Yuszczuz, Marina Madre Soltera Primera Edición Pringles Press Buenos Aires, 2014 ISBN 978-987-1474-63-9 © Marina Yuszczuz, 2012 © Pringles Press, 2014 Padilla 865 - (1414) Buenos Aires, Argentina Dirección: Francisco Garamona Arte: Aldana González Corrección: Nicolás Moguilevsky
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Quedar embarazada por error es una forma de quedar embarazada. ¿Y qué es un error? Una cosa que no estaba en los planes, eso quiere decir que nadie se la había imaginado. Algo que se lamenta después que sucede, o un deseo tan profundo que no se sabía, y el cuerpo se adelanta y lo realiza.
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El enterito sin mangas que tenía en la panza un pescadito sobre un fondo de estrellas celestes, pequeñísimas los dos que trajo Ana, a rayas, que quedaron tan bien uno azul con rayitas rojas, el otro blanco y negro la batita y pantalón de morley que venían en un sobre de tela con un sombrerito los cuatro o cinco gorritos de algodón que nunca se dejó poner el de toalla gris, que no parecía gran cosa y resultó que le quedaba hermoso el gris que tenía estampado un robotito el blanco con una familia de conejos dibujados en el pecho tan estrecho que una vez, en la desesperación de no poder sacárselo quise cortarle con una tijera el blanco liso, y los pantaloncitos con estampados de animales y con pies el saquito celeste con botones que tejió Graciela la mantita de lana que le regaló la vecina y que fue del hijo los piyamitas con botones adelante, uno blanco con caballitos verdes otro celeste con un animalito bordado adelante y otro a rayas celeste, blanco y gris y otro, y otro más, muchos piyamas, para lavar y cambiar muy seguido, la mantita al crochet en turquesa, blanco y azul que tejieron Ana y Eva cuadrado por cuadrado, y después los cosieron todos juntos y le hicieron con esa misma lana un sonajero, mis amigas poetas.
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Sí, el exceso de diminutivos es real, pero debe pensarse que estamos hablando de bebés. Lo pequeño de lo pequeño, los bebés. Inicialmente, lo liviano. No se les habla de la misma manera. Se improvisa un lenguaje que los roce lo menos posible, un equivalente de las palmas que los tocan sin pesar, incluso cuando se violentan. Por eso, primero, la palabra “bebé”.
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Quiero decir las cosas de este año de la forma más delicada posible, ¿delicada por qué? Porque no tengo que quedarme atrapada en la banalidad del lenguaje de la queja, en el “estoy cansada”, en “hace meses que no duermo dos horas seguidas”, eso que no expresa nada o en todo caso recubre de un pelaje, duro y espeso el corazón del problema por llamarlo de algún modo y darle un corazón: el cuerpo tan sensible como si la piel estuviera ampollada por el sol la mente, aturdida la arena del desierto al mediodía y el alma, si es que se pueden abrir estas partes como en un abanico para decir esto es así, esto es así, el alma fina, crujiente, quebradiza en su momento de aparente fortaleza máxima.
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Soy esa clase de monstruo, una mezcla de furia con ternura de susurros con ganas de gritar, ¿y qué más? de confusión y claridad de confusión completamente blanca.
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Soñé que a mi bebé le salían un montón de dientes pero en mi boca, una boca muy grande que yo veía desde afuera como si fuera de alguien más, con tres filas de encías como tienen algunos animales y muelitas chicas y medio flojas por acá y allá. Para mostrarle a la gente cuántas muelas le salieron a Junio yo abría la boca, después para cerrarla tenía que empujar las encías para los costados con la lengua, podía sentir con los costados de la lengua las muelitas flojas que se acomodaban en su lugar.
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A los bebés se les dice, como a los amantes “quiero acordarme para siempre de este día” y sabés que no vas a acordarte, el amor contiene un pozo negro como los fuegos que a fin de año miramos juntos con la cara levantada al cielo y nos llenaba una desesperación secreta además, fue el fin de año más frío de nuestras vidas unos pocos minutos aguantamos en la calle con camperas prestadas las copas en la mano pero no solamente mirábamos la luz sino su desaparición la luz es gritos adentro Junio dormía en su cuerpo de un mes y a diferencia del cielo no gritaba y nada parecía tocarlo aunque los bebés lloran y es normal ahora por ejemplo llega el atardecer y grita no se sabe por qué ¿o se sabe? a mí, igual, no me gustan los gritos
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me parece que tengo el ideal de vivir una vida donde nadie tenga ganas de gritar un grito significa que todo está roto y es verdad mi bebé grita y me da un poco de impaciencia no es que me enojo quizás es un poco de envidia.
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Corré corré corré hijo mío con la velocidad del viento y me dejás atrás y me dejás atrás.
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Me siento bien y mal Estoy leyendo un libro de poemas que es impresionante y tengo muchas ganas de escribir y los poemas vienen a borbotones aunque no tengo mucho tiempo para estar en la computadora, me siento bien y mal.
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Nuestra ropa duerme sola y afuera La ropa es algo distinto de una cosa alguien que vivió antes en mi casa puso afuera de la ventana una pequeña soga para colgar sin subir a la terraza esa persona era práctica o se sentía como me siento yo que a veces a la noche me voy a dormir y pienso en esa ropa que quedó afuera me la dejé olvidada y ahora está en peligro si estaba seca va a volver a mojarse con esa humedad 11
misteriosa que trae la madrugada algo que nadie ve y está mal, a la noche lo que es nuestro tiene que estar adentro, más acá y no más allá de la ventana además, a veces si hace frío, por la mañana la ropa parece mojada cuando uno la toca si se apoyan los labios se puede distinguir la verdad es igual que besarla, pero no no tengo tanto amor por la ropa como para besarla sólo que no me gusta que una cosa que es nuestra quede afuera colgada de pequeños broches.
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¿Por qué las chicas nos separamos de nuestras amigas? Nos deslumbramos hacemos un viaje juntas y algún día nos dejamos de ver la última vez que no sabíamos que iba a ser la última nos pareció solamente una vez más y nadie dice nada ni nosotras ni ellas, ni las demás y quedamos amigas las mejores amigas no se van las mejores amigas se disuelven como un gas en el aire, sin límites las amigas se disuelven.
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El papel de regalo el estampado del papel para regalo el envolver para regalo, o no las cajas, las estanterías los moños, los paquetes
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el envoltorio cinta para pegar, cinta para envolver las tarjetitas las cajas que hacen ruido la sorpresa la manera de dar la plata que no importa lo lindo de comprar para los hijos.
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Este tiene que ser un libro “poblado de objetos” en un año sin palabras salvo por ba ba ba y tata tá.
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Si me animo a decir lo que me pasa o no si no me animo.
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No le des tanta teta no lo alces no compartan la cama no creo que sea bueno para ninguno es hora de mandarlo al jardín es hora de que tenga su propia pieza es hora de que entienda ya está grande no estaría mal que lo dejes llorar no lo consientas dejá nomás que llore dejalo ¡dejalo! ¡dejalo!
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Nos acabamos de pelear una vez más en un año con muchas peleas y en este bar al que vine a trabajar, porque hoy “me toca” no trabajo un hombre de mi edad y también con anteojos me miró en el camino y eso me hizo mirarme, lo que vi en la vidriera fue mi cara de espanto pensé que yo también, si me hubiera cruzado conmigo, me habría mirado la luz en este bar por suerte es cálida y eso me hace bien la música pop hoy me queda ridícula (están pasando What a feeling!) nosotros no planeamos nada, pero ahora empezamos a planear y cuando nos peleamos en nuestra mente deshacemos los planes lo sé porque te pregunté si te pasaba lo mismo y no sabemos quizás para nosotros no haya más bebés ni nos compremos a medias una casa con la plata que nos heredan en vida nuestros padres y ser una familia sólo sea para nosotros no una casa de sólida pierda sino un arreglo, con amor pero condicional, que mantenemos mientras nuestro hijo sea chico así se cobrará nuestras almas la furia de una época pero algo encontramos, algo encontré esta vez en vos que me hace sentir como me hacían sentir mi mamá y mi papá cuando era chica por ejemplo, cuando me metía entre los dos en la cama la fantasía de separarnos nos mantiene unidos ¿o cómo es?
¿por qué la fantasía duele tanto? si no fuera tan tímida y normal me pondría a gritar como una loca en lugar de agarrarme como una loca a la poesía diría, vengan a compartir una cerveza y a llorar todos los que se separaron que deben ser todos porque todos se separan y el amor dura menos de lo que tarda un bebé en dar sus primeros pasos.
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La marea de separación es rítmica llega y se va arrastra cosas arrastra cosas viejas todavía parece un poco lejos de cubrir nuestra casa.
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Mmm, no. La verdad… Ayer escribí ese poema objetivista donde decía que tal vez nos separemos pero yo no estaba en el poema, o algo así o estaba oculta en el orden de sus versos a veces hago eso. El poeta que escribe sus versos con una dicción, digamos tan meditada no está flotando en la tormenta de la experiencia en el volcán de la experiencia, porque la experiencia es un volcán y la poesía… debe ser una piedra.
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Este año mi vida sexual es estar en la cama con mi bebé y eso me trae problemas. Después de parir estuve abierta, no como en una herida mi cuerpo se abrió como la boca de un pez para que salga en una bola, gelatinosa, mi hijo y así quedé, ni siquiera me hicieron un tajo pero por mucho tiempo me sentí abierta, no como en una herida como una ostra que se abre, completa para entregar su contenido y se cierra después el sexo se posa en el pecho el pecho se abre y en el pecho desnudo se abre con la leche una flor nueva es lo más suave que toqué es sexo y lo más suave que toqué.
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En una película que me gustó, un alpinista que estaba por batir un record contaba que cuando se escala una pared de una montaña, frente a la pared, no se piensa. Después dijo –con ojos de celeste glaciar y una sonrisa algo loca que mostraba demasiado los dientes, enormes como bloques de hielo- que cuando miraba esas paredes en las montañas sentía que eran pizarras gigantes en las que podía dibujar líneas. Eso es escalar, desde acá hasta acá, y otra allá, y otra allá, recorridos que antes no existían, líneas que nadie más podría ver y que van a quedar para siempre marcadas, algo así. Y nosotros, ¿qué estamos haciendo?
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La desnudez de los bebés es el agua de un río la desnudez de los bebés es calma los bebés tienen que estar desnudos, no lo ves? Desnudez, bebés.
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Hubo una vez una mujer a la que le tocó amamantar al cachorro de un lobo. No es algo tan raro como parece, le tocó porque el cachorro estaba ahí, porque ella era una madre. Entonces pensó, soy una mujer amamantando un lobo, ¿me quedaré en el bosque? ¿Volveré a la ciudad? ¿Adónde encontraré la tranquilidad para alimentar a esta cría, lejos de la mirada de los hombres a los que les resulta un espectáculo tan extraño? Y mientras tanto, las tetas se le lastimaban y dolían, los pezones se desgarraban entre los dientes del lobo bebé, que también los estiraba bastante. La mujer lloraba, la leche fluía. El cachorro comenzó a crecer, muy de a poco empezó a hacerse un lobo. De vez en cuando mordía a la mujer; ella paraba y decía ¡ay!, me dolió, por favor no lo hagas, creyendo y confiando. Creyendo que lo que estaba haciendo era lo mejor que podía hacer; confiando en que ese lobo que de alguna manera era su hijo no podía lastimarla demasiado. ¿Qué sucedió después? No se puede saber, porque una noche, ella se perdió en el bosque con su cría. De lo que estoy segura es de que no hay ninguna mujer en el bosque; las manadas de lobos, que sí las hay, llegan hasta los últimos árboles en el borde espeso que los separa de la civilización y pueden verse, inmóviles en la oscuridad, varios pares de ojos que tajean la noche con su filo.
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Es difícil cuidar a un bebé porque va contra toda costumbre y aceleración, contra las ganas de que todo el tiempo pase algo, o de tener algo para contar. El bebé aprende cosas que se cocinan en un tiempo muy lento, lentísimo mientras dura pero que en la totalidad de la vida es un relámpago.
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Te compré zapatillas porque sé que te encantan probablemente nada te guste más las zapatillas y la ropa deportiva la ropa deportiva, y las ferias las aventuras y los descubrimientos de las ferias cuando camino sola, desde este año me meto en los locales de ropa deportiva buscando zapatillas nuevas.
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Uno se esfuerza por decir su verdad, por mantener cierta “fidelidad a la experiencia”, pero yo parto de la base de que todo lo que está pasando no se puede escribir. Y sin embargo quiero decir algo. Vivo en el mundo de la infancia de mi hijo, en un año sin lenguaje. “Poner el cuerpo” no alcanza para decir este estado, que es hacerme sólida cuando hace falta y después suave y después licuarme, sacar cosas nuevas del cuerpo que parece agotado, correr el límite, exprimir todavía un poco más.
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Porque de última, ¿adónde empieza un cuerpo, y adónde termina? ¿De quién es la teta en la boca de mi bebé? ¿Y de quién es ese hueco que siento, o que me siento cuando no está en mis brazos?
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Ahora, estamos saliendo de la cueva o ya salimos tenemos una casa que parece un hogar tenemos ropa pero los otros meses me escondí con mi hijo en una cueva estuve con la teta al aire como una amazona con la teta desnuda y lastimada la mente suspendida, el cuerpo tenso una flecha en el arco, tenso y listo
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listo para abrazar, alimentar siempre cerca siempre vigilante y siempre cerca de vez en cuando venían personas y me preguntaban cómo estás yo creo que tartamudeaba apelaba a los ecos de las conversaciones tenidas y escuchadas para dar mi respuesta y después, contenta o aliviada me agazapaba con la cría en un rincón oscuro.
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Soy una mona que hace monerías.
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