Brief XVI TSL Costa Rica 2019

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INSTITUCIONES: Municipalidad De Santa Cruz Colegio De Arquitectos De Costa Rica (CACR) ESCUELAS DE ARQUITECTURA: Universidad de Costa Rica (UCR) Universidad Latina De Costa Rica (U Latina) Universidad Internacional De Las Américas (UIA) XVI Taller Social Latinoamericano

ASOCIACIONES DE DESARROLLO: Río Cañas Viejo Jerusalén-La Chorotega

Conocimientos Situados Arch Daily – Plataforma Arquitectura 11 al 22 de abril de 2019

EN SAN JOSÉ UIA (San José) CFIA (Curridabat) UCR (Montes de Oca) EN GUANACASTE Recinto Santa Cruz UCR (Santa Cruz) Sede Universidad Latina (Santa Cruz)

170 delegados 15 integrantes de comité organizador 14 protocolos 10 conferencias / talleristas internacionales 7 conferencistas / talleristas nacionales 4 tutores junior 2 fotógrafas 5 ponentes estudiantiles 2 corresponsales de medios


El Taller Social Latinoamericano (TSL) de Estudiantes de Arquitectura, es un evento de carácter académico, coorganizado por la Coordinadora Latinoamericana de Estudiantes de Arquitectura (CLEA) y la organización nacional de estudiantes de arquitectura del país anfitrión. Tiene como principal objetivo el facilitar el acercamiento de estudiantes de arquitectura a distintas realidades latinoamericanas, explorando con ello el componente social del ejercicio de la arquitectura. Esto se da a través de la gestión de uno o varios proyectos de carácter urbano-arquitectónico, que diseñados y construidos en conjunto con arquitectos, articulan también el trabajo de comunidades, gobiernos locales, universidades, instituciones públicas y privadas, y estudiantes de América y Europa, principalmente. Este evento lo reconocemos entonces, como un espacio de encuentro entre los estudiantes y la amplia diversidad de la realidad latinoamericana, reflejada a través de las comunidades con las que trabajamos, y los territorios donde nos encontramos, siendo la arquitectura siempre el principal articulador. De esta forma, con una duración de aproximadamente dos semanas, con un espíritu de austeridad, y un fuerte compromiso social, es que desde hace 17 años la Coordinadora Latinoamericana de Estudiantes de Arquitectura ha convocado al Taller Social Latinoamericano, siendo desde entonces Barranquilla, Culiacán, Huancayo, Cúcuta, Managua, Arequipa, Chitré, Quito, Santa Ana, Aguascalientes, Granada, Camargo, Quebrada Ancha, Canoa y Puno, los lugares que a lo largo de estos años han sido sede de este taller. En su XVI edición se plantea a Costa Rica, por primera vez en la historia de este evento, como sede, y para ello se ha seleccionado trabajar en Santa Cruz de Guanacaste. Un territorio con mucha historia, una gran riqueza natural, y un potencial social y económico que aún puede ser trabajado.



A lo largo de las 15 ediciones del Taller Social Latinoamericano, Costa Rica ha participado a través de sus delegaciones, sin embargo nunca ha fungido como sede de uno de estos eventos. Para esta edición, 2019, será la primera vez que el país acoge al TSL, y para ello se decide trabajar en el territorio de Santa Cruz, específicamente en dos de sus comunidades, siendo estos los espacios en dónde se trabajará con quienes lo habitan. A partir, entonces, de este hecho, se aprueba en Febrero de 2018 a Costa Rica como sede del XVI TSL, a realizarse en abril de 2019. Esto posibilita que el plazo de trabajo entre la formulación y la ejecución del TSL sea de poco más de un año, apostando por la realización de un proceso previo con las comunidades, el cual asegure que las respuestas urbano-arquitectónicas que se generen a raíz del taller respondan a necesidades socio-espaciales reales. Es por esto que se decide también el trabajar como tema del evento la noción de “conocimientos situados”, entendido esto como un intento de englobar, bajo una propuesta teórico-conceptual, una serie de actitudes que se han venido asumiendo como buenas prácticas en el trabajo con comunidades de distinta índole.

Facilitar el acercamiento de estudiantes de arquitectura a distintas realidades latinoamericanas, explorando con ello distintas dimensiones del ejercicio de la arquitectura. • Reconocer las condiciones particular de un territorio y su población desde el concepto de conocimientos situados, para su aplicación en la arquitectura. • Diseñar en respuesta a las necesidad identificadas previamente con las comunidades de Río Cañas Viejo y Barrio Jerusalén-Chorotega. • Construir proyectos acorde a las necesidades del territorio, que generen un impacto positivo en las condiciones socio-espaciales de las comunidades.


Como parte de la organización de este evento, se reconoce como indispensable el papel de CLEA, en tanto facilitador y acompañante del proceso de formulación y gestión de este taller. Junto a ello está EAM, que como organización nacional de estudiantes de arquitectura, se ha esforzado, aun así reconociendo las limitaciones de una organización que todavía está en desarrollo, por dar un proceso de acompañamiento, considerando la posible realización del Taller Socia Latinoamericano como un evento que impulse el movimiento de estudiantes de arquitectura a nivel nacional. Por otra parte está el comité organizador de este TSL, que valido en el interés de un grupo de estudiantes de diferentes escuelas de arquitectura del país, ha asumido el compromiso que significa la organización de un evento de este tipo, creyendo en las capacidades de cada uno de los que conformaron, y actualmente conforman, el equipo. Para esto también se cuenta con el apoyo de distintas instituciones. Por un lado las universidades, de las cuales contamos con el apoyo de la Universidad Internacional de las Américas, la Universidad Latina de Costa Rica, y la Universidad de Costa Rica. Esta última respaldando académicamente el evento.


CLEA es una organización sin fines de lucro integrada por estudiantes de arquitectura de 18 países de Latinoamérica. Esta surge hace 33 años, en Maracaibo, Venezuela, después de 2 encuentros centroamericanos celebrados en San José, Costa Rica (1983) y Ciudad de Guatemala, Guatemala (1984), cuando los estudiantes de arquitectura deciden agruparse con la intención de canalizar inquietudes sobre las ciudades y la arquitectura latinoamericana y establecer una comunicación e intercambio entre estos. En 1993 se abre la puerta a los estudiantes de arquitectura de origen latinoamericano en todo el mundo, y se acepta la solicitud de los latinos de Estados Unidos de ser admitidos como país miembro de la CLEA con todos los derechos y deberes correspondientes de cualquier país miembro de esta organización. La CLEA es la encargada de organizar: ELEA (Encuentro Latinoamericano de Estudiantes de Arquitectura) TSL (Taller Social Latinoamericano) Esto se realiza a través de los Coordinadores Latinoamericanos de Estudiantes de Arquitectura o CLEAs, que son un grupo de jóvenes que representan a su país ante este organismo, y se reúnen dos veces al año. Estas reuniones se llaman Reuniones Consultivas (RC-I y RC-II) y se realizan para organizar y planificar este tipo de eventos, dándole un seguimiento semanal vía chat con el fin de mantener la comunicación y el intercambio de ideas de forma fluida entre estudiantes latinoamericanos.


La organización nacional de estudiantes de arquitectura, llamada Estudiantes de Arquitectura en Movimiento (EAM), nace a partir de la necesidad de generar una integración de los estudiantes de las distintas escuelas de Arquitectura en Costa Rica. Busca el incentivar y motivar a los estudiantes de arquitectura hacia una formación y un conocimiento que vaya más allá de la academia, pero sin dejar de lado una formación social y comunitaria. Objetivos: Unificar interuniversitariamente todas las Escuelas de Arquitectura del país, promoviendo eventos nacionales realizados por EAM para el reconocimiento de la valía estudiantil y llegar a proporcionar a nuestras carreras espacios de aprendizaje y conocimiento. Misión: Trabajar y velar por el desarrollo académico de los estudiantes y escuelas de arquitectura de Costa Rica. Visión: Encontrar la manera más exitosa de mostrar las capacidades y logros que pueden llegar a generar los estudiantes de Arquitectura a nuestra calidad de vida con puesta en marcha de proyectos donde se muestren resultados.


El ejercicio de una forma particular de hacer arquitectura, la cual parte del supuesto de que el trabajo directo con comunidades o grupos de personas propicia condiciones positivas para la formulación y ejecución de proyectos de arquitectura, se enfrenta al problema de lograr poner en diálogo, más que imponer, una forma de ser-en-el-mundo. Esto es, cada uno de nosotros carga con una serie de saberes y experiencias que, ya sea como arquitecto, o como habitante de un territorio específico, proyecta al momento de habitar y construir, y propiamente en la labor del arquitecto, de diseñar y proyectar. Estos saberes y experiencias se encuentran en estrecha relación con la carga cultural y social que cada uno posee, y no está de más decir que suelen diferenciarse, por mucho o por poco, de las de otras personas que incluso consideramos iguales. En ese sentido, el habitar un territorio como el latinoamericano, nos determina y define hasta cierto punto, pero, al mismo tiempo que compartimos rasgo identitarios, no existe la garantía de que también compartamos visiones o formas de ser-en-el-mundo, y con ello formas de producir espacio y arquitectura. Es por esto que se propone el proyectar arquitectura, en el marco del TSL, desde la noción de conocimientos situados. Esta decisión, además de ser un posicionamiento claramente político, nos permite defender que ningún conocimiento puede ser entendido fuera de su contexto o aislado de la subjetividad que lo produce, posee y utiliza. Así, defendemos que la realidad debe ser transformada tomando en consideración estos dos elementos que se suelen considerar vitales en la práctica arquitectónica contemporánea latinoamericana: el ser humano y el contexto (en el sentido más amplio) en que está inmerso. A partir de esto es posible entonces identificar dos situaciones que van más allá de lo teórico.


En primer lugar, que en la praxis cada uno de nosotros proyectará (como fase superior del diseño) una arquitectura acorde a nuestra experiencia, siempre y cuando no existan los suficientes insumos como para poder tomar en consideración otras experiencias que se definen como ajenas. En consecuencia con este punto, y en segundo lugar, las comunidades o grupos con los que se trabaja, poseen saberes y conocimientos que podrán ser alcanzados únicamente a través de su inclusión en los distintos procesos, si lo que se quiere realmente es una arquitectura que responda a las necesidades de la comunidad o grupo, y a su contexto. Es por esto que reivindicamos como estrictamente necesario, un proceso intersubjetivo que desdibuje la relación sujeto-objeto, y se plantee desde la relación sujeto-sujeto. Con ello a su vez, un proceso de participación y de enseñanza-aprendizaje, que tenga, en una última instancia, un fin liberador y transformador de la realidad, a partir de lo que podría decirse es un diálogo de saberes, reivindicando también a las comunidades como sujetos epistémicos, productores de espacio y arquitectura. Ahora bien, una arquitectura pensada desde la noción del conocimiento situado es una arquitectura que abandona el fetichismo por el objeto, y la alienación de la práctica más común del arquitecto. Es decir, un ejercicio de diseño y proyección que se reconoce como colectivo, y que por ende se aleja de las prácticas de pensar el mundo a través de la individualidad del arquitecto, en tanto individuo especialista que posee el conocimiento. En un reconocimiento de la alteridad, las distintas etapas de un proyecto urbano y arquitectónico se abren al diálogo con quienes habitan un territorio. Esto es establecer un proceso de enseñanza-aprendizaje, en donde las respuestas resultantes, más allá de reducirse a la realización técnica y estética de un objeto arquitectónico, urbano o paisajístico, responda a necesidades, significados y sobre todo formas de ser-en-elmundo, necesarias de reconocer, y de las cuales podemos también aprender. Esta propuesta pretende guiar una serie de acciones tanto previas a la ejecución del evento como durante del mismo, por lo que se concibe un proceso pre-TSL que permita generar los insumos mínimos necesario que faciliten un acercamiento, que desde esta visión particular, puedan ser facilitados a las personas que participen del evento y se encarguen del diseño y construcción de las respuestas a las necesidades que se han venido reconociendo en las dos comunidades en las que se trabaja.


En consonancia con lo antes dicho, es que se definen 5 ejes de trabajo. Para esto se toma en consideración 2 procesos que creemos están presentes en toda intervención que se hace en un territorio, las cuales van desde la ideación hasta la materialización de una arquitectura. Así, los primeros tres elementos que se exponen se definen como condiciones que deben propiciarse, mientras que los dos elementos restantes son entendidos como acciones concretas esperables.

Tomando como punto de partida el reconocimiento de la existencia de distintos actores, en tanto los nodos de una red es que se piensa el espacio como el lugar donde se cristaliza esta red, aun así no haya una correspondencia material directa. En ese sentido el espacio es el medio que puede limitar o potenciar la existencia de dicha red, y la construcción del capital social. Una eventual intervención en el lugar debería considerar eso en sus diferentes escalas, desde el proceso de acercamiento, hasta la materialización de una propuesta arquitectónica, lo cual pasa por su distribución en el espacio.

En respuesta a la instrumentalización de las comunidades, se plantea implementar procesos participativos que involucre a diversos actores sociales. Con esto se pretende, principalmente, entender la relación con la comunidad como una relación entre iguales, es decir, de sujeto-sujeto, en la cual no hay jerarquías en los procesos de aprendizaje-enseñanza, y en su lugar se plantea un intercambio o diálogo de saberes.


Se reafirma la necesidad de ahondar en la comunidad desde distintas aristas, ya que si se pretende llevar a cabo una labor efectiva, es imperativo adquirir conocimiento integral del grupo de personas con las que se trabajará. Así, es necesario generar un vínculo con estos para conocer íntimamente el funcionamiento de la comunidad y su organización, las cuales son expresiones culturales determinadas por una serie de factores geográficos, históricos, políticos, sociales y económicos, que influyen en las diversas manifestaciones.

Nuestra relación con el espacio pasa por distintas acciones, las cuales son principalmente el habitar y el construir. Esto surge del hecho de que al nosotros ocupar un espacio y transformarlo, lo significamos, creando así un lugar, o un territorio, sobre el cual nos proyectamos. Es decir, al reconocernos e identificar nuestras necesidades en el espacio, tanto individuales como colectivas, es que habitamos. En ese sentido se puede afirmar que no construimos para habitar, sino construimos porque habitamos, lo cual significa que el fin es habitar, y construir es el medio.

Concibiendo al arquitecto como facilitador es que se plantea aquí un proceso que se aleje de las construcciones más tradicionales de hacer arquitectura, y con ello se parte de la idea de una educación que sea liberadora, es decir, que brinde las herramientas para transformar la realidad desde la propia experiencia y saberes. La arquitectura es una de esas herramientas, y el proceso para llegar a ella debe ser resultado de un trabajo colectivo, en el que se reconozca la diferencia de realidades y las condiciones materiales de existencia también distintas, para con ello legitimarlas.


Para la realización de este TSL se ha definido la ejecución de tres etapas consecutivas:

Talleres de diagnóstico y formulación de forma participativa con las comunidades de Río Cañas Viejo y Jerusalén-Chorotega para identificar necesidades socio-espaciales e proyectos que puedan atender

Realización del Taller Social Latinoamericano, en San José y Guanacaste de Costa Rica. Se trabajará en dos comunidades de Santa Cruz de Guanacaste: Río Cañas Viejo y Jerusalén-Chorotega. A este evento asistirán 210 personas de 18 países de Latinoamérica, entre estudiantes y profesionales de arquitectura.

Talleres con las comunidades involucradas para la evaluación del proceso y los resultados del TSL. Esta etapa tendrá como resultado una memoria del evento, que recopile material académico, de corte teórico y empírico, y refleje las vivencias del evento por parte de los participantes.


El trabajo se localizará en dos comunidades ubicadas en el cantón de Santa Cruz, de la provincia de Guanacaste. Por un lado se tiene la comunidad de Barrio Jerusalén-La Chorotega, le cual se ubica en el margen del centro urbano de Santa Cruz. Por otro lado está la comunidad de Río Cañas Viejo, que se encuentra al borde del límite cantonal entre Santa Cruz y Carrillo. La primera de estas puede catalogarse como urbana, mientras la segunda como rural, si se consideran las formas de producción de espacio que las caracteriza. Esta distinción entre rural y urbano, si bien podría considerarse superada en algunos contextos, consideramos necesario retomarla, dado que plantea una distinción, en términos conceptuales, que interesa trabajar. Esto porque las dos comunidades, si bien presentan condiciones socioespaciales distintas, comparten una situación, y esta es que se encuentran al margen, tanto en términos espaciales (geográficos) como sociales. Esta condición marginal, propiamente dicho, es la que interesa explorar. En detalle, Barrio Jerusalén-Chorotega realmente son dos barrios, que en términos de la estructura organizacional comunitaria funcionan como uno solo, y que por su dimensiones y morfología, parece ser uno solo. Se ubica a menos de 1,5 k del centro de Santa Cruz, y se caracteriza por ser un barrio formal, urbano marginalizado, con carencias de infraestructura pública, sobre todo espacios de reunión para la organización local, tipo “salón comunal”, además de infraestructura asociada a las zonas de juego y recreación para niños y jóvenes. Por su parte, Río Cañas Viejo es una comunidad rural, ubicada a orillas del Río Cañas, y de la carretera de la Ruta 21, que comunica el cantón de Santa Cruz con el cantón de Carrillo. Es un pequeño pueblo ubicado a 12 km del centro de Santa Cruz, el cual cuenta apenas con una escuela unidocente, un salón comunal y una cancha de fútbol, alrededor de la cual se concentra la mayor cantidad de la población. Sus carencia en términos espaciales residen en espacios de encuentro y de estar en el espacio público, que tengan un tratamiento acorde a las cualidades paisajísticas del lugar.


Se propone, a partir de lo identificado a través de una serie de talleres participativos, tanto con las Asociaciones de Desarrollo de la Comunidad, como con los vecinos en general, la realización de cuatro proyectos, y por ende 4 talleres, que responden a necesidades socio-espaciales a las cuales puede dárseles una respuesta a través de la arquitectura y el diseño urbano. Estos 4 talleres se distribuirán 2 por comunidad, desde los cuales se abordarán algunas temáticas similares, pero en contextos distintos. Esto es, dado el hecho de que la comunidad de Río Cañas Viejo es de carácter rural, mientras que la Barrio Jerusalén-Chorotega es una comunidad de carácter urbano, las respuestas a necesidades similares deberían responder a particularidades de la población y su territorio. Con esta caracterización no se pretende plantear una disociación territorial, sino únicamente rescatar algunos de los elementos que pueden, a modo de tipo ideal, plantear diferencias sobre todo en términos de la configuración espacial, el paisaje, y la forma de producir espacio. Considerando lo anterior, cada taller se centrará en un proyecto que se enfocará principalmente, pero no de forma exclusiva, en uno los siguientes temas (sin ser excluyentes entre sí): el paisaje, el espacio público, los espacios de reunión, y los espacios de recreación.


Se trabajará en 4 talleres, distribuidos en 2 comunidades. Esto es 2 talleres por comunidad, los cuales tendrán cada uno 2 talleristas internacionales, 1 tallerista nacional, y un tutor junior (estudiante avanzado o arquitecta o arquitecta con no más de 2 años de haber egresado), los cuales trabajarán con un grupo de alrededor de 40 estudiantes. Cada uno de estos talleres tendrá una identidad asociada a un animal de la zona, y además trabajarán una temática específica, sin que esta sea mutuamente excluyente con las otras. Es únicamente un énfasis que se trabajará a partir de lo identificado en el trabajo previo.

Se contará formalmente con 1 día y 1 noche para diseñar la propuesta, posterior a un acercamiento a la comunidad. Esta puede extenderse planteando un proceso de diseño y construcción simultánea, desarrollado en sitio El espacio para esta etapa será un taller en la Universidad Latina en su sede en Santa Cruz, sin embargo, si los talleristas así lo consideran, puede diseñarse en la comunidad. Cabe considerar que el papel que desempeña el tallerista es de facilitador del proceso de diseño, planteando una dinámica horizontal entre los diferentes actores involucrados.

El proceso de construcción será de 5 días y medio, sin posibilidad de extenderse. La construcción puede plantearse en etapas, siempre y cuando haya sido contemplado desde el diseño. El papel del tallerista en esta etapa será el de un guía, transmitiendo conocimientos de construcción que posiblemente muchos de los participantes no contarán.



Los siguientes dos talleres tendrán lugar en Río Cañas Viejo, y en relación a estos cabe considerar que sus propuestas deben estar articuladas, por lo que es necesario el diálogo entre ambos talleres, dado que sus temáticas no son excluyentes entre sí.

Una de las principales características de la comunidad de Río Cañas Viejo es un paisaje natural de gran valor, propio de la mayoría de comunidades rurales de la zona. El reto está puesto en el plantear espacios que puedan ser ocupados, y que en lugar de opacar o deteriorar el paisaje, lo realcen, lo enmarque, lo enfaticen,…

Los habitantes de Río Cañas Viejo desarrollan su vida pública alrededor de una plaza, y pese a esto, las condiciones de este espacio, más allá de su paisaje, no presentan las cualidades necesarias para estar o encontrarse. En ese sentido el espacio público se reconoce como una limitante, pero también como potencialidad para facilitar la vida pública.



Los siguientes dos talleres tendrán lugar en Barrio Jerusalén-Chorotega, y en relación a estos cabe considerar que sus propuestas deben estar articuladas, por lo que es necesario el diálogo entre ambos talleres, dado que sus temáticas no son excluyentes entre sí.

Barrio Jerusalén-Chorotega cuenta con espacios para el juego de niños, del tipo playground, sin embargo no hay espacio para la recreación de los jóvenes y los adultos, más allá de una cancha de fútbol. Así, se plantea el reto de convertir una plaza en un espacio que pueda acoger distintas actividades para personas con distintas edades.

La gestión comunitaria amerita de espacios de encuentro para la toma de decisiones, o para proceso de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, dada la falta de un espacio de este tipo, las casas de los miembros de la Asociación de Desarrollo de la Comunidad han fungido con esa función. En respuesta a esto, es necesario plantear un espacio de carácter público que pueda cumplir esta función.





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