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La mujer codiciosa que se convirtió en mula
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DICIÓN NA HUA DE TECALI DE HERRERA
Una ocasión supe de algo extraordinario que le ocurrió a un señor que se dedicaba a fabricar petates. Bueno, por aquí todos fabricamos petates, es lo que hacemos. Y este hombre quería comprar tiras de tule para hacer los petates. Yo me ocupé de conseguírselas y cuando las tuve le fui a avisar a su casa. Le avisé, me despedí y regresé para mi casa.
Pues me dicen que, tan pronto como me fui, este hombre se puso como loco con todos; hasta quería pegarle a su mamá. Y es extraño, porque
era un señor normal. Y al cabo de un tiempo le preguntamos: –Bueno, pues, compadre, ¿de dónde levantaste esa enfermedad? Tú eres muy sano. –No sé, pero creo que hago estas payasadas cuando me acuerdo de mi hermana Carmen.
Entonces le hicimos ver que su hermana Carmen ya estaba muerta hacía tiempo, y que pues mejor se olvidara de ella. –Pues no es cierto que se haya muerto –nos dijo–, enterramos la caja vacía.
Y entonces nos contó que su hermana y su cuñado, que tenían mucha necesidad de dinero, se habían animado a hacer un pacto con el malo de la montaña. Habían ido a buscarlo a la cueva y habían hecho un pacto con él, a cambio de dinero. –Un día mi cuñado me convenció de subir con él a la cueva. Me dijo que saliera yo de pobre, que allí daban harto dinero. Y pues lo acompañé.
Y nos contó que al llegar a la cueva él esperaba que todo iba a ser de piedra, pero de alguna manera había una puerta. El cuñado tocó a la puerta y se oyó como un zaguán que se abría.
Entonces entraron a la cueva, y desde el fondo vieron que salía corriendo su hermana Carmen. Venía echando lumbre por la boca y por la nariz. Estaba transformada. De la cintura para
arriba era su hermana Carmen, pero de la cintura para abajo era una mula.
Y el señor que nos contó esta historia luego se perdió. No supimos más de él.