Diseño: Herederos de Juan Palomo Edita: Blur Ediciones, S. L. Abtao, 25 Interior Nave C • 28007 Madrid • T 91 434 81 78 • F 91 434 10 27 © de los textos: Raúl Eguizábal © de las ilustraciones: César Fernández Arias (www.cesarfernandezarias.com) © de la presente edición: Blur Ediciones, S. L. Imprime: ISBN: 978-84-612-2260-5 Depósito Legal:
PREBÉLICO CESAR FERNANDEZ ARIAS
MANUAL DE INSTRUCCIONES PARA C.F.A. Raúl Eguizábal
Lo que tienen los iconos “prebélicos” de César Fernández Arias es que todos ellos parecen signos de prohibición en un conflicto de cachivaches, carteles con instrucciones de montaje para una caja de soldaditos de plástico o señales de tráfico en una guerra de Playmovil. A C.F.A. le gusta mostrarnos el interior de las cosas, le preocupa que comprendamos que bajo la superficie pulida y lustrosa de las máquinas hay mecanismos y organismos que poseen substancia, alma de metal o de metacrilato. Por eso nos muestra siempre sus intimidades, sus entrañas en las que circulan hombrecitos y se mueven engranajes. Su obra es didáctica; de una didáctica alienígena, eso sí. Y deja un regusto chocante, entre correoso e indulgente a un tiempo, entre sus aprendices. Girando alrededor de una guerra de juguete están aquí sus recurrentes obsesiones: esa confusión entre lo orgánico y lo cibernético (“On-Off”), entre lo inerte y lo vivo (“Flor si-no”), esa fauna mecánica y esa flora automática. La “Navaja suiza” no sólo nos descubre sus destrezas sino que parece que va a echar a correr por la superficie del papel; su flor parece alimentada con fibra óptica, regada con aceites esenciales Omega-3 y lubricada con grafito; su “Pájaro” dispone de un vuelo de hojalata y unas garras aptas para aflojar tuercas; y el “Hueso” es obviamente el fémur oxidado de un ciborg. ¡Mucho cuidado! A pesar de su aparente inocencia hay aquí una buena porción de acritud. Puede que los polvos con los que C.F.A. modela sus figuras estén extraídos de un sobre de flan chino Mandarín, pero el postre resultante es flan con mala leche. Ese “Padre de familia” defendiendo las dos cosas que más ama: su niño y su automóvil, nos recuerda a esos otros padres que vemos en documentales sobre la obsesión norteamericana por las armas, en los que los chicos no juegan con pistolas de agua sino con armas que matan.
Y está también el “Traficante”, y la “Caseta de aperos” en la que los instrumentos de muerte van a sustituir a los de jardinería; y el terrible “Niño soldado” con su ametralladora más grande que él, su piel de camuflaje y sus estigmas. En fin, C.F.A., pintor de Apocalipsis en miniatura, de jardines atómicos de las delicias, de paraísos de tuercas y muelles, nos propone la metáfora de nuestra época: si la fórmula del universo físico es E=mc2, la del universo vital es On-Off, Si-No, abierto o cerrado. Y en cualquier momento puede venir Aquel y apretar el botón de nuestra conciencia. Elevemos, pues, nuestras plegarias hacia el cielo eléctrico, cielo con platillos volantes, cielo con estrellas de papel aluminio, de C.F.A.
INSTRUCTION MANUAL FOR CFA Raúl Eguizábal
The “pre-war” icons of César Fernández Arias all seem prohibition signs in a conflict of knick-knacks, posters with assembly instructions for a box of plastic soldiers or traffic signs in a Play Mobil war. C.F.A. likes showing us the interior of things; he wants us to understand that beneath the surface of polished and sleek machines there are mechanisms and organisms, which have substance, and a metal or plastic soul. Therefore he always displays the intimacies; the guts, showing little moving figures and moving gears. His work is didactic, although didactic in an alien sort of way because his apprentices are left with a shocking aftertaste of a rubbery yet indulgent flavour. Revolving around the toy war he shows recurrent obsessions: there is the confusion between the organic and cybernetic (“On-Off”), the confusion between the living and inert (“Flower-if not”), they are his mechanic flora and automatic fauna. The “Swiss Army Knife” does not only reveal its skills, but also looks as if it is quite likely to run around on the surface of paper. The flower looks like as if it is fed with fibre optics, watered with Omega-3, and essential oils and lubricated with graphite. His “Bird” takes a tin flight and has claws that can to loosen bolds. “Bone” is obviously the rusty femur of a cyborg. Yet be careful! Despite this apparent innocence there is a good doses of bitterness. It could well be that the powders with which C.F.A. modelled his figures come from a packet of Chinese Mandarin custard, but the end result is custard made with sour milk. The “Family man” defending the two things he most loves: his children and his car, reminds us of those other parents we see in documentaries about the American obsession for guns, in which boys do not play with water pistols but weapons that kill. Then there is the “Trafficker”, and “Garden shed” in which the instruments of death replace
the garden tools, and the terrible “Child soldier” with a machine gun bigger than him, complete with camouflage skin and stigmas. C.F.A., painter of miniature apocalypse, the atomic garden of delights, and a paradise of nuts and springs, presents us with a metaphor of our time: if the formula of the physical universe is E=mc2, the formula for the vital universe is On/Off Yes/No, open or closed. In this universe “Anyone” can come anytime and push the button of our conscience. Therefore we’ll raise our prayers to an electric sky with flying saucers and aluminium foil stars made by C.F.A.
Este libro se termin贸 de imprimir en mayo de 2008