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Cómo era viajar en autobús a Elda en los años 30?
Viajar puede suponer tanto una necesidad como un placer. Actualmente disponemos de muchos medios de transporte, pero la historia nos hace recapacitar sobre la necesidad de volver a usar y confiar en el transporte público, tal y como hacíamos no hace tantos años.
Una fotografía y un billete de autobús nos hacen reconstruir la historia de cómo era un viaje en autobús desde Sax hasta Elda en los años 30, pero
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¿Cómo era viajar en autobús en los años 30 del siglo XX?
¿Encuentras diferencias entre los servicios de transporte actuales y de ese momento?
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Desde el año 1920 se documenta el servicio de autobuses que conectaban distintas poblaciones de la provincia de Alicante. La historia de las compañías de autobuses es muy intrincada ya que se van uniendo los distintos grupos van apareciendo nuevas empresas más grandes más pequeñas familiares. Actualmente el servicio de autobuses qué conecta el los pueblos del valle del vinalopó puede parecer algo restringido Jackie han habido tiempos mejores los que había más afluencia de pasajeros y con ello un servicio de autobuses con más asiduidad. La Noveldense, La Alcoyana, la compañía Ángel Mariano Moya, Miralles, ALSA, Subús, Costazul, Eurolines y otras empresas serán las que a lo largo de la historia se han encargado del servicio de conectar las distintas poblaciones de la provincia de Alicante.
Sax, obviamente, forma parte de esta historia de los viajes en autobús. Tanto que disponemos de dos documentos esenciales como son una fotografía que muestra a los usuarios del transporte entre Castalla y Elda que van a subir a un autobús, modelo Chevrolet, y por otro lado hemos podido encontrar dentro de nuestras investigaciones una pieza excepcional que es un billete de autobús del año 1936. El autobús que aparece en esta fotografía era muy similar al de otras compañías. De pequeño tamaño, rondaban entonces los ocho pasajeros por viaje y, más o menos como ahora, los trayectos no estabas exentos de aventuras y anécdotas que hacían que la hora de llegada al destino pudiera variar un poco. Si el destino del viaje era Alicante, la estacíón de Séneca, actualmente musealizada y con un refugio antiaéreo visitable, no se inauguró hasta el año 1947.
La Noveldense fue la empresa que conectó la estación de Alicante con las comarcas del Vinalopó, llegando hasta Jumilla, hasta que en el año 2012 pasó a manos del grupo Vectalia-Subús, por lo que es posible que el autobús que pasaba por Sax fuera de esta misma compañía. De uno de esos viajes, de hace hoy 85 años, fechado en el día 8 de agosto del año 1936, hemos podido documentar uno de los billetes que se utilizaban y que posee algunas peculiaridades que, sobre todo a los usuarios actuales de transporte público, puede que les llame la atención.
El billete que presentamos conectó Sax y Elda. Los billetes, como se puede observar en la imagen, estaban microperforados por la parte central para poder tener en un mismo billete las opciones de ida y vuelta. El precio de los viajes era de 0,80 pesetas y, en este caso, el asiento se encontraba en
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la parte de tercera clase. En el reverso del billete se puede observar que el regreso se podía efectuar hasta dos días después de la compra del mismo, mientras que fueran días laborales. Además, se observa que se daba la posibilidad de que el regreso se efectuara en tren, siendo válido el mismo billete.
El servicio de autobús fue muy utilizado, junto con el ferrocarril, ya que la autovía del Mediterráneo no existía aún y muchas veces había que depender de este tipo de transporte público. A pesar de estas circunstancias, y de la poca existencia de coches propios, los usuarios siempre han preferido el servicio de autobús por el precio, la seguridad, el respeto hacia el medio ambiente, los beneficios hacia la reducción del estrés, la posibilidad de aprovechar el tiempo del viaje para socializar, leer o escuchar música, además de que viajar en el transporte público evita los
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problemas de aparcamiento y existe una variedad de intinerarios y horarios que permiten que este transporte sea ideal para las personas que no conducen. Estudios, visitas médicas, ir de compras o disfrutar de un día de playa eran los motivos principales para utilizar estos autobuses que, ya en los años 60, pasaron a ser de un inconfundible color amarillo.
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