La práctica educativa evidencia

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LA PRAÁ CTICA EDUCATIVA COMO ENSENÑ AR Este libro trata de la práctica educativa: de las relaciones interactivas en la clase, del papel del profesorado y del alumnado, de la distribución del tiempo y de la organización de los contenidos… las decisiones sobre estas y otras cuestiones relacionadas con el cómo enseñar han de justificarse por la función social de la enseñanza y por la concepción sobre los procesos de aprendizaje. El autor ofrece pautas y orientaciones sobre como plantearse la acción educativa en el aula desde una perspectiva de análisis y reflexión sobre la propia practica que ayuden a mejorarla. Algunos teóricos de la educación a partir de la constatación de la complejidad de las variables que intervienen en los procesos educativos, tanto en número como en grado de interrelaciones que se establecen entre ellas, afirman la dificultad de controlar esta práctica de una forma consciente. En la clase suceden muchas cosas a la vez, rápidamente y de forma imprevista, y durante mucho tiempo, lo cual hace que se considere difícil, cuando no imposible, el intento de encontrar pautas o modelos para racionalizar la práctica educativa. En este sentido, Ellot (1993) distingue dos formas muy diferentes de desarrollar esta práctica: a) El profesor que emprende una investigación sobre un problema práctico, cambiando sobre esta base algún aspecto de su práctica docente. En este caso el desarrollo de la comprensión precede a la decisión de cambiar las estrategias docentes. b) El profesor que modifica algún aspecto de su práctica docente como respuesta a algún problema práctico, después de comprobar su eficacia para resolverlo. A través de la evaluación, la comprensión inicial del profesor sobre el problema se modifica y cambia. Por lo tanto, la decisión de adoptar una estrategia de cambio precede al desarrollo de la comprensión. La acción inicia la reflexión. La poca experiencia en su uso consciente, la capacidad o la incapacidad que se pueda tener para orientar e interpretar, no es un hecho inherente a la profesión docente, sino el resultado de un modelo profesional que en general ha obviado este tema, ya sea como resultado de la historia o de la debilidad científica.


Debemos reconocer que esto nos ha impedido dotamos de los medios necesarios para movemos en una cultura profesional basada en el pensamiento estratégico por encima del simple aplicador de fórmulas heredadas de la tradición o la última moda. Nuestro argumento, y el de este libro, consisten en una actuación profesional basada en el pensamiento práctico, pero con capacidad reflexiva. Sabemos muy poco, sin duda, acerca de los procesos de enseñanza/ aprendizaje, de las variables que intervienen en ellos y de cómo se interrelacionan. Los propios efectos educativos dependen de la interacción compleja de todos los factores que se interrelacionan en las situaciones de enseñanza: tipo de actividad metodológica, aspectos materiales de la situación, estilo del profesGf', relaciones sociales, contenidos culturales, etc. Evidentemente, nos movemos en un ámbito en el cual los modelos explicativos de clusa-efecto son inviables. Seguramente nuestro marco de análisis debe configurarse mediante modelos más próximos a la teoría del caos -en la cual la respuesta a unos mismos estímulos no siempre da los mismos resultados- que en modelos mecanicistas. Sin embargo, en cualquier caso, el conocimiento que tenemos hoy en día es suficiente, al menos, para determinar que hay actuaciones, formas de intervención, relaciones profesor-alumnos, materiales curriculares, instrumentos de evaluación, etc., que no son apropiados para lo que pretenden. Las variables que configuran la práctica educativa En primer lugar habrá que referirse a aquello que configura la práctica. Los, procesos educativos son lo suficientemente complejos para que no sea fácil reconocer todos los factores que los definen. La estructura de la práctica obedece a múltiples determinantes, tiene su justificación en parámetros institucionales, organizativos, tradiciones metodológicas, posibilidades reales de los profesores, de los medios y las condiciones físicas existentes, etc. Pero la práctica es algo fluido, huidizo, difícil de limitar con coordenadas simples y, además, compleja, ya que en ella se expresan múltiples factores, ideas, valores, hábitos pedagógicos, etc. Los estudios de la práctica educativa desde posiciones analíticas han destacado numerosas variables y han prestado atención a aspectos muy concretos. De modo que, bajo una perspectiva positivista, se han buscado explicaciones para cada una de dichas variables, parcelando la realidad en aspectos que por sí mismos, y sin relación con los demás, dejan de tener significado al perder el sentido unitario del proceso de enseñanza/aprendizaje. Podremos ver de qué manera el orden y las relaciones que se establecen entre diferentes actividades determinan de manera significativa el tipo y las


características de la enseñanza. Teniendo en cuenta el valor que adquieren las actividades cuando las colocamos en una serie o secuencia significativa, hay que ampliar esta unidad elemental e identificar, también, como nueva unidad de análisis, las secuencias de actividades o secuencias didácticas como unidad preferente para el análisis de la práctica, que permitirá el estudio y la valoración bajo una perspectiva procesual que incluya las fases de planificación, aplicación y evaluación. Las secuencias didácticas y las otras variables metodológicas. La manera de configurar las secuencias de actividades es uno de los rasgos más claros que determinan las características diferenciales de la práctica educativa. Desde el modelo más tradicional de "clase magistral" (con la secuencia: exposición, estudio sobre apuntes o manual, prueba, calificación) hasta el método de "proyectos de trabajo global" (elección del tema, planificación, investigación y procesamiento de la información, índice, dosier de síntesis, evaluación), podemos ver que todos tienen como elementos identificadores las actividades que los componen, pero que adquieren su personalidad diferencial según como se organicen y articulen en secuencias ordenadas. Si realizamos un análisis de dichas secuencias buscando los elementos que las componen, nos daremos cuenta de-que son un conjunto de actividades ordenadas, estructuradas y articuladas para la consecución de unos objetivos educativos, que tienen un principio y un final conocidos tanto por el profesorado como por el alumnado. Las variables metodológicas de la intervención en el aula Una vez determinadas las unidades didácticas como unidades preferenciales de análisis de la práctica educativa, hay que buscar sus dimensiones para poder analizar las características diferenciales en cada una de las diversas maneras de enseñar. Ha habido varias maneras de identificar las variables que configuran la práctica; así, Joyce y Wheel (1985) utilizan cuatro dimensiones: sintaxis, sistema social, principios de reacción y sistema de apoyo. Estos autores definen la sintaxis como las diferentes fases de la intervención, es decir, el conjunto de actividades Secuenciadas; el sistema social describe los papeles del profesorado y el alumnado y las relaciones y tipos de normas que prevalecen; los principios de reacción son reglas para sintonizar con el alumno y seleccionar .respuestas .acordes a sus acciones; los sistemas de apoyo describen las condiciones necesarias, tanto físicas como personales, para que exista la intervención. Los referentes para el análisis de la práctica


Anteriormente, comentaba la necesidad de instrumentos teóricos que hicieran que el análisis de la práctica fuera realmente reflexivo, y los concretaba en la función social de la enseñanza y el conocimiento del cómo se aprende. Si tenemos presente que se ha denominado fuentes del curricular a aquellos marcos que ofrecen información para tomar decisiones sobre cada uno de los ámbitos de la intervención educativa, y en los cuales podemos identificar la fuente sociológica o socio-antropológica, la fuente epistemológica, la fuente didáctica y la fuente psicológica, nos daremos cuenta de que no todas ellas se sitúan en el mismo plano. Existen diferentes grados de vinculación y dependencia entre ellas que nos permiten agrupadas en dos grandes referentes. Breve resumen del libro La finalidad de este libro consiste en ofrecer unos instrumentos que nos ayuden a interpretar lo que sucede en el aula, conocer mejor lo que se puede hacer y lo que escapa a nuestras posibilidades; saber qué medidas podemos tomar para recuperar lo que funciona y generalizarlo, así como para revisar lo que no está tan claro. Tal vez el camino que propongo no sea el más sencillo ni el más directo, porque intenta fundamentar y proporcionar criterios y argumentos para conocer y analizar lo que hacemos; sólo si lo conocemos podemos compartirlo y mejorarlo para ofrecer una enseñanza de calidad capaz de promover el aprendizaje de nuestros alumnos. Tras dos capítulos dedicados a describir y discernir la utilidad de los referentes que pueden contribuir al análisis de la práctica educativa, el libro se adentra en las variables que tradicionalmente se han utilizado para interpretarla: las relaciones interactivas (cap. 4); la organización social de la clase, el tiempo y el espacio (cap. 5); la organización de los contenidos (cap. 6); los materiales curriculares y los recursos didácticos (cap. 7); y la evaluación (cap. 8).


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