Plenitud Edición Nº 16

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Edición XVI ISSN: 1659-2492

Centroamérica

Envejecer ¡es bueno

para la

salud!

Pág. 14

A rodar la vida

La historia de los Rosario Rollers Pág.6

Ani Brenes

Una cuentacuentos todo terreno Pág. 8

Precio ¢1 750

Revista Plenitud

Conozca la Universidad de la Tercera Edad Pág. 20




Centroamérica

Es una publicación de Bronco Expediciones AL S.A.

Mérito imborrable

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E

“Ese hospital se ha hecho grande no por las frías paredes que lo forman, sino por los seres humanos que lo atienden…”

stas palabras que resonaron permanentemente en mis oídos durante más de treinta años, llevaron a un grupo a iniciar un proyecto especial: luchar por una población a la que no se le daba la importancia que debía tener.

Iniciaron esta lucha en la cual entregaron alma, vida y corazón, guiados por un hombre que más que médico fue compañero, amigo, defensor y abogado de todos los pacientes que ingresaron a un centro hospitalario que además llegó a tener su identidad gracias a este hombre que pronunció aquellas inolvidables palabras: Antonio Rodríguez Aragonés. Un médico de corazón, que emprendió una lucha hoy desconocida por muchos costarricenses que ignoran que fue el promotor de que el Hospital Raúl Blanco Cervantes fuera dedicado a la atención de las personas adultas mayores de Costa Rica.

un objetivo y que era el momento de lograrlo.

Personalmente, creo que será la historia la que tendrá que darle el lugar que merece, por adelantarse muchísimos años a las necesidades de los pacientes mayores y a la forma de darles respuesta, integrando y articulando la atención en salud con los servicios sociales, buscando y promoviendo una atención continuada e integral para los adultos mayores de Costa Rica. Desde la dirección no solo inició la lucha por lograr un hospital especializado, sino también la búsqueda permanente de la capacitación continua para los familiares. Impulsó los cursos a cuidadores en los años ochenta, luchó por la Asociación Gerontológica, permitió la salida de los especialistas a las comunidades, apoyó modalidades innovadoras de atención y servicios nuevos como el de mediana estancia, el hospital de día y los centros diurnos en las comunidades.

La gestión realizada por don Antonio abrió visionariamente una ventana que ha mostrado frutos e hizo que nuestro país se adelantara en la historia de la medicina en forma contundente, en el camino de la atención a los adultos mayores.

En resumen, se convirtió en el defensor de la especialidad de geriatría.

Fue amigo de quienes lo buscaron con sinceridad, fue colega respetuoso, fue maestro para quienes entendieron que la lucha tenía

Dra. Stella Bolaños Varela Directora General stellabolanos@gmail.com

Desarrolló una propuesta visionaria, donde los límites entre las políticas públicas y el humanismo se confundieron y fusionaron.

Hoy, le rendimos un tributo a un ser humano que entregó el corazón para lograr un ideal. Esperamos que su ausencia sirva para remozar la historia y darle el mérito que merece, con el respeto de quienes tuvimos el honor y el privilegio de conocerlo.


Los cuido, me cuido

Denunciar e informarse

en tiempo real

¿Tiene celular con Internet? ¿Y es un smartphone? Puede bajar la aplicación denominada Mi Ruta, que le brinda información sobre todas las tarifas de buses y trenes, y también le permite denunciar si sufre un mal trato o abuso en estos servicios.

E

sta aplicación le permite a usted, , como adulto mayor y usuario de los servicios de autobuses y trenes, no solo informarse sobre los diversos horarios sino también poder efectuar la denuncia en el propio instante en que usted se vea afectado.

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Baje la aplicación o “app”, como también se le conoce, “Mi Ruta Mi Ruta le solicitará unos datos personales muy puntuales.

Posteriormente, describa lo ocurrido. O incluso puede tomar una foto del chofer o el autobús para lograr que el proceso se lleve a cabo de una manera más directa y eficiente. Link descarga para Play Store: https://play.google.com/store/apps/details?id=com.soin.aresep

Link descarga para Itunes: https://itunes.apple.com/cr/app/mi-ruta/id721031054?mt=8&ign-mpt=uo%3D4

Una comunidad para viajar

Una nueva opción se abre paso en la era digital y es el intercambio de casas, una forma ideal de viajar por el mundo con la calidez que brinda un hogar y diseñado para usted como jubilado y adulto mayor. intercambioCasas.com constituye una atractiva propuesta para conocer el mundo entero. Muchos de los adultos mayores que están jubilados desean viajar tanto en su propio país como en el extranjero. Pues esta comunidad en línea agrupa a personas jubiladas procedentes de diversas latitudes.

Y es que para este segmento de rápido crecimiento, el intercambio de casas es

Más información y testimonios en:

una forma alternativa de poder viajar durante todo el año. En el conjunto del portal, el 77% de los jubilados intercambian su residencia principal, mientras un 23% recurre a su segunda residencia, lo que permite mayor flexibilidad para los intercambios no simultáneos.

Según Sendo Klein y Beatriz Martí, socios de este portal su última experiencia intercambiando su vivienda fue inolvi-

dable, “¡Fue un viaje muy interesante que pudimos hacer gracias al intercambio de casas!”.

Por lo tanto, lo que empezó como una manera inteligente de ahorrar en gastos de alojamiento se ha convertido en estilo de vida para los más viajeros, incluso los intercambios favorecen la creación de vínculos y amistades duraderas.

http://blog.homeexchange.com/intercambiocasas/experienciasintercambio-casas-para-todas-las-edades-1170/

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Vivencias

¡A rodar

la vida!

Por Alejandro Córdoba Corresponsal en Sur América

A los cincuenta, Juan Manuel superó una materia pendiente: aprender a patinar. Pero pronto trascendió al impulso inicial y su sueño mutó en comunidad. Hoy, con sesenta y cinco años, y rodeado de jóvenes, disfruta del deporte y de un vínculo muy especial. 6- Edición XVI

Fotografía por Alejandro Córdoba


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n 1998, Rosario ya estaba consolidada como una de las ciudades más grandes de Argentina. Su actividad industrial, política y cultural era protagonista en el entramado de relaciones tanto del país como de América Latina. Pero, en lo deportivo, casi todo el reconocimiento lo absorbían Central y Newell's, los equipos locales de fútbol que incluso moldeaban el humor de los rosarinos mediante los buenos o malos resultados que obtenían.

No por nada la propia ciudad había parido a Lionel Messi casi una década antes; sin embargo, nada de esto parecía importarle a Juan Manuel del Valle. Él sobrepasaba los cincuenta y tantos años y reflexionaba sobre logros y materias pendientes. Se definía pleno en varios aspectos; era dueño de su comercio, padre de cinco hijos y llevaba veintitrés años de casado; pero, tras el balance, recordó un sueño trunco y por fin se decidió: había llegado la hora de aprender a “rollear”. “Al principio recibía cargadas y molestias de todo tipo, porque, ¿cómo puede ser que un viejo se ponga a patinar?”. Nunca había practicado otros deportes, pero deseaba un entrenamiento que fuera unipersonal, que le diera la posibilidad de analizar sus mejoras, por su esfuerzo y constancia. Tampoco vivía momentos de tiempo libre, pero decidió que rollear iba a ser “una

actividad más” y no un motivo para “dejar de hacer cosas”. Incluso, lo asumió con temor (y anticipó una gran cantidad de caídas y golpes que verdaderamente ocurrirían).

Sus hijos ya patinaban y algunas veces lo asistieron. También sumó la compañía de otro patinador que luego no pudo continuar por diversas ocupaciones. Pronto Juan Manuel identificó cuál era la batalla: “El mayor desafío era el equilibrio. Insistir hasta vencer y hacerte amigo de tu propio miedo, seguir adelante. Vencerse y no aflojar, es un triunfo sobre sí mismo. Luego toda esta actividad se trasladaría mejorándote como persona, obteniendo equilibrio en todas tus relaciones con la gente”. Al poco tiempo de empezar, contrató un profesor; pero también salía solo a patinar entre los autos y el tránsito. Llevaba papel y lápiz, anotaba el nombre de los otros pocos patinadores que encontraba y les proponía aprender juntos.

Rosario Rollers

Estimulado por sus progresos, Juan Manuel pidió ayuda a un programador y, en 2006, pudo darle vida al sitio rosariorollers.com.ar. Invirtió tiempo, dinero, repartió folletos y pronto el foro del sitio se convirtió en un lugar de referencia para coordinar salidas grupales, subir videos y fotos, y buscar

y ofrecer productos vinculados al universo rodante.

Desde aquel momento, las salidas de los sábados, anunciadas en la página, comenzaron a nutrirse con nuevos patinadores. Aún no existía Facebook, pero el grupo se consolidó gracias a la buena onda que reinaba entre los integrantes y a la necesidad compartida de formar parte de algo mayor. Juan Manuel comprobó que no era el único que deseaba compañía y las calles de la ciudad comenzaron a poblarse de rollers.

Más tarde, mediante gestiones con el Municipio, el grupo logró acceder a un salón cerrado para practicar bajo techo distintas modalidades del patinaje, como slalom o saltos. Desde aquel entonces, Rosario Rollers afirmó su identidad virtual, adquirió una frecuencia de salidas semanales y consideró aquel “galpón municipal” como la sede física donde sus numerosos integrantes podían encontrarse. Tras repasar la historia del grupo, que hoy reúne patinadores de dieciocho a sesenta y cinco años, Juan Manuel confiesa: “de la gente joven aprendo a cada segundo; y si Dios me da el equilibrio, voy a patinar hasta los ochenta años”. Y repleto de esperanza, dice que le gustaría “poder patinar en cualquier lugar del mundo”; y reafirma que “es un desafío mantenerse en un camino, para uno mismo y para que otros tengan el ejemplo”. Plenitud

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Una cuentacuentos,

todo terreno

Es una pluma inquieta que con sus hijos de papel ha sabido llegar a todos los rincones, incluso al más profundo: el corazón.

Por Silán Navarro Jiménez Periodista

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lla ha sabido plasmar sus sentimientos, deseos y añoranzas de la vida, pero también ese espíritu positivo que la caracteriza y que contagia a grandes y chicos, que se dejan atrapar entre las páginas de cada una de sus historias. Sus numerosos cuentos inspiran, sumergen y atrapan la esencia de vivir; Ani Brenes Herrera se siente agradecida con Dios por ese regalo tan lindo que posee

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de “contar escribiendo”, como ella misma lo dice.

Con el pasar de los años, esta maestra pensionada y escritora de literatura para niños, le ha sabido sacar el jugo a su propia historia de vida. Su sueño era ser maestra; “ese sueño lo cumplí ya siendo mamá". Nacida en 1952 y oriunda de la provincia de Alajuela, la escritora dedicó veinte años de su vida a la educación; y la Escuela de Juan Rafael Meroño fue el último centro educativo que la vio pasar por las aulas.

Madre de dos adultos y abuelita de dos nietos, con su voz amena llena de amor por la vida cuenta que desarrolló la escritura desde su crianza, una etapa que pasó al lado de su abuelita y que marcó una diferencia en el concepto de vida a través de la palabra, el cuento, la canción y la poesía.

Soy emprendedora cuando... logro hacer lo que mi corazón me dice.

La parte humana que más destaco en mi vida es… soy muy amorosa.

"Al lado de mi abuelita fui muy feliz, y siempre quise ser así para mis nietos. He recibido un regalo muy grande de Dios, el talento de poder expresarme por medio de la palabra”. Ani Brenes Herrera.

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Lo bueno de escribir es... el regalo más lindo que me ha dado Dios, y es la manera de comunicarme con todo. z F k A i

Mi visión ante la vida es… positiva; cada día es un regalo.

Una gran faceta

Su vida

“Yo me veo como una chiquita grande por fuera, que está haciendo lo que siempre quiso…”

"No puedo pedirle más a Dios". Doña Ani cuenta que hace dieciocho años la vida le dio una pareja con la que, al lado de sus hijos y sus nietos, comparte una relación muy cercana y amena.

Poder expresarse y saber sacar todo lo que uno lleva adentro, sea bonito, sea feo, sea triste, sean sueños o esperanzas, para doña Ani es muy importante. Esta mujer de temple agradece a Dios su talento y expresa con voz suave pero segura que sus años le han dado la dicha de apreciar su don para llegar a todos los rincones. “Desde la escuela escribía, pero no fue sino hasta que empecé a trabajar como docente cuando descubrí, por medio de la escritura, que al transcribir las lecciones en poesías, cuentos y canciones, la metodología de mis clases cambiaron”, comentó Brenes.

Su entusiasmo e imaginación, y la capacidad de asombro y observación que posee, le han hecho llegar directamente al corazón de los niños. “Cada vez que comparto con los niños, ellos disfrutan y se ríen, pero lo que no saben es que yo soy la que más está disfrutando”, mencionó la escritora.

Diagnosticada como paciente celíaca a los cincuenta años, su vida no ha sido fácil. Abriéndonos su corazón, la escritora ha enfrentado situaciones y distintos problemas de salud que ahora se los toma con humor y que relata en algunos de sus libros: “Tras mis experiencias de vida, la culpa se la eché a la muerte, porque en lugar de llevarme a mí, se llevó a la señora de a la par...”

“Escribo todos los días, me rodeo de personas positivas; no soy religiosa pero sí espiritual, y siento que a pesar de lo que suceda, con fe en Dios y las personas una puede salir adelante”, expresó la escritora, que asegura con temple de oro que tiene sus días grises como ser humano, pero siente que cada día es un regalo y debe vivirlo de la mejor manera.

Nos interesa conocer esas historias que dejan huella. Escríbanos a mmesen@alteacomunicacion.com o contáctenos vía facebook Revista Plenitud. 10-Edición XVI


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Sus inicios

mo vergüenAl principio, me daba co esas cosas; cilla decir que yo hacía mpartía mis entonces, cuando yo co an míos e intrabajos, no decía que er fue sino hasta ventaba una excusa. No a la escritouna entrevista que le hice isa Gonzales ra costarricense doña Lu mis papelitos cuando empecé a sacar e decía: "pero y cositas... Doña Luisa m a...", me demuchacha, pero muchach bonito y me cía que eso estaba muy ir al Café Culdio un empujoncito para cisco Zúñiga tural del INS con don Fran de literatura. y recibir mi primer taller eratura senLiteratura para niños... Lit ó a entender cilla y fácil que me ayud galo que Dios además de aceptar el re me dio. ña Luisa, fue Don Chico, después de do empujoncito quien me dio el segundo imer libro, por para que publicara mi pr llamó Jardilos años noventa, que se poesía... En nes y estrellas, un libro de e sería mi priese momento, pensé qu ce un par de mer y único libro; pero ha número veinmeses publiqué mi libro titrés.

“Valió la pena, por eso he estado acá; me pensionaron por mi enfermedad pero nunca he dejado de trabajar; soy muy activa y siempre volví a levantarme”. Ani Brenes Herrera.

Mi familia es... un regalo maravilloso, el complemento de todo, la otra parte de mí.

Mis libros son… mis hijos de papel; los quiero muchísimo y sé en qué lugar y en qué momento nacieron cada uno de ellos.

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La montaña

de “Rorro”

Si las millas se contaran, las de don Manuel Sibaja no tendrían cifras; lleno de su pasión por correr, “Rorro”, como es conocido, ha llenado un álbum de recuerdos y vivencias pie a pie con cada uno de sus días. Por Silán Navarro Jiménez Periodista

“Me dijeron que no podía correr por tiempo; entonces yo corro el Chirripó por amor y porque me gusta la montaña, pero ahí nunca he recibido un premio”, mencionó don Manuel.

el rango de setenta años en adelante.

Y es que, en un momento dado, él recibió la negativa por parte de una organización para que subiera una vez más el cerro Chirripó. Don Manuel comenta que en esa carrera y en la mayoría que se realizan en el país no hay ninguna categoría para gente de setenta y un años en adelante; solamente en la Maratón Internacional, que es de cuarenta y dos kilómetros con doscientos metros; en esa carrera, él participa en

Pasión por correr

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“La carrera del Chirripó es importantísima, yo paso esperándola todo el año y entreno todo el año para prepararme”.

“Participar de las carreras siendo adulto mayor es difícil; no hay categorías, no se nos da reconocimientos; en mi caso, para subir el Chirripó soy muy bueno, pero para bajarlo voy más despacio porque no hay repuesto para uno”, comentó “Rorro”. Su pasión por correr inició cuando


Vivencias

trabajaba en AYA (Acueductos y Alcantarillados); ahí, don Manuel tenía cinco compañeros que corrían. En ese entonces, la institución hacía una carrera y sus compañeros lo invitaron. Fue tanta la insistencia que pidió prestado un par de tenis. “Corrí en pantalón, hice catorce kilómetros y terminé muy bien”, dijo “Rorro”. De ahí en adelante, él se dio cuenta de que podía seguir corriendo y era bueno en esa disciplina. “No tengo idea de cuántas carreras hago por año, pero lo hago cada vez que puedo”, mencionó. Todos los días, don Manuel Sibaja corre diez kilómetros; al mes, son doscientos cincuenta kilómetros; para él, este ejercicio le da vida, es salud. “Mis competencias más importantes son la Maratón Internacional, el Chirripó, cerro Paraguas, Cabécar y una que hacen en Lagunilla de Rivas; todas las que sean de montaña son im-

portantes para mí”, dijo Sibaja, que entre medallas y trofeos expresa el orgullo que siente al practicar el deporte de sus amores.

dicen que estoy como un carajillo, balanceado, y todo esto me ha ayudado para estar con buena forma”, comentó.

Entre familia

La montaña de “Rorro” ha sido llena de vitalidad, alegrías y muchas satisfacciones. Hoy, define su disciplina como “una pasión por correr que me da vida, fortaleza, energía y más hambre”, dijo entre risas.

“En mis ratos libres paso entretenido, hago cosas en la casa, me siento con mis amigos en las inmediaciones del correo en San José y a medio día me regreso para almorzar, yo nunca me siento”, expresó. Nacido el 16 de abril de 1942, “Rorro” es padre de cinco hijos, tiene diez nietos y un bisnieto, y ellos hacen de su vida en familia un tiempo extraordinario. Don Manuel comentó que su vida ha sido plena, muy bonita y llena de satisfacciones, deporte y un amor intenso hacia su esposa y sus hijos. Según Sibaja, los beneficios que le ha traído el deporte son muchos; él no padece de presión ni de azúcar. “Hace unos días me hice exámenes y no tengo nada, los doctores me

“Para que usted se dé cuenta cómo es la situación del adulto mayor en el país, yo me paro solo a coger el bus en la parada cerca de mi casa y los buses pasan directo cuando los choferes me ven la cédula. Tengo que caminar hasta la próxima parada, donde haya gente, para poder subirme al autobús…" Plenitud-13


De Portada

Envejecer, ¡es bueno

para la salud! “El elixir de la eterna juventud existe; pero está en el único sitio donde no buscamos, que es en nuestro interior”.

Por María Aller de las Heras Corresponsal en Europa

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rancisco Javier González Martín predica con el ejemplo: es un autodidacta, algo que recomienda para el bienestar de las personas, a cualquier edad.

Él empezó sus andanzas literarias como traductor de libros. Su dominio del inglés le ha permitido también ejercer como profesor y emprender investigaciones en sociología, filosofía y otras vertientes. Desde los ochenta se ha interesado en la

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“Venimos arrastrando creencias equivocadas sobre la vejez, como el de la vejez sin sexo, o considerar vejez como sinónimo de enfermedad, o pensar que con la jubilación laboral finaliza la vida activa” situación desfavorecida de la mujer frente al hombre y ha sido un estudioso de la igualdad de derechos y oportunidades, lo cual lo llevó a publicar en 2007 El fin del mito masculino (www.mitomasculino.com), un ensayo donde plasma sus estudios sobre dicha materia.

Al entrar en la década de los sesenta, emprendió otra investigación sobre esta etapa de la vida. Sus indagaciones sobre el mito del elixir de la eterna juventud lo llevaron a publicar un segundo libro en 2009, Envejecer es bueno para la salud, un manual que explica dónde está el secreto de vivir bien a cierta edad. ¿Su conclusión? Sencilla: en nosotros mismos.

González Martín ha partici-

pado además en varias mesas redondas y en programas de radio y televisión. Actualmente vive en Mallorca (Islas Baleares, España), con su mujer y sus dos hijos. Él ha respondido gustoso a las preguntas que desde Plenitud queríamos hacerle acerca de su obra Envejecer es bueno para la salud.

P.- El escritor Gerald Brenan afirmó eso de que “la vejez nos arrebata lo que hemos heredado y nos da lo que hemos merecido”. ¿Es cierto? R.- No comparto esa afirmación, salvo porque es cierto que en muchos casos los males de la vejez los hemos ido gestando por voluntad propia, por ignorancia o negligencia desde la juventud. P.- Relacionado con lo anterior,

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¿es también relevante nuestra infancia? Por mucho que hayamos superado algún problema, en el caso de haberlo tenido, ¿repercute también a partir de los sesenta?

R.- Lamentablemente, la infancia no repercute lo suficiente en la etapa a partir de los sesenta. Dos características de la infancia, como la curiosidad y la pasión, deberían estar presentes toda la vida y de manera especial a partir de los sesenta. P.- Los cánones de bienestar dictan actualmente que la perfección es joven; ¿existe una posibilidad de “cambiar ese chip”?

R.- Lo primero es admitir que “el elixir de la eterna juventud” existe; pero está en el único sitio donde no buscamos, que es en nuestro interior.

Debemos abandonar la tiranía o dictadura de la juventud obligatoria. Cada vez hacemos más esfuerzos y más gasto para parecer jóvenes, mientras que, al mismo tiempo, llevamos un estilo de vida y de alimentación que favorece el envejecimiento prematuro.

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Para intentar “cambiar el chip” no está de más recordar que la edad promedio de las creaciones más grandes de la humanidad se sitúa en torno a los sesenta años. Como ejemplo: Pau Casals estaba en plena capacidad creadora a los noventa y seis años, igual que Picasso a los noventa y uno, Rubinstein a los noventa, Víctor Hugo, Matisse y Goethe a los ochenta y tres, Kant, Platón y Verdi a los ochenta, Fleming a los setenta y cuatro, Pasteur a los setenta y tres, Wagner y Leibniz a los setenta.

Una buena actitud

P.- Actualmente, la situación de crisis que se vive acrecienta las depresiones, y se acentúa en la tercera edad. ¿Cuál es el primer consejo ante esa situación?

R.- El primer consejo es reconocer que el estrés crónico debilita el sistema inmune y por tanto nos hace vulnerables a cualquier enfermedad. Ser conscientes de esto nos debe alertar contra situaciones prolongadas de estrés. Sin

embargo, opino que la crisis actual produce más inquietud y depresiones entre las personas jóvenes y maduras, y no tanto entre las de edad avanzada que están, por su experiencia, más preparadas para afrontar todo tipo de situaciones límite.

P.- ¿Son las mismas actitudes en el hombre y la mujer al envejecer? R.-Venimos arrastrando creencias equivocadas y mitos absurdos sobre la vejez que afectan casi por igual al hombre y a la mujer. Uno de los mitos aún no superados es el de la vejez sin sexo. Otro mito es pensar que con la jubilación laboral se termina la vida activa; y otro el de considerar vejez y enfermedad como aspectos inseparables. No obstante, parece que la mujer gestiona mejor su proceso de envejecimiento y aventaja a los hombres con una esperanza de vida siete años mayor.

P.- Usted es un autodidacta. Esa cualidad de instruirse a sí mismo, ¿es también más favorable para una persona ma-


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“El 75% de los cambios debemos hacerlos en nuestra actitud mental. La genética, la alimentación o el ejercicio, solo representan el 25%” yor? ¿Repercute en los beneficios del bienestar?

R.- La capacidad de ser autodidacta es recomendable en todas las esferas de la vida y en todas las edades sin excepción; elimina el peligro de adoctrinamiento, evita los fanatismos y los sectarismos, y permite que uno dedique su tiempo y sus esfuerzos intelectuales a aquellas materias que despiertan la curiosidad y la pasión (las cualidades de la infancia). Podría afirmar que ser autodidacta es una fuente segura de bienestar y autonomía. P.- ¿Hasta qué punto está el poder curarnos según nuestra actitud?

R.- Permítame empezar afirmando que envejecer no es una enfermedad que haya que curar, ni ser viejo es sinónimo de estar enfermo o incapacitado. En cuanto a la

actitud que cura, le doy un dato estadístico confirmado por la gerontología moderna: para mantener un envejecimiento activo y saludable, el 75% de los cambios debemos hacerlos en nuestra actitud mental. La genética, la alimentación o el ejercicio, con ser muy importantes, solo representan el 25%.

haber tenido el valor de vivir su propia vida y no la que les han marcado los demás; y 2) haber trabajado tanto.

R.- Existen estudios científicos recientes que afirman que las personas consultadas en los últimos momentos de su vida sobre aquello de lo que se arrepienten, coinciden mayoritariamente en arrepentirse de cinco cosas. Las dos primeras son: 1) no

R.- En el plano mental, muchas personas siguen atrapadas en el siglo XIX pensando que Dios decide nuestras enfermedades, y otros siguen atrapados en el siglo XX creyendo que son los genes los que determinan nuestro destino. La ciencia del siglo

P.- Hay una frase que dice “es mejor arrepentirse por las cosas que se han hecho que por las que no se han hecho” ¿Esta idea llega a la vejez? ¿Y repercute?

Si pensáramos en esto, pero no en los momentos previos a la muerte sino años o décadas antes, podríamos cambiar nuestras vidas y disfrutarlas realmente con plenitud a partir de los sesenta. P.- ¿Cómo influye nuestra forma de actuar, sentir y pensar en la forma en que visualizamos la vejez conforme pasan los años, y en la forma como se vive la cuarta edad?

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Viva plenamente

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mantenga una vida activa física y socialmente;

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admita que con algunos cuidados puede llegar a los cien años con salud;

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no haga de sus problemas un tema de conversación y abandone la queja;

dedíquese con curiosidad y pasión a lo que realmente le guste hacer; cuide su alimentación.

Me permito sugerir una sexta recomendación: lea mi libro Envejecer es bueno para la salud; ha cambiado la vida de muchas personas.

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XXI nos dice que el envejecimiento no es algo que nos esté pasando, sino que en gran parte es algo que nuestro cuerpo ha aprendido a hacer. Ha aprendido a cumplir con la programación que nosotros, los programadores, le suministramos.

El envejecimiento se inicia en la mente y luego esa información la transmitimos a las células, que obedecen y comienzan a apagar circuitos. Pero no tiene por qué ser así. Bernard Shaw lo expresó con claridad: “No dejamos de jugar porque nos hacemos viejos, sino que nos hacemos viejos porque dejamos de jugar”. Es cierto que por inercia continuamos asociando ancianidad y enfermedad como conceptos inseparables, pero actualmente ya no se basa en la realidad cotidiana, sino en la tradición o la creencia generalizada. Hasta hace un siglo, la esperanza de vida estaba en los cuarenta y tantos; de ahí que los sesenta se considerasen una edad avanzada.

Hoy morir a los sesenta es absurdo, pues con un mínimo cuidado podemos llegar a los noventa; y si hemos tenido una vida sana, no


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es nada difícil llegar a superar los cien. La ciencia ya trabaja con vistas a que en poco más de una década podamos llegar a un promedio de vida de ciento veinte años. Es decir, en un siglo hemos duplicado la esperanza de vida de cuarenta a ochenta años, y la ciencia espera volver a duplicarla de ochenta a ciento sesenta en un par de décadas. Morir a los setenta años pudiendo vivir treinta años más, es un auténtico derroche, especialmente si esos últimos treinta son los años en los que podemos disfrutar de todo aquello que durante la vida laboral no podíamos hacer. P.- Hoy el mundo es más longevo y es fundamental lograr un envejecimiento saludable y activo.

Según su experiencia, ¿cómo dar ese paso, cuando se ha tenido una pérdida (esposo, esposa, la pareja de toda una vida? ¿Cómo reencontrarse con ese yo interior?

R.- La pérdida de seres queridos puede producirse en cualquier etapa de la vida, aunque es más probable que se produzca en edades a partir de los setenta. Tras superar el periodo necesario e inevitable del duelo, podemos emprender nuevos proyectos e ilusiones. Encontraremos aquello que siempre quisimos hacer, aquel viaje, aquella actividad, búsqueda o estudio que las anteriores obligaciones no nos permitieron realizar.

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Otras latitudes

Para aprender,

nunca es tarde

Ahí aprenden y ejercitan la memoria, no existen los horarios ni campus de estudio complejos; se trata de la Universidad de la Tercera Edad de Reino Unido, una iniciativa que cuenta con más de trescientos mil miembros y cada vez atrapa a más adeptos. Por Alejandro Castellón Corresponsal en Europa

L

o que empezó como un voluntariado décadas atrás, cobró fuerza y le dio vida a lo que se denomina en Reino Unido como The University of the Third Age (U3A). Acá las personas adultas mayores no pagan por aprender, y se juntan en grupos de interés para profundizar en aquellos ámbitos que más

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Otras latitudes

les interesan. Como no existen los horarios, ellos mismos se organizan en grupos y gestionan sus encuentros, sin necesidad de cumplir un programa de estudios.

No hay campus, ni complejos universitarios, ya que los miembros de la U3A utilizan edificios y espacios públicos para reunirse y aprender; incluso, muchas veces recurren a la casa de uno de los miembros. “Lo más importante es que la gente de nuestra edad mantenga la mente ocupada”, asegura una de las participantes. La U3A focaliza su atención en los jubilados, y el objetivo que se marca es mantener activos tanto el cuerpo como la mente. Por lo que todo gira en torno a la satisfacción de un trabajo bien hecho. Erika Goulden es una de las estudiantes que ha descubierto lo gratificante de “sentirse activa una vez jubilada”, hasta el punto de que ha publicado un libro. Lleva cinco años en el grupo de escritura de Liverpool (Inglaterra) y se siente muy feliz a sus setenta y seis, ya que “estoy haciendo

cosas que siempre he querido”, afirma. Junto a ella está Rose Marie, otra jubilada de ochenta que se unió a la U3A hace veinte años, justo cuando acababa de jubilarse: “No dudé en apuntarme: lo hice el propio día de mi jubilación”, confiesa.

“En mi caso, desde que entré en la U3A me uní al grupo de cocina, ya que es una de mis pasiones”, relata Rose. “Todos los domingos nos reunimos para cocinar, lo pasamos genial y nos divierte mucho la cocina”, expresa.

Sin notas de ingreso

Cada miembro de la universidad se reúne en torno al grupo de interés acorde con sus gustos, y ello es posible gracias a que en la U3A no hay currículos; la gente aprende lo que le gusta, y si hay algo que les interesa, simplemente lo siguen. Del mismo modo, no se requiere ningún tipo de calificación para poder estudiar en la U3A; solo el deseo de aprender. “Tampoco hay exámenes ni certificados, únicamente la diversión y las

ganas de ampliar conocimientos, ya que los estudiantes no necesitan probar lo que están aprendiendo”, explica Mary Andrews, una de las responsables de la U3A de Liverpool.

Intereses varios

Aprender, mejorar y entretenerse sin la presión del tiempo, hace que los estudiantes de la U3A se diviertan como niños, haciendo ver que nunca es tarde para estudiar. De este modo, hay quienes se centran en lenguas modernas, otros en poesía, música o química, e incluso hay grupos decididos a rescatar esas asignaturas que no tocan desde los días de colegio, muchos años atrás. También juegan al bridge o cantan en un coro. Asimismo, cabe destacar a aquellos que buscan hacer eso que siempre han querido, pero que nunca tuvieron la oportunidad de ponerlo en práctica. Un ejemplo es el de Barbara Taylor, que dedica su tiempo a la edición de una revista para la U3A de Liverpool. “Es nuestro pasatiempo, nuestra vida, y por eso nos encanta lo que hacemos” confiesa mientras repa-

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Otras latitudes

sa junto con Mary Andrews The House Magazine of Liverpool, la revista que se encarga de editar. “Hacemos esta revista con carácter anual, pero le ponemos todas nuestras ganas para que quede lo mejor posible”, expresa Barbara. Asimismo, también están los que se dedican a estudiar esa materia que siempre se les atascaba, como matemáticas, cuando esta-

ban bajo la presión de aprobarla y no podían disfrutar del estudio con libertad, como sí pueden hacerlo ahora. No obstante, encuentran tiempo para otras actividades, como juegos y excursiones, ya que son tan útiles como los estudios académicos para mantener el cerebro activo y en alerta. El conocimiento en la U3A no entiende de edades, y es para todos

por igual. Cabe destacar que los miembros de esta universidad también disfrutan traspasando su sabiduría a los más jóvenes, así como aprendiendo de ellos, poniendo de manifiesto una vez más que nunca es tarde para estudiar, ni para fomentar el conocimiento.

No hay campus, ni complejos universitarios, ya que los miembros de la U3A utilizan edificios y espacios públicos para reunirse y aprender; incluso, muchas veces recurren a la casa de uno de los miembros. “Lo más importante es que la gente de nuestra edad mantenga la mente ocupada”, asegura una de las participantes.

Sobre la iniciativa

el órgano nacional representativo de la es d) Eda a cer Ter la en nza nfia (Co st The Third Age Tru organización benéfica registrauna y a nim anó ad ied soc una vez la a U3A en el Reino Unido. Es educativo y administrativo. Los grupos yo apo el nte dia me ta ten sus se A U3 la da. El trabajo de st, cuya finalidad específiTru Age rd Thi The de ros mb mie son d eda universitarios de la tercera lo largo de la vida. ca se centra en favorecer la educación a presidente, tres oficiales y un de sta con que , nal cio Na vo cuti Eje Está dirigido por un Comité . The Third Age Trust se financia prinido Un no Rei de es ion reg las de es ant otros doce represent la U3A, así como la ayuda de ros mb mie los por s ada pag s ale anu cipalmente con suscripciones ocasional de proyectos específicos.

22-Edición XVI


Todos los miércoles

tenemos una cita Converse con los Dres Stella Bolaños Varela y Eduardo Castro Mendoza, médicos reconocidos de amplia trayectoria, sobre diversos temas de interés para usted como adulto mayor, cuidador o familiar.

Chat 2:00 pm América Central, México D.F. 3:00 pm Panamá, Ecuador, Colombia y Perú.

¿Dónde? Revista Plenitud

Centroamérica



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