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El uso del lenguaje soez en la política
from Edición No.28
by COMPOLITIK
El uso de palabras soeces en política, cada día de moda, se perfila como una nueva forma de lenguaje político, expresión audaz pero también una forma de degradación de quien lo practica.
Los mensajes anti sonantes impactan en una población poco educada y es recibida como símbolo de expresión social. Sin embargo, opaca el raciocinio y tiene una alta carga emocional que da ventaja a quien lo usa como recurso.
Este tipo de lenguaje es intimidante pero también se rinde ante lo bufónico y se llega a percibir como algo cómodo, liberador y atractivo. Es por ello que se utiliza de forma más constante.
Lo grosero es seductor y se le considera un lenguaje de calle, de las personas de a pie, de los invisibilizados de los que hablan mucho, pero no dicen nada.
Es una forma de revelación en contra de la política tradicional, estándar y llena de palabras que pocos electores comprenden.
De allí, esta contraposición del lenguaje busca la división. Casos como el de Trump en sus campañas o sin ir lejos, el del candidato Carlos Pineda, un candidato político que encontró otra forma de hacer propaganda a través del tipo de lenguaje.
En política, el uso de este tipo de recurso va tras la emoción y los estados de ánimo. Es la victoria de la vulgaridad y una mezcla del populismo para ganar adeptos anti sistemas. (Rubí, 2023)
Parte del por qué se da este tipo de lenguaje es por la so ciedad abrumada, según lo explica Ignacio Encabo, “escasez de ideas, el exceso de ideología, demagogia, conflicto, crueldad e ignorancia” (Encabo, 2021)
Según Encabo, el lenguaje es cada vez más tosco, inverosímil, la escalada de insultos produce enfrentamientos y surge la idea de quien es tu amigo o quien es tu enemigo, una violencia, un riesgo de enfrentamiento civil, continuos.
La ideología está muy polarizada, falseando la propia figura o la figura de los demás. La política inteligente es transformar el conflicto en problemas. En el problema se busca la solución a través del diálogo, de la negociación no remarcar lo que divide y polariza.