Las siete preguntas mรกs frecuentemente suscitadas durante el Curso Alpha
temas Candentes
nicky gumbel
Publicado originalmente Searching Issues © 1994 Nicky Gumbel Traducido en español © 2007 por Alpha Américas, 2275 Half Day Road, Suite 185, Deerfield, IL 60015. Temas candentes por Nicky Gumbel Todos los derechos reservados en todo el mundo. Ninguna parte de esta publicación puede ser duplicada o transmitida en forma alguna o por medio alguno, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabaciones o cualquier otro sistema de almacenamiento de información, sin el permiso por escrito de Alpha Américas 2275 Half Day Road, Suite 185, Deerfield, IL 60015. Esta edición es publicada por acuerdo especial con Kingsway Publications Ltd, Lottbridge Drove, Eastbourne, England BN23 6NT Impreso en Nicaragua Textos bíblicos tomados de LA SANTA BIBLIA, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® © 2005 por la Sociedad Bíblica Internacional y La Sociedad Bíblica de España. Texto (en castellano peninsular): 1a revisión, 2005. Usado con permiso. Las porciones marcadas como RV son tomadas de la versión Reina-Valera 1960 Copyright © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; Copyright © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Usado con permiso. Primera traducción por Pedro Navarro en 2003. Edición 2007, traducción por Arnaldo Fernández-Arias Guía de estudio © 1995 David Stone Ilustraciones por Charlie Mackesy Material gráfico de cubierta y diseño por Glenn Andrews ISBN 978-1-933114-03-3 3 4 5 6 7 8 9 10 Printing/Year 14 13 12 11 10
Índice
k Prefacio 1. ¿Por qué permite Dios el sufrimiento?
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2. ¿Qué hay sobre las otras religiones?
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3. ¿Hay algo malo con el sexo antes del matrimonio?
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4. ¿Cómo se compara el movimiento de la Nueva Era con el Cristianismo?
61
5. ¿Cuál es la actitud cristiana ante la homosexualidad?
83
6. ¿Hay conflicto entre la ciencia y el cristianismo?
97
7. La Trinidad: ¿No bíblica, poco creíble e irrelevante? Guía de estudio
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1 ¿Por qué permite Dios el sufrimiento?
k Un joven neoyorquino llamado Glenn Chambers había tenido el sueño durante toda su vida de servir a Dios en Ecuador. Mientras estaba en el aeropuerto el día de su salida quiso enviar una nota a su madre, pero no tuvo tiempo de comprar una tarjeta postal. Vio un trozo de papel tirado en el suelo de la terminal y lo recogió. Resultó ser un anuncio con las palabras “¿Por qué?” salpicadas a lo largo del mismo. Garabateó una nota alrededor de las palabras “¿Por qué?”. Aquella noche su avión se estrelló contra el pico colombiano El Tablazo, de unos 4.300 m. de altura. Cuando la madre recibió la nota después de la noticia de su muerte, la pregunta en aquella nota le quemaba las manos . . . “¿Por qué?”. La cuestión del sufrimiento es la objeción más frecuente que se levanta contra la fe cristiana. Constantemente estamos siendo confrontados con el sufrimiento. “El hecho del sufrimiento constituye el mayor desafío a la fe cristiana, y así ha sido en cada generación. Su distribución e intensidad aparecen como totalmente fortuitas y, por lo tanto, injustas”.1 En primer lugar, vemos el sufrimiento a escala global. Hay desastres naturales: terremotos, hambre e inundaciones. El sufrimiento resultante es frecuentemente indiscriminado y arbitrario. En el siglo pasado, las dos guerras mundiales han enfocado agudamente nuestra atención en el sufrimiento global. Al igual que con estas dos grandes guerras, somos generalmente conscientes de que al menos una guerra menor está librándose en algún lugar del mundo. En segundo lugar, vemos tragedias comunitarias. Uno de los peores desastres en Gran Bretaña tuvo lugar en Aberfan el 21 de octubre de 1966, cuando un enorme vertedero de carbón se 9
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vino abajo y se llevó por delante la Escuela Primaria Pantglass, matando a 116 niños y 28 adultos. Casi a diario leemos o escuchamos de un avión que se estrella o de un barco que se hunde, o de algún otro desastre que afecta a cientos de personas. El ataque al World Trade Center en Nueva York el 11 de septiembre del 2001, mató a 3.000 inocentes, incluidos 346 bomberos, haciendo tambalear los fundamentos no sólo de esa ciudad sino del mundo entero. En tercer lugar, el sufrimiento a escala individual nos afecta a todos en mayor o en menor intensidad. Ciertamente parece ser casi inseparable de nuestra existencia terrenal.2 El sufrimiento viene en formas muy variadas: duelo, enfermedad, minusvalía, relaciones rotas, matrimonios desdichados, celibato involuntario, depresión, soledad, pobreza total, persecución, rechazo, desempleo, injusticia, tentación feroz y desilusión. Ningún ser humano está libre del mismo. Vale la pena tener en cuenta que el sufrimiento no plantea un problema a todas las religiones. Es una ardua cuestión para la tradición judeocristiana porque creemos que Dios es, tanto bueno como todopoderoso. El escritor C. S. Lewis expuso de forma sucinta este antagónico argumento: “Si Dios fuera bueno, desearía hacer felices a todas sus criaturas; y si Dios fuera todopoderoso, podría hacer lo que quisiera. Pero las criaturas no son felices. Por lo tanto, a Dios le falta o bien la bondad, o el poder, o ambos”.3 Los teólogos y los filósofos han debatido por siglos sobre el misterio del sufrimiento y nadie ha dado con una solución simple y completa. La Biblia es primeramente un libro práctico y nunca trata esta cuestión sistemáticamente de manera filosófica. Lo que vemos es una serie de enfoques al problema, a lo largo de toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Parece haber cuatro observaciones superpuestas y vamos a considerarlas una por una. 10
CAPÍTULO 1 / ¿POR QUÉ PERMITE DIOS EL SUFRIMIENTO?
La libertad humana El sufrimiento no es parte del orden creado originalmente por Dios (Génesis 1 y 2). No había sufrimiento en el mundo antes de que la humanidad se rebelara contra Dios. No habrá ningún sufrimiento cuando Dios haga “un cielo nuevo y una tierra nueva” (Apocalipsis 21). No habrá más llanto ni más dolor. El sufrimiento entró en el mundo porque Adán y Eva pecaron. Por lo tanto, es una intrusión ajena dentro del mundo de Dios. Si todo el sufrimiento es la consecuencia directa o indirecta del pecado ¿por qué permitió Dios que el pecado entrara en el mundo? Él lo permitió porque nos ama y deseaba darnos libre albedrío. El amor deja de ser amor si es forzado; sólo puede ser amor si hay libre elección. Dios dio a los seres humanos la elección y la libertad de amar o no amar. Habiendo sido dada esa libertad, los hombres y mujeres desde el principio eligieron romper las leyes de Dios, y el resultado ha sido el sufrimiento. De nuevo, C. S. Lewis lo expresa de la siguiente manera: Sin duda, hubiera sido posible para Dios quitar por medio de un milagro los resultados del primer pecado cometido por el ser humano; pero esto no hubiera sido muy beneficioso, a menos que hubiera estado dispuesto a quitar los resultados del segundo pecado, y del tercero, y así sucesivamente. Si los milagros hubieran cesado, entonces, más tarde o más temprano, hubiéramos alcanzado nuestra lamentable situación presente: si no hubieran cesado los milagros, entonces un mundo con la necesidad de apoyo y de la corrección de Dios, por injerencia divina, hubiera sido un mundo en el cual jamás nada importante hubiera dependido de la elección humana, una elección que pronto cesaría a partir de la certeza de que una de las evidentes alternativas ante nosotros no nos llevaría a ningún resultado y por lo tanto no sería verdaderamente una alternativa.4 11
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Algunos de los sufrimientos que soportamos son el resultado de nuestro propio pecado. A veces, el sufrimiento es la consecuencia inevitable de quebrantar la ley de Dios. Hay leyes físicas de la naturaleza; por ejemplo, si ponemos la mano en el fuego nos quemamos. En este contexto, el dolor actúa como un sistema inmediato de advertencia y protección cuando efectuamos la elección equivocada. También hay leyes morales. Dios hizo un mundo edificado sobre fundamentos morales y hay una conexión natural entre el pecado y sus consecuencias. Si una persona abusa de las drogas, la adicción a las drogas puede ser la consecuencia. Si bebemos con exceso, con el paso del tiempo seremos alcohólicos. Si alguien bebe y conduce un automóvil temerariamente y acaba herido, sus heridas son parcialmente el resultado de su pecado. De la misma manera, el egoísmo, la codicia, la lujuria, el orgullo y el mal carácter con frecuencia nos llevan a romper relaciones y a la infelicidad de una u otra manera. Algunas veces, Dios de forma activa juzga el pecado en esta vida. El diluvio de la Biblia es un ejemplo de sufrimiento a escala global causado por el pecado, teniendo como resultado el juicio de Dios. Cuando “Al ver el SEÑOR que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal, . . . le dolió en el corazón” (Génesis 6:5-6). En el caso de Sodoma y Gomorra, un desastre comunitario fue originado por el juicio de Dios sobre el pecado. En otros momentos vemos el juicio de Dios sobre el pecado de individuos (2 Reyes 5:27; Lucas 1:20; Juan 5:14; Hechos 5:1-11; 1 Corintios 11:30). Es importante insistir en que no todo el sufrimiento es el resultado directo de nuestro propio pecado. Los amigos de Job pensaban que el sufrimiento de Job era el resultado directo de su pecado—pero estaban equivocados (Job 42:7-8). Jesús rechazó terminantemente la relación automática entre el pecado y el sufrimiento (Juan 9:1-3). También hace resaltar que 12
¿Por qué Dios permite el sufrimiento? ¿Conducen a Dios todas las religiones? ¿Hay algo malo en hacer el amor antes del matrimonio? ¿Hay realmente conflicto entre la ciencia y el cristianismo?
Preguntas difíciles que requieren una respuesta directa. Basado en las preguntas más comúnmente hechas durante el curso Alpha por los participantes, Nicky Gumbel discute estas y otras objeciones frecuentes a la fe cristiana.
Acerca del autor Nicky Gumbel es uno de los fundadores del curso Alpha. Estudió leyes en la Universidad de Cambridge y teología en la Universidad de Oxford. Ejerció su carrera como abogado y ahora es el Vicario de la iglesia anglicana Holy Trinity Brompton en Londres, Inglaterra. Es autor de muchos libros sobre la fe cristiana incluyendo ¿Por qué Jesús?, ¿Por qué la Navidad? y Alpha—Preguntas de la vida.
ISBN 13: 978-1-933114-03-3 56839
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9 781933 114033