Leyenda Mochica Basado en el relato de Marco A. Cabero
Aleyda A. Leyva ChĂŠvez
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La venganza de la Luna Leyenda Mochica
Basado en el relato de Marco A. Cabero
Ubicación de la Leyenda El pueblo Mochica
Mapa de localización de la cultura Mochica
La cultura Mochica se desarrolló en la costa norte y centro del Perú en el periodo conocido como Intermedio Temprano, entre los siglos II y VII. Realizaron grandes obras arquitectónicas, fueron magníficos orfebres y somos sus herederos.
Los mochicas transmitieron de forma oral sus creencias, así mitos y leyendas pasaron de generación en generación y gracias a ellas podemos conocer adoraron a los elementos de la naturaleza que, en su mitología aparecen con características humanas y zoomorfas al mismo tiempo.
Personajes de la leyenda La Luna
La
Luna, nuestro único satélite, tiene el nombre mochica de Shi y es concebida como una deidad femenina de gran belleza.
El Hechicero
El hechicero es un joven que se encuentra preparándose en las artes mágicas, siendo este su objetivo en la vida, no le interesas dedicarse a otras labores.
El Sacerdote
El sacerdote es el más anciano del pueblo, es responsable de presidir el ritual de matrimonio.
Ă?ndice
La Leyenda Parte 1 Un amor brillante Parte II Preparando un matrimonio Parte III TraiciĂłn y el castigo
Parte 1 Un amor brillante
La Luna se habĂa enamorado de un indio mochica noble; era alto con una piel cobriza que parecĂa brillar, sus cabellos oscuros resplandecĂan azules durante las noches de Luna llena. Este joven que era un hechicero, o al menos un aprendiz de hechicero.
Para conseguir el corazón del joven la Luna se convirtió en mujer, ella era bella como el brillo de las estrellas y su voz tan dulce como un susurro de las aguas del río, había dejado su pálido color por un bello bronce, sus grandes ojos parecían iluminar su alrededor; acompañaba a su belleza natural, un hermoso collar de perlas que las aves marinas le habían hecho llegar.
Pero fue desdeñada por el joven hechicero, a pesar los esfuerzos que ella ponía para conseguir su corazón, debido a que él quería dedicarse por entero a las actividades de su oficio, ser hechicero era su vocación y no quería nada más, así que formar una familia no estaba en sus planes.
Fue tal la paciencia y la constancia de Shi (la luna), que gracias a regalos y atenciones pareciรณ conquistar el corazรณn del noble hechicero.
Pero el joven hechicero no sabía que Shi era la Luna, así que pensó que podría acabar con los cortejos de la dama, si aceptaba el matrimonio.
Parte II Preparando un matrimonio
Los
matrimonios mochicas, como los matrimonios de todas las culturas, tenĂan un rito especial que mostraba a la comunidad el deseo de los novios por formar una nueva familia que contribuya con el desarrollo de su pueblo.
Invitaciรณn Se encuentra usted invitado al enlace matrimonial de Shi con el joven hechicero.
Correo
El servicio de mensajerĂa mochica estaba formado por Chasquis o mensajeros. Descubre la fauna que observaban en Chiclayo sus recorridos. Loro Perro Life
AraĂąa
Serpiente
Reque
Pato
Y como era tradición en todo matrimonio, la novia debía buscar la mejor olla para cocinar el maíz que uniría a los novios así que debió ir al taller de cerámica para hablar con el maestro alfarero.
Taller de Cerámica
Los
mochicas fueron maestros ceramistas, destacan sus huacos escultóricos y pictóricos, gracias a ellos podemos conocer cómo fue la vida de nuestros antepasados. ¿Cómo hacían un huaco? Debían seleccionar arcilla de buena calidad, sin impurezas, empleaban moldes para dar forma, pero también lo podían hacer con sus propias manos y con la ayuda de paletas; podían ser pintados con hermosas figuras de animales, plantas, personas o dioses. Eran “quemados” en hornos. Habían Ceramios de diferentes tipos y usos.
Ahora
debía buscar el mejor choclo (mazorca de maíz), que tuviera todos sus granos completos, en hileras bien armadas y su color sea brillante. En realidad el trabajo no era difícil, los mochicas lo cultivaban en abundancia y lo consumían todos los días y de muchas formas, en Mazamorra (lo llamamos Espesado), como mote, en mazorcas hervidas, etc..
Una ves tuvo todo listo, llegó el momento de la ceremonia de matrimonio, que sería precedida por el más anciano del pueblo. Se colocó entre ambos novios una vasija nueva, de barro, conteniendo harina de maíz. En seguida fue encendida la hoguera, que ambos novios avivaron soplando.
Una vez que el fuego había cocido la torta, el más anciano de los concurrentes a la ceremonia, que debería ser presenciada por todos los habitantes de la comarca, dijo ritualizando el acto: “Ya estáis casados y formáis una sola pareja. Estáis obligados al mismo cariño ya a compartir igual las penas y alegrías, tal como habéis atizado los dos juntos, esta hoguera, que refleja vuestro amor, no se cansará, ni se mostrará indiferente el uno cuando el otro se encienda en las llamas del amor de esta hoguera, porque entre vosotros habrá unión en un solo afecto”.
Parte III Traición y el castigo
Y
el ritual matrimonial estaba terminado, esperándose solamente la torta de maíz se enfriara para ser dividida y repartida entre ambos novios y el padrino. Pero como quiera que el hechicero mochica había asistido al acto con el deliberado propósito de no cumplirlo, hizo que la torta conservara su calor y que no pudiera ser repartida, por cuyo inconveniente el matrimonio, en realidad, no tenía legalidad requerida.
Cuando la luna se dio cuenta del hechizo que sufría la torta de maíz leyó en la mente de su consorte sus pensamientos más recónditos.
Llevada por el dolor decidió castigar al noble mochica como ladrón, por haberle robado su amor y lo colocó en el Cielo, en la constelación de las Tres Marías.
De
las tres estrellas que forman esta constelaciรณn la del medio representa la hechicero mochica, a quien la luna para castigar, hizo custodiar por las otras dos estrellas, las de los extremos, las cuales no lo dejan escapar.
Pero
previendo que pudiera evadirse, colocó cuatro guardianes más, que son las otras cuatro estrellas, las que se encuentran al sur de dicha constelación y que en realidad son cuatro buitres que esperan alimentarse del ingrato hechicero, quien nunca ha logrado escapar. Aun así, si pensamos bien, el hechicero consiguió su objetivo, pues gracias a este castigo obtuvo la sabiduría de cientos de generaciones que ha visto pasar desde su lugar en el firmamento.
Y desde entonces nunca mรกs la Luna se convirtiรณ en mujer; ni se se volviรณ a enamorar; y se convirtiรณ la luna en perseguidora de ladrones y castigadora de malhechores.