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RANGER RAPTOR
from El Óvalo Azul #213
para comprobar que no es una broma.
A esa velocidad, encontrarte con un profundo socavón por sorpresa no es justo lo que desearías, pero eso es justamente lo que el destino nos tenía preparado. Shawn me dice que no deje de acelerar. La suspensión sufre irremediablemente el terrible impacto: en la primera generación seguro que algo así no habría terminado bien y tengo las cicatrices para corroborarlo. En la nueva, la única consecuencia es una invitación a correr más. Eso hacemos.
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A 150 km/h no hay rastro de que el Ford F-150 Raptor no esté en su salsa. El habi
El secreto para volar es mantener el pie en el acelerador aún estando en el aire... para aterrizar suavemente.
táculo sigue en calma y Shawn y yo no podemos hacer otra cosa más que reírnos de pura felicidad. Pero nos queda una cosa por hacer, una cosa fundamental y a la que no pienso renunciar: ¡saltar!
Shawn está de acuerdo conmigo y creo que el momento ha llegado. Me guía ahora cual torre de control y yo le hago caso a pies juntillas. «Vamos allá, lo tienes allí delante, debes enfrentarte a él completamente de cara», me comenta haciendo aspavientos que lucho por comprender. «Sigue acelerando cuando empieces el salto y no dejes de hacerlo mientras estemos en el aire, eso asegurará la estabilidad del vuelo. Si frenas o sueltas el acelerador el morro se zambullirá en la tierra y probablemente resultarás herido. Si mantienes el punto de aceleración tendrás un aterrizaje suave».
En ese momento, el Raptor, Shawn y yo, además de un bolígrafo que se me había escapado del bolsillo, volamos por el desierto de California. Poco después, estábamos aterrizando en lo que parecía una montaña de plumas de ganso. Desde fuera, podría parecer que sabíamos lo que estábamos haciendo. La escena en el interior era muy diferente: gritando, riendo y dando golpes con el puño de la emoción, absolutamente alucinados de lo fácil que este Raptor se tiene en el aire.
Sin duda, probar un Ford F-150 Raptor es una experiencia que todo el mundo debería realizar alguna vez en la vida, solamente mejorable con algún que otro decibel extra. ¡Oh yeah!
FELICIDAD «A 150 km/h no hay rastro de que el Ford F-150 Raptor no esté en su salsa. El habitáculo sigue en calma y Shawn y yo no podemos hacer otra cosa más que reírnos de pura felicidad».