Derrumbe en bodega del Cerro

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Crónicas de un SALTO desconocido

Derrumbe en la “Bodega del Cerro

Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Aporte para un Turismo Cultural, Histórico y Patrimonial

Derrumbe en la “Bodega del Cerro” Por Alberto J. Eguiluz

Diario “La Prensa” - 08-02-1893

Ayer a las 6 de la tarde en la Bodega que los señores Cañizas Hermanos y Antía poseen en el viñedo del Cerro ocurrió un suceso lamentable. Varios albañiles y peones en la hora indicada, se ocupaban de inspeccionar las paredes de las grandes cubas de fermentación, recientemente construidas y que estaban llenas de agua como medida higiénica, al mismo tiempo que servirá para indicar los sitios por donde manaba el agua, para enseguida tapar con portland las hendiduras, cuando de pronto cinco de estas cubas, de capacidad de 80 a 90 bordolesas cada una, ceden debido probablemente a la presión del agua y sus paredes se derrumbaron cayendo sobre 5 de los trabajadores que estaban ocupados en su trabajo. El ruido producido por la caída de los materiales y el del agua que bajó como un torrente para invadir la Bodega, acudieron varios peones, el capataz del viñedo, uno de los propietarios y otras personas que habían ido esa tarde a visitar el establecimiento. En el primer momento nadie atinaba una espesa neblina producida por el polvo que se había -2-

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Crónicas de un SALTO desconocido levantado, lo oscurecía todo, el interior de la planta baja de la bodega se percibían gritos desgarradores. De pronto uno de los peones un fornido hijo de las provincias vascongadas, avanza

sin temblar, sin ocurrírsele tal vez que todo aquello podría desplomarse sobre su cuerpo, corre en dirección al sitio donde llegan los quejidos, nada ve, pero de pronto empieza a escudriñar en medio de aquella oscuridad producida por la inmensa polvareda y ve la cabeza cuyo cuerpo está cubierto por los escombros y el agua. - Con sus manazas quita todo lo que está por encima del cuerpo del pobre obrero, este era un albañil corpulento llamado Pedetti, lo alza sobre sus hombros y sale de aquel infierno, en medio de las súplicas de los otros desgraciados que gritaban a viva voz, - casí que me muero - y el chasquido que produce el agua al chocar con las paredes de la bodega. Ya los compañeros del noble vasco han visto llegar a este triunfante, con su pesada carga al hombro. Unos corren a salvar los que quedan aún presos entre los escombros, otros quieren ayudar al vasco Beñat, que no abandona la presa y con estridente voz pregunta ¿Donde lo llevo?. Le indican donde y Beñat con paso pesado, sudorosa la frente, sube los 15 o 20 escalones que lo separan del cuarto donde debe colocar al Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido herido, instala a Pedetti sobre un catre y baja rápido como una exhalación, a salvar a los otros, pero ya es tarde, las otras víctimas son llevadas en brazos por las otras personas al mismo cuarto donde lo dejó a Pedetti.

Como hemos dicho, cinco han sido las víctimas de este accidente desgraciado... De ellas dos no han sufrido contusiones y las otras tres las han sufrido, principalmente Pedetti, el que se halla en bastante gravedad, al extremo de temerse por su vida. Felizmente en ese instante se hallaba entre los visitantes un médico sanducero cuyo nombre no recordamos, el que hizo un reconocimiento a los enfermos, constatando que Pedetti era el que se hallaba en más mal estado. Ya para entonces, Testa, que llevó a su coche a los visitantes y los esperaba para volver al pueblo devoraba con su vehículo las cuadras que lo separaban del consultorio del Dr. Lamas. Este facultativo estaba en su casa y se apresuró en acudir al lugar del suceso, al extremo que cuando el médico sanducero apenas terminaba su inspección, el Dr. Lamas estaba allí como caído del cielo. Dos de los albañiles fueron trasladados más tarde a sus domicilios a pedido de sus respectivas familias, por más que los propietarios del viñedo se

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Crónicas de un SALTO desconocido obstinaban en que quedaran allí hasta que estuvieran completamente sanos. Pedetti ha sido llevado a su hogar recién hoy. Un sin número de personas acudieron al viñedo durante la tarde y noche de ayer. Los dueños de la Granja así como los compañeros de Pedetti han lamentado la desgracia de éste. Es un hombre laborioso y de carácter bondadoso. Tiene una prole numerosa que implora al médico cada vez que este va a visitar al enfermo con mirada suplicante. ¡Sálvelo! Por una feliz casualidad no hubo que lamentar mayores desgracias pues momentos antes, cinco minutos apenas, se hallaban en el mismo sitio, en que se encontraban los albañiles, hasta doce personas. En medio de tantos lamentos hubo un incidente cómico - El que salió más ileso de los cinco peones es un criollo puro, a ojo de buen cubero tiene hasta tres cuartos de pampa - Al preguntarle uno de los concurrentes, como es que se había salvado él, que estaba codeándose con las cubas, dijo con voz misteriosa, como salida del Chaco: ¡Señor, es que soy lobison

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