Lundero 403 julio 2012

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PUBLICACIÓN CULTURAL DE “LA INDUSTRIA” Chiclayo-Trujillo (Perú), julio de 2012. Año 34 No 403

EL

VERGEL DE LAS FLORES


Personajes

Carlos Fuentes y la edad del tiempo Guillermo Niño de Guzmán

Carlos Fuentes (1928-2012) fue el gran animador del “boom” latinoamericano.

El escritor mexicano y su esposa saludan a un viejo amigo: Mario Vargas Llosa.

contrajo matrimonio con una belleza exótica como la actriz mexicana Rita Macedo. Sin embargo, pese a la frivolidad aparente de su comportamiento en sociedad, Fuentes descolló como un intelectual atento a los problemas de su tiempo, que batallaba a través de sus libros, la prensa y la cátedra por un futuro mejor para América Latina. Antes que nada, fue un novelista muy talentoso, el primero en provocar el estallido del “boom”, anticipándose a Vargas Llosa y García Márquez. En realidad, Fuentes impuso el modelo de escritor profesional en una época en que sus colegas latinoamericanos malvivían de la literatura o la ejercían

Cuando se tiene cierta edad, o se es joven o se lo lleva a uno la chingada”. Eso fue lo que dijo Carlos Fuentes en su última entrevista, publicada la víspera de su muerte. El escritor mexicano tenía 83 años, pero su apariencia no era la de un octogenario. Su apostura, su dinamismo, su curiosidad revelaban una vitalidad inagotable. Viajaba sin cesar, ya fuera para dar conferencias, asistir a ferias literarias o visitar a los amigos. Y, mientras tanto, seguía escribiendo, casi compulsivamente, con una energía y devoción dignas de un adolescente letraherido. Carlos era un príncipe, dijo su amigo José de la Colina, y probablemente estaba en lo cierto.

Más aún, parecía inmortal. En el ámbito de las letras hispanoamericanas, Fuentes fue una figura insólita. Culto y refinado, cosmopolita, capaz de expresarse en inglés y francés sin delatar el menor acento extranjero, se movía como pez en el agua entre jefes de Estado, monarcas y altos dignatarios, políticos y empresarios, artistas y otras celebridades. Guapo, elegante y seductor, daba la impresión de ser un latin lover, como lo corrobora su amistad con divas de la pantalla como Jeanne Moreau, Candice Bergen, Jean Seberg, Shirley MacLaine y Jane Fonda. Enamorado del mundo del celuloide, no solo escribió guiones de películas sino que

Certificado de Depósito Legal Nº 2001-2957 Nº de Registro del Proyecto Editorial 31401001000491

Publicación Cultural de La Industria Editado e impreso por: Empresa Editora La Industria de Chiclayo S.A. Nº 403

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AÑO XXXIV

julio de 2012

Dirección y Edición María Ofelia Cerro Moral Fundadores = Nicanor de la Fuente Sifuentes Glicerio García Campos Jorge Eduardo Eielson Colaboraciones en Trujillo Iván La Riva Vegazzo Colaboraciones en Lima Jorge Bernuy Mariana Mould de Pease Manuel Munive Maco Guillermo Niño de Guzmán

Publicación cultural de “La Industria” Chiclayo-Trujillo (Perú), Julio de 2012

Colaboraciones en Chiclayo Luis Rivas Rivas Corresponsal en Francia Carmen Moral Agradecimiento a Bernd Schmelz Hamburgo, Alemania Diagramación Staff Lundero (Chiclayo) © Los contenidos de Lundero no pueden ser reproducidos total ni parcialmente sin autorización de la editora.

como una actividad secundaria. Irrumpió en 1958 con una novela innovadora, La región más transparente, influida por Dos Passos, donde ofrecía una mirada caleidoscópica del México contemporáneo. Luego, con La muerte de Artemio Cruz, publicada en 1962, confirmó que estaba dotado con una imaginación y un resplandor verbal poco comunes. En esta novela se adentró, con lucidez y profundidad, en un tema tan complejo como el de la Revolución Mexicana. Era una apuesta mayor, ya que se valía de un novedoso contrapunto de voces que enriquecía el discurso narrativo. Ese año también difundió Aura, una novela corta escrita enteramente en segunda persona

Carátula: La artista Melissa Larrañaga, en base a una serie de cuadros pintados en relación a hechos y pasajes que tienen que ver con su propia vida, deja de lado el aspecto pasivo de la realidad externa, para introducirse en un mundo articulado entre sí. No pretende reproducir en forma literal a la naturaleza sino que le da a ella la verdadera dimensión estética. En su obra cede a la inteligencia el instinto puro para dar primacía a la expresión. La predilección pictórica de Melissa es el paisaje y las flores, a través de estos elementos pretende penetrar en las entrañas de lo que la naturaleza contiene. En su creación se percibe un pincel cargado de materia amplia, decidida y colorista hasta la exasperación. Se siente atraída por las flores pintorescas y bellas. En síntesis: Melissa vive por el color, para el color y en el color. (Ver páginas centrales).


Otra amistad de más de medio siglo: Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes.

-un tour de force impecablemente ejecutado- y que incursionaba en el terreno fantástico con una maestría sorprendente. Cabe recordar que Rayuela y La ciudad y los perros recién aparecerían en 1963. Por tanto, Fuentes fue el precursor de aquellos malabarismos técnicos que serían una de las marcas de fábrica del “boom” latinoamericano. Y, ciertamente, ayudó a impulsar la carrera de García Márquez, quien había ido instalarse en México, donde se ganaba la vida escribiendo guiones de cine, algunos de ellos en colaboración con Fuentes. Siempre generoso, este también le dio una mano a José Donoso, al que albergó una larga temporada en su casa (cuando eran niños, en Santiago de Chile, ambos habían sido condiscípulos en el colegio inglés The Grange). Reconoció los méritos del joven Vargas Llosa y ayudó a consolidar la reputación de Julio Cortázar (entre otras cosas, sostuvo que Rayuela era el Ulises de lengua española). En buena cuenta, Carlos Fuentes fue el factótum del movimiento. Nacido en Panamá, en 1928, viajó mucho durante su infancia y adolescencia debido a las funciones diplomáticas de su padre. Y, si bien pasaba sus vacaciones escolares con sus abuelos en tierras mexicanas, recién conoció a fondo su país cuando se instaló en el Distrito Federal para estudiar Derecho. Había elegido esa carrera porque quería dedicarse a la diplomacia (años después, en la década del setenta, sería nombrado embajador en París), pero ya había aflorado su vocación literaria. De acuerdo con su testimonio, su inclinación por las letras fue alentada por Alfonso Reyes, quien era amigo de su progenitor. En esa etapa de su vida, el escritor ahondó en sus raíces mexicanas y se empapó de la cultura popular. Mientras estudiaba en la universidad, se esforzó por alternar

con gente de los más diversos estratos sociales y registró sus experiencias en la gran urbe con el rigor de un documentalista. Solía recoger sus impresiones in situ, anotándolas en un cuaderno, aunque fuera en bares, cabarets o casas de mala nota. Sin duda, la peculiar dualidad que se advierte en la formación de Fuentes contribuyó decisivamente a la singularidad de su visión. A diferencia de otros narradores mexicanos, él se había educado fuera del país, lo que le permitía analizar la realidad con otros ojos, al mismo tiempo que pugnaba por compenetrarse con ella y compensar su desarraigo. De ahí la importancia de ese periodo inicial, signado por su exploración de la mexicanidad, en consonancia con la radiografía social que Octavio Paz había plasmado en El laberinto de la soledad. A partir de entonces, Fuentes hará del tiempo y la historia los derroteros principales de su obra. Y pronto, muy pronto, descubrirá que la llave para acceder a ambos estaba en el lenguaje, instrumento que utilizará como si se tratara de la varita de un mago. La fascinación de Fuentes por recrear la lengua lo lanzará a aventuras narrativas cada vez más ambiciosas. Así, su vena experimental emergerá en las transmutaciones verbales de Cambio de piel (1967), trama especular en la que asoma un pasado mítico bajo la máscara del presente. No obstante, este desafío no era suficiente. Siempre dispuesto a doblar su apuesta, concebirá una novela más vasta y compleja, totalizadora, en la que despliega una rica pirotecnia formal en su afán por reinterpretar la Historia. Nos referimos a Terra nostra (1975), obra monumental, desbordante y excesiva, donde se derriban las barreras del tiempo y los parámetros de la realidad para bordar un relato proteico, multiforme, sobre los intrincados lazos

que unen a América con el Viejo Mundo. Esta empresa narrativa es una tentativa prodigiosa, con algunos episodios notables, pero acaba desbocándose y fracasa en su desmesura. Después de este derroche de inventiva y fuego verbal, de reflexión sobre el poder y de confrontación del proceso histórico, que mereció el Premio Rómulo Gallegos en 1977, Fuentes empezará a descender la cumbre. Es verdad que aún escribirá novelas atractivas como La cabeza de la hidra (1978) y Una familia lejana (1980), e incluso algunos cuentos memorables como los que conforman Agua quemada (1981), pero, a medida que su bibliografía se incrementa, da la impresión de que su rigor e inspiración disminuyen. Fuentes se vuelve un polígrafo, una suerte de grafómano que no puede contener su vicio y se empeña en garabatear una cuota diaria de palabras. Sin embargo, se extraña la gracia y fuerza de antaño. En el mejor de lo casos, sus novelas denotan un gran oficio; en el peor, improvisación y facilismo. Su destreza con el lenguaje pierde frescura y sus tramas se apoyan más en las ideas que en las emociones. A lo largo de su carrera, Fuentes asumió una posición de francotirador políti-

Con el hermano mayor del “boom”, el narrador argentino Julio Cortázar, y el cineasta español Luis Buñuel.

co, alineado hacia la izquierda, pero capaz de tomar distancia frente a causas que sucumbían ante la tentación totalitaria, como sucedió con la Revolución Cubana. Empero, sus detractores encontraban serias contradicciones entre su prédica socialista y sus actitudes mundanas. Asimismo, se le cuestionaba que, a pesar de despotricar continuamente del imperialismo yanqui, no vacilara en aceptar jugosos contratos para dictar conferencias o enseñar en universidades estadounidenses como Harvard. Y, por cierto, también se le reprocharía su ambivalencia con respecto al poder en México y su cercanía a ciertos políticos controvertidos. El historiador Enrique Krauze, en las páginas de Vuelta, la revista de Octavio Paz, le dirigió un ataque muy duro, con el que pretendía desacre-

ditar su conocimiento de la problemática mexicana. Disfrazado de juicio literario, era en el fondo una condena moral. Fuentes, muy digno, se abstuvo de contestar. Aquel incidente significó el fin de su vieja amistad con Paz. Carlos Fuentes disfrutó de una vida larga y plena, aunque no exenta de infortunios. El deceso trágico y prematuro de los dos hijos que tuvo con su segunda esposa, la periodista Silvia Lemus, ensombreció sus últimos años. De cualquier modo, la literatura era para él un bálsamo regenerador, y su ejercicio fervoroso lo mantuvo a flote. La muerte lo cogió desprevenido, lleno de ideas y proyectos. Todavía aspiraba a completar su inmenso fresco creativo, al que había denominado La Edad del Tiempo, con el que se proponía dar una visión balzaciana del mundo que le había tocado vivir. No queremos terminar este recuento de su itinerario sin hacer una pequeña evocación personal. Carlos Fuentes fue uno de los primeros escritores latinoamericanos que nos entusiasmó y al que seguimos con admiración. Hace una década, pudimos conversar con él en Barcelona, adonde había ido a dar una conferencia. Fue un encuentro breve, aunque cálido. Fuentes había estado una sola vez en el Perú, en 1962, ocasión en que había trabado amistad con Sebastián Salazar Bondy y José Miguel Oviedo. Hablamos de su gran amigo Bill Styron, el novelista estadounidense que libraba su batalla final contra el monstruo de la depresión y a quien le había dedicado su novela Gringo viejo (1985). Y hablamos también de sus cuentos, de una pieza rara que habíamos descubierto en una revista y que no había sido incluida en ninguno de sus libros. Carlos Fuentes sonrió, sorprendido de que conociéramos aquel original relato fantástico de su periodo de aprendizaje, y nos prometió recuperarlo en una futura colección. Y así lo hizo, pocos años después. Hoy podemos leer “Pantera en jazz” en el volumen que reúne sus Cuentos sobrenaturales (2007).

Testigo privilegiado del poder: Lula, el rey Juan Carlos y José Luis Rodríguez Zapatero rodean a Fuentes.

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Patrimonio

De la ética y la moral de la preservación del patrimonio cultural Mariana Mould de Pease

Aún cuando la calidad de estás imágenes no es buena, son un sólido punto de partida para que la Fundación Descalzos del Rímac retome la búsqueda de estas obras de arte tanto dentro como fuera de nuestro país, como parte de su tarea por este convento museo franciscano.

De la ética conservacionista universal atrimonio cultural” es un concepto que va definiéndose en el mundo occidental desde el siglo XVIII cuando ya hay una burguesía con recursos económicos propios que valora el arte y la arquitectura, los documentos manuscritos y publicados, así como los relatos orales entre otras expresiones de una identidad común y sobre todo de sus valores espirituales. Esta identidad local, regional y/o nacional va consolidándose en el siglo XIX más allá de los intereses de la realeza y la aristocracia europea que en tiempos anteriores había financiado a los artistas, arquitectos, escritores y demás creadores de belleza y otras expresiones que identifican a una comunidad y/o un país. Este apoyo incluyó -e incluye- financiar restauraciones y reconstrucciones. Es pertinente destacar que los magnates de la prosperidad que generó la era industrial en Estados Unidos en el siglo XIX destacaron por formar colecciones de obras de arte adquiridas en el exterior, sin escrúpulos. La manera en que a lo largo del tiempo ha evolu-

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cionado el cómo se protege, defiende, conserva y preserva la herencia cultural común ha sido siempre -y lo será- materia de debate especialmente en países como el Perú que en algún momento fueron parte de los imperios coloniales europeos. Este debate evidencia los conflictos que emanan de nuestra diversidad cultural creativa que es generadora tanto de riqueza como de miseria y es resultante de las diferencias humanas, algunas inconmensurables. Por ello, tengamos presente que la noción de normar una conciencia ética de la preservación del patrimonio cultural ya sea material o inmaterial comienza a estructurarse en el siglo XX. Concretamente, en 1946 con la creación de UNESCO, la Organización de las Naciones Unidas por la Educación, las Ciencias y la Cultura se proyectó pronto en la reconstrucción de las ciudades devastadas por la 2da. Guerra Mundial; y, a largo plazo -muy especialmente- en la restitución a los herederos de las obras de arte robadas por los nazi a los coleccionistas judíos. Es así que en abril del 2011,

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Sue Freeman de 75 años ha recibido dos cuadros de las ciento sesenta pinturas que formaban la colección de obras de arte de su familia judía oriunda de Austria que les fueron por los Nazis. Estas pinturas fueron hechas para su comercialización inmediata. La entrega la hizo la “Comisión por la recuperación del arte robado”, en concordancia con la “Convención sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, la exportación y la transferencia de propiedad ilícita de bienes culturales” de 1970 y sus subsecuente normatividad suscrita por la Santa Sede, el Perú y otros países. La restitución de las obras de arte robadas por los Nazis al término de la 2da. Guerra Mundial esta renovando el concepto de “patrimonio cultural” por diversas partes del mundo y muy especialmente la noción de veracidad y transparencia, al respecto. Esta renovación contribuye a que ahora los museos europeos comiencen a exhibir sus bienes culturales u obras de arte con la debida documentación de origen y procedencia;


asimismo, que los comerciantes de obras de arte se vean obligados a cumplir con este requisito ético porque de no ser así pierden sus respectivas y prestigiosas identidades académicas, sociales y económicas ante sus clientes, las y los coleccionistas. El acatamiento del Código de Ética de los Marchantes de Arte del Consejo Internacional de Museos todavía condiciona su vigencia universal a las técnicas de investigación y exposición tanto científica como humanística de cada país, es decir, a la moral del coleccionismo.

po algunas falacias sobre los “robos sacrílegos” como por ejemplo- la tendenciosa afirmación de que no se lleva a cabo una exhaustiva búsqueda de las obras de arte robadas de los recintos católicos porque la Policía Nacional del Perú es corrupta, olvidando que no hay corruptos sin corrompedores. El esclarecimiento de los múltiples aspectos y facetas de la corrupción en nuestro país y lo que actualmente ocurre en la Biblioteca Nacional del Perú es reflexión apropiada para concluir. Es así que el actual Director de la Biblioteca Nacional del Perú ha retirado durante su gestión a esta institución pública de la Asociación sin fines de lucro “Colección Franklin Pease G.Y. para la historia andina del Perú” porque considera que es órgano de línea del Ministerio de Educación (¿?) y debe regirse por el Decreto Supremo No. 024.2002-ED que aprueba el Reglamento de Organización y Funciones de la Biblioteca Nacional del Perú y el Sistema Nacional de Bibliotecas. Es así que el actual director de la Biblioteca Nacional del Perú desconoce la existencia del Ministerio de Cultura cuya creación en julio del 2010 hizo posible su nombramiento para ser cabeza del más importante repositorio docu-

De la ética a la moral de la preservación cultural Concretamente, en el siglo XXI ya el robo y comercialización de los bienes La Policía Nacional del Perú debe tener en sus archivos cientos de denuncias similares a culturales muebles es un delito que no este documento desde que a lo largo del siglo XX las y los coleccionistas de arte sacro del prescribe en cualquier parte del mundo barroco andino comenzaron a argumentar que compraban estas piezas sin la debida y en el largo plazo de la Historia por documentación de origen y procedencia para evitar que se fueran al extranjero. razones estrictamente éticas, cómo ya sustentaba en Lundero año 29, número 341 (2007). Por eso, recurrentemente doy a conocer desde sus páginas y en otros foros casos de robo y comercialización ilícita de bienes culturales muebles en el territorio peruano así como la necesidad y urgencia que dichos delitos sean documentados. Esta vez, traigo al presente la búsqueda de los tres óleos que fueron robados del Convento Museo de los Descalzos del Rímac a mediados del 2004 por que la Fundación que promueve su restauración y preservación de este recinto católico ha efectuado, recientemente, un desayuno franciscano con sus socios y amigos para recaudar fondos y manifestar su intención de seguir contribuyendo a su cuidado. Las páginas sociales de los medios de comunicación capitalinos han mostrado entre los asistentes a miembros de la aristocracia europea residentes en Lima, a prominentes personajes de las élites del empresariado, así como altos funcionarios -de ese entornocomo es el Dr. Ramón Mujica, Director Nacional de la Biblioteca Nacional de Lima y especialista en arte barroco. A comienzos de agosto del 2004 algunos medios de comunicación informaron con bastante detalle sobre como había sido el asalto a mano armada dentro del Convento Museo de Los Descalzos, ubicado en el distrito del Rímac de la capital de la República para robarse tres pinturas sobre metal. En ese momento puede conversar de este “robo sacrílego” con fray Julián Los medios de comunicación son una valiosa fuente de información histórica para iniciar en el Perú acciones de búsqueda de obras de arte hurtadas Heras OFM quien me dio copia de la denuncia poli- de los recintos católicos similares al proceso continuo europeo para recuperar las obras de arte que los nazis robaron a las familias judías durante la II Guerra Mundial. cial y como ya tenía el libro catálogo de las obras de arte pertenecientes a esta casa franciscana publicado en el 2002 por fray Félix Saiz Diez OFM hice cierta ra- documentos e información diversa sobre éste y otros mental del Perú. El Director de la Biblioteca Nacional cionalización y difusión sobre la moral peruana al res- “robos sacrílegos” como parte del acervo documental toma decisiones autónomas, pero, ¿puede marginarse pecto. Ese trabajo me lleva a intuir que esta publica- de la “Colección Franklin Pease G. Y. para la historia del cumplimiento de nuestras normas legales vigentes? ción fue probablemente utilizada como referente por andina del Perú” para su puesta en valor en la Biblio- Para responder esta pregunta y no detener la puesta en quienes habían “encargado” estos óleos ya que los teca Nacional del Perú; muy especialmente de periódi- valor de la Colección Pease en la Biblioteca Nacional delincuentes de pistola en mano fueron monitoreados cos habida cuenta el impacto generalizado que tienen me he dirigido al Ministro de Cultura para que honre por celular para que entraran a la capilla y se adueña- en la opinión pública. La clasificación de este material su propia Resolución Ministerial No. 009-2012-MC ran de estas obras de arte hechas para la devoción con- archivístico y bibliográfico tiene la finalidad de facilitar dada en Lima el 3 de enero del 2012 denominada “Liventual limeña y bajopontina. las futuras investigaciones históricas sobre la manera en neamientos para la Suscripción de Colaboración en el En los ocho años transcurridos desde entonces un que se preserva el patrimonio cultural en nuestro país. Ministerio de Cultura” y represente al Estado Peruano grupo de adultos y adultas mayores estamos reuniendo Este conocimiento histórico aclarará a su debido tiem- en esta Asociación sin fines de lucro. Publicación cultural de “La Industria” Chiclayo-Trujillo (Perú), Julio de 2012

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Folklore

La magia en los cultos latinoamericanos y sus recuperaciones en Alemania

(I)

Bernd Schmelz Introducción a magia, o mejor dicho, la convicción de que algunas personas poseen capacidades mágicas, está bien distribuida en todas las regiones de América Latina. Y no sólo se restringe al ámbito del culto religioso, sino que está integrada de varias formas en la vida cotidiana de las personas; siendo la magia parte de la visión del mundo. En especial, desarrolla un papel fundamental dentro de la medicina tradicional. El curanderismo tradicional en la costa septentrional del Perú La integración de las fuerzas mágicas en la vida cotidiana tiene una larga tradición en la región andina, constituyendo un componente cultural primordial en tiempos prehispánicos. Así se mantuvo durante el período de dominio español. No obstante, desde el siglo XVI hasta la actualidad, ha tomado lugar un sincretismo con diversas influencias europeas, de tal forma que surgieron nuevas formas de medicina tradicional y de

pensamiento mágico. Los curanderos tradicionales son, como la mayoría predominante de la población peruana, católicos devotos. Durante todo el ritual se rezan obligatoriamente oraciones a Dios, a la Virgen María, así como a otros santos católicos. A modo de ejemplo, se presenta un ritual de limpieza celebrado por el curandero Sebastián Yerrén de la ciudad de Lambayeque. Lambayeque está localizada en la costa septentrional peruana, y en el año 2010 su distrito reunía cerca de 63.000 habitantes. La asistencia médica en la ciudad es relativamente buena, dotada con un hospital estatal, un centro de salud privado y una larga hilera de médicos matriculados - según los cánones occidentales de medicina. El curanderismo tradicional sigue vivo hasta la actualidad en la ciudad. Sin embargo, se mantiene con un perfil bajo. Los curanderos no cuelgan carteles en sus casas ofreciendo sus servicios. La mayoría no son curanderos de tiempo completo, sino que son principalmente agricultores. No obstante, quienes necesitan el consejo y el apoyo de un Mesa del curandero Pascual Ñiquen, Lambayeque 2006.

Mesa del curandero Sebastián Yerren, Lambayeque 2002.

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curandero tradicional saben dónde buscarlos. La consulta a curanderos tradicionales y a “especialistas mágicos” es algo muy arraigado en la sociedad peruana. Sus servicios cubren un amplio espectro de la vida social. Los temas más frecuentes, por los cuales se les busca, se relacionan con problemas de salud, tensiones sociales, rivalidades - tanto entre conocidos, como en la pareja y/o en grupos -, con cuestiones sentimentales y de sexualidad, incluso se le pide ayuda para alcanzar el éxito en la profesión, en la política o en la religión, y si ya lo alcanzaron, pues entonces, mantenerlo. En los casos de enfermedades no es para nada raro, que se consulte tanto al médico matriculado como al curandero tradicional. He conocido muchos pacientes, quienes antes de ser operados en un hospital se sometían a rituales de limpieza para protegerse de posibles influencias negativas. En Lambayeque, en marzo del año 2002, tuve la posibilidad de participar en un ritual de limpieza llevado a cabo por el curandero tradicional Sebastián Yerrén Gómez. Por aquel entonces, era presidente de la hermandad de San Sebastián en la ciudad de Lamba


Esther Schmelz

bía comenzado el procedimiento. Rara vez presencié el deceso del animal hacia el final de la purificación. Para los curanderos la muerte del cuy era consecuencia del extraordinario poder de la energía negativa absorbida por el animal. Los veterinarios locales me explicaban que el animal sufría de tal modo que moría a causa del estrés. No es de esperar que el animal sobreviva. Con máxima concentración pasaba el cuy sobre el cuerpo de la paciente de arriba hacia abajo; sobre los brazos, el abdomen, la espalda, las piernas, hasta los pies. Tanto sobre el abdomen como por debajo de los hombros sostuvo al animal por un tiempo más prolongado. A la altura del abdomen el cuy expulsó un líquido blanco-amarillento, que el curandero interpretó como veneno secretado por la paciente a través el animal. Entonces el maestro, ayudado por otra cliente, despellejó al cuy y lo colocó en un cuenco con agua. Lo llamativo fue que el agua se tiñó muy fuerte de sangre, lo que para el curandero significó que la paciente tendría muy poca sangre o poco hierro en su cuerpo. En el lomo se formó una pequeña mancha roja, que se podía relacionar con los problemas de columna de la paciente, los cuales podrían causar, de vez en cuando, dolores de cabeza. Del examen de sus entrañas y de las contracciones post mórtem se dedujo que la paciente tendría demasiado aire en el cuerpo, lo que con bastante frecuencia le habría provocado hinchazón de abdomen. Esto fue confirmado por la paciente, como así también los problemas constatados de vejiga, además hizo mención a resultados de un análisis de sangre hecho poco tiempo antes, el cuál había revelado una falta grave de hierro. El maestro le recomendó beber, sobre todo, jugo de lima ya que es el mejor remedio contra la hinchazón abdominal. No obstante, sus problemas corporales no se atribuían a ritos de daño. Contra los otros malestares aconsejó llevar a cabo un ritual de sanación, uno llamado “mesada”. Para ello la paciente debía concertar una nueva cita. (Continuará)

líquidos, las plantas, las piedras y los cacharros prehispánicos. Entre los curanderos cada objeto tiene una posición tal en la mesa que produce una fuerza e irradia una influencia determinada. El uso a la perfección de este conocimiento supone uno de los mayores secretos de los curanderos. El centro de la mesa de Sebastián Yerrén Gómez se componía de numerosas imágenes santas, maracas y una calavera, mientras que en los costados estaban colocados un gran número de diversas piedras, conchas y caracoles marinos. Un aspecto singular lo constituían las varas, que a modo de protección, se habían ubicado en el frente del altar. La mayoría de los curanderos prefieren los martes y los viernes para las ceremonias de sanación, no obstante, Sebastián Yerrén Gómez no mostró ninguna preferencia. Aunque sí favorecía los tratamientos diurnos, ejecutando sólo raras veces sesiones nocturnas. Por ejemplo, el diag-

Limpia de una bebé con un huevo, Lambayeque 2002.

nóstico a través del cuy que tuve la suerte de observar, se llevó a cabo un sábado por la mañana en el mes de marzo del año 2002. La paciente era una mujer de 31 años. Mientras tanto, en la sala estaba esperando otra clienta acompañada por su hija. La paciente se ubicó tras la mesa, con vista a los otros clientes. En un primer momento, el curandero tomó el agua aromática Agua Florida de la botella y luego la roció por la boca en direcciones diferentes. Después, frente a la cliente, sostuvo un cuy, a saber, una hembra negra que la misma cliente había adquirido en el mercado de Lambayeque y traído para la ocasión. Por lo general, incluyendo a este curandero, se usan hembras para pacientes femeninas y machos para pacientes masculinos. El color del animal no tiene ninguna importancia. Cuando el curandero pasaba el cuy sobre la cabeza de la paciente, el animal ya estaba muerto. En la gran mayoría de los casos observados, el cuy sucumbía apenas ha-

Foto: Bernd Schmelz

yeque, y por esta causa gozaba de gran admiración entre conocidos. En su tarjeta personal se autodenominaba “Maestro Espiritista Herbolario”. En la pared del lugar de trabajo, dentro de su caserío, donde realizaba los rituales de limpieza y sanación había colgado un “diploma”, firmado por el Dr. Pedro Arellano Jiménez del Instituto de Medicina Tradicional en Lima, habilitándolo como curandero tradicional competente. Pedro Arellano Jiménez, médico y farmacéutico matriculado limeño, comenzó a interesarse en los años ´80 por los métodos y los remedios de la medicina tradicional en el Perú. Llevó a cabo numerosas investigaciones sobre la aplicación y los efectos de las hierbas medicinales. Su obra más conocida es “Guía de recursos terapéuticos vegetales” (1992), un libro sobre las plantas medicinales tradicionales del Perú. Gracias a las investigaciones de varios años, a las conferencias y publicaciones, tanto de Arellano Jiménez como de otros colegas, la medicina popular peruana fue reconocida oficialmente tras años de represión estatal. Esta creciente revaloración fomentaba la existencia de un mayor número de curanderos “tradicionales”, por lo tanto, Pedro Arellano Jiménez y sus colegas decidieron conceder diplomas a aquellas personas que demostraban gran destreza en la curandería tradicional, con especial interés en la aplicación de las hierbas medicinales. El lugar de trabajo, donde Sebastián Yerrén Gómez realizaba sus tratamientos, estaba separado de la sala anexa por una cortina. No había ninguna puerta. Allí había un altar de construcción permanente, denominado en la costa septentrional peruana como “mesa”. Si bien cada curandero compone y ordena su altar a su gusto, son muchas las regularidades tradicionales. Entre los elementos más repetidos, que se encuentran en casi todas las mesas, están las crucifijos, las figuras o imágenes de santos católicos, las varas, las maracas, las espadas, los puñales, los caracoles terrestres y marinos, las conchas de mejillones, las botellas de diversos

Foto: Bernd Schmelz

Limpia con cuy, Lambayeque 2002.

Análisis del huevo después de una limpia, Lambayeque 2002.

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Exposición

Melissa L Entre el verge

“Y su cuerpo reposa en una tumba El bullicio del mundo lejos zumba Naturaleza vs naturaleza I - Óleo sobre tela - 110 x 180 cm.

n la pintura de Melissa Larrañaga, su mirada no se reduce a la contemplación pasiva de algún aspecto de la realidad externa, sino que el acto de mirar conlleva una voluntad de comprensión, de interpretación implícita cuyas conclusiones se articulan en la estructura artística doblemente valida o referencial. Es decir, la escena exterior, el paisaje ambiente, posee por sí mismo su propia estructura de valores discernibles por la inteligencia y la sensibilidad, y por el otro, la actividad artística conjuga en primer grado con esa estructura interna propia de lo observado. Es obvio entonces que Me-

lissa no pretenda una reproducción solo literal o exacta de la naturaleza, sino de su dimensión estética, dimensión que a su vez está sobrecargada de interrogantes e inquietudes sobre la vida y la muerte y significaciones que consciente o inconscientemente comprometen a la pintora. Su obra pictórica, trabajada a conciencia aunque espontáneamente, y su renuncia a la búsqueda anecdótica y su ebriedad en el impulso, cede a la inteligencia el instinto puro, la primacía en la expresión. No creemos que sea puro instinto refocilándose en el revoltijo.

Naturaleza vs naturaleza IV - Óleo sobre tela - 150 x 140 cm.

Naturaleza vs naturaleza III - Óleo sobre tela - 200 x 120 cm.

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O Melissa medita mucho, pero cuando madura en su sentimiento el esquema formal, se lanza a realizarlo de inmediato, de allí que no se note en su espontaneidad inspirada. La predilección pictórica de Melissa Larrañaga es desde hace años el paisaje y las flores, pero dentro de esto, intenta penetrar en las entrañas de lo que la naturaleza contiene: el enigma de su propio ser. También de valores cromáticos, unos de gama baja como


Larrañaga el de las flores Jorge Bernuy

debajo de un sauce que su cuita llora. a como una tempestad atronadora” Vicente Huidobro

En gris - Óleo sobre tela - 175 x 205 cm.

Enramada - Óleo sobre tela - 140 x 150 cm.

“Dolor desvaneciéndose” en donde el vano ocupa gran parte de la tela con un vistoso celaje de coloraciones suaves y un árbol desnudo, mostrando ese descarnado y silente mimetismo de los escenarios vacíos. En sus telas se percibe un pincel cargado de materia amplia, decidida y colorista hasta la exasperación. Se siente atraída por las diferentes flores abigarradas y pintorescas cuando no trágicamente testimoniales dándole

a los blancos, negros y finísimos grises en “Señal de duelo y tristeza. Su capacidad de saber expresar sus sentimientos, su desesperación, su angustia por la pérdida de su padre se expresa en el cuadro “Gris”. Parece una noche de invierno con una gama de grises violáceos y azulados y el negro intenso del árbol creando una atmósfera monocromática. Este paisaje tiene una fuerza lineal que abraza las

formas y las controla delimitándolas completamente, ya no es una proyección o expresión mística, sino una concretización de las fuerzas esenciales de la naturaleza. El primer plano y el plano de fondo, es marcado nítidamente en medio del cuadro sugiriendo un balance armónico entre lo relleno del lado izquierdo y el vacío de arriba. El invierno es una inmensa pincelada gris y la melancolía se hubiera quedado largamente dormida sobre los campos. Lo opuesto, el verano milagro de vida y su vestuario son el amarillo oro y el rojo encendido camino al paraíso y el renacer como lo observamos en el cuadro “Tránsito” en el que Melissa con el cromatismo violento y relumbrón lleva el lienzo con mirada tierna y con la seguridad de pintora. Esta artista vive por el color, para el color y en el color. No se busque en ella una dibujante perfeccionista. Lo suyo es trazo seguro y expresivo de lo invisible por medio de lo visible para comunicar a los demás la visión interior que ella como creadora tiene del mundo que nos rodea y nos contiene, y que de algún modo somos imagen y semejanza. Su personalidad está hecha de permanente inquietud de zozobra interrogante, de nerviosa movilidad tras espejismos del absoluto, su vida es hurgar entre ebriedades de color y los espasmos de la creatividad, estimulada por sus hallazgos. Estamos ante una pintora que posee una técnica fresca y jugosa que busca capturar la luz en ansiosas pinceladas animada por la devoción del paisaje y de las flores. En ese sentido su obra tiene encanto y es refrescante, una verdadera invitación a la tranquilidad y a la vida campestre. En el paisaje calmo, la atmósfera bucólica, su sensibilidad brota más vibrante donde sus flores componen una sinfonía de pétalos relucientes. * Melissa Larrañaga es egresada de la Pontificia Universidad Católica y cuenta con seis exposiciones individuales.

Publicación cultural de “La Industria” Chiclayo-Trujillo (Perú), Julio de 2012

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Turismo

El arbol de Punga.

La laguna de Yacumama fue parte de recorrido turístico.

Con José Diego en la selva de Tingana Iván La Riva Vegazzo lguien que me lleva la contabilidad de mis viajes me avisa que ya son quince años que visito la selva del Perú. Hace pocos días realicé mi última incursión con la buena compañía de mi hijo menor, José Diego. Con él nos propusimos, y lo logramos, llegar hasta la selva de Tingana, una reserva ecológica única en el país, ubicada en medio de bosques inundables en la cuenca alta del rio Mayo en plena selva amazónica de San Martin. Luego de cruzar la cordillera de los Andes y después de soportar trece horas de viaje por vía terrestre, llegamos a Moyobamba. Para aclimatarnos, el primer día lo dedicamos a visitar la cálida ciudad de 10

En el rio Mayo en plena selva amazónica de San Martin.

Publicación cultural de “La Industria” Chiclayo-Trujillo (Perú), Julio de 2012

Rioja, la misma que se levanta a orillas del rio Oquihua. La capilla del Cristo de Bagazán, el museo Toé, el centro recreacional Chu-chú Center, la naciente del rio Tioyacu, la laguna de Yacumama, el rio Negro, fueron parte de nuestro recorrido turístico. También disfrutamos las sabrosas tilapias a la parrilla, pescados muy sabrosos que degustamos acompañados de un refrescante jugo de taperibá. Al día siguiente, antes del amanecer, nos dirigimos hacia nuestro destino. Primero había que cubrir el tramo de Moyobamba a Yantaló y desde allí al lugar conocido como la “boca del Huascayacu” donde nos embarcaríamos para surcar el río Mayo, navegable en


Ingresando al rio Avisado.

esta parte de su recorrido. Amaneciendo, abordamos la clásica embarcación selvatica “peque-peque” que nos llevaría a Tingana, conducida por miembros de la “Asociación de desarrollo ecoturístico y conservación del Aguajal Renacal Tingana” que conduce y conserva este hermoso lugar amazónico. Luego de dos horas llegamos al rio Avisado por donde ingresamos hasta puerto Punga, nombre de un árbol selvático, donde nos esperaban mis amigos lugareños para empezar la aventura de internarnos en la selva virgen. Luego de desayunar unas sabrosísimas yucas rellenas de arroz con pollo y asentadas con café hervido, abordamos las canoas a remo para continuar surcando el estrecho rio y avistar, en su hábitat, los animales propios del lugar. Gracias a las habilidades de Juan Isuiza, nuestro guía, diestro en “llamar” a los monos con su silbido característico los pudimos ver jugando en la copa de los arboles, también vimos osos perezosos, muchas aves, infinidad de vistosas

Las ricas cecinas ahumadas.

mariposas y rastros de nutrias de rio. Todo un espectáculo. Luego de navegar hasta un lugar bastante alejado y satisfechos de fotografiar la flora y fauna del lugar, decidimos regresar. Nos esperaba un sabroso almuerzo de “gallina selvática” guisada, acompañada de arroz, frejoles y el clásico plátano sanchochado o “inguiri”. Luego, aprovechamos la oportunidad para recibir de nuestros anfitriones aborígenes una cátedra sobre ecoturismo. Para José Diego, un joven con muchas costumbres costeñas, esta experiencia fue muy enriquecedora. De regreso a Moyobamba, habiendo cumplido con nuestro objetivo, nos esperaba un reparador descanso. A la mañana siguiente, recorrimos las principales calles de Moyobamba, su Plaza de Armas, el mercado

La selva de Tingana, una reserva ecológica única en el país.

El autor, Jose Diego y entre ellos Juan Isuiza

de abastos, los orquidiarios y tiendas de artesanía; no sin antes darnos el gusto de almorzar la sopa de Inchicapi, los famosos juanes y las incomparables cecinas ahumadas que también trajimos a casa. Al atardecer ya estábamos de vuelta a Trujillo. El ascenso a la cordillera por una carretera llena de curvas y apreciar, al anochecer, la hermosa laguna de Pomacochas desde la ventanilla del bus constituyeron las últimas impresiones que trajimos de la emocionante experiencia turística que compartimos. De este, mi enésimo viaje, siempre guardaré el grato recuerdo de haberme internado en la selva amazónica con José Diego para admirar con él la hermosura del Perú profundo.

Sabrosas tilapias a la parrilla.

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Cultura

El fantasma de la Ópera, ¿mito o realidad?

El misterioso enmascarado que aterrorizaba la Ópera de París Luis Rivas Rivas *

¿

Existió realmente el enmascarado personaje que, según la leyenda, habitaba en los sótanos del Teatro de la Ópera en París y sembraba el terror en el personal? El centenario de la publicación en 1910 de El fantasma de la Ópera, reavivó un debate que se daba por superado. Se ha recordado, por ejemplo, que el autor de la novela, Gastón Leroux, sostuvo hasta su muerte en 1927 que el llamado Fantasma de la Ópera había existido en realidad; que no había sido un espectro, sino, como se dice coloquialmente, “un personaje de carne y hueso”. Esta afirmación y la autenticidad documentada de algunos escenarios y sucesos de la obra, han motivado que se conceda renovada atención a las afirmaciones del prólogo, donde Leroux citaba como fuentes de su relato ciertos documentos, que decía tener en su poder, y,

Interior del famoso Teatro de la Ópera en París, de impresionante belleza.

Carátula de la famosa novela de Gastón Leroux.

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también, el testimonio de testigos notables. En efecto, se han señalado como verídicas la misteriosa desaparición de la soprano Cristina Daaé (¿Christine Nilsson?) y del Vizconde Raoul de Chagni, y la muerte, nunca esclarecida, del Conde de Chagni. Corresponde asimismo a la realidad el escenario principal, pues la novela está ambientada en el París del

siglo XIX, en la Ópera Garnier, un edificio monumental construido sobre un lago subterráneo entre 1857 y 1874. Pero hay episodios en la novela, sobre todo los referidos al Fantasma, que, por la acumulación de situaciones y hechos insólitos, dan el salto cualitativo a lo fantástico; aunque el autor se empeñe en explicarlos como producto de la sin-

Publicación cultural de “La Industria” Chiclayo-Trujillo (Perú), Julio de 2012

gular habilidad que como músico y arquitecto caracterizaba a su personaje. Reseñamos aquí la historia original, la de Leroux, que ha sufrido variantes en algunas novelas derivadas y en las numerosas versiones cinematográficas. Alarmantes rumores en el Teatro de la Ópera. Un misterioso enmascarado ambula por los sótanos y aterroriza a los


empleados. Uno de ellos lo ha visto sin antifaz y asegura que su apariencia es la de un espectro. Poco después el empleado es hallado muerto en un pasadizo del subsuelo. Entre tanto los dos nuevos gerentes de la ópera, inicialmente escépticos frente a los rumores, son chantajeados en breves cartas por el fantasma para que le paguen 20.000 francos al mes y le reserven el palco número 5 para los conciertos, bajo amenaza de que se repitan accidentes como los que ya ha provocado. Mientras tanto, la soprano Christine Daaé (nombre quizá tomado de la diva sueca Christine Nilsson) llega a un éxito repentino en el escenario. Ella ha reemplazado a la prima donna Carlotta, víctima de súbita, extraña enfermedad, a la que no es ajeno el Fantasma. Éste, que se ha enamorado de Christine, presiona a los directores para que el reemplazo sea definitivo. Pero Carlotta es repuesta en su rol protagónico. Indignado, el Fantasma, que es también ventrílocuo y logra que su voz se oiga donde él no está, finge graves fallas (gallos) en la diva, y, además, hace que la gigantesca araña que ilumina la platea caiga sobre el público. Christine, quien desconoce la existencia y las maniobras del Fantasma, gana la admiración del público, incluyendo el de su amor de infancia, Vizconde Raoul de Chagny. Ella considera que debe su éxito a un misterioso profesor de canto a quien nunca ha visto pero cuya excelente voz de tenor escucha en su cabina cantando y dándole clases. Por lo insólito de tal situación, la

candorosa adolescente identifica a su invisible maestro con el Ángel de la Música que le ofreció enviarle su padre antes de morir. Entre tanto, el Fantasma, celoso al enterarse de la relación de Christine con Raoul, se le presenta enmascarado y la invita a visitarle en su mundo debajo del edificio. Ella acepta, y abajo en las catacumbas descubre, aterrorizada al arrebatare el antifaz, que su ángel es en realidad un genio musical deforme que lleva una máscara para ocultar su cara espectral. El Fantasma –que le dice llamarse Erik– la encierra en su hogar y sólo conviene en liberarla cuando ella promete que volverá a visitarlo bajo su propia voluntad. Christine está dividida entre el amor al vizconde Raoul y su fascinación con la hermosa música de Erik. Ya liberada, ella se entera de que su ángel es el

Gastón Leroux, generó polémica con su obra.

El Teatro de la Ópera en París muestra una impresionante y artística fachada.

La obra de Leroux también fue presentada de esta manera.

mismo Fantasma de la ópera responsable de accidentes y asesinatos. Ella y Raoul deciden casarse en secreto y escapar de París, fuera del alcance del Fantasma. El Fantasma descubre su plan, y durante la interpretación de Christine como Marguerite en la ópera Faust de Charles Gounod, él la secuestra del escenario. Raoul, guiado por “el persa”, extraño personaje al que Erik le ha confiado secretos porque alguna vez le sal-

vó la vida, llega hasta los dominios del Fantasma. Éste, que había pensado en matarlos, cambia de parecer cuando Christine le da un beso en la frente. Ella lo hace porque ha comprendido que la feroz conducta de Erik es su reacción ante el rechazo del mundo, incluida su propia madre. Por eso, más de una vez, indignado, el Vizconde la había oído murmurar:”Pobre Erik”. El Fantasma, que por primera vez ha recibido un gesto de afecto, llora agradecido y, resig-

nado, libera a los jóvenes para que se casen. Como puede apreciarse, aunque Leroux quiso mostrarse como el mero cronista de una historia real, fue en verdad el creador de una excelente ficción. Arguye que la capacidad de Erik para mostrarse y desaparecer inexplicablemente en diversos lugares de la Ópera así como para escuchar y ser escuchado en palcos, pasadizos y sótanos del teatro, se debía a que, genial arquitecto, había construido un laberinto de pasadizos secretos, paredes corredizas y giratorias, tabiques y juegos de espejos que usaba hábilmente. Pero lo innegable es que El Fantasma de la Ópera es uno de los eslabones culminantes de la novela del terror que se inició en el siglo XVIII con la novela gótica, se prolongó en el XIX por un sector del Romanticismo y mantuvo vitalidad hasta inicios del siglo XX. Su primera obra notable fue El castillo de Otranto (1765), de Horace Walpole. Luego siguieron, entre otras obras: Sir Bertram (1773), de Barbauld; Vathek (1786), de William Beckford; Los misterios de Udolfo (1794), de Ann Radcliffe; Wieland o la transformación (1798), de Charles Brocken; Frankenstein o El moderno Prometeo (1818), de Mary Shelley. El Vampiro (1819), de John William Polidori; Vampirismo (1821), de E. T. A. Hoffmann; La caída de la casa Usher (1839), de Edgar Allan Poe; Cumbres borrascosas (1847), de Emily Brontë; El monte de las ánimas (1861), de Gustavo Adolfo Bécquer; El fantasma de Canterville (1887), de Oscar Wilde; Drácula (1897), de Bram Stoker; El fantasma de la ópera (1910), de Gastón Leroux. Es también evidente que, si bien parecía que Wilde había dado partida de defunción a la novela del terror con su gracioso Fantasma de Canterville, Leroux le inyectó formidable dimensión humana con su obra, en la que un gesto de afecto derrumba el imperio del mal.

*Profesor de la USAT, condecorado por el Gobierno Regional

Publicación cultural de “La Industria” Chiclayo-Trujillo (Perú), Julio de 2012

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Fotografía

Notas sobre la Bienal de fotografía de Lima

(II)

n la edición de mayo tratamos sobre la Bienal de Fotografía de Lima, señalamos brevemente el reto que ésta implica para la política de gestión cultural de la Municipalidad Metropolitana y, fundamentalmente, destacamos las dos exposiciones antológicas que a nuestra consideración –y hasta ese momento– fueron las más relevantes dentro de su abultado programa: la de Daniel Pajuelo en la Casa O’Higgins y la de Herman Schwarz en el ICPNA de Miraflores. Ahora, tal como lo anunciamos entonces, corresponde que continuemos hablando de la bienal aunque nos concentraremos en una sola de sus exhibiciones por constituir una auténtica revelación, no sólo para la historia de la fotografía documental y artística sino para la cultura visual del Perú. Nos referimos a la muestra Intensidad y altura. Aerofotografía y mirada interior en la obra de Walter O. Runcie que, inaugurada a inicios de junio en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica, permanecerá abierta al público hasta el 26 de agosto. El equipo curatorial que la llevó a cabo estuvo integrado por los críticos de arte Jorge Villacorta y Gustavo Buntinx y por el destacado artista visual Carlos Runcie Tanaka, nieto del fotógrafo homenajeado y depositario de su valioso legado. De Walter O. Runcie teníamos noticias precisamente por Carlos quien en 1994, en uno de los capítulos de Desplazamientos, su mega instalación en el Museo de la Nación, reunió los objetos personales de sus abuelos varones, inglés y japonés respectivamente, como una metáfora de sus orígenes o como metáfora de los viajes y periplos entrecruzados de sus ancestros

Archivo fotográfico Walter O. Runcie

Manuel Munive Maco

Vista aérea de Lima. Avenida Leguía (hoy Arequipa). ca. 1929.

Archivo fotográfico Walter O. Runcie

Walter O. Runcie y Elmer Faucett llevando el diario La Prensa a Chiclayo. ca. 1928.

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para forjar su destino. Desde entonces se hizo evidente que en el origen de su mirada poética sobre el paisaje desértico gravitaba la mirada “a vuelo de pájaro” de su abuelo inglés. Si para ser artista es requisito asumir la vida como una auténtica aventura entonces la de Walter O. Runcie cumple sobradamente esa exigencia. A continuación brindamos un apretado resumen de esa biografía única que resulta suficientemente elocuente de las vicisitudes que acuñan la obra de los grandes artistas. Walter Osborne Runcie Stockhausen Nació en Jamaica, en 1881, hijo de Walter Runcie, pastor anglicano y farmacéutico escocés, y de Caroline Louise Stockhausen, de nacionalidad alemana1 . Sustentará sus estudios técnicos de mecánica y electricidad en Chicago y Filadelfia trabajando como operador de cine y como asistente de filmación de reportajes para noticieros como Breaking News. Desde este momento empieza a labrar su reputación de buen fotógrafo.

Publicación cultural de “La Industria” Chiclayo-Trujillo (Perú), Julio de 2012

A partir de 1907, también en Chicago, se inicia en la aviación formando parte del Aero Club de Illinois y haciéndose miembro –con el carnet número 8– del Aéro-Club de France, el primer aeroclub en el mundo. En 1910 construyó una copia exacta del monoplano que Louis Blériot usó para cruzar el Canal de la Mancha. (Esta “curiosidad” lo llevó a realizar, más adelante, “inventos relacionados con la técnica fotográfica” para lo cual se suscribió al Chartered Institute of American Inventors en Washington D. C.). Será en este lapso que su vocación por el manejo de las cámaras fotográficas y cinematográficas y su vocación aeronáutica hallarán la confluencia precisa: empezará a filmar y tomar imágenes en movimiento viajando por todo el mundo aprovechando al máximo sus posibilidades de capturar imágenes desde los puntos de vista insólitos que la aeronave le otorga. Se convertirá luego en realizador cinematográfico contratado por C. L. Chester Productions lo que lo llevará a viajar por los Estados Unidos, Canadá, Europa,


Archivo fotográfico Walter O. Runcie

Marinería frente al Morro de Arica. 1925.

Vista aérea de los baños de Miraflores. ca. 1939-1940.

Archivo fotográfico Walter O. Runcie

Constatación de las lesiones sufridas por ciudadanos peruanos durante la campaña de «chilenización» de Tacna, Arica y Tarapacá. 1925.

Archivo fotográfico Walter O. Runcie

el Norte de África y América del Sur, realizando simultáneamente vistas aéreas “fijas” y filmaciones2 . Visita el Perú por primera vez en 1919 donde regresará cinco años después –sin sospechar que iba a vivir entre nosotros el resto de su vida– comisionado por “la productora de cine C. L. Chester de Nueva York para realizar una serie de filmaciones para el gobierno peruano” registrando las islas guaneras, el trazo del Ferrocarril Central y los sembríos destinados a las industrias algodoneras y azucareras del país. Posteriormente trabajará, contratado por Augusto B. Leguía, para realizar inspecciones aéreas de los valles del norte peruano “como parte del gran proyecto de irrigación de Olmos” y hará levantamientos aerofotogramétricos de varias ciudades para la Marina del Perú. Será el organizador de la primera escuela de fotografía aérea en la Base de Ancón sentando las bases el Servicio Aerofotográfico Nacional. En 1925 Elmer J. Faucett y Walter O. Runcie llevan el primer correo aéreo del Perú a Chiclayo, donde entregan el diario La Prensa, transportado en el avión Curtiss Oriole de 150 HP de propiedad de Faucett. (Más adelante Runcie hará una abertura en el piso de su propia aeronave para instalar su cámara aérea). En 1926, contratado por The Standard Oil Co. of Peru, realiza el registro fotográfico del camino del río Pichis y las rutas fluviales del Pachitea y Ucayali y en

El 14 de septiembre de 1957 el Ministro de Aeronáutica del Perú le otorga la medalla conmemorativa “Jorge Chávez Dartnell”. Fallece en Lima el 21 de setiembre de 1966. Sus restos se encuentran en el Cementerio Británico.

1927 hace el registro de las instalaciones de la compañía transnacional Cerro de Pasco Copper Corporation en La Oroya, Cerro de Pasco y Morococha. En 1931 forma parte de la expedición fotográfica aérea del Perú Shippee-Johnson cuyo periplo se publicará en la edición de The National Geographic Magazine de enero de 19333 . En 1937 es el fotógrafo asistente de la expedición Hayden Planetarium-Grace Eclipse Expedition al Perú, organizada por The American Museum of Natural History (AMNH) para la cual se encarga de registrar el eclipse solar del 8 de junio de 1937 junto con el grupo de científicos de la misión norteamericana. En 1931 funda la empresa “W. O. Runcie” con oficinas en el sexto piso del edificio Wiese, en el centro de Lima y en 1935 funda la casa de fotografía “Runcie

Cruz negra en casa de peruanos leales durante la campaña de «chilenización» de Tacna, Arica y Tarapacá. 1925.

Graphs”, la primera dedicada a la realización de copias fotostáticas en el Perú y a la comercialización de fotomurales y ampliaciones. “Runcie Graphs” permanecería activa hasta principios de los ochentas. Entre 1940 y 1941 trabaja como fotógrafo en la Sexta Expedición Michael Lerner auspiciada por el The American Museum of Natural History (AMNH), con el interés de encontrar el merlín negro en las aguas de Cabo Blanco (Perú) y de Tocopilla (Chile).

Colofón Al constituir un acervo fundacional en el campo de la aerofotografía nacional en su aspecto técnico, al enriquecer la tradición de nuestra fotografía artística con un legado único –gracias a las posibilidades del registro aéreo– y por la invalorable documentación histórica que aporta –como cuando registra en 1925 las agresiones contra los patriotas tacneños durante la invasión chilena o el arbitraje de John Pershing, por Estados Unidos, entre Perú y Chile, por ejemplo– la obra de Walter O. Runcie Stockhausen constituye un aporte de dimensiones múltiples y lo sitúa al lado de las figuras fundacionales de la fotografía peruana como Eugene Courret y Martín Chambi. Celebramos que la Bienal de Fotografía de Lima haya servido de marco para la difusión y puesta en valor de este acervo fotográfico que se halla en las inmejorables manos de la familia Runcie Tanaka. Con Intensidad y altura… asistimos a un acontecimiento de primer orden, acontecimiento para el cual este breve artículo es una primera contribución de nuestra parte. 1 Toda la información biográfica así como las imágenes que ilustran este artículo nos las proporcionó Carlos Runcie Tanaka, depositario del Archivo Fotográfico Walter O. Runcie (AFWOR). 2 Hacia 1917 se desempeñó como corresponsal de guerra, fue tomado prisionero por el ejército turco y liberado por intermediación del servicio diplomático de los EE.UU. 3 “Air Adventures in Peru, Cruising among Andean Peaks, Pilots and Cameramen Discover Wondrous Works of an Ancient People.” Robert Shippee menciona a W. O. Runcie como fotógrafo asistente y camarógrafo de la misión. En 1932 realiza la película “Wings over the Andes”, AMNH Film, producida por Robert Shippee, y auspiciada por American Geographical Society y The American Museum of National History (AMNH). Walter O. Runcie es el camarógrafo del documental. El filme está en el archivo del AMNH.

Publicación cultural de “La Industria” Chiclayo-Trujillo (Perú), Julio de 2012

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Música

Alban Berg 1885-1935 Berg estudia con Schoenberg de 1904 a 1910. La primera obra de importancia que produce es la Sonata para piano op.1 en un sólo movimiento, está considerada como la primera obra para piano de la Segunda Escuela Vienesa. De esta época que se podría llamar el período atonal de Berg data también el Cuarteto de cuerdas op. 3 en el cual puede decirse que la tonalidad está suspendida. Las obras que compone en este período tales como las mencionadas y los Lieder con orquesta sobre textos de Altenberg op.4 entre otras, reflejan la influencia del romantisismo de Wagner, Hugo Wolf y Mahler, y revelan que Berg posee ya todas las armas de un compositor. En 1915 el compositor cumple con su servicio militar, después de 11 meses es dado de baja debido a su salud. En 1914 Berg asiste a una representación del Woyzeck de Büchner, talento original literario que muere en 1837 a la temprana edad de 23 años.

En su infancia, Alban Berg, recibe lecciones de piano que le da una tía y compone sin haber recibido una educación formal.

Alban Maria Johannes Berg, quien con Arnold Schoenberg y Anton Webern forma la Segunda Escuela Vienesa (la primera estaba formada por Haydn, Mozart y Beethoven), nace en Viena el 9 de febrero de 1885. Su padre trabajaba en exportaciones y su madre era hija del joyero imperial de Austria. La familia vivió comodamente hasta la muerte del padre en 1900. En su infancia recibe lecciones de piano que le da una tía y compone sin haber recibido una educación formal. Berg es un adolecente soñador y un estudiante indiferente en el colegio que fracasa en sus exámenes finales. Sin embargo después de repetir el año logra terminar sus estudios. En 1903 sufre una ruptura amorosa con una doméstica. De esos amores nace Albina, su primera hija. La muerte del compositor Hugo Wolf, su ídolo, lo sume en una depresión que desemboca a un intento de suicidio. En 1911, venciendo la oposición de su familia debida a su precaria salud (sufría de agudos ataques de asma), se casa con la cantante Helene Nahowski. Antes de conocer a Schoenberg, Berg era algo más que un diletante en materia musical. El encuentro con el gestor del dodecafonismo fue el resultado de una circunstancia fortuita. Berg lo contactó respondiendo a un aviso que Schoenberg había publicado en un diario buscando alumnos. Berg y Webern, cuyas lecciones con Schoenberg comienzan casi al mismo tiempo, compartirán con el maestro experiencias creativas que los conducirán a través de una serie de cambios estilísticos y asistirán a la evolución de Schoenberg hacia la atonalidad. Este no incita a sus alumnos a imitarlo pero es evidente que ellos quieran emularlo.

La primera obra de importancia que produce es la Sonata para piano op.1 en un sólo movimiento.

El escritor había basado su drama en la verdadera historia del soldado Johann Christian Woyzeck (Berg cambió la y por z para facilitar la pronunciación) quien había matado a su mujer en Leipzig en 1821 debido a la infidelidad de ésta con el tambor mayor del regimiento. A pesar de presentar Wozzeck signos de inestabilidad mental fue declarado competente para afrontar el juicio. Büchner usa por primera vez en una obra teatral transcripciones de los exámenes sicológicos. Berg cree que la historia se presta para escribir una ópera y su experiencia militar lo decide a hacerlo. Es el mismo compositor quien escribe el libreto al igual que lo hicieran Debussy en su Pelléas y Mélisande y Strauss en su Salomé, óperas que le servirán de modelo estructural. Schoenberg no ve con buenos ojos el

Carmen Moral * proyecto por considerar la historia inapropiada. En Wozzeck Berg emplea una ingeniosa síntesis de formas clásicas y técnicas nuevas en especial en la utilización de la voz. Dejemos la palabra al autor quien en una conferencia de 1929 nos habla de su obra: “ Cuando decidí, hace 15 años, componer Wozzeck, la situación de la música era muy particular. Nosotros los de la Escuela de Viena, teniendo a nuestra cabeza a Arnold Schoenberg, veníamos de atravesar el umbral de ese movimiento musical que llaman equivocadamente atonal (Schoenberg prefería el término pantonal o atonical para referirse a esa música). La composición en este estilo se limitaba en un principio al empleo de pequeñas formas... Le faltaba todavía obras de gran envegadura...La razón de esa ausencia es que el estilo había renunciado a la tonalidad el cual es el medio más seguro para tratar las grandes formas... “. Berg entonces usa para cada escena de Wozzeck una forma histórica como la suite, el pasacalle, el rondo, etc. A fin de no emplear la manera del desarrollo musical vigente desde la época de Wagner, no le queda otro camino que dar a cada una de las quince escenas que contiene la ópera una estructura diferente. En el segundo acto, Berg utiliza como forma un movimiento de sonata con su exposición, desarrollo y recapitulación. En el tercer y último acto se pueden detectar un tema con variaciones y una doble fuga comportando dos sujetos amén de otros procedimientos. La ópera contiene escasos recitativos, privilegia en cambio (por primera vez en una ópera) la declamación ritmada (Sprechgesang) que Schoenberg usa en su Pierrot Lunaire. No obstante haber vivido Berg casi toda su vida en Viena, el escenario de sus más grandes éxitos fue Berlín. La creación de Wozzeck tuvo lugar en esa ciudad el 14 de diciembre de 1925. De la noche a la mañana Berg se convierte en una figura de gran relieve. Después Berg compone otra ópera aún más provocante que Wozzeck, se trata de la historia de horror sexual Lulu cuyo argumento está basado en dos piezas de teatro de Wedekind. Como buen integrante de la Segunda Escuela Vienesa, emplea en élla la escritura dodecafónica, pero su uso es peculiar. En carta escrita al filósofo Teodoro Adorno, su exalumno, le declara abiertamente que lo que más le interesa del método de Schoenberg era su capacidad para crear nuevas clases de tonalidades (?). Lulu quedará inconclusa. Fue completada por Friedrich Cerha en 1976, después de 12 años de trabajo. Pertenecen a este, que podemos llamar, período dodecafónico del compositor, el Concierto de Cámara, La Suite Lírica y el Concierto para violín. De carácter afable, dotado de una amplia cultura, de maneras refinadas, amigo fiel, fue también muy querido por sus alumnos. Berg muere de una septicemia la noche de Navidad de 1935. * Desde París


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