10 claves para mejorar la motivación

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10 claves para mejorar la motivación Publicado: 04/12/2012 12:08 Ser almas con una experiencia humana implica que necesitamos de alimento espiritual y de motivación diaria para avanzar adecuadamente en esta excursión llamada vida. Por más libros que hayamos leído, conferencias y talleres a los que asistamos, terapias que tomemos, películas que veamos, hay situaciones o momentos en los que, como si fuéramos un celular se nos va la cobertura o nuestra pila se agota y es donde se hace necesario recargarnos nuevamente. Nadie, a menos de que haya alcanzado un grado de iluminación como el que vivió la Madre Teresa de Calcuta o el de Buda, vive un mundo color de rosa, pero si elegimos vivir motivados, la mayor parte de nuestra existencia puede ser muy placentera. Una persona desmotivada, abraza la tristeza, la angustia, desesperación y hasta depresión y eso afecta cualquier aspecto de su entorno. La motivación es la gasolina principal que echa a andar nuestro motor diario, el cual nos impulsa y mantiene rumbo a nuestros sueños, a pesar de todo lo que debemos de enfrentar para hacerlos realidad. Es el motivo también del porqué hay quienes logran todo lo que se proponen mientras que otras se resignan a vivir la vida que tienen a pesar de que no se sientan satisfechos con ella. Estar motivado te impulsa a actuar, a moverte, a mantenerte en el camino, a seguir andando aunque no veas la meta, a disfrutar del proceso, a creer en ti y a confiar en tus posibilidades. Cuando la batería se me apaga lo veo todo gris y a veces hasta negro azabache, pero cuando yo mismo me toco el hombro para recordarme que darle poder a esos pensamientos y sentimientos negativos no me llevan a nada, es entonces cuando trato de enchufarme de nuevo a la realidad, a lo que deseo sea mi realidad, a elegir estar bien y entonces, al dar los pasos para motivarme, vuelvo a creer en mí. Una gran parte de las personas carecen de motivación y en vez de ser los protagonistas de su propia película, se resignan a verla desde afuera. Lo bueno es que si reconocemos que estamos bajos de pila, podemos encontrar fuentes de donde recargarnos, enchufarnos nuevamente y así avanzar para lograr lo que nos proponemos. Cuando estás motivado sientes que no hay nada que pueda interponerse entre tus objetivos y tú, te empoderas. El entusiasmo, alegría, persistencia y creatividad fluyen por tus venas. Crees en ti y en tus capacidades y por ende, eso te ayuda a ser persistente para lograr lo que quieres, a moverte y te lleva a la acción. La motivación es una fuerza tan poderosa como el amor, porque lleva hasta donde nosotros lo permitamos, el límite lo ponemos nosotros. También, está comprobado, que sentirse motivado aclara los pensamientos, aporta optimismo y positivismo, aumenta la productividad, proporciona estabilidad, se propaga y se multiplica, te hace ser más flexible y aumenta notablemente la salud. Caer es permitido, levantarse, las veces que sea necesario es obligatorio, pero todo depende de ti. Y claro está, existen algunos pasos que nos ayudan a levantarnos, a motivarnos y volver a encontrar esa emoción por la vida que nos impulse cual cohete de la NASA hacia la realización de nuestros deseos. A continuación te comparto algunos pasos que he aprendido para mejorar, lograr o aumentar motivación en mi vida. • Identifica objetivos: qué es lo que deseas lograr. Sé lo más específico posible en cuanto lo que deseas ya que es muy difícil llegar a una meta que no has definido. Ten claro además que esa meta es un deseo que fue depositado en tu


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corazón y no que lo que deseas alcanzar es para superar o compararte con alguien. ¿Qué es lo que realmente te mueve y hace brincar el corazón de emoción de solo pensar que lo vas a lograr? Por qué quieres lograrlo: descubre las razones por las que quieres eso, así tendrás tu "meta final". Visualiza tus metas: imagina que tu misión está cumplida, cierra los ojos y permítete sentir e imaginar al máximo todo lo que sientes como si ya hubieras logrado objetivo. Siéntelo, pálpalo como una realidad, emociónate, ríe, asúmelo ya como parte de tu vida. Permítete disfrutar de eso como si realmente fuera tuyo. Dalo por hecho constantemente cada día. Escribe tus metas: colócalas en un lugar visible, te estarás enfocando en ellas todos los días, podrás seguir centrado en el resultado que quieres y además tenerlo a la vista hará que sigas avanzando. Ponlas de fondo de pantalla de tu celular, en el techo para que cuando abras los ojos sea lo primero que veas, en la oficina en un lugar visible, alrededor del espejo en el baño, en el dash del auto. Además, hazlo a mano de afirmación o decreto y en presente. Por ejemplo, si lo que deseas es solucionar tu situación económica, afirma: "mis ingresos superan mis gastos, tengo todo lo necesito". ( Si necesitas apoyo para cómo escribir afirmaciones, te recomiendo seguir a @HoyAfirmo en Twitter) Paso a paso: de poquito en poquito se llena el jarrito, no desesperes. Analiza desde dónde estás qué debes hacer para llegar a lograr lo que deseas y qué necesitas hacer para avanzar. Como bien dicen: "solo da el primer paso con fe, no tienes que ver toda la escalera". Crea un plan y ponlo en acción: cuando tengas identificados los pasos que debes dar, empieza a darlos, quizás vayas teniendo que cambiar de ideas o ajustar ciertas cosas en el camino, sin embargo, tendrás un panorama más claro de todo lo necesario para cumplir tu meta. Muchas cosas las puedes averiguar previamente y otras las irás descubriendo. Cada día ejecuta algo que te acerque a tu meta, por mínimo que sea. Reconócete: toma un tiempo para reconocerte los pequeños pasos que has logrado, y si diste un paso hacia atrás, lo que has aprendido. Prémiate, date una cena, un spa, un dulce, hay que tener pequeños reconocimientos en el camino, palmaditas de vamos bien y vamos por más. Un espacio favorable: trata en la mayor manera posible de que el espacio en el que te desenvuelvas sea agradable o hacerlo agradable, tu eres el encargado de que esto ocurra, solamente tú puedes cambiar tu manera de pensar y transformar tu entorno. Hay momentos en los que tendrás que superar desafíos, y si eres capaz de hacerles frente sentirás una gran satisfacción. No desesperes ni desistas porque no sale a la primera o como tú crees. Analiza los contratiempos, recuerda que el viaje es lo que cuenta, no solo llegar a la meta como todos creen. Toma la vida de una manera relajada. Eres co-creador de tu vida: acepta que eres el único que puede llegar donde quieres estar. Nadie puede hacerlo por ti, así que recuerda: tú puedes hacerlo, lograrlo, realizarlo; es cuestión de tomarte en serio tus objetivos y trabajar por ellos. Lo que vives es parte de tus decisiones. ¡Tu eliges! ¡Elige estar bien! Todos somos uno: apóyate en los que te rodean o rodéate de personas que te apoyen, no que te digan lo que deseas escuchar, pero sí de quienes te tiendan una mano, de quienes le enseñen o acompañen en el camino a tus metas, que te acompañen en momentos que de pronto quieres desistir, en caso de que se


presenten. Existen ocasiones en las que debemos ser humildes y buscar ayuda profesional o alguien que nos pueda aconsejar. Adicional a estos pasos, ten en consideración que tu cuerpo es la máquina y tu mente el motor que mueve tu vida, por lo que es importante que se encuentren saludables y condiciones óptimas, lo cual logras con ejercicio y nutrición balanceada. Muy importante y básico que debes tomar en cuenta a diario: enfoca en positivo tus palabras, la energía y tus pensamientos. ¿Cuáles son tus objetivos principales? ¿Qué es aquello que más quieres lograr? Enciende o aumenta esa ilusión que te permite alcanzar tus metas. ¡Inicia ahora mismo! Nunca es demasiado tarde para intentar conseguir aquello que de verdad deseas. Y recuerda: ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida! Hay días que como celulares perdemos cobertura o bien, la pila se baja.

Mi madre cabe en un dedal Las metáforas son como esas chapas que se llevaban tanto cuando yo era pequeña. Te cuelgas una y queda muy bien, pones otras dos y el conjunto es llamativo, único. La cuarta ya empieza a recargar y con la sexta hasta suena cuando vas andando. Y sigues y sigues, porque todas te gustan y no quieres renunciar a ninguna, así que llega un momento en que a ti no se te ve, solo hay chapas y encima pesan tanto que no puedes ni andar. Pero siempre había alguien en el instituto capaz de colgarse todas las chapas del mundo y aun así estar estupendo. Sería la forma de combinarlas, los huecos entre ellas o la sonrisa de quien la llevaba, vete a saber. Mi madre cabe en un dedal, de Victoria Pérez Escrivá es ese chico guapo al que las chapas le sientan bien, aunque lleve un millón. La madre de Claudia es tan pequeña que cabe en un dedal. Pero además es una artista que crea cosas, personas y todo lo que le apetece crear. Crea un papá nuevo y cuando se da cuenta del problema que supone tener a los dos papás iguales en casa, lo borra y ya está. Claudia cuenta en cien páginas anécdotas aparentemente inconexas, aparentemente graciosas, sobre la vida con su madre. Pero cada anécdota, cada línea de cada anécdota, es una metáfora. Hay pocos autores que sepan (o quieran) inventar metáforas que el lector tiene que hacer suyas y yo me declaro rendida admiradora de quien lo consigue. Un día mamá llega a casa con un elefante y dice que se va a quedar, que no hay más remedio. El elefante ocupa mucho, come mucho, agota a mamá. El médico no sabe qué hacer así que papá y mamá cargan contra él, se enfadan, le gritan. Y allí sigue el elefante, sin preocuparse de nada ni de nadie, pero sin separarse de mamá. Claudia lo cuenta mucho mejor y con más gracia, por supuesto, yo solo he hecho un resumen, pero supongo que cada lector le pondrá una cara o una forma a ese elefante. Y a ese médico. Y a ese padre asustado que grita. Y hasta al cúmulo de títulos de doctor de los pies, de las manos, de las orejas… que despliega el médico para demostrar que no es culpa suya, que él es médico. Me gusta mucho, además, cómo va preparando el final del libro, cómo antes de aparecer ese elefante ha aparecido otro, en otro lugar, en otro contexto, apuntando hacia un significado totalmente diferente. Y hay otro médico también. Y antes de ver el agujerito en la cabeza de Claudia con el que termina la historia (maravilloso final que no voy a contaros), hemos visto otro parecido en la cabeza de su madre, aunque lo que se ve al mirar en uno y otro es diferente. Todas las anécdotas que ha contado están trabajando para ese final, para que comprendamos lo que Claudia siente por mamá, lo que mamá supone para el mundo desde los ojos de la niña. Una mamá que tiene un cubo de basura lleno de tristezas, porque cuando ve una la echa allí, pero que luego las reparte, porque hay gente que las necesita: un poeta que quiere escribir triste, un señor que no conoce la tristeza y se siente el hombre más feliz


cuando al fin consigue una... Es un libro perfecto para niños pequeños, para medianos, para adolescentes, para adultos. Cada uno hará una lectura, releerá los capítulos que más le hayan impactado. Pero es un libro que recomiendo aún más para escritores y aprendices. Señores, no abusen de las metáforas salvo que vayan a abusar así.

mitos y beneficios del café que no sabías

Diversos estudios han comprobado que el consumo moderado de esta bebida puede ser benéfico para la salud de las personas; de hecho, ayuda a prevenir varias enfermedades. La producción a nivel mundial del café se concentra en un pequeño grupo de países;Brasil ocupa la primera posición, seguido de Vietnam y Colombia; el cuarto sitio es de Etiopía y uno más abajo se encuentra México. Es así como México está en la quinta posición de los productores de este grano en todo el mundo. La producción promedio, durante un ciclo cafetalero, es de 4.6 millones de sacos de café, de los cuales el 62 por ciento son exportados. Así lo da a conocer la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café (ANECAFE) Sin embargo, en México el consumo promedio de café por persona al año, es de 1.3 kilogramos, una cantidad muy baja para un país que se encuentra dentro de las primeras cinco naciones productoras. En Finlandia, por ejemplo, se beben 12 kilogramos por persona al año, seguidos de los noruegos con casi 10 kgs., los suecos 8,4 kgs. y los holandeses 8,2 kgs. por persona anualmente. Y es que estudios realizados en diversos laboratorios alrededor del mundo, han desmitificado los efectos del café; pues el consumo moderado de esta bebida, brinda importantes beneficios a la salud si se complementa con una dieta diversificada y balanceada, además de ser estimulante y delicioso. La licenciada en nutrición por la Universidad Iberoamericana y maestra en nutrición clínica por la New York University, Verónica Berentsen Edelmann, habla sobre los mitos que han rodeado al café y desmiente algunos de ellos.

Mitos 1. Si hablamos de la cantidad de café que una persona puede beber sin que éste afecte su salud, se han realizado investigaciones que señalan que de tres hasta cinco tazas diarias, para una persona que está habituada a tomar café, no representan ningún inconveniente. 2. En alguna ocasión se mencionó que beber café podría ser una causa para desarrollar cáncer; sin embargo, estudios han demostrado lo contrario, tomar alrededor de cuatro tazas por día de café, puede evitar padecer cáncer rectal, hepático y cirrosis. 3. También se llegó a decir que el café producía dolor de cabeza y migraña, no obstante, su consumo tiene un efecto contrario, ya que disminuye o alivia el dolor, debido a su efecto dilatador de los vasos sanguíneos del cerebro. 4. Cuando una persona padece gastritis, lo primero que le retira el doctor es el café, debido a las sustancias irritantes que posee; sin embargo, lo que explicaba la nutrióloga, es que estos elementos que generan acides se van perdiendo con el tostado del grano, entonces, entre más tostado esté el café, tendrá una menor cantidad de sustancias irritantes, como en el caso del café expreso. Por lo que es importante moderar la cantidad de café que se consuma. 5. Se tiene la creencia que es malo darles de beber café a los niños; pero no existe un estudio que mencione que esta bebida puede afectar su salud, por el contrario, éste pude contribuir a aumentar el rendimiento intelectual, además de mejorar el aporte calórico y proteínico necesario para una dieta sana. 6. Además, se mencionaba que las mujeres embarazadas deberían de evitar el consumo de café, debido a que podría producir aborto o malformaciones. Pero no hay ninguna evidencia científica que indique la relación entre el café y estos efectos.


Beneficios 1. Su mayor beneficio son los antioxidantes que contiene el grano, sustancias denominadas polifenoles, que entre sus múltiples funciones protege de las mutaciones celulares y retrasa su envejecimiento. Sólo las moras, nueces, fresas, alcachofas y arándanos contienen más antioxidantes que el café. Un estudio realizado por la Universidad de Scranton, reveló que un adulto en promedio, de su ingesta diaria de antioxidantes, mil 229 miligramos provienen del café. 2. Se ha demostrado que beber de tres a cuatro tazas de café al día, ayuda a disminuir hasta en un 25 por ciento el riesgo de diabetes tipo II. Esto debido a la gran cantidad de antioxidantes naturales que posee el café, los cuales ayudan a evitar la resistencia a la insulina, hormona que es la principal causa de este padecimiento. 3. Un estudio realizado durante 20 años, demostró que el consumo de café de forma constante, también está asociado con la disminución de hasta un 65 por ciento de padecer demencia en la vejez. Resultado que está asociado a los efectos que hace esta bebida en el sistema nervioso central. 4. Beber café ayuda a que los deportistas tengan un mejor desempeño físico de resistencia durante sus competiciones. Diversos estudios han comprobado que el café puede tener un efecto ergogénico, es decir, que aumenta la potencia muscular en deportistas de resistencia. 5. Así mismo, tomar de cuatro a cinco tazas de café al día, también ayuda a activar y elevar la capacidad de alerta, además de que permite se tenga una mejor concentración por más tiempo. 6. Incluso, se ha demostrado que podría tener efectos preventivos en la lucha contra enfermedades de tipo neurodegenerativas como Parkinson o Alzheimer.

La cultura de la basura La razón principal de que las calles de Japón tengan fama de limpias es el código de comportamiento ante la basura que se aprende desde la infancia. Hay una educación alrededor de la generación de basura en las escuelas y en los hogares: quien la genera es el responsable de ese acto y en consecuencia debe cumplir con ciertas reglas. Y hay un manual para tirarla. AGOSTO 18, 2014

El mes pasado, mientras se celebraba el Mundial en Brasil, unas fotografías de los aficionados japoneses recogiendo su basura en un estadio después del partido recorrieron las redes sociales. A la mente latina y occidental le asombró la civilidad y naturalidad con que los japoneses, al finalizar el encuentro deportivo, sacaban una bolsa de plástico en la que vertían la basura generada a su alrededor. Recolección de basura Pero en Japón es una escena normal en algunos barrios o avenidas ciertos días del mes; también en escuelas, en parques o en lugares al aire libre después de algún picnic o encuentro deportivo organizado por escolares, jóvenes, amas de casa, ancianos u oficinistas. Quienes han visitado Japón, invariablemente se asombran de la limpieza en la mayoría de las calles que recorren, pero sobre todo de la casi completa ausencia de botes de basura en la vía pública. –¿Por qué no hay botes de basura? Suelen preguntarnos a quienes vivimos aquí.


Las razones son variadas. Los japoneses no suelen comer cuando van andando en la vía pública y no existen los puestos ambulantes (salvo en festivales especiales); por lo tanto, la generación de basura en la vía pública es mínima y suelen llevarla a su casa para tirarla ahí. Las tiendas de conveniencia cuentan con basureros pequeños sólo para papel o envolturas, botellas de vidrio, plástico o lata de los productos ahí comprados y consumidos. Las miles de maquinas de refrescos repartidas por todas partes tienen su propio basurero pero sólo para depositar las latas y botellas vacías. En los andenes de trenes y de metro también se pueden ver pequeños basureros pero sólo para revistas o periódicos, papel y envolturas pequeñas, latas, botellas de vidrio y plástico. Y los supermercados tienen basureros para que se tiren limpios los envases de plástico, cartón o unicel que venían en los productos adquiridos. Pero la razón principal de que las calles de Japón tengan fama de limpias es el código de comportamiento ante la basura que se aprende desde la infancia. Hay una educación alrededor de la generación de basura en las escuelas y en los hogares: quien la genera es el responsable de ese acto y en consecuencia debe cumplir con ciertas reglas. Por ejemplo, se debe comprar un bolsa asignada para el tipo de basura, normalmente son blancas, amarillas o transparentes con letras verdes. El precio que se paga es el impuesto de recolección. Se debe tirar sólo en los días y en los horarios correspondientes a cada tipo de basura. En algunos lugares las bolsas se cubren con una red para evitar que los cuervos abran las bolsas. Red para evitar que los cuervos abran las bolsas Hay zonas más estrictas donde la recolección es de 6 a 8 y el camión pasa a las 8:05. después de ese horario ya no se puede tirar y debe guardarse en casa. Afuera casi nadie la coloca, sería una grosería a la vista y el infractor sería señalado como el que no tiró la basura a tiempo. Pero también hay zonas más flexibles donde la recolección se realiza más allá del medio día. La separación no se limita a orgánicos e inorgánicos, papel o plástico, y existe un camión específico para cada caso. Se sorprenderían, como me pasó, al ver el manual con una lista casi infinita de los tipos de separación, pero sobre todo de las instrucciones para ¡lavar la basura! Sí, en Japón la basura se tira limpia. Por ejemplo, los envases de plástico, vidrio, lata se deben lavar y por eso es muy raro encontrar bolsas de basura chorreantes; los periódicos, las revistas o el cartón se doblan y se amarran. Manual para lavar la basura También hay un límite de medida de la basura (menos de un metro) que puede tirarse dentro de las bolsas que se compran. Si ese límite se excede existe un día especial al mes, previa cita por teléfono, para que el basurero pase a una hora especifica, y hay que pegar en cada pieza una etiqueta con el nombre y la dirección y el comprobante del boleto (que es el impuesto) que debe comprarse en las tiendas de conveniencia con el precio asignado según su tamaño y características. Por


ejemplo, todos los aparatos electrónicos entran en esta categoría especial, lo mismo que los muebles, bicicletas, paraguas o fierros. Sin estos lineamientos la basura grande nunca se podría tirar. Y lo mas importante de la cultura del manejo de la basura es que se enseña que la basura tiene un dueño. Si no se coloca correctamente, el recolector de basura pondrá una etiqueta indicando que no cumple con las reglas y no se la llevará. Una vez que uno ha visto que su bolsa no se ha ido con el camión es su responsabilidad retirarla y colocarla de nuevo correctamente. Por supuesto que hay quienes la dejan ahí, pero es la minoría y en muchos casos depende del barrio y la educación de sus habitantes. Quizás una de las cosas que más cuesta a un residente extranjero en Japón, después del idioma, claro, es justamente entender y aprender no sólo a separar la basura sino la manera en que debe tirarse. Y no es raro que la primera recomendación del casero o de los vecinos a los que recién llegamos sea informarnos muy insistentemente sobre cómo, cuándo y dónde debe tirarse la basura. Generar basura sin duda es un acto privado, pero en Japón tirarla se convierte en uno público pues del cumplimiento de las reglas dependerá la convivencia con la comunidad, sea vecinal, escolar o laboral. Aún guardo la carta de un vecino que llegó a los dos días de habernos mudado por primera vez a Kioto. Después de presentarse él y presentar a su familia, y de escribir los nombres del resto de los vecinos a la redonda con el número de casa de cada uno para que pudiéramos identificarlos, dibujó un mapa con los lugares asignados para tirar la basura alrededor de la manzana que nos correspondía por cercanía, añadiendo un manual en inglés (que seguramente obtuvo de la oficina delegacional hecho para los extranjeros residentes) donde se explicaba el tipo de basura, los días y los horarios, recomendando muy atentamente no hacerlo en otro lugar ni en días no marcados. Poste de basura Por ejemplo, cada vez que rompo un vaso lo mantengo un par de días, a veces semanas guardado en la cocina envuelto como para regalo pues en el barrio donde vivo sólo un día a fines de mes se puede depositar en el lugar asignado. Las reglas para tirar los objetos de vidrio roto son muy claras: envolverlo en periódico, ponerle una etiqueta con las palabras “garasu” y “kiken” (vidrio y peligroso), ponerlo en una bolsa de plástico transparente y separarlo de otros objetos de deshecho y finalmente sacarlo el primer sábado de cada mes. No todas las calles de Japón parecen quirófano, depende del tipo de barrio y la gente que vive en ellos. Pero hay brigadas de voluntarios tanto de escuelas como de amas de casa o jubilados que siempre están dispuestos a dar unas hora de su domingo para agruparse por zonas. Con guantes blancos, una bolsa de basura y unas pinzas recogen la basura que encuentran, por mínima que ésta sea.


Aquella madrugada eterna El ensayista Simon Reynolds apunta al ‘big bang’ de la cultura 'rave' en el 25º aniversario del Segundo Verano del Amor

Miqui Otero Barcelona 19 AGO 2014 - 00:01 CEST5

Durante unos años, muchos pensaron que el éxtasis era un maná químico que podía convertir a un “vándalo” en un “hombre nuevo”. Así lo planteaba Irvine Welsh, autor de Trainspotting, en algunos relatos y ese discurso caló en la sociedad británica a finales de los ochenta y principios de la siguiente década, más o menos cuando el Segundo Verano del Amor —si se da por bueno que el primero acaeció en 1967, en plena era hippie— tocaba a su fin en agosto de 1989, hace ahora 25 años. The Sun, empático con estos nuevos rituales, editó una guía con su argot y lanzó ofertas de camisetas con su símbolo (el Smiley) por 5,5 libras, mientras la banda New Order colaba el verso E is for England (en referencia a la sustancia) en el himno de su selección para el Mundial de 1990. Cuando se mostró el alcance real del fenómeno, los medios cambiaron radicalmente su discurso: ese mismo diario retiró las camisetas y regaló chapas con la leyenda Di no a las drogas sobre un Smiley, ahora con el ceño fruncido. Aunque hace dos años se festejaba su vigésimo aniversario en el marco de los actos de los Juegos Olímpicos celebrados en Londres, fue una fiesta multitudinaria al aire libre, esa rave de Castlemorton que congregó a 40.000 personas, la que acabó por desatar la alarma. En 1994, se aprobaría la Criminal Justice & Public Order Act, ideada específicamente para silenciar esta nueva subcultura, vetando cualquier concentración masiva de gente que danzara a la “emisión de una sucesión de beats repetitivos”. Simon Reynolds, uno de los críticos culturales con más prestigio de las últimas décadas, estuvo en aquella reunión mágica, dibujando espirales en el aire al ritmo de la música con un bolígrafo en una mano y una libreta en la otra. Nacido en 1963 en Londres, había montado su primer fanzine musical mientras estudiaba historia en Oxford. Y, a partir de entonces, conjugó la erudición académica con la cultura pop, sin renunciar a la vivencia en primera persona de nuevos brotes musicales, calibrando su impacto social y teorizando sobre su pasado, futuro y presente. Hoy, cuando ya sólo va a fiestas de ese tipo con su sobrina, traza esos mismos patrones jeroglíficos aéreos con los dos palillos con los que está a punto de atacar su plato de yakimeshi en un restaurante japonés de la barcelonesa Plaça España. Visitó esta ciudad por primera vez en 1998, justo el año que publicó la primera versión del libro titánico (algo así como la biblia de la música electrónica) que hoy viene a presentar: Energy flash. Un viaje a través de la música rave y la cultura de baile (Contra). Este ensayista fundamental, con polo holgado y gafas de pasta cautas, acuñó el término “Retromanía” para hablar de una cultura popular, la nuestra, varada en el reciclaje continuo e inane de su propio pasado: “Así termina el pop, no con un bang sino con una caja recopilatoria cuyo cuarto disco nunca llegamos a escuchar”. “Bailaba con el bolígrafo y la libreta en la mano y se me ocurrió la idea de hacer una crónica colectiva: todos mis amigos explicarían sus visiones…”, explica. Así se cocinaron algunos de sus mejores textos, con la técnica del observador-participante aplicada a la fiesta como campo de estudio. Energy flash no arranca en ese periodo, si bien los pasajes sobre aquellas juergas multitudinarias e ilegales (amparadas en la fisura legal de hacerse pasar por fiestas privadas…. de miles de personas) son los más personales del libro. Antes analiza cómo los jóvenes de clase media de Detroit, hijos del bienestar que entonces generaba la industria del motor, se quisieron alejar del gueto embarcándose en una fantasía eurófila


de elegancia y refinamiento, copiando los looks de la película American Gigoló e intentando entender aquella música motorizada que salía de Düsseldorf: el techno prefigurado por Kraftwerk. O de ese otro fenómeno en Chicago, cuando un colectivo doblemente excluido (por negro y por gay) se fijó en canciones pornotópicas surgidas en Munich como I feel love (con Donna Summer como diva suprema) y exploró una música house con cada vez más química y, por tanto, con cada vez más bombo. Incluso aquella otra época, ya poco antes de que el autor de Rip it up (traducido por Caja Negra Editores como Postpunk: Romper Todo y Empezar De Nuevo) bailara en su primera rave, cuando la cultura balearic, que se cocinó en Ibiza en un clima de neojipismo desbocado, se acomodó en otras islas mucho más frías, las suyas. Reynolds, que no quería que Energy flash fuera “ni un ensayo académico ni unas memorias de la Generación del Éxtasis”, vivió esa noche varias revelaciones (o ravelaciones, como le gusta matizar). En primer lugar, el público, y no el artista, era la estrella: “Antes existían comunidades como las de los sindicatos mineros, pero más avanzada la década de los ochenta lo único que mantenía unidas a determinadas comunidades, y a veces desde la violencia, era el fútbol”.

“Bailaba con el bolígrafo y la libreta en la mano”, explica el escritor En el tramo final de los gobiernos de Margaret Thatcher, esa especie de elogio de la comunidad por la vía del baile extático colectivo parecía una respuesta a sentencias de la Primer Ministro como la de “Ya no existe la sociedad, sólo los individuos y las familias”. Por otro lado, esa música, esos “paisajes psíquicos de exilio y utopía”, le permitieron analizar cuestiones de clase, raza, género y tecnología: “Lo importante en este tipo de música no es tanto qué significa, sino cómo funciona”. Si bandas como The Smiths se quejaban por la debacle de una sociedad posindustrial, la cultura rave ocupaba esas fábricas abandonadas con sus fiestas. Un ejemplo: en raves multitudinarias como las celebradas en la M25 londinense entraron en contacto por primera vez y sin conflicto alguno los chicos rudos de clase trabajadora y la cultura gay: “Quizás en el sur de Europa se abrazan o saludan con besos en las mejillas. Pero eso era impensable en Gran Bretaña. De repente, en ese entorno y con pastillas de por medio, empezaron a abrazarse y adoptaron gestos, por ejemplo bailando, más femeninos. Quizás eso luego no comportaba que en su vida cotidiana fueran menos sexistas, pero sí abrió algunas mentes”. Han pasado dos décadas desde esa época. Veinte años, por ejemplo, desde esa ley de 1994, que sirvió como pistoletazo de salida para nuevos nómadas como el fotógrafo Tom Hunter, que montó un autobús-cafetería vegana para recorrer esas mismas fiestas pero por el resto de Europa, inmortalizando este nuevo jipismo químico en series como Le Crowbar 1994-1996: Tom Hunter’s European rave scene photographs.

El libro de Reynolds llega hasta la actual fiebre por la EDM de Skrillex o Steve Aoki Desde aquella época, Reynolds ha cambiado Gran Bretaña por Estados Unidos, mudanza en la que también se ha enrolado el fenómeno rave: el libro alcanza la actual fiebre de la Electronic Dance Music (EDM), con eventos como el Electric Daisy Carnival (en Las Vegas), donde unas 320.000 personas pueden bailar durante los días


del festival (“porque se le llama festival y no rave, para ahuyentar ciertos estigmas”) con tutús flúor, calentadores peludos o dedos ensortijados de LEDS luminosos. Madonna hace guiños a este tipo de fiestas en sus conciertos y Dj Skrillex, por poner un ejemplo, es uno de los músicos más cotizados del momento. No es el único, hay decenas de dj, de Steve Aoki (tristemente conocido en España por la tragedia del Madrid Arena) a David Guetta, que gozan de la adoración masiva de sus fans a la manera de las estrellas del pop. Tanto, que la revista Forbes desde hace dos años, ha añadido a sus célebres listas la de los pinchadiscos mejor pagados del mundo. Sin embargo, el nuevo disfraz de las raves no las libera de las críticas ni de las tragedias. Hace un mes, un joven falleció en la última edición del citado Electric Daisy Carnival por una sobredosis de éxtasis, y otro sufrió el mismo destino hace tan solo dos semanas en Columbia en el Mad Decent Block Party, un enorme festival electrónico que gira por 22 ciudades de EE UU. Justo en este mismo periodo, Chicago se ha colocado en la primera fila de la lucha contra la EDM. De ahí que el teatro Congress haya firmado un acuerdo con la ciudad que prohíbe toda actuación de ese estilo en su interior. El texto se refiere a la EDM como “musica creada por uno o varios dj empleando sobre todo softwares y equipos especializados en lugar de instrumentos”. El teatro fue cerrado en 2013, tras perder su licencia para vender bebidas alcohólicas. Y Gregory Steadman, el comisario de Chicago para el control del alcohol, declaró a la prensa local que la revocación tenía que ver con los “eventos EDM” que el Congress acogía. “La comunidad no quiere esas celebraciones”, remataba Steadman. Tal vez tenga razón. Aunque hay cientos de miles de jóvenes y menos jóvenes que opinan precisamente lo contrario. Y se empeñan en demostrar que, de algún modo, ese Segundo Verano del Amor no ha acabado, ni tampoco ha finalizado esa madrugada eterna que promulgaban algunos.

Cuando España marcaba tendencia La historia oficial de las raves suele comenzar en el verano de 1987, con el descubrimiento trascendental de unos pinchadiscos británicos que pasaban unos días en Ibiza

Diego A. Manrique Madrid 19 AGO 2014 - 00:01 CEST

Han pasado más de 25 años desde que España ayudó a prender la mecha del Segundo Verano del Amor en Inglaterra. La historia oficial de las raves suele comenzar en el verano de 1987, con el descubrimiento trascendental de unos pinchadiscos británicos que pasaban unos días en Ibiza: entendieron lo que hacían djs locales como el argentino Alfredo Fiorillo, que combinaba maxis de baile con rítmicos temas indie y potentes producciones de artistas mainstream como Peter Gabriel. Bajo los efectos del éxtasis, la mezcla tenía sentido. De vuelta en el Reino Unido, Paul Oakenfold y sus colegas intentaron reproducir aquella tolerancia estilística y hasta la vestimenta veraniega de los clientes de Pachá o Ku. Lo llamaron -era indispensable bautizarlo- balearic beat, y era inicialmente una forma de pinchar; luego, pasaría a denominar una variedad risueña del acid house, adecuada para la fraternidad generada por el MDMA. Ya en los noventa, Ibiza también exportó el gusto por el downtempo y el chill out, ejemplarizado por las sesiones de José Padilla en los atardeceres del Café del Mar. Hay otras facetas menos conocidas de la spanish connection. Como el Efecto Blue Monday: los DJs levantinos adoraban ese tema de 1983 de New Order y machacaban las remezclas que salían; a la vuelta, los turistas británicos compraban la nueva reencarnación de la pieza, que alcanzó sus máximas ventas en 1988. Importante


igualmente aquel puente aéreo musical que funcionó a finales de los ochenta entre Manchester y Valencia: el programa radiofónico La conjura de las danzas, pilotado por Jorge Albí, organizaba anualmente fiestas babilónicas en macrodiscotecas; los Stone Roses o los Happy Mondays, todavía en su primera encarnación, se quedaron impactados por la abundancia de drogas y la finura de djs que alternaban rock alternativo, deep house y italo house.

Hay otras facetas menos conocidas de la spanish connection. Como el Efecto Blue Monday: los DJs levantinos adoraban ese tema de 1983 de New Order Fueron relaciones subterráneas que, estéticamente hablando, no prosperaron. La escena electrónica valenciana optó por la contundencia del bakalao; el chill out ibicenco triunfó tanto que se convirtió en anodino decorado sonoro universal. Tampoco duró mucho la etapa ecléctico-balear de las raves británicas, que sumaban rock, indie, jazz-funk, electro (luego, techno) y las distintas variedades del house. De repente, lo que imperaba era el acid house, música ad hoc para la juerga colectiva, abundante en guiños a la droga del momento; los anteriormente citados y otros muchos grupos de rock se subieron al carro. Medios sensacionalistas, policía y legisladores sufrieron un ataque agudo de pánico moral y liquidaron las raves ilegales, al aire libre o en edificios industriales abandonados. En realidad, desplazaron al público a las grandes discotecas, con ocasionales festivales rígidamente controlados. El efecto final de aquella histeria fue el establecimiento de la industria de la dance music. Que, ya en el siglo XXI, incluso prendería en Estados Unidos, bajo la etiqueta de EDM (Electronic Dance Music). ¿Y España, preguntara alguien? En verano, Ibiza funciona como el paraíso del dance, aunque ya olvidadas sus políticas musicales libérrimas. Sus discotecas, copadas por empresarios foráneos, tienen precios internacionales: un mínimo de 75 euros por entrada, quince por un refresco. Ya no exporta tendencias: se conforma con traer a las luminarias de los platos, incluyendo -no es broma- a Paris Hilton. Hace poco, algunas de estas figuras lamentaban que la experiencia ibicenca esté orientada a VIPs con alto poder adquisitivo. Pero todos siguen acudiendo, cobrando caché completo y aprovechando el hedonismo reinante. Esta noche le toca al californiano Skrillex, que será la estrella del Amnesia. Seguramente, su set ya está programado: ni rastro del espíritu aventurero que caracterizaba a las sesiones de DJ Alfredo, que en aquel mismo espacio alucinó a unos pinchas londinenses de vacaciones.


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