BENEMÉRITA ESCUELA NORMAL “MANUEL ÁVILA CAMACHO”
LIC. EN EDUCACIÓN PREESCOLAR
MATERIA: EDUCACIÓN ARTÍSTICA (ARTES VISUALES Y TEATRO)
TRABAJO: LECTURA EN CLASES
DOCENTE: MARGIL DE JESÚS ROMO RIVERA
ALUMNA: ALEJANDRINA IBARRA ÁVILA
SEXTO SEMESTRE
Lo teatral en su sentido amplio y genuino surge de modo natural en su actividad lúdica. Efectivamente, en la actividad que más y mejor les define ensayan papeles que no les corresponden, inventan situaciones para su satisfacción, hacen teatro, bien es cierto que elemental y en un sentido restringido, pero tan auténtico como la elaborada ceremonia de una compañía profesional y, en ocasiones, más verdadero. El niño es un actor nato, aunque sui generis. En su juego espontáneo hace una imitación de diferentes y variados personajes y vive esta simulación de modo natural y sincero. En sus juegos teatrales primeros plasman su conocimiento de la realidad y toman conciencia de sí mismos probando el sabor de atractivos papeles adultos. Como señalara Stanislavski, cuando actúan han de estimular su memoria emocional y recorrer penosos caminos para sacar al exterior lo que hay el1 sí mismos de su personaje en busca de la verdad del sentimiento. En este ejercicio y desarrollo, cauce de simbolización, expansión y afirmación,
merecen
atención
importante
los
medios
que
utiliza,
especialmente la palabra, el cuerpo, los gestos ... y los títeres sobre los que proyecta su personalidad y problemas Juego y libre expresión son las constantes del juego simbólico de roles, juego dramático espontáneo, y de la dramatización, juego dramático, Utilizada en la escuela; la cual usa el lenguaje dramático con la fll1aliclad apuntada de e~tl1nular la creación y como medio educativo para favorecer el pleno desarrollo de la persona. Consideran que los espectáculos realizados por los niños no son más que histrionismo y gesticulación incontrolada El teatro infantil, en el plano del niño actor, como en el del espectador, no ha conquistado todavía una autonomía estética plena. Existe la literatura infantil como existe la literatura popular, en cuanto que hay un sujeto que bebe en esa fuente, que necesita ese arte. El teatro de Los niños, salvo casos muy singulares, nunca es enteramente suyo. Incluso cuando son ellos quienes componen la obra, la interpretan y montan en su totalidad, necesitan el estímulo de los adultos para
emprender la actividad y solicitan su ayuda en las diferentes partes del proceso.