Crテウnicas de un SALTO desconocido
RELOJES SALTEテ前S Crテウnicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido Aporte para un Turismo, Cultural, Histórico y Patrimonial
La ciudad como identidad colectiva Por Alberto J. Eguiluz Pienso que los salteños ya nos hemos dado cuenta que la ciudad y los barrios, forman parte de nuestra calidad de vida. Es por eso que comienza a crecer el interés por mantener y mejorar esa calidad de vida en las diferentes partes de la ciudad. Eso significa defender sus características, defender los valores que son parte de la calidad de vida, parte de una identidad, parte de una gama de relaciones humanas, formas físicas, urbano – arquitectónicas que conforman todo un acervo. Evidentemente, estamos creciendo, hemos tomado conciencia que la ciudad “hace” a nuestra vida colectiva, “hace”, a los significados de nuestras identidades, y en consecuencia tendemos a conocerla más, cuidarla más. Hoy nos referimos a los relojes de nuestra ciudad, porque ellos han sido, y son mudos referentes, marcantes de tiempos alegres y de los otros vividos por las generaciones que nos sucedieron y las que vendrán, por lo tanto debemos preservarlos, y mejorarlos, para que continúen prestando su servicio en forma elegante y sigan enalteciendo, fachadas y lugares estratégicos de nuestra ciudad.
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El Reloj de La Aduana
En el año 1909 cuando viene a Salto el Arquitecto, Domingo F. Rocco, se le encomienda la finalización de la fachada del edificio, y es así que dentro de los nuevos elementos arquitectónicos, aparece la ubicación de un Reloj que corona dicho edificio. Durante muchos años fue el centinela de guardia constante, recibiendo a quiénes llegaban por el río, es podemos decir, junto con el Puerto y las Grúas, nuestra tarjeta de presentación, referencia siempre marcante para aquellos que un día pisaron por primera vez – o por última vez nuestro bendito suelo uruguayo.
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Fiera venganza la del tiempo… Hoy – nuestro reloj – se encuentra cansado, dormido, jubilado. Quizás, porque finalmente, el tiempo lo ha vencido y sus agujas descansan en un sueño que parece eterno, ya no espera más a nadie, sus campanas, enmudecieron, quizá, porque así lo ha querido, el centralismo de Montevideo, al no aportar el dinero necesario para su reparación, tal vez por considerar, demasiado oneroso para los gastos del estado.
Pero nosotros, los salteños, sabemos que todavía tenemos muy buenos relojeros, y valla si los tenemos, “todavía sigue, dando muy buenos criollos el tiempo”, y estoy seguro que alguno de ellos se ofrecerá para darle una miradita y escuchar nuevamente su alegre tic tac, a quién -4-
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Crónicas de un SALTO desconocido desde ya nuestra colectividad salteña quedará eternamente agradecida. Simplemente porque es patrimonio nuestro y es de todos. ¿Y el puerto?… ah! El puerto también esta dormido, puede ser que algún día se despierten y juntos vuelvan, como en sus años mozos a trajinar en medio del bullicio de los trabajadores, las lanchas, el ruido de los barcos con el sonar de sus silbatos. Quizás vuelvan también aquellos ojos apurados a mirar hacia el cielo, buscando en las manecillas del reloj el tiempo que restaba para finalizar la tarea, o embarcar, o simplemente volver a casa…
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Iglesia Nuestra Señora del Carmen
El Reloj de la Iglesia y sus Campanas El 17 de octubre de 1890 el silencioso reloj de la iglesia Nuestra Señora del Carmen cobró vida al colocársele las campanas que cada cuarto de hora suenan y repiten las horas. Esas campanas fueron regaladas por el General Máximo Tajes y fundidas especialmente para dicho reloj. En su parte superior, llevan aún grabadas en relieve los nombres del donante y del entonces coronel Teófilo Córdoba, persona muy querida en Salto por su obra civilista y de progreso. Las crónicas de la época, nos cuentan que: -6-
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EL Reloj de la Iglesia (20/10/1890) Diario “La Prensa” Fueron desembarcados el sábado último a bordo del vapor “Rivadavia”, las tres preciosas campanas y las esferas que han de colocarse en una de las torres de la Iglesia, dentro de breves días quedarán instalados todos los aparatos.
Pararrayos (20/09/1891) Diario “La Prensa” Se está colocando en la torre de nuestra Iglesia, un pararrayos igual al que existe en la otra torre, y la vez se compondrán los desperfectos ocasionados por una centella, hace unos tres meses.
Iluminación del Reloj de la Iglesia (12/04/1892) Diario “La Prensa” “El kerosene que ha tenido anoche la lámpara del Reloj público de nuestra Iglesia, parece que ha sido bastante escaso. Decimos esto porque a las doce y media, esfera y minuteros habían desaparecido ya en las tinieblas. Bueno sería no rabonar tanto la medida”. Queremos aprovechar la oportunidad para desearle al nuevo párroco de la iglesia Padre José María Acuña, una buena estadía y una mejor y feliz actuación dentro de la feligresía de esta parroquia.
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Don Miguel Pacot En el año 1895 llegaron a Salto dos hombres inteligentes y laboriosos: Don Miguel Pacot y Don Eugenio Gros, - ambos ebanistas y tallistas de altos méritos, - quienes se establecieron con el taller de “Mueblería y Carpintería del Siglo XX”. Don Miguel, como operario, era un artista extraordinario, de sólida y bien saneada cultura que lo elevaba, en grado superlativo, a la categoría y prestancia de un auténtico caballero. Don Eugenio Gros, se complementaba a Don Miguel - como ebanista y escultor. Al brillante genio y profundos conocimientos de las ciencias exactas, de Don Miguel, se debe la construcción de su célebre reloj maravilloso - tal vez único en el mundo “Salteño”. Máquina ésta planeada por él y cuyas piezas, modeladas en las horas libres de la diaria labor, fueron fundidas en los talleres de nuestra ciudad. Los ejes fueron hábilmente torneados en los talleres del Sr. Marelli y algunas piezas de acero, en los Talleres del Astillero del Sr. Mihanovich bajo la sabia dirección del Ing, Suburo. Otras partes en los talleres de los expertos mecánicos señores José Tettamanti y Francisco González, para así, no dar la solución a la clave del secreto de su invento. Toda esta construcción fue realizada en el término aproximado de tres años. Fue empezado en los comienzos de 1905 y concluido en 1907.
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El Reloj Astronómico Este reloj es un alto y minucioso exponente de ingeniería mecánica. Tiene tres series de pesas que le imprimen fuerza para una marcha regular y exactísima durante ocho días. Con tres campanas señala los cuartos y las horas. Y a cada toque de hora se iluminan automáticamente los cuadrantes. El cuadrante de las horas, o sea, de los números romanos de “una a doce”, en el que también hay una aguja que marca los segundos, se halla concéntrica a otro cuadrante compuesto por 24 aros dentro de los cuales se hallan las horas de 1 a 24, caladas en metal. Exteriormente a este último cuadrante gira una corona en la cual se hallan marcados los 360 grados o meridianos terrestres; esta corona que representa el globo en su movimiento diurno sobre sí mismo, hace una revolución completa en 24 horas, y en ella Crónicas de un SALTO desconocido - Alberto J. Eguiluz
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Crónicas de un SALTO desconocido van marcados lo nombres de los océanos en sus respectivas extensiones, y el nombre de 64 ciudades que ocupan en el globo. Así, al mismo tiempo, se da la hora de 64 ciudades, con un error de apenas un minuto con el meridiano de París. Tiene distintas esferas que marcan todas las horas del mundo, - esferas éstas, que con sus números y aros fueron primorosamente realizados en material de plata oxidada por el experto en galvanoplastía, señor Ramón González;- las fases de la luna, los días, los meses, los años y los años bisiestos son señalados, en su esfera principal que es la que corresponde a nuestro meridiano, con su sorprendente y maravillosa exactitud.
La máquina esta a la vista, a través del cuadrante de cristal, pudiendo observarse toda la rítmica movilidad de sus engranajes y accesorios. El Reloj Pesa alrededor de 250 kilos, distribuidos así: 35 kilos la máquina, 140 las pesas y el resto de la caja con sus cristales, manijas, etc. - 10 -
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Crónicas de un SALTO desconocido Su caja es un hermosísimo mueble de dos metros de altura por cincuenta centímetros de frente por treinta de fondo, construida en madera de laurel negro - curada al agua - de los montes del Arapey, en su frontis - en la cima - lleva esculpido por las hábiles manos de su autor, este nombre, que es todo un título de honor y gloria para nosotros: “Salteño”. Esta labor “Única” puede decirse sin petulancia chauvinista de este hombre múltiple y probablemente “único” también, que con noble afán y esfuerzo creador enalteció a nuestra ciudad, se encuentra en la actualidad, en la Sala de Secciones del Senado Argentino. Don Miguel, argentino de nacionalidad, nacido en Colón, Provincia de Entre Ríos, hijo de padres franceses; aprendió las primeras letras en una escuelita de su pueblo que dirigía el Sr. Luissi, padre de las Doctoras y poetisas Luisa y Clotilde Luissi. El hecho de haber nacido el señor Pacot en Colón y haber permanecido en este pueblo durante el período de su juventud, fue el de haber conocido e intimado con el señor Hermindo Quiróz, quien, más tarde, llegó a ocupar una banca en el Senado Argentino en representación de su provincia, pudo ser el hombre providencial para Don Miguel,compenetrado este señor de la situación angustiosa en que se hallaba su viejo amigo, enfermo de hemiplejia y sin recursos pecuniarios para atender a sus necesidades más perentorias, le tiende su mano haciendo gestiones ante el Gobierno y el Senado en el sentido de que éste adquiriese en compra a “Salteño” en la suma de treinta mil pesos, moneda Argentina.
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Un Reloj para el Mercado
Reloj, no marques las horas….. Con motivo del centenario de la Declaratoria de nuestra Independencia Nacional el 18 de Julio de 1930, varias colectividades decidieron homenajear a nuestra ciudad, a través de un regalo; de manera tal que: La colectividad Italiana regaló; Un mástil con su correspondiente Pabellón Nacional de 15 metros de largo. (colocado hoy en Plaza Italia, en el puerto). La Colectividad Argentina donó una colección completa de libros que fueron luego base de la Biblioteca del Ateneo Municipal bajo los cuidados de la Poetisa Felisa Lisasola. La colectividad Brasileña y sus hijos, la alegoría de: “La Bella y La Bestia”, hoy colocada en la Plazoleta Roosevelt
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El Reloj de la Plaza Flores
La prestigiosa firma “París Londres” donó entonces dos relojes que fueron colocados: Uno en la Plaza General flores, esquina de Julio Delgado y Diego Lamas y el otro en la Plazoleta del Reloj, cita en la esquina de las calles 8 de Octubre y 1º de Mayo. Actual Plazoleta San Martín.
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De la esquina de Méndez Hnos a la actual Office 2000
Cuando el Arq. Armando I. Barbieri Proyecto este edificio, allá por el 45, pensó evidentemente, que dada la preferencial ubicación de esta esquina, enfrentada hacia nuestra calle principal y a la no menos movimentada calle Sarandí, debía exhibir en su frente un reloj, acertada decisión si la hubo, ya que durante muchos años, este fue elemento de consulta obligada por todos los transeúntes y automovilistas que circulaban por su entorno. Estamos seguros que los actuales ocupantes del edificio prontamente harán lucir las viejas manecillas del querido reloj.
Vareze Hnos. y su HORA OFICIAL Así recordamos aquel reloj, ante el cual como devotos del tiempo solíamos consultar todos los días para sincronizar y darle cuerda a nuestros relojes, rito que no se ha perdido, porque ya hemos solicitado nuevamente su colocación en la vidriera para satisfacción de todos aquellos memoriosos que aún añoran estos sagrados ritos del pasado. Para aquellos más jóvenes, podemos decir que: El horario oficial, basado en el tiempo solar, fue introducido en 1883 por acuerdo internacional para evitar - 14 -
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Crónicas de un SALTO desconocido complicaciones en los horarios de trenes cuando cada comunidad empleaba su propia hora solar. Se dividió la Tierra en 24 husos horarios, partiendo del meridiano de longitud cero, que pasa por el Real Observatorio de Greenwich, en el sur de Inglaterra; los husos se numeran según su distancia al Este o al oeste de Greenwich. Dentro de cada huso horario, todos los relojes deben marcar la misma hora, y entre un huso y el siguiente hay una diferencia de una hora. En el modelo científico en el que se basan los husos horarios, cada huso abarca 15° de longitud; sin embargo, los límites de los husos se han adaptado a las fronteras internacionales (o a los límites regionales en países extensos) para facilitar las actividades comerciales.
Macri - RELOJES ELÉCTRICOS Y ELECTRÓNICOS Hemos visto colocar en, por lo menos dos comercios de nuestra ciudad, modernos relojes electrónicos, que cumplen doble función, indicando hora y también temperatura. En 1929 se desarrolló el reloj de cristal de cuarzo, de gran precisión. Este reloj utiliza un anillo de cuarzo conectado a un circuito eléctrico, al que se le hace oscilar a 100.000 Hz (hercios, o ciclos por segundo). Esta oscilación de alta frecuencia se convierte en una corriente alterna, se reduce a una frecuencia más adecuada para la medida del tiempo y se emplea para alimentar el motor de un reloj sincrónico. El error máximo de los relojes de cuarzo más precisos es de 1 segundo en 10 años. Los relojes de pulsera eléctricos o electrónicos emplean pequeñas pilas que duran más o menos un año. La pila puede impulsar el volante de un reloj mecánico convencional o puede emplearse para hacer oscilar un pequeño diapasón o, con más frecuencia, un cristal de cuarzo.
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Historia de un Reloj que nunca llegó Cuentan las crónicas que el Reloj destinado a adornar las caras visibles de la torre de nuestro Palacio de Oficinas Públicas, se había encargado a Europa, lamentablemente, el barco que lo transportaba desde Europa, naufragó en pleno océano, privándonos definitivamente de esta visión tan esperada, luego ya fue imposible la compra de otro, por falta de recursos, así se mantuvo ese espacio que sirvió de hogar para pájaros y palomas, hasta que un grupo de vecinos, deciden solicitar, se cierren con banderolas de vidrio, esos inmensos ojos vacíos reservados para las esferas de un reloj, que nunca llegó.
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Reloj del Liceo Osimani y Llerena Replica del Big Ben de Londres Reproducimos aquí la carta enviada por el Sr. Victorio L. Barbieri al entregar para la eternidad de Salto una joya de la relojería, mundialmente famosa en su clase y única en el País; en noble y conmovedor gesto de la memoria de su hermano el Arq. Armando I. Barbieri, quién supo honrar a Salto con su talento y sus virtudes, en la actividad universitaria en la docente, en la obra política y cultural de gobernante singular, en la altiva lucha por esta Universidad del Norte que fue sueño y fe y pasión y misión peregrina de sus más íntimos quereres. Sres. Domingo Iribarne y Carlos M. Rodríguez Iribarne. Presente Mis estimados amigos: Me tomo la libertad de delegar a Uds., para que, en memoria de mi hermano Armando, se sirvan entregar en su oportunidad a la Comisión Pro Universidad del Norte, un viejo e histórico reloj, que es la réplica del Big Ben de Londres. Como recordará, mi citado hermano fue uno de los entusiastas propulsores de la mencionada Universidad y en oportunidad de la colocación de la piedra fundamental para el nuevo edificio liceal, brego en el magnífico acto realizado con motivo de la celebración de los 75 años del Instituto Politécnico fundado por los Sres. Osimani y Llerena, dos nombres gloriosos forjadores de la cultura salteña.
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Crónicas de un SALTO desconocido Paso a hacer una breve historia de dicho reloj que adquirí en el año 1958 a la firma Wilson Sons & Co. Ltda. y que durante 50 años aproximadamente, el público montevideano pudo ver en la esquina del local de dicha firma y más tarde se colocó en la misma Rambla Roosevelt, en otra esquina perteneciente a la firma Helguera & Morixe S.A.
“El Big Ben (Jr.) Montevideano”
El hermoso reloj es una reproducción exacta, en cuanto a su funcionamiento y características, del reloj más famoso del mundo, el Big Ben londinense. Lo que podría ser la filiación del Big Ben Montevideano, corresponde a los siguientes datos: Cada una de las esferas miden un diámetro de 92 cm. La estructura es de hierro galvanizado y son de cobre las agujas y las letras o números romanos que indican visualmente las horas. - 18 -
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Crónicas de un SALTO desconocido Consta de dos campanas que pesan en conjunto 375 Kg., la campana mayor marca las horas y la pequeña situada a unos 50 cm., indican los cuartos. El sonido de ambas, que corresponde al mismo tono de todos los carrillones Benson, comprendido el de Londres, puede ser oído, con buen tiempo a una distancia apreciable. La maquinaria no está como pudiera suponerse, en el interior de la estructura que enmarcan las dos esferas, sino en un compartimiento separado, a cubierto de la intemperie, lo que facilita el cuidado al tiempo que da cabida, por sus dimensiones, al enorme engranaje de precisión. Cuando éste reloj, al que como se ve sobran motivos, lo que justifica esta nota, para considerarla integrado a la tradición histórica de la Capital, se instaló en año 1920, costó, según documentación que hemos tenido a la vista, 467 libras esterlinas. En carta respuesta a la presente donación, decían los ilustres profesores, en representación del Movimiento Pro Universidad del Norte: Dr. José Antonio Varela. Presidente; Dra Alda Thevenet de Andreu. Secretaria; Arturo Anibal Gagliardi, Secretario de Prensa y Propaganda. “… Grato será para el espíritu del amigo muerto, cuya memoria reverente, aquí en Salto, en su propio terruño natal, ese reloj que será el de las horas felices porque con él sonarán las de la cultura superior irradiando desde Salto sus benéficos dones para la Patria libre y bien amada.”
Templo Evangélico Bautista, ubicado en calle Juncal, entre calles Uruguay y Brasil, aguarda también la reparación y colocación de su Reloj
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Productos Bordenave Este Reloj se encuentra ubicado en la intersección de las calles Washington Beltrán y Artigas y debemos felicitar a su propietario por el acertado sentido comercial de su colocación y el aporte prestado a la sociedad con su servicio.
Plazoleta del Reloj, actual Plazoleta San Martín Nostalgias del tiempo perdido… Los memoriosos que aparecen en la fotografía Jorge Roux, Andrés Zaragó, Margarita Kemayd, Juan Roux y Washington Kemayd, vecinos que conocieron el reloj ubicado en la plazoleta, solicitan por este medio la colocación del Reloj junto al Monumento San Martín, en la Plazoleta que aún lleva su nombre.
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El Reloj de la Estación del Ferrocarril Midland (Inaugurada el 1º de noviembre de 1890)
En sus años mozos, cuando el tren todavía funcionaba, estaba siempre de guardia, recuerdo haberlo visto varias veces, en la sala de espera, mirando a todos aquellos que llegaban o partían desde el Midland, marcando los tiempos de partida o llegada de aquellos monstruos humeantes, llenos de vida, de pasajeros que entraban y salían, eran tiempos alegres, de juventud, hoy arrumbado junto a otros objetos, con pasaje sin retorno, espera ser llevado a alguna subasta en la capital.
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El Reloj del Boulevard
Así se lo conocía en los tiempos que lo colocaron. Este es otro de los relojes, que con seguridad muy pronto veremos funcionando, ya que actualmente ocupa uno de los lugares preferenciales, por su visibilidad, en la intersección de estas dos avenidas en la pujante Zona Este, podemos decir que es hermano del que se encuentra colocado en la intersección de las calles Uruguay y Amorim, obra también del Arq. Armando I. Barbieri.
El Reloj de la Peluquería Este Reloj estratégicamente ubicado en el lugar de preferencia para la sociabilidad de los caballeros de antaño. Muestra su gallarda presencia, como si para él, el tiempo no hubiera transcurrido. Continúa marcando su alegre tic tac, en el mismo lugar luego de casi un siglo de funcionamiento ininterrumpido.
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Relojero lindo oficio… quién lo pudiera aprender… Este milenio se llevó consigo muchos oficios que han formado el mundo tal cual hoy lo conocemos. Felizmente aquellos que hoy peinan canas saben y reconocen lo que fueron los oficios de aquellos hombres que aún perduran y muestran con orgullo y calidez del que ama lo que hace, esa tarea que les dio sustento y que sabemos esta inevitablemente destinado a perderse por los arrolladores cambios tecnológicos de los nuevos tiempos que se avecinan. Estos cambios traen aparejadas transformaciones culturales en aquellos actores que pusieron garra y corazón por los oficios que se fueron, que se agotan y que se diluyen con la historia. Este es nuestro pequeño y sentido Homenaje a aquellos queridos artesanos del tiempo que aún perduran trabajando en nuestra ciudad.
Alberto J. Eguiluz Presidente “Asociación Amigos del Patrimonio Histórico de Salto”
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