Seminario de literatura hispanoamericana: “Textualidades patagónicas”
“Achibaldo, el gran exhibicionista: un espectáculo poético en la ciudad”
Aixa Valentina Natalini Universidad Nacional del Comahue
El presente trabajo intenta abordar algunos de los poemas del libro Achibaldo, el gran exhibicionista, de Aldo Luis Novelli, desde la productividad que ofrecen los conceptos trabajados y discutidos desde diferentes abordajes teóricos en el presente seminario. En este sentido, el análisis se focaliza en el estudio de estas textualidades patagónicas a partir de tres ejes: la construcción del personaje, el espacio y la forma escrituraria. Aldo Luis Novelli es poeta, cuentista y ensayista, nacido en un marzo caliente y criado hasta los 13 años en Callacó, un campamento petrolero de la ciudad de Neuquén.1 Transitó por diversos lugares y diversas carreras universitarias, entre ellas la de Letras, para finalmente radicarse definitivamente en Neuquén y
1
Este conjunto de edificios fue construido en el año 1945, según rememoran los pocos pobladores que custodian las instalaciones de la estación del ferrocarril de Challacó que está ubicada hacia el norte de la Ruta 22, y concebido originalmente para servir de albergue a trabajadores. Era una época en que la explotación petrolera tenía allí uno de los puntos de mayor extracción. Fue abandonado, hasta que en el año 1965 se sancionó la ley 414 que creó la Universidad Provincial del Neuquén que comenzó a funcionar en este “campus” en medio del desierto cuyos edificios fueron cedidos en calidad de préstamo por la entonces estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Armando París fue el primer decano de la Facultad de Ingeniería quien también tenía a su cargo los talleres de YPF y dirigía la Escuela Nacional de Educación Técnica de Plaza Huincul. Fueron 90 alumnos que vivían allí de lunes a viernes. Cada pabellón albergaba a 36 estudiantes, a razón de dos por cada una de las 18 habitaciones. http://opsur.wordpress.com/2010/01/10/fantasmas-en-el-desierto/ Consultado: 20/11/12
dedicarse a la informática y a la poesía. Formó parte del reconocido grupo “Poesía en trámite”, el cual delineó, según Ricardo Costa, “un nuevo marco de referencia para la literatura neuquina” por su rol multiplicador, formativo y de extensión que tuvieron sus actividades (2005: 80). Mi encuentro con Achibaldo, el gran exhibicionista, de Novelli, surge en el contexto de mi tema de investigación
en
el
proyecto
“Escrituras
de
(la)
emergencia”, dirigido por la Dra. Laura Pollastri, centrado en las formas alternativas de circulación de textos en la Patagonia, específicamente mi estudio sobre editoriales cartoneras como “Cartonerita Solar”, surgida en el 2009 en Neuquén y editada por Bruno Revello con el propósito de difundir, principalmente, a escritores de la Patagonia que no tienen espacio en otros ámbitos editoriales. Dicho emprendimiento es un proyecto independiente y artesanal, que se alinea con otros emprendimientos latinoamericanos similares, como la fundadora Eloísa Cartonera, de Washignton Cucurto,
en
Buenos
Aires,
cuya
propuesta
es
transformar el cartón desechado en libros elaborados
con este material a precio-costo. Estos coloridos y ásperos libros hechos de cartón y pintados a mano constituyen, en palabras de Tamara
Kamenszain
(2007: 123), “nuevos tipos de objetos” que vienen a desordenar
la
biblioteca
montando
un
nuevo
espectáculo. Achibaldo, el gran exhibicionista es publicado en el 2009 por “Cartonerita Solar”, en la sección “Bardas de cartón”, espacio dedicado específicamente a escritores patagónicos. El libro está conformado por tres partes: “Archibaldo tiene frío”, “Archibaldo se toma un taxi” y “Archibaldo estuvo en la gran manzana”; a través de las cuales se narran las creencias y los hábitos de este particular personaje; su relación con la poesía y los poetas, sus anécdotas y sus excéntricos diálogos.
La construcción del personaje Archibaldo
se
presenta
como
un
antihéroe
degenerado que por las noches exhibe sus partes en las calles neuquinas “provocando a sus mujeres y humedeciendo a las señoras cuando preparan la cena para sus maridos” (Novelli 2009: 2). Así se presenta en el texto inaugural: uno Archibaldo tiene doble vida esposo, trabajador, casado dos hijos durante el día, y exhibicionista degenerado amante serial por las noches Archibaldo es un romántico (5)
Novelli construye una suerte de flâneur (Benjamin 2005) nocturno que pasea por las calles de la ciudad, ocioso y sin rumbo fijo; de repente, en alguna esquina, se convierte en una suerte de clown o saltimbanqui que se
exhibe
como
espectáculo.
De
esta
manera,
Archibaldo cumple con la “dialéctica del callejeo” postulada por Walter Benjamin para el sujeto en la modernidad, en tanto hombre mirado por todos/as y, a la vez, hombre escondido, que pasa desapercibido en la multitud (Benjamin 2005: 425). Este particular flâneur no sólo es un caminante, sino que también transita en taxi, siempre el mismo, donde encuentra a su único amigo, Patricio, quien pronto muere acribillado por un maleante perverso. El automóvil se convierte en espacio generador de lazos mediados por el dinero y, a la vez, generador de efímeras historias citadinas contadas por el taxista que convierten a Archibaldo en espectador. Silvia Molloy en “La política de la pose” sostiene que “la exhibición, como forma cultural, es el género preferido del siglo XIX. Todo apela a la vista y todo se
especulariza”(1994: 130) y distingue exhibición de exhibicionismo, clasificando este último como un patología en tanto “obsesión morbosa que lleva a ciertos sujetos a exhibir sus órganos genitales”; esta categoría que data de 1866 “marca el paso del acto al individuo” (130). Archibaldo, héroe posmoderno del siglo XXI, monta su espectáculo clownesco en las esquinas y hace de “la exageración […] una estrategia de provocación para no pasar desantendido, para obligar a la mirada del otro, para forzar una lectura” (Molloy 1994: 130). Para esto, construye su mascarada, su disfraz: “El guardarropa de Archibaldo es costoso […] cinco sobretodos impecables,/ pero ahorra en calzoncillos y pantalones como nadie” (13). Muchas veces, el resultado de la puesta en escena suele ser un espectáculo desilusionado: Archibaldo salió una noche/ y recorrió la calle/buscando su presa […] hasta que la vio:/
una
hermosa
morocha/de
grandes
caderas/caminando aburrida por la vereda del bar./ Cuando apareció/ se abrió el sobretodo frente a ella/ gritándole obscenidades./Ella, lo miró a los ojos/luego
debajo de la cintura/inclinó apenas la cabeza/y le dijo:/- normalmente cobro 50 nene/pero a vos te hago un descuento-.”(11). Jean Starobinski sostiene en “Portarretrato del artista saltimbanqui” que: “la elección de la imagen del clown no es sólo la opción por un determinado motivo pictórico o poético, sino un modo indirecto y paródico de plantear la cuestión del arte […] El bufón, el saltimbanqui y el clown, han sido las imágenes hiperbólicas y voluntariamente deformantes que los artistas se complacieron en dar de sí mismos y de la condición del arte. Se trata allí de un autorretrato travestido” (1970). Archibaldo, alter ego de Novelli, pervive entre el “vuelo y caída, triunfo y degradación […]; gloria e inmolación: el destino de las figuras clownescas oscila entre estos extremos”, sostiene Starobinski. Archibaldo se postula como Cristo, Freud, Marx, un robot, un animatronix, un extraterrestre (6). Archibaldo es un poeta: “dijo una noche/ en una conferencia/ en un callejón/ -yo soy surrealista-/ y todos quedaron pasmados/ inmóviles por el asombro/ con los ojos
desorbitados/ las manos sucias/ el cuerpo mugriento/ los
estĂłmagos
chirriantes/
surrealista, realista del sur� (8-9).
entonces,
aclarĂł/
La ciudad y los márgenes Silvia Casini plantea que los autores regionales “describen el espacio desde sus experiencias diarias, sobre la base de parámetros locales y nacionales” (2007: 11); Silvia Mellado propone al respecto que “el referente toponímico se vuelve paisaje interior, es decir, se privilegia el interior del sujeto, la construcción de su subjetividad en vez del referente externo” (2010: 432). Pollastri, a su vez, postula la idea de la construcción
de
una
geografía
humana,
una
meridionalidad militante en la que ser del sur se instala en la palabra sin necesidad del referente. En suma, las textualidades
patagónicas
contemporáneas
logran
despegarse del mito fundador del espacio patagónico como desértico, inhabitable, monstruoso impulsado por las obras de los viajeros que conforman lo que Casini define como “texto fundador” (12). Tal es el caso de Novelli. Las andanzas de Archibaldo transcurren en la ciudad, en la gran urbe, y ésta puede ser Neuquén, Buenos Aires o Nueva York. Archibaldo brinda conferencias tanto en callejones de
la pobreza como en la Gran Feria de Vanidades. La tercera parte del libro se titula justamente: “Archibaldo estuvo en la gran manzana”, en clara alusión a la imagen neoyorkina (y en mi interior, Gral. Roca!). Allí acude a un festival de poetas del centro: “algunos escuchan y piensan/ ‘de dónde salió este tipo/ es la última
vez
que
lo
invitamos’/
“SEGURIDAD!
SEGURIDAD!/ un poeta del interior/ está ofendiendo a la poesía” (34). Novelli trabaja con fina ironía las frivolidades del ámbito literario y la imagen de poder entre centro y periferia: “Archi escapa por una puerta lateral/lo persigue una turba embravecida/con sus encumbradas metáforas/sus versos elegantes/y su venganza de premios y cientos de distinciones/y se pierde entre el salón ocre antiguo y el amarillo patito” (34). Archibaldo no encuadra entre los poetas del centro. La “enunciación peatonal”, en términos de Michel de Certau, del hablante poético se pone de manifiesto a
través
del
uso
de
cierto
recursos
como
la
enumeración, la anáfora, el paralelismo, incluso ciertas construcciones silogísticas, cuyo efecto liga a los
poemas con el ritmo acelerado y la vertiginosidad de la ciudad: “en la gran manzana las mujeres corren a las zapaterías/ los hombres corren a las mujeres/ los chicos corren a las plazas/ las plazas corren a los borrachos […] los chorros corren/ a los mercaditos chinos/ los chinos corren tras la guita/ la guita se escapa por ezeiza/ los canas corren a los chorros/los chorros
se
escapan
en
taxi/los
taxis
son
unos
chorros”(29). Dentro de este caótico mundo citadino, ingresan también las tribus urbanas heterogéneas que deambulan y la imagen circense vuelve a configurarse en este espectáculo callejero en el que Archibaldo sigue siendo la figura central, ya que aún “no inventaron los archíes/ ¡porque yo soy/ único pendejos!”(33). Sus andanzas también incurren en los márgenes de la ciudad, Archibaldo se escapa de “la poesía culta y bien pensante” y se une con “los poetas [que] gritan/ su poesía a los perros callejeros/ poesía alcóholica […] poesía parida […] poesía reventada” (32). Poesía marginal que habilita lenguajes otros como el “portuñol de un poeta brasuca” (32).
En suma, retomando a de Certau, esta “retórica de andar” cobra cuerpo en la voz de Archibaldo como un “relato
delincuente”
que
instaura
esta
movilidad
contestataria, irrespetuosa, que trabaja a contrapelo del mapa en tanto texto del orden y del nombre propio. Los “relatos de espacio”, en contraposición al mapa, plantea
de
Certau,
exponen
contribuyen a “triturarlo”; “los
operaciones
que
relatos cotidianos
cuentan lo que se puede hacer y fabricar. Son fabricaciones de espacio” (134). A su vez, estos relatos también instauran fronteras, realizan “operaciones de deslinde”, pero fronteras que se multiplican, no separan, sino que ponen en evidencia puntos de contacto, relaciones interpersonales: “la frontera se convierte en símbolo de intercambios narrativos y de encuentro” (de Certau 2000: 139). El “aquí” y el “allá” en los relatos de Archibaldo cambian de referente en tanto por la mañana el relato se construye a partir del prototipo del hombre burgués, que lee el periódico y exclama: “esta ciudad está demasiado podrida/ se ha llenado de asesinos y degenerados” (25) y, por la noche, ese “allá” extraño,
se vuelve el “aquí” familiar de su enunciación en tanto Archibaldo es un degenerado y se vuelve hacedor de esa ciudad monstruosa.
Texturas
próximas:
entre
la
poesía
y
el
microrrelato Enteramente escrito en verso, y planteados por el mismo autor como poesía –los subtítulos de cada sección del libro así lo reafirman “Poema de amor en veinte artefactos”, “Poema de terror en 10 artefactos” y “Poema cumbianchero en 10 artefactos”, su textura se aproxima claramente a la narración. Si bien el texto inaugural no se construye con verbos en pretérito típicos de la narración, funciona como la situación inicial de la historia que se va a contar. Ya en el texto “dos” comienzan las andanzas del personaje y se pone en evidencia el avance de la acción: “Archibaldo se sube a un avión” (5), “Archibaldo un día se trepó a la luna
[…]
regresó”
(5),
y
así
sucesivamente
se
constituye la secuencia narrativa de las andanzas de Archibaldo. En suma, los textos de Novelli también podrían leerse y presentarse gráficamente como un texto narrativo, un microrrelato por su brevedad, en tanto, siguiendo a David Lagmanovich, se unen ese cercano
proceso creativo de adelgazamiento, de pausas y vocablos precisos (Lagmanovich: 2008: 160). Este “efecto de lectura” (Pollastri 2005: 226) permite una lectura
“pervertida”
como
una
estrategia
de
recolocación de un género. El fino límite entre poesía y microrrelato se dirime, siguiendo a Lagmanovich, en “un problema de lectura: leído el texto de cierta manera, escandido de cierta manera, cobra una sonoridad que lo aproxima [al microrrelato] claramente al poema” (2008:152). Por otro lado, los textos de Novelli permiten tanto una lectura autónoma como una lectura integrada, una suerte ciclo integrado2 en el que el hilo de los textos es el personaje y sus andanzas por la ciudad. A modo de cierre La concepción de literatura de Aldo Luis Novelli emerge a cada paso de la boca de su alter ego, Archibaldo, poeta “realista del sur” (9), flâneur y clown Sigo los lineamientos para este tipo de lectura, la propuesta de Gabriela Mora: “Notas teóricas en torno a las colecciones de cuentos cíclicos o integrados” en Azar, Inés (ed). El puente de las palabras. Homenaje a David Lagmanovich, Washington: Interamer, 1994, p. 317-326. 3. Cf. http://www.elortiba.org/aldonov.html. Consultada: 20/11/12. 2
que lleva su palabra-cuerpo por las calles marginales de la ciudad de las manzanas prohibidas, o “podridas”. El mismo autor dice cultivar la estética del “realismo urbano” y se define como un “poeta social”. Sus relatos-poemas emplean poéticamente la lengua a través de un lenguaje llano, directo, en palabras del autor “seco y urbano, despojado de imágenes abstractas, con escasa adjetivación […] intentando crear en los textos cierto clima; una atmósfera realista y cotidiana” (39), que no se reduce al mero referente geográfico. Para el escritor neuquino, "la Patagonia se cuenta escribiendo, cada vez que un poeta se enfrenta al desafío y abismo que le presenta la hoja en blanco, y no en esa búsqueda obsesiva en que se han empeñado algunos, en hallar por cualquier medio la identidad patagónica".3 El montaje del espectáculo circense de Archibaldo constituye un relato seductor “para el espectador hastiado de la monotonía de las tareas de la vida seria” (Starobinski
1970).
Atravesado
por
un
humor
descabellado, por el juego lúdico con el lenguaje, por
la ironía, Novelli se traviste en Archibaldo y en la escena artística monta su representación: La función del clown […] presupone la existencia de una sociedad orgánicamente estructurada a la cual es posible aportarle la contradicción, bajo una forma y un disfraz institucionales. Cuando el orden social se disuelve, la presencia del clown se atenúa sobre el escenario o sobre la tela; pero el clown desciende entonces a la calle: es cada uno de nosotros.
BIBLIOGRAFÍA Fuente primaria: Novelli, Aldo L. Archibaldo, el gran exhibicionista, Neuquén: Cartonerita Solar, Col. Bardas de Cartón, 2009. Bibliografía consultada: Benjamin, Walter. “El flâneur” en El libro de los pasajes, Madrid: Akal, 2005, p. 421-457. Casini, Silvia. “Introducción” en Ficciones de Patagonia, Rawson, Secretaría de Cultura de Chubut, 2007. Costa, Ricardo. Un referente fundacional. Las letras neuquinas
(período
1981-2005)
y
su
(in)transferencia al campo educativo, Bs. As.: El Suri Porfiado Ediciones, 2007. De Certau, Michel. “Cap. VII y IX” en La invención de lo cotidiano. I. Artes de hacer, México: Universidad Iberoamericana, 2000, p. 103-142. Kamenszain, Tamara. “III. Testimoniar sin metáfora” en La boca del testimonio. Lo que dice la poesía, Buenos Aires: Norma-Vitral, 2007, p.117-162.
Lagmanovich, David. Microrrelatos, Buenos Aires: Cuadernos de Norte y Sur, 1997. ---. “Microrrelatos y poemas” en La pluma y el bisturí. Actas del 1º Encuentro Nacional de Minificción, Buenos Aires: Catálogos, 2008, p. 151-165. Mellado, Silvia. “Microfagia en la inmensidad” en La huella de la clepsidra: El microrrelato en el siglo XXI. Buenos Aires: Ediciones Katatay, 2010, p. 429-438. Molloy, Silvia. “La política de la pose” en Ludmer, Josefina. Las culturas de fin de siglo en América Latina, Rosario: Beatriz Viterbo Editora, 1994, p. 129-138. Mora,
Gabriela.
“Notas
teóricas
en
torno
a
las
colecciones de cuentos cíclicos o integrados” en Azar, Inés (ed). El puente de las palabras. Homenaje a David Lagmanovich, Washington: Interamer, 1994, p. 317-326. Pollastri, Laura (ed.). “Piezas de un rompecabezas: ficción
breve
y
fragmento
en
la
literatura
hispanoamericana” en Cáceres Milnes, Andrés y Morales Piña, Eddie (eds.). Asedios a una nueva
categoría textual: el microrrelato. Actas del III Congreso
Internacional
de
Minificción.
Chile.
Ediciones Facultad de Humanidades, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, 2005, p. 219-232. ---. “El desierto letrado: Patagonia, escritura y microrrelato” en La huella de la clepsidra: El microrrelato
en
el
siglo
XXI.
Buenos
Aires:
Ediciones Katatay, 2010, p. 439-459. ---. “Meridionalidad y escritura: sacar la lengua” en: Pollastri, Laura (editora): Los umbrales imposibles (de la Patagonia al Caribe anglófono, muestra de textos), General Roca-Neuquén: Katatay. Red de docencia e investigación en el área de la Literatura Latinoamericana - Centro Patagónico de Estudios Latinoamericanos, UNCo, 2012. En prensa. Cuatro ediciones
preliminares
artesanales
con
fines
didácticos. Starobinski, Jean. “Retrato del artista saltimbanqui” en Portrait
de
l'artiste
en
saltimbanque,
Paris,
Flammarion, 1970 (Traducción a cargo de la Prof. Margarita Puntel).