Número 105 - Album Letras Artes

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ALBUM Nº 105

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Photoespaña 2011 ◆ Walton Ford ◆ Alfred Stevens Amberes ◆ Jacques Henri Lartigue ◆ Salzburgo ◆ Goethe


Kanxuan, Ai!,1999 Kan Xuan

PHOTOESPAÑA 2011 Sofia Rojí

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esde el 1 de junio hasta el 24 de julio Madrid acoge la XIV edición del festival PhotoEspaña además de las sedes en Lisboa, Cuenca y Alcalá de Henares. Consta de 66 exposiciones en museos, galerías y centros de arte, más actividades en las que se quiere fomentar la participación del público, como talleres, conferencias o concursos de fotografía. Gerardo Mosquera, comisario de esta edición, propone como tema Interfaces. Retratos y comunicación: Un vastísimo tema basado en el rostro como elemento comunicador de emociones y sentimientos así como identificador del individuo. En el Teatro Fernán Gómez, Centro de Arte la exposición Face Contact es el buque insignia de PhotoEspaña 2011. Comisariada por Gerardo Mosquera, esta exposición muestra la comunicación entre rostros haciendo un juego de palabras con la expresión inglesa eye contact que expresa el momento en que las miradas se encuentran. Utilizando el vídeo, además de la fotografía, recoge las obras de 31 artistas que, basándose en el rostro como identificador, inte-

Boris Karloff,1931 Jorge Ribalta 30


Ricard Opisso, 1935


Bibi y Michéle. Lago Aix-les-Bains

JACQUES HENRI LARTIGUE “Joie de vivre” Caixa Forum Madrid Alejandro Stock

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a exposición Un mundo flotante. Fotografías de Jacques Henri Lartigue nos permite entrar una vez mas en la memoria visual de nuestro siglo XX, pero esta vez de una forma amena y delicada, feliz. El artista francés Jacques Henri Lartigue nació en Courbevoie cerca de París el 13 de junio de 1894 y falleció el 12 de septiembre de 1986, en Niza. A muy temprana edad su familia se traslada a la capital gala. En 1902, con 8 años, el padre le regala su primera cámara fotográfica, una caja de madera con placas de cristal de 13 x 18 centímetros con la que comenzará su prolífica carrera y que conservará toda su vida. Este poeta visual, dedicará toda su energía en intentar atrapar la

Charly, Rico y Sin Rouzat, 1913 36


Ricard Opisso, 1935


Indochinese Tiger

WALTON FORD Edwin Beaton

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omo un manantial en el corazón de una tenebrosa jungla. Como un manantial en las tinieblas, pero del que brotasen, lujuriosos, todos los colores. Prestos a devorarnos los ojos. Aunque, como ha sido ya dicho innumerables veces, las fantásticas acuarelas del pintor norteamericano Walton Ford a primera vista parecen seguir la línea de pintores de historia natural del siglo XIX como John James Audubon o Edward Lear, lo que crean en realidad es un alucinante bestiario, que más que implicarse en la descripción y clasificación de la complejidad zoológica del mundo lo que hace es dar caza a nuestra razón, que es desgarrada por las garras de sus felinos, por los terribles picos de sus extrañas aves. A pesar de su aparente -pero sólo aparente- realismo, sus criaturas están emparentadas, más que con aquellas, tan similares, que ilustran las láminas de ciencias naturales, con las criaturas creadas por los surrealistas. Así, en el texto que sirve a intro-

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Ricard Opisso, 1935


La viuda y sus hijos, 1883 Bruxelles, Musées royaux des Beaux-Arts de Belgique

ALFRED STEVENS El pintor belga de la Belle Époque Joaquín LLedó

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Alfred Stevens es uno de los pintores belgas más emblemáticos del periodo de la Belle Époque. Famoso sobre todo por sus excelentes retratos femeninos realizados en una época en que este género llegó a su apogeo. Aunque de origen anglosajón y pese a que vivió la mayor parte de su vida en París, Alfred Stevens fue siempre “un pintor belga”. Y ello es lógico, pues sus orígenes se hallan en el mismísimo corazón de Bruselas, en el famoso Café de l’Amitié de la plaza Royal de Bruselas, cuyo propietario era el abuelo materno del pintor y en cuya casa irían naciendo todos los nietos: Joseph Édouard, el futuro pintor de animales; Juliette, que moriría siendo todavía una adolescente; Alfred, nuestro pintor; y, finalmente, Arthur, que sería crítico de arte y galerista, negociador

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Ricard Opisso, 1935


Vista Plaza central

AMBERES El MAS. Museo de Museos Ana Rimblas Mira

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mberes es una ciudad portuaria a la que desde hace más de cinco siglos llegan barcos de todos los lugares del mundo. Por ello es lógico que su nuevo museo, el MAS, tenga como tema principal la vinculación de la ciudad con el mundo. El MAS une el arte y el rico patrimonio de la ciudad, con el río, el puerto y con el mundo, para compartir nuevos proyectos y nuevos relatos. Sobre la base de cuatro temas universales que se reparten en cinco de sus plantas nos ofrece nuevas historias sobre el mundo en Amberes y Amberes en el mundo. El edificio ha sido construido por los arquitectos Willem Jan Neutelings (1959) y Michiel Riedijk (1964) que trabajan juntos desde 1992. Su oficina en Rotterdam es de renombre internacional. El radio de acción va desde la planificación urbanística hasta edificios públicos y comerciales pasando por

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Ricard Opisso, 1935


Vista general del castillo, 2010

SALZBURGO Ana Rimblas Mira & Jesús Tablate Miquis

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ituada en el lado norte de la cordillera de los Alpes, esta bella ciudad debe su riqueza -y su nombre- al comercio con la sal, el llamado "oro blanco", que durante siglos se estuvo extrayendo de los montes cercanos. Creada a finales del siglo VII y regentada hasta el siglo XIX por Príncipes Arzobispos, sus importantes ingresos permitieron la construcción de una ciudad de influencia italiana, a la que se llamó "la Roma del Norte". La silueta de la ciudad es inconfundible: delante del monte Mönchsberg se levantan la Fortaleza Hohensalzburg, la catedral barroca, la iglesia franciscana y la iglesia de la Universidad, mientas que al fondo se eleva el impresionante monte Untersberg. Por su mucha belleza, la Unesco le concedió el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Y es que, además de su catedral, cuenta con muchas otras iglesias de estilo gótico o barroco con capiteles y cúpulas bulbiformes, palacio arzobispal, antiguas fortalezas, castillos medievales, palacios imperiales, consistorio, edificios universitarios, museos, parques, etc. A lo que además en la actualidad vienen a sumarse los modernos y ele-

gantes edificios construidos en esta primera década del siglo XXI y, por supuesto, el nuevo puente Makartsteg, que une las partes izquierda y derecha del casco antiguo. Alrededor de 20.000 personas cruzan cada día el río Salzach utilizando el puente de vigas y acero con forma de arco, desde cuya barandilla de redes de cables de acero puede disfrutarse de unas panorámicas espectaculares de la ciudad. Gracias a su privilegiada ubicación en la cima del Mönchsberg, la escarpada peña que domina el casco antiguo de la ciudad, el Museo de Arte Moderno, inaugurado en 2004. El Museo de Salzburgo, situado en la Neuen Residenz (Nueva Residencia), en el centro del casco antiguo, fue elegido como el mejor museo de Europa. Por primera vez en la historia de la competición internacional, el premio European Museum of the Yeard Award fue otorgado a un museo austríaco. El jurado que lo componía elogió sobre todo la arquitectura y los originales conceptos de la exposición, así como la propia gestión del museo. Los desafíos arquitectónicos que planteaba la construcción de un moderno museo, con toda su infraestructura técnica, en un palacio edificado en 1600 70


e integrado en el patrimonio nacional, fueron superados con creces por el equipo de arquitectos Kaschl-Mühlfellner. Más clásico, pero también muy interesante, el delicioso Museo Barroco de Salzburgo, ubicado en el antiguo edificio de la Orangerie del hermoso jardín Mirabell, conserva la colección reunida por Kurt y Else Rossacher. Contiene aproximadamente 100 bocetos y más de 150 dibujos de artistas como Rubens, Tiepolo, Giordano o Johann Michael Rottmayr, Paul Troger, Johann Martin Kremserch-

Reinhard congregó a otros artistas e intelectuales, Richard Strauss, Hermann Bahr, Franz Schalk o el poeta Hugo von Hofmannsthal, y convirtió en realidad su sueño de transformar la ciudad en un enorme escenario, creando el Gran Festival de Salzburgo, que continúa celebrándose anualmente desde entonces. También el prestigioso pintor Oskar Kokoschka inició en Salzburgo la "Escuela de las Artes Visuales", hoy en día más conocida con el nombre de "Academia Internacional de Verano". Otro acontecimiento de fama internacional son los

Vista de Salzburgo, 1844, Johann Fischbach

midt, Franz A. Maulbertsch, etc. Y también debe visitarse, evidentemente, el Panorama-Museum, donde puede admirarse un extraordinario lienzo de 482 x 2580 cm. pintado entre 1825 y 1829 por Johann Michael Sattler (con la ayuda de Friedrich Loos para algunos de los paisajes y Johann Josef Schindler para las figuras accesorias) representando una panorámica de 360º de la ciudad, tal como era en aquellas primeras décadas del siglo XIX. El famoso director de teatro Max Reinhard pensaba que "en el ambiente de Salzburgo predomina la belleza, el espectáculo y el arte". En 1920

reputados Diálogos Humanistas que desde hace años se celebran en esta ciudad. Y el director de orquesta Herbert von Karajan, que nación el 5 de abril de 1908 en esta ciudad, inició en 1967 el Festival de Pascua, y más tarde, en 1973, el Festival de Pentecostés. En definitiva una enorme oferta musical a la que se suma, cada mes de noviembre, el Festival de Jazz de Otoño. Y por supuesto no hay que olvidar a quien es, sin duda alguna, el hijo más famoso de la ciudad, Wolfgang Amadeus Mozart, nacido en Salzburgo el 27 de enero de 1756. Su casa natal en la 71


Magazine Literario

La verja: traspasando los límites, 1817, Staatliche Schlösser und Gärten, Berlín

JOHANN WOLFGANG GOETHE Las afinidades electivas

Caspar David Friedrich Helena Cortés Gabaudan

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n el ensayo que inician estas líneas expondremos una reflexión surgida al hilo de nuestra primera traducción al castellano de Die Wahlverwandschaften de Goethe, que en la presente edición ilustrada ha servido como texto original para un excepcional diálogo de este famoso autor con el no menos célebre artista Caspar David Friedrich. A lo largo de dicha reflexión inicial se nos hizo cada vez más patente que los grabados, óleos y dibujos de Friedrich expresaban magistralmente, y mejor que ninguna otra obra artística, todo el sentido de la novela, que parecían haber sido ejecuta-

dos intencionalmente para ilustrar las distintas escenas de la obra de Goethe. La explicación de esta comunión entre los dos grandes artistas –no menos perfecta por el hecho de no haber sido intencionada- se encuentra en el tratamiento que ambos dan a la naturaleza en un periodo concreto de sus vidas. Si esto ha sido frecuentemente pasado por alto es solo porque la novela de Goethe ha sido más analizada desde la perspectiva moral (como una obra sobre el adulterio en la que, por cierto, la ambigüedad moral apenas permite discernir si el autor condena o justifica a los que han sido víctimas de la pasión), que desde la perspec86


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Otilia lee en el jardín, 1820-21, Niedersächsisches Landesmuseum, Hanóver

tiva del que para nosotros es el verdadero tema clave y explicación profunda de toda la obra: la Naturaleza. Si nos situamos en el contexto de la época, hemos de recordar que el tema moral de la novela no es original de Goethe, sino que responde a una auténtica moda literaria: en este momento clave de la historia europea que sucede a la revolución francesa, cuando en el vecino país se ha introducido el divorcio y se abre un nuevo abanico de posibilidades sentimentales legalizadas, los escritores alemanes debaten con ardor sobre la legitimidad ética del divorcio frente a la tradicional indisolubilidad cristiana del vínculo matrimonial. Aunque los lectores de Goethe entendieron esta novela como una contribución al debate entre la ley natural y la ley moral, lo que sin duda ayudó a la difusión de la obra, se aborda este tema desde varias dimensiones con tal hondura y complejidad que, desde luego, ni los lectores de ayer ni los de hoy somos capa-

ces de decidir de modo unánime al final de la obra si Goethe trata de hacer una defensa rigorista del matrimonio o lo contrario. En efecto, aunque la novela transcurre en principio por cauces tranquilos y exentos de patetismo, al estilo clásico de Goethe, y pesar de que se ensalza con gran calor a figuras tan sensatas y juiciosas como la de la inolvidable Carlota –seguramente el personaje femenino de Goethe más entrañable y de mayor hondura-, la sospecha de que Goethe acaba deslizando su novela por la pendiente del romanticismo se confirma cuando se compara el trágico final –exento de grandilocuencia romántica, es verdad, pero no menos apoteósico y lleno de muerte- con otras novelas sentimentales del nuevo estilo romántico en los que los amantes protagonistas acaban pagando con su vida la renuncia al amor natural que les impone la ley social. Proponer algún ejemplo, ni Werther y Lotte (Die Leiden des jungen Werther, Goethe), ni Pablo y Virginia (Paul et 87

Virginie, Bernardin de Saint-Pierre), ni Julia y Saint-Preux (Julie ou la nouvelle Heloise, J.J. Rousseau), como tampoco Eduardo y Otilia (Die Wahlverwand-schaften) son culpables de nada, sino victimas. Por otra parte, el propio Goethe explica en sus cartas que en la novela no hay nada que no haya sido vivido por él de alguna manera, es decir, que contiene muchos elementos personales. Y, efectivamente, no solo está escrita en el momento en que decide contraer matrimonio con su compañera Cristiane Vulpius, con el consiguiente escándalo en la sociedad de Weimar que mira con malos ojos a esa “señora” de baja condición con la que el famoso escritor ha vivido durante años sin casarse a pesar de haber tenido varios hijos con ella, sino que es probable que la figura de Otilia esconda a alguno de los amores sentidos por Goethe por muchachas más jóvenes que él a lo largo de su vida madura. En esas condiciones personales, y a pesar de ciertas apariencias de la novela, parece difícil que


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