Contribución de Garzón y el Huila en las gestas de independencia GARZÓN, EL PUEBLO QUE DECIDIÓ ENFRENTAR A NAPOLEÓN Rodrigo Silva Vargas Sesión de la Academia Huilense de Historia Garzón, enero 16 de 2019 y algunas intervenciones, entre las cuales estuvo la mía. Fue la primera vez que yo hablaba en plaza pública y las zancas me hacían temblar todo. Silva hizo un breve elogio de mi iniciativa, mientras mi vejiga estaba a punto de estallar por el pánico escénico. Me excusan la anécdota personal, pero es solo para significar que, desde entonces, el 17 de enero hemos celebrado el cumpleaños de Garzón de diversas maneras y creo que es una forma de mantener la memoria histórica de nuestro pueblo.
Hace 46 años, en 1973, cuando aún me faltaban dos años para terminar mi bachillerato, me acerqué a la Alcaldía Municipal para manifestarle al titular del despacho que Garzón cumplía, el 17 de enero, 190 años de fundada. El alcalde era Iván Silva Borrero, hijo de José Manuel Silva, quien en dos periodos diferentes fue rector del Colegio Nacional Simón Bolívar, nuestro emblemático centro educativo. El alcalde recogió nuestra idea y un gran personaje garzoneño de corazón, don Antonio Esteban Carreño, hizo unos afiches de medio pliego, a todo color, promocionando la fecha de los 190 años de fundación de la ciudad. Recuerdo que la pieza publicitaria, que llevaba el escudo municipal, por algún error del impresor cambió el marco heráldico del emblema diseñado por Benedicto Ramírez, aunque no el contenido de nuestro blasón. El alcalde Silva Borrero organizó unos actos protocolarios en la Plaza de Bolívar, con una retreta
Esa noticia, llegada del otro lado del mar, prendió las alarmas en la pequeña República Independiente de Garzón, que se había creado once días antes, el 6 de septiembre de aquella calenda. El gobierno superior que se había instaurado con el nombre de Nueva Villa de Timaná en Garzón, vio con incertidumbre ese anuncio y sacó sus propias conclusiones: si Napoleón viene a invadir a América por el lado portugués, es decir por Brasil, la única posibilidad de llegar a la Nueva Granada, sería por la parte más baja de Los Andes, la Cordillera Oriental, es decir, por la zona del hoy municipio de Acevedo, entonces llamado La Ceja y Misiones de Andaquíes.
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Rodrigo Silva Vargas
Entrando en materia sobre esta sesión de la Academia Huilense de Historia y con mi profundo agradecimiento y admiración por los académicos, quiero recordar que hace 209 años, en 1810, el 17 de septiembre, Garzón produjo un hecho que considero muy significativo. Había llegado al pueblo, procedente de Caracas, un impreso con la traducción de las noticias del periódico Times de Londres. En un artículo se exponía que Napoleón Bonaparte, el Gran Corso que invadía y dominaba a más de media Europa y parte de África, tenía preso al rey de España, se hacía al reino de Portugal y tenía la mira puesta en América.
“Los contrarios franceses han seguido al reino de Portugal solicitando vereda por donde internarse en esta América, y que sin duda lo conseguirían por las Montañas de Andaquíes, y aunque la noticia no fuese cierta, no es de mirar con indiferencia este recuerdo”, dice una de las normas expedidas aquel día. Hoy nos parecería no más que una anécdota graciosa, pero las alarmantes “noticias provenientes de Caracas”, como dijeron en un acta, predispusieron a Garzón para enfrentar nada menos que a Napoleón Bonaparte. La primera acción fue confirmar al corregidor de La Ceja, José Antonio Salazar, y al comando de los soldados del resguardo, con instrucciones precisas: “… atendiendo a las circunstancias críticas del presente tiempo que exige el más prudente procedimiento para cautelar todo desorden y perjudiciales movimientos, y la reflexiva consideración mediante las noticias de Caracas”. Además de advertirle al corregidor de La Ceja que sin perjuicio de la justicia use la prudencia y la amabilidad, conservando entre los súbditos la paz, la unión y principalmente la religión cristiana, por los medios de la suavidad que es la que todo lo vence y facilita el buen gobierno, se le ordena que ponga vigías y todas las demás cautelas necesarias en el interior de las montañas, en los parajes que se considere de fácil acceso a los enemigos. Y tal vez viene aquí la decisión que considero más importante porque demuestra la gran visión de estos opitas que constituyeron nuestra efímera república de Timaná en Garzón:
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“… para que si lo intentasen (los enemigos franceses) o se tuviere noticia del intento, le den pronto aviso y él (el corregidor) a este Ayuntamiento, para los auxilios de nuestra defensa y toda la América”.
un inventario del número de soldados, armas de fuego, pólvora, balas y demás pertrechos de los que dispone. El fantasma de Napoleón seguía inquietando a los gobernantes garzoneños. Dos días después, el 19 de septiembre (1810), decidió nombrar responsables de la seguridad propia y, por consiguiente, de América. Para ello creó los cargos de Inspector y Subinspector de Guerra y Milicias, pero poco después les subieron de rango y los llamaron coronel y Teniente Coronel, quienes actuarían como ministros de guerra, con la obligación de presentar los nombramientos de empleados, despachos y órdenes de grados militares, además de entenderse en las causas, ordenaciones y consejos de guerra, y de la dotación de los soldados y las guarniciones. Como coronel fue elegido José Fructuoso Durán y como Teniente Coronel José Rafael Cabrera. Y es que la grandeza de estas gentes del hoy sur del Huila, sin el mayor ánimo de ser panegirista, se deriva de una hecho significativo: días antes, el 6 de septiembre, delegados de todos los pueblos y parroquias desde Gigante hasta San Agustín, incluidos los indígenas a través de lo que llamaban “los mandones”, es decir sus autoridades, habían concurrido a un Cabildo Abierto en Garzón, con el propósito de determinar, a voto límpido, el futuro inmediato de la comarca, tras los hechos de España, las invasiones napoleónicas y la inexistencia del gobierno realista. Ese cabildo decidió otorgarse su propio gobierno, independiente y soberano, y expedir su propia Constitución, la que hemos llamado la Primera Constitución Igualitaria de Hispanoamérica, porque es la única que firman los indígenas, los primitivos dueños de estas tierras que fueron invadidos por los españoles un poco más de tres siglos atrás, aquellos llegados allende del mar que creían que estos indios no tenían alma. Acá, en esta comarca, una cacica conocida como La Gaitana, ya les había enseñado que tenían mucho más que alma: la enjundia suficiente para defender lo propio, su territorio.
Como se puede observar, esos que hoy miraríamos como ilusos gobernantes de la república de Timaná en Garzón no pensaban solo en la protección de su jurisdicción frente al ogro que pretendía invadirnos. Creo yo que es una frase categórica: “para los auxilios de nuestra defensa y toda la América”. Ello, a mi modo de ver, solo lo podría calificar con una palabra: ¡grandeza!
Hace algún tiempo, en nuestros años mozos, discutíamos con el académico Jaime Bravo sobre los hechos históricos de nuestra región. Llegó el tema de la Constitución de Garzón y lo que algunos escritores consideraban con cierta mofa como el intento de fundar una republiqueta.
Para ello también se le ordena al corregidor que haga un plan con todo lo necesario y conveniente al buen gobierno y la contención de los enemigos, con
Tal vez así podríamos entenderlo en una mirada a priori sobre lo actuado en 1810, pero ya en un análisis más severo de los documentos originales
La Constitución Igualitaria Aún en los mundos académicos se discute sobre qué es y qué no es una Constitución. Quisiera dar solo unas apreciaciones sobre el texto promulgado en Garzón el 6 de septiembre de 1810. En su inicio reza: “… habiendo explorado escrupulosamente la intención del Pueblo, resultó que este a una voz expusiese: Capítulo 1o. Que se conservare el Cabildo con agregación de nueve vocales más, en cuyo cuerpo recaiga la autoridad mixta suprema (…)” En ese solo aparte se observa la actuación como constituyente. Y que el Cabildo, que era la autoridad en las villas en el régimen español, fuese reformado de tal forma, es decir ampliado, significa un rompimiento total con las leyes impuestas por España. También se vuelve trizas, para decirlo en términos de moda, la legislación española al ampliar también el periodo del Cabildo a dos años, adicionando los meses que quedan de dicho año de 1810 y reformando totalmente el sistema judicial, separando los casos penales, civiles y de menores, con jueces especiales que, en todo caso, sus fallos fueren confirmados por el Cabildo como máxima y definitiva instancia. Muy de moda también: la Constitución de Garzón abolió muchos impuestos, incluso los que gravaban a los indígenas. El llamado impuesto de alcabala, que se cobraba a todo tipo de comercio, es decir el IVA de nuestro tiempo, se prohibió para la canasta familiar, al disponer en el capítulo noveno: “Capítulo 9o. Que se extingan los estancos. Y que del derecho de alcabala sean relevados absolutamente los oficiales de sus obras: y los labradores y hacendados de la satisfacción de los frutos de la venta que hagan o que de cualquier manera enajenen; y únicamente serán obligados a este derecho (impuesto) a razón del dos por ciento los mercaderes, tratantes y todos los vendedores de
efectos y haciendas (…) como tampoco las ventas de toda clase de víveres inclusive carnes frescas, saladas y sebo que se vendan dentro y fuera de la carnicería pública, con que se facilite la provisión de los lugares, por ceder beneficio de la sustancia natural de la humanidad”. En otras palabras: el IVA de 1810 que aprobó las Constitución de Garzón (del dos por ciento), no se podía cobrar a los obreros, los labradores o campesinos, los frutos de las haciendas ni la carne. Y en la parte que he resaltado al final, por ceder beneficio de la sustancia natural de la humanidad, hay un hecho muy importante: la sustancia natural de la humanidad no es otro que el derecho a la vida, el primero de todos los derechos humanos, y por ende la alimentación, los alimentos, no pueden ser objeto de impuestos. La Constitución de Garzón establece también una especie de defensoría pública, designando agentes públicos juramentados, para que asistieran a los involucrados en procesos judiciales, penales o civiles, como abogados de oficio, pero pagado en partes iguales por las partes, determinando que para los “pobres de solemnidad”, dichos agentes no podrían cobrar un solo céntimo, aunque se les reconocería su labor con cargo a los fondos estatales. Este tema de la pobreza también es considerado en la Carta, incluyendo a los indígenas, en una especie de opción preferencial por los pobres, anticipándose en muchos años a la Doctrina Social de la Iglesia. En eso de volver trizas la legislación española, el Cabildo de Garzón desconoció por completo al Rey, a quien nunca se le menciona, ni a las Leyes de Indias. Tanto así que facultades que solo tenía el monarca, como los valores de los cuatro sellos del papel oficial, los estipendios de los curas, la asignación de villas y parroquias, la morigeración o rebaja de los diezmos, el pago de los derechos parroquiales, la designación de jueces y hasta la creación de parroquias y la designación de párrocos, entraron a ser parte del gobierno que se instauró por decisión popular de la época. A grandes rasgos podríamos decir que esta ciudad, que mañana cumple los 236 años de su fundación, era aún muy joven cuando resolvió asumir su propio destino y el de toda la comarca del hoy sur del Huila. Casi que hoy no podríamos entender la enorme capacidad de aquellas gentes llegadas de los diferentes partidos o parroquias, incluyendo Paicol y Carnicerías, hoy Tesalia, además de Gigante, hasta San Agustín, con sus indígenas haciendo valer
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que, por fortuna, encontramos en el entonces Archivo Nacional, hoy llamado Archivo General de la Nación, nos permitieron un conocimiento detallado de lo ocurrido, incluyendo lo que podría ser la anécdota de los preparativos para enfrentar a Napoleón Bonaparte con un puñado no determinado de soldados con quimbas y sombreros de pindo.
sus derechos, como nunca más volvió a pasar en la historia de Colombia hasta 1991, es decir 181 años, y como no sucedió en el resto de América hasta en años recientes, como en efecto los nativos fueron tenidos en cuenta en las normas constitucionales de Bolivia, Ecuador, Perú y Paraguay, entre otros pocos. Asombra ver el carácter precursor de aquéllos opitas que fueron capaces de promulgar una norma de tal naturaleza en una época caracterizada por la ausencia de información y también de formación, pues no había en nuestros territorios colegios ni universidades. Por ello, aunque nos parezca curioso, es digna de resaltar esa curiosa historia de este pueblo preparando ejércitos y nombrando ministros de guerra para enfrentar nada menos que a Napoleón Bonaparte.
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Sin duda admirable el gesto de proponer en “defender a toda nuestra América”, con base en una información de un diario inglés que llegó extemporáneamente a estas tierras. La profunda preocupación de nuestros constituyentes moriría muy pronto, cuando alguien cayó en cuenta que “las noticias provenientes de Caracas” no eran nuevas, sino una traducción del Times de Londres que el ilustre filólogo y pensador venezolano Andrés Bello, había hecho de una publicación de 1808, es decir dos años antes, y que la invasión de América ya no estaba en los planes de Bonaparte.
Contribución a la causa de la Independencia. Lo actuado en Garzón como nueva cabecera de la Villa de Timaná, las constituciones que años después promulgaría Neiva, el Congreso de Yaguará de 1811, la participación de las gentes de la antigua provincia de Neiva en el Congreso de Yaguará, las disposiciones de las diferentes villas en la época de la Patria Boba, fueron algunas de las contribuciones que las gentes del hoy departamento del Huila hicieron en la consolidación de la Independencia nacional alcanzada hace 200 años. Y como puedo decir, con cierto orgullo, que el Huila es pionero en el estudio de una nueva historiografía colombiana, algunos de ellos aquí representando a la Academia Huilense de Historia, y nuevas visiones de nuestro pasado están contempladas en diferentes textos y volúmenes, me arriesgo a exponer ante ustedes una hipótesis no confirmada documentalmente. Precisamente en las gestas libertadoras pasaron por estas tierras algunos de los grandes de la Primera y de la Segunda República. Como Antonio Nariño, El Precursor, que protagonizó la Campaña del Sur pernoctando en las la villas de Purificación, Neiva y La Plata, donde engrosaba su ejército. Según algunos historiadores, Nariño involucró a muchos esclavos en su ejército, con la promesa de otorgarles la libertad definitiva. Las tres villas mencionadas, pero también en Garzón, Timaná, y Pitalito, hubo haciendas
esclavistas y hay varios documentos en los que en ferias dominicales se vendían negros como semovientes. ¿Cuántos afrodescendientes esclavos en tierras del Tolima Grande se fueron a la campaña del Sur con Nariño? Difícil saberlo a la luz de los documentos. En algunos de los cuadros del abanderado Espinosa de los Monteros se logra observar soldados negros en la Campaña del Sur. Y he aquí la hipótesis un poco loca que expongo ante ustedes, ilustres miembros de las Academia Huilense de Historia: en el Huila no hay negros porque todos los esclavos, o muchos de ellos, se fueron con Nariño a combatir por la libertad, la suya y la de este suelo. Y combatieron en las diversas batallas hasta el fracaso de los Ejidos de Pasto, donde el ejército libertario fue derrotado. Es de suponer que los negros no iban a regresar a ser propiedad de un amo blanco ni tenían los medios para hacerlo, y resolvieron dispersarse por la selva hacia la costa Pacífica, buscando el mar por donde un día llegaron obligados. Ojalá, señores académicos, podamos investigar ese hecho y tal vez refrendar o negar esa hipótesis sobre la ausencia de las ricas culturas negras en nuestro suelo.
Illinois, y la del Instituto Preu Iberoamericano de Berlín Alemania, según informe del Google Académico. Y que haya servido para estudios como el de la francesa Marie-Daniela Demélas, de Universidad de la Sorbona, Francia, y el gran trabajo de tesis denominado Constitutional documents of Colombia and Panama 1793-1853, de Bernd Marquardt, en Horst Dippel, publicado hace nueve años en inglés. Y como anécdota un poco vanidosa quiero contar que recién editado ese intento de libro, a través de una monjita argentina un jesuita, obispo recién nombrado en una diócesis de su país y auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires, se interesó en el texto constitucional de Garzón, llamándole la atención el hecho de ser la única que incluyó como participantes y firmantes a los nativos indígenas. Entonces, me compró dos ejemplares del texto. Era monseñor Jorge Mario Bergoglio (o Bergollo, como dicen los argentinos), a quien hoy en mundo conoce como el papa Francisco. Un honor que esa tesis de lo actuado por nuestros paisanos del Huila hace 219 años, sea conocida en diversas partes del mundo y ojalá, algún día, sea complementada, ampliada o revaluada. Los constituyentes de la Villa de Timaná en Garzón, aquellos que se prepararon para enfrentarse a Napoleón Bonaparte y defender a la América entera, lo merecen.
A manera de conclusión Muchas gracias.
Tal vez ese fue uno de nuestros objetivos cuando nos lanzamos a investigar la historia de este lugar nativo nuestro y de donde surgió lo que algunos llaman libro y ya tal vez un intento de narrar la historia, y han surgido luego otros aportes y otras investigaciones. De los devaneos del pasado con Jaime Bravo, en nuestros tiempos de la Universidad Externado de Colombia, salió ese parto llamado “El Garzón que emergió de la una laguna”, con el subtítulo de: “Hacia la Primera Constitución Política de América Hispana”, que por fortuna ha sido objeto de análisis en algunas de las más importantes universidades del mundo. Ignoro cómo han llegado ejemplares de ese libro, que no es el mejor, a bibliotecas como la del Congreso de Estados Unidos, la Biblioteca Pública de Nueva York, las universidades de Texas y de
Garzón, enero 16 de 2019.
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Creo que uno de los propósitos de quienes nos aventuramos a investigar y escribir la historia es que algún día, muchos años después, acuciosos historiadores nos lean y tomen como referencia y ojalá, que nos estén revaluando y controvirtiendo.
Por el Relanzamiento de la Educación Pública en Colombia Ensayo de Eduardo Gómez Cerón “A pesar de todo, sigo creyendo que la gente es muy buena en el corazón. Simplemente no puedo construir mis esperanzas sobre una base que consiste en la confusión, la miseria y la muerte (…) Puedo sentir los sufrimientos de millones y, sin embargo, si levanto la vista y contemplo del cielo, puedo creer que todo saldrá bien, que esta crueldad habrá de terminar y volverán a reinar la paz y la tranquilidad” Ana Frank (la pequeña judía holandesa sacrificada por los nazis que soñaba con que, si lograba salir viva del escondite en que se refugió con su familia, lo primero que haría sería correr hacia su escuela: hacia su escuela pública)
1. Un tema que faltó en los diálogos de La Habana
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El tema de la educación pública no fue uno de los cinco escogidos para las negociaciones de La Habana, destinadas poner fin al conflicto social y armado que ha desangrado a Colombia, la ha llenado de ruinas y luto y sobre todo de víctimas no combatientes, muchas, víctimas rurales y menores, niños (los que, de paso, fueron reclutados para la guerra, en cumplimiento de una precoz pero mortal “oportunidad”). Sin embargo, todos dicen que se trata de, por fin, acceder, como nación, a un estatus y nivel de convivencia, y que la educación es el motor para un desarrollo en el que ganan, por igual, la persona, la familia y el país. Este ensayo sostiene que tendría que afirmarse con la mayor contundencia la decisión de todos –las partes negociadoras, las diversas comunidades y regiones, las generaciones y, por supuesto, los actores y beneficiarios de la educación-, la decisión de relanzar la educación pública. Afirmar que se trata del gran acuerdo tácito de La Habana para, por fin, pasar página a medio siglo de violencia y ascender a una realidad en que la política, el parlamento, las tensiones y las negociaciones sociales, sean el escenario de la resolución de los conflictos, de los complejos e inveterados problemas nacionales.
Luis Losada Artista Colombiano (pintor)
Nunca más derramamiento de sangre de hermanos, perpetrado por gentes de todos los sectores, estratos y regiones, a las que cuesta trabajo nombrarlas como “hermanos”. 2. Algunos antecedentes Quien esto escribe controvirtió en una ocasión la propuesta del entonces ministro de Educación Francisco Lloreda, en el sentido de propiciar que los niños de clase media que dejan en muy buen estado los libros de texto, una vez terminado el año escolar los donaran a los niños de los sectores populares. El ministro decía que era conveniente emular la tradición anglosajona que forma en responsabilidad porque un libro en buen estado, pero usado, de la biblioteca del colegio o del barrio, debe ser aprovechado por un niño sin que lo deje inservible para otro. Lloreda olvidada que los libros de texto de hoy están llenos de talleres y que el niño donante ya lo había resuelto. Es decir, se le estaba ofreciendo a un niño lo que quedó de la consumición de otro. En otros países de América latina con desarrollo relativo parecido al de Colombia, como México en su momento y, luego, Venezuela, los gobiernos donaron libros de texto nuevos y útiles escolares a los usuarios de la educación pública y no se “quebraron” financieramente por esto. Además, algunas de las mejores plumas del país, escribieron los libros de texto para los niños. Esta fue su contribución a la formación de los menores, su homenaje a los más jóvenes entre sus compatriotas.
Acciones de alfabetización y de mejoramiento de la educación, la higiene y prácticas agrícolas mejoradas para el mundo rural, ocurrieron también en Colombia, por ejemplo, en desarrollo del programa de cultura aldeana que promovió el que sería ministro de Educación de Alfonso López Pumarejo (1934-38), Jorge Zalamea, entre otras regiones, en el suroccidente de Colombia. El propio escritor y sociólogo dejó, como saldo, su monografía del Departamento de Nariño, que sigue siendo un documento de referencia.
de detalles, sobre todo en cuanto a dedicación, abnegación- sino jóvenes licenciados que egresaron de las recientemente creadas Facultades y carreras de Educación, saliendo con todos los bríos a cubrir el territorio nacional con consignas de educación moderna, de base científica, laica, política en el sentido de formadora de ciudadanos responsables, influyente, incluyente y promotora de ambiciones para que los egresados se interesen en escalar otros niveles de educación, cultura, civismo, profesionalismo, recursividad, inventiva, asociatividad y autonomía. También y como fruto: mejores condiciones de vida. 4. Crisis de la educación pública Volvamos a hoy: se hacen ingentes esfuerzos por la educación pública: los hacen en primer término las familias, unos padres que, muchas veces con escasas horas de sueño, desde el alba alistan a los niños para la escuela y, en la noche, muy cansados por los rigores del trabajo y del transporte, tratan de revisarles el cumplimiento de sus tareas; cuando encuentran que sus luces son limitadas, confían en que su deficiencia será suplida por los buscadores de internet (como antes confiaban en las enciclopedias que con gran sacrificio compraban a plazos).
En una fase de la historia educativa de Colombia, desde la primera mitad del siglo XX hasta, más o menos, la década del año 1970, estudiantes provenientes de diferentes capas de la sociedad, coincidían en la educación pública -básica, media y universitaria-, y de buena parte de estos servicios se podía predicar que eran de calidad.
También está comprometida con la educación pública la inmensa mayoría de los maestros, muchas veces tratando de olvidar que la relación entre el número de estudiantes a cargo y el tiempo que se le puede dedicar, no da, sin perjuicio de tener que hacer énfasis en los casos especiales y en la atención a los padres de familia, sobre todo a los progenitores de estos niños y jóvenes especiales, que son los más demandantes (no estamos hablando aquí solo de personas con discapacidades). Y el maestro está, además, en los predicados de actualizarse, superarse, sacarle partido a la información que brindan sus viejos y nuevos libros y los ya mencionados buscadores.
Luego vino el tiempo en que se “disparó” la educación privada, los grupos se volvieron homogéneos en la una y la otra y no se contó ya más con la ventaja de la interinfluencia que se materializaba en lo siguiente: miembros de unos sectores se relacionaban con otros, abandonaban en buena medida los prejuicios que tenían en contra de los diferentes, entraron a conocerse y valorarse cada vez más, vivieron una lección de diversidad y tolerancia, se educaron entre sí y “educaron”, recategorizaron y organizaron el sistema educativo, dándoles alas a los nuevos protagonistas del sector en el campo público: ya no solo normalistas –que cumplían su papel y siguen cumpliéndolo con lujo
También de hacer las tareas gremiales a la par que atender a su familia, grupo que sabe que ha de producirse un esfuerzo económico adicional de otros de los miembros, porque a pesar de que él es de dedicación exclusiva y más allá, vive y trabaja en un país en que no tiene derecho a ganar un salario profesional (pero, en ese mismo país, los oficios técnicos –todos encomiables- dan para vivir y hasta para vivir bien, y a todos les parece que así deben ser retribuidos: quien se halla en situación de sufragarlos, lo hace con prontitud y sin chistar). Son igualmente ingentes e imaginativos los esfuerzos académicos y algunos de los esfuerzos administrativos de la burocracia de la educación -
3. Mas antecedentes: cuando la composición de los cursos era diversa
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En el caso de la experiencia mexicana, en desarrollo de una campaña de alfabetización y de expansión y mejoramiento de la educación, la higiene y prácticas agrícolas mejoradas para el mundo rural, el ministro de cultura, José Vasconcelos, reclutó a lo mejor de su país y a generosos latinoamericanos latinoamericanistas como Pedro Henríquez Ureña, Gabriela Mistral y el colombiano José Eustasio Rivera, para este empeño. Por otra parte, Colombia siempre ha sido el país que imprime más de lo que lee: prepara manjares para bocas ajenas. Desde luego, los libros de texto ya no tienen tanta preponderancia en el tiempo de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, razón de más para que las ayudas a la enseñanza se distribuyan bien y que las mejores voluntades se asocien para que a nadie, por el pecado original del estrato en que nació, le resulten sirviendo un plato de sobras…
del Ministerio para abajo-, pero hace rato la educación pública padece de una fragilidad que la mina, la desalienta: ha sido objeto de desprestigio, muchas veces deliberado. Las parejas jóvenes que se constituyen, saben que deben sacar adelante a sus hijos y parece un mandato “natural” que, al lado de nutrición, han de darles… educación privada. Esta está sobrevalorada. Casi puede decirse que a la educación pública solo acuden los que no tienen a dónde más acudir en busca de formación para sus hijos, por limitaciones económicas. Un país que quiere ser la sede de una verdadera nación y un Estado que quiere ser administrador y garante de una democracia, no pueden renunciar a la educación pública. La privada se mueve por intereses: no estamos diciendo que todos sean ilegítimos, pero la conformación de una nación, el aliento de una cultura y de una identidad (sin perjuicio del respeto por la diversidad y la convivencia de los factores de esa diversidad, así como del diálogo con lo mejor de una globalidad estandarizante que ya está aquí de la mano de una tecnología cada vez más generalizada y prometedora); también la decisión de metas nacionales que sean de redención y provecho para las mayorías, metas de futuro, un destino de país sobre rieles claros y firmes -la forma como despegaron naciones cada vez más influyentes y protagónicas-, todo eso es imposible sin la educación pública. Si la educación le dice al niño: tú eres un ciudadano en latencia, pero ya eres una persona con derechos y deberes; contamos contigo, no te esperan la exclusión ni servicios mediocremente prestados, sino oportunidades en las que serán estimulados y
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reconocidos los esfuerzos y los méritos, así la educación pública construye país, a cambio de que ese país cuida, protege, estimula, la educación pública. El talón de Aquiles del desprestigio de la educación pública tiene un correlato que debe ser resuelto con empoderamiento político de la ciudadanía, de las mayorías, de los que -con la democracia- necesitan, merecen, precisan de este tipo de educación. Ese correlato y causa de la crisis puede expresarse clara y concretamente: actualmente toman las mayorías de las decisiones en educación pública, las estratégicas, los que no la usan ni la necesitan porque para sus hijos ya tienen montado el escenario eficiente (en términos de la salvaguarda de sus intereses) y excluyente de la educación privada. Claro está, la mejor, la más desinteresada educación privada, puede contribuir a construir nación, pero esa no es su tarea principal y jamás lo hará: solo una nación decidida, una sociedad civil puesta de pie y marchando y un Estado que obra con lealtad a las mayorías, pueden relanzar la educación pública. En este análisis no se está pretendiendo soslayar los enormes alcances de la problemática de la escuela pública, sobre todo de la más marginal: muchas veces está rodeada de peligros y los factores de desestabilización, de impedimento del trabajo –de todo trabajo-, han ingresado en ella (por ejemplo, las drogas y las armas). Pero también se conocen, están documentados casos de alianza con el entorno, logrados por valerosos directivos y maestros consiguieron dialogar con los padres de los niños, persuadirlos de que la escuela puede ser una tabla de salvación, que sus hijos la merecen. Entonces estas gentes, independientemente de que su vida se desenvuelve en la frontera de la marginalidad e incluso de la ilegalidad, entran a respaldarla, hasta a resguardarla. Tampoco ignoramos que los alimentos que se sirven en los establecimientos educativos, parecen ser los únicos que consumen en el día los menores y que da la impresión que algunos padres sólo por esta razón los mandan a la escuela. Parecería que solo esto les importa. Lo que no puede ser es que la sociedad y el Estado también consideren que han cumplido porque puntualmente son servidas las raciones. Las potencialidades de un ser humano no pueden quedar lastradas para siempre porque le tocó una infancia menesterosa: si las circunstancias del nacimiento han de marcar “a hierro” toda una vida, así para qué ser nacional de un país. Un país que solo eso ofrece no merece lealtad, de los marginales
Luis Losada Artista Colombiano (pintor)
5. Formación de ciudadanía Una democracia se basa en la actuación de sus ciudadanos. El Estado moderno es tan omnipresente y tan omnipotente que necesita que lo controlen. Los controles institucionales no bastan porque tienden a confabularse entre sí. Una ciudadanía soberana es fruto de su educación y de su práctica de la democracia (también, de condiciones básicas de vida digna porque quien de todo carece y solo tiene para “vender” su voto, es esclavo de los compradores, y como estos compran casi siempre con recursos públicos, lo que hacen, además de corromper, es desestimulan a las gentes en lo que respecta a la estima que hay que tener por las instituciones; logran que las personas se desentiendan de ellas, que las instituciones aparezcan como algo ajeno y sucio. En últimas, logran también aceptación para ellos y para lo que hacen; que parezca inevitable, “natural” que los politiqueros mantienen secuestradas las instituciones. Como quien tiene una hija y tolera que se lucre de ella un proxeneta). La práctica de la democracia –como casi todo lo del mundo valorativo- comienza en casa y en la escuela. De allí la importancia del ambiente académico: que, pese a que el establecimiento educativo tiende a ser un reflejo de la sociedad, en él no siempre sea el fuerte el que sojuzga al débil, que éste tenga quien que lo defienda; que las consecuencias por las faltas sean iguales para todos y no a la medida de quien la cometió: unos están exculpado de antemano y a otros, también de antemano se los califica de culpables. Pasa lo mismo con los premios: todo lo del privilegiado resulta elogiable, mientras los méritos genuinos del que se esfuerza, son pasados por alto. En las escuelas el trato de profesores y directivos ha de ser igualitario porque la constatación de que así no ocurre, de que hay favoritos, deja sin fondo todo el discurso educativo. ¡Cómo sería de bueno que en el mundo académico trascendiera la tendencia que se observa en la jurisprudencia de las democracias más rigurosas del mundo!: si el que cometió la falta es un privilegiado, su castigo ha de ser el mayor posible porque despreció las oportunidades que se le brindaron y, a pesar de jugar con ventaja, perjudicó a otros que de antemano ya estaban
perjudicados por el lugar desfavorable de la estructura social en que fueron colocados a partir de su nacimiento y por el mismo. 6. Autonomía vs. la dependencia que el sistema político promueve para lucrarse con la reproducción de la inequidad En “Entrevista con la historia”, la periodista italiana Oriana Fallaci refiere que las palabras de despedida de la estadista hindú Indira Gandhi, cuando la visitó para entrevistarla, fueron: No le deseo una vida libre de dificultades porque eso es imposible; le deseo que tenga la recursividad y entereza para afrontarlas y salir de ellas siempre con dignidad. Lo que la escuela nos da –y la casa y la experiencia-, no debería servir solo para atender a las obligaciones políticas (acápite anterior, “Formación de ciudadanía”); debería servirnos para afrontar la vida con responsabilidad y autonomía. Que la persona tenga valores, principios, tendencia a y herramientas cognitivas, profesionales y laborales para ganarse la vida, para determinar su rumbo, para buscar salidas, para perseverar en esa búsqueda pese a las contrariedades. Una persona así es ejemplar para sus familiares, vecinos y conocidos, es formadora de más personas autónomas. Lo contrario es la dependencia: las tendencias políticas tradicionales, clientelistas y populistas, acostumbran interesadamente a los pueblos a la dependencia porque de ella se lucran. Para colmo, ya no se trata del episodio de un día, el de “vender” el voto (en el que, como lo dijimos en el acápite anterior, los compradores no solo corrompen sino minan la estima que deberían inspirar las instituciones): se pasa a toda una vida de dependencia con respecto a los que degradan la democracia, secuestrándola. A la persona, a la familia, la habitúan a depender a cambio de migajas, mientras ellos se quedan con “la parte del león” de los recursos. Además, sus presuntos “beneficiarios” les quedan debiendo el favor y si los dominadores se llegan a sentir amenazados por el eventual éxito electoral de políticas distintas, honorables, sinceras con la ciudadanía, respetuosas, echan a rodar la especie de que serán desmontados los subsidios. El resultado que logran -su refrendación por el electorado- solo sirve para mantener a las gentes en la indigencia económica, cultural, política y moral (si las gentes menesterosas fueran promovidas, la politiquería se quedaría sin base social, sin clientes). Entonces, basta con que sean atemorizadas las víctimas para reproducir el esquema político de clientelismo, corrupción e
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ni de los privilegiados porque no hay que suponer que éstos siempre van a convenir y hasta a celebrar la inequidad: si tienen principios tienen que repudiarla porque lo que degrada a otro sin que sea fatal, inevitable que así ocurra, también me degrada.
inequidad. Esto es históricamente más grave si tomamos en cuenta que aquello de lo que ilegítimamente se apropian y con lo que reiteran la condición de Colombia de ser uno de los países más inequitativos del mundo, serviría para redimir a millones de personas hacia un mejor estar, hacia la búsqueda y disfrute de oportunidades concedidas por méritos, lo que, con el empeño perseverante de varias generaciones, conduciría a un cuadro de autonomía generalizada. Desde luego, las relaciones Estado-electorado no son la única fuente de inequidad; en las relaciones privadas también está la raíz, pero la solución pasa por lo mismo: mientras mayor sea la soberanía política de la ciudadanía, en cuanto mayor y mejor sea la representación política que recoge los intereses y las aspiraciones de los marginados así como de otras capas sociales objeto de explotación, aplazamiento y exclusión, más soluciones económicas, sociales, políticas y jurídicas se producirán a su favor. 7. Sobrevaloración del dinero
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En el acápite 1. (Algunos antecedentes) se hizo referencia a algo de lo que fue testigo el autor de este texto. Aquí va otro recuerdo: supe de un hombre que murió lamentándose de que en la vida “no tuvo plata”: tuvo un vivir aceptable y, en muchas ocasiones, muy buen vivir, levantó a su familia, sus hijos recibieron educación y la aprovecharon, se extasiaba enumerando los logros de sus nietos… Pero al final de sus días lo atormentaba el hecho de que “no tuvo plata”. Evidentemente en nuestro tipo de sociedad y de cultura, está sobrevalorado el dinero y esto hace que las personas olviden sus auténticos logros (algunos, no pagaderos en metálico) y todo lo remitan a un saldo abultado en una cuenta bancaria o a una lista de propiedades muebles e inmuebles –para disfrute posterior de otros. Los apologistas del dinero no suelen referir los padecimientos que de él ser derivan: parece que más se desvela el que tiene que cuidar tesoros (resguardarlos de todos los que se los envidian), que el que no sabe cómo sufragará los gastos de la próxima semana, el próximo mes o año. Lo cierto es que el hombre que se dolía de morir “sin plata”, no había tenido un mero pasar sino logros significativos. Por ejemplo, escribió sobre la economía e historia de su región y sus investigaciones y publicaciones siguen sirviéndole a centenares de anónimos beneficiarios, muchos de ellos, jóvenes escolares. Alguna vez quien esto escribe encontró la traducción de una investigación de Oxford, una relación de escritos resaltables sobre historia económica de las provincias colombianas,
Eduardo Gomez Ceron
y allí aparecía reseñada la publicación de nuestro hombre, el que murió con pesar de “no haber tenido plata”… Supongamos que la mencionada investigación la hizo motivado por la ganancia que le reportaría: si no hubiera tenido que hacerla, se habría privado de recorrer varias localidades y conocerlas a fondo; de hecho, el menor de sus hijos lo acompañó en ese periplo siendo muy niño y recuerda cómo conoció su tierra maravillado, de la mano de un padre sabio. Esos logros, que los olvidaba injustamente al hacer un balance de su vida sólo centrado en lo material, le reportaron muchas más ganancias que dinero, y satisfacciones que éste no puede comprar. 8. Un lugar dónde refrendar los acuerdos de La Habana, ante unos inmejorables testigos Si la idea es pasar página de medio siglo de violencia (pero, a la larga, de dos siglos de lo mismo, desde la configuración de la República), si se reconocen las potencialidades de la educación para construir ciudadanía y democracia, así como la deuda que se tiene con el campo -que hasta ahora ha sido, sobre todo, campo de batalla-, los acuerdos de La Habana deberían haber sido refrendados en una escuela rural, ante testigos dan dignos como merecedores de la oportunidad que a sus ancestros les fue históricamente negada: los tiernos, sencillos, nobles, solidarios niños campesinos. Antonio Machado dijo: sé el hombre que quieras pero que cuando crecido no tengas pena de volver a mirar al precioso y bueno niño que fuiste. Que dentro de medio siglo, Colombia pueda volver a mirar a sus hombres del campo porque, en una vuelta de tuerca de su destino, en 2016 se decidió de una vez por todas a redimirlos y a dignificarse como país.
Epílogo: semblanza de un hombre educado (Dr. Carlos Ernesto Valencia García, juez de la República de Colombia)
independencia judicial: el Dr. Valencia miraba más a los derechos del ciudadano que a las razones de Estado -que se suelen esgrimir para justificar conductas, decisiones, fallos, y hasta para conculcar derechos-. En 1985 renunció al profesorado de una prestigiosa Universidad bogotana porque en un homenaje a los magistrados víctimas de la masacre del Palacio de Justicia, comenzó el rector de la mencionada institución su intervención, dándole el más sentido pésame al presidente de la República de turno (!). El Dr. Valencia tenía claro que aquel horror fue perpetrado en una especie de emulación de barbaries, a partes iguales entre la insurgencia y los agentes del Estado.
Solo un juez se abstuvo de aplicar la norma por considerarla no solo contraria al derecho vigente sino ilegítima: el Dr. Carlos Ernesto Valencia García. A pesar de que no se hablaba aún del bloque de constitucionalidad en virtud del cual los tratados y acuerdos suscritos por Colombia están insertos en el ordenamiento y al más alto nivel, el Dr. Valencia tenía claro que la salvaguarda de un derecho tan fundamental como el derecho a la libertad, no podía ser suspendida. Uprimny también encuestó a jueces de la capital sobre si conocían tratados y acuerdos suscritos por Colombia. Algún porcentaje dijo conocer al menos uno; pocos, dos; y un número escasísimo, tres o más. Dentro de estos debió estar el Dr. Valencia. Los episodios anteriormente mencionados hablan por sí solos de su posición frente a la
De logística adecuada nunca gozó, como suele ocurrirle al 95% de los servidores judiciales. Al respecto de su seguridad frente a los desafíos (que se van escalando: primero, amenazas y, luego, hechos consumados de violencia ordenados por los determinadores de los crímenes que investigan los jueces), nunca la tuvo. Además, en su caso resultó evidente que entonces, acaso como ahora también ocurre, el Estado estaba profundamente infiltrado por los mencionados delincuentes y por sus cómplices dentro del aparato gubernamental. ¿Cómo vería el Dr. Valencia a un juez hoy por hoy? Creo que no haría diferencia de época. Los atributos que tienen que distinguir a un juez son perennes e inmutables: por fuera de ser valeroso, debe ser ecuánime y, dada la desbordante congestión de los despachos judiciales, muy laborioso, incansable. La más grande pena que afrontan estos servidores públicos es que su obligación los hurta de sus familias, de sus hijos, largamente y, a veces, sin retorno…
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Rodrigo Uprimny hizo una investigación referida al periodo 1986-1990, Presidencia de Virgilio Barco. Expidieron un decreto suspendiendo el hábeas corpus por razones de orden público.
Evocación Del Maestro Estanislao Zuleta. Rafael Alban día me había levantado muy temprano para ir a recibir mi primera clase de Economía Colombiana con el ya reconocido y respetado pensador. Llegué a la universidad antes de las 7 a.m. y para mi sorpresa el salón ya estaba abarrotado de estudiantes que se disputaban un sitio en las ventanas y en el pasillo. Estanislao llegó enfundado en una gabardina empapada y como pudo se abrió paso hasta la tarima, y yo aproveché para ingresar tras él. Con parsimonia se quitó el abrigo, lo sacudió y lo colgó de un perchero en la pared. Se sentó detrás de una mesa desnuda, nos recorrió con su mirada penetrante y dijo: “Hoy discutiremos el problema de la ciencia.” Inició entonces su famosa disertación sobre la fórmula kantiana: Pensar por sí mismo – Ponerse en el sitio del otro – Y ser consecuente.
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Cuando Fernando Dorado llamó para avisarme que el Rector había autorizado la presentación de Wi l l i a m O s p i n a s o b r e “ L a v i g e n c i a d e l Pensamiento de Estanislao Zuleta en la Colombia actual”, mi primera reacción fue de gozo pues tendría la oportunidad de compartir otra vez las ideas, el recuerdo y la presencia del viejo maestro. Así que casi sin darme cuenta acepté emocionado ser el presentador de este encuentro. Dura y exigente responsabilidad. Al mismo tiempo pensé: ¿Cómo presentar a un educador cuyas enseñanzas marcaron profunda huella en mi formación moral e intelectual? Durante varios días estuve dándole vueltas al asunto: Busqué y consulté en Internet, releí algunos de los amados textos del maestro, recordé anécdotas e imágenes de la universidad, y ante el acervo de información de fácil acceso para el interesado, decidí que la única manera de no llover sobre mojado era compartir con el auditorio una evocación del profesor Estanislao Zuleta, desde el recuerdo de un discípulo anónimo y agradecido. La primera vez que vi a Estanislao Zuleta fue una lluviosa mañana de finales de octubre de 1.974. Ese
Estanislao Zuleta tenía una hermosa y educada voz de barítono. Hablaba pausadamente, pero con ritmo, y los periodos se sucedían como si estuviera leyendo un libreto conocido. Se lo oía pensar. Entonaba las frases y usaba los énfasis para darle mayor densidad al argumento. Embrujaba al auditorio con esa música y uno lo escuchaba como si de pronto fuera a descubrir una verdad nunca antes revelada. Era un maestro de la metáfora, y las imágenes se sucedían y llegaban precisas a coronar sus razonamientos. Nunca utilizaba palabras extrañas ni giros rebuscados, y cuando el argumento requería de un concepto, se preocupaba por desmenuzarlo y hacerlo comprensible. Era un educador nato y amaba enseñar a pensar. El problema de la ciencia -empezó- es el problema de la búsqueda de la verdad, y la verdad no llega al mundo de repente, revelada y completa, tal como una gallina pone un huevo. (A Zuleta le encantaba iniciar su argumentación con una frase efectista que atrapaba inmediatamente la atención del auditorio). La verdad es un proceso, no hay verdades definitivas y eternas -insistía-, toda verdad es provisional e histórica y por eso mismo la ciencia es un proceso ininterrumpido de acercamiento a la
A un superior se le obedece o se le implora, a un inferior se le ordena o se le impone, a un igual se le demuestra. En el debate de la ciencia no caben los criterios de autoridad que afirman su verdad porque así lo dijo Mahoma, o porque así lo dijo Cristo o porque así lo dijo Marx. No, en el debate de la ciencia cada quien debe pensar por sí mismo, argumentar y demostrar. Así enseñaba Estanislao. El análisis de la segunda parte de la fórmula de Kant -ponerse en el sitio del otro- fue una clase magistral de ética. Si en el pensar por sí mismo se reconoce la capacidad del individuo para acceder a la verdad, ahora se trata de reconocer al otro, de valorar sus argumentos y de aceptar sus conclusiones si son demostradas de manera racional. La ciencia es entonces un proceso social en el que intervienen múltiples actores que interactúan y se
complementan. Ponerse en el sitio del otro quiere decir que mi contradictor puede tener la razón y si es así yo lo acepto de buen grado pues antes yo estaba equivocado y ahora he descubierto una verdad. Pero en lo que más insistía el maestro era en ponerse en el lugar del otro distinto a mí: hay que ponerse en el lugar del campesino, del obrero, del negro, de la mujer, del homosexual, para poder comprender sus verdades y para conocer su mundo. Compendiaba así todo un tratado de humanismo y derechos humanos que ya nunca se borraría de la mente de sus alumnos. Y actuar en consecuencia. La ciencia es la mejor herramienta para cambiar el mundo. Pero no hay que buscar la verdad por el simple prurito egoísta de saber, hay que saber para transformar el mundo y transformarse uno mismo. “Los filósofos se han dedicado hasta ahora a interpretar el mundo, pero se trata es de cambiarlo”, citaba. Y nos impulsaba a la acción. La verdad no se halla encerrada entre cuatro paredes, decía. Hay que salir a buscarla al anchuroso torrente de la vida y cuando se encuentre, enamorarla, seducirla, y ponerla al servicio de la transformación del mundo y de la vida.
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verdad. Pero la ciencia es también un debate permanente entre distintas verdades, entre diferentes teorías e hipótesis; es un debate democrático entre distintos actores que razonan, que argumentan y que pueden demostrar su verdad. Eso es lo que quiere decir pensar por sí mismo, pensar con su propia cabeza -concluía-. Y la ciencia es un debate democrático porque se da entre iguales, con el mismo derecho a pensar y con el mismo deber de demostrar.
Crónica Música para despedir la guerra. OSCAR EMILIO BUSTOS BUSTOS (Crónica que ocupó el primer lugar en el Concurso Nacional de Crónica de la Universidad Externado de Colombia. Participó con el seudónimo de “Nayero”)
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En un lugar de la costa Pacífica colombiana existe un Centro Musical que se convirtió en el punto de encuentro de una comunidad que había sido azotada por los violentos y que hoy recupera su identidad y la confianza en los demás y en el entorno, gracias a la música y a los talleres psicosociales que aquí se desarrollan. Esta es su historia. Donde antes salían alaridos de las víctimas, hoy brotan cantos y sonidos de flautas y tambores; donde ayer irrumpían criminales armados que hacían disparos al aire para obligar a las personas a resguardarse en sus casas a las cinco de la tarde, hoy desfilan a todas horas líderes empoderados de los derechos humanos, que los practican en su comunidad; donde los criminales habían impuesto los toques de queda y la ley del silencio, hoy la música, en las voces de los niños, endulza los oídos; donde los nuevos paramilitares de las bandas emergentes extorsionaban a los tenderos, hoy los pobladores recuperan sus costumbres ancestrales de reconocida generosidad y casas de puertas abiertas. Esto ocurre en una pequeña calle, ubicada en el sector de La Playita, a diez minutos del centro de Buenaventura, donde se creó la primera zona humanitaria urbana de Colombia. ¿Cómo fue posible esto en la ciudad catalogada en 2013 como una de las más peligrosas de Colombia? Desde la terraza de un céntrico edificio, la bahía de
Buenaventura se ve como una postal: las aguas del Océano Pacífico, espejeantes y azulinas, entran en una especie de oasis formado por una isla, ensenadas, penínsulas y playas paradisíacas, que hoy amanecieron cubiertas por una capa de bruma, mientras algunos barcos de gran calado se ven más allá, suspendidos en la distancia, como puestos sobre una superficie de vidrio. Pero no es sino descender y adentrarse en las calles de la ciudad para sentir el calor húmedo, las mil voces de los bonaverenses que madrugan a trabajar y que suenan como un panal de abejas, y la brisa cálida que trae revueltos todos los olores marinos. ¿Dónde queda la calle Puente Nayero? Al taxista debe decírsele claramente la palabra 'carrera' y pedirle que nos lleve al barrio La Playita. Si no pronunciamos la bendita palabra oportunamente, el conductor entenderá que su taxi cumple las funciones de pequeño bus urbano, al que se suben hombres y mujeres con bultos, bolsas y paquetes, a cada uno de los cuales les cobra la tarifa que pagarían por un viaje en bus. La ciudad, con sus cuatrocientos mil habitantes, la mayoría afrodescendientes, es una de las más populosas de Colombia y, sin duda, el puerto más importante que tiene el país sobre el Océano Pacífico, pero es también una de las poblaciones más pobres y tal vez la que más ha sufrido la violación de todos sus derechos. La zona céntrica de Buenaventura, construida al garete en la isla Cascajal –de tres kilómetros de longitud por uno de ancho y unida al continente por un largo puente–, es un conjunto apretujado de barrios, densamente poblados, con casas palafíticas sobre el mar y sin parques ni otras zonas verdes a la vista. Solamente en esta isla, donde están el muelle, el centro histórico y la zona comercial, viven unas cien mil personas, en barrios construidos sin ninguna planeación y por cuyas calles sinuosas circulan, sin que pueda caber uno más, taxis y motocicletas. Por supuesto, tampoco se diseñaron los otros barrios que rodean la avenida Simón Bolívar –que atraviesa la ciudad de oriente a
De aquí provinieron, en noviembre de 2013, aquellas crueles noticias que le dieron la vuelta al mundo y que informaban sobre nuevas formas de dar muerte en las llamadas 'casas de pique', donde los neoparamilitares descuartizaban vivas a sus víctimas y las arrojaban al mar. El taxista nos deja en una populosa esquina, en un sector comercial atiborrado de vendedores ambulantes de toda clase de pescados, conchas y tortugas, desde donde puede verse una pancarta, izada en una bocacalle, que dice: “Espacio Humanitario Puente Nayero – Protegido con medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) – Defendiendo el territorio – Construyendo la paz – FOS Colombia – Fondo para la Sociedad Civil”. Al entrar, tres policías, con chalecos antibalas y fuertemente apertrechados, sentados alrededor de un escritorio y bajo un cobertizo, nos piden documentos de identidad, registran los bolsos y escriben los nombres de los visitantes en un cuaderno. Puente Nayero es una pequeña península, de unos cuatrocientos metros de largo por cincuenta de ancho, que se mete en el mar de la bahía por el occidente de la isla Cascajal, Una paz escrita con sangre – Por Nayero tal como lo hacen otras calles de Buenaventura. En 1940 esta península fue ocupada por pescadores que procedían del río Naya, que vieron la necesidad de tener un pedazo de tierra urbana en Buenaventura para poder comerciar sus productos. Después, a punta de depositar conchas de piangua y restos óseos de pescados y mariscos, construyeron con este relleno la única calle de Puente Nayero, por la que ahora caminamos, y fueron levantando sus viviendas de madera sobre estructuras palafíticas a uno y otro lado de esa vía. Bajo estos pilotes circula el sereno mar de la bahía. En 1990, en Puente Nayero ya había 101 viviendas, que nunca han tenido servicios públicos, ni siquiera acueducto, y por ello el agua que consumen la deben recoger en canecas aprovechando los copiosos aguaceros que la naturaleza prodiga en el Pacífico colombiano.
Sobra decir que los habitantes vierten todos sus desechos en el mar, porque el Estado ha sido incapaz de ofrecerles una mejor forma de realizar esta labor. Cuentan que cuando sube la marea la calle se inunda, pero las casas permanecen secas y erguidas sobre las aguas. Son setenta viviendas por un lado de la céntrica calle y otras setenta por el otro. En medio de esa única vía pública aún les quedó espacio a los habitantes para instalar algunas casetas en las que los hijos y nietos de los fundadores, y los nuevos pobladores, juegan cartas y venden almuerzos y licores. En la punta más extrema de la península construyeron otras casas y allí elaboraron unos puentes de madera para acceder a ellas. Los 'puentes' están construidos con simples tablas burdas, sin cepillar, puestas sobre pilotes, y por ellos circulan incluso niños pequeños, apenas caminadores, quienes –ante la mirada prevenida de los visitantes– se pegan sus carreritas, sin que al parecer ninguno de los habitantes del sector sienta el menor temor por que se puedan caer al mar. La calle termina entre grandes piedras, hasta las cuales caminan dos patrulleros de la Policía en actitud vigilante; a veces se detienen allí y otean el mar de la bahía. Muy cerca, en una de las últimas viviendas, levantada sobre fuertes pilotes y con la fachada pintada de azul claro, funciona el Centro Musical de Batuta, donde esperan a los niños de Puente Nayero para dar inicio a un taller musical, y donde nos reciben jóvenes líderes de la gesta que convirtió este lugar en espacio humanitario. Dicen que, para la ejecución del proyecto, la casa la prestó
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Título: “El REBUSQUE” Técnica: ACRILICO/TELA Medidas:0.60x0.40 cm.
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occidente–, se extienden más allá del aeropuerto y amenazan con llegar hasta el río Dagua, al sur, a diez kilómetros de la isla Cascajal. Es en esta ciudad-puerto donde, históricamente, se han hecho sentir, a sangre y fuego, varios frentes guerrilleros, grupos de narcotraficantes de todas las calañas, bloques de paramilitares que supuestamente se habían desmovilizado, y algunas de las llamadas 'bandas emergentes', que han causado tanto dolor a esta región occidental del mapa colombiano.
temporalmente su dueño, un pescador que regresó al río Naya. También cuentan que fue la comunidad misma la que le hizo varias reparaciones a la casa, como cambiarle el tablado y asegurar su estabilidad, hasta convertirla en esa especie de faro en que se ha convertido hoy. Y decimos esto no solo de manera figurada, pues cuando las reuniones que allí se realizan se prolongan después de las seis de la tarde, una poderosa luz que sale por un ventanal del segundo piso ilumina esta parte de la bahía. Si bien nunca han estado lejos de las múltiples violencias que afectan al resto de la ciudad y de la región, los líderes de la comunidad cuentan que durante 2013 los crímenes en Puente Nayero llegaron a un nivel inaguantable, pues los nuevos paramilitares se apropiaron de algunas casas y las convirtieron en centros de tortura y muerte. Estos líderes indican, con papeles en mano, que, entre junio y octubre de ese año, en la única calle de su barrio se cometieron ocho casos de desmembramiento de seres humanos, que se sumaban a los cerca de cien asesinatos registrados en el área urbana de Buenaventura entre noviembre de 2012 y abril de 2013. Una paz escrita con sangre – Por Nayero También nos recuerdan ellos que los pobladores denunciaron la crisis humanitaria ante las autoridades, pero ninguna hizo nada para detener la violencia. Entonces se requirió que la comunidad reaccionara y comenzara a buscar cómo superar la situación. Alguien dijo que en el Chocó una comunidad campesina se había constituido en zona humanitaria y que, sin usar armas, había sacado a los violentos de su territorio. No dudaron en poner en práctica esta posibilidad.
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Se constituyeron entonces como 'Espacio Humanitario Puente Nayero', y desde esta condición exigieron a las autoridades locales y nacionales la protección de sus derechos colectivos. Valientemente, los líderes confrontaron a los paramilitares y les exigieron abandonar su pequeño territorio, pero por supuesto estos no se fueron de buenas a primeras. Los habitantes de Puente Nayero tuvieron entonces que resistir atentados, hostigamientos, señalamientos y amenazas, e incluso el señalamiento que les hicieran el personero de la ciudad y algunas autoridades policiales como promotores de una 'república independiente'. No obstante, en su tarea de sacar a los violentos sin hacer uso de las armas, encontraron ayuda, inicialmente, en la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, y luego en la ONG Comunidades Construyendo Paz en los Territorios (Conpaz), coordinada, entre otros, por el líder Orlando Castillo (a quien también amenazaron los
paramilitares); entonces, activistas de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz entraron en Puente Nayero y convivieron con sus habitantes. Dadas las graves amenazas que pesaban sobre los líderes de Puerto Nayero, la Comisión Intereclesial envió un requerimiento a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con el fin de buscar la protección de los habitantes de la península. Ellos recuerdan el 13 de abril de 2014 como la fecha que dividió en dos la historia de amenazas y acosos sobre los habitantes y sus defensores: ese día la CIDH se pronunció ante el Estado colombiano y le exigió –en cumplimiento del tratado internacional firmado por todos los países de la Organización de Estados Americanos (OEA), incluida Colombia– la protección de las 279 familias y las casi 1.000 personas, entre niños, jóvenes, adultos y defensores de los derechos humanos, que viven en Puente Nayero. La presencia del Ejército, la Policía y la Marina –institución esta última que al comienzo de la medida realizó algunos patrullajes en sus lanchas rápidas por ese sector de la bahía– ayudó en gran medida a que los paramilitares abandonaran definitivamente la pequeña península. Puente Nayero se constituía así en un oasis en medio de la guerra. Varias organizaciones promotoras de paz, nacionales y extranjeras, llegaron desde Estados Unidos, Italia y otros países europeos para acompañar a sus habitantes, asumiendo todos los peligros. Hubo celebraciones colectivas con currulaos y otros bailes, animados con marimbas y preparados por grupos folclóricos solidarios. Otras 23 familias bonaverenses se unieron a la experiencia y entre todos sumaron 302 unidades familiares y 1.028 personas.
Una de las inscritas, una espigada morena de doce años de quien no diremos su nombre, es entusiasta participante en los talleres de música que comenzaron en 2015. Ella quisiera olvidar el cruel pasado, del que aún subsisten algunas imágenes en su memoria: ––Vivimos muchas violencias cuando mataban personas. Una vez vi que asesinaron a un señor, a bala, y después de eso yo no podía dormir y tenía pesadillas, pero sabemos que eso no se va a repetir, porque ahora estamos en el Espacio Humanitario Puente Nayero. Los niños de la pequeña península llegan corriendo por la única y céntrica calle e irrumpen en la construcción palafítica donde funciona el Centro Musical. Algunos están descalzos y otros con chancletas, otros más con el torso desnudo para aliviar el calor, pero todos dichosos y sonrientes, dispuestos a integrarse en los juegos que propone la asistente administrativa. La casa, un poco oscura, con una pequeña ventana que da a la calle, es un espacio de cinco metros de frente por ocho de fondo, con piso tablado, donde hay algunos xilófonos y tamboras. Debajo se siente el suave sonido del oleaje de la bajamar. Ya están aquí los jóvenes profesores Nelson Rodríguez, oriundo de Ibagué y vinculado a Batuta hace tres años, y Cristian Zúñiga, bonaverense y formado en un centro musical de la misma entidad en la ciudadpuerto. ––Comencé a los trece años ––cuenta Cristian––. Hice cinco niveles de preorquesta en el Centro Musical del barrio Lleras, en la parroquia San Pedro Apóstol. Luego fui a Cali a estudiar música, pero mi anhelo era volver a enseñar en Batuta, aquí en Buenaventura, y hoy estoy realizando ese sueño. ––Los niños están aquí para expresar sus ganas de alzar la voz y de manifestarse artísticamente ––dice Nelson-. Lo que queremos es que olviden sus
vivencias negativas y puedan hacer música y divertirse en este espacio, que ahora es un punto de encuentro. Los profes empiezan la clase: hoy se trata de cantar en coro La canción del chontaduro. Los niños, en la práctica de la afinación de voz, recitan una y otra vez los versos: Chontaduro / maduro / vende el negrito Arturo… Tienen tanta fuerza las voces de estos niños en el coro, que no demoran en ser rodeados por otros vecinos que los miran con respeto. Entonces Fléyner Angulo, uno de los jóvenes promotores del proyecto, que se ha quedado mirando la bahía, expresa en voz alta lo que le ha venido rondando en su mente: ––El sueño más grande es poder pacificar Buenaventura y el Pacífico entero. Que todo el territorio se convierta en espacio humanitario y que los habitantes tengan medidas cautelares ante la violencia. El profesor Nelson Rodríguez remata: Una paz escrita con sangre – Por Nayero ––Batuta ha logrado hacer un trabajo muy sólido con esta comunidad, con los coros de los niños, que han trabajado hombro con hombro con los adultos. Este trabajo fortalece corazones y mentes y nos anima a aportarle toda nuestra energía y a aprender de ellos, pues han demostrado que a pesar de las circunstancias que les ha tocado vivir, sueñan con un futuro libre de violencias. A las seis de la tarde sale nuestro vuelo de regreso a Bogotá. Desde el aire, entre densas nubes, tratamos de ubicar el lugar donde la comunidad de Puente Nayero expresa con cantos y tambores todo su deseo de que los violentos los dejen tranquilos.
Oscar Emilio Bustos Bustos, “He sido docente de periodismo en las universidades Central, Rosario y Sergio Arboleda, siempre bien calificado por los estudiantes. Mis trabajos han sido nominados a los premios Simón Bolívar y CPB y en 2010 y 2011 sucesivamente ganamos con Fernando Chacón y Gonzalo Jiménez el premio Álvaro Gómez Hurtado que convoca el concejo capitalino. He publicado cuatro libros, dos de crónicas, uno de poemas y otro de cuentos”.
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Fue entonces cuando la Fundación Nacional Batuta, que ya venía trabajando en Buenaventura con poblaciones vulnerables y víctimas de la violencia, gestionó un proyecto de formación musical de esta comunidad ante la Unidad Nacional de Víctimas, que finalmente lo aprobó en el último trimestre de 2015. Mercedes Cuero, asistente administrativa del proyecto en los dos lugares, dice que los habitantes de Puente Nayero “tuvieron fuerzas y garra para sacar a todos los violentos y convirtieron su barrio en un territorio de paz, donde los niños disfrutan, sin temor a que les hagan daño”. Y agrega: “Algunos estudiantes quedaron huérfanos a causa de la violencia: al padre le dieron muerte solo porque quizá dijo algo, o porque vio algo que pasaba”.
Entrevistas Entrevista con el poeta Oscar Emilio Bustos Bustos Por Diógenes Díaz Carabalí aquel pueblo caliente, para huir en un camión poco después porque mi familia fue expulsada por la violencia política. Otra vez en Bogotá nos asentamos en un barrio de los extramuros. Así que yo me siento más pueblerino e hijo de desarraigados.
Diógenes Díaz Carabalí
Óscar Emilio Bustos es escritor, periodista, cronista de la historia actual del país, pero también es poeta. Como el fin de estas entrevistas es conocer las implicaciones poéticas de los autores, nos hemos sentado con él para hablar de poesía. Sirve saber que Óscar Emilio Bustos es de Bogotá, con los mismos complejos de ser capitalino, un hombre de todas maneras interesante, que sin duda deja en sus respuestas más interrogantes por su trabajo y su relación con el universo. ¿En primer lugar, díganos quién es Óscar Emilio Bustos? Desde el ángulo que quiera, siempre para saber quién nos habla.
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Soy bogotano por emergencia porque yo iba a nacer en Otanche, Boyacá, zona esmeraldífera, pero el médico del pueblo se asustó cuando vio a mi madre embarazada y a la primera revisión le dijo que iba a tener un niño y un bulto. El galeno no supo distinguir que era un embarazo gemelar y entonces mi padre le dijo que con el título profesional podía ir a atender el parto de las gallinas. Bien preocupados, padre y madre se vinieron a Bogotá de afán, a arrimarse en la casa de unas tías donde a los dos días nacimos los mellizos, sin atención médica de ninguna clase. Solo mi padre fue el partero. Todavía con mi hermano nos hacemos bromas, preguntándonos cuál de los dos era el bulto. A los pocos días de nacidos volvimos a
Mi madre tiene una memoria prodigiosa para los versos y las canciones y se dedicó a enseñar poemas a sus hijos para que en la escuela nos ganáramos los concursos. Ella misma cuando era niña siempre fue escogida por sus profesores para declamar versos a la patria y a los próceres. Todavía recita más de cien poemas con todo el garbo de que es capaz. Hay que agregar que mi padre era un narrador oral de grandes virtudes y que contaba historias reales salpicadas de fantasía. Con unos padres así era muy difícil no hacerse poeta. Mis hermanos trabajan en oficios sencillos, uno es albañil, otro sastre, y el otro mello, activista cultural. Usted es reconocido como un cronista de la realidad colombiana, con premios importantes en el género. ¿Qué hace un cronista en la poesía y qué significa la poesía para estos tiempos de informalidad, desmemoria y mediatismo? Creo que la realidad colombiana es muy rica en muchos aspectos y necesita escritores que sepan contar las historias con rigor, pero también con pasión. Para el posconflicto el país necesita periodistas de verdad, cronistas sensibles y poetas sencillos que den cuenta de esa riqueza de vida y muerte, y que en sus versos destaquen la vida y la esperanza, y condenen todo lo que atenta contra ellas. No los hay, porque los periodistas se amoldaron a la censura, a las mentiras y a la autocensura que se practican en los medios de comunicación y se quedaron a la sombra de los políticos y los empresarios corruptos, esperando los mendrugos que les arrojen, como perros hambrientos bajo la mesa. Al mismo tiempo, muchos poetas corrieron detrás de la belleza y se elevaron tanto que perdieron la noción de la realidad. Yo he hecho un esfuerzo para
levantar la cabeza y escribo para que los paisajes de Colombia -que descubro recorriendo el país para elaborar mis crónicas- no pasen desapercibidos y queden también en mis poemas.
amor, que a mi cuarto solo llega, peldaño tras peldaño, la vieja escalera que taquea”), Guillermo Martínez González (“A veces despierto en la noche / sobresaltado por el galope secreto del viento”).
Escribo para los lectores que vengan de aquí a cien años y no quiero fallarles en el intento de expresar tanta vida desperdiciada de colombianos enfrentados a todo tipo de criminales, tanta memoria echada a la basura, tanto dolor atragantado. Contra la desmemoria y el imperio de las multinacionales asociadas con los poderosos y perversos criollos, hago versos que denuncian y al mismo tiempo conmueven y hacen brillar la esperanza en un mundo mejor.
Entre los extranjeros la fila la encabeza el peruano César Vallejo, le siguen los españoles Federico García Lorca, Antonio Machado y Miguel Hernández, los franceses Paul Eluard, Charles Baudelaire y Arturo Rimbaud, los chilenos Pablo Neruda, Nicanor Parra y Óscar Hann y los norteamericanos Walt Whitman y Edgar Lee Masters.
Con versos libres pero musicales le canto a las expresiones del amor en medio de la guerra, a los abuelos contadores de historias, a los niños y el mundo que tienen por delante, tratando de contagiarles un anhelo de transformarlo. A la memoria la pongo a cantar y a veces a llorar, pero los lectores no se van sin reflexionar. Esta entrevista, y la de otros connotados poetas nacionales, tiene por finalidad construir lectores de poesía entre las nuevas generaciones. Háblenos un poco de sus lecturas y de sus poetas favoritos. Entre los colombianos no pueden faltar, en mi escritorio y en mi memoria, Aurelio Arturo (“Oíd el canto dulce de las tierras de nadie”), El Tuerto López (“¡Viva la paz, viva la paz! Así trinaba alegremente un colibrí sentimental, sencillo, de flor en flor… Y el pobre pajarillo trinaba tan feliz sobre el anillo / feroz de una culebra mapaná”), El manifiesto nadaísta, X-504 respondiendo a Luis Vidales (“Viejo, no te burles, que Dios hizo lo que pudo”), Porfirio Barba Jacob (“Le pedí un sublime canto que endulzara mi rudo, monótono y áspero vivir. Él me dio una alondra de rima encantada…¡Yo quería mil!), Héctor Rojas Herazo (“No es solamente el flujo de la tierra /lo que ha de herir el vidrio de mis ojos”), Rogelio Echavarría (“Llegue tu carta, mano larga, pulso sellado, llegue pronto / a darme libertad con la fecha que inventa”), Julio Daniel Chaparro (“Cómo nos anima esta fiebre de caballos / cómo burbujea esta torrentera vital que nos recorre”), Juan Manuel Roca (“Estoy tan solo,
Recuerdo también muchos versos de Geraldino Brasil que leí hace muchos años en la revista Puesto de Combate (“Quiero que Flora escuche mi poema, pero Flora está leyendo sobre anticonceptivos”). Ah, y está Víctor Rojas, un escritor, poeta y novelista bogotano que trabaja desde el exilio en Suecia. Muchos de sus versos me gustan (“Las huellas no cuentan los días / las paredes que se niegan al desplome / aún guardan los secretos / de la mano que empuñó la daga asesina”). La poesía da respuestas: al amor, a la ciencia, a la muerte, a la belleza, a la fe. ¿A qué busca responder usted con el trabajo poético? La poesía da respuestas a quienes tienen preguntas a flor de labios, a los que ya no aguantan la rezandería y las mentiras y por eso son un outsider, que están siempre fuera de lugar. Especialmente en esta época de poderes y perversiones, las preguntas no nos deben faltar. Yo como poeta quiero vibrar con los preguntones porque mis poemas también son interrogantes al universo y a quienes detentan los poderes en los territorios. Hay una eterna discusión sobre la poesía comprometida. Mejor, sobre el compromiso de los poetas. ¿Cuál es su compromiso en la poesía? Mi compromiso es con la belleza de la geografía colombiana atravesada por explotadores extranjeros y connacionales. Es también con la gente que resiste de pie en los valles, las llanuras y
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Por lo que veo su poesía explora nuevas formas, nuevas maneras expresivas. ¿Qué armatoste constituye sus temáticas poéticas?
No puede faltar tampoco un poema del turco Nazim Hikmet (“Ya vienen, Taranta Babu, ya vienen envueltos en una llama ardiente, vienen y plantan su bandera en el techo de paja de tu casa de tierra”) ni del salvadoreño Roque Dalton (“Los muertos están cada día más indóciles”). Pero también la poesía que está en los textos narrados de Juan Rulfo, García Márquez y Joao Guimaraes Rosa.
las montañas, con los campesinos de mi país que han sembrado con su sangre la tierra. Además, con los jóvenes que transformarán la historia. Con las historias que no han sido contadas. Háblenos de la tasa de retorno de la poesía. ¿Dónde está la TIR de la poesía? ¿Es rentable? ¿Da para comer? ¿Cómo vive un poeta?
Yo voy al Café-Cinema, en el centro, y al Bar Mafalda, en Bosa, a encontrarme con otros poetas, y a veces leo mis versos en emisoras barriales y universitarias.
Jajajaja, tratándose de pesos, con la moneda colombiana tan devaluada, la poesía no da ni para los tintos que ofrecemos a nuestros amigos. Su pago es en especie, buscamos el trueque afectivo: versos por alegría, versos para leerlos entre amigos.
¿Aún los poetas somos espécimen raro? ¿Hay que ser raro para ser poeta? ¿Mejor dicho: h o m o s e x u a l , m a r i h u a n e ro , fl i r t e a d o r, ¿suicidarse…? ¿Vivir en las cloacas del universo?
Yo vivo a ras con lo que me pagan por mis crónicas, pero la poesía es una flecha afilada en mi arco tenso. No la vendo, tampoco ninguna empresa editorial ha expresado interés por mis poemas, los hago para mis amigos, de hoy y del futuro. Un poeta vive entre la calle y su biblioteca, con los cinco sentidos del periodista siempre alerta, más el sentido poético como otra boca que necesita respirar o si no muere.
En este país que heredó tantos odios, a veces los poetas son los únicos preparados para dar un abrazo a quien sea, al marginal, al castigado por el sistema y por la policía, al drogadicto, al que es expulsado de todos los lugares. La poesía se convierte así en un puente con ese otro medio país expulsado y ultrajado.
Directo. ¿Cómo ve la poesía actual colombiana en el contexto de la poesía mundial? Hemos tenido grandes poetas, pero salvo contadas excepciones, los de hoy se durmieron en los laureles. Las excepciones son Juan Manuel Roca y Fernando Denis. Pero siento que viene una cosecha de buenos poetas que sabrán interpretar lo bueno que tenemos para ofrecer al mundo: ya no la guerra sino la paz, ya no el dolor de las víctimas sino sus sueños y su lucha digna. ¿A qué aduce que nuestros enamorados olvidaron la poesía, nuestros soldados no levantan su valentía con un verso libertario, nuestros pastores no se santifican con un poema místico? ¿Mejor dicho, está jodida la poesía?
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Y en Bogotá… que pululan los poetas. Es como la Atenas de todo. ¿Cómo hace un poeta para hacerse visible?
Gracias a los malos gobernantes, medio país perdió el alma. Ahora tendrán que recoger los pedazos y reconstruirse. Necesitamos más poesía y menos policía, como rezaba un grafiti que leí en una pared hace como treinta años. El país tiene que avanzar por los senderos de una educación libertaria y creativa, o si no nos llevó el que sabemos.
Convénzanos en la necesidad de leer uno de tus libros de poemas. Denos una razón para no indigestarnos con un libro de poemas. Tengo un libro de poemas publicado, Suroriente, y otro en preparación, Instantáneas. Pero no me lea, no me busque. No estoy en campaña política. En cambio, vibre, no se deje echar el brazo de la Muerte por la espalda, sorpréndase con el dolor de los otros y ría si cada amanecer es como otra flor que se abre y que nos mantiene viajando en esta aventura por el universo.
La extraña voz que alucina a los poetas “Cuando los dioses callan, hablan en su nombre los poetas, para dar forma a lo divino en lo cotidiano”, Stefan Zweig
Por Conrado Alzate Valencia voces misteriosas y actúa cuando el deseo hunde sus raíces en lo más insondable del ser. Dicha 'locura' es el inicio, tan sólo el comienzo en el oficio de la creación poética…”. Y William Ospina defiende la idea de que: “Para los poemas uno solamente tiene que escuchar una voz que se los dicta”. Por otra parte, los profetas, los apóstoles, los místicos y en general los santos también experimentaron alucinaciones auditivas; el contacto con espíritus celestes los empujó dócilmente al éxtasis y les entregó el don de la palabra y de la profecía. En las altas montañas de la antigua Persia, en el Asia central, Ormuz o AhuraMazda, le dictó a Zoroastro el Zend-Avesta, que contiene la ley de los arios.
En el ensayo El ángel o la voz interior, del excepcional libro Ceniza inconclusa: ensayos breves sobre arte y literatura, Gabriel Arturo Castro, señala: “El inspirado siempre está al acecho de las
Juana de Arco aseguró haber oído al arcángel Miguel, a Santa Margarita y a Santa Catalina en el jardín de su casa Y en los encinares de los Vosgos, posiblemente la doncella de Orleáns conversó con las hadas y otros seres nemorosos. En estos mágicos lugares Juana escuchó voces celestiales que la instaron a pelear con los ingleses y llevar al príncipe Carlos al trono de Francia.
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Los poetas son los mejores alucinadores auditivos; ellos oyen voces con frecuencia como Zoroastro, Moisés, Sócrates, Juana de Arco, Friedrich Hölderlin, Gérard de Nerval, Guy de Maupassant, Vincent van Gogh, Rainer María Rilke, Carl Gustav Jung, Virginia Woolf, Andy Warhol y una lista interminable de creadores. Los poetas captan voces del pensamiento, de la imaginación, de la intuición, de la memoria, del dolor, de la locura, del silencio, de la soledad, de la angustia, de la orfandad, del exilio, de las musas, del alma, del corazón, de los cuatro elementos, de la muerte, de los ángeles o del demonio. Y estas extrañas voces son más comunes en los poetas trágicos y los suicidas. Los oyentes entonces se desconectan de la realidad y se convierten en seres alucinados, poseídos, hechizados, ensimismados y dementes.
Y “Todo el Zend-Avesta no es más que una larga plática entre Ormuz y Zoroastro”, indica Eduardo Schure en su profundísima obra Los grandes iniciados. Cabe recordar que el profeta iranio pasó diez años en la hondura de un bosque de cedros, combatiendo con las tenebrosas legiones de Arimán, ahuyentándolas con poderosas oraciones solares como esta: “Levanta, ¡oh, rútilo sol! ¡Asciende con tus caballos raudos sobre el HaraBerezaiti, y alumbra al mundo!”. En el monte Horeb o Sinaí, Yavé se comunicó con Moisés a través de una zarza ardiente. En este lugar sagrado Moisés recibió instrucciones de Dios, quien lo indujo sacar a los hijos de Israel de Egipto y conducirlos hasta el umbral de la tierra prometida. El legislador hebreo, quien también fue guerrero, político, historiador, moralista y poeta, dialogó con un Dios ígneo y tronante como Júpiter.
quienes caían en trance para poder predecir el futuro. Las profetisas de Delfos se expresaban en hexámetros. En la torre silenciosa de Zimmer, Hölderlin pasa su vida invocando los Dioses, escribiendo cantos para su amada y lejana Diotima. En este humilde sitio, Hölderlin se hundió en otra realidad, en una demencia serena y rumorosa, que lo acompañó durante treinta y seis años. Y cuando sólo quedó “el hombre y su alma”, apareció el poeta para restañar con el lenguaje las heridas que infringen la soledad y el olvido. Título: “LA JUGADA EN EL BILLAR AZUL” Técnica: ACRILICO/TELA Medidas:0.60x0.40 cm.
Homero, el aeda nictálope, fue la lengua de los Dioses en este plano; fue la voz de Cronos, de Júpiter, de Neptuno, de Marte, de Vulcano, de Juno, de Venus, de Ceres, de Minerva, de Diana, de Tetis y de Iris. Homero creó la teogonía de los Dioses para que ésta le inspirara la Ilíada y la Odisea. Así mismo fue la palabra de Príamo, de Agamenón, de Héctor, de Aquiles, de Paris, de Helena, de Ulises, de Menelao, de Alejandro, de Eneas, de Diomedes, de Ayax, de Néstor, de Casandra, de Penélope y Telémaco. El cantor griego, fue en consecuencia los labios de los mortales y de los Inmortales. Stefan Zweig, en la Lucha con el demonio: Hölderlin-Kleist-Nietzsche, explica la profunda relación que existe entre los poetas y la divinidad. Veamos: “Por esto el poeta, figura ungida y a un tiempo maldita, surgido del mundo, pero lleno de divinidad, está colocado entre los hombres y los dioses y está llamado a contemplar lo divino para ofrecerlo a los mortales en imágenes adecuadas a la vida terrenal.
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El poeta procede de entre lo humano, pero sirve a la divinidad; su obra es un apostolado, una misión; escalera melodiosa por la que baja al mundo lo divino. Solamente gracias al poeta la humanidad puede vivir simbólicamente en sus tinieblas lo divino”. Hesíodo, quien se hizo célebre con las obras Teogonía, El escudo de Heracles y Trabajos y días, ordenó cronológicamente el corpus mitológico, perteneciente a la tradición oral de la Antigua Grecia. Se dice que participó en varios certámenes poéticos y en uno de ellos venció a Homero. Según el mismo Hesíodo, se hizo poeta porque las musas lo iluminaron en el monte Helicón, mientras pastoreaba su rebaño. Apolo se manifestó en este mundo por medio de los labios de las sibilas,
El lenguaje fue para el poeta luz, lenitivo sagrado, áncora de salvación y sustento de la totalidad. El autor de La muerte de Empédocles y de Hiperión o el eremita en Grecia, fue un Homero reencarnado, un romántico politeísta, quien supo leer con su oído el idioma secreto de los cielos. Y Borges, elogió las sombras, pues ellas fueron un filón acústico inagotable de dónde sacó el oro de sus mejores versos: “Esta penumbra es lenta y no duele; fluye por un manso declive y se parece a la eternidad. Mis amigos no tienen cara, las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años, las esquinas pueden ser otras, no hay letras en las páginas de los libros”. Todo es un eterno vocerío. La naturaleza es una fiesta de sonidos. Y siempre hay un oído al acecho. Los poetas conocen bien el idioma de los seres y las cosas del universo, son amanuenses, médiums, contempladores y clariaudientes.
Rincón Poético Ángela Acero Rodríguez Diciembre 1981, Bogotá. Filósofa. Creció con la generación de la música en cassettes, el rock alternativo y los libros para bolsillos citadinos. Tiene una fascinación por los gatos, las metáforas, los árboles y el chocolate; colecciona paisajes detenidos en postales, hace música y fotografía. Tiene cuatro publicaciones de poesía: "Manecillas en estado alterado" (2013), "Dos días después de vos" (2016), "La Poetería" (2018) y “Los peldaños de la inercia” (2019). Coordina talleres de escritura para jóvenes y adultos. Ha participado de varias antologías de escritores, programas de radio y encuentros nacionales e internacionales. Vive en Bogotá, su ciudad natal, pero tiene un alto porcentaje de su alma en Córdoba (Argentina). Ama el cielo despejado y disfruta de las cosas simples.
Llorar, llorar el mundo, llorar la voz… Ser el vacío que forman las lágrimas cuando rompemos en llanto, ser el sonido ciego entre la voz y el mundo… Desfragilizarnos, Descontracturarnos Llorarnos Silenciarnos Entre la voz y el mundo Reposa el ojo del invierno Que observa la danza del guerrero En la llama del alma en pausa Entre la voz y el mundo Encajamos los paisajes Soplamos en los muros de la tristeza Y escondemos nuestros miedos entre pestañas que murmuran oraciones
Entre la voz y el mundo Hay un frágil abismo, un deseo roto Una muerte mirándose a sí misma, Una vida de espaldas al vacío, Un bigote de gato sobre el dolor del mundo, Una herida que aletea, una imposible migración Entre la voz y el mundo, hay un frágil vacío que espera sentado en nuestro insomnio para mirarnos de frente para acusarnos de lo que somos ...Y lloramos… Lloramos el mundo, Lloramos la voz. Nosotros somos el frágil vacío entre la voz y el mundo.
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El frágil vacío entre la voz y el mundo
Entre la voz y el mundo queda el despojo de la tierra La luna esperando el lobo desaparecido La canción hecha intervalo entre el cielo y lo que queda…
Infancia La ciudad se insola de noche, hay tanto ruido, tanto grito, tanto asfalto, una madre tropieza y el llanto de su hijo asusta a los semáforos El insomnio parece una luz intermitente de un cruce caótico alguien retrocede, se persigna al compás de la cuarta ambulancia La ciudad se inmola en un silencio tan confuso, que nosotros, -sus hijossolo lloramos para asustar a la muerte.
En el mapa de la próxima travesía, hay una marca en forma de larga sonrisa; Ahí, aparece un trayecto se desvía un recuerdo, aletea un beso
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Ahí, se bifurca el extravío y la brújula danza sin dejar de apuntar hacia el deseo Encontrémonos, en la curva que conjura el destino, y de paso, purifiquemos cada tristeza con el agua que cruza los abismos Encontrémonos ahí, donde aparece marcada en rojo, la flecha que conduce a la felicidad.
El abuelo repasa la vida en el sillón de la plaza, reconoce cada paloma que ha comido en silencio las sobras, lleva la cuenta de sus nuevas arrugas y parece reclamarle al sol cada mancha de su frente... Ansía ser el niño que ganaba canicas en el atrio de la iglesia apostando con los santos la salvación del mundo o la próxima resurrección. El abuelo solitario remueve sus dolores en café y le pone azúcar a la tarde para que deje de ser amarga ante los ojos del cielo. No desagradece la vida, solo extraña esas tardes cuando la alegría sabía a helado de limón, y a correr de la mano de su madre en el parque florecido. El abuelo no recuerda a qué sabía el silencio ni la oración antes de la cena, no recuerda a cuántos pájaros les perdonó la vida en tardes de caucheras, no recuerda en cuál esquina descansaban sus miedos después de patrullar las sonrisas. y ahora es noche y es enero y está por llover... un sillón llora en la plaza hace falta la memoria, las palomas, el helado, las sobras, la alegría, el abuelo y todo el resto de mi infancia.
Persistimos con la memoria más aguda para vernos más allá de los mapas para olernos el alma con solo asomarla a la ventana... Persistimos, en esta inútil ecuación de ser uno más uno y tener como resultado una siniestra soledad... Persistimos en percatarnos que aún somos inocentes y merecemos vivir, y abrazar, y enraizarnos, y desencontrarnos, y emigrarnos, y amar, así, sin tanta persistencia.
Hay días que es hermoso ver llover, aunque el mundo arda, aunque el mundo calle, aunque el mundo duerma. La poesía se llueve en cada esquina, y es hermoso verla, escucharla, abrazarla. También hay truenos y miedos y temblores, -todo viene el mismo asuntoy aun así no deja de ser hermoso Hay noches que es hermoso ver llover porque en la mañana quedan respuestas, marcas en el mapa que nos salva del hastío, quedan en las rendijas los restos de la infamia, las cenizas del mundo, o las pesadillas de los débiles Hay mañanas que es hermoso oler el rocío en las flores sigilosas es ahí, cuando la sonrisa se instala entre las demás cosas que nunca mueren: la palabra, la poesía, la lluvia, la voz de mi madre Hay días que es hermoso ver llover y dejarse llover para no dormir, para no arder, para no morir.
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Persistimos en la ardua tarea de abrazarnos, en la incansable misión de mirarnos, en la programada memoria de alcanzarnos...
Johanna Carvajal Nació en Medellín, Colombia en 1993. Es estudiante de Historia en la Universidad Pontificia Bolivariana y estudiante de Formación Musical con énfasis en saxofón, además se ha desempeñado como gestora cultural, redactora y editora ocasional. Algunos de sus poemas han sido publicados en varias revistas literarias, en distintos medios virtuales y en algunas antologías nacionales e internacionales. Ha participado en diversos eventos de poesía de carácter local, nacional e internacional. Ha sido traducida al árabe, vietnamita, italiano, francés y al inglés, y publicada en algunos medios en Vietnam y España. Es autora de los poemarios Ensoñaciones Grises (2018) y Jardines de Ónix (2020).
Incendio en otoño Cruzamos una frontera invisible a medida que la angustia ya no hace parte de nuestro vocabulario. Después de poner un pie fuera de la frontera, lo que nombramos libertad consiste en disolvernos con el viento extranjero. Rasguñamos los días intentando descifrar la voluntad de nuestras palabras, la torre de Babel cae sobre nuestros hombros y los hogares desconocidos abren sus portones en nuestra cara. La geografía y la historia no entienden de emociones cuando ya no hacemos parte de todo lo que conocíamos antes…
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Los incendios en otoño auguran que la luz se romperá dentro del hombre, que los latidos del corazón se iluminarán en saldo blanco, rojo y amarillo, como la verdad de la noche. Aunque el otoño no hace parte de la tierra que me vio nacer, caminé muchos siglos para entenderlo… Vivo en un mundo lleno de otros mundos, la hojarasca de los abedules cantan un himno mudo en memoria de los sueños desaparecidos. Soy forastera de mi propia vida, mis ojos están al reves y miro hacia dentro lo que quisiera ver afuera, no hay anuncios para la experiencia…Solo recorro el suelo dibujando con mis manos, los países imaginarios e inventados que algún día recorrí.
memoria… La muerte no sangra en la piel, sangra en el alma que rechaza el día. La muerte olvida el paraje vespertino y queda inmóvil en las grutas eternas. Y ya no hay miradas lastimadas, pues ella se las lleva en el respirar sin voz, con la dulzura desvanecida en la memoria de la ausencia. La noche descansa con los aromas de la carne, con los transeúntes ansiosos de no saber perder. La muerte se inclina, recoge los pedazos rotos, construye el viaje de alegorías y descansos. Sabe que las lilas se tornarán oscuras, qué las lágrimas se secarán en el ayer. El agua se desbordará en los destierros, en el ser peregrino, en la luz seca, en las melodías sordas. Llega desde lo alto, lo inesperado, lo efímero, para tocar en el rostro el tacto firme que indica y llama a ese ir y no ir hacia un futuro...
XIV Trazo con mi índice la palabra quietud, el asfalto expele cenizas como si existiera un homicido… Cada letra se devuelve en mi contra ponen en mis labios una sentencia dictaminan en mi mudez y en el aliento agrio, lo que no puede explicarse: el enojo de los sobrevivientes a la soledad es entender que el silencio es inmediato a la errancia del habla buscando huir a través de un grito, pero tiene las puertas cerradas…
XXVII Cuando ponen en tu frente la marca del destierro, cada nombre conocido se convierte en fantasma... Aún no entiende el alma de facciones divididas, ni de la luz hacia el final... Ya cada marcha y cada despedida se cruzan con las hojas muertas de un camino imaginado por el olvido, inexistente... Como el vientre cálido donde reside el nonato que aún recuerda su anterior sueño.
De Jardines de Ónix: Rati Acoge en el crujir de los huesos la desesperación hecha roca la miel corre por los labios y da el sabor de las hojas en la lengua al encontrarse fugitivamente con la baba goteante… no se desangra el querer cuando la sal toca las venas… El cuerpo es herida eterna que se acumula en las grietas de los azahares.
Uke Mochi Los melocotones dulces evaporaron las lágrimas de la nostalgia anaranjada, la miel segregó compañías, suaves notas de aliento… Donde los suspiros fueron melodía para el árbol viejo de Sakura que se mece sosegado con el riachuelo.
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Nessuna Morte
Mariana Galvis Londoño Nacida el 25 de noviembre de 1994. Normalista superior de la Escuela Normal Superior “El Jardín” de Risaralda. Ejerce como docente en el sector privado y estudia Licenciatura en español y Literatura en la Universidad Tecnológica de Pereira. Apasionada por la literatura y el arte, escribe poesía y participa constantemente en eventos culturales como el 'Encuentro internacional. Nadaísmo en todas partes. Eje Cafetero' que tuvo su sexta entrega los días 18, 19 y 25 de enero del presente año.
SEMBLANZA
Amo la Poesía; no como se ama a alguien, a un objeto, sino como a todo lo que se teje armónicamente alrededor de ese poder omnímodo que es la palabra más allá del simple vocablo. Amo la Poesía como estilo de vida.
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Hoy vinieron a mí los versos inmensos de “El Cantar de los Cantares”, atribuido al rey Salomón, sabio judío en los albores del reino milenario de Israel. Sí. Volvió ella, la constructora de versos como: “Mientras el rey está a su mesa redonda, mi propio nardo ha difundido su fragancia. 13 como bolsita de mirra es para mí mi amado; entre mis pechos pasará él la noche. 14 Como ramillete de alheña es para mí mi amado, entre las viñas de En-Guede.” Para entregarme los versos inéditos de una joven Poeta que igual que a aquel celebrado rey, me hacen decir: “oh compañera mía, Gratas a la vista son tus mejillas entre las trenzas, tu cuello en una sarta de cuentas. Adornos circulares de oro haremos para ti, junto con tachones de plata.” Es de una frescura tan vívida la poética de Mariana, que un alma sensible sueña para sí ser el destinatario de esa inspiración: “Me vuelvo río en tus brazos.
Mis aguas antes estancadas se desbordan, Corren presurosas y te inundan, Calman tu sed y apagan el fuego ardiente de tu deseo.” Fluye, fluye cantarino su verso; a veces triste, a ratos melancólico, casi siempre de una eroticidad palpitante y llevando la esencia de su juventud, su feminidad y su amor a la vida. Ser esposa, madre y educadora, además de poeta, le dan la razón para la existencia y aunque no es fácil ser tantos bellos seres al mismo tiempo, Mariana lo hace parecer muy, muy sencillo, reafirmándolo a cada instante con una hermosa sonrisa, su mejor poema. José M. Ruiz P. Poeta, cuentista, cronista y caminante.
Lluvia Me siento extraña Desde la tarde que me dijiste Con tu voz de propaganda fresca Que mis senos eran como nubes. Desde esa tarde y siempre que te veo Empieza a llover mi cuerpo.
Despedidas Dijiste adiós con un gesto mezquino. Yo levanté mi mano para regalarte un hasta pronto impaciente Mientras mi niña interior Lloriqueaba silenciosa.
Yo soy la otra La subyugada La silenciada La despreciada. Soy la que vive enjaulada dentro de un cuerpo que también es mío. Soy la que maldice La rebelde La infiel La bohemia. Yo soy la que mi conciencia esconde, De la que se avergüenza. Soy la que delira La que se corta La hereje La lujuriosa La puta. Soy la que surge cuando llega la crisis, La quejumbrosa La voluble La que escribe La que mi madre no amó.
Relaciones tóxicas Ella sabe dónde hallarme Burlona me persigue por toda la casa La escucho mover sillas Levantar polvo Abrir y cerrar puertas. Ella no es tonta Sabe que sé que no me dejará en paz. Se vuelve humo y entra por las rendijas de las ventanas, Se vuelve canción y susurra estrofas conocidas, Se convierte en paloma y comienza a traer mensajes. Ayer la enfrenté Le reclamé por el desorden -no de mi casa, de mi vidaEntonces soltó una estruendosa carcajada, La melancolía me conoce bien: Yo volveré a llamarla.
Como si fueras un trocito de sol Como si fueras un trocito de sol, Entraste en la mañana Y en la noche Ya te habías ido. Con los primeros rayos de luz Te entregué los tesoros que tenía Muy guardados en un cofre (Hermosa obra de artesano). Al volverme río en tus brazos El arcoíris hizo su aparición Obnubilada con tantos colores No pude ver que te perdías Entre las montañas… Fuiste tan fugaz que al partir ni siquiera hubo adioses Solo manchas rojas Que la gente confundió con arreboles Yo sabía que era mi sangre Pero nadie me creyó.
No soy más que agua cuando me tocas Me vuelvo río en tus brazos. Mis aguas antes estancadas se desbordan, Corren presurosas y te inundan, Calman tu sed y apagan el fuego ardiente de tu deseo. No soy más que agua cuando me tocas, Soy humedad, Soy un manantial de aguas cristalinas y me convierto en borrasca si me besas. Me vuelvo mar en tu regazo. Mis olas buscan cubrir la cúspide de tus ganas, Vertiginosamente se abalanzan sobre ti ahogándote, arrastrándote a la gloria.
Bebida predilecta Te bebí sorbo a sorbo DespacioNComo se beben las cosas calientes. Te bebí como bebo el café en las mañanas, Sin prisas y sin azúcar. Te bebí oscuro, Estabas amargo Y juro que te bebería religiosamente Hasta que la muerte venga por mí De seguro me hallará como hoy: Bebiéndote en la cama, A oscuras Y sin sostén.
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Álter ego
Sairis Amaya
Sairis Amaya Naranjo es Psicóloga especialista en Psicología Jurídica y Forense, con formación en derechos humanos de las mujeres, investigadora de intervenciones Terapéuticas a través de los procesos creativos, hija del gran Yuma y la montaña matria del centro del Huila. Amanecida del amor y buscadora de linajes ancestrales empapados en poesía.
Dicha
Rebelión y Represión
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La maternidad es un eufemismo Deseada o no Sigue siendo un debate moral ¡Me rehúso! A imponer el poder Sobre el otro u otra ¡No es mi deseo! Anhelo el poder sobre mí Sobre mi cuerpo Sobre mi deseo Fecundo mis ideas Y doy a luz mis cuestionamientos Amamanto mi identidad Me despido de la obligatoriedad Y lucho con otras hacia la libertad De ser De estar De decidir o no A que alguien me llame: Mamá.
Intento no desbordar en gemidos Este sentir incesante, Intento no amarte desde mis entrañas Mientras escarbas lugares no descubiertos Ni por mí, ni por nadie. Intento no saborear tu plenitud Mientras mi lengua rosa los coloridos pliegues de tu piel Intento no ahogarme entre sollozos Cuando tu mano entrelaza mi cuello, Cada noche y cada mañana Silencio las palabras Que anhelo susurrarte Mientras tus manos rodean mi deseo También tiemblo de miedo ante tu silencio Cumpliendo el acuerdo impuesto: Seremos sólo un gusto, sin sentimientos Pero como todas las noches Mis intentos son fallidos Sólo me queda llenarme de sorbos Y sonreír cuando tu mirada se encuentra con la mía.
Nefasto Fluir
Siento un cambio en mi ser La sal me impregna, Me adapto De nuevo despierto, Me evaporo Paso por nubes y me arrastran los vientos Llegan a mí los recuerdos Me inunda la nostalgia Lluevo, reo que es el fin Entrego mi sentir a un gran y desconocido ser Cada jueves vuelvo a ser río.
Necromancia En la primera etapa separamos el bien del mal: Soldados ilegales Guerreros del gobierno Terroristas Descolonizados Reclamantes de Tierras Defensores de Derechos Humanos En la Segunda Etapa El precio pagado con sangre Como si el mundo de la paz Fuera rasgado En el paraíso por descubrir O en la Puerta de oro de la Amazonía Toman el sonido de su firme palabra Y la mano que aplasta el palpitar Del vulnerable ciudadano En la Tercera etapa Niega los nexos con lo prohibido Nombrando varias veces al nuevo virus Comprando consciencias y cambiando La historia del desaparecido, del silenciado Así, la magia negra pinta el hogar De los innumerables desplazados.
Seguridad La amenaza de un virus Instaura un reino paralizante Cierro los ojos, Respiro fuerte Mantengo el aire, (…) Suelto Cuento hacia atrás Diez, nueve, ocho Imagino que abro la puerta dorada Que desaparece la presión en el estómago La tensión en el cuello Se disminuye la tasa cardiaca Respiro fuerte Mantengo el aire, (…) Suelto Cuento hacia atrás Siete, seis, cinco Cierro la puerta que ahora es plateada El olor del ambiente es cálido Siento sequedad en la boca Las manos sudorosas Mareos Visión borrosa Pensamiento nublado Respiro fuerte, Mantengo el aire, (…) Suelto Cuento hacia atrás Cuatro, tres, dos, uno La ansiedad desaparece por arte de magia sin hechizos o sortilegios abro los ojos veo el color de los pájaros por fortuna, aún estoy en mi casa.
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Desperté Era una gota de agua Sabía que estaba en el río Encontré piedras llenas de lama Piedras rotas Piedras grandes Piedras lisas Y piedras de múltiples formas Decidí dejarme llevar por la corriente Ser una gota más De repente, Una fuerza inimaginable Me arrasa Sigo siendo dulce en medio de gotas saladas Extraño las piedras y los pequeños peces Este nuevo mundo me agobia Me enmudece (…)
Gloria María Medina Jiménez Cali. Manizales. Coordinadora Taller de Escritura creativa Versos del Cumanday. Directora invitada Festival Nave de Papel, Manizales 2019. Presentadora de la Fiesta de la Poesía en Villa de Leyva 2017,18 y 19. Poemarios publicados: Ave y no ancla, Claves para abrir las puertas del interior misterio, Balada para mujeres en guerra, Los Niños del Miedo, Apartamento con Ventana, Mi Madre aún canta, María, mujer de tierra, Bajo el cielo del Cumanday. Primer premio Poesía Inédita. Festival Internacional Poesía de Cali.2018. Premio. Ediciones Embalaje, Museo Rayo. 2003.
El tiempo, or que se deshace El tiempo diluye su espiral de humo ahora, promeseros de lo desconocido somos flores de diente de león pulverizadas en el aire.
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Con la desnuda esperanza en temblor de escalofríos, el rostro del presente, nos encara, nos sacude, nos interpela. En nuestras casas aldabadas con las cerraduras del miedo, el ave no encuentra espacio para volar, nada alimenta los anhelos. Amarrados a las pantallas, sus imágenes como flautistas de Hamelin nos llevan lejos del extraño impulso que nos mueve.
Añoramos la respiración del otro, nuestras manos buscan el baile de los saludos, necesitamos vibrar con la energía de quien se acerca registrar en la máquina de las pupilas, la intención de sus gestos, escuchar la voz conocida y paladear ese coctel picante de la charla, sentir en el círculo "piel-aire-piel", sus dichas y tristezas. Cuando todo pase, escapados de la soledad y el aislamiento volveremos a ser una ronda de mantas en el viento asombradas al traspasar el cerco, a regresar al camino de los árboles, el río y el sol que nos entibia. Y las palabras: "vive aquí y ahora, disfruta cada momento" nos bailarán como mariposas, nos tallarán la piel y salvarán las semillas de frailejones al nuevo tiempo de la vida.
Cumanday, Tabuchía o Tama
Ojo de Cerradura
Vuelo en alfombra de nubes por encima del valle mi piel se eriza, un beso helado me posee, en el silencio aún escucho los cantos de flauta de los Cumanday, gualíes y quimbayas.
El otro lado me llama. Me deslizo por el agujero de hierro.
La melodía aún corre por los nevados, es vaho de chocolate que sale del Volcán la Olleta, brota tibia en el termal de Tierra viva, y se duerme verde en las lagunas Otún, La Leona y El Encanto. El sol cubre los frailejones gigantes de cinco metros, ancianos venerables, crecen un centímetro por año. Sueño al cóndor de los Andes, lo miro beber en un cojín del páramo mientras la sombra del último puma se desvanece en miedo Al mediodía, la danza del sol deshiela los glaciales, sus hilos de agua se funden en los ríos. Campoalegre, Claro, Molino, Blanco, Gualí, Chinchiná… sobre la cresta del Ruiz una fumarola levanta su corona atardece en gris sobre el paisaje lunar de los nevados, la primera luciérnaga brilla sobre la ciudad vacía.
Allá, danza de objetos y de sombras Olfato, hilo tendido entre los aromas, perfumes del recuerdo: en la cocina: hoja de plátano, café, tamal,en el patio, vapores del saúco callan la tos de la niña. Oído en eco, la pelota rebota y canta: o, a, sin moverme… El viento interpreta Nostalgia en el piano de las tejas y en el teléfono roto llora una despedida. Un remolino de olvidos se lleva las últimas imágenes del almanaque de santos. Las rodillas gimen al dar el giro mientras el cerrojo cae.
Luciérna que Nace La palabra me tiende su mano, me abraza al verbo, rehace mi entraña, enhebra con su espuma uno a uno los retazos de mis versos. Desde la terraza de begonias, desciende la lluvia en pequeños ríos, el silencio con su plenitud de instante me llama a construir con el poema un barco de papel y a lanzarlo hacia la calle por debajo de la puerta. La luciérnaga regresa, se detiene en mi espalda, promete guiar mi nao de regreso al acertijo
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Invoco, sus conocimientos ancestrales: necesitamos planta árnica, para curar este dolor de piel en ausencias y lejanías, hojas de diente de león, para detener el sangrado de mentiras y motas del frailejón para olvidar tanta falsedad oída.
Ojo intruso, balanceo, entre el interior y mi curiosidad que husmea Escudriño los secretos del mundo que ignora mi presencia. Acá, madera, vacío de hierro.
Mariana Galvis Londoño Lorena Otálvaro es gestora cultural, escritora y apasionada por la poesía. Nació en Medellín, Colombia. Tiene su propia página en Facebook titulada “Deletreando el amor”, donde publica varios de sus escritos. Pertenece a la fundación “Rinconesarte internacional” y hace parte de las mesas de trabajo del proyecto artistas unidos de Colombia. Ha tenido como Maestro al abogado y poeta Andrés Matías Ocampo, de quien aprendió a ver la poesía como obra de arte. Ha participado en encuentros de poesía como lecturas Urgentes de Antioquia, noches de tertulia y bohemia, en el séptimo y octavo festival de poesía Alternativo de Medellín, poesía por un mundo sin muros, poetas al viento, cátedra la poesía de la universidad de san buenaventura de Medellín, declamadores antioqueños, en el décimo festival internacional de poesía en Manizales, también al tercer encuentro internacional de poetas al viento y las fiestas tradicionales del corregimiento de San Sebastián de Palmitas.
Te doy la bienvenida a esta vida mía, a lo que soy y lo que seré contigo. A esta historia donde somos los protagonistas, a este cuento que apenas inicia. Estas almas que se unen para seguir siendo libres, a este reto de saberte cerca y a la vez lejos. Te doy la bienvenida a mis letras y mis sueños. A cada partícula de lo que soy, a esta risa que me provocas y a esta alegría de saber tenerte.
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Honro tu existencia como lo hago con la mía, ahora le digo si al universo a la verdad y a la esencia de coincidir. A cada milla que caminaremos, a las tristezas que nos acompañaran y a las alegrías que derrocharemos. Te doy la bienvenida a mi insania que será tuya y a la poesía que en mi habita. LORE
Y seguí viendo en sus pupilas mariposas de mi jardín instalando la ilusión a mi alma atrapada en un sueño , palpando su sonrisa y besando su boca de marfil Hoy apuesto a esta mujer que soy para desnudar mi ser en la coyuntura de sus brazos y mirar el cristal de sus sentimientos que son nobles y blancos como el color que no tiene color he amado su presencia desde antes y soñado con su voz que teje las orillas de mi soledad Libertad es lo que hallo en este camino donde la distancia nos agrede sin embargo cada día lo siento más cerca porque el brillo de mis ojos ahora llevan su nombre.
Vuelvo a este corazón, reconstruido por él un relojero de sonrisas, de palabras amables De abrazos reales y miradas que vendan mi sentir Acaricia mi ausencia y reconstruye la verdad El amor es su amigo y por ende lo trae a mí Con pinceladas de quien es despliegan en el cielo las coordenadas para la ternura y el descanso de mis besos. Ahora soy lluvia buscando el sol de sus caricias Para hallar la realidad de un renacer con huellas en el viento Me enseña a pecnotar en sus ganas y disfrutar de su voz que me da tranquilidad Aliciente de mi ser, apacigua mi vida, pulmón de mis sueños y razón de ellos Ahora dejo por herencia estos renglones resumidos en la mirada tierna de su ser. Este pedacito de mi vida que quiere conocerle Y saber si esos labios destilan la miel de su mirada. No puedo subestimar el poder que tiene Ni renunciar a escuchar su voz su magia sigue siendo el incentivo para reinventarlo. Deslizaría mi mirada y mis manos en su rostro Me ahogaría de felicidad si pudiera tomar su mano Y hallar así el encanto que tiene. Si subastaran sus besos los compraría todos y los tomaría. En esta distancia que se adueña de las ilusiones Asisten los duendes de cada suspiro Hombre de mirada profunda, de labios perfectos y manos creadoras Atormentas mi presente y aun a pesar de todo deseo que sigas en él.
Puse mi ilusión en un beso, para conocer tu mundo y apropiarme de tu existencia y conjugarla con la mía, ahora ofrezco a mi mente palabras y fotografías que alguna vez existieron, el tiempo empalaga la ausencia y mi alma aun extiende su mano a la esperanza de volverte a ver. Te llevaría en un beso, para así descifrar esta estadía de saber extrañarte… Estos puntos suspensivos son el único testigo que ha quedado entre tú y yo. ¿Hasta cuándo mi pluma seguirá escribiendo de ti? ¿Hasta que mi mente expire? O tal vez ¿hasta escuchar de tu boca un olvídame?. Dime, ¿ya me olvidaste? O igual que yo ¿me llevas presente? En estos minutos de zozobra empaco la vida para abrirme a nuevo retos pero ya sin ti. No obstante conozco tu color preferido, tu música que en los llanos se extiende y tu pasado que aún está presente en dos vidas que se hace una. En cada canción te llevo y en mi suspirar te espero. Te espero si, te espero…
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Te encontré En el vuelo de la golondrina En los campos llenos de cielo azul En tu boca que es el delirio de mi perversión Y en la música de tus suspiros donde instalo mi ilusión Allí entre el silencio de mis sombras En mi sillón de dudas En las noches de soledad Te encontré en cada palabra que dices En tus manos fuertes En la mirada antagónica de tu saber querer Te encontré, si, te encontré.
Neiva en la Literatura Huilense Por Benhur Sánchez Suárez debe estar establecida en algún tratado o en alguna ley. O las ciudades no son lo que dicen ser sus habitantes, como los ciudadanos de estos centros para quienes su sitio natal es por encima de todo una ciudad, pues si no lo pregonaran así, no eludirían el mote de atrasados, pueblerinos y provincianos, calificativo que conlleva el despectivo pueblo para los metropolitanos y los foráneos.
El Huila es un departamento de ciudades. No es un eufemismo. Así también se ha dicho de Colombia muchas veces, en forma seria o jocosa, pero siempre como una verdad sin atenuantes. En nuestra región cuatro o cinco núcleos urbanos pueden tener este calificativo —Neiva, Garzón, La Plata o Pitalito—y de ellos han s u rg i d o e s c r i t o r e s d e a l g ú n renombre nacional que los han tenido como espacios y escenarios en su trabajo literario.
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Esta indagación, que no es ni será definitiva, es la que intento hacer aquí con el riesgo siempre latente de dejar por fuera trabajos de los cuales no he tenido noticia alguna hasta el momento. No es disculpa, claro, pero sí es mi excusa íntima, por aquello del desarraigo. También, por largos años, he escuchado decir que la literatura urbana en Colombia es un género tardío. De esto se desprenden algunas consideraciones iniciales. O la novela ha estado siempre atrasada frente a la realidad del país o el eslogan es una solemne mentira. O quienes escriben y habitan la ciudad siguen anclados espiritualmente en el paisaje, por el peso específico de su condición social, que no les ha permitido abandonar la esencia de lo rural como medio interior de interpretar el mundo, o son pocos los núcleos urbanos que merecen serlo frente a una clasificación estadística, que
Aquí valdría la pena detenernos un poco en el concepto de lo urbano, sólo con el ánimo de acercarnos más al objeto que motiva estas líneas. ¿Sólo la ciudad es un ámbito urbano? Los pueblos, tantos pueblos, o aldeas, tantas aldeas, ¿son o no núcleos urbanos? Lo urbano, según el más elemental diccionario de la lengua española, es lo opuesto a lo rural. Pero lo urbano no es sólo lo físico, en cuanto a dimensión espacial, sino también lo espiritual de la comunidad, en cuanto a su concepción del mundo y los imaginarios que guían su comportamiento. En el Huila ha primado aquello del espíritu agrario, la vocación campesina, el sustento agrícola y sólo hasta hace muy poco el índice estadístico de la población ha invertido el orden para llegar hoy a una población citadina por encima de la rural. Por otra parte, la aceleración del mundo contemporáneo, con todos sus avances tecnológicos, en términos generales, apenas comienza a ser asimilado. Lo rural, como interpretación del mundo, tiende a cederle el paso a lo urbano para que este se posesione de la concepción de vida del individuo o, mejor, del ciudadano, y así se dé la posibilidad de una escritura diferente. Pero aceptemos, sin embargo, el rótulo de ciudad para estos conglomerados humanos del Huila y comencemos a divagar en las obras donde los escritores han tomado su entorno citadino como parte del desarrollo de sus ficciones. O al menos alguna de ellas. O parte de alguna de ellas. Sin embargo, ya en el terreno de lo literario, las cosas no son tan sencillas, pues una de las grandes dificultades que se presenta para establecer si nuestras ciudades se encuentran incorporadas a nuestra literatura es que son pocos los autores que las nombran de manera explícita, sobre todo después de la segunda mitad del siglo XX. Y esto es muy marcado en la narrativa que se ha producido en el Huila. Hasta mediados del siglo XX los autores utilizaban sin rubor ni temor la ciudad o el lugar escenario de sus narraciones. Pero a partir de la década de los 60, cuando la violencia impone la ley del olvido, la ley del silencio hacia todo cuanto hubiere sucedido en este período de la historia colombiana, los nombres propios desaparecen y se instaura el concepto aquel, muy vago, por cierto, de que la narración ocurre en un lugar muy parecido a cualquier pueblo de Colombia, o de América Latina, o que ahí suceden acciones que han podido ser protagonizadas en cualquier lugar del mundo. También se hace recurrente aquella frase de disculpa: los nombres que aquí se utilizan son inventados, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Y es entonces cuando los autores, a pesar de describir y reflejar su entorno, su pueblo, su ciudad, su conglomerado humano, inventan nombres para denominar el escenario de sus ficciones. El más célebre en Colombia es, sin duda, Macondo, el ya legendario país inventado por Gabriel García Márquez. Y en el Huila lo son San Remigio, en
¿A qué ciudad se refieren? ¿Qué pueblo identifican? Después de los años cincuenta, debo recurrir al archivo de mis percepciones y certezas para atisbar en esa maraña narrativa y descriptiva si se hace o no referencia a un determinado espacio urbano que conozco, que he recorrido en algún momento de mi vida. ¿Le tocará a cualquier lector hacer el mismo esfuerzo? .Lo cierto es que las ciudades están ahí, querámoslo o no, porque los escritores siempre dejan entrever el origen de sus pertenencias espirituales, quiéranlo ellos o no, en sus escritos, por encima de las exigencias intangibles que la sociedad les impone, como el problema político y social que acabamos de mencionar en párrafos anteriores. Las atmósferas y los simbolismos así nos lo confirman. Neiva en la literatura de las guerras. Uno de los primeros casos de la aparición de la ciudad en un texto literario se da con Waldina Dávila de Ponce de León, quien en su cuento Mis próceres (1890), narra el fusilamiento de los patriotas de la región, describe a Neiva, o lo que ella era por aquellos años de la Independencia, primeras décadas del siglo XIX. Y que conste que ella escribió su relato ochenta años después de ocurridos los hechos, tal vez impulsada por el deseo de dejar constancia de la forma cómo su familia fue partícipe de la guerra de Independencia colombiana, a la cual le aporta como mártir a uno de sus miembros: Benito Salas. El cuento aparece publicado en la revista Colombia ilustrada, en 1890, y es recogido en 1936 en un volumen titulado Varias cuentistas, de la colección Samper Ortega de literatura colombiana, volumen que parece ser la primera antología de mujeres cuentistas que se haya realizado en Colombia. La segunda guerra que permite registrar la ciudad en la literatura regional es la de Los Mil Días. Ramón Manrique Sánchez narra en su novela La Venturosa (1947) las peripecias bélicas de la batalla de Matamundo, escenificada en las goteras de la ciudad. Pero no sólo se detiene en la ciudad, o lo que era Neiva por esos años, sino que hace un bello recuento de las costumbres del norte del Huila y crea un personaje que, a mi entender, es uno de los más insólitos de la literatura colombiana: el Mohán. Al Mohán, nuestro mito de las vegas del Magdalena, lo personifica como al guerrillero liberal, invencible, al que no le entran las balas, el que destroza incontables enemigos con su machete y termina perdiéndose en un recodo del río, no asesinado por las balas conservadoras sino desaparecido por voluntad propia en las turbulentas aguas. A pesar de este Batman criollo los ejércitos liberales son derrotados en las goteras de Neiva, tanto
en la realidad como en la ficción. La otra guerra, la no declarada, como la han calificado algunos politólogos, violentólogos e historiadores, la Violencia, también aporta a la literatura el escenario de Neiva para dejar testimonio de ella. Porque Neiva es el escenario principal de la novela de Augusto Ángel Santacoloma, La sombra del sayón (1964), que él subtitula Algo de la violencia en el Huila. En la introducción su autor anuncia que va a desarrollar la vida de Reynaldo Matiz, héroe y mártir regional, pero ya en la novela lo bautiza como Héctor Robles. También en el principio de la obra menciona a Neiva, y a lo largo de la ella aparecen otros nombres significativos, como el Puerto de Caracolí, que estaba situado junto al Magdalena, por allá en los años veinte, época que el autor quiere atrapar en la ficción. El hecho urbano más importante de la novela se da en el capítulo La Huelga, donde narra el movimiento reivindicador de los bogas del Magdalena, liderado entonces por Reynaldo Matiz o, mejor dicho, por Héctor Robles en la ficción. También la Violencia es el tema de Saúl Perdomo Rivera en su novela Me lo contó mi abuelo (1969). Aunque Neiva aparece en forma esporádica, y son los ambientes urbanos de Aipe y Villavieja donde se desarrollan los hechos, también se invoca la ciudad calurosa hacia donde se dirigen los deseos de sus personajes en busca de justicia para sus dramas. Una Neiva más contemporánea o por lo menos sin la violencia como telón de escena han sido las novelas de Eduardo Hakim Murad. Neiva, Moscú e Intermedias (1986), por ejemplo, que contiene el anecdotario personal de su participación en la política, su amplio historial en cargos burocráticos y una concepción muy suya de la vida y la literatura. También en Los alegres bachilleres (1990) donde el autor reconstruye para la literatura la ciudad de los años cincuenta y narra anécdotas, en el estilo humorístico que lo caracteriza, de su paso por el colegio Santa Librada y de cómo se conforma la sociedad parroquial de la ciudad, incendiada de calor y la chismografía de entonces. La ciudad imaginaria Ya para la década de los sesenta comienzan a desaparecer los nombres propios de las ciudades y los pueblos y a pulular por cuentos y novelas los hijos de Macondo, es decir, los pueblos imaginarios, los espacios inventados o renombrados, bien por miedo a represalias del establecimiento, la estigmatización de la sociedad dominante, o bien por el deseo ingenuo, a veces también miedo, de no parecer de la provincia, guiados por un falso concepto de universalidad. También es recurrente el periplo de los personajes del campo al pueblo y del pueblo a la ciudad, consecuencia inmediata de la Violencia.
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Humberto Tafur Charry, El Moral, en Luis Ernesto Lasso, Raspa, en Antonio Palomar Avilés, Seminario, en Marco Tulio Polo Salcedo, o simplemente El Pueblo o La Capital, en otros autores.
Esto es evidente en la narrativa de Humberto Tafur Charry. Un caserío, San Remigio, es su punto de partida. Luego, sus personajes se trasladan a La Capital donde sólo el calor y algunos detalles descritos nos hacen percibir que sus aventuras suceden en Neiva. Esto acontece en su novela El séptimo hombre (1983), uno de los mejores logros literarios de Tafur. Y también acontece en su novela El desembarco (1992), publicación póstuma, en la cual desarrolla un episodio, jocoso y dramático a la vez, de la Neiva de los años cincuenta. Al mencionar al Río Grande, lo que supone al Magdalena, Tafur se centra en Neiva y permite ubicar al lector en la ciudad. En este caso el río se erige como símbolo para identificar el espacio de su narración. Aunque para Luis Ernesto Lasso Alarcón su núcleo principal es El Moral, en algunos de sus cuentos se percibe a Neiva, por algunas atmósferas y detalles en la narración. Por ejemplo, en el cuento El Artista, que hace parte de su libro Los días de la espera (1970), el personaje es el viejo de la hojita, un hombre que le sacaba sonidos de trompeta a una hoja de naranjo y era el animador típico y exótico de las fiestas del bambuco. Otro referente es el calor, que, aunque no es exclusivo de Neiva, si es parte de su identificación. Igual sucede en el cuento Los de buena voluntad, también del mismo libro, en el cual se debe entender que Neiva es el telón de fondo para la problemática social de los desplazados del momento. En el cuento se menciona el V Campeonato Internacional de Esquí Acuático, de cuya organización y desarrollo fue sede la capital huilense, y en la narración es la contraparte de los asentamientos humanos de desplazados por la violencia en las goteras de la ciudad por esos años. De nuevo Neiva
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Tardamos treinta años para volver a mencionar, así lo haya sido con gran timidez y economía de valor, la ciudad. Heider Rojas Quesada desarrolla El testimonio de Norma Cleves (1994), conjunto de cuentos con textura de novela, una ciudad más contemporánea, recuperada desde la juventud y sus conflictos existenciales. Igual acercamiento se plantea en su libro Supresión de las cartas (1999), matizado de experimentación y búsqueda de nuevos lenguajes narrativos. La timidez y el pudor desaparecen en textos que no son ficciones, que son más indagaciones sociológicas, antropológicas e históricas, escritas, eso así, con lenguaje literario. Tal el caso del libro de William Fernando Torres, La ebriedad de los apóstoles (2002), conjunto de ensayos que reúnen la memoria de la ciudad de Neiva desde la perspectiva científica e investigativa. O Reynaldo Matiz, el
Título: “El REBUSQUE, ES CARRETA DE LA VIDA” Técnica: OLEO/TELA Medidas:0.60x0.40 cm.
fusilado de Tibacuy (1990), de Jonathan de la Sierra, primera y única biografía del héroe y mártir huilense, asesinado en Neiva en 1924. De otras ciudades huilenses en la literatura Otras ciudades del departamento también han sido llevadas a la literatura, aunque sin nombrarlas explícitamente, como sucede con Garzón, la segunda ciudad que más ha servido de escenario para la literatura. En Cartas de goma y otras ficciones (1988), de Marco Tulio Polo Salcedo, la ciudad lleva el nombre de Seminario, y es un nombre recurrente porque son pocos los que desconocen que la ciudad es sede del Seminario Mayor, famoso desde principios del Siglo XX. En estos cuentos Marco Polo deja el testimonio literario de las luchas estudiantiles de los años sesenta. También Álbum zanahoria (1994), de William Fernando Torres, recrea sus años de estudiante en la ciudad de Garzón. Baraya queda retratada en Raspa (1983) de Antonio Palomar Avilés. Aunque Raspa es el nombre de un prostíbulo o zona de tolerancia, es a partir de él desde donde se construye el escenario urbano, con los recuerdos juveniles del narrador. La ciudad se identifica en la estatua del general Baraya, profanada por las pandillas juveniles que medran en Raspa su iniciación a la vida. Conclusión Así, concluyo, la ciudad huilense ha estado presente en la narrativa producida por sus autores, Neiva, por supuesto, más que otras. Dejo estas líneas como punto de partida, pues pienso que hay mucha tela para cortar en el tema propuesto. Y quedan en el tintero otros géneros literarios, como la poesía, pues el número de sus cultores, la cortedad del tiempo de esta intervención, y el respeto que me merecen los autores y sus obras, me reprimen hoy para desarrollarlos. Ibagué, Altos de Piedra Pintada, abril de 2003.
Cuentos Un cuento de RAFAEL ALBAN
El Fin. Quizás esa noche presintió su fin. Así que se vistió con esmero, se afeitó, se acicaló y se fue a la esquina de siempre, esa que él llamaba "mi querencia". Allí, bajo el farol del alumbrado público, encendió el primer cigarrillo y lo aspiró con fruición, pero a medida que fumaba su cuerpo se esfumaba hasta que se esfumó para siempre. Como un prodigio, su sombrero, su chaqueta y sus zapatos quedaron recostados contra el poste, de manera que los trasnochadores que pasaban veían allí a un hombre solitario que fumaba. Luego llovió y la silueta de aquel hombre se diluyó para siempre. Cuando amaneció sólo quedaba allí un charco de agua lluvia, y en el espejo del agua, nítida, inconfundible, la imagen del hombre que fumaba. Subió el sol y la imagen de aquel hombre también se evaporó para siempre.
Un cuento de MANOLO GOMEZ MOSQUERA
Mito Misak Narraba en sueños el mayor Misak, entre la niebla de las frías noches de los páramos, que, Pishau, el gigante que no comía sal, un día de equinoccio fue interrumpido en su danzar, por su hija Nusipu, la niña Agua. Padre viejo- dijo ella al verlo tan alegre- ¿es verdad que la sal no es tu alimento? El gigante paró entonces su danzar y con cadencia dijo: Cuando era un niño como tú, Nusipu, y era un pequeño danzarín, tu abuela, mi hermosa madre Kauka, la creadora de todos estos bosques de Wampia, me hacía jurar el no dejarme conquistar jamás por los intrusos y yo saltaba quitándole de su boca pequeñas piedrecillas de sal mientras le juraba el nunca hacerlo. Sus carcajadas Nusipu sacudían las entrañas de todas las montañas. Y la vieja kauka era feliz viéndome danzar sobre las aguas de los ríos las quebradas las lagunas de todo el mundo de Wampia gritando la promesa. Es por eso Nusipu que jamás he de comer sal. El gigante dio a su hija un abrazo paternal y siguió bailando sonriente su antigua danza andina.
Y así recordó Nusipu en su memoria intemporal que la abuela creadora de los bosques nunca pararía de parir árboles y de reír en ríos mientras escuchara el silbar cantar de su hijo, el gigante Pishau, en el equinoccio de los vientos. Esto narraba en sueños el mayor Misak entre la niebla de los páramos Kaukanos. Título: “El REBUSQUE” Técnica: ACRILICO/TELA Medidas:0.60x0.40 cm.
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Entonces Nusipu, la niña agua, comprendió en sus cristalinos ojos que aquel gigante bailarín que recorría todo el mundo de Wampia, con su negro Capisayo, creando temblores y crecientes, vivía feliz sin comer la sal de la tristeza intrusa.
Cuento Un Gato en mi Alcoba Amadeo González Triviño
objetivo que tenía que alcanzar, como ese ser que tenía que atrapar para lanzarlo al vacío y saber que desaparecería por siempre, en forma completa de mi vista. Traté de alcanzarlo con mis manos, quería espantarlo, pero todo fue en vano, se metió debajo de la cama y se asomaba como previendo mis intenciones de querer deshacerme, quería con sus ojos hipnotizarme, sujetarme, hacerme suyo o quizá por su característica juguetona, pudo haber entendido que mis intenciones eran hacerle juego, y en ese ejercicio pretendía espiarme. En algún momento tuve la sensación de que parecía preocuparlo que yo lo tomara de un momento a otro en serio y que me empecinara en atentar en su contra, entendí que ese gato no iba a permitir que ello sucediera cuando apenas nos conocíamos. Por lo tanto, desistí de mi objetivo. Esa derrota se constituyó en mi primer paso hacia el silencio. Dejé las cosas así y me fue apersonando de mis oficios.
Ese gato comenzó a perturbar mis momentos de tranquilidad. Todo tuvo su inicio un día cualquiera en el que llegué hasta mi habitación y lo encontré cómodamente echado sobre los cojines de la cama. Cuando lo descubrí, ausculté todos los rincones por donde pudo haber penetrado, busqué desentrañar la forma de llegar ese animal a mi apartamento. No había puertas abiertas, la ventana estaba cerrada. Pero el gato se encontraba dentro de mi alcoba.
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Con el paso del tiempo, comprendí en medio de esas extrañas coincidencias de la vida que ese inmueble tenía sus propios secretos. Como todo o como tolos los seres en sí mismos. Ese gato escondía a su vez, la forma volatilizada de su presencia difusa en la ausencia de mi propio misterio, como el viento que cruza, que se cuela y penetra las oquedades del silencio, era el azar, y en medio de toda incertidumbre todo debía volver a la normalidad. Era un gato con ciertos rasgos de angora, como un cruce entre esta raza y alguna especie degenerada de la misma variedad. Era blanco, blanco matizado por unos parches de color gris entre claro y oscuro, y tenía esos ojos verdes, que parecían partir sus pupilas en dos fracciones, con un punto claro que permitía mantener fijos en mí, como retándome, como forzando la mirada para que no me despegara de la suya. El hechizo magnetizado me guiaba me sujetaba a tenerlo como una presa de caza, como un
Con el paso del tiempo, pude extasiarme contemplando y acariciando su pelo bastante fino, parecía suave y se me acercaba en los momentos en los que departía en mi intimidad un tinto, o se subía cerca al televisor para que lo observara: era como si me persiguiera con su forma particular de maullido y ronroneo. Me miraba mientras pensaba en mis adentros en la personificación de un ser malévolo porque desde entonces, se me hizo que era un reto su presencia en mi heredad: era como si estuviera tratando de desquitarse por la vida de otros tantos gatos que habían pasado por mi casa. Yo había salido de todos ellos porque, en últimas no eran de mi agrado. Cómo olvidar otras historias de gatos, cuando aquella, mi esposa, la que fuera mi primer y única mujer se envalentonaba con ellos y daba precisas instrucciones para desaparecerlos. Pero este gato se enfrentaba a cualquier eventualidad y parecía anunciar un sino trágico con su mera presencia, era tan singular y tan especial su forma de comportarse, que solo atiné a tenerlo bien y observarlo con más cuidado. Recuerdo que ese día en que lo encontré dentro de mi alcoba tirado sobre la cama, era como si algún día yo hubiese permitido la presencia de algún animal en mi aposento. Desde entonces el gato me acompaña, sólo como vivo, después de tantos años de haber permanecido casado: es mi única compañía y no encuentro razón para expulsarlo porque llegó sin que me diera cuenta… se aposentó en mi alcoba, buscó un espacio y, por más que he tratado de
Aún sigo a la espera de descifrar ese mensaje que la presencia de éste gato ha traído a mi vida, es una premonición de que nunca voy a estar solo, o quizá espera que llegue el momento indicado, para salir a buscar otro lugar y otra persona que lo mantenga, como sucede con muchas personas y seres en la vida, pues su historia de tener siete vidas o más, es lo que quizá lo aliente para demostrarme que la vida es un eterno interrogante del que nunca conoceremos su respuesta y que la vaguedad de los hechos y dichos que nos acompañan, se sumarán en ese interregno hacia lo desconocido, hacia lo imprevisible, hacia lo ignoto. Con el paso de los días y los años, he dejado de buscar o desentrañar la razón por la que ese gato se afincó en mí apartamento, o mejor, en nuestro apartamento el cual ya es de los dos, como si fuéramos socios de este momento, de éste instante que es la vida, que es la compañía que nos damos y nos hacemos quizá, el espera mí llegada y yo sufro en el momento en el que no lo encuentro o cuando, definitivamente ya no vuelva a mi lado, como nos hemos acostumbrado con otros seres en nuestras propias vidas.
siempre permanece dentro de mi recinto, sin que me haya percatado aún, por donde se moviliza o cómo hace para trasladarse de uno a otro lugar, a buscar cómo hacer sus propias necesidades o sus quehaceres como gato, como animal, como un ser que tiene que tener también todas sus cosas. Ah, definitivamente este gato está aquí y allá y que haga su vida como le plazca, que no se meta en mi vida, a pesar de que está a mi lado a todo momento, es lo que más le reclamo cuando estoy con esa sensación de abatimiento y de perdida de fe en mí mismo y en medio de mi soledad cuando busco un espacio para huir de la realidad… Hay momentos en los que los seres humanos, somos tan tiernos con nuestra soledad, y nos consolamos viendo una mascota que nos llega y permanece sin recibir nada a cambio de nosotros, claro que nada a cambio es un decir, porque el afecto y el cariño que ha despertado en mí, me deja sin palabras y me limito a sonreír en silencio, cómo somos los seres humanos y hasta dónde llegamos cuando sin querer queremos y cuando sin querer amamos seres que parece que nunca nos harán daño… Garzón H., junio 8 de 2020.
Hemos llegado a compartir tantas cosas, nos entendemos con sus susurros y me acompaña con su ronroneo, cuando estoy leyendo o trato de leer un texto, un poema, una obra y quiero hacer énfasis en lo que estoy haciendo, pues la lectura en voz media o alta, es una entretención para encontrar cierto sabor de aquella palabras, frases u oraciones que quiero entender, aclarar o descifrar. Es todo para mí, esa tarea que un día me llevó por la de que quería ser escritor y por lo cual, todas las personas que llegué a querer me dejaron solo y me abandonaron, con el cuento de que la mediocridad de mis escritos, no daba para tanto, como puede ser prueba de ella, este texto que quiero ahora plasmar en mi obra. Las horas pasan y el gato en mi habitación. Se ausenta de mi vista, vuelve y aparece. Tengo la sensación de que cuando me ausento de mi casa no
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Título: “ENCANTO Y VIDA DE LA NATURALEZA” Técnica: ACRILICO/TELA Medidas:0.70x050 cm.
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ahuyentarlo, todo ha sido inútil: lo último que pude hacer fue conseguirle un poco de comida, poner un cojín en la esquina de la habitación y dejarlo en ese lugar. Así, no nos hacemos daño, nos hacemos una compañía mientras me ocupo de la lectura de mis textos, mientras espero que llegue la próxima visita, la que no tardará en llegar y me lleve a la otra vida, es la única espera que pacientemente aguardo, la muerte esa que ha de llegar, que está próxima y cuyo encuentro no voy a evadir, por el contrario, creo que he de anticiparla. Sé que ha de llegar.
Un Suceso Intrascendente Milciades Arévalo ni comida”. El aplauso fue general. Se oyeron vivas por todas partes y el orador fue llevado en hombros a dar una vuelta alrededor de la cancha de futbol. A la perorata, que había comenzado poco antes de las 7.30 de la mañana, se le sumaron los estudiantes de ciencias políticas, los de sociología, los pensionados, la reina estudiantil, los grupos políticos, los ecologistas, los taxistas y los guerrilleros en receso. A las doce del día, los miembros del sindicato nos anunciaron que la manifestación no se llevaría a cabo porque los organizadores tenían que irse a almorzar. Esta vez el encuentro prometía ser diferente. Los organizadores habían calculado tan milimétricamente las actividades que cada uno de los invitados debía realizar, que difícilmente nadie se podía escapar de la programación, ni emborracharse ni fumar vareta.
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Había llovido recientemente. Se notaba en el frescor de la tarde, y también en las muchachas que a esa hora salían a lucir su belleza por las calles de la ciudad. Como el más anónimo invitado a un encuentro de poetas, pedí una habitación, desde el cual se pudieran ver los tejados de la ciudad, las colinas distantes y los sembrados de arroz. Muchos años atrás, en un encuentro similar, nos habían alojado en la villa olímpica, en las afueras de la ciudad. No teníamos ni teléfono, ni comida, ni camas.
Después del recital, Flavia, la guía que nos correspondió en suerte, nos invitó a su casa, pintada de amarillo, muy bonita en todo sentido, lo mismo su biblioteca repleta de libros antiguos y condecoraciones, el patio donde un naranjero pedía a gritos un sorbo de agua, las innumerables habitaciones, olorosas a perfumes exóticos y finalmente la terraza….
Un miembro del sindicato de maestros de la U, al darse cuenta que nos estábamos muriendo de hambre, nos embarcó en un endiablado bus prehistórico rumbo a la universidad, que en ese momento de la patria los estudiantes estaban a punto de hacer la revolución. Únicamente faltaba que viniera el comandante Mao a darles la bendición.
Desde el momento que subimos, un perrito peludo me olfateó de manera singular y siguió delante de nosotros, atento a la historia que nos relataba Flavia con gran virtuosismo escénico. -¡Marco! –dijo Flavia y amenazó al perro, que no hallaba la forma de intervenir en la conversación y se metía entre las piernas de las poetisas que celebraban con risotadas las gracias del perrito, y todo porque estaba en celo. Como he sido gran amigo de los perros, hice un comentario acerca de lo gordo que estaba Marco, de sus greñas que, al sol del mediodía brillaban como si fueran de miel
Antes del desayuno, tuvimos que soportar el discurso de bienvenida, que para asombro nuestro nos puso en picota pública al decir que “estos pobres muchachos, oriundos de los lugares más alejados de la civilización, han venido a engalanar la ciudad con sus versos y, óigase bien, los organizadores los han alojado en una pocilga sin agua, ni luz,
-Voy a prepararles un auténtico café tolimense –dijo Flavia con orgullo y todos nos quedamos en la terraza desde la cual se podían ver las construcciones más recientes, que no dejaban ver los tejados de la ciudad, ni el color de los ocobos que daban al paisaje una coloración envidiable. El clima era como estar en una paila del infierno a punto de hervir. Mientras los invitados comentaban el recital llevado a cabo en el “Diego Fallón”, donde la profesora de matemáticas nos leyó con devoción un poema de amor en honor a los indios Pijaos,
Al día siguiente, en horas de la mañana nos llevaron a los distintos planteles educativos de la ciudad a oír cientos de niñas y niños dispuestos a leernos sus primeras composiciones; la mayoría de veces, superiores en calidad a los poemas de los poetas invitados.
taxi, que los llevara al hotel. Aunque Flavia trataba de asumir su responsabilidad para que un médico me viera, el reguero de sangre era tan impresionante que ningún taxi nos paraba, por miedo a que se les mancharan los cojines. Cuando finalmente llegamos a la clínica, yo ya había rezado todas las oraciones que me sabía y otras de mí invención. Flavia hizo bulla en urgencias para que me atendieran pronto, pero el dolor era tan intenso que yo ni siquiera podía quedarme quieto y comencé a dar vueltas por los corredores de la clínica, a meter las narices donde no debía. Una mujer que seguramente esperaba dar a luz en los próximos minutos, me recomendó a manera de consolación baños de agua caliente con caléndula. Una vieja regordeta me aconsejó bañarme con salmuera. -Lo mejor es que se vaya para su casa, se fume un tabaco y verá que se le quita el dolor en menos de un segundo -me aconsejó una gitana que parecía una bruje recién bañada Mentikol.
“esa raza viril y corajuda que enterró su simiente en los profundos valles de la madre patria sin encrespársele el bigote”. En ese momento se me ocurrió refrescarme la cabeza en el lavadero. A Marco, que era la admiración de los poetas, no debió gustarle que regara el agua porque me gruñó como si me estuviera advirtiendo lo que me podía pasar. Súbitamente se abalanzó sobre mí y me mordió la mano, desgarrándome la carne de los dedos. El dolor era más terrible que ver a la madre muerta. La sangre continuó derramándose y Marco no me soltaba. Cuando por fin logré separarle las mandíbulas, me clavó los dientes en la pierna izquierda. Tal vez ninguno de los poetas se dio cuenta de mi desgracia porque estaban pendientes de Flavia que, vestida de rojo, subía en ese momento con una bandeja y seis pocillos de café recién hervido, aromático y delicioso. Al ver a Marco con el hocico untado de sangre, con un grito logró que el perro me soltara, inclinara la cabeza y fuera a echarse obedientemente en la perrera. Los poetas, al ver los chisguetes de sangre empañando la blancura de la pared, lanzaron un grito de terror y bajaron corriendo a conseguir un
Otra mujer que intervino en la conversación me pronosticó que, si el perro tenía rabia de una vez fuera arreglando mis deudas con Dios y con los hombres, que mirara en mi bolsillo cuánto dinero me faltaba para comprar un ataúd. Si lo van a enterrar, no deje que lo entierren boca abajo porque es mucho más doloroso que por arriba -dijo otra mujer echándose la bendición. Cuando un paciente llega a un centro hospitalario de caridad, cada enfermera es única y sabe qué debe hacer en cada caso, pero en el mío, todo lo dictaminaba el médico de turno quien, media hora después de hablar por teléfono con una moza que tenía en Chaparral, me hizo entrar a su consultorio y me atendió con desgano: Nombre. ¿El mío o el del perro? El del perro, naturalmente. No lo sé. ¿Cuántos años tiene? Tres años, cuatro... ¿Qué tamaño tiene el perro? No sé nada del perro, no soy su dueño. ¿Qué le hizo al perro para que lo mordiera así? Ni siquiera lo toqué. Los poetas que estaban conmigo pueden atestiguarlo. Ÿ ¿El perro tiene todas las vacunas en regla? Ÿ Permítame le pregunto a la dueña. Ÿ Ÿ Ÿ Ÿ Ÿ Ÿ Ÿ Ÿ Ÿ Ÿ
Salí del consultorio y le pregunté a Flavia todo lo referente al perro, si estaba vacunado,
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Título: “ENCUENTRO DEL AMOR Y LA FELICIDAD” Técnica: ACRILICO/TELA Medidas:0.45x0.45 cm.
cuantos años tenía, la raza, la edad y un certificado donde constara que el perro no era rabioso ni revestía ningún peligro para la sociedad. Flavia fue a traer los recibos de vacunación y una placa en la que estaba escrito el nombre del perro, el número del celular, tipo de sangre, la dirección de su casa y una certificación de buena conducta. Para mí tengo que el perro no se llamaba Marco, pero que los recibos que Flavia iba a traer eran de algún gozque de la vecindad. -Vaya a la enfermería para que le pongan una gaza. - Pero doctor… Los dedos de la mano se me van a caer, ya no siento el brazo, la pierna ya no me servirá para jugar fútbol, en mi casa van a pensar que me aporreó un marido celoso… Yo tengo derechos como los demás y quiero morir decentemente, en mi cama… El maldito cerró la puerta. Tenía sed, escalofríos, hambre, rabia, un dolor imposible de resistir, y para colmo de males, la enfermera, una gordita de cachetes rosados y sonrisa picarona le daba pavor la sangre. No sabía cortar el esparadrapo y el algodón únicamente le servía para secarse el sudor que le corría por la frente, le bañaba las mejillas y se perdía entre sus abultados senos. ¡Ay, Señor! Tanto dolor no cabe en mí –dijo horrorizada. Le pedí que no hiciera tanto escándalo, que me echara suficiente alcohol hasta quedar borracho, que cortara tiritas de gaza, las empapara en mertiolate y me las fuera poniendo una encima de la otra, una encima de otra, con ritmo, como si estuviera bailando salsa, pero comenzó a reírse de manera tan escandalosa que despertó a un gordo que estaba acostado en la mesa de operaciones, chuzado con agujas de todo tamaño y lucecitas que titilaban con los indicadores de temperatura, la cámara de aire y las bombas extractoras. La sala de urgencias parecía una discoteca multicolor.
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Tan pronto abrieron la puerta para las visitas de la tarde, entró un niño preguntando por su papá, una rubia embarazada, un par de enanos albinos, una jovencita vendiendo condones y un motero barbudo, mejillas chupadas y oloroso a hierbas de monte. El celador lo siguió por los pasillos de la clínica, blandiendo una porra de aluminio, tratando de amedrentarlo, pero el barbudo lo estrelló entró a la sala de operaciones reclamando una herencia. El gordo que estaba en la mesa de operaciones, presintiendo una desgracia saltó de la mesa de operaciones completamente desnudo se bajó y comenzó a correr por los pasillos, buscando
escapar. Las mangueritas y cables se le desconectaron del cuerpo y la sangre comenzó a salpicar por todos partes, una serie de cortos circuitos quemó los fusibles y el humo invadió los pasillos. Al anciano solo pudieron calmarlo disparándole un somnífero. No sé qué pasaría después. La enfermera terminó de vendarme la mano haciendo una especie de guante con algodón y esparadrapo y fue a esconderse en la sala de rayos X. - ¿Qué te dijo el médico? -me preguntó Flavia a la salida de la clínica. -Que tengo que apresurarme a vivir porque solo me quedan dos vidas –le dije. - ¡Una eternidad! -dijo conmovida. Me dolía la mano, no quería moverme, sudaba como un caballo, las primeras gotas de sangre aflojaron los vendajes, temblaba de frío, tenía hambre. Al día siguiente regresé a Bogotá. Con el tiempo la herida se cerró, los dedos de la mano me quedaron torcidos y aunque mejoré mis relaciones con los perros, tengo que reconocer que en los encuentros de poetas cualquier cosa puede ocurrir.
Ectoplasma Marco Antonio Valencia
Muy pronto tener una médium en el barrio dejó de ser novedad. Al fin y al cabo, todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida como puede. Así que nos acostumbramos rápido al desfile de personas consultando a la señora Rossner para que ella les adivinara la suerte y el destino. De un momento a otro mi mamá se aficionó a visitar a la señora Rossner. Decía que era acertada en todo, que era impresionante, que tenía poderes extraordinarios, que con sólo mirar a los ojos a sus clientes podía adivinarles sus problemas de salud o sus angustias. Para el cumpleaños de papá, en vez de fiesta, mi mamá decidió regalarle una sesión espiritista con la señora Rossner y la casa se llenó de parientes y amigos. Nadie quería perderse el evento.
desaparecida–. Luego, el rostro fantasmal se disolvió y fue engullido por la señora Rossner, en un acto de inspiración largo y sostenido. –Es evidente –dijo la médium, después de tomar agua–, que entre nosotros hay un verdugo de gatos y de mujeres. Y será mejor que confiese ahora mismo o me veré forzada a invocar de nuevo a mi ectoplasma para que lo identifique. Los presentes se miraban unos a otros con sospecha y malicia, hacían gestos graves, tragaban saliva, escondían los ojos, pero nadie se pronunció. -Mi ectoplasma ha sido claro, nunca se equivoca, y nos ha revelado lo que hay en la cabeza de uno de ustedes. –Soy yo –dije–, el fantasma ha leído mis pensamientos. Y todos rieron, pero la señora Rossner, muy seria, pidió que me explicara. –Si, soy yo, esta tarde he leído “El gato negro” de Edgar Allan Poe, y su ectoplasma me ha descubierto. Les ha contado a todos exactamente lo que pasa en el cuento. Hubo un cuchicheo general. Luego risas. Luego aplausos. (www.valenciacalle.com) Marco Antonio Valencia Calle. (Colombia, 1967) Licenciado en Literatura. Autor de varios libros de cuentos como Invisibles, El Profesor Espantapájaros, Leyendas Extraordinarias de Popayán, La noche del Trapecista, El jardín del Rinoceronte.
La señora Rossner se sentó en un rincón y todos los demás alrededor de las paredes. Se taparon las ventanas y se pusieron bombillas rojas. El único niño en la sala era yo, los demás eran adultos que para matar los nervios saboreaban whisky y contaban chistes.
–Uno de ustedes –dijo–, le sacó un ojo al gato negro, no contento con eso a los pocos días lo estranguló. Para remediar el insuceso trajo otro gato parecido, que también ha matado enterrándolo vivo en el sótano de su casa. Donde esta el gato negro de pecho blanco, allí esta la mujer asesinada y
Título: “PEASE AND LOVE” Técnica: OLEO-TELA Medidas: 0.80 x 0.60 cms.
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45 La médium pidió silencio, cerró los ojos, comenzó a respirar profundo y luego a regurgitar. De pronto, de su boca salió una cosa rara, una sustancia verde y gelatinosa que se le quedó colgando como un cordón umbilical mientras tomaba forma de rostro flotante. Y como un fantasma habló:
¿Por qué zumban las estrellas de los locos artistas? ARIEL AZOR – (Uruguay) con poca vivienda y mucho campo. Mi madre me llevó, me dejó allí luego de decirme: «Nunca te olvides de quien hoy te da la libertad de ser todo lo que quieras ser». El polaco era un hombre rústico, de campo, me enseñó todo sobre la tierra y la vida. Tenía su lugar mágico, de descanso, «allí hablo con las flores, con los pájaros, le cuento a la luna mis tristezas y veo fantásticas metáforas que forman las nubes» me dijo y luego agregó que había decidido compartir conmigo ese lugar, yo tenía unos seis años. «Este es» me dijo señalando el enorme árbol y esa noche me llevó con él. A la sombra de la oscuridad más profunda del medio de la nada, de la noche, me enseñó cuál era su magia: «Si te quedas quieto y escuchas, y escuchas, podrás oír tu voz y la exterior también». Me senté a su lado, el silencio se hizo muy profundo hasta que empecé a escuchar el zumbido de las estrellas y así todas las noches las veíamos y las escuchábamos.
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Salvador Dalí, dijo alguna vez que la única diferencia que había entre un loco y él, era que el loco no sabe que lo está y él sí. Yo… tuve la mala suerte (o buena no sé) de que me expulsaran del instituto por no querer jurar la bandera de mi país frente al dictador que lo gobernaba en ese momento. Tenía entonces 17 años y debía entonces volar, conocer el mundo, trabajar y empezar a hacer mi propio camino, así es como partí, dejando atrás mi historia, hacía la capital. Uno, cuando viaja mucho tiempo y vuelve, sabe dónde está, por los locos que ve pasar, ellos te ubican en el lugar. Después de la capital pude cumplir uno de mis mayores sueños, conocer Perú, el Amazonas y Sudamérica y al volver a mi país, al cruzarme con uno de esos personajes (que siempre están en mis cuentos) fue cuando realmente me di cuenta que había vuelto. Apenas era un niño cuando el polaco me recibió en su hogar, retirado del resto del mundo,
«Debes hacerte preguntas, importantes, para ti mismo» me dijo el polaco cuando le comenté lo del instituto y que debía partir y así fue como me pregunté qué iba a ser y me respondí que escritor y psiquiatra, pero esto último no iba a poder ser, ya que tuve que dejar de estudiar. «Así son los artistas, dibujan cuando son niños, escriben cosas cuando apenas aprenden a escribir, se les ve venir, algunas personas persiguen la fama, el dinero, el poder, tú debes perseguir la vida, la que te llevará a todo lo que seas o no, la que te llevará a arriba y abajo, la que te hará volar y caer, creer en ella y aborrecerla» agregó el polaco a mi respuesta interior. Yo solo fui un niño pobre de pueblo, y sensible, siempre jugué con juegos inventados por mí, crecí a la intemperie, siempre fui un muchacho con ganas de hacer cosas distintas, de crear algo nuevo, de que pase algo cuando estoy con otro, como ahora con ustedes. Digamos que ahora con más de cincuenta años vividos, he sido muchas cosas, pero, aunque el único que me creyó fue él, hoy lo puedo decir, soy ¡ESCRITOR!
Me educaron para ser muchas cosas, pero estoy dispuesto incluso a morir por mis ideas, nunca me pudieron tomar. Todo es una locura, la política, la religión, la milicia, incluso el amor es locura, pero si hay que morir de algo que sea de libertad. Como les dije, tuve la suerte de recorrer los caminos más profundos de Sudamérica, de vivir en la Lima de Antonio Farras y Vallejos, conocer a los Garimpeiros del Amazonas de Vasconcelos, en la Buenos Aires de Dolina y Borges, en la Montevideo de Galeano y tantos lugares más. De todos ellos aprendí, porque si de algo se alimenta un escritor es de leer y siempre mi mejor tesoro fueron los libros y el que escribí yo, el hijo que nunca tuve. La vida es un constante aprender y los escritores aprenden de otros. He tenido muchos maestros, algunos incluso no saben que los escuché y que sus recomendaciones guardé, así fue como descubrí a John Fante, Dostoievski, etc. etc. Me llaman loco porque nunca tuve un sentido práctico de la vida, porque aún creo en los grandes sueños, en
la utopía, porque no renuncio a la felicidad para todos, me llaman loco porque no me gusta dar órdenes ni recibirlas, porque no comprendo la avaricia, las guerras, porque creo en el amor. ¿Cuántos artistas, cuantos sabios, pioneros a su tiempo fueron tomados por locos?, locos que han hecho más cuerdo y más hermoso este mundo con sus fantásticas locuras. La fantasía es más llevadera que la mediocre realidad que nos rodea, creo en la rebeldía, entre el corazón y la cabeza, siempre termino yendo al corazón. Hablo con las flores, con los pájaros, le cuento a la luna mis tristezas y escucho las estrellas zumbar en el silencio de la noche, apuesto a todo o nada, no creo en términos medios. Soy un loco y ya nada podrá detenerme, iré contagiando felicidad y locura, un incansable cuestionador de todo, doy gracias por ser yo. Ser escritor, querer serlo, es como cualquier otra cosa, y así como un médico, un arquitecto, un albañil, tienen una cantidad de derechos ganados como trabajadores, así deberíamos ser tratados los que soñamos y queremos vivir de escribir. Escribir es vida. Escribir es una vocación. Escribir es un oficio. Y que vivan los locos, los locos artistas que harán de este mundo, un mundo mejor. Ariel Azor – Escritor uruguayo nacido en Montevideo (Uruguay).
DEPÓSITO Y SUPERMERCADO PRINCIPAL
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Calle 1 No. 10-55 Garzón (H) Frente al planchón campesino
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He recorrido un camino difícil, lleno de emociones y anécdotas, he tenido muchas preguntas y algunas respuestas, muchos encuentros y también silencios, he llegado al momento en el que creo que debo hacer un balance, de ahí surge la idea de escribir mi autobiografía, pero ficcionada. Pero también tengo miedos, tengo miedo de convertirme en un ser que anda sin sentido por la vida, como uno más, pero no es así, no es así porque sé que conmigo no pudieron, tengo miedo por todos, porque los veo al borde de una extinción anunciada.
Barba Jacob, Un Corazón Atribulado prepararon una lectura de poesía el día 13 de mayo de 1927, en los salones del círculo del comercio.[1] Por / Jorge Triviño El día 14 de enero de 1942 falleció, a las 3:10 de la madrugada, el poeta colombiano Porfirio Barba Jacob, enfermo de tuberculosis —uno de los poetas colombianos de pensamiento más universal—. Había nacido el 29 de julio de 1883 en la ciudad de Santa Rosa de Osos, Antioquia. Fue un hombre que sufrió los embates de un destino bastante duro consigo mismo, pero que —sin la menor duda— templó su ser poderosamente y le hizo comprender el misterio divino de la vida. Su poesía, plena de comprensión de los distintos estados del alma: tristeza, alegría, dolor y plenitud y arrobamiento frente al misterio de la vida, anona nuestra mente por la elevada comprensión que alcanzó el poeta, como ser humano. Bien es sabido que las almas simples alcanzan estados de elevación y entendimiento de temas trascendentales. A las almas simples les está dado tal privilegio.
Le acompañó un grupo selecto de asistentes, quienes le refrendaron con cálidos aplausos. Permaneció aquí por treinta días, disfrutando de la hospitalidad y de las viandas que le prodigaron. Marchó posteriormente para el departamento del Quindío y prosiguió hacia la ciudad de Bogotá —sin dinero y con privaciones de alojamiento—. Allí elogiaron y alabaron a su poesía, pero no al bardo, y tuvo que dormir a la intemperie, lo cual le provocó una afección bronquial, por lo cual fue internado en un hospital de la capital. Un poco recuperado de la afección, se fue para su tierra, hasta Santa Rosa de Osos, luego para Yarumal y al final para Angostura. Visitó la tumba de su abuela Benedicta, ante la cual lloró. Luego, fue a ver a Ricardo y a Julia, en Yarumal. En 1907 había escrito su hermosa Parábola del retorno, una elegía llena de encanto, de nostalgia y de belleza sin par, donde habla de Ricardo. Transcribo cuatro estrofas de tan magistral poema, que aprendimos de memoria, gracias a un profesor de castellano, y que recitamos frente a nuestros compañeros de secundaria en el Instituto Universitario de Caldas.
Parábola del retorno Señora, buenos días; señor, muy buenos días… Decidme, ¿es esta la granja la que fue de Ricard? ¿No estuvo recatada bajo frondas umbrías? ¿No tuvo un naranjero, y un sauce, y un pinar? El viejo huertecito de perfumadas grutas donde íbamos…donde iban los niños a jugar, ¿No tiene ahora nidos, y pájaros, y frutas? Señora, y ¿quién recoge los gajos del pomar?
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Barba Jcob estuvo en Manizales después de haber permanecido fuera de Colombia por muchos años. El último país que había visitado fue Perú. Un capitán que había leído sus versos lo trajo hasta Buenaventura. Pasó luego por la ciudad de Cali, y posteriormente, su gran amigo Juan Bautista Jaramillo Meza le dio albergue en nuestra ciudad. Silvio Villegas, Aquilino Villegas y su biógrafo Juan Bautista Jaramillo,
Decidme, ¿ha mucho tiempo que se arruinó el molino y que perdió sus muros, su acequia, su pajar? Las hierbas, ya crecidas, ocultan el camino. ¿De quién son esas fábricas? ¿Quién hizo puente real? El agua de la acequia, brillante y fresca y pura, no pasa alegre y gárrula cantando su cantar; la acequia se ha borrado bajo la fronda oscura, y el chorro, blanco y fúlgido, ni riela, ni murmura… Señor, ¿no os hace falta su música cordial?
Hoy —cuando miro hacia atrás— encuentro que esa poesía ya no pertenece a los colombianos; corresponde a la humanidad su sentido magnífico, su sentido estético, y sin duda en él quedó plasmado un instante supremo de elevación de su alma, al comprender la vida de esta manera. Su construcción de siete cuartetos, perfectamente estructurados, con una secuencia lógica y con una concatenación perfecta corresponde a un canon universal. La medida septenaria con que fue construido el universo según las diversas teogonías, incluyendo la cristiana. El epígrafe de Montaigne, sobre la levedad de la existencia del ser humano, busca en el fondo que meditemos sobre la corta duración de nuestra vida.
Esa poesía alimentaba mi alma, sedienta de espiritualidad; además, había tenido una abuela paterna que vendía rosas, dulusogas, moras, yerbabuena, limoncillo y otras ramas preciosas, en el barrio Chipre. Tiempo después, otro profesor de castellano, nos narró la siguiente anécdota del poeta Porfirio, que quedó también grabada en mi mente juvenil. Decía él, que mientras estaba alojado en la casa de un sibarita; decidió —un día— irse de allí, y tomando algunos libros para él, le dejó una nota que decía: “Me llevo sus libros, porque usted no los entiende. Y sepa que vale más en la vida el oro del sonido, que el sonido del oro” Esta historia llena de sabiduría, me haría comprender la magnitud del poeta, y luego, me di a la tarea de allegar más información acerca de él; y fue de esa manera, como obtuve varios libros biográficos; empero hay una obra, que a mi parecer, dejó una honda huella en la literatura colombiana, latinoamericana y mundial: Canción de la vida profunda, un poema realmente universal como quiso lograrlo durante su corta y productiva vida.
¿Qué es la existencia nuestra en el planeta azul, el planeta del amor? Si viviéramos un siglo, ¿qué es este tiempo, comparado con los miles y millones de años de nuestro sistema solar, o con la duración de las estrellas y de las galaxias?, ¿alcanzan siquiera a ser millonésimas de segundo con respecto a ellos? Es apenas un micro sueño en el infinito universo. Inicia el poema así: Hay días en que somos tan móviles, tan móviles, como las leves briznas al viento y al azar. Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe. La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar. Esta primera estrofa, nos induce a meditar sobre la fragilidad de nuestra existencia, la que él mismo experimentó al verse impelido a salir de nuestro país, y ser arrastrado como una veleta o como un vilano de cardo, a vagar por el mundo, y a sufrir en tierras extrañas; y en las que unos pocos le brindaron afecto sincero. Pero en estos dos versos finales, expresa un anhelo íntimo y profundo, y posiblemente premonitorio: Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe. La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar. “Hambre y gloria, eso me dieron en mi patria”, diría en una carta, a su amigo y poeta Juan Bautista Jaramillo, pero él esperaba otra Gloria, la que no se le concedió totalmente en vida. Como muchos otros genios, solo se reconocería su valor cuando dejó de existir.
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Este poema, lleno de nostalgia, de encanto, de belleza y de dulzura, tocó las fibras más profundas de mi corazón, pues yo vivía en las afueras de la ciudad, rodeado de durazneros, guayabos, dalias, lirios, rosas, jazmines y dos hermosos brevos. Cerca de mi casa, varios riachuelo, cantaban dulces sonatas al chocar con las piedras.
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles, como en abril el campo, que tiembla de pasión: bajo el influjo próvido de espirituales lluvias, el alma está brotando florestas de ilusión. La segunda estrofa nos conscientiza acerca del poder de la fertilidad, que nos emparenta con la naturaleza, al compararla con la fecundidad de ella en el mes de abril, cuando la lluvia hace su aparición y fecunda poderosamente, y en que el alma nuestra se inflama de ilusión. Es bien sabido que la humedad es la expresión misma de la vida, y que allí donde hay agua, la vida se manifiesta exponencialmente; entonces las semillas se afirman en el suelo materno; abren sus ramas como brazos y se elevan luego, en búsqueda de los rayos de la luz solar; producen flores y finalmente fructifican y derraman sus semillas de nuevo; igual acontece con nuestra alma: se llena de alegría frente al milagro del florecimiento y el reverdecer ante el vuelo de las aves y sus cantos; ante el movimiento armónico del agua y la fuerza de las rocas; ante el perfume de las flores y sus hermosas formas; ante el poder de la vida.
Aquí, el poeta, ausculta y descubre en sí mismo que hay una sombra que nos arrastra hacia la oscuridad, hacia las entrañas del mundo abisal, del que brotará luego la luz, pues al frotar el pedernal la luz surge majestuosa. Intuye, tal vez, que la oscuridad oculta la luz, como la tempestad oculta el rayo. la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas, en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal. La noche misma, concluye el bardo, contiene pequeños lampos de luz, en su vientre, y hace posible la generación de consciencia, pues ella es propicia para la meditación y para el hallazgo de respuestas a nuestros interrogantes. Cuarta estrofa: Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos… (¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!) que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza, y hasta las propias penas nos hacen sonreír. al encontrar que también en el alma se translucen instantes de elevada comprensión acerca de lo divino que duerme en cada acontecer de la naturaleza: en un crepúsculo; en el agua en estado de quietud, donde se refleja la fuerza del color en todo su esplendor; en que encontramos la razón de ser de nuestras tristezas y en que comprendemos que tras la pasión, se esconde lo numinoso y etéreo, lo puro, lo diáfano y lo sutil y en el que la magia de la vida predomina en su espejo divino. Quinta estrofa:
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Tercera estrofa: Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos, como la entraña obscura de oscuro pedernal: la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas, en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.
Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos, que nos depara en vano su carne la mujer: tras de ceñir un talle y acariciar un seno, la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer. Este fragmento, nos traslada a esos momentos en que no quisiéramos saber del los placeres que nos brinda una mujer con sus atributos físicos, en que ni siquiera la perfección de la naturaleza y su analogía con lo sensual, lo erótico y el sexo, nos atrae, antes, desearíamos ocultar de nuestra vista la belleza de Venus del Milo.
Sexto cuarteto. Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres, como en las noches lúgubres el llanto del pinar. El alma gime entonces bajo el dolor del mundo, y acaso ni Dios mismo nos puede consolar. En este fragmento, el poeta, comprende que todo el peso del dolor, le abruma y que no puede soportar la angustia de la existencia. Quizá en uno de esos instantes que sufrió el embate del hambre, del abandono, de verse solitario en algún rincón y de no encontrar una solución a su situación. ¿En qué aislados lugares estaría, sin hallar una mano amiga que le socorriese? ¿en qué antro oscuro? ¿En qué caverna? ¿a quién clamaría sin encontrar un eco a sus dificultades? No lo sabremos, es un misterio que quedará para siempre irrresoluto. Solo la divinidad comprendió cuánto fue su sufrimiento.
Decid cuando yo muera…(¡y el día esté lejano!): soberbio y desdeñoso, pródigo y turbulento, en el vital deliquio por siempre insaciado, era una llama al viento… Vagó sensual y triste, por islas de su América; en un pinar de Honduras, vigorizó el aliento; la tierra mexicanale dio su rebeldía, la libertad, su fuerza…Y era una llama al viento. De cimas no sondadas subía a las estrellas; un gran dolor incógnito vibraba por su acento; fue sabio en sus abismos —humilde, humilde, humilde— porque no es nada una llamita al viento… Y supo cosas lúgubres, tan honadas y letales, que nunca humana lira jamás esclareció, y nadie ha comprendido su trágico lamento… Era una llama al viento y el viento la apagó. [1] JARAMILLO Mesa, Juan B. Vida de Porfirio Barba Jacob. Instituto Colombiano de cultura,1972. Pág. 97
Y para finalizar su extraordinaria oda a la vida, la séptima estrofa —magistral, sencilla y trascendente— de la que podemos decir, es un cierre con un final perfecto que nos emparenta con el genio que tras su leve trascurrir por la vida, nos dejó la indeleble impronta y una visión más perfecta de nuestro tránsito vital. Mas hay también ¡Oh Tierra! un día… un día… un día… en que levamos anclas para jamás volver… Un día en que discurren vientos ineluctables ¡un día en que ya nadie nos puede retener!
Como diría de sí mismo, en su poema autobiográfico y testamentario, Futuro:
Título : “El jardín del Edén 1” Tecnica: “Acrilico /Tela” Medidas:0.40x0.40 cms
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Un viento ineluctable, lo empujó a retornar a su tierra, a contemplar a sus seres queridos, a sus amigos predilectos, a ver la tumba de su abuela; pero también a sufrir el abandono en Bogotá, donde contrajo la tuberculosis que le produciría posteriormente la muerte en ciudad de México; en un aposento en las calles de López, número 98, acompañado del poeta Rafael Delgado Ocampo, su esposa, de la señora Margarita de Araújo y del periodista Armando Araújo.
Biopoder y Control Social Omar Ardila Murcia “Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan sólo lo que he visto. Y he visto: Que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, y que el miedo del hombre... ha inventado todos los cuentos.” León Felipe
lleva a considerar las luchas de poder. De esta manera surge el segundo concepto: biopoder, el cual hace referencia a las prácticas de poder que se ejercen sobre la vida del cuerpo, el ejercicio de poder sobre los cuerpos de los individuos, esto quiere decir, la vigilancia, el adiestramiento, la disciplina de los cuerpos para poderlos gobernar y controlar. Es importante resaltar que en el análisis de Foucault ese control, ese gobierno puede provenir de otros o de sí mismo y no precisamente tiene una connotación negativa, pues así como puede utilizarse para el ejercicio del autoritarismo o de la subordinación del otro, también puede orientarse hacia procesos creativos y constructivos. Habría que ir más allá en la lectura de Foucault para ver cómo esta posibilidad puede ser emancipatoria por medio del cuidado de sí (tratado en el curso Hermenéutica del sujeto de 1982) o del decir veraz (abordado en el curso El coraje de la verdad, de 1984).
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De los modelos disciplinarios a las técnicas biopolíticas Las nociones de Biopolítica y Biopoder fueron desarrolladas a nivel conceptual por Michel Foucault en su curso de 1976 titulado Hay que defender la sociedad, aunque podríamos decir que prácticamente desde los inicios de la obra de este filósofo francés ya se iba perfilando una indagación acerca de la construcción de los saberes y la lucha de estos por imponerse sobre otros. La biopolítica hace referencia a cierta tecnología que considera a la población como problema científico y político de manera integrada, de ahí que pensar los asuntos biológicos, necesariamente nos
El biopoder como tecnología de poder surge desde el momento en que se deja de utilizar la mecánica anterior que recaía sobre la tierra y sus productos para empezar a ejercerse el control sobre la vida y los cuerpos, por tanto, la vida pasará a ser un objeto de saber y un objeto de relaciones de poder. Según Foucault, el objetivo de la aplicación de fuerzas es para “hacer vivir” a los sujetos y a la población. Esto supone que en adelante se busque acceder al cuerpo y a la subjetividad para administrarlos y orientarlos hacia un fin determinado de quien ejerce dicha tecnología de poder, la cual, insisto, no siempre está dirigida hacia el control, pues también admite la perspectiva de la autogestión de la vida y de la prevención de los riesgos que dificulten el ejercicio de la vida plena.
dominación-observación bastante sutil y pretendidamente generosa. Es así como se va entrando en una nueva dinámica de dominación que Foucault llamó Sociedades de seguridad, en sus seminarios, Seguridad, territorio y población y Nacimiento de la biopolítica. En las sociedades de seguridad el poder actúa sobre las acciones de los individuos y no sobre el individuo directamente.
De a poco, todo esto va conduciendo a una normalización de la vida y de la sociedad, y la biopolítica se nos revela como el ejercicio de poder sobre las poblaciones, el cual, según Foucault “aparece cuando el hombre tiene, técnica y políticamente, la posibilidad no sólo de disponer la vida, sino de hacerla proliferar, fabricar lo vivo y lo monstruoso, y, en el límite, virus incontrolables y universalmente destructores”.1 En este marco es que surge el panoptismo como dispositivo de control, el cual genera, en principio, la necesidad de estudiar al ser humano de manera técnica, por parte de un cuerpo especializado en cuestiones científicas, pero más adelante continúa a través del surgimiento, entre otras, de las ciencias humanas (que buscan hacer al hombre cognoscible) las que permiten instalar, en gran medida, una
Como ya habíamos anotado, al hablarnos de la regulación que ejerce el Estado por medio de la biopolítica, Foucault nos lleva a entender que el control ya no es sobre el cuerpo sino sobre el hombre vivo, que a las técnicas disciplinarias se le han sumado las técnicas biopolíticas, es decir, que se ha establecido un biopoder (el poder que se ejerce sobre la vida) por medio de políticas de familia y políticas de salud, el cual apunta hacia una multiplicidad, hacia una masa global: la población. Si bien es cierto que Foucault ubica la génesis de estas técnicas en siglos anteriores, encuentra que el mayor éxito de ellas tiene lugar luego de la Segunda Guerra Mundial, con la instauración de los Estados Bienestar. Del control íntimo a control social En el texto Post-scriptum sobre las sociedades de control (1990), Gilles Deleuze advierte que Foucault alcanzó a vislumbrar la crisis de las sociedades disciplinarias, que éstas dejaban de ser tan poderosas o únicas y que nos aproximábamos a las Sociedades de control, las cuales ya no funcionaban mediante el encierro sino mediante el control continuo, la comunicación instantánea y la acción a distancia. En un régimen de control nada se termina nunca. Se está en órbita ondulante. El control es a corto plazo y rotativo pero continuo e ilimitado. Se hace inmanente al campo social
1 Foucault, Michel. Defender la sociedad, Fondo de Cultura Económica, México, 2014, p. 56
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Foucault afirma, además, que desde ese momento el interés por lo biológico toma un carácter político, de allí que se intensifique la generación de saberes que permitan entender y gestionar la vida, es decir, surge una relación saber-poder que posibilita a los individuos ser conscientes de su papel como especie viviente dentro de sus condiciones de existencia. En adelante, la construcción teórica del filósofo se orienta hacia la demarcación de algunos de esos saberes-poderes, de esas técnicas de poder que pueden estar enfocadas hacia lo anatomo-político o hacia lo biopolítico, a lo disciplinario o a lo normativo: en primer lugar el saber jurídico que define ciertos tipos de contratos y luego el saber médico que instala la regularización de la vida.
Las acciones se enfocan sobre los acontecimientos, sobre las acciones posibles, e incluyen el análisis del medio en el que se desarrollan. No es que Foucault haya desconocido la variación que iban teniendo las sociedades disciplinarias, pues en estos seminarios queda claro que alcanzó a entrever unas nuevas formas de control que van más allá del encierro, sólo que él las llama de otro modo: “seguridad”, y las enfoca sobre la población, no sobre los públicos, el nuevo objetivo sobre el que también se enfocará el control, tal como más adelante nos lo mostrará Mauricio Lazzarato.
aunque aparezca difuso, y ahí, precisamente, radica su potencial.2 Ya no se necesita el encierro sino la vigilancia, la ubicación en todos los momentos. De la vigilancia “encerrada” hemos pasado a la “genérica” que es más amplia (de Bentham a Orwell). Ahora se es vigilado por un gran panóptico en la casa, en la calle, en el bar, en el centro comercial, en la universidad… Según Deleuze, nos están encerrando el afuera, el espacio abierto, la posibilidad transformadora, el devenir revolucionario, la variación. Ahora se modulan las subjetividades que han salido del encierro al espacio abierto y ya no se las neutraliza sino que se las controla. Por otra parte, también se generan ampulosos discursos que conducen al control (el terrorismo, la seguridad, la democracia, los derechos humanos, los gustos del público, las políticas de calidad), de donde surge la necesidad de hacer monitoreos, auditorías, estadísticas, “guerras preventivas”. Es por eso que Deleuze también se refiere al influjo que ejercen las teorías comunicativas, los “universales de comunicación”, las supuestas “revoluciones comunicacionales” que no son más que dispositivos de control para “sujetar a los sujetos”. El discurso de la “seguridad”, tras imponer
el discurso del terror, se afianza con la política de la comunicación, tan promocionada y protegida por el neoliberalismo. En una línea similar, Foucault nos dice que una sociedad no se define por sus modos de producción, sino por los enunciados que la expresan y por las visibilidades que la efectúan (lo enunciable y lo visible, pero no entendidos como dualidad sino como un afuera abierto, como una virtualidad). Por otra parte, Maurizio Lazzarato también sostiene que el nuevo control se ejerce por medio de la información, de “consignas variables” que llevan a constituir hábitos que impregnan la “memoria espiritual”. Las potencias y el poder de las máquinas de expresión son la principal característica de las sociedades de control. Tanto las tecnologías digitales como los medios de circulación masiva buscan conducir a una “normalización” de la información. Dicha normalización no solo se da en el sentido de decir qué hacer, sino usando la máscara aparentemente liberadora del confort, pues los celulares, el internet y los videojuegos al facilitarnos momentos para el goce, también están contribuyendo al control de forma disimulada.3 El nuevo gobierno de las almas se desarrolla a través de las máquinas de expresión que crean mundos de consumo.
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2 Los “Data centers” son edificios protegidos con altísima seguridad, llenos de equipamientos electrónicos y conectados a muy alta velocidad a otros nodos con similares características, donde se guardan todos los datos disponibles en internet. Contrario a lo que comúnmente se cree, dichos datos no se almacenan en los computadores personales, sino que están bajo el control permanente de quienes los confiscan. 3 La tecnología DPI (Inspección Profunda de Paquetes) es una industria secreta para el control electrónico masivo. Esta permite que cuando se envía un correo electrónico, antes de llegar al destinatario, vaya pasando por numerosas máquinas que sólo se preocupan por verificar la dirección hacia dónde va dirigida, las cuales, supuestamente, no revisan el contenido. Pero ¿podríamos estar seguros de que al pasar por estas máquinas, no habrá alguna que sí se interese por conocer qué dice el mensaje, y quizás, cambiarlo, modificarlo o dirigirlo a otro destinatario? La realidad, en cambio, nos muestra que se ha convertido en una eficaz arma para el espionaje tanto de personalidades como de particulares en el mundo entero, desde hace más de treinta años.
Por eso, la nueva lucha está orientada hacia el manejo de los campos de la información, las bases de datos, las estadísticas, las proyecciones y las transmisiones. Es claro que con esta nueva dinámica también cambian las relaciones de producción; es el caso del teletrabajo tan posicionado en los últimos tiempos, que basa su poderío en la posibilidad de trabajar fundamentalmente con información. Según Lazzarato, hay una modulación de los flujos de deseos, de las creencias y de las fuerzas que los hacen circular. Nos modelan los cerebros hasta constituir hábitos que se adentran en la memoria espiritual. El hombre-espíritu es el primer sujeto hacia el cual se dirige el control para colonizarle la memoria. Se “modula la memoria y sus potencias virtuales” para instituir una opinión pública, una percepción universal, una inteligencia colectiva. Se actúa sobre las “fuerzas psicológicas”, sobre el mundo sensible. Estos planes, evidentemente responden a una práctica política: es el capitalismo buscando acomodarse para ser más efectivo e imperceptible. Para Lazzarato, “el capitalismo no es un modo de producción, sino una producción de modos”, de mundos aptos para su mejor ejercicio. La variación en el consumo está dada por el interés del consumidor de pertenecer a un mundo, de adherirse a él, de sentirse participativo. Los mundos que crea el capitalismo, por supuesto, son cuadriculados, mayoritarios, totalitarios y excluyentes de las singularidades. Son las mismas exclusiones propias de las sociedades de control que encontraba Foucault (a
nivel económico, social, discursivo y lúdico); y quienes sufren las cuatro exclusiones son considerados como “locos” que deben ser marcados, perseguidos y excluidos en razón de su diferencia. La gran contradicción (de la cual sabe alimentarse el capitalismo) es que una sociedad tan “segura”, protegida y benefactora, también genera inestabilidades, inseguridades en los empleados (ahora temporales, sin prestaciones, sin pensión). De manera perversa, el nuevo ejercicio del gobierno de las conductas se hace a través de las “desigualdades”. Finalmente, nos interesa rescatar de Lazzarato su pensamiento acerca de la “multiplicidad” para entender cómo las multiplicidades también han sido capturadas por las máquinas de expresión con su nueva institución que es la “opinión pública”. El pensamiento de la “multiplicidad”, que remite a lo abierto, a lo amplio, a lo no circunscrito a dualidades (lucha de clases, disciplina/seguridadcontrol) también se ha visto encerrado, coaccionado, confinado, pues por todos los medios se generan modulaciones para crear mundos que apunten a la constitución de un sujeto promedio (homogéneo), desconociendo las singularidades y con ellas, la potencia revolucionaria de la creación. Lo cierto es que el control continúa con el encierro (dispositivos disciplinarios), con la gestión de la vida (dispositivos biopolíticos) y con la modulación del cerebro, de la memoria y su potencia virtual (dispositivos de control). Omar Ardila Murcia, 2020
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CUATROTABLAS La Revista Cultural “La historia, como veis, es monótona”, y más en el Garzón de entonces, con su tedioso ambiente que lo envolvía un aire aromatizado de incienso. De ahí que el camino escogido por Amadeo González Triviño, fue crear como un iluminado la revista CUATROTABLAS caminando por los pasillos del colegio Nacional Simón Bolívar.
La excepción ha sido la revista CUATROTABLAS que ha durado más que lo que duran los obispos de turno en Garzón. No podemos olvidar el brillante y dedicado equipo que acompaña a Amadeo en esta tesorera labor y al mismo Amadeo convirtiéndose en un “hombre de su tiempo” como bellamente lo anuncia el poeta Eduardo Carranza.
Hoy la revista es la prueba de su periplo vital, su testimonio.
A la vera del camino han quedado tendidos muchos Garzoneños que no supieron derrotar la monotonía, el tedio, el conformismo creyendo que el prometido cielo ha estado en el campanario de sus iglesias.
Amadeo derrotó la monotonía. La joya de su quehacer literario es la revista, a su lado corren los libros editados a usanza de los mecenas, los encuentros de escritores y poetas.
Marco Vinicio Silva Notas
Cuarenta y cinco años después CUATROTABLAS es el oasis de la cultura Garzoneña que extiende sus páginas más allá del cerro de PACANDE inmortalizado por el compositor Jorge Villamil. En las anteriores líneas soy objetivo, claro con la venia y el permiso que le pido a uno de mis dioses tutelares: NAVOKOV, que me señala que: “todo lo que vale la pena es, el cierto modo subjetivo”. Que admirables son sus más de 600 páginas impresas de una literatura creadora y generosa. La otra arista de Garzón han sido las numerosas ediciones de periódicos en su mayoría de corta duración. Son más de 40 los originados en la cuna de la toga y la sotana. En su mayoría de carácter religioso, primando más los contenidos del mismo periódico que el evangelio.
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Del índice cronológico de publicaciones periódicas Huilenses, sacamos algunos ejemplos de periódicos que hicieron historia en su momento, encontramos que en 1903 pasada la guerra de los 1000 días monseñor Esteban Rojas obispo de Garzón fundo “El Eco del Vaticano”, en 1907 aparece con el sugestivo nombre oloroso a pólvora el periódico del p a d r e A r a n g o l l a m a d o : Tr i q u i t r a q u e s y Traquetriques, luego aparece aireando el ambiente Garzoneño como una paradoja “El Debate”, periódico de origen liberal, perfumado a mazonería, fundado por Tulio Rubiano y Benigno Velasco. Garzón fue fértil en parir periódicos, en la creación de revistas fue árido, esquivo.
1. Indro Montanelli: Historia de los Griegos pagina 286, editado Plaza y Janes. 2. Libro de Camilo Francisco Salas Ortiz: Historia del periodismo Huilense. La Prensa escrita. Ensayo. 3. Eduardo Carranza: “Tú eres un hombre de tu tiempo, y haz entendido que pertenece a tu tiempo”.
Sobre Una Conversación Fugaz Por Fercales. lengua estuvieran contra sí mismos. Pero la mayoría parece haber hablado sin conocer el texto completo de mi discurso, sino sólo fragmentos más o menos desfigurados en despachos de agencias». ¿Fragmentos? Sí. ¿Desfigurados? También. Es el trajín veloz de las palabras con tufo periodístico. Probablemente, el frenesí que causó entre las tendencias anarquistas que anhelarían desbaratar un sistema lingüístico con estructura hizo que las incitaciones del hijo del telegrafista fueran más allá de su semántica.
Recientemente, hablando en frases relampagueantes con una persona inteligente, me recordó el discurso de Gabo, en Zacatecas, en el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española, que la prensa llamó “Jubilemos la ortografía” y que despertó una discusión bien buena sobre el verdadero sentido de la proclama del inventor de Macondo. El titulo real fue, “Botella al mar para el dios de las palabras”. Esculcando la expulsión de sentencias que hizo García Márquez desde lo más profundo de su pensamiento fabricador de palabras, he encontrado lo que para muchos gramáticos y escritores no fue más que un mensaje provocador e incitador y, en muchas ocasiones, interpretado mal. Y lo logró. Varias de las críticas fueron acogidas después por los mandamases del idioma. En entrevista con Joaquín Estefanía, el padre putativo de los Buendía, el dueño legítimo de la soledad, el mismísimo Nobel, no “muchos años después”, sino tan solo un año más tarde, descifró lo que aquella ocasión había escrito y dicho: “Sería absurdo que los que guardan la virginidad de la
En lo atinente a la ortografía, GABO expresó: «Además, mi ortografía me la corrigen los correctores de pruebas. Si fuera un hombre de mala fe diría que ésta es una demostración más de que la gramática no sirve para nada. Sin embargo, la justicia es otra: si cometo pocos errores gramaticales es porque he aprendido a escribir leyendo al derecho y al revés a los autores que inventaron la literatura española y a los que siguen inventándola porque aprendieron con aquellos. No hay otra manera de aprender a escribir». Como Gabriel García Márquez y Joaquín Estefanía tuvieron tiempo suficiente para conversar, lo que no ocurrió en la fugaz charla del aplicativo, se pudo dilucidar, “muchos días después”, el sentido estricto de la invitación del escritor en el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española, llevado a cabo en Zacatecas y pretexto a la medida de quien, además, es el inventor de la palabra “condoliente”, para nombrar a quienes presentan las condolencias. Acabo de darme cuenta que me convertí en “condoliente”, pues con esta nota presentó mis condolencias por una muerte que no se ha dado: la del buen lenguaje.
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Comienzo por explicar qué es para mí una conversación fugaz. Es la que pasa por los medios de mensajería de hoy. Todos los conocemos. Son las conversaciones que se reducen al “sí” o al “no”. Al “hola” y al “todo bien”. Al “listo” y al “ok”. No hay posibilidad de argumentar porque en la fila hay 10 mensajes más. Iguales.
El creador del realismo mágico, añadió: «Dije que la gramática debería simplificarse, y este verbo, según el Diccionario de la Academia, significa 'hacer más sencilla, más fácil o menos complicada una cosa'. Pasando por alto el hecho de que esa definición dice tres veces lo mismo, es muy distinto lo que dije que lo que dicen que dije».
Fernando Calderón España es un locutor colombiano con la experiencia que puede tener todo hombre cuando llega a los 63 años. Se hizo comunicador en la Academia, después de pasar mucha radio por el aire y para evitar la pena por no tener un título. Después le dio por especializarse en Opinión Pública y Mercadeo Político en una universidad cuyos dueños saben, por siglos, más de política que de educación y religión. Fue profe en una universidad cuyo nombre recuerda a los guerrilleros con charretera de 1810. No le fue mal. Los alumnos dijeron que era bueno. Ha sido director de radio por obligación y creativo por necesidad. Hizo periodismo radial y ha opinado en medios escritos y lo sigue haciendo. Aunque opinar no es periodismo, en Colombia quien tiene una columna tiene el título de periodista, tal vez por aquello de la periodicidad. A Fernando Calderón España, le gusta más que lo llamen como “un transeúnte más que tiene muchos ojos para ver las cuatro esquinas”.
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Titulo: “DESNUDO” Tecnica:lápiz/papel Medidas:0.30x0.40 cms.
C ffee Star DELEITATE CON UN BUEN CAFÉ
Cel:3222104963 coffestar03@gmail.com
A manera de Editorial
¡NO MAS, POR FAVOR! Amadeo Gonzalez Triviño
Hoy en día, ese mismo clamor no lo hace un ciudadano, porque aquél, terminó muerto, o fue asesinado, o perdió su vida dentro de las instalaciones de un CAI de la policía a donde fue conducido, a pesar de que esos centros y esas autoridades están instituidos para proteger la vida, honra y los bienes de los ciudadanos. Aquí esos conceptos se han difuminado, no se sabe que definición, que lugar o que espacio ocupan en nuestra sociedad, pero ese clamor es el grito de la mayoría de la población que quiere democracia, reconciliación y vivir en paz. Esa paz que nunca hemos disfrutado, que no conocemos y que las grandes mayorías así lo desean, frente a ese otro grupo de seguidores de un orden de violencia, de personas que quieren hacer trizas este país y los acuerdos sobre la búsqueda de la paz, para proteger soterradamente la violencia que hemos vivido, y el narcotráfico y la inseguridad y las masacres y los homicidios colectivos y los homicidios selectivos y que son, quienes refrendan un poder político que no existe, que a pesar de tenerlo, no se ejerce y que propician una división social cada día más honda, más violenta y más segregacionista.
Hemos perdido el rumbo total, cuando se ha procurado hacer evidente ese mandato que la teoría política alcanzó a diseñar como una filosofía de vida y de poder y de maquinación, cuando adoptó la famosa frase universal que, en Colombia, es una verdad de a puño y se repite por doquier: “divide y reinarás” ¡No más, por favor! No más gobiernos mediocres sin representatividad, a pesar de que alcancen un mandato en las urnas. ¡No más por favor!, con un Congreso corrupto alejado de los problemas sociales que se ocupa vorazmente en la organización del presupuesto nacional y la forma de distribución de las dádivas del mandatario de turno, para desconocer el papel que le corresponde en la organización y dirección de las políticas de Estado. ¡No más, por favor! A esas instituciones como la Justicia y los operadores judiciales que han sido incapaces y perversos en la adopción y la protección real y efectiva de los derechos ciudadanos y que hacen parte de esa franja segregacionista, que se mueve al vaivén de los intereses partidistas y de los políticos de turno y solo se busca esperar pacientes una pensión para vegetar hasta la muerte, mientras el país grita por doquier su clamor de justicia, de lucha contra la corrupción, contra la impunidad y su voz, no encuentra eco en estas instituciones. Es necesario volver los ojos a los principios universales de HUMANIDAD, es necesario repensar cuál es nuestro papel en sociedad y hasta dónde, la libertad ha sido mancillada con supuestas prerrogativas y hoy se está volviendo en contra de nosotros mismos en una forma de esclavitud que no hemos comprendido.
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Estas palabras con las que iniciamos las presentes reflexiones, eran los gritos ahogados de un ciudadano que pedía clemencia frente a unos patrulleros de la policía nacional, que en un acto de soberanía, en ejercicio de sus funciones, por delegación expresa de mandatos constitucionales, con la protección de sus inmediatos superiores, siguiendo sus instrucciones y las enseñanzas recibidas, pretendían ejecutar un acto del servicio e imponer un comparendo por incumplimiento de normas ciudadanas, según el Código Nacional de Policía vigente y de paso, demostrar que la autoridad está por encima de todo y contra todos.
Poesía Argentina El muchacho de mi barrio Cerca del mediodía El patrón mando al muchacho A barrer las hojas de la vereda. Se codeó con el empleado Y rieron en voz baja. El muchacho se puso a barrer Esas hojas que no lograba despegar del piso. Pasó un flaco y le dijo: “¿vas a barrer todo el día, loco? Y lanzó una carcajada. El muchacho lo miró Y siguió barriendo. Siguió barriendo todo el día La sombra de las hojas sobre los mosaicos. Al llegar la noche se sintió realmente bien Había logrado quitar todas las hojas de esa vereda. ALDO LUIS NOVELLI – del libro inédito “Soloiloco del Solo”
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Agradecimiento desde el hospital psiquiátrico Agradezco a la oscuridad Que me deja ver claramente el mundo. Agradezco a los amigos Que nunca vinieron. Agradezco a las mujeres Que me abandonaron para que enloqueciera solo. Agradezco a la luna Que habla conmigo Cuando nadie me habla. Agradezco al sol Que nunca está Salvo cuando salimos al patio A arrastras los pies y babearnos. Agradezco al acolchado de las paredes Que me cuida la cabeza. Agradezco al enfermero Que me da la pastilla azul y la verde y la roja Y esa maldita pastilla gris como una bala Y me la meto en el culo. Agradezco al otro enfermero Que me trae papel y lápiz Para que escriba mis poemas de locura Y resista a la muerte. Agradezco a los dos monos Que me aplican electroshock Cuando me altero un poco Para quemar lentamente mis neuronas Pero ellas todavía resisten Así que vayan sabiéndolo Gorilas hijos de puta: Todavía escribo mi sucia poesía. ALDO LUIS NOVELLI