Opinión | El costo de la corrupción sobornos en el ámbito del futbol que incluye a personas nacionales.
Por Eduardo Núñez Dubón | Socio de Núñez Dubón y Asociados, Miembros de Grupo Consultor EFE Al escribir estas notas he repasado mentalmente y consultado las noticias sobre la corrupción y se aprecia que es una práctica desafortunada que afecta tanto a las entidades y personas públicas como privadas. Hay casos de casos que se leen en los medios de comunicación, uno de ellos que acaparó las noticias en el ámbito f inanciero y que puede decirse que fue la génesis de un fenómeno internacional, fue el caso de entidad auditora Arthur Andersen y Co., que certif icó los estados f inancieros de Enron, una compañía norteamericana que en menos de quince años lideró a nivel mundial el mercado del gas natural, listada en la revista FORTUNE por cinco años consecutivos como una compañía innovadora y rentable, ambas entidades, hoy no existen, ENRON fue judicialmente cancelada en la Unión Americana en el año 2001 por actos de corrupción y la f irma auditora desapareció. En América Latina el caso más reciente, es el de la constructora brasileña ODEBRECHT, que en su organización incluyó un departamento contable y f inanciero dedicado a estructurar el pago de sobornos a las autoridades de los países que tomaban las decisiones del otorgamiento de contratos millonarios de construcción. Tampoco escapan de las noticias los casos de la FIFA, que involucró la detención de varias personas por Referencias: Revista FORTUNE, publicaciones de medios periodísticos
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Localmente, la corrupción ha afectado a la clase política y a personas y entidades que guardan prisión o tienen demandas pendientes de ejecutar. En todos los casos lo que destaca es que hay una ambición desmedida y, aun existiendo controles operativos y de conducta, los líderes se arriesgan sin ver el efecto negativo de sus conductas. Luego cuando ya no se pueden ocultar las pérdidas o las noticias trascienden, viene lo inevitable: la pérdida de confianza, revientan los problemas y lo que fue una fiesta, ahora es una desgracia que afecta la reputación no solo de los afectados sino que involucra una cadena de personas. Es innegable, es que los actos de corrupción no se ejecutan por una persona, siempre hay un grupo de personas, tanto de los puestos altos que normalmente generan los esquemas de corrupción e incautos de puestos menores que se ven afectados. El efecto inmediato es que surge el riesgo reputacional y, aunque se cumplan las penas y se devuelvan parte de los beneficios, ya nadie quiere relacionarse con una persona o entidad corrupta.