Asalto al Banco de Londres

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Crónicas de un SALTO desconocido

Asalto al Banco de Londres (Primer asalto a un Banco en el país) Por Alberto J. Eguiluz

Banco La Caja Obrera – Sucursal Salto Adquirida al Banco de Londres y América

Vista del frente de la Casa del Gerente Sr. Jorge L. MacFarlane - Fachada actual

Del Sur, El 1ª de abril de 1954.

Vista actual del Edificio del Ex Banco de la Caja Obrera, pertenece a la Iglesia “Pare de Sufrir”

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Crónicas de un SALTO desconocido Siendo las 13 y 30 horas, del día 16 de octubre del año 1917, la institución bancaria, abrió sus puertas, para dar comienzos a sus actividades diarias. Cuando, de repente, tres individuos bajan velozmente de un automóvil, al que dejan estacionado frente al Banco, con el motor en marcha. El segundo custodio, portero Don Hermelindo Meloni que los había visto venir desde su puesto habitual, les abrió la puerta. Pasaron frente a él sin dudar y siguieron su Hermelindo Meloni camino hacia el mostrador de Cambios; luego él volvió a sentarse. Al escuchar un estampido en el piso de la oficina de adentro, se volvió hacia el ruido y se encontró con que el hombre que había entrado por último se había detenido en la entrada y lo estaba apuntando con un revolver. Se levantó, pero al instante vio que Sala del Banco tenía la pistola contra su cabeza, mientras que el extraño le imponía silencio con un dedo sobre los labios. Totalmente sorprendido pero en calma, después de vacilar por un momento, se dirigió con lentitud a través de la entrada hacia la oficina, sin saber si lo estaban siguiendo o no. No le prestó atención a una segunda pistola que apareció delante de él cuando entró, sino Pablo García o que se dirigió a la salida, al patio que estaba Martínez. “El en el fondo de las instalaciones. Mejicano” adquirió Mientras tanto, los otros dos hombres habían triste notoriedad a raíz del asalto al Banco de saltado por encima del mostrador de Cambios Londres, episodio que y con la pistola en la mano, y de manera conmoviera a nuestra separada, se ubicaron de manera tal de poder ciudad. vigilar toda la sala. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Uno de ellos, que resultó ser mejicano, dijo en español: “Ni un paso”; el otro no habló pero les apuntó con su pistola al cajero y a un empleado de contaduría que se encontraban en el escritorio a su izquierda. Como el Contador estaba de licencia, el Gerente, MacFarlane estaba haciendo el trabajo de este último y estaba sentado escribiendo a máquina en una pequeña mesa al lado del escritorio del Contador que, como era alta, le impedía ver a los intrusos. Pero escuchó el revuelo, se inclinó hacia adelante, y de inmediato lo apuntó la pistola del mejicano. Sin embargo, corrió hacia su oficina, desobedeció la orden de detención del otro hombre y sacó la pistola de su escritorio, se dio vuelta y se encontró enfrentado al segundo hombre, el norteamericano John Atkins que había corrido tras él. El norteamericano afirma que MacFarlane y él intercambiaron tiros frente a frente pero erraron, pero esta aseveración no coincide con la ubicación de las marcas de la bala que se encontraron, la bala de la pistola de MacFarlane atravesó casi verticalmente el piso cerca del centro del salón, John Atkins mientras que la del norteamericano pegó contra el zócalo de la pared, a un par de pulgadas del piso y cerca de la puerta por la que había entrado. De todas maneras, MacFarlane se enredó con el atacante y lo tumbó. Es probable que fuera en ese momento en que el norteamericano disparó y en que la intención del disparo de MacFarlane era intimidarlo o dar la alarma. Enseguida doblegó a su atacante y mientras le golpeaba la muñeca con su pistola para desarmarlo, apareció el mejicano en el umbral de la puerta y le tiró a MacFarlane a quemarropa en la espalda. MacFarlane cayó encima del norteamericano. Todo ocurrió con tanta rapidez que el mejicano disparó antes de que el custodio, que había sido detenido en la puerta de calle, hubiera atravesado la puerta de la oficina, y fue la pistola del -4-

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Crónicas de un SALTO desconocido mejicano que lo enfrentó cuando entró. La caída de MacFarlane liberó al primer atacante, que se unió al mejicano en la entrada a la oficina, justo fuera de la puerta de la oficina privada del Gerente donde había tenido lugar la pelea. Allí encontraron al otro norteamericano, Frank Lewis, que había seguido al custodio, pero que no había ingresado a la oficina, y, después de intercambiar una o dos palabras, corrieron a la calle y se escaparon. Todo el asunto, desde la entrada hasta la fuga, no había durado más de un minuto y medio. MACFARLANE HERIDO VA HACIA SU CASA MacFarlane, a pesar de que estaba herido de muerte, había logrado pararse de inmediato, cruzó el patio hacia su habitación y llamó a algunos de sus hijos, que estaban jugando, para que entraran. Al entrar a la habitación, donde estaba su esposa acostada con el hijo más pequeño, le dijo: “Un norteamericano me hirió” y cayó impasible. El cajero encontró a la Sra. MacFarlane tratando de parar la sangre, y entre los dos levantaron al herido y lo pusieron en su cama. Se llamó a los médicos enseguida y algunos llegaron inmediatamente. El diagnóstico del primero fue que el caso era de extrema gravedad porque JORGE LOVELL MACFARLANE había una hemorragia interna muy abundante. Sin embargo, MacFarlane recobró la conciencia pronto. El cajero había enviado un telegrama a la sucursal de Montevideo en el que contaba lo que había pasado, pero nadie pensó en Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido informarle a la sucursal vecina de Concordia. El Gerente de esa sucursal se enteró de lo ocurrido a través de una oficina del diario de Concordia y se precipitó hacia ella con su Contador. Se hizo cargo del Banco de inmediato y pudo asegurarle a MacFarlane que los asaltantes habían fallado en su objetivo: el efectivo estaba intacto. MacFarlane, a pesar de que estaba cada vez más débil, no había perdido la calma. Cuando le preguntaron cómo había hecho, respondió: “Lindo no más” y volvió a decir, con alegría: “Ganamos, ganamos”. En algunos momentos se quejaba de tener dolor en los pulmones y en su espalda pero parecía no sufrir mucho. MACFARLANE ES ENVIADO AL SANATORIO SALTO Hacia el atardecer se hizo evidente que a menos que se hiciera algo, la hemorragia interna sería fatal. Por lo tanto, los Doctores Prudencio Sosa y Pablo Muñoa decidieron llevarlo al sanatorio Salto y operarlo con el objetivo de parar la hemorragia. Alrededor de las seis de la tarde levantaron el colchón en el que estaba acostado y lo colocaron en una camilla, lo llevaron con cuidado al sanatorio y lo colocaron en la mesa de operaciones. Pero se comprobó que era demasiado tarde, estaba sucumbiendo rápidamente, a pesar de que todavía estaba consciente.

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Crónicas de un SALTO desconocido FALLECIMIENTO DE MACFARLANE No se hizo la operación y alrededor de las ocho de la noche falleció. Un examen post-mortem mostró que la bala había atravesado el hueso, el pulmón, el corazón y se había alojado en el otro pulmón. Los médicos dicen que en casi todos los casos semejante herida provoca la muerte instantánea, y se maravillaron que hubiera sobrevivido tanto tiempo y que hubiera hecho lo que hizo.

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Sepelio del señor MacFarlane A las cinco de la tarde tuvo lugar la inhumación de los restos del Sr. Jorge L. MacFarlane, acto que se vio concurridísimo. El cadáver fue sepultado en el Cementerio Inglés, donde el Sr. José Pereira Rodríguez pronunció un hermoso discurso, en nombre de varios centros sociales, haciendo un expresivo y merecido elogio del extinto. A la hora del entierro el comercio local, respondiendo a una indicación de este diario cerró sus puertas como prueba de adhesión al duelo causado en esta sociedad por la muerte del digno gerente del Banco de Londres.Fue muy favorablemente comentado ese rasgo de solidaridad de nuestro comercio. -8-

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DURANTE EL ASALTO ESTO SUCEDÍA CON LOS FUNCIONARIOS

Mientras tanto, aprovechando la valiente corrida de MacFarlane en busca de su pistola, la mayoría de los empleados se escaparon. Uno, Popelka, estaba en una oficina interna cuando los hombres saltaron por encima del mostrador, golpeó la puerta de comunicación y corrió hacia la cámara blindada a la cual se subió con una escalera que estaba allí, y se escondió detrás de una de las cajas. Otro, Echeverría, se precipitó hacia la parte posterior de la oficina, atravesó el baño y la oficina de artículos de librería y se metió en el patio de la casa del Caja Fuerte del Banco Gerente. Corrió hacia la calle, se acercó a la oficina privada del Gerente que también tiene una puerta que da al patio, pero como se dio cuenta que había una pelea, se dio vuelta y volvió. El empleado Frioni que, al principio, había sido custodiado por el mejicano, se escapó a través de la misma salida en cuanto este último fue a ayudar a su compañero. El cajero, Avellanal, que se había ido de su sección justo antes de que los atacantes hubieran entrado, fue detenido cerca de la puerta que da a la Caja. Cuando los dos hombres siguieron a Mac Farlane, él cambió apenas de posición (de acuerdo con su propio relato, volvió a la Caja y volvió a salir) pero no trató de tomar su pistola, que estaba a tan sólo un paso, y, de hecho, no hizo nada hasta que los tres hombres llegaron a la puerta para escapar. En ese momento los siguió para pedir ayuda. Sin embargo, tuvo miedo de acercarse a la puerta y sólo abrió la ventana cuando el automóvil se puso en marcha. Luego, junto con el custodio principal, dieron la alarma. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido El custodio principal, Della Bitta, estaba en el departamento de artículos de papelería cuando el hombre entró, y cuando se enteró por Echeverría de que el Banco estaba siendo asaltado, corrió hacia el fondo a buscar un arma. Tomó un fierro, se dirigió al frente por el corredor del costado para así impedir que nadie saliera. Llegó justo a tiempo para ver que el automóvil partía, corrió tras él y le gritó a un policía que indicó que se detuviera pero los atacantes no hicieron caso. Sin embargo, se dio la alarma y la persecución fue casi inmediata. El empleado que quedaba, Maspoli, que estaba en un rincón cuando comenzó el asalto, se quedó allí hasta que los asaltantes se fueron, y en ese momento también corrió hacia el fondo.

Diario “LA PRENSA” del día viernes, 19 de octubre de 1917

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Crónicas de un SALTO desconocido LOS ASALTANTES ABANDONAN EL BANCO Velozmente los asaltantes, abandonan el local tomando el automóvil, se alejan a todo lo que da el motor por calle Sarandí hasta Brasil por ésta, rumbo al Este hasta la de San José Washington Beltrán - y por ésta rumbo al Paso de las Piedras del Daymán. LLEGAN LAS AUTORIDADES Acuden las autoridades, que tomando sus providencias, ordenan telefónicamente a la guardia policial destacada en el citado paso, la detención de los prófugos. LOS ASALTANTES HUYEN HACIA EL PASO del DAYMAN Los asaltantes, al escaparse, atravesaron parte de la ciudad a gran velocidad y se dirigieron al río Dayman, a unos pocos kilómetros al sur de Salto. Un oficial de policía, con uno o dos hombres, pidieron prestado un automóvil y los siguieron lo más rápido que pudieron. Algunos oficiales de la policía montada, Automóvil Ford T al lado de los cuales pasaron los de color Rojo. Nº 249 asaltantes, también galoparon tras ellos, los alcanzaron en el pasaje frente al río, donde el coche, que se había hundido demasiado en el agua, se había atascado. Abrieron fuego en ambos lados pero la policía sólo tenía algunos cartuchos y no pudo avanzar con el ataque. Sin embargo, uno de ellos avanzó resuelto, pero mataron a su caballo y otra bala lo hirió en la rodilla. Los bandidos estaban todavía tratando de sacar el coche cuando el automóvil que los seguía apareció y los obligó a escaparse al bosque.

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Crónicas de un SALTO desconocido LOS ASALTANTES SON CERCADOS EN EL DAYMAN Se moviliza toda nuestra policía, y se le pide cooperación a la de Paysandú y conjuntamente con elementos de tropas del batallón 3° de Infantería al mando del Coronel Don Jaime Bravo y del Jefe de Policía Sr. Bernardo Gómez, Comisarios y de algunos particulares se rodea el monte para que no escapen los malhechores, y empiezan su batida palmo a palmo, acción que duró dos días, hasta que en la mañana del tercer día, el Comisario de la Policía de Paysandú, Sr. Geroncio López Araújo, que andaba disfrazado de peón de campo, y hacía como si anduviera juntando animales, los divisa en las proximidades del popular “Arroyo de Comisario de la Policía los Chanchos” ya bastante cerca de la de Paysandú. Geroncio costa del Río Uruguay. López Araujo Entonces el Comisario López Araujo hace como que no los ha visto y sigue con su fingida tarea de arriar a los animales dirigiéndolos hacia el lugar adonde tenía apostada su gente, acción esta que no pasó desapercibida por los asaltantes, según se supo más tarde, pero no le hicieron fuego para no llamar al atención de los demás y ganar tiempo para llegar con más rapidez a la costa del Río. Al llegar el señor Araujo al lugar donde estaba su personal emboscado, se prepara y se viene con él, resuelto a aprehenderlos, lo que consigue después de breve lucha, los delincuentes se entregan ante la superioridad de sus atacantes. En la corta lucha para reducirlos, el Comisario Araujo, que demostró ser un hombre astuto y de gran valor, salió con el ala del sombrero agujereada por las balas de los delincuentes.

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Crónicas de un SALTO desconocido LOS ASALTANTES SON CAPTURADOS Y TRAIDOS A LA JEFATURA Los asesinos fueron detenidos en la estancia El Hervidero en Paysandú, 100 Km. al sur de Salto. La banda asesina era dirigida por Frank Lewis, con conexiones con Butch Cassidy, legendario ladrón de bancos en USA al comienzo el siglo XX y que vivió varios años en la Patagonia, RA. Cuando en nuestra ciudad se supo que los asaltantes habían sido apresados y que eran conducidos para ésta, más de tres mil personas esperaban para verlos llegar, estacionados frente a la Jefatura. A las once horas, más o menos, aparecen éstos custodiados por una enorme caravana de autos de gentes que se habían trasladado al Daymán, ante la novedad de las capturas. Uno de los coches, en el que venía el norteamericano John Atkins, fue entrado a la Cárcel por el portón del Cuartel, los otros dos presos, que venían en otro coche, fueron entrados por el portal de la Jefatura. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Cuando éstos bajaron, el pueblo se amotinó e intentó lincharlos, porque MacFarlane había sido muy popular en la ciudad y la indignación en contra de los asesinos era muy grande. lo que fue evitado enérgicamente con las culatas de los máuser, por las autoridades.

DECLARACIONES DE LOS ASALTANTES Todos ellos hicieron declaraciones pero no se les da mucho crédito a algunas de sus declaraciones. Dicen llamarse: Frank Lewis, norteamericano; John Atkins, norteamericano y Pablo Martínez, mejicano. Lewis se denomina un cowboy y Martínez dice que sirvió en los ejércitos mejicanos de Carranza y de Villa. Confiesan haber cometido el asalto al Banco y haberle disparado a Macfarlane pero declaran que su intención no era disparar a no ser que fueran atacados, ya que el ruido habría interferido en sus planes. COMO Y DONDE SE PLANEO EL ASALTO Según ellos, fue en Buenos Aires donde decidieron llevar a cabo el golpe que habían intentado realizar. Habían llegado a Salto hacía algún tiempo para ver si era posible hacer algo. Lewis y el mejicano primero inspeccionaron el Banco de la República pero Lewis, que parece ser el líder, decidió que no se podía hacer nada allí. Entonces el mejicano y Atkins fueron enviados para que inspeccionaran este Banco. Se dice que preguntaron cuánto les costaría hacer algunos giros a Nueva York y que mientras los empleados hacían los cálculos, examinaron la oficina, gran parte de la cual está abierta al mostrador de Cambios. - 14 -

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Crónicas de un SALTO desconocido Se dice que el mejicano expresó que un robo no sólo era factible sino también fácil. La banda después se fue a Paysandú para hacer sus planes y preparativos. Lewis tenía bastante dinero ya que había recibido fondos de un Banco de Nueva York que fueron transferidos a la sucursal de Buenos Aires del City Bank de Nueva York donde había abierto una cuenta a nombre de Jim King. Dejó a sus socios en Paysandú y se fue a Montevideo donde compró un par de rifles Winchester, municiones, etc. y un mapa del país. Cuando volvió a Paysandú compró tres buenos caballos, monturas, etc. En total la banda se quedó en Paysandú unos 20 días. Después siguieron por tierra a Salto. A estar a los hechos - que son a veces bastante oscuros-, de como éstos delincuentes planearon el asalto - siempre que en esta ciudad no hubiese existido un cómplice, que se comunicara con ellos, ilustrándolos en las normas y personal del Banco- habría llegado, con algunos días de anticipación. EL MEXICANO COMPRA LA LINTERNA Pablo Martínez quien observó y planeo el golpe, ya que éste era conocido en las casas de bajo fondo, y se le reconoció también como el individuo que en la noche anterior al hecho había comprado una linterna en la Ferretería de Pera. Después de haber adquirido la linterna, el mejicano se fue a pernoctar a la casa de tolerancia, de la mujer Servanda Rodríguez, ubicada en la calle 19 de abril entre Julio Delgado y Hervidero, donde trabó conocimiento con el individuo Antonio Olivera, a quién comisionó para que le buscara un auto de alquiler que quisiera hacer un viaje a campaña.

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Crónicas de un SALTO desconocido Se dice que el mejicano expresó que un robo no sólo era factible sino también fácil. La banda después se fue a Paysandú para hacer sus planes y preparativos. Lewis tenía bastante dinero ya que había recibido fondos de un Banco de Nueva York que fueron transferidos a la sucursal de Buenos Aires del City Bank de Nueva York donde había abierto una cuenta a nombre de Jim King. Dejó a sus socios en Paysandú y se fue a Montevideo donde compró un par de rifles Winchester, municiones, etc. y un mapa del país. Cuando volvió a Paysandú compró tres buenos caballos, monturas, etc. En total la banda se quedó en Paysandú unos 20 días. Después siguieron por tierra a Salto. A estar a los hechos - que son a veces bastante oscuros-, de como éstos delincuentes planearon el asalto - siempre que en esta ciudad no hubiese existido un cómplice, que se comunicara con ellos, ilustrándolos en las normas y personal del Banco- habría llegado, con algunos días de anticipación. EL MEXICANO COMPRA LA LINTERNA Pablo Martínez quien observó y planeo el golpe, ya que éste era conocido en las casas de bajo fondo, y se le reconoció también como el individuo que en la noche anterior al hecho había comprado una linterna en la Ferretería de Pera. Después de haber adquirido la linterna, el mejicano se fue a pernoctar a la casa de tolerancia, de la mujer Servanda Rodríguez, ubicada en la calle 19 de abril entre Julio Delgado y Hervidero, donde trabó conocimiento con el individuo Antonio Olivera, a quién comisionó para que le buscara un auto de alquiler que quisiera hacer un viaje a campaña.

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Crónicas de un SALTO desconocido EL MEXICANO CONSIGUE EL TAXI del SR. ANTONIO CASSARETO Este se presenta al otro día en la casa del Sr. Antonio Casaretto, propietario de un Ford de alquiler, siendo la hora 9, más o menos, y le propone el viaje, éste acepta, y viene con su ayudante Juan Figueredo a la casa de la de Rodríguez, en busca del cliente con quien arregla el precio del viaje; Se embarcan y marchan rumbo a “La Amarilla”. Al llegar al citado paraje, el mejicano habla con Cassareto y le dice que se dirija al Paso de la Cadena del Daymán. PASAN POR BARRIO ARTIGAS a PASO DE LA CADENA Al llegar a los Corrales, se detiene en la casa de Comercio del Sr. Ángel Ceriotti, donde el mejicano invita a Cassareto y a Figueredo a que tomen algo, rehusando éstos la invitación. Prosiguen el viaje y al llegar a unos doscientos metros antes del Paso de la Cadena, dos hombres armados de Winchester, salen del monte y le interceptan el paso, ordenándoles que se bajen del auto, orden que es acatada; entonces el mejicano, mientras los desconocidos siempre dirigiéndoles los cañones de los Winchester al pecho, les dice que precisan el auto para realizar una comisión reservada. Figueredo reacciona y desenfundando una daga que llevaba les increpa: ¡Así no se mata a los hombres; si quieren vamos a pelear! El mejicano se ríe y le ordena que tire al suelo el arma; éste al verse amenazado obedece; uno de los desconocidos, Frank Lewis, (Chofer) pone en marcha el auto y se sienta frente a la dirección, entonces el otro y el mejicano ascienden a él, en el instante de emprender la marcha, Figueredo les grita: ¡no sean tan bárbaros, no se lleven el poncho!, Se lo tiraron y emprenden la marcha a gran velocidad. Cuando todo esto sucede ya es más de mediodía; Cassareto y Figueredo se resuelven retornar a pie por el callejón, cuando han hecho más de una legua de camino encuentran un Establecimiento de campo, al cual llegan para hablar por teléfono, pero cuando consiguen comunicarse, el episodio del Banco ya ha sucedido.. - 16 -

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Crónicas de un SALTO desconocido POSIBLES VIAS DE RETIRADA Aparentemente, habían organizado dos vías de retirada, una a la izquierda en el monte, en un brazo del Daymán a una cierta distancia por tierra, y la otra sobre el río Uruguay, al sur, en un punto donde, debido al nivel bajo del río, es fácil cruzar al lado argentino. Fue cerca de este lugar donde fueron capturados. Aparentemente, no eran personas muy inteligentes y tampoco tenían una idea clara de cómo iban a poder lograr escapar. Se dice que sólo uno, el mejicano, hablaba español. Sin embargo, es probable que haya otros detrás de ellos. Fueron interrogados sin ningún resultado sobre otro norteamericano con el cual es probable que hayan estado tratando, y cuya identidad no pudo ser develada. Uno de ellos dijo también que no habían sido ellos los elegidos originalmente para cometer el asalto del Banco. La policía está tratando de rastrear sus antecedentes. El mejicano es de baja estofa y parece cruel e impenitente. Declara que su intención era balear a MacFarlane a través de la cabeza pero no pudo hacerlo por miedo a herir a su compañero que estaba debajo. ---------------------------------------------El accionar inmediato de MacFarlane evidentemente salvó al Banco, los bandidos aseveran que su plan era asaltar, intimidar al personal y llevarlo, incluido cualquier cliente que entrara, a la cámara blindada. Habían calculado que podían asegurarse las llaves, vaciar el tesoro en doce minutos cómo máximo. Su intención era, después de seleccionar lo que podían llevarse, encerrar a los prisioneros en la cámara blindada y escapar. El personal no le dio ningún tipo de ayuda a MacFarlane a pesar del hecho de que, por lo que sabían, sólo había dos asaltantes. En el momento en que el mejicano disparó, ninguno de los asaltantes estaba custodiando la oficina principal, ya que el norteamericano Lewis no había entrado y no había sido visto por ninguno de los empleados. Es lógico, pero pocos hombres actúan tan rápido como lo hizo MacFarlane, y no se puede esperar que Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido todos arriesguen sus vidas para proteger la propiedad de su empleador, a pesar de que muchos arriesgarían su vida para defender a un compañero. Pero es de lamentar que la licencia del Contador haya impedido que el único otro miembro inglés del personal fuera en su ayuda. ---------------------------------------------------VISITA DE LA VIUDA DE MACFARLANE A LA CARCEL Estaban alojados en sus celdas, los tres asaltantes. Se registró entonces, el instante más dramático, cuando – quién sabe por qué – se autorizó a la viuda de MacFarlane a verlos. Fue – apunta un cronista – “el momento más doloroso, más emocionante , más patético” y recuerdase la versión que un diario local diera entonces. “Entre las muchas damas – dice – que concurrieron a ver los apaches, lo hizo la señora de MacFarlane. Las acompañaban los caballeros Armstrong y Pons, dándole el brazo. En la Jefatura de Policía la enlutada dama penetró serenamente al hall. El señor Gómez hizo abrir uno a uno los calabozos de los malhechores que, también, uno a uno, - 18 -

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Crónicas de un SALTO desconocido aparecieron ante la mirada severa y tranquila a la vez de la señora de MacFarlane. Esta les contempló en silencio, volviendo luego, lentamente, la cabeza como con repugnancia. Fue este el único gesto de esta otra inocente víctima del atropello al Banco de Londres, que con varios pequeños hijos, queda sin su adorado compañero, aunque sí acompañada del respeto y cariño de todos”. LA TRAGEDIA ENLUTA A LOS SALTEÑOS La tragedia de la muerte de MacFarlane, se convierte en una doble tragedia- si es que cabe la expresión- para sus cinco hijos pequeños- dos niñas y tres varones- su esposa, la señora Daisy – MacFarlane, ante la fuerte impresión recibida, al contemplar en la cárcel a los asesinos de su esposo, se enferma y pierde la razón. La enferma y los huérfanos son recogidos y auxiliados por la Colonia inglesa de esta ciudad que los remite a Buenos Aires para su asistencia. Tres de los niños están bajo el cuidado de la esposa del Contador y otro amigo cuida a los dos restantes. El anaké griego hace presa a las vidas de los pequeños huérfanos; la señora Daisy fallece al poco tiempo de estar recluida en una casa de salud y como si todo esto no fuera suficiente para conjurar y placar a un destino injusto, casi enseguida, la mayorcita de las niñas muere de tristeza. Hoy a la distancia y en el tiempo, sabemos que el resto de la familia MacFarlane de tan noble y alto prestigio en nuestra ciudad, lo siguiente; “que la niña que quedó es hoy una señora que se casó y vive en Londres con su esposo y que es empleada en la Sección Discos de la B.B.C., junto con uno de sus hermanos, que es Speaker para la América Latina, de la misma emisora. Otro de ellos está radicado en Buenos Aires y el otro antes de la guerra residía en Australia. Estas son las únicas noticias que podemos brindar al respecto de lo que fue en nuestra ciudad la familia del prestigioso e hidalgo caballero señor Jorge MacFarlane.

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Crónicas de un SALTO desconocido LA CONDENA DE LOS ASALTANTES Los asaltantes John Atkins, Frank Lewis y el Mejicano Pablo Martínez, fueron condenados cadena perpetua. El mejicano Pablo Martínez, según informes, hace unos años murió, Frank Lewis y John Atkins, fueron unos hábiles mecánicos del Penal, de donde, quién sabe, algún día se reintegren a la sociedad y vivan como hombres honrados y dignos de sus semejantes. Hoy a la distancia de noventa y cuatro años del día en que se realizó esta dolorosa tragedia, podemos decir a manera de epílogo que:John Atkins, a quién se sindicaba como autor principal, o por lo menos, como el planeador y jefe teórico del asalto, falleció en la Cárcel allá por el año 1927 más o menos, a consecuencia de una pulmonía. Pablo Martínez - el mejicano - que en la segunda década de nuestro siglo había participado en las sangrientas revoluciones que tuvieron por escenario su país, cuyo principal actor fue el célebre guerrillero Pancho Villa a cuyas órdenes se batió con tremenda bravura, cometió una gravísima falta en la Cárcel de Montevideo, agravando así enormemente su causa. Hombre rebelde, turbulento y ejecutivo; - pensándolo tal vez que sus esperanzas de libertad estaban perdidas para siempre, que su vida terminaría en la cárcel, - llamó por entre las rejas a un guardián, pretextando entregarle una esquela y cuando lo tuvo al alcance de la mano, lo retuvo fuertemente pretendiendo despojarlo de sus armas. Falleció en la Penitenciaría muy probablemente a consecuencia de este acto de rebeldía y de ansias de libertad. Frank Lewis, que siempre observo un comportamiento ejemplar, fue durante muchos años un maestro metalúrgico en la cárcel, recuperando su libertad allá por el año 1943. Cumplida su condena, atraído quizás por los recuerdos, se dice que regresó a - 20 -

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Crónicas de un SALTO desconocido Salto - se sabe que la policía y la Gerencia del Banco de Londres tuvieron conocimiento de este viaje - tal vez para presenciar por última vez el lugar donde naufragaron sus sueños de grandeza, sus pretensiones de riquezas... acá se perdieron los pasos de Frank Lewis; - tal vez se haya reintegrado a su país y familia; tal vez sea un obrero anónimo en alguna ciudad populosa, o sea uno de esos tantos vagabundos o linyeras que, con su mochila a la espalda, pasan al lado nuestro sin que le demos importancia sin despertar en nosotros ningún sentimiento de consideración... Los amigos de MacFarlane, encargáronse de velar por sus familiares que habían quedado desprovistos de toda asistencia. Su señora viuda – tan tremendo fue el trauma psíquico que sufrió que sin duda lo agravó el espectáculo que ante sus ojos presentóse al exhibírsele los asesinos de su esposo – perdió la razón. También una hija, sumióse en las tinieblas de la inteligencia. ORGANIZARON UNA COLECTA POLPULAR Para los pequeños vástagos sobrevivientes, organizóse una colecta para atender su subsistencia y su educación, a la vez que se les prodigaban toda clase de afectos para hacer menos dura la orfandad. El Ingeniero Napoleón Pereira Machado, y los señores Jorge E, Armstrong y Mario Supparo, fueron los promotores del movimiento que encontró inmediata acogida popular. La colaboración generosa y solidaria, manifestóse de inmediato; pero, el Banco de Londres y América del Sud, informado de ello, decidió tomar a su cargo la tarea de cuidar de los hijos de su fiel servidor, caído por defender los caudales de la institución. Pero, el dinero ya reunido, no aceptaron su reitegro los donantes, y quedó depositado en una alcancía para ser entregado a los hijos de MacFarlane, la más pequeña de los descendientes de aquel caballero, expresó su reconocimiento en la carta que transcribimos a continuación y que fue dirigida desde Buenos Aires, el 19 de febrero de 1934.

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Crónicas de un SALTO desconocido CARTA DE JEAN E. MACFARLANE Ingeniero Napoleón Pereira Machado: “Al regresar de Inglaterra, en compañía de Don Heriberto Gibson y su esposa doña Magdalena C. de Gibson, cuyo hogar ha sido el mío desde la edad de 7 años, he recibido de mi tía doña Margarita M. de Rummacles, una copia de la carta de Ud., y de los señores Mario Supparo y Jorge E, Armstrong de fecha de 28 de junio del año pasado dirigida a mi hermano mayor, Jorge; y de una carta de Ud., de fecha 14 setiembre del mismo año, dirigida ami tia, como así mismo una libreta de la sucursal de esa del Banco de Londres y América del Sud (sección Alcancía) que consta un haber de $ 847.27, depositados por Udes., con fecha julio 20 de 1933 a mi nombre. Ante todo me apresuro a manifestar a Ud., y por su intermedio a los señores Supparo y Armstrong, mis sentimientos más profundos y afectuosos de agradecimiento por toda su actuación desde la muerte de mi querido papá, acaecida en mi infancia no solamente en la consagración de su memoria sino en el interés mío y de mis hermanos y hermana que quedamos huérfanos de tierna edad; custodiando con tan noble y constante afán, el saldo de la suscripción recolectada entre los amigos de mi papá para construir un mausoleo para el descanso de sus restos, para entregarlo a sus hijos cuando llegaren a cumplir la mayoría de edad. Conservaré siempre la carta de Uds., como la memoria más preciosa de la amistad que había merecido mi querido padre ante caballeros de tan noble y leal corazón. Me faltan palabras para expresar la emoción que me ha producido la lectura de su carta. Por su amistad a mi padre, por su leal y cariñosa preocupación para el bién de sus hijos huérfanos, por toda la gran bondad de Uds., que su carta revela, les agradezco desde el fondo de mi corazón. Soy aún menor de 21 años el 27 de junio de este año. He devuelto la libreta a la sucursal de esa del Banco de Londres pidiendo al Gerente la conserve en su custodia. Ruego a Ud. Transmita a los señores Supparo y Armstrong de parte mía los sentimientos que he tratado de manifestar en esta carta y acepten todos Ud., mis expresiones sinceras y afectuosas de agradecimiento, siéndome - 22 -

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Crónicas de un SALTO desconocido de mucha honra presentar mis mejores saludos a tan cumplidos y nobles caballeros. De Ud. Su más atenta servidora Jean E. MacFarlane”. PANTEÓN DE JORGE LOVELL MACFARLANE EN SALTO En el Cementerio protestante o de los Ingléses, por suscripción popular, se levanta un mausoleo de granito, que la suscripción popular costeó, recordando a Jorge MacFarlane por su vida limpia y generosa, tan brutalmente truncada. Y la Liga de Fútbol, a la que entregó su capacidad de jugador, de árbitro y de dirigente, le erigirá una columna conmemorativa en el Pórtico del Estadio Dickinson. Su nombre ha quedado grabado como sinónimo de lealtad y coraje, virtudes magníficas, en cuyo culto fue inmolado. En la lápida de su tumba se agregó el nombre de su mujer, Daisy, fallecida 40 días después de la violenta muerte de Jorge Lovell, aunque ella falleció de caquexia psicopática en Montevideo, donde fue enterrada en el Cementerio Británico de Montevideo

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SOCIALES Una comunicación telegráfica de Montevideo trae la noticia de que el miércoles a las 5,45 de la tarde, falleció en el Sanatorio de los Dres. Lamas y Mondino la señora Daisy Margarita Mac Vicar de MacFarlane, que con procedencia de esta ciudad había llegado el lunes a aquella capital, Se trata, como saben nuestros lectores, de la viuda del gerente del Banco de Londres, don Jorge MacFarlane, fallecido a fines de octubre último a consecuencia de heridas inferidas por los bandoleros que asaltaron las oficinas de dicho banco. La inesperada muerte de la señora MacFarlane, reabre en nuestra sociedad una herida aún no curada, del drama doméstico que dejó al margen el vandálico suceso del Banco de Londres. A la abnegación del señor MacFarlane en aquel trance donde entregó la vida en prenda del honor y de la defensa de intereses ajenos, siguió la horrible crisis nerviosa de la esposa de aquel con dolorosas alternativas; y a esto la separación de cinco pequeños hijos que perdieron en pocas horas el amor insustituible de sus padres. Luego la afección minó y venció el organismo de la infortunada señora y finalmente su fallecimiento, que viene a coronar con toda rudeza este drama sin igual, toda una lúgubre historia que se ha desarrollado precipitadamente como un trágico cuento. Estas cinco pequeñas criaturas quedan con un nombre aureolado por la virtud y el martirio. Es el Banco de Londres que se hace cargo de ellas y les dará el amparo que merecen, pues nunca se podrá olvidar el supremo derecho que les asiste como hijos de un verdadero héroe que al caer bajo el plomo mortal, arrastró al infortunio, lo que fue el fresco crepúsculo de un hogar, lo que fue amor y esperanza. - 24 -

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FRANK LEWIS EN LIBERTAD, VISITA A SALTO Frank Lewis volvió a la libertad, veintiocho años después de perderla. En 1945, pidió su encarcelamiento, basándose que el Código Penal de 1934 había fijado la pena máxima de prisión en treinta años y que le amparaba el principio de la benignidad de las leyes, a lo que unía – para anticipar su liberación – la circunstancia de la buena conducta observada. El planteamiento fue aceptado. La humanización de las leyes penales y la confianza que depositan en la reeducación de los delincuentes, ha permitido que torne al mundo de los libres. Al hacerlo, volvió a Salto. Y el mismo – en una carta dirigida a uno de los también encarcelados que bajo su dirección aprendieron un oficio y se hicieron hombres útiles a la colectividad – que al pasar por el Banco de Londres, donde una existencia fue cegada con su coparticipación, le corrieron lágrimas por las mejillas. Así aquel hombre que al decir de un cronista” tiene una fisonomía aceptuadamente bondadosa” y “una simpatía irresistible, esa simpatía que inspiran los niños, las almas buenas”, se purificó en la cárcel para volver a su patria. Estados Unidos, donde hoy, vive en la misma ciudad de Missouri donde naciera hace 58 años. Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido PEQUEÑA BIOGRAFÍA DE: Jorge Lovell MacFarlane Su nacimiento fue registrado en Fulham, St. Paul Hammersmith, Middlesex,UK, hoy suburbio de Londres, y como lugar del alumbramiento sus padres declararon 44 Woodstock, Hammersmith. El hijo primogénito de George MacFarlane y Martha Mac Vicar llegó con ellos y con tres hermanos a la zona de Rosario, Provincia de Santa Fe, RA. a bordo del SS Thames que partió del puerto de Southampton el 27/8/1891. En algún momento entre 1892 y 1895 sus padres se mudan a Belgrano, Buenos Aires, Capital de RA. El 17 de agosto de 1896 fundó, junto con su padre, su hermano Robert y otros 79 miembros, el Belgrano Athletic Club (BAC) en Buenos Aires.

En junio de 1907 se casó en Londres, UK con Daisy Mac Vicar. Pocos días después se embarcaron en el SS Bellevue en el puerto de Londres el 5 de Julio de 1907, llegando a Montevideo, ROU. Trabajó en la sucursal del Banco de Londres y Río de la Plata, de Montevideo, para luego ser trasladado a la sucursal de Salto.

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Esta es la residencia donde vivió el Gerente del Banco de Londres Jorge Lovell MacFarlane. Sarandí N° 57 Es trasladado a Salto, donde nacen cuatro hijos más. Residió inicialmente en Rivera N° 98 y posteriormente en Sarandí N° 57 Jorge MacFarlane 3/2/1880 London, UK 16/10/1917 Salto, ROU Daisy May MacVicar 5/5/1879 Maidstone, Kent, UK 5/12/1917, Montevideo, ROU Evento Nac. George Nac. Renee Nac. Fred Nac. Martha

Fecha Dirección 16/03/1908 -----------26/05/1910 Rivera 98 08/03/1912 Sarandí 57 21/06/1914 Sarandí 57

Depto Mont. Salto Salto Salto

País Uruguay Uruguay Uruguay Uruguay

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Doc. ---112 61 194

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Crónicas de un SALTO desconocido Como homenaje póstumo a Jorge MacFarlane, quién fuera el Fundador de la Liga Salteña de Fútbol, y primer árbitro de fútbol de Salto, eximio deportista y activo participante en nuestra vida sociocultural, siendo Tesorero del “Teatro Larrañaga”, y Tesorero del “Law Tennis Club” lo menos que podemos los salteños es nombrar algún espacio físico dentro de la Liga Salteña de Fútbol o del Estadio Ernesto Dickinson, o en algún lugar que proponga esta institución, pero lo que si es seguro es que no podemos continuar en la omisión de este postergado homenaje.

Para darles una mano a aquellos lectores más jóvenes, que sin duda, les es más difícil ubicar donde era el Banco de Londres, le podemos decir que estaba ubicado precisamente, en este local que actualmente funciona la Iglesia “Pare de sufrir” y que hasta hace algún tiempo funcionara el Banco de La Caja Obrera, frente al ex Cine Sarandí

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Crónicas de un SALTO desconocido Investigación Histórica, basada en las siguientes fuentes de información: F1 : Libro “EL Salto de Ayer y de Hoy”, edición año 1952. Eduardo S. Taborda F2 : Revista “Salto Actualidad”, año 1953 F3 : Página Web: http://www.clanmacfarlane.com.ar F4 : Diarios “La Prensa”, meses de octubre y noviembre de 1917. F5 : Registro Civil, Ciudad de Salto, ROU F6 : Jefatura de Policía, Ciudad de Salto, ROU F7 : Parroquia San Lucas, Salto, ROU F8 : http://www.belgrano-athletic.com.ar

Uruguay„s league selection (18.7.1906 vs. South Africa): Back, f. l t. r. George MacFarlane (referee) Carlos Carve Urioste, Cayetano Cándido Hernández Bentancourt.Saporiti, Juan Carlos Bertone, linesman; Middle, f. l. t. r. Luis Carbone, Francisco Branda, Pedro Zuazú; Front, f. l. t. r. Carlos María Cuadra, Gonzalo Rincón, Juan Pena, Alejandro Cordero,

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