Leyenda Mochica
Basado en el relato de Marco A. Cabero
Aleyda A. Leyva ChĂŠvez
La MiSha de los siete colores
Leyenda Mochica
Según datos del doctor Rómulo Paredes
Aleyda A. Leyva Chévez
LocalizaciĂłn del mito El mito se desarrolla en la frontera entre Lambayeque Lambayeque y Cajamarca, en donde se encontraba la hacienda Palambe y en ella destacaba un gran cerro aislado y abrupto y en donde los vientos corrĂan muy fuerte.
Cajamarca
Antes de que el sol fuera dueĂąo del universo, seĂąor de los bosques y amo de los cielos era un simple mortal, casado con la Luna, quien era tambiĂŠn un ser humano y hermana; bueno en realidad no eran hermanos, pero si eran iguales en poder, inteligencia y belleza.
Los esposos recorrĂan los mundos, tratando de encontrar un lugar que les sirviera de albergue para vivir en ĂŠl para siempre.
Así llegaron a la cima de aquel cerro, que era bello, tranquilo, alegre y accesible y encantados de la paz que se disfrutaba en él se establecieron allí.
La Luna era mujer, no tenía hijos, no vivía preocupada por su apariencia o por la moda y por eso no conocía los espejos, los collares, los aretes o las pinturas; el matrimonio vivía feliz y dichoso.
Una mañana que la Luna se bañaba en la Laguna, que en lo más alto de ese cerro existía.
un bejuco de color verde pálido le rodeó el cuello y las hojas azules, rojas y violetas de la Misha de los siete colores le cubrieron la cara.
Tranquilizada la superficie de las aguas, la Luna se miro asĂ misma, convirtiendo a aquella laguna en el primer espejo de la humanidad, se vio bella adornada y se enamorĂł de sĂ misma
se negรณ a abandonar la laguna, a pesar de los requerimientos del Sol su esposo.
Ante las constantes negativas de la consorte, el marido poniendo en practica sus artes mรกgicas procediรณ al encantamiento del cerro y de sus contornos.
Hizo que sus aguas tranquilas se volvieran bravas, para que no reflejaran mรกs ninguna faz en su superficie
Y para que rompiĂŠndose el encantamiento, su esposa, volviera en si, hizo que el bejuco se convirtiera en serpiente de plata, a la cual dio el encargo de velar y cuidar del agua de la laguna.
hizo que la planta que adornĂł los labios y las mejillas de la luna fuera desde entonces la hierba de los magos o de los brujos y que tuviera los siete colores, puesto que se los habĂa dado a la Luna .
Desde entonces las aguas de aquella laguna se volvieron bravas, en sus orillas, y rodeรกndola naciรณ la Misha de los sietes colores.
Por último gritó muy fuerte, para que los demás seres no turbaran el reposo de su hogar y para que otros dioses no pretendieran arrebatar sus encantos.
Sus gritos se convirtieron en vientos rápidos, probando así que la voz amo de los cielos es poderosa.
Inaccesible es el cerro porque la voz espanta, el que mire las aguas se convertirรก en bejuco, el que toque la Misha se volverรก una planta y quien ve la serpiente de plata morirรก espantado. Y la Luna junto a su esposo Sol, moraron eternamente en el cielo.