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ACTUALIZACIÓN DOCENTE
Existe una popular leyenda, muy bonita y reflexiva, que cuenta que en Japón, los profesores son los únicos que no hacen reverencia al Emperador porque sin ellos no habría Emperador, y aunque la historia no es cierta, porque la reverencia en este país asiático no es sinónimo de sometimiento, por el contrario, es un arraigado aspecto de cultura y educación, deja una enseñanza significativa en relación al rol que juegan los educadores en la formación de las sociedades.
La formación docente es la clave para lograr un verdadero cambio educativo, la calidad de la educación debe comenzar con la profesionalización de los maestros, sin embargo, ya hemos reflexionado anteriormente que este es un tema al que se le da muy poco valor en las escuelas, colegios y en las universidades que se someten a métodos de enseñanza que no cumplen con los estándares que hoy exigen las normativas académicas internacionales.
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La competitividad hoy en día es un elemento que va de la mano con la calidad educativa, es un término cuyo concepto va mucho más allá de la simple habilidad de abrirse paso en el mundo laboral o empresarial.
ACTUALIZACIÓN DOCENTE.
Año con año, al iniciar el calendario académico en las diferentes modalidades del sistema, uno de los grandes retos que deben plantearse las autoridades, es el de fortalecer y promover la formación y la actualización de los docentes como una herramienta poderosa de cambio en el sector educativo.
Por décadas, diversos análisis coinciden en el enfoque de la pertinencia de la educación frente a los retos que nos plantea el nuevo mercado global, destacando que la oferta educativa para niños, jóvenes y adultos, no brinda los instrumentos necesarios para desarrollar al máximo sus talentos y capacidades que les permitan enfrentar con espíritu crítico y creativo, el cambiante mundo de la tecnología, la ciencia, la cultura y el desarrollo económico, político y social entre otros.
La educación entonces, tiene ante sí el reto de fortalecer aptitudes, actitudes y valores que sustenten esta nueva necesidad global y es aquí en donde los docentes se convierten en actores principales que hacen de la enseñanza, más que conocimiento teórico, un instrumento capaz de cerrar brechas sociales y económicas, por lo tanto, es fundamental su permanente formación y actualización.
El docente de la modernidad no puede seguir atado a viejos métodos de enseñanza, la educación de calidad obliga al profesional de la educación, a profundizar en la investigación y en nuevas técnicas pedagógicas que permitan al educando bajo su tutela, incidir con mejores expectativas en un entorno que requiere de recurso humano competitivo, productivo y emprendedor.
En momentos en los que la profesión docente no atraviesa su mejor etapa, los educadores, como agentes de cambio, están llamados a contribuir de manera histórica en la transformación radical de la educación mediante la formación de hombres y mujeres que serán capaces de desarrollar procesos y pensamientos de carácter científico que estén en sintonía con la globalidad socio cultural y las nuevas formas de acceso al conocimiento.