El río y las chapitas

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Cr贸nicas de un SALTO desconocido

La Inundaciones y las Chapitas

Resguardo en Inundaciones actuales

Resguardo en Inundaci贸n de 1924 Cr贸nicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Aporte para un Turismo, Cultural, Histórico y Patrimonial

La Inundaciones y las Chapitas

Por: Alberto J. Eguiluz

Presidente de la Asociación de Amigos del Patrimonio Histórico de Salto.

El edificio de la Estación del Ferrocarril Noroeste debe ser el más antiguo de su barrio. No puede ser muy posterior al año 1872 en que comenzó el tendido de vías, pero sin duda alguna es anterior a 1888, año en que la estación fue inundada por una crecida que cubrió con 1,50 m de agua su planta baja. Debe haber sido todo un espectáculo contemplar el edificio, sobresaliendo aislado en un amplio espejo de agua, tal como en los últimos días lo hicieron las grúas y el resguardo del Puerto. Los ingleses clavaron en el marco de la puerta, como testigo del percance, una chapita de bronce con la cifra 1888. Al año siguiente una nueva inundación motivó otra chapita: 1889. Con el tiempo el parante se ha ido llenando de chapitas: 1899, 1905, 1907, 1923, 1928, 1929, 1932, 1935, 1936, etc, etc.

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Crónicas de un SALTO desconocido Las cosas han ido cambiando. Muchas chapitas se han perdido, los ingleses se ha ido y con ellos la costumbre de "perpetuar en bronce" los infortunios. Pero tampoco el edificio emerge solitario de las aguas invasoras. La vieja estación, está rodeada por una densa edificación a lo largo de la calle 19 de Abril. Las aguas ya no son las de un río y los chicos chapotean en un charco horriblemente contaminado por el reflujo de las instalaciones sanitarias. El 1º de Julio de 1854 el Presidente de la Junta EconómicoAdministrativa de Salto, vecino don Joaquín Alfonso, hace constar en Actas una Reseña de la Historia de Salto que había encomendado al secretario de la Junta Don Julián Serrano. Don Joaquín da cuenta de tres grandes inundaciones: 1814, o 1815, 1824 y 1833, habiendo llegado la primera de ellas hasta el punto donde comenzaría la Plaza Principal (actual Plaza de los Treinta y Tres). La creciente de 1833 está descrita en la relación que el francés Arsenne Isabelle hiciera de su viaje hasta Itaquí. Describe Isabelle el pequeño Salto de la época: ¨... no había más de cinco casas con azotea; las otras moradas eran ranchos bien construidos y exteriormente blanqueados en su mayoría...¨. "... está situado en una altura que forma península en época de inundaciones del Uruguay". Salto estaba en aquella época suficientemente elevado, pero Belén es encontrado arruinado por nuestro viajero. ¨... se encontraba por efectos de la inundación a nivel del agua. Visitamos los ranchos deteriorados, conté 22 en pie, "comprendida la iglesia, que era, como los otros, un simple rancho". Luego pasó por Bella Unión, que estaba abandonada. “... Sólo quedaban unos cuarenta ranchos en pie. Pero parece que había más de doscientos en 1832. “Y Bella Unión había sido fundada en 1829, si hacemos caso de su excelente tinto "Fundación". Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Coincidiendo con la Batalla de Yatay, durante la Guerra de la Triple Alianza, (año 1864) hubo otra gran crecida que permitió a la Armada Brasileña remontar el Salto Grande; dos cañoneras con unos 2000 soldados, que fueron decisivas para dividir, dominando el río, al ejército paraguayo. Pero podemos ir más lejos. Nuestros años de inundaciones corren bastante parejos con los que producen crecientes en los ríos Paraguay y Paraná. Vale la pena entonces recordar la descripción que en 1543 hace Don Alvar Núñez Cabeza de Vaca de las crecidas del Paraguay; “...porque las aguas crecen seis brazas en alto encima de las barrancas, y por aquella tierra se extienden por uno llanos adelante más de cien leguas la tierra adentro, que parece mar "... Y esto acontece todos los años del mundo ordinariamente". Ni nosotros ni nuestros hermanos del noroeste argentino hemos de buscar otras causas: las cosas fueron y son así. En sólo 178 años se pueden señalar más de 21 crecidas en las que el Río ha sobrepasado los 14 m en Salto.

Todos estos antecedentes indican que nada hay de nuevo en las inundaciones y que el hecho de que se haya edificado tanto en zonas inundables año tras año no tiene explicación ni sentido. ¿Acaso lo tiene, por ejemplo que en nuestra vecina Concordia se hable de un muro, el que se convertiría en trampa o amenaza cada pocos años?. -4-

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Crónicas de un SALTO desconocido Dejemos a la Psicología social explicar como pueden cometerse errores colectivos fundamentales como edificar tanto en zonas inundables, y porqué, frente a estos hechos se busque, con nuevas hipótesis encontrar causas nuevas para las cosas que son viejas, muy viejas. No existe otra solución que encarar el traslado de los ocupantes de las viviendas de las zonas inundables a nuevos barrios edificados en zonas más altas. Las zonas desocupadas (y demolidas) podrían destinarse a parques o a la instalación de plantas de depuración de aguas cloacales, ya que bastante estamos ensuciando el río en la actualidad. Siempre es mejor que continuar contemplando las chapitas de bronce que hay en la puerta de la vieja estación, esperando que las cosas se arreglen solas. Quiero agradecer profundamente al Ing. Diego Algorta por su amable colaboración e inestimables consejos

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Las imágenes del río nos cuentan su historia

Espejo de una deslumbrante imagen El Uruguay, a veces, sacude su elegante displicencia y crece: Se agiganta, se desata en una manada bárbara con las crines de espuma, Que sube por las rocas de la costa para arrasarlo todo. Pero está calmo refleja la pureza de una noche increíblemente clara, Que se prolonga por los barrios viejos sin letras de neón; Que entra en patios antiguos de cancel enrejada, en zaguanes de mármol, En jardines con viejos escalones de piedra y aljibes de ladrillo invadidos de helechos. Margarita Muñoa

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Génesis

Y acá en las orillas del Río Uruguay, Las aguas plateaban los negros basaltos. Después, un salto en las clepsidras del tiempo Y nacería – como una flor – el Salto… Bajo ese cielo – cúpula transparente y azul, Era otro lirio abriéndose en la aurora. Víctor H. Silveira

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Al Uruguay Crecido

Con los últimos pájaros, volaron Las lavanderas y la ropa blanca. Alegraban las cercas y los riscos Y veíanse muslos de muchachas Entre la risa del jabón, y las alegres Camisas de color entre las zarzas, Y anzuelos y rosales y espinillos Y en las rocas las láminas de escamas. Enrique Amorim

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Al Uruguay Crecido

Al Uruguay Crecido Los caballitos del río Retozan por las orillas, Para los niños sin padres Y las madres mal heridas… Cantares de lavanderas, Camisones, camisillas, Y el limpio pan de los niños Que nacieron sin camisa. Enrique Amorim

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Viejo Astillero

Astillero, pesado cementerio, Último puerto del cansado barco. Informe muelle, espectro de cadenas, Cementerio de mástiles, espectro de cadenas, Cementerio de mástiles y cascos. Torbellino de hierro detenido Después de un largo viento huracanado. Va de un extremo al otro, Un lúgubre recuerdo de naufragio. Dura paz del acero y blando sueño De maderas roídas que el taladro De las lluvias deshace. Ancla final, postrero desembarco. Enrique Amorim

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Ocaso de octubre

Por sobre la balconada blanca, De mármoles y jazmines, aquí en el puerto. Y ante oxidadas grúas de oxidados hierros Señalando cual menhires hacia el cielo. Veo las garzas blancas posándose al ramaje, Atentas a los peces bajo las turbias aguas. Que silencio aquí en Salto. Que silencio; Si hasta oigo susurrar un álamo… Veo un bote que se aleja por el medio del río Y parece esfumarse entre el agua y las nubes. Y veo el sol derritiéndose en diez tonos del púrpura, En el crisol volteado de un cielo color índigo. Víctor H. Silveira.

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Canto al Uruguay Apacible

Canto al Uruguay Apacible ¡Oh, cuanto puedes, sí, Indómito Uruguay, cuando te alojas en el remanso de la tarde larga y el cardumen borracho, se doblega a la violencia de la luz amarga! Feliz un niño juega En el paisaje se refleja el agua Y oigo la risa de una niña ausente Que en blanca espuma abandonó la enagua Y ha entregado su cuerpo a la corriente. Con el dorso desnudo, un hombre otea La superficie de metal bruñido. Insiste un pensamiento y va la idea. Remontando las aguas. El sonido Seco de un remo, enciende luminarias De antorchas ambiciosas y de quillas. Enrique Amorim

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Plano Topogr谩fico de la Villa del Salto del a帽o 1827

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Plano de la Ciudad de Salto del a帽o 1915

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Barcos en la ensenada del arroyo Ceibal a帽o 1895 Cr贸nicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Puerto de Salto en el a帽o 1895

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Cota del r铆o 14,85 m Cr贸nicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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P谩ginas 24 - 25

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Cr贸nicas de un SALTO desconocido

P谩ginas 26 - 27

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Cr贸nicas de un SALTO desconocido

P谩ginas 28 - 29

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Página Nº28 del Libro Rafael Firpo Presbítero HISTORIA DEL SALTO ORIENTAL Desde su Fundación hasta nuestros días Salto - Talleres Gráficos de Cruz Pérez - 1913

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