Rejas y balcones buena

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Cr贸nicas de un SALTO desconocido Aporte para un Turismo, Cultural, Hist贸rico y Patrimonial

Rejas y Balcones del Salto Oriental Cr贸nicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz

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Crónicas de un SALTO desconocido Aporte para un Turismo, Cultural, Histórico y Patrimonial

Rejas y Balcones del Salto Oriental Por Alberto J. Eguiluz

Son tal vez, los únicos ejemplares que van quedando en nuestra ciudad, que cada día adopta otras formas desnudas y despojadas de ornamentos arquitectónicos. Las viejas casas de antaño se tiran abajo y entre los escombros polvorientos, surgen nuevos edificios con puertas y ventanas que nada quieren saber de rejas y balcones. Se les deja irremediablemente de lado. Y cada día desaparecen de nuestra vista desencantada, estos vestigios de leve poesía, de penetrante sugestión, de hondo hálito evocativo y cuya nostalgia, escapa a las palabras cotidianas, como el agua se nos escurre entre los dedos. Sin embargo, el ritmo colonial de rejas y balcones sigue envolviendo el trajinar diario de algunas calles céntricas de salto, que escaparon hasta hoy, a los rigores de la piqueta y a las exigencias solicitadas por razones inmobiliarias.

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Crónicas de un SALTO desconocido Los que aman un lugar con ese sagrado furor que emerge del olvido, los que todavía son sensibles a los detalles evocativos (como un patio con pisos de piedra laja, puertas, ventanas y techos de madera noble, paredes cubiertas de madreselvas y jazmines del país, etc.) conocen la belleza y el sentimiento de nostalgia que puede despertar la imprevista presencia de un balcón o una reja. Lo cierto es que todavía quedan personas sensibles a esta suerte de encantamiento, y las rejas y balcones estimularán - mientras nadie los elimine -, esa posibilidad estimulante que no exige otros requisitos que el simple poder y la facultad de maravillarse.. rejas, no sólo se ven en la ciudad. Resplandecen también para el placer y la sensualidad de la vista en algunas quintas suburbanas, esas que gozaron de los buenos tiempos sin oposición de nuestras abuelas, y donde amurallan con hurañía las lentas noches de verano, que en los jardines de extramuros, mezclan con algo de magia el perfume de las magnolias, las oleo fragas, los jazmines y el envolvente olor de azahares, suntuosos bienes vegetales que nos dona con gratitud la madre tierra. Es cierto. Perdura un algo de cosa embrujada, un dibujo delicado y bello, en estas últimas rejas. Esa -4-

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Crónicas de un SALTO desconocido característica del hierro domado que ha sabido sobrevivir hasta nuestros días, en una forma elevada y ennoblecida del primitivo origen de un metal que cobra en el sacrificio del fuego una cualidad de raro origen poético, un estilo y primor subyugadores, a tal punto, que dan a la antigua arquitectura ciudadana su más aéreo toque de gracia y poesía. Mientras que la arquitectura moderna, tiende más y más al despojo, estos hierros forjados y balcones dejan una sensación de espiritualidad y emoción en las fachadas de las viejas mansiones, a las que otorgan el encaje sutil y la sombra de sus graciosos arabescos, el ritmo y la gracia de sus festones, su hechicera belleza de volutas y encantamiento.

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Crónicas de un SALTO desconocido Rejas y Balcones ¿Qué otros elementos podían darle nuestra ciudad esa pátina de añoso romanticismo?. A manera de elegía La artesanía más refinada brilló en nuestra ciudad y fueron forjadores, en el real sentido de la palabra, hombres cuya descendencia todavía transitan por nuestras calles. Por eso miramos con melancolía las rejas que nos legaron nuestros abuelos como si ellas fuesen estampas bellas de un tiempo remoto que no volverá. Aquel gringo resuelto que, en nuestro suelo, quiso continuar las tradiciones de su tierra natal, aquel hombre tenía un sentido real de lo que es Cultura.

Estas rejas clásicas, de ritmo de nobleza y lógica, atraviesan el tiempo y honran nuestro pasado. Todas ellas, o muchas de ellas, son piezas de museo. Que terminen en el archivo de nuestro pasado ya es cosa de amor, de verdadera religión. Salvarlas de la muerte final es obra de patriotas, obra de Cultura. Muchas de ellas han sido mutiladas, cortadas al medio.

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Crónicas de un SALTO desconocido Después de tantos años de armonioso equilibrio, de tanto estudio para equilibrar sus líneas un vecino inculto las divide en dos y las vuelve del revés y las condena a pasar años invertidas entre muros de mala mezcla y peor ladrillo.

Es ésta pues, una evocación de las rejas de Salto. Quién no las quiere, no sabrá nunca nada de la vida de la ciudad. Y es mejor que doble la página. Son los testigos acusadores de un pasado mucho más armonioso y bello. Al recogerlas en esta nota, podemos oír aún, el golpe del martillo de quiénes las forjaron, las voces de quiénes se comunicaron a través de ellas y dejan de ser hierros para ser manos tendidas del pasado hacia el presente. Ojalá que las futuras generaciones, tengan el privilegio de apreciar y valorar este rico patrimonio que hemos legado y que hoy nos enorgullece a todos los salteños.

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Trabajo realizado por: Alberto J. Eguiluz

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