LA HISTORIA, LOS HOMBRE Y EL TIEMPO El historiados se ve necesariamente obligado a señalar el punto particular de aplicación de sus útiles; en consecuencia, a hacer en ella una elección, que, evidentemente, no sería la misma que, por ejemplo, la del biólogo: que será propiamente una elección de historiador. Este es un auténtico problema de acción. Nos seguirá lo largo de nuestro estudio. Es difícil, sin duda, imaginar que una ciencia, sea la que fuere, pueda hacer abstracción del tiempo. Sin embargo, para muchas ciencias que, por
convención,
dividen
el
tiempo
en
fragmentos
artificialmente
homogéneos, este apenas representa algo más que una medida. Por el contrario el tiempo de la historia, realidad concreta y viva, abandona a su impulso irrevertible, es el plasma mismo en que se bañan los fenómenos y algo así como el lugar de su inteligibilidad. Habrá sin embargo que hacer una reserva: la noción misma de este punto inicial aplicado a la mayoría de las realidades históricas sigue siendo singularmente huidiza. Cuestión de definición sin duda. En una palabra un fenómeno histórico nunca puede ser explicado en su totalidad fuera del estudio de su momento esto es cierto de todas las etapas de la evolución.