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TE EXTRAÑO

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TEXTURA

TEXTURA

Estás lejos; y mi mano no puede acariciar un segundo el fieltro de la tuya ni mi voz (ahora como un vidrio roto) resuena junto a ti como una queja que entre el ruido más grave de la vida se perdería.

Estás lejos (te siento lejos); y he pensado en ti como un niño con gripe, apartado en su camastro, piensa en reunirse con los suyos. Y he querido rechazar, arrugar como a un papel inútil la desazón de no poder desanudar el laberinto de los días hasta encontrarte, llegando a un horizonte cercano, y mirarte como a un pequeño sol de los minutos llenando de colmenas el momento, certificando, con algo menor que una mirada cómplice, la risa ciega de lo que también siento mío: tu callada belleza de amigo.

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Es como una miel que se derrama desperdiciándose, pero que aún es dulce. Y clara. Y espesa: el brillo de un afecto puro hasta las lágrimas.

Es el egoísmo piadoso. El miedo difuso de perderte, que me pierdas, como se pierde, olvidado en un pantalón, un billete, y luego se moja y ya no sirve.

Y una como obligada necesidad de espejear el optimismo para demostrar su valor, viendo en ti, por los dos, lo hermoso que hay en mí. Y que puedas hacer, seguro, lo mismo. Una vez al menos, acaso, todavía.

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