Contenido Otoño 2018
ARTE 4
El alfabeto del Museo de Bilbao
8
De Van Gogh a Picasso
12
Federico Echevarría
18
IVAM
Director Jesús Tablate Miquis
22
Redescubriendo el Mediterráneo
Jefe Redacción Joaquín Lledó
28
Alfred Stieglitz. Camera Work
44
Yates lujosos
56
Los jardines del Loira
68
Galanterías de amor
75
Frédéric Lenoir
Director Album Edición Digital: Ricardo Serra Segura
77
Teodor Ceric
Maquetación: Juan José Pozuelo
79
Francis Bacon. Philip Ball
Redacción: Ana Rimblas Joaquín Arnáiz Carlos G. Olalla Carlos Villarrubia Federico Echevarría Director Adjunto y Publicidad: Ana Rimblas Mira
Fotomecánica Impresión Digital Pozuelo Impresión Artes Gráficas Palermo S.L. Distribuye SGEL Depósito Legal: M-42261-1985 ISSN: 1131-6411 Edita Album Letras Artes, S.L. C/ Explanada, 12 - 28040 - Madrid Tel. 91 547 97 42 E-mail: album@albumletrasartes.com
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Portada: De la exposición “Faraón. Rey de Egipto” Caixa Forum. Madrid
Competición en el Havre, 1882. A. Brun
diado, y luego Tahití, Honolulu y, tras enfrentarse a terribles tormentas, Yokohama y el regreso vía Hong Kong y el Mar rojo. Un viaje que duró diez meses. En América también se ponían a navegar los herederos de otra gran familia, los Stevens, cuyo ancestro, John Stevens, había servido a las órdenes del mismísimo George Washington. Una familia que había creado el Stevens Institute of Technology y que también debía su enorme fortuna al ferrocarril. En julio de 1844 un grupo de caballeros que un heredero de la saga, John Cox Stevens, había invitado a navegar en su goleta Gimcrack, bebiendo y charlando amigablemente mientras navegaban como era costumbre, decidieron crear el New York Yacht Club. Muy pronto su objetivo fue competir con los británicos. Así es que en 1851 una goleta llamada Americ cruzaba el Atlántico para ir a participar en la carrera alrededor de la isla de Wight. Y los americanos conseguían ganar el primer premio, la Copa de 100 guineas.
Los ricos americanos se apasionaron por los yates. Y comenzó una nueva regata. La delirante competición del lujo y la ostentación, aunque también, a veces, de la belleza y la elegancia. Pero el North Star, el impresionante yate de 82 metros de Cornelius Vanderbilt era un auténtico palacete flotante; con sus diez cabinas y su mobiliario en cuero y maderas preciosas tenía incluso un salón con suelo de mármol. En él viajaba el millonario en compañía de su esposa y sus diez hijos, el inevitable doctor y, en este caso, un capellán. A lo que se sumaba, claro está, el capitán y la tripulación. El North Star cruzó el Atlántico y fue a lucirse en Europa. En Gran Bretaña Vanderbilt organizó en la isla de Wight una recepción a bordo de su lujoso yate para 400 invitados, aunque entre ellos, para frustración del millonario, no figuraba ningún miembro de la familia real. Sin embrago en esas últimas décadas del siglo XIX también las cabezas coronadas de Europa habían sido atrapadas por la fiebre de la navegación 52
Río Japurá. Brasil
GALANTERÍAS DE AMOR EL JARDÍN DEL AMOR Y SUS DELICIAS Joaquín Lledó
E
stampas ilustradoras. En su arte y en sus letras desveladoras de misterios y enseñanzas. Iconos receptores y estimuladores de nuestros anhelos. Tan antiguas como los primeros pictogramas, tan modernas como nuestros breves mensajes y nuestras imágenes referenciales, como ellas, cargadas de un sentido conocido por todos, aceptado por todos. Sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos. Estandartes y enseñas, lemas y máximas, se fueron trabando para crear una narración que pretendía aleccionar, moralizar, avivar nuestra percepción. Las fuentes de las que se nutrieron estos Emblemas Mora-
les, como los llamó nuestro Covarrubias, son diversas. Están por supuesto las que proceden del mundo grecolatino, donde Venus, la Afrodita griega, era alegoría del amor, Marte lo era de la guerra y las Musas de las artes liberales. E incluso se inspiran de lo que en el mundo clásico se llamaba ekphrasis, ejercicios retóricos que se servían de la descripción de una imagen para explicar un razonamiento. Están evidentemente las influencias que proceden de la iconografía cristiana, donde San Pedro porta las llaves, San Pablo la espada y Santa Catalina, para que la piedad pueda reconocerla, debe portar la rueda de su martirio. Y porque en todo esto flota -como es de rigor envuelto en la 68
La enfermedad más grave que puede matar a una comunidad es la confusión intelectual y la pérdida de un objetivo ambicioso, que sólo puede proporcionar la filosofía. Sólo la mente del filósofo tiene alas, y esto es justo, pues siempre, según la medida de sus capacidades, se aferra al recuerdo de aquellas cosas en las que Dios mora. Platón No hay ideas liberales, sólo hay sentimientos liberales. El hombre debería escuchar un poco de música, leer un poco de poesía y ver una bella pintura todos los días de su vida a fin de que las preocupaciones mundanas no destruyan el sentido de la belleza que Dios ha implantado en el alma humana. Goethe Y, como dominante, los repetidos esplendores de auroras enrojecidas, la profusión de jardines de rosas, rosas blancas y rosas rojas, umbrías de rosaledas, la Presencia divina fulgurante en el resplandor de una rosa. El tabique opaco, el muro de duda que se interpone para el común de los hombres entre esta vida y el más allá, entre el mundo de la tierra y el mundo del Ángel. En este sentido, las categorías de lo sagrado “que posee el alma” se pueden reconocer en el paisaje del que se rodea y en el que configura su hábitat, bien sea proyectando la visión en una iconografía ideal, bien sea tratando de encajarlo y de modelar sus huellas en el propio suelo terrenal. Henry Corbin