1 minute read
BAJO LA HIGUERA
Con trenzas, bajo la higuera de la era, sobre el suelo de broza una manta tejida, cien y una historia reconoce su porte bajo y los rodrigones que sostienen sus ramas y extensas hojas
Cinco pares de ojos abiertos a un mundo mágico, a lo inesperado, todos miran sus arrugas apaciguadas y simples. Y a su lado… “Canela”, bosteza el calor del verano fija el aliento, su boca abierta.
Advertisement
Entre las manos un maná negro y blanco dulce como la miel, pan candeal y arrope sobre la rodilla una gotita, y otra en unos rastrojos pajizos cebo de las moscas pegajosas, y hormigas siguiendo sus impulsos.
Cosecha de trigo, siembra de fábulas. Cantar alegre de las chicharras, las sombras marca las horas, cinco y media de la tarde. Gorriones alegres, tórtolas vivas, mieses dorados.
Trillo, vuelo de paja y grano. Pan, hueles a aire, a las espigas, y a esos lugares que amo Gira y gira tiovivo de mi infancia, galope noble, lleno de risas. Mi abuela sentada bajo la sombra con las lentes y su costura.
Seguirá esperando, hasta que despacio el sol huya, en aquel momento será tiempo de recogida.
Niebla
De nuevo las cortinas rompe el silencio y la luz es un misterio breve en su rostro, en mis ojos celo y sombra, metamorfosis inventada por el cielo en un haz de niebla, sigue la pesada densidad de la calima de agosto.
Todo puede ser posible, bajo el signo de un atropello, el temor al propio sentir, el temor al odio, al sexo, o a Dios. Planeo como esperanza sin conciencia, porque no creo en lo que deseo, pues se condensa de nuevo al verte, aunque sea solo esa fotografía inalcanzable, en las redes.
El mundo tan frágil, tan salobre como una gota de mar en la garganta, o una fiesta de gestos unos junto a otros. Lo más importante es que no ocurrió, pero tuvo voz de adolescente irrepetible sin imitar el patrón eterno. Palabras sensatas dejaron morir un rojo amapola en mis manos.
Algunas veces lo olvidado me invade suave o denso como una gota de saliva en los labios, la carne muerde igual que un poema en ancha soledad con temor al fracaso. Es una historia sencilla, imaginarme a la izquierda de sus pasos.
Lo poco que sé del amor es la dificultad de encontrarte.
AGUA
Hoy mi pensamiento es agua.
Mi retina es agua. Mi boca es agua.
Mi olfato es agua.
Mi oído es agua.
Mi tacto es agua.
Mi piel y sentir son agua. Todo es agua, agua torrencial y curiosa como el movimiento de un niño descubriendo el mundo, o tranquila y apacible como los días del anciano que cierra los ojos para recordar y mencionar su historia.
Lluvia, lluvia, lluvia.
Vida, vida, vida., o simple muerte