. Este último lugar da paso a Auschwitz II-Birkenau, imprescindible para entender la masacre. Se ha ido preparando al visitante gradualmente hasta llegar a las vías del tren, ya que se entra por donde lo hicieron las miles y miles de víctimas. Se aprecia la distancia, la dispersión de los barracones. Y todo aquello se recorre a pie, independientemente del frío, el calor y la lluvia. El tour sigue y no se puede parar. El recorrido es largo, y al final de las vías se encuentra el memorial, que generalmente no se percibe. Cámaras de gas derruidas, y lo peor: los barracones, como cuadras alargadas y estrechas para caballos, donde se hacinaban miles de personas. Como explicó Primo Levi (en Forges 2006), más allá de la artificialidad y ordenación del museo, es el sentimiento de angustia que provoca entrar a Birkenau lo que realmente afecta al visitante. Por eso, la organización del recorrido se rige por esta premisa de gradación: al principio está todo ordenado y cuidado, pero lo que impresiona es la naturalidad de las cosas, cómo caen unos ladrillos que han sido destrozados, cómo es un barracón y cómo sufrían los prisioneros. Viendo pruebas, ya sean reconstruidas o reales, observamos cómo este Lager emplea estas estrategias de trabajo para perdurar en la mente de los visitantes y, así, mantener viva la memoria.
BLOQUE 4. La piel lleva erizada unos minutos, pero cuando se entra, a pesar de saber dónde se está, se convierte en una visita a un memorial más; la primera sala es introductoria, por lo que toda la atención se centra en conocer un poco más los datos y las curiosidades que un guía explica o que se pueden leer en los carteles. EP2
BLOQUE 7. Las imágenes son realmente estremecedoras. Desde el principio hasta el final hay hileras de fotografías, cada cual más dura que la anterior. Niños, hombres y mujeres. Todo lo que aquellos ojos trasmiten: miradas rotas, miedo, desafío, auxilio, odio, pero muy pocas de esperanza. EP3
PAREDÓN. El hecho de empatizar con las personas que desgraciadamente tuvieron que (mal) vivir en esa época, en ese lugar, hace que al salir de las celdas y la sala de torturas y ver el muro de la muerte uno se quede frío, sin palabras, quizás con lágrimas en los ojos. Ante el respeto que infunde lo que podría un simple muro de piedra, muchas personas ni se atreven a acercarse, pero desde la distancia dedican un par de minutos que se alargan y preparan para lo que viene después. EP4
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REFERENCIAS
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FIGURAS FIGURA 1: Imagen propia. FIGURA 2: Imagen propia. FIGURA 3: Imagen propia. FIGURA 4: Imagen propia. FIGURA 5: Imagen propia. FIGURA 6: Imagen propia. FIGURA 7: Imagen propia. FIGURA 8: Imagen propia. FIGURA 9: Imagen propia. FIGURA 10: Imagen propia. FIGURA 11: Noya, Mario. 2015. Paredón. Image. https://www.libertaddigital.com/fotos/auschwitzbirkenau-cultura-1009265/auschwitz-paredon.JPG.html. FIGURA 12: Álvarez, José A. 2018. Así Debería Haberme Sentido En Auschwitz, Descolocada. Image. https://saltaconmigo.com/blog/2018/02/visita-auschwitz-birkenau-polonia/. FIGURA 13: Álvarez, José A. 2018. Así Debería Haberme Sentido En Auschwitz, Descolocada. Image. https://saltaconmigo.com/blog/2018/02/visita-auschwitz-birkenau-polonia/. FIGURA 14: Imagen propia. FIGURA 15: Imagen propia. FIGURA 16: Imagen propia. FIGURA 17: Maryniak, B. (2016). Państwowe Muzeum Auschwitz-Birkenau - Judenrampe. [image] Available at: https://www.google.es/maps/ [Accessed 23 Feb. 2019]. FIGURA 18: Interaktywna 360, A. (2011). Birkenau - Pomnik. [image] Available at: https://www.google. es/maps/ [Accessed 23 Feb. 2019]. FIGURA 19: Kossakowski, Eustachy. 2019. 5077. THE UNVEILING OF THE INTERNATIONAL MONUMENT TO THE VICTIMS OF FASCISM IN AUSCHWITZ BIRKENAU, 1967. Image. https:// artmuseum.pl/en/archiwum/archiwum-eustachego-kossakowskiego/798/12337. FIGURA 20: Kossakowski, Eustachy. 2019. 5077. THE UNVEILING OF THE INTERNATIONAL MONUMENT TO THE VICTIMS OF FASCISM IN AUSCHWITZ BIRKENAU, 1967. Image. https:// artmuseum.pl/en/archiwum/archiwum-eustachego-kossakowskiego/798/12337. FIGURA 21: Kossakowski, Eustachy. 1967. THE UNVEILING OF THE INTERNATIONAL MONUMENT TO THE VICTIMS OF FASCISM IN AUSCHWITZ BIRKENAU, 1967. Image. https://artmuseum.pl/en/ archiwum/archiwum-eustachego-kossakowskiego/798/12347. FIGURA 22: Sawicki, Paweł. 2008. International Monument. Image. http://auschwitz.org/en/gallery/ memorial/international-monument/. FIGURA 23: Sawicki, Paweł. 2008. International Monument. Image. http://auschwitz.org/en/gallery/ memorial/international-monument/. FIGURA 24: Matuszewski, Z. 1967. Odsłonięcie Międzynarodowego Pomnika Ofiar Obozu Auschwitz Na Terenie B. Niemieckiego Nazistowskiego Obozu Auschwitz II-Birkenau.. Image. https://dzieje.pl/ aktualnosci/rocznica-odsloniecia-miedzynarodowego-pomnika-ofiar-obozu-auschwitz.
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Todo el complejo se ha evaporado y el campo de mujeres es una ruina que nadie cuida. (…) esto es Birkenau hoy. En dos años desaparecerá completamente. La única cosa que permanecerá será la camomila. Y la hierba. — Death of Birkenau, 1957
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