Art Dec贸 Fotograf铆a experimental
Retrato de joven con pañuelo en la cabeza, 1768
GIANDOMENICO TIEPOLO y sus retratos de fantasía P. Avilleira
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omo el Cancerbero o como el mismísimo Gerión, aquel ganadero de los toros de los jardines de Hesperia que burlara el taimado Heracles, es el pintor Tiepolo tricefálico, pues, como se sabe, no hay un Tiepolo sino tres, Giambattista, padre e iniciador de la saga, Giandomenico, el hijo mayor, autor de la serie de retratos de fantasía que protagoniza esta exposición -y el maravilloso libro editado-, y, finalmente, Lorenzo, el hijo menor, que se dedicó sobre todo al pastel, técnica con la que creó una deliciosa obra que merecería mayor atención. Los tres estuvieron en España -donde morirían dos de ellos, el padre y el hijo menor-, y los
tres participaron en la decoración del nuevo Palacio Real de Madrid. La serie de cabezas que justifica esta exposición está compuesta por once pinturas: tres de hombres con tocados orientales y largas barbas y ocho más de mujeres jóvenes y hermosas. A lo que se suman doce espléndidos aguafuertes, también de orientales barbados, aunque aquí la presencia de algunos objetos, una lupa, un compás, etc., los acerca a los llamados retratos de filósofos de Rembrandt. Los retratos de fantasía de Giandomenico parten del modelo fraguado por su padre, en el que no dejó de introducir interesantes modificaciones. Como las pintadas por Giambattista, sus cabezas 4
Las sombras, 1965 Colección privada
PAUL DELVAUX Paseo por el amor y la muerte Joaquín Lledó
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unque él mismo nunca llegara a considerarse un pintor surrealista, el descubrimiento de esta tendencia fue decisivo para el pintor belga Paul Delvaux (18971994). Tras una primera exposición, en 1924, con el grupo posimpresionista Le Sillon, el joven Delvaux recibe la influencia de los expresionistas flamencos James Ensor, Gustave De Smet y Constant Permeke. Pero es en 1934 cuando visita la exposición Minotaure en el Palais des Beaux-Arts de Bruselas, donde le cautiva en especial la pintura poética y misteriosa de Giorgio de Chirico. El descubrimiento de la obra del italiano está en la base de su evolución radical y definitiva hacia el surrealismo, del que hará una interpretación singular. Su primer viaje a Italia le reafirma en su pasión por la cultura clásica. En 1938 participa en la Exposición Internacional de Surrealismo, organizada por André Breton y Paul Eluard en la Galerie des Beaux-Arts de París y luego, en 1940, en la organizada por Breton y Wolfgang Paalen en México. A partir de la década de los años treinta crea un universo propio y original, que se sitúa entre el clasicismo y la modernidad, entre el sueño y la realidad. Su obra destaca por la unidad estilística y está marcada por un
ambiente extraño y enigmático. Sus protagonistas, de la mujer a los trenes, pasando por los esqueletos y la arquitectura, son parte de este universo, seres aislados, ensimismados, casi sonámbulos, que se ubican en escenarios a menudo nocturnos y sin relación aparente; el único vínculo entre ellos son las propias vivencias del artista. La complicada relación de Delvaux con las mujeres se refleja de muchas maneras en su obra. Una madre autoritaria, un amor perdido, un matrimonio platónico, un amor finalmente recuperado, propician su obsesión por el tema de la mujer. Por el contacto con De Chirico sus obras adquieren un carácter teatral, incluso cinematográfico, tanto por el protagonismo de los decorados como por las composiciones estructuradas en planos sucesivos o las posturas hieráticas de los personajes. El lienzo adquiere el aspecto de un teatro onírico, mental, inmutable. En la exposición que ahora le dedica el Museo Thyssen-Bornemisza se presentan más de medio centenar de sus obras que abordan los cinco grandes temas de su iconografía. El primero de ellos, Venus yacente, se ocupa de su interés por la mujer. El interés de Delvaux por el motivo de la Venus se 6
Observatorio, monte Wilson, California. 1911 © George Eastman House, International Museum of Photography and Film
ALVIN LANGDON COBURN P.N.C. Sobregrau
E Regis. 1905 © Quinta Avenida desde Saint
n una Nueva York dinámica y cosmopolita, esta ruptura cristaliza con PhotoSecession (1902), movimiento impulsado por Alfred Stieglitz, Edward Steichen y Alvin Langdon Coburn. En la órbita de este selecto Club, nombres como Clarence H. White, Gertrude Käsebier, Joseph Keiley, Eva Watson-Schütze. Para expresar su ideología creativa, Camera Work, su revista oficial, editada entre 1902 y 1917. En el 291 de la 5.ª Avenida, The Little Galleries of Photo-secession será el escaparate para sus creaciones fotográficas. En el catálogo de su primera exposición proclaman ser "una protesta contra la concepción convencional de la fotografía pictórica".
George Eastman House
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Dos mujeres dormidas en una barca bajo los sauces, 1887, John Singer Sargent © Calouste Gulbenkian Foundation / Museum, Lisboa / Photo: Catarina Gomes Ferreira
I MPRESIONISMO AMERICANO Jesús Tablate Miquis
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e nuevo una exposición en las que están muy presentes pintores y temas que han estado muy presentes en las páginas de Álbum desde años. El primer estadounidense que se abrió paso, no sin dificultad, en la pintura de vanguardia francesa del siglo XIX fue James Abbott McNeill Whistler. Su carrera como artista de vanguardia se inició en el París de la década de 1860, donde trabajó en estrecha relación con Gustave Courbet, Édouard Manet, Degas y los jóvenes artistas que acabarían siendo impresionistas. Luego, algunos norteameri-
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Prometeo encadenado, de Esquilo, “El taller destruido” 1910
ADOLPHE APPIA Escenografías suizas Joaquín Lledó
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n 1879 se construye el Grand Théâtre de Ginebra, el edificio operístico más bello y lujoso de toda Suiza. Tres años más tarde Adolphe Appia, el joven hijo de un médico ginebrino, que en ese momento acaba de cumplir veinte años pero que ya manifiesta inquietudes artísticas, asiste por primera vez, invitado por su tía, a una representación operística, la del Fausto de Gounod. La experiencia constituye para él una gran decepción. Los trajes recargados y aquellos intérpretes que gesticulaban enmarcados en la bidimensionalidad y el artificio de unos decorados de tradición decimonónica, le
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