Limpieza de perfiles de aluminio
T
odos los perfiles de aluminio que vemos aplicados en arquitectura requieren de un mantenimiento mínimo que debe considerar su limpieza, antes, durante y después de la instalación. Aunque el aluminio posee una excepcional resistencia a la corrosión, su oferta comercial de acabados puede ser afectada por químicos severos, condiciones medioambientales adversas o falta de cuidado por parte del usuario. Tales condiciones usualmente afectan únicamente el acabado superficial y no reducen la vida de servicio del perfil. Sin embargo, los efectos resultantes de dichas agresiones sobre los recubrimientos o acabados superficiales pueden ser permanentes. Todas las superficies expuestas al medioambiente, atrapan sedimentos, polvo, suciedad, residuos de lluvia (sales) y polución. La cantidad acumulada puede variar dependiendo del área geográfica, condiciones ambientales, acabado y ubicación del edificio. Estos residuos deben ser removidos de forma temporal y adecuadamente para evitar que se forme una capa que pueda ocasionar daños permanentes en el acabado superficial del perfil. La frecuencia dependerá de la percepción del propietario siendo recomendable realizar estas tareas al menos cada tres meses en recubrimientos lacados y anodizados, o seis meses en acabados foliados para garantizar la longevidad del acabado. En el caso particular de los recubrimientos sublimados que ofrecen una textura altamente porosa en su superficie se recomienda una limpieza mensual. En ningún caso se recomienda superar el año para evitar pérdidas de garantías. Los programas de limpieza de las fachadas de aluminio deberán de coordinarse con otros esquemas de mantenimiento por eficiencia y economía. Por ejemplo, los vidrios y ventanas pueden ser limpiados al mismo tiempo. Les compartimos algunos consejos que deberá tener en cuenta para llevar a cabo las tareas de limpieza y mantenimiento de los perfiles de aluminio que conforman nuestras fachadas: Lo primero es reconocer el acabado superficial del elemento de aluminio, lacado, sublimado o anodizado o foliado. El método de limpieza y mantenimiento del aluminio debe ser adecuado a la suciedad y la frecuencia de limpieza. Asimismo, deben probarse métodos de manera progresiva de más suaves a más agresivos hasta eliminar las manchas y depósitos de suciedad.
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Estos consejos son aplicables a cualquier superficie de aluminio lacada, sublimada o anodizada:
• Siempre enjuague abundantemente con agua limpia después de remover cualquier depósito de la superficie.
• Limpie siempre de arriba hacia abajo, frotando el metal con presión uniforme. • Es preferible limpiar el aluminio en periodos de baja exposición solar (sombra). No es recomendable limpiar superficies calientes (por radiación solar) ya que se pueden acelerar reacciones químicas entre el agente limpiador y el aluminio caliente. Evite también limpiar a bajas temperaturas (por debajo de 10º C) o cuando la temperatura del metal es lo suficientemente baja para causar condensación. • Se recomienda iniciar con métodos suaves de limpieza y solo si es necesario utilizar mayor intensidad. • Se deben evitar siempre las soluciones carbonatadas, alcalinas y ácidas. • Los limpiadores con solventes orgánicos deterioran los materiales sellantes. • Antes de utilizar limpiadores fuertes probar primero en una zona escondida del perfil. • No frotar con abrasivos para remover manchas difíciles.
ACABADOS LACADOS / SUBLIMADOS El lacado del aluminio consiste en la aplicación electrostática de una pintura en polvo sobre la superficie del perfil en todo su perímetro. Las pinturas que se utilizan para este acabado son resinas de poliéster o poliuretano. Cabe destacar la gran resistencia de estos acabados a los rayos UV, los agentes atmosféricos y la corrosión, aunque puede rayarse si no se limpia de manera adecuada. Este sería el orden de actuación: 1. Aplicar solamente agua abundante, con baja presión de forma uniforme, limpiando primero con un movimiento horizontal y luego con uno vertical. 2. Agua templada y una solución de jabón neutro (pH neutro) 3. Agua templada, jabón neutro y esponja suave; materiales abrasivos, estropajos metálicos, cepillos de alambre, inclusive fibras pueden ocasionar rayar y dañar la superficie y protección que proporciona el acabado.